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LEYENDA DEL ARBOL GAROÉ

(Isla del Hierro)


Estoy sobre una isla pequeña, creo que es la más pequeña de todo el archipiélago, se
llama Hero aunque ahora se llama El Hierro.
Los bimbaches habitantes de ésta isla, vivían felices y fueron llegando aventureros,
naves extrañas que sembraban la inquietud.
Ésta isla tenía un secreto, el Garoé, un árbol grande y maravilloso cuyas ramas
destilaban el agua necesaria para la vida en la pequeña isla. Era un gran secreto, un
tesoro.
En ese tiempo el bondadoso Armiche era el mencey de la Isla.

MENCEY: Se marcharán, esos extranjeros se marcharán con sus casas flotantes cuando
comprendan que no hay ni manantiales, ni ríos, ni fuentes.

BIMBACHES: Tenemos que esconder el Árbol de las vista de sus ojos para que la sed
le devuelvan a sus lejanas tierras.

BIMBACHE: Jamás un extranjero debe conocer el Árbol de la Vida.

TODOS: Lo juramos, lo juramos.

MENCEY: Será condenado a la horca quién lo revele.

Juan de Bethencourt barón normando y sus hombres se acercaban a la isla de Hero con
el objetivo de conquistarla. Augerón hermano de Armiche, el mencey, había sido
apresado por Juan de Bethencourt años atrás y lo mandó para que convenciera
Armiche.

AUGERÓN: Hermano mío, ríndanse, que no corra sangre en la isla, es inútil luchar.

MENCEY: No nos rendiremos, ¡Morirán de sed¡ Solo quieren esclavos y llevarnos lejos
de la tierra de nuestros antepasados.

Mientras los hombres de Bethencour buscaban agua desesperadamente…

SOLDADO: ¿Quién eres hermosa joven?

Un soldado andaluz vio a aquella indígena de abundante cabellera negra y negros ojos.

SOLDADO: Por favor no te asustes no te voy a hacer ningún daño.

AGARFA: No eres bien recibido, márchate y déjanos vivir tranquilos en nuestras


tierras.

SOLDADO: No puedo irme, ahora no, soy esclavo de tu belleza, nunca más seré libre.

AGARFA: Dices hermosas palabras pero ya te dije márchate.


SOLDADO: Dime al menos tu nombre bella mujer.

AGARFA: Mi nombre es Agarfa.

El amor había ocupado el espacio de sus sueños

SOLDADO: No lo entiendo Agarfa hemos recorrido toda la isla y no hemos encontrado


nada de agua no podremos seguir así.

AGARFA: No hay agua.

SOLDADO: Y ¿como viven vosotros? Me engañas Agarfa, tendremos que irnos.

AGARFA: No, no tu no¡¡ Si que hay agua.

Agarfa contó como todas las mañanas una espesa niebla se levantaba por el mar y
llegaba al Garoé y como se formaba la fuente de agua bajo sus hojas.
Un gran sonido se escuchó en toda la isla.

BIMBACHES: Agarfa nos ha traicionado, nos ha condenado a la esclavitud. , ¡Agarfa


debe morir!

Agarfa se enfrentó al consejo de Ancianos en un cruel juicio que la condenó a muerte


por traición a su pueblo. El amor había vendado sus ojos.
Al día siguiente cuando los extranjeros llegaron, en un claro del bosque encontraron a la
joven Agarfa igual de hermosa, pero muerta.
Finalmente la isla fue conquistada y Armiche apresado.

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