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¿Cuál era, a grandes rasgos, la situación política Argentina cuando Alberdi escribió este texto?

[...] ¿Qué nombre daréis, qué nombre merece un país compuesto de doscientas mil leguas de territorio y de una población de
ochocientos mil habitantes? Un desierto. ¿Qué nombre daréis a la constitución de ese país? La constitución de un desierto.
Pues bien, ese país es la República Argentina; y cualquiera que sea su constitución, no será otra cosa que la constitución de
un desierto. Pero, ¿cuál es la constitución que mejor conviene al desierto? La que sirve para hacerlo desaparecer, que sirve
para hacer que el desierto deje de desierto en el menor tiempo posible, y se convierta en un país poblado. Luego éste debe
ser el fin político, y no puede ser otro, de la constitución argentina y en general de todas las constituciones de Sudamérica.
Las constituciones de países despoblados no pueden tener otro fin serio y racional, por ahora y por muchos años, que el dar
al solitario y abandonado territorio la población de que necesita como instrumento fundamental de su desarrollo y progreso.
[...]Es, pues, esencialmente económico el fin de la política constitucional y del gobierno en América. Así, en América,
gobernar es poblar. Definir de otro modo el gobierno es desconocer su misión sudamericana. [...] La cuestión argentina de
hoy es la cuestión de América del Sur, a saber: buscar un sistema de organización conveniente para obtener la población de
sus desiertos, con pobladores capaces de industria y libertad, para educar sus pueblos, no en las ciencias, no en la
astronomía [...] sino en la industria y en la libertad práctica. [...] Para poblar el desierto, son necesarias dos cosas capitales:
abrir las puertas de él para que todos entren, y asegurar el bienestar de los que en él penetren: la libertad a la puerta y la
libertad dentro.” Juan Bautista Alberdi. Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Valparaíso,
1852. Citado en: Tulio Halperin Donghi. Proyecto y construcción de una nación (Argentina, 1846-1880). Caracas, Ayacucho. 1980.

¿Cuál era, a grandes rasgos, la situación política Argentina cuando Alberdi escribió este texto?
[...] ¿Qué nombre daréis, qué nombre merece un país compuesto de doscientas mil leguas de territorio y de una población de
ochocientos mil habitantes? Un desierto. ¿Qué nombre daréis a la constitución de ese país? La constitución de un desierto.
Pues bien, ese país es la República Argentina; y cualquiera que sea su constitución, no será otra cosa que la constitución de
un desierto. Pero, ¿cuál es la constitución que mejor conviene al desierto? La que sirve para hacerlo desaparecer, que sirve
para hacer que el desierto deje de desierto en el menor tiempo posible, y se convierta en un país poblado. Luego éste debe
ser el fin político, y no puede ser otro, de la constitución argentina y en general de todas las constituciones de Sudamérica.
Las constituciones de países despoblados no pueden tener otro fin serio y racional, por ahora y por muchos años, que el dar
al solitario y abandonado territorio la población de que necesita como instrumento fundamental de su desarrollo y progreso.
[...]Es, pues, esencialmente económico el fin de la política constitucional y del gobierno en América. Así, en América,
gobernar es poblar. Definir de otro modo el gobierno es desconocer su misión sudamericana. [...] La cuestión argentina de
hoy es la cuestión de América del Sur, a saber: buscar un sistema de organización conveniente para obtener la población de
sus desiertos, con pobladores capaces de industria y libertad, para educar sus pueblos, no en las ciencias, no en la
astronomía [...] sino en la industria y en la libertad práctica. [...] Para poblar el desierto, son necesarias dos cosas capitales:
abrir las puertas de él para que todos entren, y asegurar el bienestar de los que en él penetren: la libertad a la puerta y la
libertad dentro.” Juan Bautista Alberdi. Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Valparaíso,
1852. Citado en: Tulio Halperin Donghi. Proyecto y construcción de una nación (Argentina, 1846-1880). Caracas, Ayacucho. 1980.

¿Cuál era, a grandes rasgos, la situación política Argentina cuando Alberdi escribió este texto?
[...] ¿Qué nombre daréis, qué nombre merece un país compuesto de doscientas mil leguas de territorio y de una población de
ochocientos mil habitantes? Un desierto. ¿Qué nombre daréis a la constitución de ese país? La constitución de un desierto.
Pues bien, ese país es la República Argentina; y cualquiera que sea su constitución, no será otra cosa que la constitución de
un desierto. Pero, ¿cuál es la constitución que mejor conviene al desierto? La que sirve para hacerlo desaparecer, que sirve
para hacer que el desierto deje de desierto en el menor tiempo posible, y se convierta en un país poblado. Luego éste debe
ser el fin político, y no puede ser otro, de la constitución argentina y en general de todas las constituciones de Sudamérica.
Las constituciones de países despoblados no pueden tener otro fin serio y racional, por ahora y por muchos años, que el dar
al solitario y abandonado territorio la población de que necesita como instrumento fundamental de su desarrollo y progreso.
[...]Es, pues, esencialmente económico el fin de la política constitucional y del gobierno en América. Así, en América,
gobernar es poblar. Definir de otro modo el gobierno es desconocer su misión sudamericana. [...] La cuestión argentina de
hoy es la cuestión de América del Sur, a saber: buscar un sistema de organización conveniente para obtener la población de
sus desiertos, con pobladores capaces de industria y libertad, para educar sus pueblos, no en las ciencias, no en la
astronomía [...] sino en la industria y en la libertad práctica. [...] Para poblar el desierto, son necesarias dos cosas capitales:
abrir las puertas de él para que todos entren, y asegurar el bienestar de los que en él penetren: la libertad a la puerta y la
libertad dentro.” Juan Bautista Alberdi. Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Valparaíso,
1852. Citado en: Tulio Halperin Donghi. Proyecto y construcción de una nación (Argentina, 1846-1880). Caracas, Ayacucho. 1980.

¿Cuál era, a grandes rasgos, la situación política Argentina cuando Alberdi escribió este texto?
[...] ¿Qué nombre daréis, qué nombre merece un país compuesto de doscientas mil leguas de territorio y de una población de
ochocientos mil habitantes? Un desierto. ¿Qué nombre daréis a la constitución de ese país? La constitución de un desierto.
Pues bien, ese país es la República Argentina; y cualquiera que sea su constitución, no será otra cosa que la constitución de
un desierto. Pero, ¿cuál es la constitución que mejor conviene al desierto? La que sirve para hacerlo desaparecer, que sirve
para hacer que el desierto deje de desierto en el menor tiempo posible, y se convierta en un país poblado. Luego éste debe
ser el fin político, y no puede ser otro, de la constitución argentina y en general de todas las constituciones de Sudamérica.
Las constituciones de países despoblados no pueden tener otro fin serio y racional, por ahora y por muchos años, que el dar
al solitario y abandonado territorio la población de que necesita como instrumento fundamental de su desarrollo y progreso.
[...]Es, pues, esencialmente económico el fin de la política constitucional y del gobierno en América. Así, en América,
gobernar es poblar. Definir de otro modo el gobierno es desconocer su misión sudamericana. [...] La cuestión argentina de
hoy es la cuestión de América del Sur, a saber: buscar un sistema de organización conveniente para obtener la población de
sus desiertos, con pobladores capaces de industria y libertad, para educar sus pueblos, no en las ciencias, no en la
astronomía [...] sino en la industria y en la libertad práctica. [...] Para poblar el desierto, son necesarias dos cosas capitales:
abrir las puertas de él para que todos entren, y asegurar el bienestar de los que en él penetren: la libertad a la puerta y la
libertad dentro.” Juan Bautista Alberdi. Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Valparaíso,
1852. Citado en: Tulio Halperin Donghi. Proyecto y construcción de una nación (Argentina, 1846-1880). Caracas, Ayacucho. 1980.

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