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Diccionario de la lengua española, El Ateneo, Bs. As., 1993
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Littré, Citado por Noé Jitrik, “Rehabilitación de la parodia” en Roberto Ferro, La parodia en la literatura
latinoamericana, Instituto de Literatura Hispanoamericana, Facultad de Filosofía y Letras, Bs. As., 1993, pág.
14.
ORIGEN ETIMOLOGICO
FONTANARROSA Y LA HISTORIETA
4
op. cit. pág. 9
Como los poemas épicos, la historieta es un singular fenómeno de masas y como
éstos tiene sus héroes y mitos. Pero la que nos ocupa no es una historieta tradicional. Es una
producción especial para un número de revista. El personaje principal ha adquirido la fama
y su status de héroe en el poema homérico. Ahora bien, Fontanarrosa, humorista rosarino,
se dirige a un público argentino y especialmente capitalino; lo corroboran ciertas
expresiones lunfardas y otras propias del lenguaje de los medios audiovisuales como
“afamada marca”, “adquirir artículos regionales”, “disfrutar la clásica hospitalidad”; es
decir, se encontrarán elementos característicos de la idiosincracia argentina.
Afirmamos anteriormente que definir qué elementos del texto original han sido
parodiados es determinar dónde ha operado una transformación. Antes de entrar de lleno en
el análisis conviene aclarar que ciertos cambios –especialmente algunas ausencias
argumentales como la Telemaquia o la Reconquista del Reino que también podrían se
parodiados- obedecen a una cuestión de espacio. En una historieta breve sólo hay lugar para
un solo tema que en este caso es la supuesta fidelidad de Odiseo y Penélope (sin embargo la
elección de este tema entre tantos posibles no es casual, como se verá más adelante). Otros
se deben a una cuestión de estilo. En La Odisea la narración de sus aventuras a Penélope
por parte del héroe (canto XXIII) se hace en estilo indirecto –raro en Homero- mientras que
aquí toda la obra es un diálogo directo propio de la historieta debido a su combinación
texto-imagen. Por otra parte los cuadros narrativos están casi ausentes en las historietas de
Fontanarrosa, seguramente debido a una cuestión de gusto, ya que ha demostrado sus dotes
como narrador en sus cuentos.
El título “La Odisea no es un bicho” nos da la primera clave. La parodia rondará por
el lenguaje. El término ´odisea´ se utiliza hoy en sentido figurado con la significación de
´un camino plagado de obstáculos difíciles de sortear´ y ya no se necesita del referente –las
peripecias del personaje Odiseo en La Odisea- para entenderlo; con este sentido aparece en
el epígrafe (“creemos que lo hizo Fontanarrosa sí que es una verdadera Odisea”). Con el
término ´bicho´ irrumpe el habla coloquial y se continúa en el plano del doble sentido.
Aludiendo a la pérdida del referente este ´nombre raro´ bien podría ser un insecto pero no
lo es. En cuanto a su forma (sustantivo propio femenino), permite decodificar la frase del
siguiente modo: ´La Odisea no es una mujer fea´ o ´La Odisea no es fea´ , para lo cual se
necesita la competencia del lector que debe conocer la acepción lunfarda de la palabra
´bicho´ . El definir por lo que no es, denota una intención de sacar a la superficie ese
referente desconocido u olvidado. El subtítulo “¿Usted cree en la mitología?” nos da la
segunda pauta. “El relato memorable y tradicional que cuenta la actuación de unos
personajes extraordinarios (...) en un tiempo prestigioso y lejano” 5 será nuevamente
abordado. La forma interrogativa sugiere un guiño al lector: ´Así lo vieron los antiguos
pero, ¿nosotros no lo veremos de otro modo?´ El primer cuadro hace patente esta
confrontación de estilos. Se comienza imitando el estilo homérico por medio del vocativo y
especificativo y se continúa con una expresión-tipo actual de esposa enojada por la tardanza
de su marido. El vocativo y especificativo que requiere la respuesta de Odiseo son tomados
de la letra de la canción de Serrat “Penélope”, que debe su nombre a la similitud de la
protagonista con su homónima del poema homérico; un intertexto que tiene,
5
G. Gual, “Los mitos clásicos”, en Investigación y ciencia Nº 165, Barcelona, junio de 1990.
significativamente a su vez, como intertexto a La Odisea . El monólogo que sigue no sólo
parodia el estilo artificioso de la épica en la abundante adjetivación y en la metáfora “ya la
tarde ha extendido su azafranado velo” –un resabio de los epítetos homéricos- sino el
castellano “muy españolizado” y un tanto antiguo de las traducciones que circulan en el
mercado, la mayoría de principios de siglo, en el uso de la segunda persona del plural y el
pronombre enclítico con pretérito perfecto o en ciertos términos como “desjarretar”; si bien
no es incorrecto, para un lector argentino este lenguaje es excesivamente solemne y
artificial. Este recurso no sólo provoca humor. También introduce cierto clima de historia
antigua y legendaria para los hechos maravillosos que se narrarán a continuación y marca
un cambio de estilo y recursos lingüísticos que se confrontará inmediatamente con otro
recurso que no puede ser parodiado en sí mismo por su gran actualidad: el relato
retrospectivo. En efecto, al igual que en La Odisea, los episodios de El Cíclope, Las Sirenas
y Circe son relatados a modo de ´racconto´ (equivale a decir que este recurso nació con la
literatura misma)6. Finalmente estos seres y hechos extraordinarios forman parte de una
historia inventada por Odiseo para apaciguar la cólera de Penélope, porque ya no se cree en
su existencia real aunque su simbología constituya gran parte de nuestra identidad (no
obstante se reconoce a La Odisea como el momento fundante del pensamiento griego y de
la civilización occidental en las frases “toda una mitología esperándote” y “acúnate en mis
brazos esta mitología”).
El cambio argumental se debe a que los conceptos de ´moira´ y áte´ se han
modificado. Por ejemplo, en la expresión “invocaré a Triquinosis, diosa de la Acidez
Estomacal y te castigará...” se reconoce, en el plano del lenguaje, una estructura típica de
los poemas épicos construida con vocablos modernos; en el plano del significado, la
concepción homérica en la que los dioses intervenían en los acontecimientos de los
hombres (“invocaré a ...diosa de...) ha sido cambiada por una explicación científica
representada en el vocablo ´triquinosis´ , -enfermedad producida por ciertas larvas que
viven en los músculos del cerdo- y en la expresión “acidez estomacal”.
Estos episodios están sintetizados en sus elementos principales. Las modificaciones
están al servicio del nuevo enfoque; debe omitirse, por ejemplo, la escena amorosa entre
Odiseo y Circe. Lo que se respete en el hilo argumental de los mismos permite su
identificación mientras que en las variaciones radica la parodia. Este doble juego de
imitación-distorsión permite no caer en el grotesco, mientras que los anacronismos la
separan de la mera adaptación y el plagio. Estos últimos se presentan de distintas formas:
1- El juego de palabras que a su vez, se divide en varios tipos: a) Mezcla de un término
antiguo (cíclope) con uno moderno (triciclo) para dar uno nuevo (tricíclope) que sólo
adquiere significación en este único contexto. b) Creación de una nueva palabra al modo
actual –mediante raíces latinas-; bifocómetro (sería medidor de dos focos para un monstruo
que sólo tiene un ojo). c) El retruécano: se juega con las dos acepciones de las palabras
´sirenas´ (es interesante destacar que la acepción moderna deriva de la antigua) y átracar´
(en este caso se tiene en cuenta su significación lunfarda). 2- Los intertextos: a) la ya
mencionada canción de Serrat. b) los boleros; expresión hiperbólica del romanticismo de la
actualidad. c) La expresión “Ulises maricón” que acompañada de notas musicales, remite a
un popular canto futbolero (y sugiere cierto “machismo” propio de los argentinos). 3-
Conceptos anacrónicos puros como las frases “marca Circe”, “¿será feriado?”, “ejercicio
ilegal de la medicina”, etc.
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Se dice que la historieta ha heredado del cine este recurso. Esto es posible en cuanto a las imágenes pero en
rigor el cine lo ha heredado a su vez de la literatura.
Sin embargo, aparecen otros anacronismos llamativos: las expresiones “!por
Juno!”, “!por Júpiter!”, o el nombre “Ulises”. No pertenecen ni al lenguaje moderno ni al
de La Odisea. Son los nombres romanos correspondientes a Hera, Zeus y Odiseo. Quizás
aparezcan por una cuestión de cercanía; la cultura griega nos llega a través de la romana y
con ésta existe un mayor contacto (o por lo menos un contacto más claro), o tal vez -y esto
no lo podemos demostrar- porque Fontanarrosa ha trabajado menos con una lectura
concienzuda de La Odisea que con sus historias, ya tradicionales, que forman parte del
acervo cultural.7 De todos modos, esto no anula el valor de “La Odisea no es un bicho”
sino que lo refuerza, teniendo en cuenta que está trabajando sobre mitos.
Las guerras y los viajes que en la antigüedad tenían fines casi exclusivamente
económicos, han quedado reducidos a “adquirir artículos regionales para nuestras añoradas
esposas”; frase aparentemente banal pero que junto con el cuadro donde Circe intenta
promocionar sus embutidos, nos habla acerca de la economía del siglo XX y de una
sociedad ávida de consumo orientada por la publicidad. También la frase “tejer para afuera”
en boca de Penélope nos dice algo de la economía doméstica. Lo mismo ocurre en La
Odisea donde quedan retratados costumbres y aspectos de la vida helénica.
Al igual que en el poema de Homero los compañeros de Odiseo forman un bloque
acompañante. Sobre el final aparece una doncella cuya función es darle la posibilidad a
Penélope para rematar la historia. Los únicos personajes caracterizados son Odiseo y
Penélope. La lealtad de ambos, fundamental en la historia original, es aquí negada. Enfocar
el tema de la fidelidad conyugal desde una visión actual pondrá en escena algunas
cualidades propias de los argentinos y por supuesto, los consabidos cambios que se han
producido a través del tiempo en un aspecto fundamental en todas las comunidades.
En el siglo XX la fidelidad conyugal es también una virtud (por eso Odiseo necesita
disimular su engaño) pero la fuerte condena social y moral se desvanece un poco, sobretodo
en ocasiones de largas ausencias. Esto vale tanto para hombres como para mujeres. En el
libro de Homero, Odiseo fue infiel pero el autor deja en claro que lo fue en situaciones en
las que no tuvo opción. Penélope, en cambio, desde su posición más débil de mujer antigua,
se mantuvo incólume. En la historieta de Fontanarrosa, el lector actual no condenaría a
Penélope (en todo caso no lo haría menos que a Odiseo). Denota un cambio en la posición
social de la mujer. Odiseo ha omitido de su relato su prisión en la isla de la ninfa Calipso,
quizás porque esto sea lo único cierto. Penélope sospecha que su esposo ha estado allí por
su propia voluntad e incluso habla de una reincidencia. El tejido de Penélope que en La
Odisea tiene el fin de postergar su boda con los Pretendientes y dar más tiempo a Odiseo
para su regreso, es reemplazado por un tejido de escarpines. Penélope también ha sido infiel
y está embarazada. El cuadro final sugiere que el protagonista se enfrentará con un destino
que él mismo se ha forjado: su infidelidad ha provocado la infidelidad de su esposa. Los
hechos ya no son presentados como la ´moira´ que le ha tocado a Odiseo sino que son el
resultado de su conducta elegida por propia voluntad.
Por otra parte se ha mantenido el heroísmo y la astucia de Odiseo; para disimular
ante Penélope, Odiseo se ha enfrentado a un problema casi literario: ¿qué digo?, ¿cómo lo
digo?, ¿cómo soluciono los problemas de la trama? Es en este plano donde Odiseo ha
conservado su epíteto de “fecundo en ardides” y se convierte en un personaje simpático por
su astucia y picardía, cualidades que son bien vistas, con disimulada simpatía, por los
lectores argentinos; ha tratado de ocultar una “avivada” suya por medio de un “verso”.
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Lo mismo ocurre con la alteración en el orden cronológico de los episodios de Circe y Las Sirenas. En La
Odisea aparecen en los cantos X y XII respectivamente
Hasta aquí hemos comprobado cómo se ha modificado el estilo, la trama argumental
y ciertas cualidades de los personajes. Cómo ciertos episodios y personajes han
desaparecido por completo. Cómo estos cambios obedecen a una transformación de ciertos
conceptos mientras otros permanecen intactos. Los procedimientos paródicos han permitido
esta nueva lectura y a la vez han hecho un nuevo homenaje a una obra inmortal. Al mismo
tiempo “La Odisea no es un bicho” adquiere una dimensión mayor; mediante el difícil arte
de reírse de uno mismo, dibuja con rápidos rasgos el perfil de cada uno de nosotros.
Nosotros somos Odiseo y Penélope. Los de Homero. Los de Fontanarrosa.