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Muy buenos días estimado profesor Edwin Pizarro y distinguidos compañeros.

Es muy grato para mí estar el día de hoy


ante ustedes.

Su nombre es Christell Pineda Quispe, a los 14 años y medio se enamoró como cualquiera de nosotros puede hacerlo, de
un muchacho llamado Alexis, su relación aparentemente iba bien… Sin embargo, a los casi dos años esta se convirtió en
una situación muy tormentosa y tóxica. Todo empezó con los celos, luego los gritos junto con los golpes.

Christell fue mi prima y más que eso una hermana, logró salir de esa relación, pidió ayuda, se mudó de casa, pero todo
eso no fue suficiente porque el 21 de junio del 2016 la hallamos muerta. Según las tardías investigaciones del ineficaz
sistema de justicia, su ex enamorado y verdugo acabó con su vida. Hasta el día de hoy, 3 años después el sujeto sigue libre.
Casos como este abundan, en lo que va de este año, ya son 55 feminicidios desde enero hasta el presente mes.

Según la Defensoría del pueblo, Perú es uno de los países más violentos contra las mujeres. A diario hay 251 víctimas que
denuncian ante las autoridades. Pero hay un grueso número que prefiere el silencio por temor al abandono. En 2012,
hubo 30 mil víctimas; en seis años, es decir, en el 2018 esa cifra se triplicó de acuerdo al Ministerio de la mujer. Este
diagnóstico que coloca al Perú en el segundo puesto de Sudamérica con más casos de ataques a la mujer no
necesariamente refleja la realidad. Probablemente sea peor. Y es que solo una de cada tres mujeres abusadas acude a la
Policía o centros especializados.

La violencia contra la mujer es definida por las Naciones Unidas como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al
sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer”

Bien, ahora ¿qué hacer frente a esta problemática social que está costando vidas de miles de mujeres? En primer lugar,
debemos reconocer el problema como tal y no ser indiferentes ante la realidad. Asimismo es importante que el Estado en
su totalidad tome un rol de prevención e intervención con el propósito de brindar un apoyo sostenible a las mujeres de
todas las edades y de todas las condiciones sociales. Pero no deseo enfocarme en lo que debería de hacer el Estado sino
en lo que podríamos hacer nosotros desde nuestro rol de ciudadanos.

 Empecemos el cambio por nosotros mimos, cuestionemos los estereotipos existentes en la sociedad, pues de esa
manera generamos un pensamiento crítico y fomentemos esto en los más pequeños y en general, a todas las
personas que nos rodean.
 Involucremos a la sociedad en este asunto; tú y yo. Nosotros debemos de tomar un rol activo porque estoy muy
segura que alguna vez en sus vidas han sido víctimas de algún tipo de maltrato físico, verbal o sexual, o también
testigos de estos abusos.
 Empoderémonos como mujeres, como personas, aumentemos de la participación de las mujeres en los procesos
de toma de decisiones. Por otro lado, también es cierto que hay hombres que sufren abusos por parte de algunas
mujeres, en menor cantidad claramente, pero debemos generar consciencia de que ni una mujer ni un hombre
debe sufrir abusos que denigren su dignidad humana.
 ¿Y si fuésemos nosotros? La abogada y experta en materia de violencia de género, Giuliana Grimaldo, dijo que
una clave para la solución del problema es encontrar nuestra capacidad para ponernos los zapatos del otro y salir
a defender a las víctimas. “Un testigo es un importante actor del proceso legal. Una declaración es clave para que
el agresor tenga la pena que le corresponda. Es importante no quedarnos callados. ¿Qué clase de ciudadanos
somos si carecemos de empatía?” Con lo mencionado no hago referencia a siempre salir a pelearnos (en casos
específicos esta medida es necesaria), sino a tratar de intervenir y defender de otras maneras, recordemos el caso
de Micaela de Osma cuando Martín Alonso Camino Forsyth la arrastró del brazo en una calle del distrito de
Miraflores. Esta agresión se hizo pública gracias a una vecina que intervino para evitar la futura muerte de la joven.
La acción de cada uno puede cambiar esta situación. Si eres familiar o amigo de la víctima, o si eres un simple
testigo, intervenir es necesario.
 Trabajemos con los hombres pues la lucha por transformar las relaciones de género y eliminar la violencia contra
la mujer no puede tener éxito sin la participación de los hombres.
 El machismo en la sociedad es la causa principal de violencia contra la mujer. “La música de moda tiene letras que
alientan la posesión del hombre sobre la mujer”, como por ejemplo………………………..
 Podemos hacer uso de las tecnologías de la información TICS para difundir casos de violencia, generar impacto y
consciencia , pero no todo queda ahí, también podemos ser parte de movilizaciones. Sin embargo, la medida más
fundamental es entender el fondo de esta problemática: la gran ausencia de valores y la extensión de la
mentalidad machista en nuestra sociedad hasta el día de hoy.

Para finalizar, la violencia contra la mujer, cuya expresión más grave es el feminicidio, debe ser un tema prioritario en
nuestro país, donde la magnitud de la misma afecta de manera negativa la vida de muchas peruanas, la violencia contra
la mujer es un problema global, quizás el mayor que se manifiesta en todos los niveles de la sociedad y hasta ahora los
esfuerzos en relación a ella se dirigen a paliar sus consecuencias, a imponer justicia después de que se hayan cometido las
acciones, más que tratar de construir una cultura en que la violencia y la desigualdad no sean aceptadas.

No se trata de un asunto que concierne solamente a las mujeres, es responsabilidad de todos nosotros. El tiempo de la
tolerancia y las justificaciones a este tipo de violencia se acabó.

Sí, es posible. Juntos podemos detener la violencia.

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