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ARREPENTIMIENTO

Traducción de una familia de palabras que indican un regreso, un cambio de parecer, o un


repudio del pecado para volver a Dios.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Puesto que Israel debe a Dios obediencia absoluta y cae bajo juicio cuando se desvía,
solo por el arrepentimiento puede restablecer su relación favorable con Él. La nación
puede apartar para este reconocimiento un día entero (Neh 9; cf. las liturgias del
arrepentimiento conservadas en Is 63.7–64.12; Dn 9.4–19; Os 9 y 14). Como símbolo de
su renuncia al pecado, el arrepentido rasga sus vestidos, ayuna, se viste de cilicio, o se
sienta en cenizas. Los profetas recalcan el aspecto personal del arrepentimiento (p. ej.,
Acab, 1 R 21), al exigir una reorientación de todo el individuo que conduzca a la
obediencia, confianza en Dios y rechazo total a ídolo y dependencia de lo humano. El
arrepentimiento demanda una renovación del espíritu y del corazón (Ez 18.31); esto es
posible solo como consecuencia de la redención divina (Is 44.22; Jer 31.33; Ez 11.19;
36.26).
En lenguaje antropomórfico, se afirma que Dios también se arrepiente, con lo cual se
señala simplemente un cambio en su relación con el ser humano (p. ej., Gn 6.6s).

EN EL NUEVO TESTAMENTO
Juan el Bautista continúa la demanda de arrepentimiento (Mt 3.8, 10) y asimismo Jesús
(Mc 1.15; Lc 13.1ss), pero con mayor énfasis en la limpieza interior y la totalidad de la
demanda divina (Lc 14.33; Mt 18.3; Lc 5.32). En un sentido nuevo Jesús hace posible el
arrepentimiento, porque este se completa con la fe, con el discipulado cristiano.
En la predicación de la iglesia apostólica el arrepentimiento es básico (Hch 3.19; 2 Co 7.9;
Heb 6.1; Ap 2.21; etc.; cf. Concordancia); se relaciona con el bautismo (Hch 2.38), la fe
(Hch 20.21) y el perdón (Lc 24.47). Este regreso a Dios (1 P 2.25) se basa en la obra de
Cristo (Hch 17.30); es a la vez una responsabilidad humana (Hch 8.22) y un don de Dios
(Ro 2.4; 2 Ti 2.25) mediante el Espíritu (Hch 10.45).
En el Nuevo Testamento arrepentimiento, por lo general, es traducción de la voz griega
metánoia, que significa «cambio de actitud o de propósito en la vida» y no solo
«penitencia» como solía traducirse en las versiones catolicorromanas antiguas (TA, Sc.).

Versículos y temas:
Dolor en el corazón, Génesis 6.6.
Arrepentimiento falso, Éxodo 9.27.
Recompensa por arrepentimiento, Levítico 26.40–42; Deuteronomio 30.1–10; Jueces 3.9–
15; Nehemías 1.9; Jeremías 7.3.
Locos pecados, Números 12.11.
Dios misericordioso, Deuteronomio 4.29–31.
Prosperidad ligada al arrepentimiento, Deuteronomio 30.1–10.
Arrepentimiento nacional, Josué 24.16–27; 1 Samuel 7.3; 2 Crónicas 7.14.
Sacrificio de hija, Jueces 11.30–40.
Arrepentimiento sincero, 1 Samuel 7.3.
Arrepentimiento real, 1 Samuel 15.13–35.
Palabra de Dios causa arrepentimiento, 2 Reyes 22.11.
Arrepentimiento del rey, 2 Crónicas 33.12.
Lágrimas de arrepentimiento, Esdras 10.1.
Arrepentimiento limitado, Job 34.31–33.
Confesión y arrepentimiento, Job 42.1–9.
Perdón seguro, Salmo 32.5, 6.
Oración de arrepentimiento, Salmo 41.4; Lamentaciones 5.21–22.
Fuente de nuevo gozo, Salmo 51.12–13.
Votos de arrepentimiento, Salmo 66.13–14.
Arrepentimiento de estudiante, Proverbios 5.12–13.
Locuras y desvaríos, Eclesiastés 1.17–18.
Placeres en vez de arrepentimiento, Isaías 22.12–13.
No perder oportunidad, Isaías 55.6–7.
Necesidad de arrepentimiento, Isaías 64.5.
Gran amor de Dios para Israel, Jeremías 3.11–17.
Llamado al arrepentimiento, Jeremías 3.14.
Confusión y arrepentimiento, Jeremías 3.24–25.
Ejemplo para otros, Jeremías 4.1–2.
No sembrar entre espinos, Jeremías 4.3.
Descanso para el alma, Jeremías 6.16.
Cilicio, cenizas y luto, Jeremías 6.26.
Llamado a arrepentirse, Jeremías 7.1–15.
No hay hombre que se arrepienta, Jeremías 8.4–7; Zacarías 1.4.
Rechazan el arrepentimiento, Jeremías 8.6; Apocalipsis 9.20–21; 16.10–11.
No envanecerse, Jeremías 13.15.
Verdadero arrepentimiento, Jeremías 14.20–22.
Arrepentimiento no sincero, Jeremías 21.1–10.
Cambiar malos caminos, Jeremías 25.5.
Lágrimas de arrepentimiento, Jeremías 31.9; 50.4–5.
Arrepentimiento en la juventud, Jeremías 31.19.
Señal de arrepentimiento, Ezequiel 9.3–6.
Volverse del pasado maligno, Ezequiel 16.59–63.
Vergüenza delante del Señor, Ezequiel 16.63.
Justos e impíos, Ezequiel 18.24–31.
El Señor quiere vida eterna para todos, Ezequiel 18.32.
Necesidad consciente de arrepentimiento, Ezequiel 20.43.
Dios prefiere arrepentimiento a juicio, Ezequiel 33.10–12.
Arrepentimiento real, Daniel 6.13–18.
Oración de Daniel por arrepentimiento, Daniel 9.1–19.
Hora de buscar al Señor, Oseas 10.12.
Volverse a Dios, Oseas 12.6.
Pecados causan caída, Oseas 14.1–2.
Respuesta congregacional, Joel 1.14; 2.12–17.
Ayuno, lloro y lamento, Joel 2.12.
Ni con plagas se arrepienten, Amós 4.6–11.
Nínive se arrepiente, Jonás 3.3–6.
Cilicio y ayuno, Jonás 3.8.
Respuesta de Dios al arrepentimiento, Jonás 3.10.
Caer y levantarse, Miqueas 7.8–9.
Recuerdo de días mejores, Hageo 2.3.
Ayuno sincero y arrepentimiento, Zacarías 7.1–6; Malaquías 2.13.
Volverse a Dios, Malaquías 3.7.
Predicación de arrepentimiento, Mateo 3.1–3.
Arrepentimiento de Judas, Mateo 27.3.
Bautismo de arrepentimiento, Marcos 1.4; Lucas 3.3; 13.5.
Mujer arrepentida, Lucas 7.36–50.
Confesión de malas obras, Hechos 19.18–19.
Vergüenza de pecados pasados, Romanos 6.21.
Papel del dolor en el arrepentimiento, 1 Corintios 5.1–2.
Tristeza que produce arrepentimiento, 2 Corintios 7.9–10.
Convertirse de la idolatría, 1 Tesalonicenses 1.9.
Lloro y tristeza, Santiago 4.9.
Arrepentimiento en la Segunda Venida, Apocalipsis 1.7.
Sin deseos de arrepentirse, Apocalipsis 2.21.
Consecuencias de la falta de arrepentimiento, Apocalipsis 18.7–8.
Véanse Avivamiento, Emoción, Evangelización, Transformación, Lecho de muerte,
Remordimiento.

ARREPENTIR (SE), ARREPENTIMIENTO


A. VERBOS
1. metanoeo, lit.: percibir posteriormente (meta, después, implicando cambio; noeo,
percibir; nous, mente, el asiento de la reflexión moral), en contraste a pronoeo, percibir de
antemano. Significa, por ello, cambiar de opinión o el propósito, y en el NT involucra
siempre un cambio a mejor, una enmienda, y siempre, excepto en Lc 17.3, 4, de
arrepentimiento del pecado. La palabra se halla en los Evangelios Sinópticos (en Lucas,
nueve veces), cinco veces en los Hechos, doce veces en Apocalipsis, ocho en los
mensajes a las iglesias (2.5, dos veces, 16, 21, dos veces, «no quiere arrepentirse»;
3.3,19; las únicas iglesias en este capítulo que no reciben exhortación a este respecto son
las de Esmirna y Filadelfia); el único otro pasaje en que se halla es en 2 Co 12.21. Véase
también la nota general más abajo.
2. metamelomai, (meta, como en el Nº 1, y melo, tener cuidado de), se usa en la voz
pasiva en sentido de voz media, significando lamentar, arrepentirse en Mt 21.29,
«arrepentido»; en el v. 32. no «os arrepentisteis»; en 27.32: «arrepentido»; en 2 Co 7.8,
dos veces: «no me pesa»; (rv: «no me arrepiento»); «lamenté» (rv: «arrepentí»); y en Heb
7.21, el único pasaje del NT en que se usa (negativamente) de Dios.¶ Véanse PESAR,
LAMENTAR.

B. ADJETIVOS
1. ametanoetos, lit.: sin cambio de mente o de opinión (a, negativo, metanoeo, cambiar de
opinión o de parecer; meta, significando cambio; nous, mente). Se usa en Ro 2.5, «no
arrepentido».¶ Moulton y Milligan muestran de los escritos en los papiros que la palabra
se usa también «en un sentido pasivo, no afectado por un cambio de mente, como
ametameletos en Ro 11.29»: «sin arrepentimiento».
2. ametameletos, no arrepentido de, sin lamentarse (a, negativo, y un adjetivo verbal de A,
Nº 2). Significa «sin cambio de propósito». Se dice. (a) de Dios con respecto a sus dones
y el llamamiento, «irrevocables» (rvr); «sin arrepentimiento» (rv); (b) del hombre (2 Co
7.10, «arrepentimiento». metanoia, véase C) «de que no hay que arrepentirse»; la
diferencia entre metanoia y metamelomai, aquí ilustrada, se expresa brevemente en el
contraste entre arrepentimiento y lamentación.¶

C. NOMBRE
metanoia, pensamiento posterior, cambio de parecer, arrepentimiento. Se corresponde en
significado a A, Nº 1, y se usa del arrepentimiento del pecado o del mal, excepto en Heb
12.17, donde la palabra «arrepentimiento» parece significar, no simplemente un cambio
de parecer de parte de Isaac, sino tal cambio que revertiría los efectos de su anterior
estado de mente. La primogenitura de Esaú no podía ser devuelta, implicaba una pérdida
irrevocable.
Por lo que respecta al arrepentimiento del pecado, (a) se expone la demanda de parte de
Dios sobre el hombre (p.ej., Mt 3.8; Lc 3.8; Hch 20.21; 26.20); (b) la misericordia de Dios
en dar arrepentimiento o llevando a hombres a Él se expone (p.ej., en Hch 5.31; 11.18; Ro
2.4; 2 Ti 2.25). Los mss. más auténticos omiten la palabra en Mt 9.13 y en Mc 2.17, tal
como lo vierte la vm.
Nota: En el AT no es tan prominente el arrepentimiento con referencia al pecado como
aquel cambio de parecer o propósito, por piedad hacia aquellos que han sido afectados
por las propias acciones, o en quienes los resultados de las acciones no han cumplido sus
esperanzas, un arrepentimiento atribuido tanto a Dios como al hombre (p.ej., Gn 6.6; Éx
32.14; lo cual no implica nada contrario a la inmutabilidad de Dios, sino que el aspecto de
su mente cambia hacia un objeto que ha cambiado en sí mismo. Véase bajo
RECONCILIAR).
En el NT el tema tiene principalmente referencia al arrepentimiento del pecado, y este
cambio de parecer involucra tanto un apartarse del pecado como un acercarse a Dios. La
parábola del hijo pródigo es una notable ilustración de esto. Cristo empezó su ministerio
con un llamamiento al arrepentimiento (Mt 4.17), pero el llamamiento es dirigido, no a la
nación, como en el AT, sino al individuo. En el Evangelio de Juan, de carácter distinto a
los Evangelios Sinópticos, mencionados arriba, no se menciona el arrepentimiento, ni
siquiera en relación con la predicación de Juan el Bautista; en el Evangelio de Juan y en
la 1ª Epístola se acentúan los efectos, p.ej., en el nuevo nacimiento, y, generalmente, en
el volverse activamente del pecado a Dios por el ejercicio de la fe (Jn 3.3; 9.38; 1 Jn 1.9),
como en el NT en general.

DICCIONARIO MUNDO HISPANO


Arrepentimiento (heb., naham, desistir, sub h, volverse; gr., metanoia, de meta, cambio,
y noieo, ejercicio de la mente). Es el proceso por el cual uno cambia de parecer o de
opinión. A Dios se le describe como arrepintiéndose (<023214>Éxodo 32:14; <091511>1
Samuel 15:11; <320309>Jonás 3:9-10; 4:2, usando naham), en el sentido de que él
cambió su actitud hacia un pueblo por causa de un cambio dentro del pueblo. Dios como
deidad perfecta no cambia en su naturaleza esencial, mas cambia su relación y actitud de
ira a misericordia y de bendición a juicio, como lo requiera la ocasión. El arrepentimiento
humano es un cambio para lo mejor, y es un cambio consciente del mal o de la
desobediencia o pecado o idolatría hacia el Dios viviente (<121713>2 Reyes
17:13;<231922>Isaías 19:22; <240312>Jeremías 3:12, 14, 22; <320310>Jonás 3:10,
usando sub h).En el NT, el arrepentimiento y la fe son los dos lados de una misma
moneda(<442021>Hechos 20:21). Ellos son una respuesta a la gracia. Jesús predicó la
necesidad que tenían los judíos de arrepentirse (<400417>Mateo 4:17), y requirió que sus
apóstoles/discípulos predicaran el arrepentimiento a los judíos y a los gentiles
(<422447>Lucas 24:47; <440238>Hechos 2:38; 17:30). El arrepentimiento es un profundo
cambio de mente que involucra el cambio de dirección de vida. El lado positivo del
arrepentimiento es la conversión, el genuino volverse a Dios oa Cristo en busca de gracia.

DICCIONARIO VINE EXPOSITIVO

ARREPENTIRSE najam (μj'n:), «arrepentirse, consolar». A grosso modo, najam significa


«arrepentirse» aproximadamente 40 veces y «consolar» unas 65 veces en el Antiguo
Testamento. Con el objetivo de comprobar el significado de najam, los estudios presentan
varias perspectivas: conectan el vocablo con un cambio de corazón o de disposición, de
mente, de propósito, o enfatizan un cambio de conducta. La mayoría de los usos del
término en el Antiguo Testamento tienen que ver con el arrepentimiento divino: «Y se
arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra» (Gn 6.6);«Entonces Jehová se
arrepintió [«cambió de parecer»] del mal que dijo que había de hacer a su pueblo» (Éx
32.14 RV; «renunció» BJ, BLA, LVP). A veces el Señor «se arrepintió» de la disciplina que
se había propuesto llevar a cabo con las naciones: «Pero si esos pueblos se convirtieren
de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado
hacerles» (Jer 18.8).«Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me
arrepentiré del bien que había determinado hacerle» (Jer 18.10). «Rasgad vuestro
corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque
misericordioso es y clemente, tardo para la ira… y que se duele [«se arrepiente» NBE] del
castigo» (Jl 2.13). Se pueden dar otros ejemplos del cambio de parecer del Señor. Sin
embargo, queda claro que Dios cambia cuando el ser humano cambia y toma la decisión
buena, pero no puede cambiar su actitud hacia el mal cuando el ser humano sigue un
camino errado. Aunque las acciones de Dios pueden cambiar, Él siempre permanece fiel
a su propia justicia. En algunas situaciones, Dios está cansado de «arrepentirse» (Jer
15.6), lo cual sugiere que puede haber un punto más allá del cual Dios no tiene otro
recurso más que implementar su disciplina. Un ejemplo de esto se ve en las palabras de
Samuel a Saúl, que Dios había quitado el reino del primer rey de Israel y se proponía
entregarlo a otro. Samuel declara: «Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se
arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta» (1 S15.29).A menudo Dios
cambia de parecer y «se arrepiente» de sus acciones debido a la intercesión y
arrepentimiento de las malas acciones humanas. Moisés suplicó a Dios en favor de su
pueblo: «Vuélvete del ardor de tu ira, y arrepiéntete de ese mal contra tu pueblo» (Éx
32.12). El Señor hizo esto cuando «se arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su
pueblo» (Éx 32.14). Como el profeta de Dios predicó al pueblo de Nínive: «Vio Dios lo que
hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho
que les haría, y no lo hizo» (Jon 3.10). En estos casos, Dios «se arrepintió», cambió de
parecer y de planes, sin embargo se mantuvo fiel a lo absoluto de su justicia en relación
con el ser humano. Otros pasajes tienen que ver con un cambio de actitud (o la ausencia
de ello) en el ser humano. Cuando este no «se arrepiente» de su maldad, opta por
rebelarse (Jer 8.6). En un sentido escatológico, el día en que Efraín (como representante
de la fracción norteña de Israel) «se arrepienta», Dios tendrá misericordia (Jer 31.19–
20).Los seres humanos también se arrepienten en relación con sus prójimos. La tribu de
Benjamín sufrió grandemente por el crimen de inmoralidad (Jue 19–20): «Y los hijos de
Israel se arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron: Cortada es hoy de
Israel una tribu» (Jue 21.6; cf. v. 15).Najam puede también tener la acepción de
«consolar». Los refugiados en Babilonia serían «consolados» cuando los sobrevivientes
de Jerusalén llegaran (Ez 14.23); aquí, el vínculo entre «consolar» y «arrepentirse» es el
resultado de la calamidad que Dios trajo sobre Jerusalén como testimonio de la veracidad
de su Palabra. David «consoló» a Betsabé después de la muerte de su hijo, fruto del
pecado (2 S 12.24); es quizás un indicio de su arrepentimiento por lo acontecido. Además,
el vocablo significa «consolar» dentro de las relaciones interpersonales. Job pregunta a
sus tres compañeros: «¿Cómo, pues, me consoláis en vano, viniendo a parar vuestras
respuestas en falacia?» (Job 21.34). O sea, que la actitud de ellos era cruel e insensible.
El salmista se volvió a Dios en busca de «consuelo»: «Aumentarás mi grandeza, y
volverás a consolarme» (Sal 71.21). Con sentido escatológico, Dios indicó a su pueblo
que «consolaría» a Jerusalén cuando restaurara a Israel, como una madre consuela a sus
polluelos (Is 66.13).

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