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“En los últimos años el derecho penal económico ha alcanzado una gran
autonomía científica. Esto quiere decir que no solo ha tomado cierta distancia de
los principios y contenidos particulares del derecho mercantil, financiero o
bancario, sino que además, dentro mismo del derecho penal, es posible hablar de
aspectos propios y diferenciados del derecho punitivo aplicado a la economía. En
el pensamiento penal alemán, Klaus Tiedemann se refiere al derecho penal
económico como aquél que se aplica a los ilícitos que surgen en la actividad de
intervención y regulación estatal dentro de la vida económica. Su finalidad es la
protección de bienes supraindividuales y para ello se vale de normas que se
aplican en la producción, fabricación y distribución de bienes y servicios.
Con un contexto técnico más complejo y en una posición inalterada hasta la fecha
–TIEDEMANN- señalará que el delito económico consiste en un comportamiento
realizado por un agente económico con infracción de la confianza que le ha sido
socialmente depositada y que afecta a un interés individual (bien jurídico
patrimonial individual) y pone en peligro el equilibrio del orden económico (bien
jurídico supraindividual). Como vemos, en su concepción, el Derecho penal
económico se caracteriza por estar dirigida –aunque no exclusivamente- a la
protección de intereses sociales de orden colectivo. El mismo autor reconoce que
su posición ha generado entre otras críticas la afirmación que la protección de
bienes jurídicos supraindividuales supone el favorecimiento de la tendencia
expansiva del Derecho penal a través, por ejemplo, de la creación de tipos de
peligro abstracto. Los puntos de partida de esta idea resultan, es evidente, muy
discutibles, los valores sociales supraindividuales tienen “en el ordenamiento
económico actual, un lugar legítimo, reconocido por el Derecho Económico desde
hace mucho tiempo”