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Clasificación de los Poderes jurídicos

Según Santi Romano, la clasificación de los poderes jurídicos comprende:


a) Poderes innovativos: Estos se caracterizan por generan una modificación
jurídica, a diferencia de otros que no poseen tal característica. Estos, a su
vez se sub-clasifican en:
1) Los poderes normativos, los cuales les corresponden principalmente al
Estado y a los simples individuos, quienes con voluntad propia permiten,
a través de tales poderes y teniendo como base un ordenamiento jurídico,
que se modifiquen, constituyan y extingan nuevas normas jurídicas o
hasta otros ordenamiento jurídicos enteros.
2) Aquellos poderes que permiten modificar, constituir o extinguir ya sean
situaciones, cualidades, posiciones, otros poderes, relaciones jurídicas,
no a través de actos normativos sino con otros actos jurídicos de múltiple
naturaleza, esta modificación jurídica puede consistir en una adhesión o
simple confirmación de las condiciones jurídicas preexistentes. Según el
autor, esto se relación al hecho de que frente al sujeto activo de un poder,
debe existir al menos otro sujeto pasivo, en estado de sujeción, lo cual no
sucedería ante el cumplimento de un acto bilateral o plurilateral.

b) Poderes no innovativos: Son aquellos que se generan a través de actos o


acciones jurídicas, inclinadas a conservar, realizar, valer, tutelar condiciones
jurídicas preexistentes, sin necesidad de modificarlas o invocarlas. Tales
como los derechos subjetivos, los cuales a través de acciones o recursos
jurisdiccionales se busca la protección jurídica por parte de las respectivas
autoridades competentes o también buscan poderes de auto tutela o de
gestión y administración de intereses propios y ajenos.

c) Poderes innovativos y no innovativos inciertos: Existen poderes que


pueden generar efectos innovativos y en otras, no producir dicho efecto como
por ejemplos aquellos poderes jurídicos de actuar en juicios y los poderes
jurisdiccionales, en donde es el juez quien acoja o rechace aquellas
pretensiones e innovación de las condiciones jurídicas preexistentes.

d) Poderes que actúan en el ámbito jurídico de su titular y de un tercero:


En el primer caso, según algunos autores, no existirían auténticos poderes
ya que se carecería de alteridad, consistente en la sujeción del adversario, y
toma como el caso de la res nullius que significa, cosa abandonada, cosa sin
dueño o cosa de nadie.
e) Poderes según su ejercicio en el interés propio del titular o ajeno: Estos
poderes representan las funciones llevadas a cabo en el Derecho Público
pero que a su vez no faltan en el privado como por ejemplo la Patria Potestad,
la potestad marital y los poderes del representante, las funciones, ya sean
públicas o privadas son libres y vinculadas: libres en tanto el sujeto posea
una esfera en la que pueda hacer valer su voluntad, y vinculadas, en tanto
este sujeta ciertos límites y se ejercite según los interés para los cuales se
constituyó.

EL PODER, SU EJERCICIO Y LAS RELACIONES JURÍDICAS

No podemos negar que el poder, aunque no se ejerza, se encuentre presente


siempre, por ellos es importante mencionar que la naturaleza del poder se
determina en su unidad, en la eficacia de su susceptibilidad y no solo por su
ejercicio.

Por otro lado, cuando este poder se ejerce efectivamente, no se divide en


tantos poderes como son los casos en los que se manifiesta o se hace valer.
El poder no se desarrolla en una específica relación jurídica, sino más bien,
en una dirección general, y por ello, varía en cada caso particular.
En tanto que el derecho subjetivo corresponde un elemento primordial en una
relación jurídica, el poder, por el contrario, es ajeno a este, no obstante;
genera obligaciones jurídicas y derechos subjetivos correlativos

Según el autor Romano, las consecuencia del ejercicio de un poder puede


consistir en el conferimiento de capacidades, de cualidades jurídicos, de
posiciones, y de otros poderes, en tales casos no se genera una relación
jurídica, sin embargo, en otros casos si se podrían generar tales relaciones
producto de dicho ejercicio. Como por ejemplo aquellas personas que
poseen el poder de ocupar el res nullius, adquiriendo de esa manera tal
propiedad. No obstante, el derecho de propiedad sobre la cosa ocupada es
muy diferente respecto del poder al cual toma su origen: el derecho de
propiedad no es el poder del ocupante de la cosa res nullius, sino más bien,
su efecto, este emana del poder que es así generador de la relación jurídica
que existe entre el sujeto y el bien.

Para el autor es necesario profundizar la distinción entre relaciones jurídicas


y poder, por ello, afirma que a veces, a la relación jurídica que hablamos, el
titular del poder permanece completamente extraño, ya que aquel se
desenvuelve entre otros sujetos. De esta manera, ocurre respecto a
relaciones constituidas a través de actos derivados en el ejercicio del poder
legislativo y jurisdiccional, que median entre las personas que están sujetas
a la ley y a su vez, entre las partes del juicio que han dado lugar a la sentencia
constitutiva de la relación. En otras palabras, Es el Estado quien ejerce el
poder expidiendo leyes y sentencias, no obstante, los derechos normativos
emanados de estos actos normativos, ya sean legislativos o jurisdiccionales,
y las correlativas obligaciones, emergen entre personas o sujetos distintos al
Estado mismo.

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