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Según aumentaba su número y se ampliaban sus funciones, los psicólogos clínicos (junto
con otros psicólogos aplicados) se sintieron descontentos con el apoyo recibido por sus
colegas de la APA, mayormente académicos y científicos, de modo que se constituyeron
en 1937 en una organización separada, la American Association of Applied Psychology,
para ocho años después reintegrarse de nuevo en la APA.
La cuestión es que al final de la década de 1930 el campo de lo que sería la moderna
Psicología Clínica ya se había organizado con sus seis actividades principales, a saber, la
evaluación, el tratamiento, la investigación, la enseñanza, el asesoramiento, y la
administración. Para entonces los psicólogos clínicos se han extendido más allá de sus
clínicas originarias a los hospitales, las prisiones, y otros lugares, y tanto con adultos
como con niños.
En la Segunda Guerra Mundial se derivaron 40.000 personas a los hospitales
neuropsiquiátricos de la Veteran Administration (VA) en EE.UU., lo que supuso de nuevo
un impulso a la consolidación de la Psicología Clínica. Puesto que los psicólogos clínicos
existentes fueron insuficientes, la VA se adelanta a la APA y los departamentos de las
Universidades en la definición y capacitación requerida para el ejercicio de la psicología
clínica. Concretamente, un documento de la VA de 1946 definió la psicología clínica
como una profesión que implicaba el diagnóstico, el tratamiento, y la investigación
relativos a los trastornos de los adultos. Para ello el psicólogo clínico habría de poseer el
grado de Doctor (PhD). Esta instigación de la VA (junto también con el Servicio de Salud
Pública de EE.UU.), para que la APA y las Universidades definieran los programas de
formación en psicología clínica, dio lugar en 1947 a un comité encargado de diseñar las
directrices a seguir. Este comité (David Shakow's Commitee on Training in Clinical
Psychology) tenía encomendado recomendar el contenido de los programas, establecer
los criterios de entrenamiento a tener en cuenta por las Universidades y los servicios de
formación en régimen de residencia, y evaluar e informar sobre los programas en curso.
Las tres principales recomendaciones del informe Shakow para el entrenamiento clínico
fueron las siguientes:
1. El psicólogo clínico sería formado antes que nada como psicólogo (y por tanto como
científico) y contando con ello como profesional práctico.
2. El entrenamiento clínico sería tan riguroso como lo pueda ser la formación en áreas
no clínicas de la psicología, lo que supone el establecimiento de unos criterios estándar
de postgraduación.
3. El contenido de la preparación clínica se centraría en la evaluación, el tratamiento y
la investigación.
Esta propuesta para la formación del psicólogo clínico, el así llamado 'modelo de
Boulder' en razón del lugar de la Conferencia que en 1949 lo asumió, fue el patrón
seguido en adelante. Este ha sido el modelo seguido, ciertamente, sin perjuicio de otros
replanteamientos (con sus conferencias programáticas también) que conciernen sobre
todo a la proporción del contenido científico y del papel investigador con que se figura
al psicólogo clínico. En todo caso, este desarrollo e implantación de la Psicología Clínica
como profesión tuvo su reconocimiento legal, así como también dispuso de su código
ético.
Intervención en familias
Terapia de personas adultas
Psicología clínica infantil
Neuropsicología clínica
Rehabilitación neuropsicológica
Atención e intervención en determinados trastornos
Evaluación
En suma, cada profesional de la psicología clínica puede especializarse en aquel (o
aquellos) campos donde quiera enfocar su ejercicio profesional. Las personas que
pueden precisar de atención terapéutica son variadas: desde niños hasta ancianos,
desde personas con enfermedades de base hasta personas sanas, desde personas que
tienen un problema estrictamente psicológico, hasta otras cuya afectación esté
relacionada con una mala dinámica familiar o social.
Con el fin de lograr una mayor comprensión de cada afectación psicológica, los
psicólogos clínicos pueden especializarse en distintos campos. A través de los
conocimientos y herramientas adquiridos, serán capaces de ofrecer diagnósticos y
tratamientos más precisos a sus pacientes.
Por un lado, alguien que ejerce la psicología clínica debe estudiar psicología para
comprender cómo funciona la mente y así aplicar las psicoterapias más adecuadas. Por
otra parte, las personas que ejercen psiquiatría, deben estudiar medicina para conocer
los fármacos que pueden utilizar en sus pacientes.
Esto quiere decir que los psicólogos no están aptos para recetar medicamentos,
mientras que los psiquiatras sí. De hecho, ambos profesionales pueden llegar a trabajar
en conjunto para poder brindarle un tratamiento adecuado a una persona que necesite
tanto psicoterapia como psicofármacos.
6. Importancia de la psicología clínica
La psicología clínica, se encarga de todo lo relacionado con la salud mental. Gracias al
estudio, análisis, diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales, es
posible mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
Es por ello que la psicología clínica resulta tan importante en nuestra sociedad, pues
busca eliminar o reducir todas esas afecciones psicológicas que evitan que una persona
pueda adaptarse fácilmente a su entorno.
Algunos de los problemas más comunes con los que deben tratar los psicólogos clínicos
son la ansiedad, las fobias, depresión, inseguridad, entre otros. Asimismo, son comunes
los casos de déficit de atención, agresividad infantil, disfunciones sexuales, estrés y
mucho más.
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