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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS QUÍMICAS


ESCUELA DE QUÍMICA Y FARMACIA

CÁTEDRA DE BIOFARMACIA
SEMINARIO N°1

TEMA:
DISTRIBUCIÓN DE FÁRMACOS EN EL ORGANISMO.
CINÉTICA DE DISTRIBUCIÓN: COMPARTIMENTOS
CENTRAL, SUPERFICIAL PERIFÉRICO Y PERIFÉRICO
PROFUNDO.

SUBGRUPO 3
INTEGRANTES:
BELTRÁN UBE CARLOS JOEL
CONTRERAS PÉREZ FREDDY LEONEL
ESCOBAR PARRALES MARCELA SOFÍA
FLORES TORRES JEAN CARLOS
DOCENTE:
Q.F. GLENDA SARMIENTO TOMALÁ M.Sc.

NOVENO SEMESTRE – GRUPO 3


PERÍODO SEMESTRAL:
OCTUBRE 2018 – MARZO 2019 CICLO II
INDICE

DISTRIBUCIÓN DE FÁRMACOS EN EL ORGANISMO ............................................................. 1


TRANSPORTE DE LOS FÁRMACOS EN LA SANGRE ............................................................... 1
FIJACIÓN A ELEMENTOS FORMES DE LA SANGRE .......................................................... 1
ACCESO DE LOS FÁRMACOS A LOS TEJIDOS ......................................................................... 2
REDISTRIBUCIÓN DE LOS FÁRMACOS .................................................................................. 3
DISTRIBUCIÓN DE FÁRMACOS A ÁREAS ESPECIALES .................................................... 3
BARRERAS................................................................................................................................... 3
BARRERA HEMATOENCEFÁLICA ....................................................................................... 4
SELECTIVIDAD POR LOS TEJIDOS.............................................................................................. 5
ALMACENAMIENTO EN ÓRGANOS DE METABOLISMO Y EXCRECIÓN ......................... 5
VOLUMEN DE DISTRIBUCIÓN ...................................................................................................... 5
CINÉTICA DE DISTRIBUCIÓN ....................................................................................................... 6
MODELOS COMPARTIMÉNTALES............................................................................................... 7
Compartimento Central ................................................................................................................... 7
Compartimento Periférico Superficial ............................................................................................ 8
Compartimento Periférico Profundo .............................................................................................. 8
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................................. 10
DISTRIBUCIÓN DE FÁRMACOS EN EL ORGANISMO

Estudia el transporte del fármaco dentro


del compartimiento sanguíneo y su posterior
penetración en los tejidos. La distribución de
los fármacos permite su acceso a los órganos en
los que debe actuar y a los órganos que los van
a eliminar y condiciona las concentraciones que
alcanzan en cada tejido.

La dinámica de esta entrega (distribución) es desde luego regulada por varios factores:
Ilustración 1 Distribución del fármaco irrigación del tejido, gradiente de concentración (entre
sangre y tejido), facultad del producto para atravesar
membranas biológicas, solubilidad en los tejidos (Rojas, 1999).

La distribución puede sufrir diversas influencias relacionadas con la etapa anterior y


posterior (absorción y eliminación), con la composición bioquímica, con el estado fisiológico,
fisiopatológico del sujeto y con la competición a nivel molecular como otros fármacos, es un
fenómeno dinámico, constituido por una fase de crecimiento y otra fase de disminución (salvo
si se mantiene un pseudo equilibrio debido a la administración crónica del medicamento).

TRANSPORTE DE LOS FÁRMACOS EN LA SANGRE


El mecanismo de difusión de fármacos, como los fisicoquímicos y los mediados por
transportadores, son fundamentales para entender cómo se distribuyen los fármacos a lo largo
del organismo, sin embargo cada fármaco establece un diferente tipo de interacción con su
blanco farmacológico (Patiño, 2008).

Las moléculas de los fármacos en la sangre pueden ir disueltas en el plasma,


incorporadas a las células (particularmente hematíes, en los que algunos penetran y se
acumulan) y fijadas a las proteínas plasmáticas, por lo tanto la distribución del fármaco depende
de ellas. Existe un equilibrio dinámico entre estas tres formas de transporte.

FIJACIÓN A ELEMENTOS FORMES DE LA SANGRE


La entrada del fármaco tiene lugar por difusión a través de la membrana o pasando a través de
los canales acuosos, cargados positivamente, que la perforan, pudiendo penetrar en los
hematíes, escasamente participan los leucocitos en el transporte de fármacos. Cuando el

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fármaco se incorpora en el eritrocito, encontrará en el interior un pH ligeramente superior,
debido al exceso de cargas catiónicas presentes en la hemoglobina. Por ello, los aniones se fijan
más que los cationes y pueden acumularse en los eritrocitos, una vez en su interior, el fármaco
puede unirse a proteínas intracelulares, hemoglobina. Existen fármacos que se incorporan a los
hematíes como por ejemplo ciclosporina, digoxina fenitoína, propranolol, etc (Álvarez, 2014).

UNIÓN A PROTEÍNAS PLASMÁTICAS

La unión de los fármacos con las proteínas plasmáticas se efectúa a través de enlaces
reversibles, encontrándose en equilibrio la fracción libre y la unida a proteínas plasmáticas. Las
proteínas mayoritarias que intervienen son: albúmina, alfa-1-glicoproteína ácida, globulinas y
lipoproteínas.

En este sentido, la albúmina es la proteína más importante, puesto que es la más abundante y
la que tiene mayor superficie y capacidad de fijación a sustancias exógenas. Desarrolla
interacciones con cationes y con aniones, y es capaz de interaccionar con muchos fármacos de
naturaleza ácida y con algunos de naturaleza básica. La unión de los fármacos a la albúmina
es, en general, reversible, y está favorecida por la liposolubilidad. Los ácidos débiles se unen
casi exclusivamente a la albúmina, y pueden hacerlo en dos sitios independientes. Las bases
débiles y las sustancias no ionizables liposolubles se unen principalmente a las lipoproteínas,
pero las bases débiles pueden hacerlo también a la albúmina y a la α-glucoproteína. En la unión
de los fármacos a las proteínas del plasma los mismos no producen efectos biológicos como
consecuencia de su unión a las proteínas plasmáticas, pero esta unión permite el transporte y
almacenamiento del fármaco y constituye uno de los mecanismos más importantes del
organismo para el mantenimiento de los niveles plasmáticos y de las acciones farmacológicas,
esta permanece en la sangre, no siendo metabolizada ni excretada y constituye una reserva móvil
del fármaco.

Sólo el fármaco libre difunde a los tejidos diana y a los órganos de metabolismo y
excreción, ya que la fracción unida no atraviesa el endotelio capilar con facilidad. El fármaco
unido se va liberando paulatinamente para alcanzar un equilibrio con la fracción libre a medida
que ésta va teniendo acceso a los distintos órganos. En ocasiones, la propiedad de unirse a las
proteínas del plasma favorece, además, la solubilidad de los fármacos en él.

ACCESO DE LOS FÁRMACOS A LOS TEJIDOS


El paso de los fármacos a los distintos tejidos es muy variable. Los fármacos pasan
desde la sangre al líquido intersticial a través de los capilares por difusión pasiva, si son

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sustancias liposolubles, o por filtración, si se trata de sustancias hidrosolubles. La
concentración que se alcanza en el líquido intersticial depende de la unión del fármaco a las
proteínas del plasma, pues habitualmente difunde sólo la fracción plasmática libre. Las
membranas endoteliales son, en principio, muy permeables, pero la morfología de la pared
capilar condiciona también la resistencia al paso. Esta resistencia es mínima en las sinusoides
hepáticas; en cambio, es máxima en los capilares del SNC, y es intermedia en los capilares del
territorio muscular. En realidad, el acceso de los fármacos al SNC, el ojo, la circulación fetal y
las secreciones exocrinas (lágrimas, saliva, bilis, leche, líquido prostático, etc.) presenta
características peculiares, pues la filtración a través de hendiduras intercelulares en estas áreas
está muy limitada. El flujo sanguíneo regional condiciona también en buena medida el acceso
de los fármacos a los diferentes órganos. En ocasiones, la especial afinidad de algunos fármacos
por determinados tejidos condiciona la presencia de concentraciones elevadas en áreas poco
vascularizadas. En presencia de inflamación hay vasodilatación y aumento de la permeabilidad
capilar y puede, por ello, existir una concentración más elevada del fármaco en el tejido
inflamado que en el sano.

REDISTRIBUCIÓN DE LOS FÁRMACOS


A menudo, los fármacos se acumulan en las células en concentraciones muy superiores
a las del plasma o el líquido intersticial. Los principales depósitos de los fármacos son, en
realidad, en los tejidos. Es, además, común que se acumulen en órganos diferentes del órgano
diana, que sólo sirven de reservorios. La grasa neutra, por ejemplo, puede actuar como
reservorio de muchos fármacos lipófilos (el anestésico tiopental, el insecticida DDT), que
regresan luego lentamente a la circulación, sufriendo un proceso conocido como redistribución.

DISTRIBUCIÓN DE FÁRMACOS A ÁREAS ESPECIALES


Desde el punto de vista farmacocinético, las barreras son dispositivos limitantes de los
compartimientos (Fernández, 2008).

BARRERAS
El paso a algunos lugares de nuestro organismo está limitado al no existir en algunas
áreas la posibilidad de filtración por las hendiduras intracelulares. Esto ocurre en el sistema
nervioso central, el ojo, la placenta y el acceso a secreciones exocrinas (lágrimas, saliva, leche
y líquido prostático), (Baños, 2002).

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BARRERA HEMATOENCEFÁLICA

Ilustración 2 Vías de acceso de los fármacos al SNC

Para que los fármacos lleguen hasta las neuronas se requiere que puedan vencer la
llamada barrera hematoencefálica o hematomeníngea. En efecto, los capilares cerebrales a
diferencia del resto de capilares, no comunican directamente con el intersticio, ya que entre el
endotelio y el espacio extracelular se interpone largas prolongaciones de los astrocitos que
prácticamente envuelven al capilar cerebral (Rojas, 1999).

Esta barrera confiere cierta impermeabilidad al SNC y constituye para éste un factor de
protección frente a los efectos nocivos de las sustancias que ingresan en el organismo. Diversas
desviaciones del estado fisiológico pueden, además, alterar la estructura capilar cerebral,
aumentando su permeabilidad y ocasionando lo que se conoce como rotura de la barrera
hematoencefálica. La rotura de esta barrera en condiciones patológicas puede resultar
provechosa. La misma penicilina, que es un ácido orgánico muy ionizado, puede en casos de
meningitis mejorar su paso al SNC y alcanzar en éste concentraciones terapéuticas. Sin
embargo, a medida que se produce la recuperación y se restaura la anatomía normal, deja de
acceder al SNC, lo cual entraña el riesgo de una cura incompleta (Fernández, 2008).

BARRERA PLACENTARIA

Ilustración 3 Estructura de la placenta humana.

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La placenta es una barrera celular muy compleja, derivada embriológicamente de
tejidos fetales y maternos. La mayoría de los fármacos administrados a la madre son también
capaces de atravesar esta barrera y entrar en la circulación fetal. Se alcanza un equilibrio muy
rápido entre ambas circulaciones, y la concentración de los fármacos y de sus metabolitos en
la circulación fetal es equiparable a la concentración en la sangre materna. Los fármacos
pueden, de hecho, afectar al feto cuando se utilizan a lo largo de la gestación, y también cuando
se emplean en el momento del parto (Fernández, 2008).

Las drogas atraviesan la placenta por difusión simple, por transporte activo, por
pinocitosis, por fagocitosis y algunas sustancias endógenas como los esteroides sexuales lo que
hacen por un proceso muy propio de la placenta que se llama migración sincitial esto es,
pequeños brotes de vellosidades coriales de la placenta se desprenden y caen en las lagunas
sanguíneas maternas para avanzar por la circulación venosa de la madre hasta los pulmones, y
en cuyo sitio son desintegrados y liberan las hormonas. La placenta no es simplemente una
membrana de transferencia de sustancias, sino que es capaz de activar o inhibir a muchas de
ellas gracias al arsenal enzimático que posee (Rojas, 1999).

SELECTIVIDAD POR LOS TEJIDOS


Independientemente de la facilidad que una droga presenta para atravesar las
membranas biológicas, cada droga ofrece una afinidad que es especifica por los distintos
tejidos, por ejemplo: las drogas de alta liposolubilidad se depositan especialmente en el tejido
adiposo (anestésicos generales), el yodo se concentra en la glándula tiroides, la emetina en el
intestino, la adrenalina en las terminaciones nerviosas simpáticas, etc.

ALMACENAMIENTO EN ÓRGANOS DE METABOLISMO Y EXCRECIÓN


La distribución de los fármacos no es uniforme, se hace en relación con el grado de
afinidad tisular que presentan y en algunos casos optan por almacenarse en diferentes niveles
para suplir periódicamente los niveles de droga que se elimina o para destruirse por acciones
bioquímicas en los órganos encargados de metabolizar fármacos.

PARÁMETROS FARMACOCINÉTICOS RELACIONADOS CON LA


DISTRIBUCIÓN

VOLUMEN DE DISTRIBUCIÓN
El pasaje a líquido intersticial se hace a través de la pared de los capilares por difusión
y filtración, la velocidad de esta distribución es rápida, y comienza entre 15 y 20 segundos
luego del arribo a la sangre, y se alcanza el equilibrio entre concentraciones plasmáticas de la

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droga y concentración plasmática aproximadamente en unos 10 minutos. Los medicamentos
liposolubles pasan a través de la pared capilar casi instantáneamente y los hidrosolubles lo
hacen más lentamente en función tanto de gradiente de concentración cuánto del tamaño
molecular (Rojas, 1999).

El volumen de los líquidos en el cual debe distribuirse la droga para alcanzar una
concentración semejante a la de la sangre, se designa como el nombre de volumen de
distribución y se calcula aplicando la siguiente fórmula:

Ilustración 4 Formula para obtener el volumen de distribución.

El volumen aparente distribución es un parámetro farmacocinética que permite medir


la amplitud de la distribución de un fármaco en el organismo. La magnitud de este volumen
aparente, ficticio, será dependiente de la capacidad del fármaco para unirse a proteínas
plasmáticas o tisulares. Aquéllos que presenten un alto grado de afinidad por los tejidos
tenderán a poseer elevados valores de volumen de distribución, indicativo de una amplia
difusión tisular del fármaco. Por el contrario, los que se unen en alta proporción a proteínas
plasmáticas pueden mostrar valores altos o bajos en este parámetro. Viene expresado en
unidades de volumen o volumen/peso.

CINÉTICA DE DISTRIBUCIÓN
En el organismo, los fármacos se encuentran en una situación dinámica permanente.
Van alcanzando un equilibrio tisular y, al mismo tiempo, se van metabolizando y excretando.
A veces, sin embargo, es necesario considerar estáticamente el proceso de distribución. Para
ello, se realizan estudios en modelos compartiméntales más o menos complejos, que se adaptan
al comportamiento cinético de los fármacos.

Desde el punto de vista cinético, el término compartimiento se define como un conjunto


de estructuras o territorios a los que un fármaco accede de modo similar y en los cuales, por lo
tanto, se considera que se distribuye uniformemente. En la práctica clínica, el número de
compartimientos del organismo puede reducirse a tres: central, periférico superficial y
periférico profundo.

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Ilustración 5 Modelo Tricompartimental

MODELOS COMPARTIMÉNTALES
La naturaleza y evolución en el tiempo del efecto de un fármaco, son procesos
complejos y para poder identificar los factores que caracterizan el comportamiento del fármaco
se necesita su simplificación: La representación se realiza mediante modelos que son
herramientas (basadas en ecuaciones que contienen variables y parámetros) que permiten
describir y predecir las relaciones concentración-efecto a partir de una información limitada
como son las observaciones cínicas. El objetivo de su diseño es el de intentar simplificar la
Farmacocinética de los fármacos, para ello se considera al organismo dividido en una serie de
compartimentos que representan espacios teóricos con unos volúmenes calculados pero que no
se ajustan a ningún espacio anatómico exclusivo, sino que pueden englobar más de uno
(Aguilera, 2013).

El organismo humano está formado por múltiples compartimientos reales y ficticios.


Por una parte, existen compartimientos acuosos, como el agua plasmática, el agua intersticial
y el agua intracelular. Por otra parte, hay medios no acuosos que pueden actuar como depósitos,
como las proteínas plasmáticas y tisulares, los ácidos nucleicos y los lípidos intracelulares.
Desde un punto de vista cinético suelen considerarse tres compartimientos, atendiendo a la
velocidad con que el fármaco los ocupa y abandona.

Ilustración 6 Modelos Compartimentales.

Compartimento Central: Integrado por el plasma y los tejidos mejor irrigados, tales como el
corazón, cerebro, riñones, pulmones e hígado. También incluye al Sistema Nervioso Central
(si el fármaco atraviesa bien la Barrera Hematoencefálica).

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Este compartimento recibe el 75% del gasto cardíaco representa exclusivamente el 10% de toda
la masa corporal y es donde inicialmente se distribuye el fármaco para hacerlo posteriormente
a los otros compartimentos indicando que el fármaco presente en el plasma alcanza un
equilibrio instantáneo con los tejidos en los que penetra. Es precisamente en el compartimento
central donde tiene lugar exclusivamente el aclaramiento del fármaco.

Compartimento Periférico Superficial: Es el compartimento donde el fármaco difunde con


rapidez desde el central. Está constituido por territorios peor irrigados: masa muscular
(Aguilera, 2013).

Está formado por el agua intracelular poco accesible; es decir, la de los tejidos menos irrigados,
como piel, grasa, músculo o médula ósea, así como los depósitos celulares (proteínas y lípidos)
a los que los fármacos se unen laxamente.

Compartimento Periférico Profundo: Constituidos por los tejidos pobremente perfundidos


(piel o grasa), es el compartimento donde el fármaco difunde con lentitud mayor desde el
central. Este volumen tiene gran importancia ya que puede “captar” a los fármacos muy
liposolubles como el sufentanil incluso después de suspender su infusión, pudiendo actuar
como “reservorio” y siendo el responsable de los episodios de “despertar” prolongado
(Aguilera, 2013).

Incluye los depósitos tisulares a los que el fármaco se une más fuertemente y de los que, por
tanto, se libera con mayor lentitud.

Se dice que un fármaco se adapta a un modelo monocompartimental cuando se distribuye


rápida y uniformemente por todo el organismo, y éste se comporta como un único
compartimiento central. Se observa entonces un paralelismo entre las concentraciones
plasmáticas y los efectos farmacológicos. En el modelo bicompartimental, el fármaco difunde
con rapidez al compartimiento central, pero el equilibrio con el compartimiento periférico
(resto del organismo) se alcanza más lentamente. En este caso, si el efecto es consecuencia de
la acción en el compartimiento central, se observa también un paralelismo entre las
concentraciones plasmáticas y los efectos producidos, pero si el efecto farmacológico se lleva
a cabo en el compartimiento periférico, se produce una disociación entre las altas
concentraciones plasmáticas iniciales durante la fase de distribución rápida y los escasos
efectos observados durante esa fase. Cuando se alcanza el equilibrio entre los dos
compartimientos (es decir, en la fase posdistributiva), vuelve a observarse el paralelismo entre
concentraciones plasmáticas y efectos. En el modelo tricompartimental se observan también

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concentraciones iniciales altas en el compartimiento central, seguidas de una fase de equilibrio
con el compartimiento periférico superficial. Sin embargo, en este caso, existe una fase de
distribución aún más lenta, y el fármaco continúa acumulándose después en algunos tejidos
específicos que poseen mayor capacidad de retención y que constituyen el compartimiento
periférico profundo. Si el efecto farmacológico se produce en este compartimiento, el efecto
máximo tardará más en aparecer y desaparecerá también más tarde de lo que indican las
concentraciones plasmáticas.

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BIBLIOGRAFÍA

Aguilera, L. (2013). Conceptos Básicos en Farmacocinética. Farmacodinamia en TIVA. Infomed. Red


de Salud de Cuba, 13-14.

Álvarez, A. R. (2014). Biofarmacia y Farmacocinética Básica .

Armijo, J. A., & Mediavilla, Á. (2014). Absorción, distribución y eliminación de los fármacos. En J. A.
Armijo, & Á. Mediavilla, Farmacología Humana (págs. 60-62). Barcelona: Elsevier Masson.

Fernández, P. L. (2008). Farmacología Básica y Clínica. Madrid : Ed. Médica Panamericana .

Josep Baños Díez, M. F. (2002). Principios de farmacología clínica. Barcelona : Elsevier España.

Patiño, N. M. (2008). Farmacologia medica . Mexico : Ed. Médica Panamericana.

Rojas, E. S. (1999). Fundamentos de Farmacología Médica. Quito: Universidad Central del Ecuador,
Editorial universitaria, 1999.

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