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Conquistadores españoles AMÉRICA

CONQUISTADORES
ESPAÑOLES
INGIMAGE

22 CLÍO
JAMÁS EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD HA OCURRIDO UN SUCESO SIMILAR A
LA CONQUISTA DE AMÉRICA. LA TOMA DE POSESIÓN DE TODO UN GIGANTESCO
CONTINENTE, POR EL EMPUJE Y LA ACCIÓN DE UNOS POCOS AVENTUREROS QUE
ENTREGARON A LA MONARQUÍA HISPÁNICA UNO DE LOS MÁS VASTOS TERRITORIOS
QUE NUNCA HAYAN ESTADO BAJO UNA SOBERANÍA UNIFICADA. UN HECHO SIN
PARANGÓN EN LA HISTORIA.

POR MIGUEL DEL REY, HISTORIADOR

"N
O LLEGÁBAMOS NI SIQUIERA A CUATROCIENTOS CINCUENTA SOLDADOS. Con-
servábamos perfectamente en la memoria los consejos y avisos que nos habían dado
los indios de Guaxocingo, Tlascala y Talmanalco, para que no entrásemos en el territo-
rio de México, que nos habían de matar en cuanto lo pisásemos. Sabiendo todo eso,
¿qué hombres del Universo se hubiesen atrevido salvo nosotros?
Nos pusimos en marcha y avanzamos por la calzada que se adentraba en las tierras
desconocidas. Al rato, llegamos a otra calzadilla más estrecha que se dirigía a Cuyoa-
can, una ciudad donde habían construido unos templos altos como torres que utiliza-
ban para adorar a sus dioses. Allí nos detuvimos; debíamos estar ya muy cerca de Tenochtitlan, la capital del Imperio mexica,
HGLƓFDGD VREUH LVODV HQ HO ODJR 7H[FRFRSRUTXH D OR OHMRV VH YH¯DQ RWUDV WRUUHFLOODV VHPHMDQWHV D ODV TXH \D KDE¯DPRV YLVWR DQWHV
&XDQGR ƓQDOPHQWH OOHJDPRV QRV OOHYDURQ D DSRVHQWDU HQ XQDV FDVDV JUDQGHV GRQGH KDE¯D KDELWDFLRQHV SDUD WRGRV
nosotros, que habían sido de Axayaca, el padre de Moctezuma. Allí tenían grandes ídolos de piedra con lugares para
adorarles y una recámara muy secreta, en la que nos enteramos que se encontraba un gran tesoro de piezas de oro y
joyas con piedras preciosas, que había heredado de su padre, pero que él nunca tocaba.
El lugar tenía grandes estrados, y salas muy entoldadas de muros de piedra y tierra. El suelo estaba barrido y enrama-
do, pero las camas eran solo unas esteras en el suelo con toldillos encima, porque aquí, como no las usan, no se da cama
a nadie, por muy gran señor que uno sea.
Nos repartimos las habitaciones por capitanías, y, aunque parecía que habíamos sido bien recibidos, nos dieron la orden
de que tanto los soldados de a pie como los de a caballo, estuviésemos muy atentos a lo que pudiese ocurrir, y situásemos
nuestra artillería en la parte más conveniente para nuestra defensa. Después, ya instalados, como nos tenían preparados sun-
tuosos alimentos según sus usos y costumbres, comimos. Nadie sabía lo que nos esperaba". Bernal Díaz del Castillo, "Historia
verdadera de la conquista de Nueva España".

LA CONQUISTA DE UN CONTINENTE
(V HYLGHQWH FRPR OR KD VLGR VLHPSUH TXH HO ƓQ ¼OWLPR GH FXDOTXLHU H[SHGLFLµQ GH FRQTXLVWD HV HFRQµPLFR $P«ULFD QR IXH
OD H[FHSFLµQ OD FRURQD FDVWHOODQD QHFHVLWDED UHFXUVRV \ OD SRVLELOLGDG GH DEULU QXHYDV UXWDV FRPHUFLDOHV KDFLD HO RHVWH IXH
OD PHMRU RSFLµQ DQWH HO EORTXHR WXUFR GH ORV FDPLQRV WHUUHVWUHV KDFLD $VLD FX\D Y¯D PDU¯WLPD WDPEL«Q HVWDED EORTXHDGD SRU
los portugueses.

CLÍO 23
Conquistadores españoles AMÉRICA

Es común hacer coincidir el inicio de


la conquista con el mismo Descubri-
PLHQWR UHDOL]DGR SRU Cristóbal Colón
en 1492, es decir, pensar que los espa-
ñoles llegaron a una tierra que acaba-
ban de hallar y desembarcaron para
conquistarla. Pero nada más lejos de la
UHDOLGDG DXQTXH SDUH]FD VRUSUHQGHQWH
no entró en los cálculos iniciales con-
quistar ningún territorio; ni siquiera se
tenía en aquellos años conocimiento de
la magnitud de las tierras descubiertas.
Las primeras expediciones de Colón JUNTO A ESAS
LÍNEAS, ESTATUA
se pueden circunscribir a misiones de DEL ALMIRANTE
exploración en busca del paso hacia CRISTÓBAL COLÓN,
SITUADA EN EL
Asia y también a indagar sobre los recur- CENTRAL PARK DE
DE,ddE ΈEhs
sos naturales de las islas que se encon- zKZ<͕ ͘hh͘Ή͘
traban. Las únicas acciones militares pre-
YLVWDV SRU HQWRQFHV HUDQ ODV GH UHFKD]DU
a los portugueses, si llegaban a enviar
naves a las tierras recién descubiertas, a cabo contra los indios caribes de las guste, es hora de dejar atrás de una
ante los derechos que invocaban de ser costas colombianas y El Darién, y eso se YH] OD GHVFULSFLµQ TXH KL]R Miguel
de su pertenencia. lo encomendó a Juan Ponce de León de Cervantes de la conquista en El
Realmente, de hechos de conquista —noble, y veterano de la campaña de celoso extremeño GHƓQL«QGROD FRPR
\ FRORQL]DFLµQ QR SXHGH KDEODUVH KDV- Granada— y a Pedro Árias Dávila, aris- "refugio y amparo de los desespera-
ta el primer enfrentamiento serio entre tócrata segoviano, que antes de llegar a dos de España, iglesia de los alzados,
nativos y castellanos en la batalla de la América había combatido en la guerra salvoconducto de los homicidas, pala
Vega Real en 1495, que abrió a estos el de Granada, en las de Portugal y Francia y cubierta de los jugadores, añagaza
gran valle del Cibao en la isla Española, y en las de África. general de mujeres libres".
permitió su expansión hacia el sur, y dio La conquista como tal fue algo que No sólo es falsa, está sacada de con-
lugar a los primeros establecimientos llegó de forma imprevista; un breve pro- texto y escrita desde el rencor. Cervan-
y núcleos urbanos hispanos en Améri- ceso de no más de 60 años en el que tes, como la mayoría de los hombres de
ca, como La Isabela o Santo Domingo. mediante diversas acciones, unos pocos su tiempo, solicitó al Consejo de Indias,
Pero, no es el todo cierto, en realidad, hombres fueron capaces de explorar y alegando sus servicios a la corona, la
la expedición de las bulas papales, que derrotar a grandes imperios y pequeñas contaduría del Nuevo Reino de Grana-
otorgaban a los reyes españoles las tie- tribus; y no solamente mediante hechos da, el cargo de contador de galeras de
rras descubiertas, eliminó el tener que de armas, sino también mediante un há- Cartagena de Indias, la gobernación
plantearse cuestiones de soberanía, bil e inteligente uso de la diplomacia, la de la provincia guatemalteca de Xoco-
entre otras cosas, porque tampoco se política y otros aspectos de la vida indí- nocho o, en su defecto, el corre-
LGHQWLƓFDED D YHUGDGHURV UH\HV D TXLH- JHQD TXH ƓQDOPHQWH GHFDQWµ OD EDODQ]D
nes tener que discutírsela. Convertidos de su lado. A diferencia de lo que hicie-
todos los indígenas, por obra y gracia URQ RWURV LPSHULRV D OD YH] TXH VH FRQ-
de las bulas, en súbditos o vasallos, al TXLVWDED VH FRORQL]DED PHGLDQWH XQD
someter sus rebeliones o insumisiones ingente fundación de municipios en los
no se creía que se estuviera haciendo que se instauraban las leyes castellanas
otra cosa que castigar un delito. y se creaban instituciones políticas y reli-
La corona no dio ninguna instrucción giosas propias.
de conquista a los primeros navegantes
y capitulantes –Ojeda, Bastidas, Nicue- LOS HOMBRES DE LA CONQUISTA
sa–. Sólo entendió que se hiciera la gue- Por mucho que a los detractores de la
rra cuando en 1514 se decidió llevarla presencia de España en América les

24 CLÍO
ofrecía a la baja nobleza y a los plebeyos
unas oportunidades de ascenso social
desconocidas en cualquier otro come-
tido. Una primera vía era la promoción
interna, un objetivo muy difícil de alcan-
zar, pero no imposible. En el Ejército
español se podían lograr los grados su-
periores después de permanecer varios
años en el servicio activo y destacar en
los combates por valor o la habilidad en
el manejo de las armas.
Junto a la promoción, en el Ejército
había otra vía mucho más difícil: obtener
mercedes por los servicios prestados a
JUNTO A ESAS la corona. Ya no se concedían feudos
LÍNEAS, ESTATUA
DEL NOBLE JUAN como en la Edad Media, pero sí se otor-
PONCE DE LEÓN. gaban títulos nobiliarios, señoríos o há-
bitos de una orden de caballería.
Al Ejército iban pues los hombres con-
vencidos de que el desempeño de una
gimiento de la Paz. El Consejo denegó mientras que los menores podían elegir profesión tan eminente les distinguiría,
todas sus peticiones y, en consecuencia, entre los estudios de leyes, la teología o por humilde que fuera su nacimiento,
arremetió contra las Indias. unirse al Ejército. Si se renunciaba a los del resto de la plebe, elevándolos con
estudios, la vida castrense sólo dejaba sus proezas a una clase social superior.
CARRERA MILITAR dos caminos: combatir en Italia o em- Otra cosa muy distinta es que su sueño
En la España del siglo XVI, los hidalgos barcar hacia las Indias. Los hombres que se hiciera siempre realidad.
no tenían más que algunas posibilida- marcharon a América posiblemente es- Hidalgos y plebeyos se encontraron
des de carrera y su título les prohibía taban desesperados y tenían mucho de al pisar el interior del continente ameri-
rebeldes, pero prin- cano una sociedad muy diferente de la
cipalmente querían que tenían los indios de las Antillas, la
LA CONQUISTA no duró más de 60 que se les recono- única que conocían hasta entonces. El
años y fue llevada a cabo por unos ciesen los servicios militarismo impregnaba todos los as-
pocos hombres, capaces de explorar y prestados a Dios y
al rey y, como dijo
pectos de la cultura, había un urbanismo
muy desarrollado y existían ejércitos con
derrotar a grandes imperios y pequeñas Bernal Díaz del un alto grado de profesionalización, pa-
tribus. Castillo, "hacer ri- recidos a los europeos en organización
quezas, que todos y disciplina.
trabajar manualmente. El mayor de los los hombres comúnmente buscamos". Sólo el carácter popular de la activi-
hijos heredaba las tierras de su padre La carrera militar, aparte de riqueza, dad bélica les resultó inconcebible. De
hecho, en la forma de combatir de los
pueblos que encontraban a su paso, se
PH]FODED OD [RFKL\Dµ\RWO R JXHUUD ŴRUL-
JUNTO A ESAS
LÍNEAS, DESEMBARCO da —una especie de juego caballeresco
DE CRISTÓBAL COLÓN
EN AMÉRICA. destinado a capturar prisioneros para
A LA IZQUIERDA, EN
LA OTRA PÁGINA,
alimentar a los dioses— y la campaña
BUSTO DE PEDRARÍAS de tipo imperialista, con móviles eco-
DÁVILA.
nómicos, basada en la emboscada y la
aniquilación sistemática de la población.
Pautas de conducta que contrastaban
con las de los castellanos, tan militaristas
como cualquiera de sus enemigos, pero

CLÍO 25
Conquistadores españoles AMÉRICA

con un comportamiento en la guerra


muy distinto al de sus adversarios. Mata- BARTOLOMÉ
DE LAS CASAS.
ban cuando combatían, pero en Europa
se respetaba, por lo general, la vida de
civiles, mujeres, ancianos y niños, que
no solían participar en la defensa de las
ciudades sitiadas.
Tradicionalmente los cronistas de In-
dias menospreciaron el papel de las tri-
bus nativas en la conquista de América,
dejando toda la gloria de las victorias a
los españoles. No es cierto. Muchas de
las tribus nativas se aliaron con los ex-
tranjeros para vencer a sus enemigos en
rencillas locales. Por ejemplo, las masa-
cres de Cholula y Tenochtitlan, durante
la campaña de México, tan criticadas
por Bartolomé de las Casas, está com-
probado, le pese a quien le pese, que
las realizaron también los guerreros alia-
dos de Cortés, muchos de los cuales se
habían unido a los españoles sólo para
SRGHU YHQJDUVH \ VDFULƓFDU D WRGRV ORV golpe de mano, una acción rápida en mar capitanías. Además, en las Indias,
prisioneros que pudiesen coger. la que cayó el emperador inca; la con- la expansión quedó siempre encomen-
Esas rencillas fueron muy bien aprove- quista del cono sur
chadas por casi todos los conquistado- americano, sin em- EN LAS INDIAS, la expansión quedó
res. Hernán Cortés, sin los tlaxcaltecas o bargo, fue una lenta siempre encomendada a unidades
los totonacas, poco podría haber hecho
para derrotar a la gran ciudad de Teno-
sucesión de distin-
tas expediciones,
irregulares voluntarias, que agrupaban
chtitlán, primero en manos del dubitati- casi ninguna militar, combatientes de todas las armas en un
vo Moctezuma, pero durante el ataque que terminó con la número muy reducido.
ƓQDO GHIHQGLGD SRU Cuauhtemoc, terri- creación de varios
ble guerrero, sobrino del anterior, que asentamientos hispanos en la zona y su dada a unidades irregulares voluntarias,
plantó cara de forma muy seria a pesar incorporación como virreinato casi sin que agrupaban combatientes de todas
de la epidemia de viruela que diezmó darse cuenta. las armas en un número muy reducido,
a sus ejércitos. Tampoco Sebastián de y que esperaban su recompensa del re-
Benalcázar habría logrado vencer a ORGANIZACIÓN Y TÁCTICAS parto del botín
los ejércitos quiteños de Rumiñauí y de En 1496, con las ordenanzas dictadas
Quizquiz sin la colaboración de los caña- por el rey Fernando para la guerra HERNÁN
res, los cuales habían sido masacrados del Rosellón, los ejércitos españoles CORTÉS.

previamente por estos al apoyar a Huás- quedaron ordenados en "coronelías",


car en la guerra civil que vivió el Imperio compuesta cada una por veinte "capita-
inca justo antes de la llegada de Pizarro nías" de doscientos cincuenta soldados
y sus hombres. aproximadamente. Esta organización
Son muchos los distintos factores contaba con unos 5.000 hombres, a su
que intervinieron a lo largo y ancho del vez divididos en piqueros, rodeleros, ar-
continente, así como la variedad de cir- cabuceros y ballesteros.
cunstancias y lugares en que ocurrieron. En las campañas americanas iniciales
Nada tiene que ver, por ejemplo, la con- se siguieron un buen número de estas
quista del Perú con la conquista del Río pautas, aunque al ser un grupo reduci-
de la Plata; el primero caso fue un típico do de hombres nunca se pasó de for-

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CON NOMBRE PROPIO

P Pero Afán de Ribera y Gómez (Costa Rica, 1568- P Pedro de Mendoza (Argentina, Paraguay 1534 - 1537)
1573) P Pedro Menéndez de Avilés (La Florida, 1565 -
P Francisco de Aguirre (Chile, 1540-1581) 1567)
P Juan de Ahumada (Chile, 1557-1596) P Francisco de Montejo (Yucatán, 1527-1546)
P Jerónimo de Alderete (Chile, 1540-1556) P Diego de Montemayor (Malaga 1588-
P Diego de Almagro (Perú, 1524-1535, Chile, 1535- Monterrey, México 1611)
1537) P 3£QƓOR GH 1DUY£H] /D )ORULGD 
P Gonzalo de Alvarado (Cuba, 1511, México, P Diego de Nicuesa (Panamá, 1506-1511)
1518-1521, Guatemala 1523-1527, Perú, *1533-1535, P Vasco Núñez de Balboa (Panamá, 1510-1519)
México, 1540-1541) P Álvar Núñez Cabeza de Vaca (Estados Unidos,
P Pedro de Alvarado (México, 1519-1521, 1527-1536, Paraguay, 1540-1542)
Guatemala 1523 -1527, Perú, 1533-1535, México, P Alonso de Ojeda (Venezuela, Colombia,
1540-1541) Guyana, Aruba)
P Antonio de Aragón (Tucumán). P Cristóbal de Olid (Honduras, 1523-1524)
P Diego de Artieda Chirino y Uclés (Costa Rica, P Francisco de Orellana (Río Amazonas, 1541-
1577-1589) 1543)
P Rodrigo de Bastidas (Panamá, Colombia, 1468- P Francisco Pizarro (Perú, 1509-1535)
1527) P Gonzalo Pizarro (Perú, 1532-1542)
P Sebastián de Belalcázar (Ecuador y Colombia, P Hernando Pizarro (Perú, 1532-1560)
1533-1536) P Juan Pizarro (Perú, 1532-1536)
P Lorenzo Bernal del Mercado (Chile, 1549-1596) P Juan Ponce de León (Puerto Rico, 1508, Florida,
P Bartolomé Blumenthal (Chile, 1540-1585) 1513 y 1521)
P Melchor Bravo de Saravia (Chile, 1557-1575) P Giuseppe Reggiana (México, Cuba)
P Gonzalo Calvo de Barrientos (Chile, 1533-1537) P Alonso de Reynoso (Honduras y México 1536-
P Alberto del Canto y Diaz de Vieira (Mexico,1611) 1548, Perú 1549-50 y Chile, 1551-1567)
P Juan de Cavallón y Arboleda (Costa Rica, 1560- P Rodrigo de Quiroga (Chile, 1540-1580)
1562) P Juan de Ampudia (Colombia, Ecuador)
P Pedro Luis de Cisternas (Perú, Chile) P Jorge Robledo (Colombia, Guatemala, Perú)
P Hernán Cortés (México, 1518-1522, Honduras, P Juan de Salcedo (Norte de Filipinas, 1570-
1524, Baja California, 1532-1536) 1576)
P Pedro Cortés de Monroy (Chile, 1555-1598) P Hernán Sánchez de Badajoz (Costa Rica, 1540-
P Alonso Dávila (México, 1520-1533) 1541)
P Pedrarias Dávila (Costa Rica, Nicaragua y Panamá, P Miguel Sánchez de Guido (Costa Rica, 1560-
1514-1531) 1565)
P Nicolás de Federmann (Venezuela y Colombia, P Hernando de Soto (Estados Unidos, 1539-
1537-1539) 1542)
P Martín de Goiti (Manila, Filipinas, 1570-1571) P Inés de Suárez (Chile, 1541)
P Juan de Grijalva (Yucatán, 1518) P Martín de Ursúa, (Petén, región de Guatemala,
P Diego Gutiérrez y Toledo (Costa Rica, 1543-1544) 1696-1697)
P Felipe Gutiérrez y Toledo (Panamá, 1535-1536) P Pedro de Valdivia (Chile, 1540-1552)
P Pedro de Heredia (Colombia) P Lucas Vázquez de Ayllón (Estados Unidos,
P Francisco Hernández de Córdoba (Yucatán, 1517) 1524-1527)
P Diego Hernández de Serpa (Venezuela, 1524- P Francisco Vázquez de Coronado (Estados
1570) Unidos, 1540-1542)
P Gonzalo Jiménez de Quesada (Colombia, 1536- P Juan Vázquez de Coronado (Costa Rica, 1562-
1537, Venezuela, 1569-1572) 1565)
P Juan Jufré (Chile, 1541-1579; Argentina, 1562) P Diego Velázquez de Cuellar (Cuba, 1511-1519)
P Miguel López de Legazpi (Filipinas, 1565-1571) P Sebastián Vizcaíno (México, Filipinas,
P Domingo Martínez de Irala (Argentina, Paraguay California)
1535 - 1556) P Beltrán de Zetina (Yucatán, 1527-1546)

CLÍO 27
Conquistadores españoles AMÉRICA

FRANCISCO
PIZARRO.

Las tácticas utilizadas en América se


nutrieron de lo aprendido en Europa,
pero fueron diferentes. No era nece-
sario, por ejemplo, que los piqueros
lucharan en formaciones cerradas para
hacer frente a las cargas de caballería
que tantos quebraderos de cabeza ha-
bían dado en la Edad Media.
Dadas las nuevas características del
entorno natural, con espesas selvas
en la zona de Centroamérica, siempre
se intentó luchar en espacios abiertos
donde la superioridad enemiga no im-
portaba, ya que podían desplegar todo
su potencial.
Durante la conquista de América nun-
ca hubo un gran ejército expedicionario
español al mando de unos generales
\ FRQ XQ DUPDPHQWR XQLƓFDGR \ SR-
deroso. Todo se realizó mediante un
instrumento jurídico denominado "ca-
pitulación": una concesión real que se se podían dar cargas de caballería pesa- *XHUUD GH ,WDOLD VH PRVWUDURQ LQHƓFDFHV
otorgaban a un capitán en concreto y da "a estribo" como se hacía en Europa, muy pronto, en cuanto los indios deja-
por la cual obtenía el permiso para for- HV GHFLU FDUJDQGR FRQWUD ODV ƓODV HQH- ron de temerlas.
mar una expedición —que tenía que su- migas equipado con una armadura de El arma básica de todo combatiente
fragar de su propio bolsillo—, y un terri- placas y una lanza de grandes dimen- en la Conquista de América fue la espa-
torio delimitado en el cual podía llevar siones, pero sí "a la jineta", con una ca- da. Las había de dos tipos, a una mano
acabo la acción conquistadora y coloni- ballería ligera armada con una lanza de o a dos manos. Las primeras podían
]DGRUD (O EHQHƓFLDULR GH OD FRQFHVLµQ poco grosor y un escudo de reducidas utilizarse junto a un escudo, las segun-
WHQ¯D TXH ƓQDQFLDU R EXVFDU ƓQDQFLD- dimensiones llamado "adarga". das eran pesadas y de gran longitud.
ción para todos los preparativos y, cuan- En contra de lo que se suele decir, Estas últimas se utilizaban para partir las
to más dinero consiguiese, de mayor las diferencias de armamento y equipo picas, pero en América no serían muy
envergadura podía ser la campaña, jugaron un papel secundario en la con- comunes sólo aparecerían en las últi-
tanto en hombres como en suministros. quista. Las armas de fuego portátiles o mas expediciones. El Renacimiento dio
Los expedicionarios también aportaban de mano —arcabuces, espingardas y es- a los soldados de infantería la que sería
lo que tenían para poder participar, muy copetas— que comenzaron a ser comu- su arma predilecta por varios siglos: la
pocos iban a sueldo. Estimaban cual iba nes en 1503, tras las batallas de Garella- HVSDGD URSHUD GH ƓOR UHFWR \ EDVWDQWH
ser el fruto de la aventura y, en función no y Ceriñola, dadas durante la Primera gruesa.
de lo aportado, así sería lo obtenido.
Cada uno llevaba sus armas: su espada
y su escudo, o incluso, si eran más ricos
su propio caballo, algo muy valorado.
El caballo fue el único recurso llevado
desde Europa que fue efectivo durante
toda la conquista. Los aztecas nunca lo-
graron superar la tremenda impresión
que les provocó verlo por primera vez.
Las cargas de caballería resultaron tan
HƓFDFHV TXH VH HPSOHDURQ LQFOXVR HQ
la toma de Tenochtitlan, aunque era atí-
pico el uso de jinetes en un asedio. No

28 CLÍO
VASCO
NÚÑEZ DE
BALBOA.

de miedo durante el combate, como re-


FRQRFH %HUQDO '¯D] &RQIXQGLU HO UHŴHMR
GH OD FDO GH ODV FDVDV HQ OD OHMDQ¯D FRQ
palacios de plata, cuando las cosas iban
bien, o transformar un asedio en la ante-
VDOD GHO LQƓHUQR FXDQGR LEDQ PDO
Está claro que no eran los perso-
QDMHV FDEDOOHUHVFRV GH ORV OLEURV TXH
leía Don Quijote, pero tampoco los
VHUHV PLVHUDEOHV \ ODGURQHV TXH LQMXV-
WDPHQWH QRV KD UHŴHMDGR OD KLVWRULR-
grafía de los países afectados, directa
o indirectamente, con la conquista de
América.
En cuanto a las expediciones, su-
frieron constantes contratiempos,
JUAN
PONCE tuvieron que salvar multitud de obs-
DE LEÓN. W£FXORV \ PXFKDV GH HOODV WHUPLQDURQ
en estrepitosos fracasos. Nadie regaló
QDGD SRU OR TXH QR KD\ TXH QHJDU OD
SHULFLD \ OD FDSDFLGDG GH VDFULƓFLR GH
(O FRQTXLVWDGRU HVSD³RO D ƓQ GH guerreros protegidos con gruesas co- HVRV KRPEUHV TXH EXVFDQGR XQ IXWX-
cuentas, un soldado de infantería, nor- UD]DV GH DOJRGµQ DFROFKDGR WDQ HƓFD- UR PHMRU DWUDYHVDURQ PDUHV YLROHQWRV
malmente avanzaba entre sus nume- ces, que los españoles las adoptaron y desconocidos y recorrieron a pie
rosos enemigos protegiéndose de sus rápidamente. Buena prueba de ello es miles de kilómetros de selvas, desier-
JROSHV \ ŴHFKDV FRQ XQD URGHOD ŋXQ SH- TXH FXDQGR ORV KRPEUHV GH &RUW«V tos, montañas y terrenos infestados de
TXH³R HVFXGR PHW£OLFRŋ \ GDQGR WDMRV se enfrentaron a los de Narváez en un enemigos que pretendían acabar con
y estocadas. Parece una visión más pro- combate convencional a la europea, ellos en cuanto se despistasen.
pia de la Edad Media, y lo cierto es que iban vestidos, en palabras de un prota- 7DPSRFR KD\ TXH ROYLGDU TXH D SH-
HQ (XURSD OD URGHOD VH HVWDED GHMDQGR gonista, con cotas de algodón. Sólo las VDU GH TXH KXER YLROHQFLD OD FRURQD
de usar, pero sus buenos resultados en prendas de cabeza se mantuvieron: los castellana siempre trató de moderarla
$P«ULFD OD KLFLHURQ FREUDU XQD UHQRYD- MLQHWHV HUD XVXDO TXH OOHYDUDQ FHODGD por su propio interés, y legislar para
da trascendencia. que tapaba todo el rostro; la infantería tratar de defender a los nativos ame-
Petos, corazas, grebas, y el resto de XWLOL]µ FRP¼QPHQWH HO PRUULµQ XQ ricanos. Durante esos duros años fue-
SLH]DV GH ODV DUPDGXUDV GH KLHUUR ŋTXH casco que presentaba un borde amplio, ron emitidas las Leyes de Burgos y las
VH FDOHQWDEDQ EDMR HO VRO GH ORV WUµSL- con curvatura y unos extremos muy ca- Leyes Nuevas de Indias para suavizar
FRV KDVWD KDFHU LQFµPRGR VX XVRŋ UDFWHU¯VWLFRV TXH VHU¯D LGHQWLƓFDGR SDUD HVH FKRTXH TXH VXSXVR HO HQFXHQWUR
SRFR SRG¯DQ KDFHU FRQWUD ODV FRUWDQWHV VLHPSUH FRQ OD 0RQDUTX¯D KLVS£QLFD \ de dos civilizaciones radicalmente dis-
su imperio. tintas en todas las facetas de la vida. La
EL CONQUISTADOR ESPAÑOL, que a fin Los con-
quistadores,
corona, a través de la Iglesia, llevó una
ingente labor de evangelización y de
de cuentas era un soldado de infantería, en general, educación de los nativos en los valo-
normalmente avanzaba entre sus enemigos se comporta- res occidentales y trasladó a América
protegiéndose de sus golpes y flechas con ron como la
KLVWRULD \ VX
todos sus conocimientos y su cultura
fusionándose con la ya existente, no
una rodela y dando tajos y estocadas. educación les VXVWLWX\«QGROD 'H KHFKR ODV QXPH-
pedían. Eran rosas ciudades que se fundaron de-
QDYDMDV GH REVLGLDQD LQVHUWDGDV HQ SD- KRPEUHV FRPR QRVRWURV FDSDFHV GH ELHURQ HVSHUDU YDULRV VLJORV KDVWD TXH
los que sus enemigos utilizaban como las acciones más valientes y más co- las autoridades españolas decidieron
espadas; y, los perros, defraudaron EDUGHV TXH SRG¯DQ OXFKDU MXQWR D VXV RUJDQL]DU XQ HM«UFLWR UHJXODU TXH UHDO-
bastante cuando se lanzaron contra FRPSD³HURV KDVWD OD PXHUWH X RULQDUVH mente protegiera sus intereses.

CLÍO 29

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