Resulta de lo más fundamental, con el fin de poder enfrentarse a los problemas de
la vida práctica, así como los que puedan presentarse al incurrir en una investigación, servirse de ciertos principios básicos, los cuales guiarán al hombre en su comprensión de la naturaleza y sus fenómenos. Estos principios deben ser lo más generales y resumidos posibles, con el fin de que puedan aplicarse a cualquier problema por más específico que éste sea. Así, para entender estos principios, se debe tomar la experiencia como fuente primaria del conocimiento, de la cual va a devenir todo lo teórico. Los principios fundamentales que se deben tener siempre en cuenta son los siguientes: En primer lugar, el todo es infinito, pues no posee límites y, por esto mismo, no puede existir la creación ni la destrucción, y esto quiere decir que la constitución del mundo ha sido siempre la misma y eterna. Éste, a su vez, está compuesto por principios indivisibles llamados átomos y vacío. Es importante tomar en cuenta el vacío, pues es en este medio en el que interactúan los átomos. Esta interacción, más específicamente, la unión entre átomos, va a generar elementos, los cuales, a su vez, constituyen los cuerpos. Otra característica importante del todo, es que en él se encuentran mundos infinitos. En lo que concierne al entendimiento y nuestra forma de aprehender los objetos que se encuentran en la realidad, es importante tomar en cuenta que los cuerpos, a través de vibraciones, emanan imágenes sutiles, pero con una semejanza de forma y complexión prácticamente idéntica al objeto real. A estas imágenes las llamaremos simulacros, los cuales se introducen en los hombres y es de esta forma que nos es posible percibir dichos objetos. Es de esta manera que se inicia el proceso de comprensión. Ahora bien, el error en el pensamiento se genera a partir de una opinión hecha deliberadamente sobre algo; en el momento que se confirma por medio de evidencias que la realidad es diferente de la opinión anteriormente expuesta, podemos decir que se ha incurrido en un error. Los átomos, entonces, son principios indestructibles, de tamaño sumamente pequeño, y es gracias a éstos que los cuerpos pueden poseer límites, pues son los que constituyen los límites de las dimensiones de cualquier cuerpo. Respecto al alma, se afirmará que es un cuerpo sutil y que se encuentra diseminado por todo el organismo humano, siendo aquello que nos permite la capacidad de sensibilidad. Sin embargo, el alma no posee esta cualidad por sí sola, sino sólo en relación al cuerpo, de la misma manera que un cuerpo no es capaz de sensibilidad si no posee alma. Siendo esto así, resulta incongruente afirmar que el alma es incorpórea, pues esta denominación sólo puede atribuirse a algo que no es cuerpo, y puesto que anteriormente se afirmó que el todo está constituido tan sólo por cuerpos y vacío, le correspondería al alma ser vacío, y con ello le sería imposible la capacidad de sensibilidad, la cual, como ya se vio, es la característica fundamental del alma. Es por ello que el alma debe ser considerada como un cuerpo. Respecto al tiempo, se puede decir que no requiere de profundas explicaciones, pues es un fenómeno del que no serviría mucho ahondar. Sólo se requiere de una reflexión de éste con respecto a los conceptos preestablecidos que ya manejamos. Finalmente, en lo que respecta a los fenómenos celestes, es preciso señalar lo poco sano que es para los hombres creer que éstos son causados por seres superiores, que pueden provocarlos conforme a su temperamento; o bien, que estos fenómenos, por sí mismos posean intencionalidad. No es bueno pensar de esta forma, pues sólo genera confusión en las almas de los hombres. La manera de serenar sus almas es, precisamente, y como ya se ha dicho, entendiendo y tomando en cuenta los principios fundamentales en los que se basa el funcionamiento de la naturaleza, la cual es perfecta, y por lo tanto se debe aceptar sin más. Es indispensable tomar esto en cuenta, con el fin de eliminar la perturbación de nuestras almas y, así, vivir con tranquilidad.