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Hoy se suele hablar mucho, entre certezas y especulaciones, de la condición de cuerpo-incierto del
sujeto danzante. Sí, aquel que otrora se aferraba a replicar sus técnicas corporales en la escritura
discurso coreográfico donde el sujeto es solo uno de los vectores constitutivos, debe seguir
escritura coreográficas posteriores avanzan hacia prácticas con cuerpos mutantes, pos-humanos,
inciertos.
Es ahí, donde situaría el hacer iconoclasta, irreverente, antinómico de Lorna Burdsall. Bailarina,
creación de Así Somos, su laboratorio de pesquisa permanente. Lorna fue una de esas madres que
junto a Ramiro Guerra aseguran que la danza cubana no ignorara las técnicas Graham, Limon,
Humphrey, al tiempo que se tendían puentes creativos con ciertos modos de la creación
modo de ver) esas relaciones entre cuerpo y subjetividad como protocolo escritural de lo
Ya sabemos que el cuerpo sufre una exposición constante. Publicidad, dietas, regímenes y las más
insólitas terapias. De este modo, el arte va articulando una relación muy particular entre cuerpo y
convertido hoy por hoy, en modelización narrante de aconteceres, realidades, trampas y utopías.
Todavía, muchas deudas y culpas han de cargar la historiografía de la danza cubana mientras el
hacer de Lorna siga siendo un referente lejano y no siempre estimado al volver sobre las
coordenadas de nuestra danza más reciente. El Así Somos que ella creara, fue uno de los grupos de
danza menos visto y reconocido por el público y la crítica. Tal vez la naturaleza extrañante, muy
teatrales establecidos.
Hoy, después de tanto tiempo, ojalá no nos sea suficiente reconocer el empeño iniciático de
Burdsall dentro del entonces naciente Conjunto Nacional de Danza Moderna, sus recreaciones y
“técnica cubana de la danza moderna”; la grandeza de su hacer está en la visión tan desprejuiciada
del cuerpo, de lo espacial, de la quietud, del movimiento; de lo objetual y visual que se torna acción.
Para Lorna, los cuerpos se comparten, la danza se construye desde lo disciplinar y espontáneo. Esa
es la manera para que el sujeto danzante se determine, se concrete en su estar aquí y ahora.
Dentro del panorama diverso de la danza contemporánea cubana de estos cincuenta años, la obra
Aquellos cuerpos mutantes, pos-humanos e inciertos que como suerte de otra piel, se guardaban en
sus barriles, telas, linternas, tubos, transparencias o artefactos de “dudosa” eficacia, reafirman la
Hoy, tras las modulaciones que ha tenido la impronta quebrante de la obra de Lorna en la memoria
de nuestra danza, vale agradecer aquellos reservorios de su legado. Gabriela Burdsall y Adolfo
a estos creadores como espacio que, al tiempo que recupera la obra de Lorna, amplifican sus
intensidades creativas y emociones mixturadas. Por otra parte, Lourdes Cajigal, quien desde su Así
Somos, insiste en la expansión hacia el trabajo con niños, adolescentes y jóvenes artistas. Ha sabido
Hoy, después de tanto tiempo, seguirán aquellos cuerpos mutantes, pos-humanos e inciertos de
Lorna, vulnerando la casta escena, el dócil cuerpo, al impávido sujeto. Su modo de hacer, de
noción anticipada de “danza alternativa” puso, frente a frente, al cuerpo del momento y al cuerpo
sujeto coreográficos.