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TRASTORNOS DE LA FONOARTICULACIÓN (Parte I):

"CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS"
Introducción:
Las alteraciones articulatorias son un trastorno común en la infancia y uno de los más
fáciles de identificar por las repercusiones que generan en la comunicación del menor con
su núcleo familiar, el entorno educativo y social. Estos trastornos se observan también en
adolescentes y adultos, aunque con menos frecuencia, individuos que por diversos
motivos no recibieron atención logopédica oportunamente y por lo tanto, conservan sus
defectos articulatorios y/o resonanciales.

Una adecuada articulación fonética le permitirá al niño ser escuchado y comprendido,


transformándose en una valiosa herramienta para expresarse, interactuar con el medio y
obtener eficacia en las comunicaciones. Es bien sabido que a medida que los niños crecen
y adquieren habilidades en la articulación, su pronunciación será más clara, fluida y
correcta.

Durante este período de organización y desarrollo del lenguaje oral pueden presentarse
defectos articulatorios que son fisiológicos en esta etapa evolutiva y conocidos como
dislalias de evolución. No obstante, si estos errores de pronunciación se mantienen más
allá de los 4 años de edad, sería conveniente consultar al logopeda. Este profesional
luego de efectuar una valoración del menor y concretar el diagnóstico podrá determinar si
el caso amerita o no una intervención, informando y asesorando adecuadamente a la familia
acerca de los resultados obtenidos.

LAS CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS:


En primer lugar se deberá investigar la etiología del trastorno articulatorio que presenta
el paciente y que es el motivo de su consulta, ya que la causa puede ser orgánica o
funcional.

Las causas funcionales conducen a trastornos articulatorios denominados


dislalias, mientras que las causas orgánicas generan las llamadas disglosias.

El término dislalia se refiere al defecto en la articulación de los fonemas del habla


secundario a una disfunción de los órganos fonoarticuladores. Esta alteración funcional
(dislalia funcional) puede observarse a nivel de la lengua, labios, velo del paladar o
mandíbula, motivada por un aumento o disminución del tono muscular y/o de la movilidad
de dichos órganos. La falta de tonicidad y/o motricidad orofacial óptima, producirá una
incoordinación entre las partes móviles y fijas de la boca la que conducirá al déficit
articulatorio, en ausencia de causas orgánicas (ej: colocación errada del ápice lingual).

Las dislalias se manifiestan por omisión, sustitución o distorsión de los fonemas que son
las unidades más simples de la expresión hablada. Esta dificultad para articular uno o más
fonemas incidirá en la correcta pronunciación de las palabras, alterando en forma
proporcional el lenguaje oral del individuo y en ocasiones también, el aprendizaje de la
lectoescritura en su fase inicial.
Los trastornos articulatorios de etiología orgánica reciben el nombre de disglosias y se
producen por alteraciones esquelético-estructurales de origen congénito y/o adquirido en
los órganos periféricos del habla (en forma única o asociada). Las dislalias y disglosias
obedecen a múltiples factores causales, alguno de los cuales se exponen en la siguiente
tabla:

ETIOLOGÍA FUNCIONAL: dislalias ETIOLOGÍA ORGÁNICA: disglosias


Macroglosia (lengua grande).
Succión digital.
Déficit auditivo congénito o adquirido.
Respiración bucal.
Alteraciones de la mordida
Deglución infantil o atípica.
(maloclusiones).
Factores emocionales o psicoafectivos.
Anquiloglosia o frenillo sublingual muy
Onicofagia (hábito de morderse las uñas).
corto.
Prolongación de uso del chupete y/o
Fisura de labio, alvéolo, paladar duro y/o
biberón.
blando.
Hábitos de succión y/o mordida (dedos,
Alteraciones estructurales del paladar o
objetos, prendas de vestir, juguetes, etc.).
de la mandíbula.
Imitación de las personas del entorno
Falta de piezas dentarias, diastemas
familiar que presenten problemas
(espacio entre los dientes), etc.
fonoarticulatorios (padres, hermanos,
Hipertrofia de amígdalas palatinas o de
abuelos, etc.).
adenoides (vegetaciones).

¿Cómo se diagnostican los trastornos de la fonoarticulación?


En el presente artículo se hará referencia a los trastornos articulatorios en ausencia de
lesiones del Sistema Nervioso Central. La valoración se efectuará a través de un análisis
minucioso y detallado de la función de fonoarticulación, con posterioridad a la
anamnesis y la observación inicial de la primera entrevista. Independientemente del
orden, se deberán valorar los órganos fonoarticuladores del paciente y también, su
articulación que es la que motiva la consulta logopédica y objeto de nuestra investigación.
Recordemos que los articuladores son: labios, lengua, dientes, paladar duro y blando,
alvéolos y mejillas.

¿Por dónde comenzamos a examinar al consultante? Desde mi experiencia con niños


colaboradores (de todas las edades) y adultos, me ha resultado efectivo evaluar en primera
instancia los órganos fonatorios, con el objetivo de tener una visión global del potencial y
las posibilidades de recuperación de cada sujeto. Explorando la estructura fonoarticulatoria
se puede ir deduciendo la causa de la alteración del habla: hipo o hipertonía muscular, falta
de movilidad en algún órgano, paladar blando incompetente, un frenillo lingual corto que
impide a la punta de la lengua tocar el paladar… como así también, prever que tipo de
abordaje necesitará ese paciente para resolver su problemática. Evidentemente este
examen exobucal y endobucal será cotejado con el resto de la valoración y relacionado con
los datos recogidos mediante la anamnesis, para concluir así en el diagnóstico
fonoarticulatorio definitivo.

Los órganos fonoarticulatorios y el habla: Las características del habla se evalúan


desde la primera entrevista a través del interrogatorio o anamnesis si el consultante es un
adulto. En cambio, si se tratase de un menor aprovecharemos sus intervenciones (lenguaje
espontáneo), entablaremos una conversación informal, un juego, etc., recursos
encaminados a detectar la presencia de dislalias o disglosias.

Para examinar la articulación del sujeto se suelen administrar listas de palabras donde
cada fonema se presenta en posición inicial, intermedia y final, al igual que los sinfones con
“l” y “r”. Estas listas fonemáticas se utilizan a la repetición (lenguaje repetido), aunque
también resulta útil con los niños de corta edad (2 a 4 años) valorar la pronunciación a
través de la descripción de láminas, dibujos, juguetes, etc., (lenguaje dirigido).

Durante la exploración de los órganos fonoarticulatorios tendremos en cuenta la


morfología (forma orgánica) y la función (tonicidad y motricidad), por lo tanto, éstos se
examinarán en posición estática y dinámica utilizando para ello praxias orales, faciales y
pruebas específicas a elección del terapeuta. Es conveniente efectuar un examen orofacial
completo para asegurarnos que reeducaremos posteriormente los músculos
disfuncionales: musculatura lingual, orbiculares de los labios, buccinadores, etc.

Por lo antes dicho, debieran examinarse la lengua, los labios, el paladar (duro, blando y
úvula), los maxilares (superior e inferior), las arcadas dentarias, la articulación
temporomandibular (ATM), los músculos buccinadores y maseteros (de la masticación).
Esta valoración nos permitirá relacionar la forma (anatomía), la musculatura y las
funciones orofaciales, para obtener un diagnóstico certero y encarar un tratamiento eficaz,
tanto en las disglosias como en las dislalias.

La voz y la resonancia: Si observamos que nuestro paciente presenta trastornos


resonanciales, deberemos investigar los posibles factores causales, ya que durante la
reeducación abordaremos no solo el problema del habla; sino también, la resonancia que
se refiere al timbre vocal. “La resonancia normal es producto de la relajación y plasticidad
de las cavidades faríngea y oral, a las que se acopla intermitentemente la cavidad nasal.
Cualquier cambio en la longitud, forma y tamaño del tracto vocal, así como alteraciones
articulatorias, acarrearán defectos resonanciales”1.

La resonancia que es generada a partir del ascenso y descenso del velo del paladar, podrá
verse alterada por factores orgánicos o funcionales los que determinarán el diagnóstico
y el tipo de abordaje terapéutico. Para evaluar el correcto funcionamiento de la válvula
velofaríngea existen pruebas objetivas y semiobjetivas, aunque estas últimas son las más
utilizadas ya que no requieren equipamiento especial y pueden practicarse en la consulta
de logopedia.

Existen tres tipos de trastornos (Farías 2007, 2011 p. 210): 1) Hipernasalidad o hiperrinolalia
o rinolalia abierta; 2) Hiponasalidad o desnasalidad o hiporrinolalia o rinolalia cerrada:
posterior o anterior; 3) Nasalidad asimilativa exagerada. La autora mencionada describe
cada uno de estos trastornos: “La hipernasalidad es el exceso de resonancia dentro de la
cavidad nasal para vocales y consonantes sonoras orales […]. La hiponasalidad es la
disminución o ausencia de la resonancia nasal normal en “m”, “n”, “ñ” y pérdida de la
nasalidad asimilativa […]”1. Farías concluye: La nasalidad asimilativa exagerada consiste
en la resonancia nasal aumentada en una vocal continua a una consonante nasal1.

La importancia de considerar la resonancia durante la valoración del paciente que consulta


por un déficit fonoarticulatorio, se debe a que el adecuado funcionamiento del esfínter
velofaríngeo es indispensable en la normal producción de la voz y el habla. Por este motivo,
será fundamental conocer la etiología de la modificación del timbre vocal (resonancia). Los
factores que impiden un adecuado fluir del aire a través de la cavidad nasal tienen origen
funcional u orgánico, siendo éstos los más asiduos en la práctica clínica. Las causas
orgánicas se deben principalmente a lesiones que obstaculizan el paso del aire y generan
en consecuencia una disminución o ausencia de la resonancia nasal, ya que el aire sale
por boca. Estas obstrucciones en cavidad nasal o zona nasofaríngea pueden deberse a:
desviaciones del tabique nasal, hipertrofia de adenoides, pólipos nasales, alergias
respiratorias, etc.

Refiriéndose a los trastornos de la resonancia Donato& Grandi (2006) dicen: Una de las
causas más frecuentes de esta afectación, se produce cuando existe o bien una hipertrofia
del tejido adenoideo del cavum -con la consiguiente obstrucción nasal que puede dar lugar
a una hiporrinolalia o rinolalia cerrada- o bien una hipertrofia de las amígdalas palatinas -
que al aumentar de tamaño cierran el espacio de los pilares posteriores, ocasionando
dificultad respiratoria y en algunos casos de la deglución, modificando la postura lingual; lo
cual puede provocar además una hiperrinolalia o rinolalia abierta2. En líneas generales
estos pacientes requieren una valoración otorrinolaringológica; por lo tanto, el tratamiento
suele ser médico, quirúrgico y posteriormente logopédico con carácter rehabilitador.

En resumen, la evaluación de la función de fonoarticulación conlleva un análisis de la


articulación fonética y un examen de los órganos fonadores, considerando la resonancia
vocal si estuviese alterada. Asimismo, se deberá tener en cuenta la coordinación
fonorrespiratoria del paciente y si éste manifestase incoordinación entre aire-voz-
fonación, se trabajará la función de respiración que es condición esencial para una
adecuada emisión de la voz o de la palabra. De igual manera se procederá con el resto de
las funciones orofaciales que presenten disfunción, ej.: la deglución, con recursos y
actividades adaptadas a la edad y características particulares de cada paciente. Éstos y
otros aspectos no pasarán inadvertidos para el terapeuta (observador entrenado) mientras
realiza la historia clínica del consultante, actuando en consecuencia.

En la actualidad la literatura logopédica ofrece abundante material de exploración que


puede ser utilizado por el profesional y también, modificado y adaptado según su
metodología de trabajo y criterio personal. Independientemente del modelo que se utilice
para la evaluación fonoarticulatoria, lo primordial será identificar las causas que provocaron
la dislalia, disglosia o el trastorno resonancial. Así, podremos diagnosticar correctamente el
problema del sujeto y planificar un tratamiento etiológico y multidisciplinario, si es el caso.
Por la importancia que revisten los factores causales en la génesis y mantenimiento de
las alteraciones articulatorias fueron analizados y descriptos en el presente artículo, con el
objetivo de considerar previamente al diagnóstico la relación entre causa-efecto y justificar
adecuadamente los resultados obtenidos mediante el estudio del paciente.

El cuidadoso análisis de los datos obtenidos a través de la valoración,


servirán de base para elaborar el diagnóstico, estimar el pronóstico y
programar la actuación terapéutica, para cada paciente en particular.

Dijimos antes que la etiología de las disglosias obedecía a factores orgánicos, congénitos
(desde el nacimiento) o adquiridos, entre los que se mencionaba el frenillo de la lengua. “El
frenillo lingual es una membrana delgada que sujeta la lengua por la línea media de su parte
inferior”3. Estos casos de disglosia lingual requerirán inicialmente una intervención
médico-quirúrgica y posteriormente logopédica, encaminada a reeducar el déficit
fonoarticulatorio y deglutorio existente.
FRENILLO SUBLINGUAL HIPERTRÓFICO
El frenillo sublingual acortado origina dificultades en la articulación de los fonemas del habla
y falta de habilidad del ápice lingual, manteniendo la lengua en posición baja, es decir,
alejada del paladar.
La liberación del frenillo es un requisito ineludible cuando altera la movilidad del órgano
lingual, por las repercusiones que genera en la dicción y en la función de deglución,
impidiendo que ésta se realice con normalidad.

La imagen expuesta pertenece a la Fig. 48 Frenillo sublingual hipertrófico del Capítulo 2:


Análisis y descripción de la deglución: diferencia entre la deglución adulta y la deglución
atípica3.

¿Cómo se denominan las alteraciones articulatorias?


Para denominar cada dislalia se utiliza el nombre griego del sonido alterado al que se le
añade el sufijo “tismo” o “cismo”, por ejemplo:

LAMBDACISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /l/.


SIGMATISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /s/.
GAMMACISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /g/.
ROTACISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /r/ y /rr/.

Asimismo, se suele hacer referencia al fonema que presenta la alteración y nombrarlo


directamente: dislalia de /t/, /b/, /l/, /d/, etc. Si el paciente tuviese afectado más de un
fonema, podríamos hablar de dislalias múltiples que es un diagnóstico habitual en la
práctica logopédica. Para denominar cada disglosia se nombra el órgano que presenta la
malformación o anomalía, por ejemplo: disglosia labial, disglosia lingual, disglosia
mandibular, etc.
Más allá del nombre técnico utilizado por el terapeuta para definir el trastorno
fonoarticulatorio, lo importante será poder vincular el factor causal con los síntomas
audibles que presenta el individuo (en su voz o articulación), ya que éstos suelen ser el
motivo de consulta al logopeda.

La clasificación de los sonidos de la voz: Sabemos que el sonido producido por la laringe
al atravesar la cavidad bucofaríngea, desde la glotis hasta los labios, modificará su timbre
y se diferenciarán según sean vocales o consonantes al salir de la boca. Por esta razón,
para detectar la presencia de alteraciones fonoarticulatorias y proceder a su corrección,
será una condición necesaria conocer la clasificación de los sonidos de la voz.
En la siguiente tabla se ofrece una síntesis de la clasificación efectuada por Farías (2007,
2011 p. 24)1:

Según su carácter Vocales: Fonemas con vibración de cuerdas sin obstáculo en


vocálico o el tracto vocal.
consonántico Consonantes: Fonemas con o sin vibración de cuerdas pero
con algún obstáculo en tracto vocal.
Según su oralidad o Nasales: Fonemas en los que el aire pasa por la cavidad
nasalidad nasal.
Orales: Fonemas en los que el aire sale por la cavidad bucal.
Según lugar de Bilabiales: Oposición de ambos labios.
articulación - Labiodentales: Oposición de dientes superiores con labio
consonantes inferior.
Linguodentales: Oposición de la punta de la lengua con los
dientes superiores.
Interdentales: Ápice de lengua entre dientes.
Alveolares: Oposición de la punta de la lengua con la región
alveolar.
Palatales: Oposición de la lengua con el paladar duro.
Velares: Oposición de la parte posterior de la lengua con el
paladar blando.
Según modo de Oclusivos: La salida del aire por un momento se cierra
articulación - completamente.
consonantes Fricativos: El aire sale atravesando un paso estrecho.
Africados: Oclusión seguida de fricación.
Laterales: La lengua obstruye el centro de la boca y el aire
sale por los lados.
Vibrantes: La lengua vibra cerrado el paso de aire
intermitentemente.

La devolución diagnóstica al paciente o familia: Una vez realizada la anamnesis y la


valoración antes descripta, estaremos en condiciones de diagnosticar al paciente y efectuar
la devolución del mismo a éste o su familia, dependiendo de la edad. Esta instancia es muy
valiosa porque se transmitirá (utilizando un lenguaje claro y preciso) cuál es el diagnóstico
y las posibles vías de actuación. De igual modo, se estimará un pronóstico y una visión
general de la intervención (objetivos terapéuticos), si todos acordamos en que es el
momento idóneo para iniciar la misma.

“Nuestro trabajo logopédico, entonces, deberá estar encaminado no solo hacia la


reeducación articulatoria del habla, sino también de la emisión vocal, para facilitar un
adecuado y eutónico proceso fonoarticulatorio”2. Recordemos que la voz, el habla y el
lenguaje son las funciones esenciales que permiten la comunicación y la integración social
de la persona. Por lo dicho anteriormente, en nuestras manos está la resolución favorable
de cada caso, destacando la importancia de la motivación, el deseo de cambio y la
colaboración del niño y del núcleo familiar.

Resumiendo, el procedimiento diagnóstico-terapéutico en los trastornos de la


fonoarticulación y con independencia de la edad del paciente, es el que sigue: Confección
de la historia clínica: administración de la anamnesis habitual y observación inicial del
consultante, seguido de una exhaustiva exploración y una correcta interpretación de los
resultados obtenidos, datos que en su conjunto nos permitirán formular el diagnóstico
pertinente. Una vez diagnosticado el paciente y efectuada la devolución del mismo a éste
o sus padres, podremos planificar y ejecutar un tratamiento personalizado y multidisciplinar,
si procede.

Bibliografía:

1. Farías P. Ejercicios que restauran la función vocal. Editorial Akadia, Buenos Aires,
Argentina. 1ª Edición 2007 [2011].
2. Donato G. & Grandi D. Terapia miofuncional. Diagnóstico y tratamiento. Ed. Lebón,
Barcelona, España. 1ª Edición 2006.
3. Pastor Vera, T. (2008) Tesis doctoral [en línea]
http://hdl.handle.net/10803/9263 Capítulo 2: Análisis y descripción de la deglución:
diferencia entre la deglución adulta y la deglución atípica. Disponible
en: http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/9263/7.pdf?sequence=9

TRASTORNOS DE LA FONOARTICULACIÓN (Parte II):


"CONSIDERACIONES TERAPÉUTICAS"
La reeducación de los sonidos del habla y la emisión de la voz, constituyen el objetivo
primordial en la intervención de los trastornos fonoarticulatorios. La planificación del
tratamiento es la última instancia y posterior a la obtención del diagnóstico, el cual
determinará que ejercicios son los más adecuados para resolver cada caso en particular.
Se deberán considerar las características de cada paciente (niño o adulto) en la elaboración
del programa terapéutico, el que puede requerir modificaciones futuras según los resultados
obtenidos a lo largo de las sesiones de trabajo, es decir, en el transcurso de la terapia.

LAS CONSIDERACIONES TERAPÉUTICAS:


En nuestra tarea reeducativa abordaremos el habla y la resonancia vocal del consultante,
ya que ciertas alteraciones articulatorias generan en cascada defectos resonanciales. En el
artículo que le precede a éste (Parte I) explicaba que los problemas de resonancia
obedecen a causas orgánicas o funcionales, las que generarán distintos tipos de
trastornos debido al aumento o disminución de la resonancia normal. En la clínica diaria es
habitual ver casos de hipernasalidad o exceso de resonancia nasal de etiología funcional y
también, pacientes que presentan hiponasalidad (disminución o ausencia de resonancia
nasal) de causa orgánica, ésta en mayor porcentaje. Veamos los siguientes ejemplos los
que deberemos considerar durante la intervención de la persona que consulta por una
alteración fonoarticulatoria:

La hipernasalidad funcional es común en pacientes que hablan tímidamente, con dientes


apretados, o que por problemas de personalidad la adoptan como modalidad habitual de
expresión1. Una situación muy diferente la observamos en la hipernasalidad orgánica, en
la que el tratamiento es médico-quirúrgico y posteriormente logopédico. La hiperrinolalia o
rinolalia abierta se debe al cierre incompleto del paladar duro y/o de la válvula velofaríngea,
se acompañará de una articulación defectuosa y es frecuente en los individuos con fisura
palatina.

La hiponasalidad casi siempre es de base orgánica por obstrucción de vías nasales o área
nasofaríngea, por lo que el tratamiento es médico-quirúrgico1. En ocasiones estos pacientes
por acostumbramiento luego de la cirugía (ej: pólipos nasales) mantienen su fonación con
hiporrinolalia o rinolalia cerrada, en estos casos la actuación logopédica será auxiliar al
sujeto en la recuperación de la resonancia normal (m, n y ñ).

LA INTERVENCIÓN:
En líneas generales, el procedimiento de intervención en los trastornos del habla dependerá
del tipo de alteración orgánica o funcional que presente la persona, por lo tanto,
basaremos la reeducación en el diagnóstico obtenido mediante la evaluación realizada
previamente. La alteración fonoarticulatoria podrá deberse a disglosias, dislalias o
trastornos resonanciales, conceptos analizados y descriptos en: TRASTORNOS DE LA
FONOARTICULACIÓN (Parte I): "CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS" se sugiere al
lector su consulta.

Dentro de los factores que influyen en el pronóstico y que deberemos tener presente se
encuentran: la edad del paciente, el crecimiento facial, las maloclusiones, los hábitos
lesivos, la antigüedad de la alteración, el órgano afectado, la colaboración individual y
familiar, etc. Una vez analizados estos aspectos que pueden determinar un resultado
favorable o adverso en nuestra actuación, procederemos a planificar el tratamiento.
Sabemos que éste no es estanco y suele variar conforme al ritmo de evolución de cada
caso, no obstante, se deberán fijar ciertos límites que serán respetados por el terapeuta y
comunicados al paciente o la familia. Los objetivos básicos que el logopeda debiera
considerar en la intervención de los trastornos fonoarticulatorios son:

La reeducación del desequilibrio muscular orofacial.


El restablecimiento de la funcionalidad del órgano afectado.
El abordaje de los hábitos lesivos de succión y/o mordida presentes.
La corrección de los sonidos alterados y la generalización de los mismos.

Para el desarrollo de estos principios se sugieren los siguientes recursos, que obviamente
el terapeuta adaptará a las características y necesidades específicas de cada consultante
(niño, adolescente o adulto), como así también, al diagnóstico que éste presente: una
dislalia, un trastorno de la resonancia o una disglosia.

La reeducación del desequilibrio muscular orofacial: Para normalizar el desequilibrio


muscular existente a nivel buco-facial se emplearán actividades de motricidad, es decir,
praxias orales y ejercicios con los órganos fonadores (lengua, labios…). Esta ejercitación
tiene por objetivo desarrollar nuevas habilidades motrices (movilidad) y optimizar el tono
muscular de los órganos fonatorios.
Es habitual observar en la práctica pacientes que presentan diferencia de tensión entre el
labio superior e inferior o dificultad para mantenerlos juntos (incompetencia labial). En tales
circunstancias, se deberá mejorar la tonicidad y movilidad de los orbiculares de los labios,
también llamado esfínter bucal. Recordemos que la acción del orbicular es cerrar el orificio
bucal y fruncir los labios, por ende, la falta de un adecuado grado de tensión puede
promover la respiración oral, la deglución atípica y el sigmatismo (dislalia de /s/).

El restablecimiento de la funcionalidad del órgano afectado: En los trastornos


articulatorios de etiología orgánica (disglosias), el objetivo primordial será la recuperación
funcional del órgano fonatorio alterado (de forma total o parcial), ya que ciertas alteraciones
esqueléticas y malformaciones comprometen no solo la comunicación, sino también, la
deglución.
En los diagnósticos que requieren intervención quirúrgica, por ejemplo, anquiloglosia, fisura
de labio y/o paladar, frenillo sublingual hipertrófico… nuestra actuación será por norma
general posterior y rehabilitadora, manteniendo un contacto periódico con el equipo médico
y trabajando de forma interdisciplinaria.

El abordaje de los hábitos lesivos de succión y/o mordida presentes: La presencia de


hábitos de succión o mordida obliga su abordaje, dado que su persistencia dificultará y
prolongará la función del logopeda. Asimismo, interrumpir la acción de hábitos lesivos
tempranamente evitará que se desarrollen en el tiempo trastornos esqueléticos y
musculares como consecuencia de los mismos.
Controlar o eliminar hábitos orales es complejo si el menor no está motivado y preparado
emocionalmente para abandonarlos. Detrás de ciertos malos hábitos como la succión del
pulgar, la prolongación de uso del chupete y/o biberón, pueden existir alteraciones
emocionales. Ante esta sospecha y si el hábito no remite durante la terapia, solicitaremos
una interconsulta con psicología y posiblemente se continúe trabajando en forma paralela
(logopedia y psicología).
Es bien sabido que ciertas conductas musculares orales trasformadas en hábitos puede ser
factor causal o predisponente de alteraciones óseas, por ejemplo, una deglución atípica con
presión contra las arcadas dentarias podría deformar la oclusión y generar una mordida
abierta anterior o lateral (maloclusión).

La corrección de los sonidos alterados y la generalización de los mismos: Sabemos


que los apoyos correctos de las diferentes partes del órgano lingual en la pronunciación de
los sonidos, contribuye a la permanencia del equilibrio muscular oral y facial. Dicho
equilibrio se encuentra alterado en las dislalias al omitirse, sustituirse o distorsionarse el
punto y modo de articulación de los fonemas. A tal efecto, será necesario reconocer e
individualizar (visual y auditivamente) los patrones fonemáticos errados para así evitar que
se realicen en forma compensatoria o con mínimas diferencias fonéticas audibles. Un
ejemplo de ello lo observamos en ciertos fonemas alveolares que se escuchan de manera
correcta, sin embargo, se articulan como dentales. Estas pequeñas fuerzas continuas sobre
los dientes se van sumando negativamente promoviendo las alteraciones en la mordida.

Para abordar el lugar (punto) y modo de articulación de los sonidos, el terapeuta le mostrará
al paciente el modelo correcto de cada fonema para facilitar su consecución, valiéndose de
la imitación visual y auditiva. Asimismo, dichos sonidos se pueden graficar en una lámina o
en su cuaderno de trabajo para el hogar, utilizar el espejo de mano o pared, el tacto y la
variedad de recursos encaminados a despertar nuevas sensaciones propioceptivas, para
lograr que cada movimiento fonatorio se ejecute de forma adecuada.
Para favorecer la adquisición de los sinfones o grupos consonánticos con “r” y “l” que exigen
sincronismo y velocidad en los movimientos de los órganos (especialmente de lengua y
labios), se pueden utilizar combinaciones de fonemas: dentales o alveolares con palatales
o velares para movilizar punta y base lingual. También, estarían indicadas según las
necesidades de cada paciente las siguientes actividades: los masajes bucales y faciales,
las praxias orales, los ejercicios de respiración con y sin objetos, la relajación parcial, los
ejercicios y juegos de soplo, etc.
Una vez que se han adquirido o corregido los fonemas y/o sinfones alterados, serán
incluidos progresivamente en sílabas, palabras, frases (cortas y largas), series automáticas,
lectura en voz alta, relatos, lenguaje espontáneo, etc. Este proceso es necesario para
conseguir la automatización y posterior generalización de los nuevos sonidos, los que
formarán parte de la dicción del niño o de la reeducada pronunciación del adulto.

¿A qué edad sería conveniente intervenir un trastorno de articulación?

Sobre la edad de inicio del tratamiento logopédico de los trastornos fonoarticulatorios se


deberá analizar cada situación clínica y en función del diagnóstico, decidir junto con el
paciente y la familia el momento más apropiado para comenzar con la intervención.
Plaza, J. (2003) refiriéndose al Desarrollo del lenguaje en el niño preescolar normal (4 a 6
años) dice: Hay una acelerada adquisición de palabras. La pronunciación se va
perfeccionando también, aunque aún resultan normales ciertas dificultades de
pronunciación de consonantes, especialmente “r” o “t” y también ecolalia o repetición de
sílabas o palabras sobre todo al comenzar frases, que muchos padres interpretan como
tartamudez2.
Esta cita nos lleva a reflexionar sobre la madurez del lenguaje del niño a esta edad, un
desarrollo necesario para la integración y socialización que demanda el proceso de
escolarización en el cual el habla adquiere un valor supremo.

Desde mi experiencia clínica, he podido comprobar como l@s niñ@s a partir de los cuatro
años de edad (y aún antes) participan activamente del interrogatorio que efectuamos a los
padres durante la 1ª entrevista, colaboran con la exploración y posteriormente durante la
intervención, disfrutando de la misma. Afortunadamente no he tenido que suspender
ninguna terapia porque la edad del niño fuese un obstáculo que impidiese su abordaje,
siendo que los trastornos de articulación son un diagnóstico asiduo en la práctica
logopédica. Evidentemente hay excepciones, por lo tanto, en aquellos casos de niños
sobre-protegidos o poco colaboradores por su patología de base (disglosia), el terapeuta
sabrá que recursos emplear para lograr su implicación no solo durante la exploración-
diagnóstica; sino también, a lo largo del tratamiento: permitir la entrada de algún familiar en
los primeros minutos de la sesión, variar las actividades lúdicas, etcétera.

Por lo antes dicho, si al finalizar la evaluación el caso amerita una intervención, este
resultado será comunicado a los padres para que sean ellos mismos quienes decidan el
momento idóneo para su ejecución. Deberemos tener presente que la motivación y la
colaboración del paciente-familia, serán factores determinantes en la evolución y el éxito
terapéutico.

La importancia del vínculo terapeuta - paciente en la atención logopédica: Para que


los objetivos terapéuticos antes descriptos se desarrollen adecuadamente, será necesario
crear un vínculo positivo con el paciente que favorezca su motivación y el deseo de
incorporar nuevos aprendizajes. Por este motivo, es conveniente que el tratamiento sea
individual y responda a las necesidades comunicacionales de cada sujeto, es decir, que la
intervención sea personalizada y facilite el vínculo entre el terapeuta y el paciente.
Observamos durante el ejercicio profesional como el siguiente modelo asistencial:
logopeda (único) - paciente (único), con un programa terapéutico diseñado partiendo del
diagnóstico y considerando las características individuales del consultante (niño, joven o
adulto), disminuye la duración total de la intervención y se obtienen resultados exitosos a
corto o mediano plazo.
Esta situación terapéutica ideal es compartida por la mayoría de los profesionales del
ámbito y extensible a todas las áreas de actuación logopédica. Por esta razón, considero
que la sociedad en su conjunto debiera conocerla para poder actuar en consecuencia, es
decir, elegir la modalidad de abordaje que desean para ellos o sus hijos. Recordemos que
cada caso es único y requiere un tratamiento a medida (personalizado) que solucione su
problema de comunicación oral en el menor tiempo posible.

Dentro de las consideraciones terapéuticas merecen una atención especial las


alteraciones de la mordida, ya que son un diagnóstico frecuente en la práctica diaria. La
maloclusión dental promueve los trastornos de articulación y resonancia, necesitando por
lo general una intervención multidisciplinaria para su óptima corrección (ortodoncia,
logopedia, etc.).

MORDIDA ABIERTA ANTERIOR INFANTIL


Las maloclusiones pueden tener su origen en hábitos orales como, por
ejemplo, la inspiración bucal o la succión digital (pulgar, índice…), conductas
que mantienen la lengua alejada del paladar. Esta posición lingual baja o
adelantada conduce a deformar la oclusión, pudiendo generar en cascada un
déficit articulatorio (disglosia dental) especialmente en los fonemas /r/ y /s/.

La posición incorrecta de la lengua trae consigo desequilibrio dentario y, por lo tanto,


maloclusión3. Por lo expuesto, antes de planificar la terapia será necesario analizar y
relacionar los datos recogidos a través de la anamnesis y la valoración-diagnóstica. Solo
así, podremos ejecutar un tratamiento etiológico (causa del problema) para resolver el
trastorno fonoarticulatorio que presenta el paciente y que es el motivo principal de su
consulta al logopeda.
La imagen expuesta pertenece a la Fig. 1 Mordida abierta anterior. Tesis doctoral [en línea],
Introducción3.
Conclusión:

Los trastornos de la fonoarticulación son un diagnóstico habitual en la población infantil


y menos frecuente entre jóvenes y adultos. Aquellas personas que aún conservan sus
alteraciones articulatorias y/o resonanciales, debieran saber que la edad no es un
impedimento para dar una solución definitiva a su problemática. La logopedia en estos
casos, actuaría reeducando o rehabilitando órganos y/o funciones alteradas como lo es la
función de fonoarticulación.

Por lo explicado anteriormente, tendríamos que reflexionar acerca de la relevancia que


adquiere en la niñez no solo la prevención; sino también, la detección y la intervención
precoz de cada alteración articulatoria con profesional idóneo. De este modo, evitaríamos
que los órganos periféricos del habla pierdan su plasticidad, se afiancen los defectos
articulatorios o se desarrolle en el tiempo una disfunción aún mayor secundaria al problema
inicial, situación que alargaría el proceso logopédico y multidisciplinar en la mayoría de los
casos.

Bibliografía:

1. Farías P. Ejercicios que restauran la función vocal. Ed. Akadia, Buenos Aires,
Argentina. 1ra. Reimpresión 2010.
2. Plaza J. El niño normal, en Cruz M. Manual de Pediatría. Ed. Ergon, Madrid, España
2003. Sección 1ª Pediatría. Introducción, 5:32-37.
3. Pastor Vera, T. Análisis correlacional de las secuelas estructurales y funcionales
que son ocasionadas por la respiración oral y que condicionan la deglución. Tesis
Doctoral [en línea] 2008. http://hdl.handle.net/10803/9263 INTRODUCCIÓN,
disponible en: http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/9263/5.pdf?sequence=7

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