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Benito Jerónimo Feijoo

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (Pazo de Casdemiro,


Pereiro de Aguiar, provincia de Orense, 8 de octubre de 1676- Benito Jerónimo Feijoo y
Oviedo, 26 de septiembre de 1764) fue un religioso Montenegro
benedictino, ensayista y polígrafo español. Junto con el
valenciano Gregorio Mayans constituye la figura más destacada
de la primera Ilustración española.

Índice
Biografía
Escritos
Discípulos de Feijoo
Obras
Referencias
Enlaces externos Grabado de Benito Jerónimo Feijoo por Juan
Bernabé Palomino.
Información personal
Biografía Nacimiento 8 de octubre de 1676
Pazo de Casdemiro, Pereiro de
Nació en el seno de una familia hidalga del muy antiguo linaje Aguiar
de Feijoo, en el pazo de Casdemiro, parroquia de Santa María Fallecimiento 26 de septiembre de 1764
de Melias, a las riberas del río Miño y un poco más abajo de su (87 años)
unión con su afluente, el Sil. Sus padres fueron don Antonio Oviedo
Feijoo Montenegro y Sanjurjo y doña María de Puga Sandoval Nacionalidad Española
Novoa y Feijoo. Cursó sus estudios primarios en el Real Religión Catolicismo
Colegio de San Esteban de Ribas de Sil,1 en el municipio de
Orden
Nogueira de Ramuín. En 1688, a los doce años, ingresó en la Orden de San Benito
religiosa
Orden Benedictina en el monasterio de San Julián de Samos,
Educación
cuando era su abad fray Anselmo de la Peña, quien sería
Educado en Universidad de Salamanca
después general de su congregación en España y Arzobispo de
Otranto (Reino de Nápoles). Información profesional
Ocupación Monje, ensayista y polígrafo
Convertirse en monje benedictino le supuso voto de pobreza y,
por tanto, renunciar a sus derechos como mayorazgo de su casa. Empleador Universidad de Salamanca
Desde entonces se consagró al estudio, llegando a ser nombrado Universidad de Oviedo
"maestro general" en su orden, y dio clases en distintos lugares
Movimiento Ilustración e Ilustración en
de Galicia, de León y de Salamanca, en cuya Universidad España
estudió también. Ganó por oposición una cátedra de Teología
Obras Teatro crítico universal
en la Universidad de Oviedo y allí residió desde 1709 hasta el
notables Cartas eruditas y curiosas
fin de sus días, consagrado al estudio, a la enseñanza, a la
composición y defensa de sus obras (que levantaron gran
polvareda en cuanto a detractores y seguidores desde que en 1726 salió el primer tomo de su Teatro Crítico) y a sostener un
caudaloso epistolario, bien con otros eruditos y científicos de su propia
orden, como fray Martín Sarmiento, o con sabios y escritores de toda
España, Europa y América. Sus obras principales, el Teatro crítico
universal y las Cartas eruditas y curiosas, fueron probablemente las obras
más impresas y leídas en la España del siglo XVIII, de suerte que bien
pudo desechar todo argumento de autoridad y proclamar con orgullo:

Yo, ciudadano libre de la República de las Letras, ni esclavo de


Aristóteles ni aliado de sus enemigos, escucharé siempre con
preferencia a toda autoridad privada lo que me dictaren la
experiencia y la razón.2

En los últimos años de su vida fue atacado por la sordera y una extrema
debilidad en las piernas obligaba a traerlo a los oficios del coro en silla de
ruedas; falleció en su colegio de San Vicente de Oviedo el 26 de
septiembre de 1764, a los ochenta y siete años, once meses y dieciocho
días, y está enterrado en la iglesia de Santa María de la Corte (Oviedo). Estatua de Benito Jerónimo Feijoo en
Orense.
La Sociedad Económica de Sevilla lo incluyó entre sus socios numerarios;
Fernando VI le dio el título de consejero real en prenda de su estima y
Carlos III le regaló por la misma razón un ejemplar de Las antigüedades de Herculano. El papa Benedicto XIV y el cardenal
Quirini hicieron de él grandes elogios y fue por muchos escritores y sabios respetado y agasajado.

Se considera a Feijoo el introductor del género ensayístico en la literatura española, así como uno de los más famosos miembros
(junto con Mayans) de la que es considerada la Primera Ilustración Española (desde 1737 hasta poco después de la muerte de
Fernando VI), tras una primera etapa de pre-ilustración representada por los novatores: un grupo constituido fundamentalmente
por médicos y cuyas obras se reimprimieron sin pausa a lo largo de todo el siglo XVIII.

Amalio Rodríguez Telenti reveló una faceta desconocida del padre Feijóo en la tesis doctoral que le dedicó y leyó en la
Universidad de Salamanca: Aspectos médicos en la obra del Maestro Fray B. Jerónimo Feijoo. (http://ridea.org/catalogo/catalog
o/item/aspectos-medicos-en-la-obra-del-maestro-fray-b-jeronimo-feijoo)

Escritos
Hasta 1725, Feijoo no comenzó a publicar sus obras, casi todas ellas colecciones de opúsculos polémicos que llamó discursos (de
discurrir, esto es, disertar libremente), verdaderos ensayos si la libertad de su pensamiento hubiera sido absoluta. Su obra en este
género está integrada, por una parte, por los ocho volúmenes (118 discursos), más uno adicional (suplemento) de su Teatro crítico
universal, publicados entre 1726 y 1740 (el título teatro ha de entenderse con la acepción, hoy olvidada, de «panorama» o visión
general de conjunto), y, por otra, por los cinco de las Cartas eruditas y curiosas (166 ensayos, más cortos), publicadas entre 1742
y 1760. A estas obras hay que agregar también un tomo extra de Adiciones que fue publicado en 1783 y su copiosa
correspondencia privada, que continúa inédita hasta el día de hoy. Los temas sobre los que versan estas disertaciones son muy
diversos, pero todos se hallan presididos por el vigoroso afán patriótico de acabar con toda superstición y su empeño en divulgar
toda suerte de novedades científicas para erradicar lo que él llamaba «errores comunes», lo que hizo con toda dureza y
determinación, como Christian Thomasius en Alemania, o Thomas Browne en Inglaterra:

Error, como aquí le tomo, no significa otra cosa que una opinión que tengo por falsa, prescindiendo de
si la juzgo o no probable. Ni debajo del nombre de errores comunes quiero significar que los que
impugno sean trascendentes a todos los hombres; bástame para darles ese nombre que estén admitidos
en el común del Vulgo o tengan entre los Literatos más que ordinario séquito. Esto se debe entender
con la reserva de no introducirme jamás a juez en aquellas
cuestiones que se ventilan entre varias escuelas [...] Para escribir en
el idioma nativo no se ha menester más razón que no tener alguna
para hacer lo contrario. No niego que hay verdades que deben
ocultarse al vulgo, cuya flaqueza más peligra tal vez en la noticia
que en la ignorancia; pero ésas ni en latín deben salir al público,
pues harto vulgo hay entre los que entienden este idioma y
fácilmente pasan de estos a los que no saben más que el castellano.
[...] Aunque mi intento solo es proponer la verdad, posible es que
en algunos asuntos me falte penetración para conocerla y en los
más fuerza para persuadirla. Lo que puedo asegurarte es que nada
escribo que no sea conforme a lo que siento. Proponer y probar
opiniones singulares sólo por ostentar ingenio téngolo por prurito
Pedro Rodríguez de Campomanes,
pueril y falsedad indigna de todo hombre de bien. En una principal biógrafo de Feijoo y
conversación se puede tolerar por pasatiempo; en un escrito es promotor de la publicación de sus
engañar al público. La grandeza del discurso está en penetrar y Obras completas en varios
persuadir las verdades; la habilidad más baja del ingenio es enredar volúmenes a su muerte en 1765.
a otros con sofisterías.

Feijoo, «Prólogo» al Teatro crítico universal, vol. I

Se denominaba a sí mismo «ciudadano libre de la república de las letras», si bien


sometía todos sus juicios a la ortodoxia católica, y poseía una incurable
curiosidad, a la par que un estilo muy llano y atractivo, libre de los juegos de
ingenio y las oscuridades postbarrocas, que abominaba, si bien se le deslizan
frecuentemente los galicismos. Se mantenía al tanto de todas las novedades
europeas en ciencias experimentales y humanas y las divulgaba en sus ensayos,
pero rara vez se propuso teorizar reformas concretas en línea con su implícito
progresismo. Filosóficamente, se decantó por el empirismo de Francis Bacon y
su Novum Organum (1620), su libro de cabecera, y coqueteó con el eclecticismo
y el escepticismo, llamándose a sí mismo unas veces "ecléctico" o "escéptico
mitigado". Aplica las clásicas cautelas de Bacon contra los eidola o engaños que
estorban la recta interpretación de la experiencia o experimento: modos comunes
de pensamiento (Idola tribus), modos propios del pensamiento individual (Idola
especus); modos propios derivados de una dependencia excesiva del lenguaje
(Idola fori) o de una dependencia excesiva de la tradición (Idola teatri). Pero, si
bien su equipo conceptual no es complicado, se vuelve complejo al aplicarlo
pedagógicamente, porque la experiencia exige, y, por tanto, desarrolla, la
sagacidad para atinar en la elección y planteo del experimento, la perspicacia
Fr. BENITO GERÓNIMO FEIJOO.
para captar todas las circunstancias que pueden influir en él, la constancia para Monje Benedictino extirpador de las
realizarlo el número de veces necesario hasta obtener unos resultados válidos, la preocupaciones y errores vulgares.
precaución para desenmascarar cualquier factor aleatorio, raciocinio para Natural de Casdemiro. Murió en
comparar unos experimentos con otros y diligencia para no concluir Oviedo en 1764. Grabado de José
Vázquez por dibujo de José Maea
superficialmente una afirmación engañosa. Entre los autores que más cita, fuera
para los Retratos de españoles
de Francis Bacon, están John Newton, Pierre Gassendi, Emmanuel Maignan,
Ilustres, 1791.
René Descartes, Nicolás Malebranche, Robert Boyle, John Locke, las Mémoires
de Trévoux y los diccionarios de Pierre Bayle y Louis Moréri.
En cuestión de estética fue singularmente moderno (véase por ejemplo su artículo «El nosequé») y adelanta posturas que
defenderá el Romanticismo, pero critica sin piedad las supersticiones que contradicen la razón, la experiencia empírica y la
observación rigurosa y documentada.

Entre la variedad de temas que Feijoo aborda también se encuentra el papel que la mujer desempeña en la sociedad, con un hito
destacado en la historia del feminismo, el discurso «Defensa de las mujeres» publicado en el tomo I del Teatro crítico,
considerado el primer tratado feminista español.

Sus discursos suscitaron una auténtica tempestad de rechazos, protestas e impugnaciones, sobre todo entre los frailes tomistas y
escolásticos. Las más importantes fueron las de Ignacio de Armesto Ossorio, autor de un Teatro anticrítico (1735) en dos
volúmenes, fray Francisco de Soto Marne, que publicó en su contra dos volúmenes de Reflexiones crítico-apologéticas en 1748;
Salvador José Mañer, quien publicó un Antiteatro crítico (1729), Narciso Bonamich, en sus Duelos médicos contra el teatro
crítico del reverendísimo padre Fray Benito Feijoo... en 1741; Diego de Torres Villarroel, y otros muchos. Le defendieron el
doctor Martín Martínez y los padres Isla y Martín Sarmiento así como el mismo rey Fernando VI, quien, por un real decreto de
1750, prohibió que se le atacara.

El padre Feijoo publicó asimismo otras obras menores: Apología del escepticismo médico (1725), Satisfacción al Escrupuloso
(1727), Respuesta al discurso fisiológico-médico (1727), Ilustración apologética (1729), Suplemento del Teatro Crítico (1740) y
Justa repulsa de inicuas acusaciones; como nota curiosa, cabe decir que en el cuarto tomo de sus Cartas eruditas y curiosas, la
vigésima versa sobre el tratado de Augustin Calmet sobre vampiros.

Discípulos de Feijoo
Siguieron la estela de Feijoo autores como Francisco Santos, quien publicó Bello gusto de la moda en materia de Literatura, o
acertada idea del ilustrísimo Feijoo, proseguida en una instrucción universal de varias Cartas curiosas, selectas, críticas y
eruditas en todo género de materias, obra muy útil para formar el espíritu de la juventud y librarla de preocupaciones
(Barcelona, 1753); menos protegida que la de Feijoo, su obra fue denunciada a la Inquisición. Juan Martínez Salafranca, uno de
los editores del Diario de los Literatos, publicó unas Memorias eruditas para la crítica de artes y ciencias (1736). El jesuita
Antonio Codorniú publicó Dolencias de la crítica (1760) y fray Íñigo Gómez de Barreda fue el responsable de los cuatro
volúmenes que ocupa Las fantasmas de Madrid y estafermos de la Corte, obra donde se dan al público los errores y falacias del
trato humano para precaución de los incautos. Excitada de algunos discursos del lustre de nuestra España y religión
benedictina, el ilustrísimo y reverendísimo Feijoo, sobre algunos errores comunes. Su autor el Desengaño, y le dedica a la
Verdad (1761-1763). En fecha tan tardía como 1802 aún Antonio Marqués y Espejo publicó un Diccionario feijoniano.

Obras
De las Obras completas de Feijoo contó Marcelino Menéndez Pelayo en sus Historia de los heterodoxos españoles (1882) al
menos quince ediciones. La edición clásica es la costeada por el ministro ilustrado Pedro Rodríguez de Campomanes en 14
volúmenes, con una "Noticia biográfica" compuesta por el propio Campomanes, según Sempere y Guarinos, en Madrid, 1765 y
ss. Consta de ocho volúmenes de Teatro Crítico, cinco de Cartas Eruditas y uno de Ilustraciones Apologéticas. Hoy es accesible
el texto completo en Internet a través del proyecto Filosofía en español.

Teatro crítico universal (118/117 discursos publicados en nueve volúmenes entre 1726 y 1740, el nono,
suplemento a los anteriores, fue redistribuido, desde 1765, en los lugares correspondientes de los otros ocho)
Cartas eruditas y curiosas (163 cartas publicadas en cinco volúmenes entre 1742 y 1760)
Apología del escepticismo médico, 1725.
Satisfacción al Escrupuloso, 1727.
Respuesta al discurso fisiológico-médico, 1727.
Ilustración apologética, 1729.
Suplemento de el Teatro Crítico, 1740.
Justa repulsa de inicuas acusaciones, 1749.
Adiciones, [1783].
Epistolario, aún sin recoger.
Poesías, en proceso de edición.

Referencias
1. En el año 2004 fue convertido en el Parador de turismo de Santo Estevo de Ribas de Sil (http://www.parador.es/e
s/paradores/parador-de-santo-estevo).
2. Feijoo, B. Jerónimo. "Lo que sobra y falta en Physica", en Teatro crítico universal, tomo VII, discurso 13.º,
parágrafo 37.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Benito Jerónimo Feijoo.

Wikisource en español contiene obras originales de Benito Jerónimo Feijoo.


Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Benito Jerónimo Feijoo.
Feijoo en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com/portales/benito_jeronimo_feij
oo/).
Feijoo en la Biblioteca Virtual de Polígrafos de la Fundación Ignacio Larramendi (https://web.archive.org/web/201
40408093952/http://www.larramendi.es/i18n/consulta_aut/registro.cmd?id=3018).
Retrato de Benito Jerónimo Feijoo con un epítome sobre su vida incluido en el libro Retratos de Españoles
ilustres, publicado en el año de 1791.
Índice de ediciones de Feijóo (http://www.filosofia.org/feijoo.htm)
Arturo Ardao sobre la filosofía de Benito Jerónimo Feijoo (Feijoo, fundador de la filosofía de lengua española (htt
p://ensayistas.org/antologia/XXA/ardao/index.htm)).
Obras digitalizadas de Benito Jerónimo Feijoo (http://bdh.bne.es/bnesearch/Search.do?text=&field1val=Feijoo%2
c+Benito+Jerónimo&field1Op=AND&numfields=1&exact=on&advanced=true&field1=autor&language=esEn) en
la Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España.

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Esta página se editó por última vez el 29 may 2019 a las 09:35.

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