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1. La evaluación de decisiones
En primer lugar debemos entender que “evaluar” simplemente es un proceso de “comparar” el valor
de una determinada variable o “índice”1 con otro valor predeterminado al cual denominaremos “línea
de base”.
Por ejemplo, normalmente para aprobar un curso hay que obtener una nota promedio de 11 hacia
arriba; así la evaluación del rendimiento de un alumno pasa por comparar su nota promedio obtenida
con la “línea de base” que es una nota de 11.
Dada la heterogeneidad en economías emergentes, la línea de base debe ser “uno mismo”, de este
modo resulta muchas veces muy inconveniente “compararnos con los demás”.
En función a las definiciones anteriormente expuestas, es razonable pensar que habría cierto nivel de
ambigüedad al tratar de interpretar resultados referentes a costos, ingresos o utilidades, si es que no
se especifica de si estamos utilizando una perspectiva contable o una económica.
1
Indicador que se utiliza para medir atributos, resultados o características de una situación o contexto.
2
Cabe observar que muchas veces se usamos los “promedios” sin saber si en verdad es aplicable este indicador en economías como la
nuestra; en verdad “a casi todo le hallamos el promedio” y lo utilizamos como medida de proyección.
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Proceso a través del cual se consideran como línea de base o benchmarks, a los productos, servicios y procesos de organizaciones o
áreas de trabajo que demuestren las practicas más eficientes con relación a los objetivos a lograr.
Por lo tanto cuando mencionemos las palabras, costo, ingreso o utilidad “a secas”, deberemos
entender que estamos haciendo referencia a los términos definidos en la contabilidad.
Por otro lado, debido a que la contabilidad considera básicamente el movimiento de efectivo y de
algunos costos e ingresos intangibles tales como las marcas, patentes, regalías, conocimiento, etc. la
evaluación desde la perspectiva contable debe considerarse como parcial o como una aproximación
de la evaluación desde la perspectiva económica.
Por ello, podemos concluir con que toda evaluación debe realizarse desde la perspectiva económica;
por ser la “más completa”, aunque obviamente mucho más complicada de realizar.
Cabe aclarar, que si bien la evaluación y toma de decisiones debe ser realizada desde la perspectiva
económica; debido a que la contable podría inducirnos a algún “error de aproximación”; luego de
tomar la decisión, la perspectiva que deberemos utilizar es la contable; pues en este caso, la económica
podría inducirnos a un “error de aproximación” al considerar por ejemplo; ciertos niveles de bienestar
en el flujo de caja y obviamente al banco, no le podemos pagar un préstamo con nuestra “felicidad”;
sólo lo haremos con efectivos o lo que se denomina nuestro “cash”.
A partir de los anterior debe quedar muy en claro que tanto la contabilidad como la economía son
igualmente importantes en la toma de decisiones de la empresa y deben complementarse
apropiadamente.
De ahí que manejar el “lenguaje financiero” implica ser de alguna manera “bilingüe” con relación a
la contabilidad y economía así como el conocer “las contracciones lingüísticas” o terminología “breve
y familiar” de cada una de ellas para hacer referencia a ciertos conceptos o conjunto de acciones; por
ello, aconsejamos tener un conocimiento previo de ambas áreas antes de iniciar estudios en finanzas.
0 1
mes
10,000
Si utilizamos la perspectiva contable, la evaluación estará centrada en comparar el ANTES vs
DESPUÉS; donde la “línea de base” es el ANTES; es decir estará determinada por el pasado o la
situación inicial. En este caso la línea de base serán los S/ 10,000 iniciales; es decir el ANTES,
mientras que el flujo futuro; en este caso los S/ 15,000 será el DESPUÉS. Así en este caso, el resultado
de la evaluación será:
Por lo tanto, podríamos decir que si el inversionista se dedica al negocio de confecciones, ganará
contablemente en términos absolutos S/ 5,000 luego de un mes. Notemos que en la perspectiva
contable una unidad monetaria actual tiene “el mismo valor” que una unidad monetaria del pasado,
por ello es que se permite que se puedan restar dichas cantidades. Por otro lado si deseáramos expresar
esta utilidad en términos relativos; como por ejemplo representar a la utilidad como un porcentaje de
la inversión, estaríamos haciendo referencia a lo que en finanzas usualmente se denomina Tasa
Interna de Retorno (TIR) del proyecto; así en este caso:
15,000
0 1 mes
10,000
Utilidad contable = 5,000
TIR = 50% mensual
De este modo debe quedar claramente establecido que la TIR es una medida de la rentabilidad a
obtener en un proyecto pero “desde la perspectiva contable”, por lo cual sugerimos evitar de utilizar
para la selección de proyectos de inversión, en aquellos países emergentes en los cuales las tasas de
interés son relativamente grandes, pues en estos casos la “desvalorización monetaria” es significativa
y por tanto la perspectiva contable no es adecuada para la evaluación de alternativas de inversión.
Finalmente, cabe observar que el común de las personas suele utilizar el enfoque contable cuando
tratan de evaluar el resultado de decisiones personales o de establecer el resultado de una operación
financiera, así es posible escuchar: “he mejorado pues ahora tengo más de lo que tenía antes”.
Es obvio que en esta evaluación se ha usado un enfoque contable; pues se está comparando el “antes
vs después” y tener más de lo que teníamos antes no necesariamente implica que realmente “hemos
mejorado” como veremos más adelante.
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Una tasa mide la variación que experimenta un capital en un período de tiempo; así para calcularla primero hallamos la variación
“total” restando la cantidad inicial de la final; luego hallamos la variación “por unidad” dividiendo el resultado anterior entre el
número de unidades iniciales.
1.2 La línea de base económica
Consideremos el mismo ejemplo anterior, en el cual la empresa piensa invertir S/ 10,000 en el negocio
de confecciones, esperando obtener un retorno total de S/ 15,000 luego de un mes.
S/1 15,000
0 1 mes
S/0 10,000
En principio, debe quedarnos muy claro que si contamos únicamente con el flujo de caja del proyecto,
desde el punto de vista económico, no podremos determinar si el inversionista ganará o perderá en el
negocio de confecciones, ello debido a que no contamos con la “línea de base económica” con la cual
se comparará el resultado esperado en este negocio.
Con el COK del inversionista podemos “trazar” su línea o curva de base con la cual se evaluarán los
flujos de caja comparando el CON vs SIN. En este caso el flujo de caja futuro del inversionista si éste
decidiera “no ejecutar el proyecto” (se entiende que en este caso ejecutaría su “mejor alternativa”) es
lo que constituye el SIN, mientras que el flujo de caja futuro del inversionista si éste decidiera ejecutar
el proyecto es lo denominamos el CON. La diferencia de ambos es lo que se denomina “flujo de caja
incremental” y es lo que finalmente se debe evaluar, comparando los equivalentes económicos de
ambos flujos en un mismo punto en el tiempo.
Cabe resaltar que la evaluación económica siempre implicará comparar cifras monetarias en un
mismo punto en el tiempo, debido a que éstas cambian de valor económicos en el tiempo por la Ley
del Valor del Dinero en el Tiempo (VDT), por ello es que si el inversionista no cuenta con el dato del
COK, le será imposible realizar una evaluación desde la perspectiva económica, que es sobre la cual
se centra la Evaluación de Proyectos. Teniendo en cuenta lo anterior, el estimado que recibiría la
empresa en su mejor alternativa (negocio de comidas) sería S/ 12,000 cantidad que resulta de
multiplicar S/ 10,000 por el factor (1.20), mientras que el estimado a recibir en el negocio de
confecciones es S/ 15,000.
COK=20%
0 1 mes
Capitalizar
S/o 10,000
S/1 12,000 = SIN
Notar que los S/ 3,000 están referidos a unidades monetarias dentro de un año (en el punto 1) y a
veces es conveniente expresar esa ganancia futura en términos de unidades monetarias de “hoy día”,
por ejemplo en el caso en el que hoy día debamos tomar la decisión de inversión y por lo tanto
percibiremos de mejor modo el valor económico de tales ganancias dado que conocemos hoy día
poder adquisitivo de una unidad monetaria. Por ello, se requiere hacer es lo que se denomina un
proceso de actualización, por el cual al capital en el futuro se le “castigará” o “descontará” cierta
magnitud de dinero por concepto de ganancia por el tiempo transcurrido, por su supuesto deberá
mayor que la tasa de inflación.
Debido a que la mejor alternativa del inversionista; es decir, lo que “haría normalmente en el futuro”
es invertir en su negocio de comidas, entonces su dinero debe crecer como mínimo a la tasa de 20%,
por ello al capital futuro habría que “restarle esas ganancias” o “descontar” o “actualizar” con dicha
tasa, para lo cual basta dividir dicha cantidad entre el factor de capitalización de dicha tasa del 20%.
De este modo, dado que la tasa mínima de crecimiento del dinero en el tiempo es 20% (COK);
entonces, dichos S/ 3,000 del futuro será equivalentes a S/ 2,500 (S/ 3,000/1.2) de hoy día.
En tal caso, se suele afirma que el beneficio económico del proyecto será equivalente a S/ 2,500 de
“hoy día”. A dicha cantidad se le suele llamar comúnmente el VAN (Valor Actual Neto) del proyecto,
que no es sino el resultado de una evaluación utilizando una perspectiva económica.
Dado que ya conocemos el beneficio económico esperada del negocio, podemos entonces calcular la
tasa de beneficio económico esperado, a la cual la denominamos Índice de Rentabilidad (IR).
COK=20%
0 1 mes
S/0 2,500
S/1 3,000
En este caso la interpretación del IR es: “por cada Sol que invirtamos hoy día obtendremos una
ganancia económica equivalente a 0.25 Soles hoy día.
A nuestro entender, fue el economista británico Alfred Marshall5 (1842-1924) el primero en expresar
el concepto originario del VAN al afirmar:
Obviamente, si “deducir los intereses sobre el capital” lo entendemos como actualizar los flujos de
caja y el término “tasa corriente” como el COK, encontraremos que Marshall describió de manera
exacta al VAN, tal como lo entendemos actualmente, es decir, como una medida del beneficio
económico que se determina como el exceso de ingresos (en unidades monetarias de hoy día) que el
proyecto brinda por encima de su COK (lo que obtendría en su mejor alternativa).
5
The Principles of Economics, 1890
Una forma alternativa y más práctica de hallar el VAN de un proyecto es restar el equivalente actual
de los ingresos con el equivalente actual de los egresos pues con ellos estaríamos restando unidades
monetarias del mismo valor económico; es decir:
15,000
VA (15,000) Actualizar
0 1 mes
10,000
15,000
𝑉𝐴𝑁 = − 10,000 = 2,500
(1.20)1
A partir de los conceptos vertidos, podemos deducir que si el VAN es positivo, entonces el proyecto
“está generando Valor Económico Agregado” o en términos más comunes, “creando valor” para la
empresa. De aquí entonces, podemos afirmar que el VAN de un proyecto, es una medida de su aporte
“al valor de la riqueza de la empresa” o más comúnmente “al valor de la empresa”. A manera de
ejercicio, podemos entones deducir fácilmente que si el VAN de un proyecto es cero; entonces
ejecutarlo no incrementará el valor de la empresa; es decir, “no aportará nada nuevo” con respecto al
proyecto que representa su mejor alternativa, por lo que resultará indiferente ejecutar cualquiera de
ellos. Si el VAN es negativo, entonces ejecutar el proyecto “destruirá valor” para la empresa; en otras
palabras simplemente podría ganarse menos de lo que obtendría en su mejor alternativa.
Cabe mencionar que a partir de la década de los 90, ha entrado en el campo de la evaluación, el
concepto denominado EVA (Economic Value Added) o Valor Económico Agregado como un
indicador de creación de valor para la empresa
En nuestra opinión; los conceptos Beneficio Económico, VAN o EVA, son en esencia sinónimos, la
diferencia está en que el primero puede expresarse en términos de bienes no necesariamente
monetarios y por lo general se utiliza en el campo de la Teoría económica, el segundo supone la
monetización de todos los costos e ingresos y se expresa en unidades monetarias actuales (del mismo
valor económico) y el último, simplemente es una aproximación; desde una perspectiva contable, del
VAN, calculado a través de una metodología patentada y difundida por la consultora americana Stern
Stewart & Company quien la registró como marca.