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LOS SECRETOS DE LA WICCA,

UNA
MISTERIOSA RELIGIÓN
Muchos de los mitos de Halloween giran en torno a este culto neopagano. Así viven en Colombia.

Por: Nicolás Bustamante Hernández

19 de octubre 2015 , 02:42 p.m.


“Con lo que sí hay que tener cuidado es con las sombras que aparecen a partir del 31 de octubre, cuando llega el
invierno. En este momento las personas empiezan a tener pesadillas, a escuchar silbidos y voces, a tener la
sensación de presencias en su habitación y a vivir sucesos extraños”, asegura con convicción el psíquico y
autodenominado experto en fenómenos paranormales Ómar Hejeile, al explicar lo que puede suceder en la
noche de Halloween según las creencias de la wicca, una de las religiones neopaganas que existen en la
actualidad, y que tiene una fuerte relación con la magia y la brujería.

Mientras el hombre habla de sombras desde su oficina en el norte de Bogotá, adornada con bolas de cristal,
globos terráqueos, pequeñas figuras de esqueletos y dragones (además de una biblioteca, un computador y una
consola de sonido), un pensamiento invade mi mente: recuerdo cómo, cuando empezamos a charlar, me
inquietaba no poder ver su cara, pues estaba al contraluz de una ventana, haciendo que sus ojos, nariz y boca
fueran una silueta escondida detrás de unos anteojos.
“De hecho –continúa con su relato Hejeile– desde el comienzo del otoño se despiertan las entidades de las
sombras. Ahora hay grabaciones reales que constatan la presencia de estos seres, que en la antigüedad
eran llamados espíritus maquiavélicos y que algunos utilizan, a través de invocaciones y evocaciones,
para actuar. Con la noche de Halloween, la gente que por su intención se dedica a otro tipo de magia va a tener
mucho trabajo”.

Hejeile no es claro sobre su edad: “Un día. Ponga ahí que esa es mi edad”, indica. Sin embargo, dice que desde
hace 37 años tiene un programa radial con estación propia en internet, www.radiokronos.com. Desde ahí, todas
las semanas hace predicciones que, según él, han sido acertadas, como la reciente matanza en una universidad
de Oregón (Estados Unidos).

En la época en la que Hejeile empezó a difundir sus conocimientos, a mediados de los 70, Colombia vivía su
propio apogeo en temas paranormales y parapsicológicos. El 27 de agosto de 1975, el país acogió el primer
Congreso Internacional de Brujería, organizado por el político Simón González Restrepo, que contó con
la presencia del célebre Uri Geller, un israelí que se volvió famoso porque dice doblar cucharas y otros
metales con el poder de su mente.

El evento sirvió para que, pese a la férrea oposición de la Iglesia católica, cobraran relevancia en el país
creencias y movimientos esotéricos como la wicca, que subsiste en el mundo como un movimiento secreto
sobre el que hay más especulación que información consolidada.

De hecho, pese a ser reconocida como religión en cuatro países (Estados Unidos, Puerto Rico, España y
Portugal), aún hoy es difícil encontrar una definición unánime de la wicca entre sus miembros. No obstante, en
sus discursos son reiterativas las palabras naturaleza, armonía, filosofía y respeto.

“Es una forma espiritual de estar en paz con la naturaleza y, a modo personal, de igualdad y respeto por todos
los seres del planeta. Es ver las cualidades místicas como una forma de evolucionar como ser, gracias a la
magia”, afirma Alfonso, un bumangués de 46 años, quien se define como wiccano ecléctico, es decir, que no
sigue una tradición en particular.
Por su parte, Hejeile define la wicca como una filosofía o espiritualidad que sigue las enseñanzas de la vieja
religión, que es la de las civilizaciones que precedieron al cristianismo, como la sumeria, la egipcia, la griega, la
celta y la romana. Para él, “no hay bien o mal; solo un proceso estratégico de mutación de la energía”.

Este proceso, dicen, sí incluye llevar a cabo rituales con preparaciones de plantas y objetos. Sobre los eventos
del 31 de octubre, ambos aseguran que es un momento oportuno para hacer rituales de magia, pero no con el
objetivo de lanzar maleficios o hechizos sobre otras personas, sino de cultivar su propia energía.

***

El consenso sitúa el origen de la wicca a comienzos de los años 50, cuando en Inglaterra fueron abolidas las
leyes contra la brujería y el británico Gerald Gardner recopiló en libros conocimientos sobre magia y hechicería
que adquirió durante su estadía en Asia. La palabra wicca tiene su origen en dos vocablos del inglés antiguo que
equivalen a witch (bruja) y wizard (hechicero).

Pese a su reconocimiento como religión, a diferencia de otras creencias, la wicca no basa sus enseñanzas en un
libro sagrado. Tampoco venera a uno o varios dioses. Mucho menos creen en la existencia de un mesías. En
cambio, considera a la naturaleza y sus ciclos como regentes del devenir humano y veneran al Sol y la
Luna como determinadores de este.
Así, las estaciones, los ciclos lunares y los equinoccios y solsticios son las principales cartas de navegación de
estos hechiceros modernos. Todas estas fechas configuran los ocho Sabbat o festividades que, según ellos, son
más propicias para la realización de ritos y entrar en sintonía con el universo. El 31 de octubre, por ejemplo,
los wiccanos conmemoran el Beltane, que significaba el fin de año en el hemisferio norte, de donde es
originaria la cultura celta.

Para ese día, Johnatan, un bogotano de 31 años que se define como druida y seguidor de la tradición celta, y que
por más de 10 años fue wiccano, tiene planeada su propia ceremonia: hará un retiro espiritual en las afueras de
la ciudad, en el que acampará con otras personas que contactó a través de las redes sociales. Una de las opciones
para la velada será que los asistentes lleven puesto el skyclad o traje del cielo; es decir, nada. De acuerdo con el
argot wiccano, esta reunión sería llamada un ‘coven’ (la palabra ‘aquelarre’ para denominar un grupo de brujos
es errónea, dicen).
Los dos wiccanos y el druida coinciden en que no existe un código que establezca la apariencia de magos y
brujas. “Eso de la mujer con sombrero, haciendo un conjuro en una olla es un estereotipo inventado por la
Iglesia durante la Inquisición para justificar su persecución a las personas que creían en algo diferente. Nosotros
somos gente normal, que se viste, vive y trabaja como cualquiera”, apunta Hejeile.

Actualmente no se tienen registros de cuántos wiccanos hay en el mundo, y menos en Colombia. De hecho,
aunque se estima que es la religión neopagana con más fieles, ni siquiera en Estados Unidos, donde está
reconocida legítimamente, se tiene claridad sobre este cálculo. El sitio religioustolerance.org (Tolerancia
religiosa), asegura que en el 2001, en esa nación, la población wiccana rondaba los 135.000 simpatizantes.

Algunos neopaganos afirman que su interés en esta espiritualidad surgió gracias a internet y a otras personas
que, como ellos, se sentían inconformes con su formación religiosa, o que querían saciar su necesidad de
construir su propia identidad: “La conocí (la wicca) por internet hace más de diez años, y en esa época los
países más actualizados en América eran Venezuela y Argentina. Hace como ocho años, los wiccanos
empezaron a agruparse en Colombia, pero aún falta mucho”, dice Alfonso, quien agrega que esta ha sido una
experiencia espiritual que le ha permitido tener seguridad y armonía con la naturaleza, “y dejar de ser un títere
teológico”.

***

Paradójicamente, aparte del estigma de satánicos que rodea a los brujos, otro mito sobre wicca dicta que quienes
creen en ella lo hacen bajo un código de ética o comportamiento que prohíbe afectar negativamente a otros.
Incluso, se dice que es una expresión de la llamada magia blanca.

Sin embargo, Hejeile cree que tal división entre el bien y el mal no existe en el mundo de la wicca, que esta es
solo una invención de otros credos para juzgar el comportamiento de los hombres. En contraste, asegura que la
magia es un conocimiento que abre la puerta a acciones conocidas como brujería. Y esta, dice, no es buena o
mala, negra o blanca, solo depende de la estrategia de quien la utilice.

Esta visión es opuesta a la de sus detractores, representados, por los escépticos y por la Iglesia católica, que ve
en el neopaganismo una manifestación de herejía. Hernán Darío Toro, fundador de la organización Escépticos
Colombia, dice: “La wicca no es una tradición milenaria. Es un intento por apropiar visiones románticas
de la Edad Media, de los druidas y otros cultos iniciáticos. Tratan de ser herederos de culturas antiguas,
pero no lo logran, porque no hay mucha información sobre estas”.

Este ingeniero cree que el secreto que esconden estas comunidades es saber cómo quitarles dinero a quienes
creen en ellas, “para lo cual su único poder sobrenatural es su capacidad para hacer fraude. Lo que hay detrás –
asevera– es un interés comercial y un engaño por parte de esos hechiceros, que negocian con la fe a través de
técnicas fraudulentas de espionaje en internet, detectives privados y otras artimañas”.

Por su parte, el teólogo Fabián Salazar plantea la pregunta sobre cómo se dan las sucesiones históricas entre los
grupos que se definen a sí mismos como continuadores de prácticas esotéricas antiguas. Él cree que no hay nada
de malo en que haya quienes “pretendan hundir sus raíces en relatos místicos como los de Merlín o en los
círculos secretos de mujeres que sobrevivieron a la persecución religiosa”; incluso que se definan como
“sucesores de antiguos linajes y afirmen que su conocimiento se basa en revelaciones esotéricas de magos de
otros mundos”.

Salazar apunta que mientras entre los wiccanos exista un ‘principio de no daño’, mantendrán un acuerdo ético
con las otras tradiciones religiosas. En lo concerniente a la wicca, como sucede con el resto de espiritualidades,
agrega que debe ser claro que si se incurre en actividades que atenten contra otros, la salud pública, la honra, los
bienes o la libertad individual, o se realicen sacrificios perversos o cualquier práctica criminal, deben aplicarse
todas las protecciones de ley que garantizan el bien común. “La libertad religiosa tiene sus límites”, concluye.

NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ

nicbus@eltiempo.com

Twitter: @nicolasb23

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Los secretos de la wicca, una misteriosa religión
Muchos de los mitos de Halloween giran en torno a este culto neopagano. Así viven en Colombia.

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Por: Nicolás Bustamante Hernández

19 de octubre 2015 , 02:42 p.m.


“Con lo que sí hay que tener cuidado es con las sombras que aparecen a partir del 31 de octubre, cuando llega el
invierno. En este momento las personas empiezan a tener pesadillas, a escuchar silbidos y voces, a tener la
sensación de presencias en su habitación y a vivir sucesos extraños”, asegura con convicción el psíquico y
autodenominado experto en fenómenos paranormales Ómar Hejeile, al explicar lo que puede suceder en la
noche de Halloween según las creencias de la wicca, una de las religiones neopaganas que existen en la
actualidad, y que tiene una fuerte relación con la magia y la brujería.

Mientras el hombre habla de sombras desde su oficina en el norte de Bogotá, adornada con bolas de cristal,
globos terráqueos, pequeñas figuras de esqueletos y dragones (además de una biblioteca, un computador y una
consola de sonido), un pensamiento invade mi mente: recuerdo cómo, cuando empezamos a charlar, me
inquietaba no poder ver su cara, pues estaba al contraluz de una ventana, haciendo que sus ojos, nariz y boca
fueran una silueta escondida detrás de unos anteojos.
“De hecho –continúa con su relato Hejeile– desde el comienzo del otoño se despiertan las entidades de las
sombras. Ahora hay grabaciones reales que constatan la presencia de estos seres, que en la antigüedad
eran llamados espíritus maquiavélicos y que algunos utilizan, a través de invocaciones y evocaciones,
para actuar. Con la noche de Halloween, la gente que por su intención se dedica a otro tipo de magia va a tener
mucho trabajo”.

Hejeile no es claro sobre su edad: “Un día. Ponga ahí que esa es mi edad”, indica. Sin embargo, dice que desde
hace 37 años tiene un programa radial con estación propia en internet, www.radiokronos.com. Desde ahí, todas
las semanas hace predicciones que, según él, han sido acertadas, como la reciente matanza en una universidad
de Oregón (Estados Unidos).

En la época en la que Hejeile empezó a difundir sus conocimientos, a mediados de los 70, Colombia vivía su
propio apogeo en temas paranormales y parapsicológicos. El 27 de agosto de 1975, el país acogió el primer
Congreso Internacional de Brujería, organizado por el político Simón González Restrepo, que contó con
la presencia del célebre Uri Geller, un israelí que se volvió famoso porque dice doblar cucharas y otros
metales con el poder de su mente.

El evento sirvió para que, pese a la férrea oposición de la Iglesia católica, cobraran relevancia en el país
creencias y movimientos esotéricos como la wicca, que subsiste en el mundo como un movimiento secreto
sobre el que hay más especulación que información consolidada.

De hecho, pese a ser reconocida como religión en cuatro países (Estados Unidos, Puerto Rico, España y
Portugal), aún hoy es difícil encontrar una definición unánime de la wicca entre sus miembros. No obstante, en
sus discursos son reiterativas las palabras naturaleza, armonía, filosofía y respeto.

“Es una forma espiritual de estar en paz con la naturaleza y, a modo personal, de igualdad y respeto por todos
los seres del planeta. Es ver las cualidades místicas como una forma de evolucionar como ser, gracias a la
magia”, afirma Alfonso, un bumangués de 46 años, quien se define como wiccano ecléctico, es decir, que no
sigue una tradición en particular.
Por su parte, Hejeile define la wicca como una filosofía o espiritualidad que sigue las enseñanzas de la vieja
religión, que es la de las civilizaciones que precedieron al cristianismo, como la sumeria, la egipcia, la griega, la
celta y la romana. Para él, “no hay bien o mal; solo un proceso estratégico de mutación de la energía”.

Este proceso, dicen, sí incluye llevar a cabo rituales con preparaciones de plantas y objetos. Sobre los eventos
del 31 de octubre, ambos aseguran que es un momento oportuno para hacer rituales de magia, pero no con el
objetivo de lanzar maleficios o hechizos sobre otras personas, sino de cultivar su propia energía.

***

El consenso sitúa el origen de la wicca a comienzos de los años 50, cuando en Inglaterra fueron abolidas las
leyes contra la brujería y el británico Gerald Gardner recopiló en libros conocimientos sobre magia y hechicería
que adquirió durante su estadía en Asia. La palabra wicca tiene su origen en dos vocablos del inglés antiguo que
equivalen a witch (bruja) y wizard (hechicero).

Pese a su reconocimiento como religión, a diferencia de otras creencias, la wicca no basa sus enseñanzas en un
libro sagrado. Tampoco venera a uno o varios dioses. Mucho menos creen en la existencia de un mesías. En
cambio, considera a la naturaleza y sus ciclos como regentes del devenir humano y veneran al Sol y la
Luna como determinadores de este.
Así, las estaciones, los ciclos lunares y los equinoccios y solsticios son las principales cartas de navegación de
estos hechiceros modernos. Todas estas fechas configuran los ocho Sabbat o festividades que, según ellos, son
más propicias para la realización de ritos y entrar en sintonía con el universo. El 31 de octubre, por ejemplo,
los wiccanos conmemoran el Beltane, que significaba el fin de año en el hemisferio norte, de donde es
originaria la cultura celta.

Para ese día, Johnatan, un bogotano de 31 años que se define como druida y seguidor de la tradición celta, y que
por más de 10 años fue wiccano, tiene planeada su propia ceremonia: hará un retiro espiritual en las afueras de
la ciudad, en el que acampará con otras personas que contactó a través de las redes sociales. Una de las opciones
para la velada será que los asistentes lleven puesto el skyclad o traje del cielo; es decir, nada. De acuerdo con el
argot wiccano, esta reunión sería llamada un ‘coven’ (la palabra ‘aquelarre’ para denominar un grupo de brujos
es errónea, dicen).
Los dos wiccanos y el druida coinciden en que no existe un código que establezca la apariencia de magos y
brujas. “Eso de la mujer con sombrero, haciendo un conjuro en una olla es un estereotipo inventado por la
Iglesia durante la Inquisición para justificar su persecución a las personas que creían en algo diferente. Nosotros
somos gente normal, que se viste, vive y trabaja como cualquiera”, apunta Hejeile.

Actualmente no se tienen registros de cuántos wiccanos hay en el mundo, y menos en Colombia. De hecho,
aunque se estima que es la religión neopagana con más fieles, ni siquiera en Estados Unidos, donde está
reconocida legítimamente, se tiene claridad sobre este cálculo. El sitio religioustolerance.org (Tolerancia
religiosa), asegura que en el 2001, en esa nación, la población wiccana rondaba los 135.000 simpatizantes.

Algunos neopaganos afirman que su interés en esta espiritualidad surgió gracias a internet y a otras personas
que, como ellos, se sentían inconformes con su formación religiosa, o que querían saciar su necesidad de
construir su propia identidad: “La conocí (la wicca) por internet hace más de diez años, y en esa época los
países más actualizados en América eran Venezuela y Argentina. Hace como ocho años, los wiccanos
empezaron a agruparse en Colombia, pero aún falta mucho”, dice Alfonso, quien agrega que esta ha sido una
experiencia espiritual que le ha permitido tener seguridad y armonía con la naturaleza, “y dejar de ser un títere
teológico”.

***

Paradójicamente, aparte del estigma de satánicos que rodea a los brujos, otro mito sobre wicca dicta que quienes
creen en ella lo hacen bajo un código de ética o comportamiento que prohíbe afectar negativamente a otros.
Incluso, se dice que es una expresión de la llamada magia blanca.

Sin embargo, Hejeile cree que tal división entre el bien y el mal no existe en el mundo de la wicca, que esta es
solo una invención de otros credos para juzgar el comportamiento de los hombres. En contraste, asegura que la
magia es un conocimiento que abre la puerta a acciones conocidas como brujería. Y esta, dice, no es buena o
mala, negra o blanca, solo depende de la estrategia de quien la utilice.

Esta visión es opuesta a la de sus detractores, representados, por los escépticos y por la Iglesia católica, que ve
en el neopaganismo una manifestación de herejía. Hernán Darío Toro, fundador de la organización Escépticos
Colombia, dice: “La wicca no es una tradición milenaria. Es un intento por apropiar visiones románticas
de la Edad Media, de los druidas y otros cultos iniciáticos. Tratan de ser herederos de culturas antiguas,
pero no lo logran, porque no hay mucha información sobre estas”.

Este ingeniero cree que el secreto que esconden estas comunidades es saber cómo quitarles dinero a quienes
creen en ellas, “para lo cual su único poder sobrenatural es su capacidad para hacer fraude. Lo que hay detrás –
asevera– es un interés comercial y un engaño por parte de esos hechiceros, que negocian con la fe a través de
técnicas fraudulentas de espionaje en internet, detectives privados y otras artimañas”.

Por su parte, el teólogo Fabián Salazar plantea la pregunta sobre cómo se dan las sucesiones históricas entre los
grupos que se definen a sí mismos como continuadores de prácticas esotéricas antiguas. Él cree que no hay nada
de malo en que haya quienes “pretendan hundir sus raíces en relatos místicos como los de Merlín o en los
círculos secretos de mujeres que sobrevivieron a la persecución religiosa”; incluso que se definan como
“sucesores de antiguos linajes y afirmen que su conocimiento se basa en revelaciones esotéricas de magos de
otros mundos”.

Salazar apunta que mientras entre los wiccanos exista un ‘principio de no daño’, mantendrán un acuerdo ético
con las otras tradiciones religiosas. En lo concerniente a la wicca, como sucede con el resto de espiritualidades,
agrega que debe ser claro que si se incurre en actividades que atenten contra otros, la salud pública, la honra, los
bienes o la libertad individual, o se realicen sacrificios perversos o cualquier práctica criminal, deben aplicarse
todas las protecciones de ley que garantizan el bien común. “La libertad religiosa tiene sus límites”, concluye.

NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ


nicbus@eltiempo.com

El Coven (Wicca)
· Por Blacksam en LDS
·
EL COVEN
El Coven es la iglesia, la escuela y una extensión de la familia del Brujo. Es dónde el Brujo aprende
sobre la religión y la magia. Siempre que el Brujo tiene un problema o una necesidad, el Coven
estará allá para ayudar, desde una simple reparación de una gotera en el tejado, hasta cambiar una
casa entera, ayudar otro Brujo a conseguir empleo u ofrecer el hombro y el oído solidario. A causa
de eso, Gardnerianos se refieren a la Tradición como “La Familia”. Y como en cualquier familia,
nuestras discusiones internas pueden ser bastante desagradables. Pero, como una familia, nosotros
aceptamos eso y nos aceptamos unos a otros como hermanos y hermanas.Un Coven Gardneriano
tiene a lo sumo 13 personas, mejor si ellos fueran 6 parejas y una Alta Sacerdotisa, 13 es el máximo
y a la vez es el ideal, pero no es obligatorio, de hecho difícilmente se consigue. Es habitual que el
Compañero de Oficio sean amantes, o formalmente esposos/esposas, pero no es de ningún modo
obligatorio. El Coven es dirigido por una Alta Sacerdotisa que es asistida por su consorte, el Alto
Sacerdote. Ese sistema es apoyado por el parecer del Consejo de Elders (todos los miembros de 2*
y 3* grados del Coven), así haciendo la Wicca Gardneriana una de las más organizadas y
autoritarias de las Tradiciones.
Aunque los Gardnerianos Británicos autoricen a un 2* grado a dirigir un Coven y generalmente
concedan el 3* grado después de un par de años cuando el nuevo HP/HPS haya probado su
capacidad, Gardnerianos americanos sólo autorizan un 3* grado para dirigir un Coven.

Todos los Covens que derivan de aquel Coven Madre son llamados de Covens Hijos y ven sus
iniciadores HPS y/o HP como su Reina/Rey. Eso da al nuevo Coven un vínculo con su pasado,
permitiendo que ellos van hasta su Reina para asesoría y solicitudes para que ella continúe a
enseñarlos en las necesidades. Pero, esa relación es puramente honoraria. El Coven Hijo no debe
obediencia a la su Reina ni puede su Reina forzarlos a tal obediencia. Eso da al Linaje Gardneriana
un árbol de familia posibilitando un método para determinar la validez dentro de la Tradición.

En la línea Gardneriana hay tres factores importantes que por orden de importancia son: Dioses,
Coven y Tradición.

Veamoslo así; los Dioses son los padres, el Coven los hermanos y el resto de la Tradición es como
los primos y tíos, familia no-nuclear, pero familia al fin y al cabo.

En la línea Gardneriana, generalmente (excepto casos concretos), una persona conoce a su Coven
madre, abuelo y así remontandose hasta lo que estén vivos. El “sentimiento de familia” va más allá
del sentimiento en sí, como ocurre en otras tradiciones paganas, en el caso Gardneriano se suele
llevar a la práctica física creando una fuerte cohesión. Para ello un Coven madre puede hacer de
anfitrion para un Sabbath en X lugar (generalmente esto sucede en Reino Unido, porque, por
motivos obvios, todos los Covens se rastrean hasta su origen británico) y a ellos acuden Covens de
dentro y fuera del país y son verdaderos festivales.
Esto se hace mucho y generalmente esto provoca que todo Gardneriano, entre encuentro y
encuentro, haya visto como mínimo una vez a sus padres, abuelos y bisabuelos, incluso algunos de
ellos pueden llegar a ser autores famosos y suponer Elders y famosos guardianes de la tradición.

Es más difícil que esto ocurra tan comunmente, por ejemplo, en la línea Alexandrina. Alex Sanders
inicio a cientos de personas entre las cuales no hay siempre (ni la mayoría de las veces) un contacto
sustancial. Gardner inicio a entre 9 y 12 sacerdotisas, es mas facil entonces crear esa cohesión, ya
que generalmente entre gardnerianos todos se conocen, de algún modo u otro.

Entonces el contacto con los Covens “antepasados” es algo muy frecuente en la linea Gardneriana.
Muchísimo más que en otras lineas de BTW, ya que es algo trabajado y practicado con regularidad
casi anual. Beltane o Samhain (especialmente Samhain) son excusas perfectas para esta clase de
eventos. Entonces, como veréis, es efectivamente una familia en el más estricto de los sentidos. A tu
familia nuclear (Coven) la ves a menudo como ocurre con la familia biológica, y a la más lejana (en
este caso, la Tradición) una o dos veces al año, como ocurre en Navidad y Bodas con las familias
biológicas no-nucleares.

Entonces más que sentimiento sin más, en este caso es algo que se practica objetiva y realmente.

Gran Rito, Coven y Homosexualidad


El Gran Rito es una ceremonia de 3* en BTW, y por ende requiere muchos años de entrenamiento
igualmente. No vayamos a confundirnos y pensar que esa ceremonia está disponible a practicar para
cualquiera, por mucho que su operatividad externa(subrayo “externa“) haya sido ejemplificada en
obras literarias.

Hay que tener en cuenta que hay diversas formas de Gran Rito. Se elabora con pretensiones culto-
agrícolas (como se hizo en el pasado) alquímicas (que es donde se contempla la substancia
realmente tántrica del ritual), o meramente energéticas para operaciones mágicas (para elevar el
poder, en terminos vulgares en el Oficio), también iniciáticas (el 3* grado de iniciación).

Hay, por decirlo de algún modo “más de un gran rito” y cada uno tiene su propio significado.

El Gran Rito “Real” consiste en la penetración vaginal, no hay otro modo. Esto responde a razones
tántricas. Las fuentes de las que se suministró Gardner para elaborar el Rito, comprende ciertos ritos
adaptados a prácticas homosexuales, pero Gerald Gardner, ignoro el motivo, no lo recogió como
parte de la liturgia gardneriana y entonces no se hace.

En BTW hay una tradición no-gardneriana (ni alexandrina) pero que es BTW porque sus fundadores
son Gardnerianos y aplican lo misterios BTW a su creación. Esta linea se llama “Minoan”. Está
subdividida en 2: Minoan Brotherhood y Minoan Sisterhood. Es para homosexuales y la primera
subdivisión es para hombres, mientras la segunda es para mujeres. Esta linea la creo un gardneriano
homosexual que decidió adoptar las prácticas tántricas a nivel homosexual, de hecho dudo que haya
más diferencias con los gardnerianos originales. Aquí si existe esa posibilidad, pero en las
tradiciones madres (gardneriana y alexandrina) no existe.

Si yo soy gay me asignarán una pareja femenina, en realidad no pasa nada, el “compañero de
Oficio” no tiene porque ser el amante de uno. Las parejas no se establecen por “sexos”, sino por
polaridad, hay que entender bien esta diferencia. Dos parejas del mismo sexo son eso, parejas del
mismo sexo. Un hombre es un hombre aunque sea homosexual, de hecho el mero hecho de no
considerarle hombre por ser homosexual es profundamente machista y homófobo (al menos desde
mi punto de vista). Si se quiere conseguir una polaridad, se necesita algo polar: hombre y mujer,
independientemente de los gustos personales.

De no ser así es como si yo me niego a que me pongan a X compañera en un Coven porque “es
muy fea” ¡¡¡sería ridículo!!! (además de profundamente machista también, además de, al menos en
mi opinión, denotador de que esa persona no está preparada).

Maxine Sanders, tras divorciarse del viejo Alex, creó un Coven con su hermano como HP.
Obviamente, como espero todos comprendáis, es muy improbable que Maxine hiciese el Gran Rito
“Real” con su hermano.
• Covens en Francia

Artículo de Rick Johnson. HP Gardnerian del Henge Desert Coven, EE.UU.


Tradución de Christina Johnson y Jack Green, ambos miembros de Antiguo Espíritu

Fuente:http://www.tripleespiral.org

Aprendizaje de Wicca/Desarollo en solitario y en coven


< Aprendizaje de Wicca

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
El wiccano crear su propia teoría y su propia práctica. Los wiccanos solitarios son los que han emprendido su
camino, el coven magico se hace en solitario atraves de la web, una de los covens mas conocidos hoy en dia es
el covenwicca.com]
El wiccan debe poseer por voluntad propia hacer bien y desarrollar hechizos para curar y hacer feliz a la gente sin
pedir nada a cambio.(Esto se debe a que guían por la ley de los tres: tres meses bien, tres veces mal lo que quiere
decir que hay que igualar la acciones de bien para poder realizar las acciones de mal, y estar a favor de la ley del
Karma) (También se guían por la ley: Justamente dar y recibir). Mientras que los que practican lo denominado
magia negra usa sus conocimientos para perjudicar a otros o ganar dinero con maldiciones o con adivinación (esto
no quiere decir que el wiccano no pueda hacerlo) pasando por alto las leyes anteriores. Esto no quiere decir que la
"magia negra" es mala, pero lo que la practican siempre acaban en desgracias, o en felicidad interna (esto se debe
a que los demás creen que todo lo que se hace es malo que no va a hacer feliz con lo que hace y no aplican la ley
de los tres.)
El Coven está constituido, por lo General por menos de trece personas. Entre ellos debe haber un supremo
sacerdote o una suprema sacerdotisa o la combinación de ambos. Los demás son aprendices o wiccanos que ya
pasaron la etapa de aprendiz. Este grupo de wiccanos se reúne un lugar privado (puede ser una casa, en el campo,
en el bosque…) para compartir los conocimientos y realizar los rituales. Estos coven, llevan el nombre también de
círculo, aquelarre o bosquecillo. Son difíciles de encontrar ya que permanece en secreto y rigen por normas
generales para mantener una ética responsable.

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