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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO

Maestría en Ciencias de la Educación


Junio, 2008
M. en C. Adriana Castillo Rosas
adriana.ciidet@gmail.com

POLÍTICAS EDUCATIVAS EN MÉXICO. UNA BREVE SEMBLANZA DE


LOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL PROYECTO SECTORIAL DE
EDUCACIÓN 2007-2012.

Introducción
Estudiar las reformas educativas debe hacerse considerándolas como una intersección entre
el saber, el poder y las prácticas educativas históricamente contextualizadas. De esta forma
iniciaremos el análisis de la propuesta educativa contenida en el Proyecto Sectorial de
Educación 2007-2012 (PSE), empleando como fundamento teórico y metodológico el
pensamiento del sociólogo Thomas Popkewitz vertida en su obra Sociología política de las
Reformas educativas (Popkewitz, 2000). Comenzaremos describiendo cada una de las tres
categorías que se mencionaron al inicio, con la finalidad de delimitar y entender las
premisas que hemos extraído del documento para estructurar un eje de análisis.

Cuando el autor habla de saber (epistemología social) se refiere a los conocimientos que se
entrelazan dentro del hecho educativo (el de los profesores, el contenido curricular, el de
los propios alumnos, etc.); en ese sentido comenta que cuando se presentan alteraciones en
cuanto a la adquisición de esos saberes las causas probables pueden ser las modificaciones
en las relaciones estructurales que se presenten en la sociedad. Es importante destacar que
la epistemología social proporciona el contexto necesario para incluir en ese saber, las
reglas y normas mediante las que se forma el conocimiento sobre el mundo, las distinciones
y categorizaciones, las formas de responder al mundo y la concepción del “yo”.

Por otro lado, define poder como una categoría estructural que “descansa en los complejos
conjuntos de relaciones prácticas mediante los cuales los individuos construyen sus
experiencias subjetivas y asumen una identidad en los asuntos sociales” (Popkewitz,
2000:26). De tal forma que en el marco de la reforma, el poder se presenta como las pautas
de la escolarización y de la formación del profesorado, es decir los procedimientos, reglas y
obligaciones organizadas que dan orden y regulación de la cosmovisión que habría de
formarse, es decir la forma en que se debe contemplar el mundo, actuar sobre él, sentirse y
hablar de él.

Otra de las categorías importantes son las prácticas históricamente contextualizadas, ya


que “la historia de la reforma no es sólo la de las cambiantes ideas de sus prácticas de
organización, sino de los valores e intereses no reconocidos, inmersos en las prácticas
vigentes en la escolarización” (Popkewitz, 2000:32). En ese sentido, las prácticas
entendidas como las actividades cotidianas de los sujetos nos remiten a las estructuras
sociales en las que se desenvuelven, de tal forma que en aquellas evidenciamos su
conciencia práctica delimitada por el momento histórico en el que participa.

Finalmente, reforma es desde la perspectiva de Popkewitz, una variable dependiente del


contexto histórico y de las relaciones sociales por lo que su estudio “debe ocuparse de las
rupturas en las relaciones entre los diversos elementos de la escolarización y la sociedad …,
y también del grado en que se asocian la currícula y los programas de formación de los
profesores con las ideas seculares de educación moral y socialización laboral (práctica
social)”. (Popkewitz, 2000:35). Es decir, la reforma escolar permite orientar los objetivos y
la voluntad en la sociedad, además de favorecer la modernización de las instituciones.

Tomando como referencia las categorías anteriores, el presente ensayo tiene como objetivo
esbozar brevemente los antecedentes del ejercicio del poder a través de políticas educativas
plasmadas en los diferentes proyectos que han definido la orientación de las reformas
dentro de la historia del Sistema Educativo Mexicano. De ésta forma, el documento esta
conformado por cinco apartados concluyendo en el Programa Sectorial de Educación 2007-
2012.

I. Inicio de la política educativa en México, a través de programas federales

Para la realización del análisis que a continuación se presenta, hemos tomado dos de las
premisas que Popkewitz presenta en su obra Sociología política de las reformas educativas
(1997): Los criterios del cambio que proponen las reformas se refieren a los que se han
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presentado en las reglas y normas que subyacen al saber de la escolarización que
responden a los cambios en las prácticas sociales dentro y fuera de las instituciones. De tal
forma que las instituciones se reducen a las prácticas normalizadas y visibles sin historia ni
futuro, “la historia es el compromiso con el momento en vez de un concepto relacional
sobre las instituciones que vincula el pasado con el presente en diversos elementos de
tiempo y espacio” (p.39).

Partiendo de lo anterior, analizaremos los antecedentes históricos y tendencias políticas


educativas que se promovieron por el gobierno, a partir del momento en que la educación
fue institucionalizada en México, es decir desde la creación en 1921 de la Secretaría de
Educación Pública (SEP).

En el periodo post – revolucionario México vivió una transición de ser una economía
preponderantemente agrícola y de auto consumo, a una sociedad comercial con los Estados
Unidos y Canadá. Era entonces necesaria la formación y consolidación de una identidad
nacional así que la SEP, José Vasconcelos, atendiendo que constitucionalmente en 1917 la
educación representaba una garantía individual, promovió la idea de que la escuela era el
medio para logar consolidar un país culto y democrático, que a través de varias
campañas de alfabetización, la escuela rural mexicana vivió una época de oro.

La siguiente corriente que permeó la naciente política cardenista (1934) fue llamada de la
educación socialista, cuyo principio ideológico era formar hombres libres de prejuicios
y fanatismos religiosos, una sociedad igualitaria. Esta política fue sostenida hasta finales
del periodo presidencial de Ávila Camacho, en 1945. Durante ese periodo se consolidó el
proyecto de la educación tecnológica que estaba orientada a contribuir en el proceso
industrializador del país. Cabe mencionar que dicho proyecto fue concebido desde el
periodo presidencial de Calles a finales de los años 20’s, impulsado por Moisés Sáenz.

II. Primer Plan Nacional en materia educativa

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Al término del gobierno camachista, Jaime Torres Bodet promovió como Secretario de la
SEP lo que se le conoce como escuela de la unidad nacional y con ella se inicia el
desarrollo de una política de modernización educativa (Martínez, 2001). En un segundo
momento, Torres Bodet volvió a dirigir la SEP durante el sexenio de López Mateos (1958-
1964) y participó en el diseño del primer plan nacional de educación conocido como el Plan
de Once Años, cuyo objetivo fue hacer frente a la explosión demográfica que se presentaba
en las escuelas, ampliando la atención en distintos turnos y abriendo más escuelas, ésta
última acción coordinada bajo el programa federal de construcción de escuelas (CAPFCE).
Las acciones emprendidas dieron lugar a otra necesidad que fue la formación de más
docentes en escuelas normales, por lo que también se crearon nuevas en diferentes puntos
de la República. (Martínez, 2001)

El Plan de Once Años también incluía otras acciones como “mejorar la calidad de la
enseñanza, teniendo en cuenta las necesidades de los sectores mayoritarios de la población,
formados por familias cuyas cabezas tenían baja o nula escolaridad y no contaban con los
elementos básicos para apoyar a sus hijos” (Martínez, 2001: s/p). Una de las estrategias que
se aplicaron en este Plan fue el diseño y distribución de libros de texto gratuitos para la
educación primaria. Sin embargo, y a pesar de que el Plan se extendió hasta el sexenio de
Díaz Ordaz (1964-1970) y la cobertura aumentó evidentemente, no pudo lograrse el tan
ansiado 100%. No obstante y como consecuencia del plan fue una mayor demanda de
escuelas de nivel medio superior y superior que el gobierno de Luis Echeverría (1976-
1976) implementó una política de apoyo a la creación de nievas instituciones en esos
niveles, y fue entonces que surgieron los Colegios de Bachilleres, los Colegios de Ciencias
y Humanidades (CCH) , las Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales (ENEP) de la
UNAM, la Universidad Autónoma Metropolitana, y se incrementaron el número de
Universidades públicas y privadas e Institutos Tecnológicos estatales. (Martínez, 2000)

Durante ese mismo periodo se llevó a cabo una revisión y posterior reforma curricular en la
educación básica, por lo que los contenidos de los libros de texto también fueron
modificados; se aprobó la Ley Federal de Educación Superior, el Instituto Nacional de
Adultos (INEA) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

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III.La planeación institucional como política educativa
En el siguiente sexenio, liderado por José López Portillo (1976 – 1982) se puso en marcha
el Plan Nacional de Educación que a partir de un estudio diagnóstico, incluyendo aspectos
como los programas de educación básica, formación docente, zonas marginadas, educación
abierta, tecnológica, superior, cultura y deporte, entre otras, marcó un nuevo ejercicio de
regulación por parte del Estado. Sin embargo, los cambios en la dirección de la SEP
durante ese periodo, iniciando con Porfirio Muñoz Ledo y terminando con Fernando
Solana, propiciaron que el Plan no se concretara, y tal como lo refiere Martínez Rizo, se
optó por la instauración de los que fueron nombrados como Programas y Metas del sector
Educativo 1979 – 1982, que contenían algunas políticas con menor profundidad y sí más
prácticas incluyendo 5 objetivos centrales y 52 programas con metas que debían ser
alcanzadas como fecha límite hasta 1982 (Martínez, 2000).

La política educativa dentro de ese periodo se caracterizó por el ejercicio de la


descentralización en ese sector, y el fundamento para impulsarla fue que los proyectos
establecidos en los sexenios anteriores no se habían concretado en su totalidad,
específicamente nos referimos a la cobertura en el nivel básico.

El sexenio lópez portillista representa un momento coyuntural en cuanto al establecimiento


del proceso de planeación, pues sentó el precedente necesario para que los gobiernos
siguientes continuaran presentando Planes y Programas nacionales en educación como
parte de su estrategia política.

De esta forma en el gobierno siguiente (1982 – 1988) donde Miguel de la Madrid encabezó
el poder ejecutivo, la política educativa se indicó en el Programa Nacional de Educación,
Cultura, Recreación y Deporte 1984 – 1988. Cabe destacar que el contexto que enmarcó
el Programa fue la de crisis económica iniciada en 1982, es decir una alteración en la
estructura que influyó en la orientación de las políticas definidas en el documento:

En el contexto de la grave crisis económica que estalló a principios de 1982, el


Programa planteaba una revolución educativa, con seis objetivos: elevar la calidad a
partir de la formación integral de docentes; racionalizar el uso de los recursos y
ampliar el acceso a servicios, dando prioridad a zonas y grupos desfavorecidos;
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vincular educación y desarrollo; regionalizar la educación básica y normal y
desconcentrar la superior; mejorar la educación física, el deporte y la recreación; y
hacer de la educación un proceso participativo. (Martínez, 2000: 23)

Por otro lado, la crisis económica también impactó en la definición de los presupuestos
autorizados para el sector educativo en ese sexenio.

IV. La modernización del país como fundamento de la planeación educativa

Consideramos que si bien, el proceso modernizador desde sus inicios funge como
antecedente ideológico del Programa Sectorial de Educación 2007 – 2012 (PSE), es en la
política educativa de los siguientes sexenios donde encontramos algunas pautas continuas
(que tal vez podríamos agrupar como parte de las prácticas históricamente
contextualizadas) que se retoman especialmente dentro del PSE:

a) Calidad educativa, donde la evaluación cobra un papel central en el proceso de


mejoramiento de la calidad educativa, inclusive como aspecto determinador para la
asignación de recursos

b) Equidad, dando especial énfasis en la atención a grupos vulnerables.

c) Vinculación con el sector empresarial

d) Tecnologías de la Información y la comunicación, como herramientas para


modernización

Así, por ejemplo, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) continuó la tendencia en las
políticas educativas del sexenio anterior, con la novedad que el concepto de modernización
no sólo seguiría siendo el objetivo a lograr, sino que Salinas lo convirtió en la base de su
propuesta, llegando inclusive, a visualizar la incorporación de México al grupo de países
altamente desarrollados (Martínez, 2000).

Con ésta base, se presenta en el gobierno salinista el Programa de Modernización


Educativa permeado principalmente por las nuevas tendencias económicas como la

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sociedad del conocimiento, la competitividad basada en los avances científicos y
tecnológicos, y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

El contenido del Programa incluyó la modernización en la educación básica, la formación


de docentes, la educación de adultos, la capacitación para el trabajo, la educación media
superior; la educación superior, el postgrado y la investigación; los sistemas abiertos, la
evaluación, y los inmuebles educativos

Algunas de las modificaciones promovidas en dicho plan fueron la obligatoriedad de la


educación secundaria, actualización curricular y la distribución de la Administración
educativa hacia los estados. En materia legislativa se realizan diversas reformas al 3°
constitucional y se crea la Ley General de Educación (derivación de la Ley Federal de
Educación). El proceso de descentralización cobró fuerza durante éste sexenio pues el
gobierno federal firmó con todos los gobiernos estatales y el Sindicado Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), el Acuerdo Nacional para la Modernización de la
Educación Básica y Normal que, entre otras acciones, “el gobierno federal transfirió a los
estados el manejo y control de sus respectivos sistemas educativos en los niveles de
educación básica y normal” (Martínez: 2000)

Por otro lado, durante el controvertido periodo salinista la situación económica da un giro
de 180° y al final del periodo es asignado a la educación el 5.7% del PIB (en 1989 fue del
3.56) (SEP, 1996: 165), cifra que representó la oportunidad se hacer fuertes inversiones y
sobre todo, recuperar los salarios de los profesores.

Una estrategia directamente ligada a la equidad fue el Programa de Apoyo al Rezago


Escolar (PARE) cuyo objetivo fue atender a cuatro estados con altos grados de pobreza.

Posterior al sexenio salinista, continuó el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León quien,
a través del Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000 dicta las políticas educativas
centradas nuevamente en la educación básica, la educación para adultos y la educación
media superior y superior, así como lo relativo su financiamiento. El programa hace énfasis
en el trabajo conjunto entre el gobierno central y los estatales para consolidar el desarrollo
educativo.

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Durante éste sexenio se amplio la cobertura y eficiencia terminal en todos los niveles
educativos; se incluyeron programas de financiamiento internacional que beneficiaron
positivamente la capacidad de respuesta a las necesidades de cobertura en los estados; se
realizó una importante reforma curricular en primaria y libros de texto gratuitos, incluyendo
por primera vez algunos en lenguas indígenas.

En cuanto a los procesos de evaluación se fomentó la participación de instancias


internacionales y nacionales tales como el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) y
los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la Educación Superior (CIEES),
(Martínez, 2000)

Con respecto al financiamiento se realiza una aportación especial en la educación básica,


pero también se apoya a la educación superior a través del Fondo para la Modernización de
la Educación Superior (FOMES) y la implementación del Programa para el Mejoramiento
del Profesorado (PROMEP).

En el último sexenio anterior al presente, presidido por Vicente Fox Quezada (2001-2006)
la política educativa se reflejó en el Programa Nacional de Educación 2001 – 2006, en el
que se da continuidad a las estrategias de los sexenios anteriores, como ya se había
mencionado, sin embargo se acentúa la atención al bachillerato y la formación técnica
equivalente, propiciando un crecimiento notable con la finalidad de que atendiera las
tendencias demográficas y el incremento de la demanda a ese nivel por los estudiantes de
educación básica. Por otro lado, dentro de la filosofía “la educación para la vida y el
trabajo” se consolida la Educación y capacitación para adultos.

Por otro lado, se da continuidad en educación superior del PROMEP, y con la participación
de la ANUIES se realiza un estudio que arroja la tendencia de demanda de ese nivel en los
próximos 10 años, por lo que se plantean diferentes estrategias que satisfagan dicha
demanda, en consonancia con la satisfacción de las necesidades de profesionistas dentro de
los sectores productivos y de la sociedad en general. Las estrategias giran en torno a la
pertinencia y calidad en los programas de licenciatura y posgrado.

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Una característica del documento es que se incluye una estructuración enfocada al logro de
metas, con objetivos descritos para su medición cuantitativa (medible y observable), que se
establecieron a partir de un diagnóstico de la situación educativa en 2001.

V. El Programa Sectorial de Educación 2007-2012

El PSE tiene como objetivo expresado lograr: la igualdad de oportunidades, contribuir a la


consolidación de una economía competitiva y generadora de empleos, y por último,
contribuir a lograr un país seguro, limpio, justo y ordenado.

La estructuración del documento está enfocado hacia seis objetivos principales que
permean cada uno de los niveles educativos, incluyendo de forma transversal algunos temas
transversales como la evaluación, la infraestructura, sistema de información, marco jurídico
y mejora de la gestión institucional:

1. Elevar la calidad de la educación para que los estudiantes mejoren su nivel de


logro educativo, cuenten con medios para tener acceso a un mayor bienestar y
contribuyan al desarrollo nacional. En este primer objetivo se hace énfasis en la
capacitación docente, reforma curricular en todos los niveles educativos y la
actualización de métodos y recursos didácticos; también retoma el proceso de
evaluación como un instrumento que permita garantizar la calidad; finalmente y
como innovación sexenal, incluye la rendición de cuentas como un ejercicio
continuo del gobierno como sustento para el diseño de nuevas políticas públicas.

2. Ampliar las oportunidades educativas para reducir desigualdades entre grupos


sociales, cerrar brechas e impulsar la calidad. El objetivo destaca una mayor
igualdad de oportunidades educativas sin importar género, raza, condición social,
etc., especialmente en el nivel superior donde notifica una profunda reforma

3. Impulsar el desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la


comunicación en el sistema educativo para apoyar el aprendizaje de los
estudiantes, ampliar sus competencias para la vida y favorecer su inserción en la
sociedad del conocimiento. Es claro que este objetivo declara la orientación

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pedagógica que se implementará en el SEM, basado en el enfoque de aprendizaje
por competencias, empleando las TIC’s como medio fundamental en la distribución
de los servicios educativos, todo ello con miras a la atención del modelo económico
que se destaca dentro de la sociedad del conocimiento.

4. Ofrecer una educación integral que equilibre la formación en valores ciudadanos,


el desarrollo de competencias y la adquisición de conocimientos, a través de
actividades regulares del aula, la práctica docente y el ambiente institucional, para
fortalecer la convivencia democrática e intercultural. Recordando la introducción
del presente ensayo, podremos evidenciar que este objetivo delimita el saber que ha
de promoverse durante el periodo gubernamental, con fundamento en la
normatividad existente partiendo del art. 3° constitucional.

5. Ofrecer servicios educativos de calidad para formar personas con alto sentido de
responsabilidad social, que participen de manera productiva y competitiva en el
mercado laboral. Se trata de un objetivo que cumple con la categoría empleada por
Popkewitz (2003) prácticas históricamente contextualizadas, ya que si dedicáramos
un análisis contextual del presente sexenio, encontraremos que la tendencia social es
atender las necesidades de los sectores productivos bajo la visión de que promoverá
el desarrollo del país.

6. Fomentar una gestión escolar e institucional que fortalezca la participación de los


centros escolares en la toma de decisiones, corresponsabilice a los diferentes
actores sociales y educativos, y promueva la seguridad de alumnos y profesores, la
transparencia y la rendición de cuentas. Este es el objetivo donde, de forma
expresa, se denota el poder del Estado dentro de la Reforma educativa pues
podemos observar cómo se dictan las relaciones prácticas que servirán como marco
para la conformación de una nueva estructura social.

Ahora bien, a diferencia del Programa del sexenio anterior, si bien en el PSE se estructura
por objetivos, las metas no están expuestas de forma clara. Además, la definición de dichos
objetivos no parte de un diagnóstico del sistema educativo como lo realizaron en sexenios
anteriores.
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Entonces, si recordamos las prácticas políticas que mencionamos en el apartado anterior,
encontramos continuidad en:

a) La calidad educativa y la eficiencia en el manejo de recursos se presentan como el


fundamento de la mayoría de las propuestas que contiene el documento.

b) Equidad, dando nuevamente énfasis en la atención a grupos focalizados en los que


se planea un aumento en el número de becas (todos los niveles educativos);
aumento en programas educativos con modalidad mixta y a distancia. Un aspecto
interesante es que no se plantea una propuesta financiera por parte del Estado para
hacer frente a estas estrategias.

c) Vinculación con el sector empresarial. Las propuestas del PSE se orientan a adecuar
los sistemas de formación a las necesidades productivas. Este tipo de propuestas
parten del supuesto de que la formación que brinda el sistema educativo es
deficiente o poco adecuada a los requerimientos del sector productivo y, por ello, a
los egresados no les resulta fácil conseguir un empleo.

d) Tecnologías de la Información y la comunicación, como herramientas para


modernización. Cuatro metas concretas se refieren a la implementación de este tipo
de servicios en las instituciones educativas: 1) ampliar las aulas de medios con
telemática de 51.9 % a 100 %; 2) pasar de un promedio de 18.2 a 10 alumnos por
computadora en los planteles federales de educación media superior; 3) aumentar de
85 % a 100 % las instituciones públicas de educación superior con conectividad a
Internet en bibliotecas, y 4) aumentar de 24.2 % a 75 % la cantidad de docentes de
primaria y secundaria capacitados en el uso educativo de las TIC. Un aspecto que
adquiere relevancia en la medida en que se prevé que las modalidades de educación
abierta y a distancia en todos los niveles se constituirán en uno de los mecanismos
fundamentales a través de los cuales se ampliará la cobertura de la educación
secundaria, media superior y superior, tiene que ver con la supervisión y evaluación
de los procesos de implementación de las TIC, pero cabe preguntarse: ¿cómo es que
estas modalidades pueden responder al reto de brindar una educación de calidad?

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Conclusiones

El trabajo aquí presentado no pretendió hacer una lectura crítica del PSE, pues retomando
el trabajo de Popkewitz, solo nos concretamos en una primera etapa a describir el trayecto
histórico de la conformación de planes y proyectos de Estado en materia educativa, para de
esta forma comprender cómo las categorías de análisis poder, saber y prácticas educativa
históricamente contextualizadas se entretejen en el tiempo en función al contexto y, a su
vez determinando el contexto.

Sin embargo, en este último apartado de reflexión quisiéramos expresar algunas dudas y
opiniones:

 ¿qué sentido tiene intensificar la evaluación sin satisfacer al mismo tiempo la


necesidad de mejorar la calidad de la enseñanza (mediante, entre otras cosas, el
fortalecimiento de la profesionalización de los docentes), que es indispensable para
mejorar los resultados de los procesos que van a ser evaluados?

 Sería necesario establecer mecanismos que obliguen al Estado a cumplir los


compromisos establecidos no sólo en los programas sectoriales, bajo el marco legal
existente en materia educativa. Mientras esto no ocurra, probablemente seguiremos
lamentando el incumplimiento de las responsabilidades del Estado con la educación.

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Referencias
Courard, Hernán (1993), Políticas comparadas de educación superior en América Latina,
FLACSO, Santiago, 87 - 127.
Martínez Rizo, Felipe (2001) Reformas educativas: mitos y realidades / Reformas
educativas: mitos e realidades. Revista Iberoamericana de Educación. Septiembre –
diciembre 2007, (27). Disponible en: http://www.rieoei.org/rie27a02.htm
(Consultado 21/marzo/2008)
Ornelas, Carlos (1995) El sistema educativo mexicano. La transición de fin de siglo. Fondo
de cultura económica, Nafinsa y CIDE, México, p.p. 56-126
Popkewitz, Th. S (1997) Sociología política de las reformas educativas. Ed. Morata,
Madrid. p.p. 25-57, 119-152.
Popkewitz, Th. S (2003) Historia cultural y educación. Ensayos críticos sobre conocimiento
y escolarización. Ed. Pomares, España.p.p. 61-101, 297-330
Secretaría de Educación Pública (1996): Programa de Desarrollo Educativo 1995-2000.
México, SEP.
Secretaría de Educación Pública (2001): Programa Nacional de Educación 2001-2006.
México, SEP.
Secretaría de Educación Pública (2007): Programa Sectorial de Educación 2007-2012.
México, SEP.

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