El modelo económico de la dictadura se pasó de una sociedad relativamente estable e integrada, a

otra en crisis y fragmentada. En 1989 ocurrió la mayor hiperinflación y Ley de Reforma del Estado,
fin del gobierno de Alfonsín y asunción anticipada de Menem y el inicio de las privatizaciones.

Hasta los mediados de los ´60, la clase obrera asalariada constituía el grupo más numeroso de la
fuerza de trabajo argentina. Había ido perdiendo importancia desde mediados de los ´40 por el
crecimiento de la clase media asalariada, consecuencia de la movilidad intergeneracional
ascendente canalizada a través de la educación pública: el padre obrero con un hijo oficinista. El
modelo aperturista de la dictadura, peso de las clases medias y obreras se redujo. La
desalarización de la clase obrera, esto se reflejó en una reducción de las posiciones de obreros
calificados en la industria. La clase media, algunas ocupaciones típicas se saturaron y demandaron
cada vez más credenciales, aumentaron la precariedad y la inestabilidad de trabajo.

Esta dinámica reforzó lo que se conoce como reproducción intergeneracional de la pobreza, la

transmisión de la pobreza de una generación a la siguiente. Las oportunidades de empleo y el
incremente de la precariedad y la inestabilidad produjeron un deterioro general de las condiciones
de vida.

El pico de pobreza registrado hacia 1989, la disparada de la inflación y las devaluaciones y no por
cambios en la estructura laboral. En los ´90, el desempleo aumentó como resultado de las políticas
neoliberales. Sin embargo, la pobreza se redujo durante el mismo período, aumentó la
heterogeneidad al interior de las diferentes clases sociales generando un nuevo cuadro de
ganadores y perdedores del modelo.

“NUEVOS POBRES”, eran los antiguos integrantes de las clases medias con buenas credenciales
educativas y largas trayectorias laborales pero con ingresos menguantes. También se agudizaron
los procesos de diferenciación interna de la clase obrera, por ejemplo entre trabajadores que
desarrollan tareas centrales en empresas modernas con creciente participación de capital
extranjero y una masa de trabajadores precarizados y tercerizados.

Tras el estallido de la convertibilidad y la mega