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Esto es un problema, pues, estamos frente a una reforma que debería resolver
lo que las políticas macroeconómicas, sectoriales y sociales no han podido hacer
hasta ahora. Se le pide demasiado a la descentralización, por ejemplo, cambiar
varias estructuras económicas, políticas, institucionales y culturales, con la sola
regionalización, creación de gobiernos regionales y reforzamiento de los
gobiernos locales. Presentada así, la descentralización es probablemente el
mayor desafío, económico, social y político que tienen frente a sí los peruanos.
Planteamiento de la Problemática
Existe centralismo político cuando el nivel más alto de gobierno (el gobierno
central) acapara las funciones y los recursos del Estado, mientras que los
gobiernos regionales o locales tienen pocas competencias e influencia en sus
ámbitos. Es pues un problema de concentración del poder político en el gobierno
central.
Tesis
En primer lugar, la responsabilidad fiscal señala que todo gasto debe estar
financiado, en consecuencia, será necesario establecer las principales fuentes
de ingresos del gobierno regional: el canon si existen recursos naturales, las
transferencias del gobierno central, los impuestos que se les permita recaudar
de acuerdo a ley, y préstamos debidamente garantizados. En segundo lugar, la
estructura del gasto dependerá de las funciones que tengan los gobiernos
regionales. Corresponde a sus autoridades gestionar por los recursos fiscales y
proponer la creación de contribuciones o impuestos regionales en concertación
con los sectores económicos. Hay experiencias exitosas sobre este tema que ha
de crucial para el futuro de los gobiernos regionales y locales.
Propósito
Lima, La Ciudad de los Reyes, fundada en 1535, constituye el Centro del país,
en lo económico, cultura, político y social. El centralismo que padecemos desde
la Colonia nos ha hecho mucho daño. Es clamoroso comprobar que existan
pueblos en el interior que padezcan de los elementales servicios y recursos,
pueblos que, pese al esfuerzo y trabajo de sus hijos, no han logrado alcanzar el
desarrollo.
Los gobernantes regionales y locales tienen que tener una real autonomía
económica, administrativa y política deben ser entes de desarrollo dentro de los
parámetros de la estructura y las políticas de Estado. El proceso de
descentralización es un asunto de magnos alcances, y como tal debe
proyectarse bien, que no se imponga, que no se le convierta en una etapa de
apresuramiento, sin un rumbo fijo.
Hay que crear los canales para su integración a la realidad en armonía con el
Estado y la Sociedad, demos un paso adelante, pero hay que ir a la traslación
real del poder. La coyuntura actual ha despertado entusiasmo en que el proceso
de Descentralización debe convertirse en un proyecto real de transformación y
cambio con la movilización del país, haciendo de ella una herramienta de
desarrollo y trabajo.
Argumento 2:
Argumento 3:
Citas:
Ahora bien, para tener claros y disipados los conceptos, determinemos qué es lo
que entendemos por centralismo, descentralización y desconcentración. Así
podremos involucrarnos un poco más de cerca en esta problemática peruana.
Chamané Orbe3, desde un punto de vista jurídico, nos manifiesta que: “es la
Transferencia de funciones orgánicas, administrativas y políticas del poder
central hacia instancias locales o regionales. Sucede cuando se confía con un
margen de autonomía más o menos amplio a agentes especializados y dotados
de cierta independencia frente al poder central, la gestión de servicios públicos,
vinculándose de alguna forma a la estructura del Estado. Así encontramos a la
Descentralización administrativa y política, respectivamente”.
El jurista Pedro Flores4, así define desde una perspectiva del derecho, en los
siguientes términos: “Régimen administrativo de naturaleza política, en el que la
gestión de los servicios públicos, separados del conjunto de los administrados
por el Gobierno o Poder Central se confía con un margen de autonomía más o
menos amplio, a agentes especializados y dotados de cierta independencia
frente al Poder Central el cual no los dirige, sino que se limita a controlar su
acción. En la práctica, y en países como el Perú cuya organización política es de
tipo Centralista, la Descentralización administrativa es muy difícil de establecer,
pero se traduce en organismos de competencia limitada regularmente. Las
Descentralización política supone una organización federal, asimismo, voluntad
política de descentralizar el poder y trasladarlo a los Gobiernos locales, junto con
los recursos financieros indispensables para que la transferencia no resulte lírica.
La doctrina precisa que este problema de la Descentralización para el Derecho
público, debe enfocarse bajo dos grandes aspectos: Descentralización Política y
Administrativa”.
Caso Real 1
Es importante señalar que los encuestados no evalúan las políticas, sino los
resultados. Su problemática regional no es evaluada en términos de centralismo/
descentralismo sino en función de demandas concretas. La gente demanda una
mayor presencia del Estado por medio de obras. En las comunidades la
población señala que el Estado tuvo mayor presencia durante el gobierno de
Fujimori.
Hay en el reclamo descentralista del Perú, cuando menos mucho más que el
requerimiento técnico jurídico o político de distribución espacial o territorial del
poder, una suerte de sentimiento del Perú profundo que anhela tomar en sus
manos la decisión de su propio destino y algunas veces, afirmar muy nítidamente
a través de ella su personalidad histórica, social y política.
Las constituciones que reflejaron de alguna manera una suerte de nuevo pacto
social en este país y que por lo tanto permitieron fórmulas concretas de
descentralización que sí se frustraron en el camino; sin embargo, encontraron
las fórmulas apropiadas para responder, de alguna manera, a la aspiración
provinciana.
Ha habido en el Perú fórmulas que falsificaron o pretendieron adulterar la
descentralización. La expresión más nítida y característica de ese empeño de
falsificación descentralizadora está en los Congresos Regionales que permitió la
Constitución de 1920, de clarísima inspiración autocrática.
La autonomía y vida propia de las regiones son la base para que el país cuente
con ciudadanos formados para pensar y decidir independientemente con
iniciativa propia, lo que constituye la fuente esencial de riqueza y valor de un
pueblo. Se requiere delimitar con claridad las funciones de los diversos
estamentos de gobierno, los gobiernos locales, las regiones, ver los mecanismos
de capacitación para los funcionarios que trabajen en ellos, así como la
asignación de fondos y la captación de recursos propios que pueden tener. La
población considera que es necesario cambiar la pauta que ha caracterizado el
desarrollo nacional, procurando canalizar más inversión hacia el interior peruano.