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Risso Patrón
Derecho Público, Provincial y Municipal
- Relaciones intra órgano: se desarrollan y tienen efecto dentro del ámbito del Concejo. Se pueden ubicar acá
las funciones de auto organización.
- Relaciones inter órgano e intra poderes: se desarrollan entre el Concejo y otro órgano del Poder Ejecutivo o
del Legislativo. Sus funciones son:
o Legislativas: aprobación y sanción de ordenanzas por requerir intervención del poder
o Contralor: interpelación, pedidos de informe al PE
o Jurisdiccionales: juicio político al Ejecutivo
o Institutivas: para la designación de funcionarios que requieren acuerdo
- Relaciones inter órganos y extra poderes: se desarrollan entre el Concejo y un órgano extra poder. Sus
funciones son:
o Control: hacia organismos municipales. Ej.: Tribunal de Cuentas
o Institutivas: acuerdo para la designación de funcionarios
- Relaciones extra órganos y extra poderes: se desarrollan entre el Concejo y el electorado. Sus funciones son:
o Re constituyente: para elegir convencionales constituyentes locales.
o Políticas de colaboración: para el caso de la consulta popular
El asociacionismo de municipios tiene que ver con un proceso muy actual y difundido en el marco de la
globalización. Está directamente relacionado con tres grandes temas:
con los nuevos roles y desafíos que enfrentan los gobiernos locales;
con los procesos de descentralización que tienen diversas particularidades;
con los procesos de integración regional y constitución de nuevos bloques que se están evidenciando en todo
el mundo.
Este asociacionismo es un medio para lograr una mayor participación democrática, ya que crea nuevos espacios de
intercambio y construcción social. Además, el gobierno municipal es el nivel de gobierno que esta más cerca de los
ciudadanos, y mediante la integración se logran articular distintos sectores que permiten el desarrollo de nuevas formas
sociales y alternativas de construcción ciudadana.
Por otro lado, el asociacionismo de gobiernos locales es, en la actualidad, una fuente alternativa de recursos
(financieros, tecnológicos, etc.) que instala y promueve la cooperación internacional descentralizada, proceso hoy muy
difundido en los países del norte europeo desarrollado.
Pamela Baracat / Gustavo N. Risso Patrón
Derecho Público, Provincial y Municipal
Regionalización y globalización
La integración sudamericana es la oportunidad de construir el futuro para las naciones insertas en un mundo
globalizado que impone estrategias cooperativas para encontrar un lugar en él. Es también una esperanza de frenar la
involución social y construir sociedades más justas.
Por otro lado, la conformación de bloques regionales es una estrategia producto de la dinámica de la globalización
dominante. Dentro del poco margen de negociación que los países tienen unilateralmente, la conformación de bloques,
potencia no sólo la capacidad de negociación de nuestros países, sino que también alberga un espacio mayor para planificar
regionalmente sobre cuestiones diversas. De allí surge que, dentro de las dinámicas de la globalización, la constitución de
bloques regionales puede ser el espacio desde el cual pensar en alternativas tendientes a revertir los procesos de exclusión que
presenta la realidad latinoamericana. Aún más, la constitución de bloques políticos económicos ya es un hecho, incluida
algunas tentativas de nuestro continente como el Mercosur, Comunidad Andina de Naciones, etc. En ese marco, creemos que
el delineamiento de las políticas regionales debería incluir la participación de sectores diversos de la sociedad civil, además
de los tradicionales actores, estado y empresa, para que, de esta manera, se logre incorporar nuevas variables y temáticas a la
discusión sobre el desarrollo del continente. Es en este nuevo contexto globalizado que también nos replanteamos el rol de los
gobiernos locales, donde lo local y lo global interactúan en una relación compleja y dinámica.
La reforma constitucional de 1994 tuvo entre sus ideas fuerzas la de la integración regional, tanto en su faz
supranacional como nacional
Art. 75 CN: Facultad del Congreso de aprobar tratados con naciones extranjeras
Art 124 CN: da competencia a las provincias para:
- Asociarse con fines de desarrollo económico y social
- Celebrar convenios internacionales con conocimiento del Congreso. Su objetivo es favorecer la autonomía de
las provincias
En materia del Urbanismo, el Derecho y las instituciones del Derecho de inmediata aplicación son la expropiación,
las servidumbres públicas y las restricciones al dominio. Por otra parte, los planes reguladores deben encontrar su adecuada
instrumentación en ordenanzas o códigos urbanísticos de edificación y de protección ambiental.
Se han propuesto una serie de soluciones para estos problemas. Sin embargo, no se ha encontrado una solución
integral que satisfaga todas las expectativas y que concilie los intereses en pugna. Cualquier solución que se formule debe
basarse en los dos principios esenciales:
eficacia en la prestación de servicios que el área demanda;
democracia o participación de todos los habitantes en el gobierno, y administración del área.
. Se oirá a las partes dentro de los 5 días hábiles, perentorios, desde la recepción de los antecedentes, plazo que puede
prorrogarse a 5 días más en razón a la distancia. Vencido dicho plazo, se correrá vista al fiscal general de la provincia por 5
días hábiles perentorios y pronunciará su fallo dentro de los 5 días siguientes.
. El Tribunal Superior de Justicia podrá requerir ampliación de los antecedentes elevados, lo que suspenderá los pasos por un
tiempo, no mayor a 10 días hábiles.
. En cualquier momento y sin suspensión de los términos que estuvieren corriendo podrá dictarse medidas conducentes para
regular el funcionamiento de los poderes o autoridades en conflicto.
. Los miembros del Tribunal Superior de Justicia que excedan el plazo establecido, incurrirán en causal de mal desempeño en
sus funciones.
“Los actos administrativos que el representante provincial produjese durante su desempeño como interventor serán válidos
si se ajustan a la constitución provincial, a la ley orgánica municipal y a ordenanzas municipales. La violación de estos
comporta mal desempeño de la función pública y quien ejercitase acto contrario responde personalmente por los mismos”
(art. 79)
“Las comunas podrán ser intervenidas por ley o por decisión del PE en receso de la Legislatura, con cargo de dar cuenta
inmediata a esta. En el caso de intervención por resolución de PE, la Legislatura puede hacerla cesar al examinar los
efectos de aquella.
Se considera subversión al régimen comunal:
. Cuando se hubiera producido cualquiera de los hechos del art. 39, y el PE no hubiera decretado la inspección 30 días
después de la respectiva denuncia.
. Cuando producida la acefalía de los miembros de la comisión comunal, la junta de mayores contribuyentes no hubiera
llamado a elecciones
Pamela Baracat / Gustavo N. Risso Patrón
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. Cuando producido el caso a que se refiere el art. 39, inc. 3, el Poder Ejecutivo no hubiera intimado a la comisión comunal,
la declaración de las incompatibilidades comprobadas o esta no las hubiera declarado después de la intimación.
. Cuando se excluyere inmotivadamente a algún miembro o no se llenaren las vacantes de la comisión.
. Cuando los mayores contribuyentes no lograran quórum, o sus reuniones fueran irregulares.
Sancionada y promulgada la ley de intervención, el Poder Ejecutivo deberá comunicarla de inmediato al municipio, para
que el presidente de la comisión o cualquiera de los miembros de la misma, si la presidencia estuviese acéfala o se rehusare
a convocar o en ausencia o inacción de la junta de mayores contribuyentes someta el texto de la ley al referéndum del cuerpo
electoral del municipio que se ha dispuesto intervenir, en los términos y formas prescriptas por el art. 68 de esta ley.
Solo en el caso de acefalia o inacción total de los miembros de la comisión y de la junta de mayores contribuyentes, o si
dentro de los 30 días posteriores a la comunicación de la ley de intervención no se hubiera hecho la consulta popular a que
se refiere este artículo, podrá el Poder Ejecutivo nombrar a un comisionado que iniciará sus tareas de inmediato, sin
someter previamente la ley de intervención al referéndum del municipio.
Decretada la intervención deberá el comisionado dentro de los 30 días de iniciada su gestión, convocar a elecciones por el
período que falte a los miembros declarados cesantes. La convocatoria se hará con 30 días de anticipación.
Decretada la intervención, la legislatura podrá aminorar o prorrogar los plazos indicados en el artículo precedente en
atención a las causas determinantes de la intervención.
El vencimiento de los términos legales sin que de parte del Poder Ejecutivo se tomen las medidas necesarias para su
complimiento, importa mal desempeño de la función pública a los fines del ejercicio de juicio político.
En caso de intervención de los actos administrativos que el representante del Poder Ejecutivo produjese en el desempeño de
sus funciones, serán válidos si se ajustan a la constitución, a esta ley y a las ordenanzas municipales que no sean
incompatibles con aquella” (art. 146, Ley 2.439)
A raíz de los cambios experimentados por los Estados, lo primero que debemos plantear es que la nueva gestión
pública representa un cambio trascendental de la perspectiva tradicional de la Administración Pública, a un sistema que pone
énfasis en los resultados, que reclama mayor responsabilidad y flexibilidad institucional y que este cambio, no exento de
controversias, obliga a asumir una posición en torno al futuro del sector público y al respecto no cabe duda que éste será
inevitablemente gerencial; tanto en la teoría como en la práctica.
Hay que tener en cuenta que la difusión del paradigma gerencial significa incluso para diversos autores la superación
del modelo burocrático weberiano, básicamente en razón de los tres planos en que se han manifestado las transformaciones
del Estado: en un primer plano, atendiendo al acercamiento entre las técnicas de gestión del sector privado y el sector público;
en segundo término, el cambio de un modelo legal-funcional a un estilo de gestión que pone énfasis en los resultados; y en
tercer lugar, a la mayor preocupación por la eficiencia, la calidad y la efectividad.
La nueva gestión pública promueve, en términos generales, la idea de un Estado más descentralizado, con menos
control jerárquico y mayor rendición de cuentas. Defiende la participación como insumo que produce resultados
significativos y asegura el éxito y la efectividad, además de reclamar mayor capacidad para el análisis estratégico,
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comunicaciones activas, horizontalidad y potenciación de las capacidades organizacionales, así como construcción de redes
institucionales.
Satisfacer necesidades de sus habitantes es el fin de la institución estado municipal, concretados por el gobierno
como responsable de la administración pública municipal. Para cumplir con este fin último, único, general, las
administraciones municipales tienen atribuciones y deberes que regulan la prestación de “servicios” enmarcados en principios
de: interés general, continuidad y obligatoriedad entre otros. El interés general es un prerrequisito indispensable en el diseño
y funcionamiento del servicio público; principio, por otro lado, que determina su continuidad aunque su resultado económico
sea deficitario. Este es el punto fundamental que diferencia lo privado de lo público.
Es prioritario, entonces, maximizar los resultados medidos en término de eficiencia para evitar posibles secuelas que
surgirán en mediano plazo en la hacienda pública y que en definitiva recaerá sobre los contribuyentes. Los costos de “plantas
ocultas”, “superposición de tareas”, “burocracia”, “trabajos mal realizados” constituyen un perjuicio en las cuentas públicas.
La “eficiencia” en la organización es una de las metas que propone este enfoque. El uso racional del recurso al desterrar los
despilfarros como efecto de la eficiencia alcanzada en un “sistema de mejora continua”, resume en menores costos. Su
aplicación es cardinal.
Un aspecto fundamental que no debemos dejar de lado, es la visualización de la calidad desde la perspectiva del
gobierno. La nueva gestión pública, como hemos visto, constituye el puente que facilita una relación poco estudiada, pues
aunque la calidad no es un tema nuevo, ya que diferentes autores sugieren que se presenta como un importante desafío para el
sector público desde principios de siglo en los Estados Unidos; recientemente ha cobrado relevancia al incorporarse al debate
sobre las reformas de segunda generación que se introducen luego de los procesos de ajuste, apertura, desregulación y
privatización que experimentan los países capitalistas a partir de los años ochenta.
Un aspecto controversial es el que refiere al usuario, al que se pretende dar un tratamiento de cliente y lo cual ha
provocado un debate que exige en principio aceptar que el tema de la calidad conduce a una nueva relación entre el aparato
de la administración pública y los ciudadanos.
Esta nueva relación con el ciudadano supone una serie de posibilidades de formación para que el ciudadano asuma un
nuevo rol de cliente-contribuyente capaz de decidir racionalmente en términos de la calidad de tal o cual servicio; el
ciudadano se convierte así en vigilante de la gestión pública acompañado por nuevas figuras de la sociedad para
institucionalizar la participación a través de consejos de usuarios, observatorios, comités, etc. No obstante, “la integración del
ciudadano-cliente no debe limitarse al simple correlato del consumidor que opera en cualquier mercado genérico. Existen
otras instancias que, en consonancia con las distintas vertientes de relación del ciudadano con el Estado, hace que esta
relación sea mucho más compleja y generadora de compromisos recíprocos más ricos y determinantes” (Malvicino,
Guillermo; 2001).
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El tema de la calidad ha vuelto al debate en torno a los procesos de modernización del Estado, al revelarse como una
importante alternativa para fortalecer la legitimidad de los gobiernos por medio del rediseño de las instituciones, la mejora
continua y el énfasis en un mayor rendimiento de las organizaciones.
Su incorporación definitiva se acompaña de la consolidación del paradigma de la nueva gestión pública, que facilita
la difusión de valores institucionales para propiciar una nueva cultura administrativa y generar ventanas de oportunidad para
la transformación de los procesos públicos.
Lograr una gestión pública de calidad implica enfocarla como una política transversal que se adopte como
premisa fundamental del marco programático institucional, y se contemple en cada una de las etapas de la gestión de
servicios y atención de los usuarios, y que en esa medida se traduzca en nuevas pautas de interacción entre la gestión
pública y los ciudadanos.
Constituye un reto fundamental superar los ejercicios aislados y pasar a la instrumentación de la calidad como
política global, para impulsarla no solamente como estrategia de gestión interna, sino también como instrumento de
innovación en la relación con los ciudadanos.
La calidad como principio de gestión en el Sector Público, es todavía muy reciente, por ello vale la pena insistir en su
estudio como nueva rama de la Administración Pública; por medio del análisis de sus implicaciones teóricas y la
sistematización de las experiencias que hoy existen en diferentes países y al interior de éstos, entre las diversas esferas de
gobierno.
Al llamar la atención sobre un nuevo campo de estudio, avanzaremos hacia la mayor definición de las especificidades
que la calidad adquiere cuando se incorpora dentro de la Gestión Pública. No olvidemos que aquí, la calidad no es un fin en sí
misma, sino un medio para proyectar un nuevo modelo de abordaje de los asuntos públicos, un cambio en la imagen de las
Instituciones, nuevos valores de desempeño de los funcionarios y una relación distinta, fundada en la atención y en la
eficiencia, entre la administración pública y los ciudadanos.
La “calidad”, concebida hoy como enfoque de una empresa para coordinar, dirigir y controlar sus tareas; ha llegado a
convertirse en una “herramienta de gestión” muy útil a estos fines.
El “nivel de eficiencia” es la variable dependiente del nivel alcanzado en gestión de calidad. En otras palabras:
La gestión enfocada en la “calidad” es válida para cualquier organización; aún aquellas sin fines de lucro. Por sus
características, mejora continua y eficiencia en la gestión, sería fundamental aplicar este enfoque a la administración pública.
El doble propósito que abarca la “gestión de calidad” en las organizaciones enfocadas en este concepto, es
conducente, para mejorar muchos aspectos de los gobiernos municipales actuales, aportando herramientas útiles para
incorporar modernas técnicas de administración.
El término “calidad” es una disciplina que representa una forma de gestión que permite a las empresas obtener y
mantener ventajas competitivas. Antiguas normas de calidad la definían como: “el conjunto de características de una entidad
que le confieren la aptitud para satisfacer necesidades establecidas y las implícitas" o “el grado en que un conjunto de
características inherentes cumple con unos requisitos”. Hay otras definiciones pero, en resumen podríamos decir que:
tradicionalmente la calidad refería a la eficacia en la fabricación del producto o la prestación del servicio. El concepto ha ido
evolucionando, introduciendo aspectos relacionados con las “exigencias del cliente y la eficiencia del negocio”.
La gestión municipal es administración pública. El municipio es la institución primera del estado, es la célula básica
de una sociedad organizada, en la que encontramos claramente identificados los elementos esenciales de cualquier estado:
población, espacio y gobierno. Un territorio, una población, un poder: he aquí los tres elementos constitutivos del municipio.
La CP de Entre Ríos lo define como “una comunidad sociopolítica natural y esencial, con vida urbana propia e intereses
específicos que unida por lazos de vecindad y arraigo territorial, concurre en la búsqueda del bien común”.
El gobierno municipal es el elemento representativo y a través del cual se concretan los fines de la institución
estado municipal, que no es otra que satisfacer necesidades y anhelos de los habitantes del municipio. La noción de
municipio, trasciende entonces, a la de gobierno municipal. El que gestiona, el que administra, es este último, por ello,
cuando referimos a gestión municipal estamos hablando de administración pública municipal, o sea, nos estamos refiriendo al
manejo y dirección de un municipio, sintetizados en la acción del gobierno.
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Satisfacer necesidades de sus habitantes es el fin de la institución estado municipal, concretados por el gobierno
como responsable de la administración pública municipal. Para cumplir con este fin último, único, general, las
administraciones municipales tienen atribuciones y deberes que regulan la prestación de “servicios” enmarcados en principios
de interés general, continuidad y obligatoriedad, entre otros.
Para alcanzar la “calidad” en su doble propósito: satisfacción del cliente + eficiencia en la organización,
indudablemente, se debe diseñar y desarrollar actividades coordinadas para dirigir y controlar una organización en lo relativo
a la calidad. “Identificar, entender y gestionar un sistema de procesos interaccionados para un objetivo dado, mejora la
eficacia y eficiencia de la organización”. En otras palabras, exige una revisión general de administración y procesos, fijando
como objetivos:
a) Promover el uso eficiente del personal, equipo y materiales
b) Crear una conciencia de calidad en todo el personal de la organización
c) Prevenir la ocurrencia de fallas, errores, superposición de tareas
d) Incrementar la confianza entre proveedores y clientes internos / externos
e) Mejorar la imagen pública de la empresa
Un sistema de gestión, es una herramienta que ayuda a una organización a establecer las metodologías,
responsabilidades, recursos, actividades, para alcanzar objetivos.
Sin líderes no es posible aplicar este sistema. El liderazgo es uno de los principios establecidos por las normas.
Adoptarlo depende de una decisión estratégica de la alta dirección, siendo los líderes claves para mantener el ambiente
interno necesario para alcanzar las metas propuestas e incentivar al personal a involucrarse en la tarea.
En este marco, y adaptando a las realidades del gobierno local, el modelo de coordinación estructural para iniciar el
cambio que propone Raúl Rico en su libro “Total Quality Management”, graficamos el siguiente esquema en el que destaca:
a) el liderazgo político / estratégico de la aplicación del sistema es responsabilidad de las máximas esferas del
gobierno municipal y
b) cómo se involucra a todo el personal en el cumplimiento del mismo.
Conclusión
Si la decisión política del gobierno municipal es mejorar la administración pública, planteando estrategias que
adapten la gestión a los tiempos actuales, este modelo es una herramienta válida. Bien aplicada la optimizará. La
productividad en la gestión pública, expresada en términos de satisfacción del ciudadano y la correcta orientación del gasto
público, requiere de cambios, planificación y control para la mejora continua.
Como sostiene Drucker la “eficacia” consiste en hacer las cosas que corresponde hacer, y la “eficiencia” es hacer las
cosas bien. Los estados municipales, por sus características, los fines propios que deben cumplir y la normativa que regula su
funcionamiento, deben hacer las cosas que le competen y corresponde en la búsqueda del bien común y bienestar
general. En este marco podemos suponer un cierto grado de eficacia; pero la eficiencia, es decir, hacer estas cosas bien
y con el menor recurso posible, entendemos es un terreno en que mucho se puede mejorar.
El modelo de “gestión de calidad” es aplicable a la administración municipal y en este marco es una posibilidad para
corregir problemas estructurales que tienen en su funcionamiento estas organizaciones.
2) se ha de partir de la formación adecuada de todos los trabajadores. Componentes fundamentales de esta formación serán el
cambio hacia la actitud positiva y la motivación para el trabajo bien hecho (desde el principio y a través de la mejora
constante del mismo);
3) la calidad ha de extenderse a todos los ámbitos posibles: calidad de vida, calidad del ambiente, calidad del producto,
calidad de servicios, calidad de relaciones humanas, calidad de vida personal;
4) la comunicación se produce de modo ágil y flexible, de modo que permite la afloración de ideas y sugerencias de todos. En
su virtud, la información circula en todas direcciones y sentidos: vertical hacia arriba o abajo, horizontal (entre diferentes
departamentos o grupos), y diagonal o cruzada (entre diversos niveles de distintas unidades);
6) los errores deben preverse con el fin de evitarlos, en lo posible, antes de cometerlos;
9) dentro de la calidad total, la gestión debe realizarse según un sistema justo, equitativo y que potencie el desarrollo de las
personas y de las instituciones. La calidad ha de extenderse a los métodos, procesos, materiales y resultados;
10) la calidad ha de extenderse también a la organización, que asegure un proceso ágil y eficaz para alcanzar los objetivos.
En este ámbito, un sistema de gestión para la calidad, se concibe como el marco organizacional en el que se
establecen los medios necesarios (entradas, procesos, resultados y mecanismos de evaluación) tanto para la definición de
objetivos de calidad, como de soporte para las decisiones y acciones que permitirán alcanzarlos, bajo una concepción de
permanente interacción con el entorno circundante en la búsqueda de la satisfacción de las necesidades (Vilar, 2004).
Según el Fondo para la Normalización y Certificación de Calidad (2001: 8), el sistema de gestión para la calidad es el
“conjunto de elementos mutuamente relacionados o que interactúan para establecer la política y los objetivos y para lograr
dichos objetivos”. Sus elementos principales son: la estructura de la organización, la estructura de responsabilidades
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(dirección), los procedimientos, los procesos y los recursos. Bateman y Snell (2004), definen el sistema de gestión de la
calidad, como un conjunto de elementos, recursos materiales y humanos, acciones, funciones, medios y responsables que
garanticen la calidad de los procesos internos y, la satisfacción de las necesidades de los clientes en el ámbito externo. El
sistema debe permitir conocer la situación de los aspectos de la calidad en un momento determinado y tomar decisiones
oportunamente.
Zambrano (2001), Gabiña (1999) y los textos legales en Venezuela, coinciden en que una gestión de gobierno
municipal de calidad, es aquélla cuyos procesos administrativos son capaces de generar resultados orientados al desarrollo
integral del municipio, mejorando constantemente la calidad de vida de sus habitantes. En este sentido, se requiere generar
calidad interna en los procesos para lograr calidad en los resultados. Un gobierno municipal con una gestión de calidad es
aquél que satisfaga las aspiraciones mínimas, que cumpla con las exigencias mínimas de cada una de las comunidades, que
cumpla con la prestación de sus servicios públicos, que cumpla con una mejor calidad de vida de sus habitantes.
Los criterios de calidad relacionados con la gestión de gobierno, están referidos a calidad en los procesos y calidad en
los resultados. Arriagada (2002), plantea que el aspecto clave orientador de la calidad interna, debe ser la existencia de un
proyecto de gobierno fundamentado en una visión de desarrollo, cuyo cumplimiento marcará el impacto positivo o calidad re-
sultante de la gestión. La comunidad es indefectiblemente el evaluador más importante de una gestión de gobierno, ya que en
la satisfacción de sus necesidades, expectativas y aprovechamiento de las potencialidades productivas de su territorio, recae la
legitimidad política del gobierno, representada por la imagen de la gestión ante la comunidad y el apoyo participativo y
político de la comunidad. Zambrano (2001), expone que en Venezuela, lamentablemente, son muy pocas las gestiones
municipales y regionales que trabajan en función del conocimiento de los aspectos de su legitimidad política, lo cual actúa en
detrimento de la gestión y del desarrollo.
Balance Scorecard
El Balance Scorecard (BSC), es una herramienta estratégica definida por Kaplan y Norton (1996), como un sistema
de administración organizacional que se apoya en la calidad total y que puede motivar cambios de mejoramiento en áreas
críticas de una organización como productos, procesos, cliente y desarrollo de soluciones. Estos autores introdujeron a
principios de los años 90 el concepto de Cuadro de Mando Integral (CMI) o BSC, el cual complementa las mediciones
financieras tradicionales con otros criterios que miden el desempeño de las organizaciones desde tres perspectivas adiciona-
les: clientes, procesos de negocios internos y aprendizaje y crecimiento. En años posteriores, los autores observaron que
algunas organizaciones habían extendido el concepto de BSC más allá de su uso como una herramienta de control de gestión.
Estas organizaciones lo estaban utilizando además como una pieza importante de su sistema de gestión estratégica. Usando de
esta manera, el BSC aborda una deficiencia importante de los sistemas de gestión tradicionales: su inhabilidad para conectar
los objetivos estratégicos de largo plazo de la organización con sus acciones de corto plazo. En este aspecto se concentra su
importancia estratégica y de generación de valor.
Gabiña (1999), expone que los gobiernos locales se caracterizan por su carácter político, encontrándose la praxis
carente de valor estratégico a través del que se provea calidad a la gestión, al estar ésta dirigida a la satisfacción de las
necesidades de la comunidad y al desarrollo del entorno; al respecto, no están exentos de la aplicación de herramientas de
gerencia estratégica que fortalezcan la gestión y eleven su impacto positivo.
Según Xodo (2005), las siguientes son las razones fundamentales para utilizar el BSC en la administración pública:
a) desregular y orientar de mejor manera a los resultados en términos de eficiencia, eficacia y calidad de los servicios;
b) sustituir los modos de gestión jerárquicos y fuertemente centralizados por un entorno de gestión descentralizada
(gestión por procesos versus gestión por funciones); 7
c) facilitar la transparencia en la gestión de los servicios suministrados directamente por el sector público por medio
de la fijación de objetivos de productividad y del establecimiento de un proceso de mejora continua basado en una cultura de
la medición;
d) reforzar las capacidades estratégicas de la administración pública que le permitan adaptarse de manera automática,
flexible y económica a los cambios externos y responder a intereses diversos;
e) realizar una gestión más orientada a los ciudadanos, que responda a sus necesidades y preferencias; y
f) motivar y desarrollar el capital humano a través del reconocimiento del nivel de servicio prestado.