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La crisis del treinta que impactó en la economía local, llevó a la redefinición del sistema de
acumulación. Asimismo, se había demarcado una diferencia entre los intereses de la burguesía
industrial y la agraria, debidos a las dificultades para generar beneficios que había traído la
segunda guerra mundial. El estado ligaba la intervención a la acumulación mediante la agro
exportación en vez de fomentar a la industria. Esta si bien generaba trabajo para los obreros, no
representaba un proceso de redistribución de ingresos, sumando a que el Estado no reconocía los
derechos por los cuales se llevaba a cabo el movimiento obrero.
Los conflictos entre los grupos de las fuerzas armadas generaron un golpe dentro del golpe, en el
cual los militares de la GOU adquirieron mayor preponderancia. Este fue el punto desde el cual
Perón se fue abriendo espacio en las decisiones dentro del estado. Comenzó entonces a desplegar
un proyecto económico que iniciaría un cambio dentro del régimen de acumulación, y que traería
nuevas relaciones entre el estado y la clase obrera así como la apretura del estado hacia la
industria.
Programa político: fomentar la industria, teniendo en cuenta el mercado interno del consumo, por
lo cual se crearon el Banco Industrial, la Secretaría de industria y comercio, y la Secretaría del
trabajo y previsión (la que jerarquizaba políticas sociales, concentraba la gestión de las relaciones
laborales y aseguraba la protección de productores e indígenas y de la cual fue secretario en
1943).
La oposición
Estaba conformada por la Unión Democrática, la UCR, el Partido Demócrata Progresista, el Partido
Socialista, el Partido Comunista, organizaciones empresariales, y contaba con el apoyo del ex
embajador de Estados Unidos - por lo que Perón caracterizaba a esta unión como "oligarquía
vende patria"-
Con la creación del partido laborista viene aparejada la candidatura a Perón a la presidencia, con
el apoyo de la Iglesia (la unión demócrata estaba en contra de la enseñanza religiosa), parte de las
Fuerzas Armadas, y pequeños y medianos empresarios. La fórmula Perón-Quijano resulta
victoriosa en las elecciones del 1945 con el 52% de los votos
-Visión clásica: establece una relación líder-masa. Los trabajadores sin experiencia sindical eran
manejados y dominados por un poder demagogo y carismático que los manipulaba mediante
beneficios económicos concretos a cambio de adhesión política.
-Visión revisionista: la participación activa de los obreros implicaba formar parte de un proyecto
social que reconociera reclamos y luchas. Se destaca la experiencia sindical de los obreros y su
autonomía al crear el Partido Laborista.
-Daniel James: evidencia la conformación de la "identidad peronista", mediante valores,
pensamientos, prácticas y símbolos que compartían los trabajadores. El discurso de Perón generó
credibilidad e identificación. Se basó básicamente en articular elementos ideológicos y de
pensamiento de los trabajadores.
El Estado intervino a través de la firma del Primer Plan Quinquenal en 1947, que establecía:
-el fomento de la expansión industrial y de un importante mercado de consumo interno mediante
la elevación del nivel de vida de la población;
-nacionalización de los servicios públicos
-obras en el área de salud, vivienda y educación.
El desarrollo industrial requería cada vez más divisas, mientas que la producción agropecuaria
generaba cada vez menos. Esto hizo tambalear las políticas de gasto social del Estado, el cual debía
profundizar la integración de la industrialización, creando algunas de las condiciones necesarias
para una futura producción de insumos industriales básicos en el país.
Segundo plan quinquenal: desplegó una campaña pública tendiente a que los sectores populares
bajasen el consumo de bienes exportables, y se abrieron líneas de crédito favorables al sector del
campo.
Este plan establecía un proyecto de ley de inversiones extranjeras, que se sancionó en 1953, con el
fin de alentar la inversión de capitales internacionales en la industria y en la minería, otorgándoles
un trato similar al de las empresas nacionales. Propulsaba una mayor racionalización de las
empresas estatales y privadas con un aumento de la productividad del trabajo, bajo el lema
“consumir menos y producir más”. Esta política implicaba transformaciones en la organización del
trabajo: se requería introducir máquinas y tecnología industrial más modernas.La fabricación en el
país era aún un proyecto, los aumentos de la productividad quedaron reducidos al logro de mayor
rendimiento por obrero con los equipos existentes.
A partir de este período, la clase trabajadora es expulsada del poder. La sociedad se conforma de
manera distinta. Una nueva alianza formada por la burguesía industrial y terrateniente,
conservadores, radicales, socialistas, demócratas cristianos, grupos nacionalistas y las Fuerzas
Armadas sostiene a la dictadura y a los nuevos gobiernos, que buscaban como primer objetivos,
“desperonizar” al país. De esta manera comienza una lucha entre el peronismo (representado por
la clase obrera) y el anti peronismo, que de cierta forma representaría el principal conflicto entre
capital y trabajo. ¿Qué genera que la clase obrera pase a ser nuevamente el sector subordinado
del país? Debemos remontarnos a la crisis del 49, la cual representa un punto de inflexión y
muestra el límite de la primera fase de industrialización. La clave parecía ser el desarrollo la
industria empresarial, por lo cual se debían recortar derechos obreros para que las empresas
extranjeras inviertan en Argentina. Instituciones tales como el Congreso de la productividad,
apuntan a consolidar las bases de la industrialización autónoma. El peronismo debe abandonar su
costado obrero, lo cual resultó imposible ya que el apoyo de la clase obrera era el motor principal
de su presidencia. Del 49 hacia el 55 el peronismo estaba encerrado en su propia contradicción y
los límites de este modelo de acumulación empezaron a notarse con las fricciones que se suscitan
cuando perón no puede satisfacer las necesidades de la clase alta y de la clase obrera. En estos
momentos, era menester para los sectores dominantes aprovechar los conflictos entre el gobierno
peronista y los actores sociales que se habían convertido en sus rivales y llamar a un golpe de
Estado.
Lonardi, presidente provisional, decía que era posible reeditar una suerte de peronismo sin Perón,
que re articulara la alianza de militares nacionalistas, con diferentes sindicales y evitara el
desplazamiento de los trabajadores al consumo. Ante esta situación, Rojas impulsó la formación
de la Junta consultiva Nacional, con la participación de los partidos políticos opuestos al régimen
derrocado (con excepción del partido comunista).Lonardi se vio obligado a renunciar por falta de
apoyo. Aramburu entonces asume como presidente con el mismo Rojas en la vicepresidencia, por
lo que triunfan los sectores liberales más antiperonistas. Durante su presidencia, en misión de
reeducar a las masas peronistas, este se encargó de derogar la Constitución, intervenir la CGT y
sindicatos (que pasaron a manos de las Fuerzas Armadas) y disolvió la fundación Eva Perón. Los
sectores dominantes querían debilitar el peso de los sindicatos, pero tenían grandes diferencias
con respecto a la orientación económica. Las distintas fracciones de la burguesía que la integran
tenían un proyecto del modelo económico distinto.
-burguesía industrial: conformada por pequeñas y medianas empresas, que más allá de esto eran
sectores muy dinámicos de la economía y pujaban por imponer su modelo mercadoindustrista.
-modelo industrializador ligado a los capitales extranjeros (cuenta con los militares):
maquinización, tecnologización, etc. Quería meter a la Argentina en un polo tecnológico
industrializado.
Más allá de que la lucha principal del capitalismo siempre haya sido la que involucraba las
fricciones capital-trabajo, presentaba otra en un segundo plano: la lucha entre capitales (distintas
fracciones de la burguesía que intentan dominar de manera diferente). ¿Si hay tres modelos y
ninguno de los tres logra imponerse, qué es lo que pasa?
Empate hegemónico
Situación en la cual hay diferentes actores sociales, con diferentes capacidades de fuerza, pero al
mismo tiempo, ninguno tiene la capacidad suficiente de imponer su propio modelo. Todos tienen
poder para obstaculizar a los otros, pero no para implantar su proyecto como único. Ninguno se
puede convertir en la fracción dominante que convenza al pueblo de que su modelo es el
conductor de la economía. ¿Por qué ocurre esto? La economía funcionaba de manera vertiginosa.
La política se movía a un ritmo más lento que la economía, por lo que se produce un desfasaje
entre la economía y la política. El repunte de la economía se produce en 1955. La dictadura
trataba de hacer lo que no había hecho Perón, quitándole derechos a los trabajadores, para
generar un buen clima de inversiones y apoyar a un candidato que propone un modelo
desarrollista, Frondizi, quien asume en el período de crecimiento industrial y de dominación del
capital. Este tenía el sustento de la UCRI, del nacionalismo clerical, de los hombres de negocios,
intelectuales de izquierda y votantes peronistas, ya que requirió el apoyo de Perón, debido a que
argumentaba que de esa manera tendría la victoria asegurada. Por este motivo, las Fuerzas
Armadas lo hostigaron constante mente. Asimismo, realizó negociaciones con compañías
extranjeras para la exploración y explotación del petróleo y sancionó leyes de radicación de
capitales extranjeros, poniendo énfasis en el desarrollo de la industria pesada y a las
transformaciones económico-técnicas que posibilitara la producción local de insumos
Las universidades
Como constituían un polo crítico de la sociedad, en los comienzos del 55 fueron intervenidas con
motivo de desperonizarlas y a modernizarlas Se ampliaron las becas para graduados que
buscaban especializarse en el exterior y se construyeron nuevas carreras relacionadas con la
sociedad. Frondizi promovió la sanción de una ley educativa que autorizaba el funcionamiento de
las universidades privadas y equiparaba sus títulos con los de las estatales. La consecuencia
inmediata de esta sanción fueron manifestaciones por parte de los defensores de la educación
estatal laica. Durante la crisis del 59 Frondizi abandona la política desarrollista. Consecuentemente
aumenta la capacidad de consumo por lo cual se producen menos divisas. Cae la industria,
aumenta la desocupación, disminuye el consumo y aumenta el saldo exportable. En este
momento, los terratenientes pasan a ser la fracción dominante, pero Frondizi todavía se
encuentra en el poder (evidente desfasaje entre el poder político y el poder económico). Frondizi
debe caer para que este poder terrateniente pueda imponer su sistema, por eso, en 1962, es
desarraigado del poder, y asciende en su lugar como presidente, José María Guido y Pinedo como
ministro de economía; el cual presenta un proyecto agro exportador que encarna intereses de las
industrias nacionales. Guido y Pinedo representan a la burguesía terrateniente pero no son la
fracción que domina el capital en ese momento. En el año 1963, asume la presidencia Illia, y surge
la llamada “resistencia peronista”, la cual comienza a ejecutar una serie de sabotajes y huelgas.
Ilía lleva adelante un proyecto beneficioso para la burguesía industrial nacional, pero su gestión
era caratulada como débil, lenta, ingenua y desaprensiva.
Entre 1955 y 1966 las Fuerzas Armadas ejercieron un papel de “vigilancia” sobre el sistema político
con el propósito de impedir el retorno de Perón y de su fuerza política al gobierno. Implantaron
una Doctrina de Seguridad Social, que definía al enemigo en términos de fronteras ideológicas (los
defensores del mundo libre contra sus enemigos, constituidos por los comunistas y las propuestas
que parecieran posibilitar su difusión). Las Fuerzas Armadas quedaban erigidas como garantes del
orden y el principio de autoridad, lo que justificaba su intervención en la vida nacional. La
vigilancia que ejercía sobre el presidente, durante el gobierno de Frondizi, hizo que el crecimiento
de fracciones dentro de las armas, particularmente del Ejército, quedara cada vez más en
evidencia. Sus diferencias afloraron de manera abierta durante el gobierno de Guido, cuando
confrontaron una tendencia golpista orientada a establecer una dictadura democrática que
terminara de una vez y para siempre con el peronismo y otra orientación legalista. Los colorados
eran antiperonistas viscerales. Eran partidarios de no transferir el gobierno e instaurar una
dictadura duradera si fuera necesario. Los azules (liderados por Onganía) consideraban que el
peronismo había nacionalizado y cristianizado al proletariado. Tenían una actitud más abierta
hacia ese movimiento y estaban dispuestos a permitir su acceso a posiciones de poder. Las
fuerzas armadas debían ordenarse en sí mismas para fortalecerse como institución. De esta forma,
podría erigirse con firmeza como garantes del orden social. Luego del enfrentamiento de 1963, se
consagró la derrota definitiva de los colorados, y los azules articularon un programa desarrollista e
industrialista cercano a los intereses del sector más concentrado de la economía. En 1966,
depusieron al presidente Illia, decretaron la destitución de todos los miembros de la Corte
Suprema de Justicia y disolvieron el Congreso. Comenzó así la llamada “Revolución Libertadora”,
contando con el apoyo de la Asociación para la Defensa de la Libre Empresa, la Bolsa de Comercio
de Buenos Aires, la Sociedad Rural, la Unión Industrial Argentina y las grandes organizaciones
burguesas.
Revolución Argentina
Los militares a través de la toma del poder político, desarrollaron un proyecto económico y social
que satisficiera los intereses de la burguesía industrial ligada al capital transnacional. El plan
económico Krieger Vasena pretendía incentivar la modernización a través de la racionalización. Se
buscaba que Argentina se abriera al mercado mundial como exportadora de productos
manufacturados mediante la profundización de la industria. Para ello, era necesario erradicar los
sectores de la economía considerados improductivos, lo cual llevaría indefectiblemente al cierre
de los pequeños y medianos emprendimientos. Se buscaba mantener el nivel de actividad
evitando una transferencia de ingresos de la industria hacia el agro, entonces, se establecieron
retenciones a las exportaciones. El Estado, quién era tomado como instrumento directo de la
recaudación transnacional, sería el que aumentara sustancialmente su recaudación. El nivel de los
salarios reales cae notablemente, se suspenden por dos años las prerrogativas de los sindicatos de
negociar en convención colectiva tripartita (obreros, empresarios y Estado) sus convenios de
trabajo. La introducción de tecnología de punta en las plantas de producción intensificaba por un
lado las jornadas de trabajo a la vez que dejaba cesante a buena parte de la mano de obra que no
lograba subirse al nuevo tren del progreso. Se buscaba abaratar el costo de reproducción de la
fuerza de trabajo en una menor cantidad de tiempo. La central obrera fue intervenida y las
huelgas llevadas a cabo por estos mismos, fueron reprimidas con ferocidad. Se decidió por
intervenir las universidades nacionales y provinciales, terminando con la autonomía de las
instituciones de educación superior. Esto fue acompañado por una campaña moralista, que incluía
la ley de censura de los medios de comunicación y la detención de personas en la cotidianeidad.
El Cordobazo
Córdoba había mutado su paisaje de provincia agrícola y de centro administrativo por un perfil
decididamente industrial, transformándose así en el segundo centro industrial del país después de
Buenos Aires, con el surgimiento de y nuevo proletariado. Pero la acelerada industrialización se
estructuraba en base a una modalidad parcial y deformada, en la que el capital era intensivo pero
no diversificado. La clase obrera cordobesa había alcanzado niveles importantes de organización y
politización en los años previos al Cordobazo, junto al movimiento estudiantil, conformado por
jóvenes de Córdoba y de las provincias más cercanas. Al derogar el denominado “sábado inglés”
(ley por la que una semana laboral de 44 horas tenía una paga para los trabajadores de 48 horas),
las denominadas “quitas zonales” (leyes que permitían a ciertas empresas del interior del país
pagar salarios más bajos que los de Buenos Aires a sus trabajadores, y aunque habían sido
derogadas recientemente por el Ministerio de Trabajo continuaban siendo aplicadas con total
impunidad por las empresas), el reciente aumento de los impuestos y una seguidilla de asesinatos
cometidos por las Fuerzas Armadas fueron los principales detonantes de esta protesta. La policía
intentando detener el avance de la columna de los trabajadores del SMATA, provocó la muerte de
algunos trabajadores. La indignación por la represión comenzaba a transformar la movilización en
un comienzo de insurrección, que deriva en la renuncia del ministro de economía Krieger Vasena.
El mito de la paz social en la que los militares basaban la legitimidad de la Revolución Argentina se
resquebrajaba a pedazos. La unión del movimiento obrero con la población estudiantil implicaba la
posibilidad de una convergencia social que por su número, capacidad de movilización y
potencialidad radical, aterrorizaba al poder militar. La población cuestionaba el capitalismo como
sistema. Nace entonces la denominada crisis orgánica: el campo más dinámico de la conflictividad
deja de ser el plano de lucha dentro de las clases dominantes, para trasladarse a un
enfrentamiento entre los dominados y los dominadores que ven amenazada la totalidad del
sistema de dominación.
Organizaciones armadas
El conflicto social era entendido como el producto de una conspiración subversiva mundial que se
enmarcaba en el enfrentamiento entre el mundo comunista y el occidente cristiano, donde
activistas radicalizados se montaban sobre ciertas problemáticas sociales, para desviarlas hacia la
destrucción de los valores básicos de la sociedad. Tanto las Fuerzas Armadas como las guerrillas
populares buscaban imponer su ideología a través del aniquilamiento del contrario. La propia
dictadura fue la que llevó a que distintos sectores sociales, incluso claramente antiperonistas,
comenzaran a visualizar el uso de la violencia como la única alternativa posible para enfrentar la
violencia del régimen. Se trataba de modificar las conductas sociales cotidianas a través de la
represión directa a toda forma de expresión contestataria. El intento de terminar con el
funcionamiento de las instituciones políticas en el marco de una sociedad altamente politizada,
terminó provocando el efecto opuesto: terminaron atorando de política a las distintas
instituciones del país, incluyendo a la iglesia católica.
La retirada
En el plano económico, el desmejoramiento de la balanza de pagos, la caída de reservas del banco
central, la interrupción de las inversiones de capital extranjero, la suba de las tasas de interés y la
reaparición de las presiones inflacionarias hizo que la gran burguesía monopolista perdiera su
confianza en el gobierno. Las luchas sociales agregaban nuevas insurrecciones y puebladas y las
acciones de las organizaciones guerrilleras crecían en cantidad y calidad. En junio de 1970 los
comandantes de las tres fuerzas derrocaron a Onganía, imponiendo en la presidencia a Roberto
Levingston, quién intentó reestructurar la política de las alianzas de la dictadura con el objetivo de
conseguir una dosis de legitimidad mayor para su gobierno. La nueva divisa de la política
económica pasó a ser la de “comprar argentino”. Para atraer a la burguesía agraria, se dispuso
suspender el impuesto a la exportación de carnes, mientas que a la burocracia sindical se le
otorgaban pequeños aumentos salariales. Todas estas medidas aceleraban las tenciones vigentes,
y Levingston se convertía en un obstáculo de la renegociación pendiente entre dos fracciones de la
burguesía industrial. En 1970 un grupo de peronistas, radicales y otros partidos exigieron
públicamente un pronto llamado a elecciones generales. Los intentos de recomposición del bloque
dominante se encontraban delimitados y condicionados por la subordinación civil y en 1971 tras
producirse el segundo Cordobazo (también llamado “Viborazo”) Levingston fue derrocado por
Lanusse. Se crea entonces el GAN (Gran Acuerdo Nacional), con el objetivo de encontrar una
puerta de salida digna para las cabezas visibles del golpe de junio, y por otro lado establecer una
agenda política que debía convocar a elecciones presidenciales para el año entrante. Lanusse
intentaba encolumnar a todos los sectores de la sociedad en un mismo frente que condenara las
acciones armadas de los grupos más radicalizados, aislándolos para luego proceder a su
aniquilamiento. Además, quería salvaguardar la unidad de las Fuerzas Armadas, asegurándose que
en el próximo gobierno estas conservaran un peso decisivo en el aparato del Estado. Se convoca al
peronismo a formar parte de las negociaciones buscando el aval del mismísimo Perón para el GAN,
mediante una serie de acuerdos que incluían la devolución del cadáver de Evita, el reintegro de su
grado de general y la suma acumulada de todos sus salarios incautados desde 1955 hasta la fecha.
Pero Perón no fue tan fácilmente tentado y tomó distancia de Lanusse. Perón no controlaba a los
sectores sociales que encarnaba la oleada revolucionaria, por lo que buscó acuerdos políticos
sumamente amplios para abrir la puerta de negociaciones que le permitieran conseguir las
elecciones sin proscripciones, así como golpear permanentemente a la dictadura alentando
secretamente a la guerrilla para que avanzara. Con el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder”
cimentó una alianza social sumamente heterogénea, apoyada en los sectores radicalizados de las
organizaciones armadas peronistas, la burguesía ligada al capital nacional, el movimiento obrero,
los sectores medios y parte de la intelectualidad. Cámpora triunfó en las elecciones con el 49% de
los votos. Luego de esta presidencia y pasando por un efímero mandato provisional de Lastiri,
Perón vuelve al gobierno.
Cuestiones económica
La conducción de esta dictadura cuestionó más aspectos de la sociedad peronista que los
dictadores anteriores. No solo se proponía modificar el desarrollo político-ideológico, sino la
estructura económica. Las fábricas contribuían fuertemente al pleno empleo sobre la base del cual
mejoraba la capacidad de negociación de la clase obrera, por lo cual se buscaba destruir estas
industrias o transformarlas. La rebelión se había alimentado en estas mismas, porque la
sobreprotección estatal no obligaba a que los patrones reconstruyeran su dominación. Estas
situaciones no eran las únicas causas de desobediencia social, pero sí las más profundas. Esto llevó
a un nuevo cambio del modelo de acumulación, propuesto por Martínez de Oz (ex director de
Acindar), alumno predilecto de las escuelas económicas norteamericanas y ministro de economía
en la presidencia de Videla. Este proponía un modelo de acumulación de capital que perjudicaría a
la población, llegando a la crisis del Estado de bienestar, pero que aún así lograría prevalecer por
mucho tiempo más.
Diagnóstico económico: el problema crónico de la economía era el stop and go, ya que en la fase
de crecimiento se generaban puestos de trabajo, lo cual aumentaba los salaros y llevaba a que los
obreros tengan un mayor ingreso de dinero. Debido a esto, sube el consumo, los vendedores
deben aumentar los precios, y se produce la espiral inflacionaria. Lo que antes se hacía en estos
casos, era devaluar la moneda, así el salario perdía el poder adquisitivo y se ampliaba la economía.
Esto hace que los trabajadores compren menos y disminuye la inflación. De esta manera, el mismo
pueblo representa la inflación. Martínez de Oz quería hacer lo contrario: fijar el dólar a un precio
bajo ($1,20; $1,30) y abrir el mercado comercial (libre comercio, no hay tazas aduaneras. Se
facilita la entrada de productos importados)
Objetivos:
Hacer que la industria argentina pase a formar parte del mercado mundial (lo cual fue imposible
debido a la competencia del extranjero). Los patrones se veían obligados a mejorar la
productividad, la obediencia sería re impuesta en todas sus dimensiones (explotación). Era
imposible que un fabricante argentino compitiese con industrias internacionales, lo que
representó un sistemático cierre de la industria nacional. Las consecuencias inevitables recayeron
en la desocupación por el recorte de costos ocasionado. Se flexibilizó al máximo la mano de obra,
lo que logró entre otras cosas, cumplir con los objetivos “implícitos” de esta política: reducir la
clase obrera para equilibrar socialmente a la argentina en su estructura más tradicional, y
retroceder al país a un estadio previo a la existencia del peronismo y el Yrigoyenismo.
Mediante la tablita cambiaria se pautaba a largo plazo los precios del dólar (se aumentaba de a
poco pero mínimamente), generando reglas del juego estables para los empresarios. El precio del
dólar depende de la cantidad de dólares que haya en el Banco Central.
Empieza la corrida: se quiere comprar dólares porque no hay muchos: cuanto más gente compra
dólares, menos hay en el banco, y más aumenta (la reserva del Banco Central representa la
cantidad de dólares que existe en la Argentina, y en consecuencia este regula la suba o la baja de
los mismos aumentando o disminuyendo la demanda).
La política se sostiene en un mayor nivel de dólares en el banco central, mediante préstamos (FMI,
etc.) y retenciones por exportaciones (aunque debido al precio del dólar, no es conveniente
exportar, ya que se pierde más dinero (fletes, etc)), y la exportación deja de ser una fuente de
entrada de divisas.
Otra entrada de dólares eran las inversiones extranjeras, que habían sido alentadas por el Estado.
-Generando un sistema bancario favorable: pagando buenas tazas de interés (subiendo las tazas
de interés a los niveles más altos del mundo) y garantizando los depósitos bancarios (que
significaba la devolución del 100% de los depósitos en caso de que se extendiera la corrida
bancaria).
-Desregulación financiera: liberando las tazas de interés aduanero, disminuyendo las exigencias
estatales a las entidades financieras y aumentando la permisividad a la entrada y salida de
capitales de Argentina.
Grandes capitales del exterior pedían créditos al extranjero (en las mismas empresas
internacionales que se encontraban en el país), lo convertían en pesos y lo depositaban en bancos
argentinos que ofrecían tasas altísimas de interés y posibilidades de retiralos en un período corto
de tiempo. Una vez retirados, se compraban nuevamente dólares, se pagaba el dinero pedido a su
casa matriz, y se quedaban con el porcentaje ganado (de esta manera el mismo grupo empresario
movía su plata.) El dinero entaba en la Argentina, se valorizaba y se iba sin tocar la economía real.
Consecuencias:
-especulación
-gran GRAN aumento de la deuda externa
-desinversión de la producción
-cierre de las fábricas nacionales
-desocupación
-achicamiento en los gastos públicos debido a la necesidad de pagar la deuda externa.
Límites
Confianza del sistema bancario: los prestamistas comenzaban a sacar su dinero rápidamente, ya
que estos la mayoría de las veces no tenían recursos suficiente para responder a la demanda de
todo aquel que quisiera sacar su dinero, entonces quebraban. A fines de los 80 asume Viola como
presidente con Lorenzo Cigot como ministro de economía.
Cigot era un economista ligado a la sociedad rural, el cual empezó, desde antes de asumir, a decir
que él devaluaría el peso (otra razón de la fuga masiva de capitales)
El banco central se quedaba sin reservas: el sistema bancario colapsó y el dólar subió Bancas y
financieras empezaron a quebrar y se interrumpió la valorización financiera. Asumen Galtieri
(presidente) y Aleman (ministro de economía).A partir del 81, se pone a funcionar nuevamente el
circuito de valorización financiera, y en 82, Cabalo asume como presidente del Banco Central y
saca una circular que transfiere la deuda de los sectores privados al Estado ya que este no puede
permitir que los capitales privados quiebren, porque con ellos se benefician las oligarquías. Esa es
la gran deuda argentina.