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Pericias Psicológicas a Imputados por Abuso Sexual

En las pericias psicológicas realizadas a supuestos abusadores


sexuales frecuentemente se pregunta a los profesionales si el
examinado "presenta desviación en la esfera de la libido con el fin de
corroborar de tal forma, si su aspecto psicológico deviene compatible
a la de una persona abusadora", "si presenta perfil compatible con
los hechos que se ventilan en la presente causa", "si presenta
trastornos en la esfera psicosexual".
Existen muchas clasificaciones y todas establecen variadas clases
de abusadores que van desde los impulsivos que muestran una
mínima o inexistente planificación hasta los pederastas ritualistas que
evidencian un importante nivel de planificación que conduce a montar
el escenario en el que puede llevar al acto sus fantasías; o diferentes
clases de pedófilos que van desde aquellos que se sienten atraídos
por los menores y mantienen sus impulsos en la fantasía hasta
aquellos que utilizan recursos de seducción, manipulación,
amenazas y/o violencia, como así también aquéllos cuya práctica
abusiva puede conducir al homicidio de la víctima con la finalidad de
ocultar el acto delictivo.
Aunque no existe un “perfil psicológico” que sea concluyente, los
autores coinciden en señalar algunas características tales como una
baja autoestima que es compensada por medio del poder y agresión
sobre la víctima, disfunciones sexuales con parejas adultas,
inseguridad sobre su rendimiento sexual, incapacidad para
relacionarse con mujeres adultas, incapacidad para tolerar el stress
y baja tolerancia a la frustración, inestabilidad, inmadurez,
personalidad introvertida y solitaria, etc.
Las clasificaciones DSM incluyen a la Pedofilia dentro del grupo de
las Parafilias como uno de los Trastornos Sexuales y de la Identidad
Sexual, pero ni esto ni los criterios diagnósticos nos dicen mucho que
nos sea útil a la hora de responder con fundamento a los puntos de
pericia habituales sobre las características del imputado.

De acuerdo a la teoría y gnosología psicoanalíticas hay tres


estructuras clínicas que son la Neurosis, Psicosis y Perversión Para
el psicoanálisis las estructuras son excluyentes y esto es lo mismo
que decir que el diagnóstico va a ir más allá de la fenomenología, ya
que no va a limitarse a una suma de signos y síntomas aún cuando
éstos sean también considerados al momento de formular y
fundamentar un diagnóstico.
Tal vez podamos convenir con los lectores que al hablar de una
escena en la que se pone en acto una fantasía que determina una
condición erótica particular y distintiva en la elección de la víctima,
también estamos hablando de Perversión. La repetición idéntica
sobre una serie de víctimas en la que se evidencia una certeza
respecto del goce por parte del victimario establece una diferencia
con el acto psicótico y con la neurosis.
De acuerdo a ello, obtener en la evaluación del examinado un
protocolo Rorschach sin un predominio de C, m, CF, o abundancia
de localizaciones S, adecuadas respuestas de M, contenidos H,
fenómenos de shock, respuestas de K, etc., o adecuados resultados
y proporciones en el Sumario Estructural si la técnica se evalúa por
el sistema Exner, orientan hacia un diagnóstico de estructura que
resulta incompatible con el de un sujeto que ponga en la escena el
acto perverso para el que, conductualmente, debe superar las tres
conocidas barreras que implican los inhibidores internos, los
inhibidores externos y la resistencia de la víctima.

Pericias Psicológicas En La Inimputabilidad Por Trastornos


Mentales Transitorios

Ver Código Penal Nicaragüense: El Art. 34 Inc. 1 de nuestro Código


Penal establece que: “No son punibles: el que no haya podido en el
momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por
alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de
inconsciencia, error o ignorancia de hecho no imputable comprender
la criminalidad del acto o dirigir sus acciones”
Los Trastornos Mentales Transitorios (TMT) pueden constituir un
eximente o un atenuante según se trate de un trastorno completo o
incompleto, pero deben cumplir con ciertas características entre las
cuales se destacan que deben ser desencadenados por una causa
inmediata, remitir completamente sin secuelas, y que no debe haber
sido buscado por el autor del delito con la finalidad de cometer el
ilícito.
Esto último resulta de gran importancia en el sentido de que cuando
el trastorno es provocado por una intoxicación alcohólica o por
drogas, siempre existe la posibilidad de que el consumo haya sido
realizado con el propósito de cometer un delito. Hasta hace algunos
años era frecuente la intoxicación por medio de una combinación de
alcohol y algunas benzodiacepinas como el flunitrazepam buscando
provocar estados psíquicos con una importante obnubilación de la
conciencia y una desinhibición comportamental, siendo habitual la
amnesia posterior a los trastornos de conducta que podían incluir
actos violentos y/o brutales satisfacciones instintivas, siendo
conocidos estos efectos por el sujeto involucrado.
Por otro lado, los TMT pueden ser espontáneos como es el caso de
los sujetos que presentan trastornos de la personalidad, epilepsias
parciales que dan lugar a la emergencia de automatismos, fugas, etc.
con la característica de la amnesia consecutiva a los estados
crepusculares o confusionales de la conciencia.
En otros casos, determinados episodios traumáticos son susceptibles
de producir reacciones anormales como sucede en algunos cuadros
de estrés agudo, en los que puede observarse toda la gama clínica
que va desde los estados de estupor en los que el sujeto queda
paralizado, con las percepciones casi abolidas y el contacto social
interrumpido, hasta los estados de agitación o confusión mental con
gritos, violencia, carreras sin finalidad, desorientación témporo
espacial y un onirismo terrorífico que puede conducir a una tentativa
de suicidio o a una serie de actos heteroagresivos de gran
impulsividad.
Si bien el espectro de posibilidades que pueden anular la
responsabilidad criminal es muy amplio, en todos los casos debe
haberse evidenciado en el momento del hecho una profunda
perturbación de la conciencia y una suspensión del juicio del autor
del delito.
En todos los casos, las pericias psicológicas deberían evaluar la
personalidad previa del detenido ya que siempre es posible que
ciertos estímulos que pueden parecer intrascendentes hayan tenido
un efecto traumático en un sujeto con una estructura de personalidad
que se caracterice por una gran rigidez defensiva o por una carencia
significativa de recursos para la simbolización.

La Realidad Y La Fantasía En El Trauma De Seducción Por Un


Adulto

Freud sostiene que tanto en las neurosis traumáticas como en las


neurosis de transferencia (neurosis histérica, neurosis fóbica y
neurosis obsesiva) los pacientes se encuentran fijados al trauma y
que por este motivo se repite el fragmento de la vida que fue penoso.
Define al trauma como una cantidad de excitación que excede la
capacidad del sujeto para controlarla y derivarla psíquicamente y,
respecto de las neurosis traumáticas, señala que ante un suceso se
produce una afluencia tal de excitación que el aparato psíquico no
puede tramitar las excitaciones según el principio de constancia. Por
este motivo, este aflujo de excitación obliga al aparato anímico a
realizar una tarea que está más allá de este principio y que consiste
en ligar la excitación de forma que sea posible la descarga. La
repetición en los sueños en que el sujeto revive la situación
traumática es atribuida a la compulsión de repetición.
Con respecto a las neurosis de transferencia Freud le va a dar dos
tiempos a la acción del trauma: un primer momento es en la
sexualidad infantil y el segundo momento es posterior a la pubertad.
En una primera escena, llamada de seducción, el niño sufre una
tentativa sexual por parte de un adulto sin que esta escena sea
penosa cuando transcurre. La primera escena se tornará penosa con
posterioridad a la pubertad y a partir de una segunda escena que la
evocará por algún rasgo asociativo confiriéndole un valor traumático.
Lo traumático no es la escena misma sino su recuerdo, y es por este
motivo que Freud va a decir que las histéricas sufren de
reminiscencias.
También con respecto a las neurosis de transferencia, en una
primera época Freud consideraba al trauma como un hecho
acontecido, suponía que sus pacientes habían experimentado
determinadas situaciones que provocaban el trauma. Estas
situaciones eran de carácter sexual y el trauma era el de seducción,
pero con posterioridad a esto le escribe una carta a Fliess en donde
le dice “mis neuróticas me mienten”.
Freud se encuentra con que lo traumático no tiene que ser un hecho
que haya ocurrido necesariamente, sino que lo traumático puede ser
una fantasía, y es entonces cuando le otorga veracidad a la mentira:
estas mentiras tenían realidad psíquica, no importaba si el hecho
hubiera o no acontecido, lo que importaba era el valor de verdad de
estas fantasías y el efecto que tenían en sus pacientes. Un hecho o
una fantasía cobra brillo a partir de lo actual, es decir que algo pasó,
pensó o imaginó durante la infancia y cuando en la actualidad de la
vida adulta acontece algo que se liga asociativamente con la escena
anterior, la primera se torna traumática. Lo que hace el factor
desencadenante es encadenar algo que había quedado, y no se trata
necesariamente de un acontecimiento real.
El concepto de realidad psíquica refiere a una realidad regida por el
deseo, y a partir de que Freud se encuentra con estas “verdades
falsas” también se encuentra con que hay determinadas fantasías
que se repiten y a las que llama fantasías primitivas, originarias,
primordiales o protofantasías, entre las cuales se encuentra la
fantasía de seducción por un adulto que responde al enigma del
origen de la sexualidad.
Si bien la realidad psíquica refiere a lo que es una verdad de ese
sujeto, resulta obvio que fantasía y realidad no pueden homologarse
fuera de un contexto terapéutico, y menos aún en un contexto judicial
en el que un otro termina involucrado ya no en una escenificación de
deseo sino en una acción delictiva.
De acuerdo a la Ley 25.852 que introdujo en el Código Procesal
Penal de la Nación con el art. 250 bis el procedimiento de Cámara
Gesell, los menores de hasta 16 años deben prestar su declaración
una única vez, la cual debe ser grabada en audio y video, con la
finalidad de evitar la posibilidad de que se produzca una
revictimización originada en múltiples declaraciones e
interrogatorios. La entrevista debe ser realizada exclusivamente por
profesionales de la psicología, específicamente por los peritos
psicólogos oficiales que integran el Cuerpo Médico Forense en el
ámbito de la justicia nacional o las Asesorías Periciales
Departamentales y Cuerpos Técnicos Auxiliares en el caso de la
jurisdicción provincial. Tanto la defensa como la querella o
particulares damnificados pueden designar peritos de parte, quienes
siempre se encontrarán en el recinto contiguo al consultorio donde
se realiza la entrevista al niño, y por lo tanto podrán seguir el
desarrollo del relato que la supuesta víctima realice.
En lo que refiere específicamente a las entrevistas destinadas a la
investigación de abuso sexual de menores, es de primordial
importancia que la misma sea realizada conforme a un protocolo
desarrollado con esta finalidad como el del NICHD, el cual constituye
un instrumento capaz de reducir a un mínimo la posibilidad de
inducciones y sesgos en los contenidos obtenidos, los cuales
también deberán ser analizados de acuerdo a la Psicología del
Testimonio.
En la tarea pericial de analizar la credibilidad de las declaraciones
obtenidas en cámara gesell resulta de importancia fundamental
aplicar, por un lado, los criterios de técnicas como el SVA-CBCA,
pero sin que esto signifique dejar de tener en cuenta aquellos
recursos con los que también se puede llegar a un mejor
discernimiento respecto de una verdad real.
Esta tarea tiene que ver con poder escuchar diferencias y con tener
presente que en una neurosis traumática es el mismo trauma el que
posee la parte determinante en el contenido de los síntomas. Así
como Freud le da dos tiempos a la acción de un trauma, también
señala que existe una relación de complementariedad entre esos dos
momentos y que, en el caso de las neurosis infantiles, no hay un
diferimiento temporal y la enfermedad se contrae como consecuencia
directa de la vivencia traumática.
Estas diferencias remiten a las que también surgen en la clínica de lo
traumático: cuando en las neurosis de transferencia se produce una
emergencia de un sueño de angustia el sujeto asocia en análisis y
por lo tanto se lo puede trabajar como cualquier otro sueño. La
presencia de angustia insta al trabajo en análisis y puede verse que
muchas veces el paciente está esperando el momento de la sesión
para contarlo y elaborar esto que se presenta en su sueño. En el caso
de los sueños propios de las neurosis traumáticas no hay
asociaciones, siempre aparece lo mismo: el sujeto lo refiere
directamente a la vivencia traumática que ha atravesado.
Estudio Confirma La Importancia De Aplicar El Protocolo Del
NICHD En La Investigación De Víctimas De Abuso Sexual
La investigación realizada por Michael Lamb y Mireille Cyr, y
publicada en 2009 en Child Abuse & Neglect (volumen 33, número
5), es el primero que se realiza sobre la efectividad del protocolo del
NICHD en países donde el idioma no es inglés y por investigadores
que no son los propios autores. Para el estudio se utilizaron 83
entrevistas realizadas por policías y trabajadores sociales siguiendo
el protocolo, las cuales fueron comparadas con otras 83 para las que
no se utilizó ningún tipo de protocolo.
Los resultados indican que las entrevistas “protocolarizadas” proveen
información más precisa y relevante para la investigación (alrededor
de 4 veces más), que aquellas no “protocolarizadas”. Las incitaciones
al relato libre fueron 3 veces más comunes en estas entrevistas,
mientras que las intervenciones dirigidas, con opciones o sugestivas
fueron significativamente menos frecuentes. Además, las entrevistas
“protocolarizadas” requirieron 25% menos preguntas del
entrevistador para obtener la misma información. Este estudio, por lo
tanto, al igual que otros anteriores, comprueba la utilidad de aplicar
este protocolo en las entrevistas a menores víctimas de abuso
sexual.

Daño Psíquico: Acerca De Los Resultados De Las Pericias


Psicológicas

Cuándo una pericia psicológica está correctamente realizada?


Desde el punto de vista técnico una pericia es adecuada cuando el
dictamen posee fuerza probatoria, la cual será estimada por el juez
teniendo en cuenta la competencia del perito, los principios científicos
o técnicos en que se funda, la concordancia de su aplicación con las
reglas de la sana crítica, las observaciones realizadas por los
consultores técnicos o los letrados, y los demás elementos de
convicción que la causa ofrezca.
Desde el punto de vista práctico, una pericia o una evaluación
realizada por un consultor técnico es adecuada si arroja como
resultado un diagnóstico y un porcentaje de incapacidad que resulta
coherente con el hecho motivo de litis.
Cuando un perito en un dictamen afirma que un determinado evento
dañoso, no ha producido secuela psicológica alguna en el peritado,
o cuando atribuye la totalidad de la sintomatología observable a una
patología preexistente, todos sospechan que hay algo que no está
bien.
A partir de aquí hay poco tiempo para que los letrados presenten un
pedido de explicaciones y esto hará aún más difícil lograr la
designación de un nuevo perito y un nuevo dictamen. La prueba fue
producida, el resultado desfavorable a la parte, no hay mucho más
que hacer.
No es posible saber exactamente qué resultados hubieran sido los
correctos, pero sí es posible especular en términos de generalidades.
En un caso de accidente de tránsito u otro evento traumático, lo
habitual hubiera sido alguno de los trastornos de ansiedad, es decir
un trastorno por estrés postraumático, trastorno de ansiedad
generalizada, trastorno de ansiedad no especificada, etc.
Habitualmente será de curso crónico, y la gravedad será moderada,
y esto significa una incapacidad parcial y permanente de
aproximadamente un 20-25% del V.T.O.; como así también un
tratamiento sugerido de dos años de duración con una frecuencia de
dos entrevistas semanales a razón de unos 350 pesos cada una con
un profesional de mediana experiencia y renombre.
La existencia de un pre informe en el expediente abre los ojos del
perito designado de oficio, y lo habitual es que no se aparte
demasiado de los resultados que ya se encuentran en la causa en el
momento de examinarla. Tal como se señala en otra publicación,
muchos errores y omisiones posibles se evitarán, ya que la
inscripción de estos datos en la memoria del profesional designado
lo mantendrá alerta durante la administración y evaluación del
psicodiagnóstico que conducirá a su dictamen. De la misma manera,
preguntas susceptibles de evaluar manifestaciones clínicas de
relevancia diagnóstica pueden ser involuntariamente omitidas por el
perito, no obstante lo cual el examinado podrá recordar de su primera
evaluación y muy probablemente proporcionará las respuestas
dentro de la entrevista semidirigida que se le administre para la
pericia.
Por otro lado, la presencia de un consultor técnico durante la
evaluación realizada por el perito oficia como un incentivo para hacer
las cosas bien, estar atento a los detalles, preguntar lo que tal vez en
otra situación podría pasar por alto.
Sólo los abogados, y en menor medida los auxiliares que nos
desempeñamos en las distintas especialidades en el ámbito judicial
sabemos cuánto tiempo y esfuerzo se requiere llegar desde la
demanda hasta la sentencia, un largo recorrido en el que asegurar
cada prueba lo máximo posible proporciona la tranquilidad de saber
que se han usado todos los recursos a favor del cliente y de uno
mismo.

Daño Psíquico: ¿Pre informe o Consultor Técnico?


Tal como se señaló en entradas anteriores, ambos recursos son de
gran utilidad en lo que refiere a tratar de asegurar resultados
correctos en la prueba pericial que va a producirse en una causa.
Un diagnóstico inadecuado o un incorrecto establecimiento de la
gravedad y el curso del trastorno existente terminarán en un dictamen
que no estará mostrando en el expediente la realidad de ese sujeto
que es la víctima. Revertir el resultado de una pericia desfavorable
no será una tarea sencilla ya que, aún cuando las observaciones que
se puedan realizar tengan un adecuado fundamento, las
conclusiones elaboradas por el perito oficial tenderán a prevalecer en
virtud de que su designación supone una imparcialidad que no tiene
la parte interesada en el resultado de la prueba. Aún en el caso de
que las conclusiones no se encuentren debidamente fundadas, o en
el caso de otros errores groseros y evidentes que hagan que la
pericia oficial se tenga por no presentada, se devuelva al profesional
y se designe un nuevo perito, el tiempo (procesal y real) que se
perderá podrá también producir toda una gama de pérdidas posibles.
¿Preinforme o Consultor Técnico? Ambas opciones son válidas. Aún
cuando las conclusiones a las que arribe el perito oficial designado
tendrán, salvo raras excepciones, prevalencia sobre las conclusiones
elaboradas por el consultor técnico y sobre las posibles objeciones
de la parte que no ha resultado favorecida en el dictamen, ésto no
representará un obstáculo si desde el inicio se tiene presente que la
tarea fundamental es la de lograr que el perito designado arribe a
conclusiones que reflejen claramente la realidad del peritado.
Para ello, probablemente, lo más adecuado es que el perito, en el
momento de analizar el expediente, encuentre un estudio que le
permita saber, con anticipación, lo que sucede en la psiquis del sujeto
que debe examinar. No es lo mismo una evaluación realizada a un
sujeto conociendo únicamente lo que se enuncia en el capítulo de los
“hechos” de una demanda, que realizarla habiendo conocido el
desarrollo y conclusiones de un psicodiagnóstico previo debidamente
elaborado y fundamentado. Muchos errores y omisiones posibles se
evitarán, ya que la inscripción de estos datos en la memoria del
profesional designado lo mantendrá alerta durante la administración
y evaluación del psicodiagnóstico que conducirá a su dictamen. De
la misma manera, preguntas susceptibles de evaluar
manifestaciones clínicas de relevancia diagnóstica pueden ser
involuntariamente omitidas por el perito, no obstante lo cual el
examinado podrá recordar de su primera evaluación y muy
probablemente proporcionará las respuestas dentro de la entrevista
semidirigida que se le administre para la pericia.
Podrán surgir algunas diferencias, principalmente originadas en el
tiempo que haya transcurrido entre ambas evaluaciones, pero lo
usual es que estas diferencias sean mínimas dado que por lo general
se trata de cuadros clínicos de curso crónico y de pacientes que no
han accedido a ningún tratamiento psicoterapéutico. Si bien la
fatalidad existe y la última garantía nunca puede tenerse en ningún
ámbito de la vida, hay recursos disponibles que acercan la posibilidad
de conocer la realidad de un sujeto que no debe ser víctima dos
veces. La primera ya no puede evitarse; la segunda, relacionada con
que pueda desconocerse lo que le sucede, sí.

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