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DIÁLOGOS

EN EL TEMPLO

DIÁLOGO VIII
Publicación oficial de la Escuela Internacional de Filosofía Iniciática
LOS PILARES DE LA PANSOFÍA

La Virtud y la Unidad

Temas a tratar

1) Recta Acción.
2) Vicio y Virtud.
3) La Fraternidad Universal.
4) La Ética Atemporal.
DIÁLOGOS EN EL TEMPLO (VIII)
Phileas del Montesexto

Luego de la armonizarme con la práctica habitual de siete


respiraciones, me senté junto a Magister y decidí retomar el
tema con el que habíamos cerrado la última charla.

1 Pregunta: En la sesión anterior usted habló de la restaura-


ción de la sociedad pero, si observo los sucesos del mundo,
no veo posibilidades de revertir la presente crisis. ¿Por qué
debería creer en una restauración y esperar la gestación de
ese mundo nuevo y mejor?

Respuesta: Has usado la palabra mágica: “esperar”. La ma-


yoría de las personas “esperan” algo de afuera que cambie la
situación: que venga una gran oportunidad, que vengan ex-
traterrestres, que llegue el mesías, que venga una Nueva Era,
que se produzca una revolución, es decir que pase algo afuera
que cambie la sociedad. Sin embargo, el único cambio válido
sólo puede venir de adentro. Por eso insisto: si tú no cambias,
nada cambia.

Los modernos son expertos en esto de “esperar”. Votan sus


gobernantes y “esperan” de brazos cruzados que éstos cam-
bien su situación, promueven leyes y “esperan” que éstas mo-
difiquen la conducta humana, etc, etc. Pues bien, las condi-
ciones externas nunca provocarán cambios internos sino, al
contrario, las condiciones internas son las únicas que propi-
ciarán una revolución exterior.
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Recuerda los principios del Kybalión y cree fervientemente
en este mundo nuevo y mejor. Visualízalo, pero fundamen-
talmente ACTÚA RECTAMENTE para que esta realidad se
vaya manifestando.

2 P: ¿Qué significa actuar rectamente?

R: Una RECTA ACCIÓN es aquella que nos conduce a la


Unidad, por encima del elemento egoico (el “yo”). Esta ac-
ción siempre estará alineada con el propósito y consiste en
un sacrificio o “sacro oficio” (una acción sagrada) que reúne
armónicamente al cuerpo, el alma y el espíritu para canalizar
sus energías hacia un mismo objetivo.

Actuar rectamente es convertirse en un agente transformador


del mundo, un practicante consciente de la recta acción que
alinea su vida en función de lo Bueno, lo Bello, lo Justo y lo
Verdadero. ¿Y cómo lograr esto? A través de la VIRTUD.

3 P: ¿Qué es la Virtud?

R: La palabra “Virtud” proviene de “virtus” (fuerza) e impli-


ca una fuerza interior que nos permite tomar las decisiones
justas e inteligentes para alcanzar la autorrealización. El filó-
sofo Epicteto decía: “Solamente para una cosa me ha enviado
Dios al mundo: para perfeccionar mi carácter en la Virtud, y
no hay nada en el mundo que no pueda yo emplear para ese
propósito”.

Esta “fuerza” de la Virtud es innata, lo cual quiere decir que


el ser humano es virtuoso por naturaleza. Sin embargo, el ol-
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vido de esta naturaleza (divina) lleva al hombre a ignorar la
Virtud –vinculada con la Voluntad, el altruismo y al mundo
interior– y a sujetarse al Vicio, ligado al Deseo, el egoísmo y
el mundo externo.

La Virtud es una fuerza centrípeta que nos lleva al centro,


a lo que somos verdaderamente, mientras que el Vicio es el
conjunto de malos hábitos que generan karma, nos atan a la
rueda y nos alejan de nuestra esencia.

4 P: ¿El vicio y el pecado son sinónimos?

R: Sí, aunque el concepto de “pecado” está muy mal entendi-


do. El pecado no es una condenación eterna ni cosa parecida,
sino un tropiezo en el camino recto de la virtud. En algu-
nas tradiciones, el pecado significa “olvido” e incluso “errar
al blanco”.

Los vicios no pueden reprimirse sino que deben ser trans-


mutados en virtudes, convirtiendo nuestras debilidades en
fortalezas. Esta es una verdadera tarea alquímica espiritual:
¡Solve et Coagula!

Siendo así, todo pecado capital se elimina cultivando la vir-


tud capital opuesta, recordando siempre el principio herméti-
co de polaridad, el que deja en evidencia que el vicio no tiene
existencia en sí mismo sino que es una ausencia de la virtud.

Tradicionalmente, a cada pecado capital le corresponde una


virtud opuesta:

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Soberbia – Humildad
Envidia – Compasión
Ira – Paciencia
Pereza – Diligencia
Avaricia – Caridad
Gula – Templanza
Lujuria – Castidad

En otras palabras: “el modo más eficaz de combatir el mal es


practicar el bien”, o incluso: “para erradicar el vicio, debemos
llevar una vida virtuosa”. Y esta vida alineada a la Virtud so-
lamente se logra a través del trabajo interior y el desarrollo
consciencial.

Nuestra sociedad contemporánea –materialista e individua-


lista– rinde pleitesía al vicio y más allá de declaraciones polí-
ticamente correctas sigue siendo estando alineada a la triste
máxima de Hobbes: “El hombre es lobo del hombre”. En este
contexto aciago, seguir un camino noble y virtuoso significa
ir contra la corriente y ser fieles a otra máxima contrapuesta
a la de Hobbes: “El hombre es cosa sagrada para el hombre”
(“Homo, sacra res homini”), postulada por el filósofo estoico
Séneca en su carta a Lucilio.

El pensador judío Emmanuel Levinas decía: “Yo no soy el


otro, pero no puedo ser sin el otro”, que está en consonancia
con la noción sudafricana del “Ubuntu” significa “Yo soy lo
que soy en función de lo que todos somos”.

Los otros no son los otros sino que todos juntos constituimos
una unidad. ¡Todos somos Uno!
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5 P: Esa idea de que “Todos somos Uno” es simpática pero…
¿qué tan cierta es?

R: Exteriormente todos somos diferentes, pero interiormente


compartimos una misma esencia, pues todos somos “chispas
divinas” emanadas de una misma Fuente, por lo cual pode-
mos considerarnos células integrantes de un mismo cuerpo.

La separatividad es una ilusión fundamentada en estímulos


sensoriales y en diferencias superficiales, pero un entendi-
miento profundo basado en una visión más allá de lo evidente
nos llevará a admitir que todos los seres humanos estamos in-
terconectados y que, al mismo tiempo, estamos relacionados
directamente con la Madre Tierra, el Padre Cielo y la Fuente
Primordial.

Los esoteristas hablan de la Fraternidad Universal como una


LEY, no como una mera aspiración, y para plasmarla en el
mundo es preciso divulgar aquellos principios éticos univer-
sales que tengan como objetivo último la UNIDAD.

6 P: Pero, ¿es posible hablar de una ética universal?

R: Por supuesto. Más allá de la moral pasajera contamina-


da por valores profanos, utilitaristas y por modas, existe una
ética atemporal y universal que es parte del rico patrimonio
espiritual de la humanidad.

Hay un axioma universal que puede ser considerado la piedra


basal de esta ética atemporal. Es la regla de oro: “trata a los
demás como quieres que te traten a ti”, que también puede ser
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formulada en forma negativa: “no hagas a los demás lo que
no quieras que te hagan a ti”. Esta regla dorada centra la ética
en la reciprocidad, la empatía y la identificación con el otro.

7 P: ¿Existe una declaración específica de esta ética univer-


sal? ¿Alguien ha tratado de compilarla?

R: Sí, al menos existen cinco iniciativas que promueven una


ética universal: la Carta de la Tierra, la Declaración de princi-
pios en torno a una ética universal, la Ética Mundial del teó-
logo alemán Hans Küng, la Positio Fraternitatis Rosae Crucis
y la Declaración del II Parlamento de las Religiones del Mun-
do, celebrado en Chicago en 1993.

Todas estas declaraciones tienen un mismo objetivo y debe-


rían ser conocidas por todos. Te invito a que las estudies, pues
en ellas puede entreverse un código de conducta para una
humanidad nueva y mejor.

Los núcleos de la Fraternidad Universal, como vanguardia de


este mundo mejor, no deberían ser ajenos a este tipo de ini-
ciativas.

8 P: ¿El concepto de vanguardia no es elitista y –por ende–


separatista?

R: Por supuesto que el concepto de vanguardia está vinculado


a la gestación de una élite, pero no en el sentido profano.

Todos los esquemas iniciáticos son –por definición– elitistas,

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porque implican la constitución de núcleos vinculados a la
conciencia y que trabajen por el bien de todos.

Cuando las escuelas filosóficas hablan de constituir una élite


no se refieren a títulos nobiliarios ni a una trasnochada aris-
tocrática sanguínea con privilegios, sino a la conformación
de núcleos de la Fraternidad Universal, que constituyan la le-
vadura de un mundo nuevo y mejor.

9 P: Estos diálogos han sido de gran ayuda para mí. Muchas


gracias por brindarme sus enseñanzas.

R: Deja que estas instrucciones sagradas fluyan. No las al-


macenes en tu interior como una mercancía. Conviértelas en
recta acción o como decía Helena Petrovna Blavatsky: “Hon-
ra las verdades con la práctica”.

El Maestro me acompañó hasta la entrada del Templo de la


Pansofía, inclinó su cabeza y juntando sus manos me dijo:
“Paz Profunda”, para agregar luego: “Vuelve pronto”.

Le respondí con una reverencia respetuosa y diciendo: “Así


será”. Bajé las escaleras, salí al mundo exterior y me dispuse a
honrar las verdades en mi vida cotidiana.

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ESQUEMAS AUXILIARES

La Doctrina-Madre primordial y doce brazos representativos:

1) Corrientes originarias de Norteamérica (Sioux, Hopi, Ma-


yas, Aztecas, etc.), 2) Corrientes originarias de Sudamérica
(Incas, Chibchas, Mapuches, Tiwanacotas, Guaraníes, etc.),
3) Cristianismo, 4) Religiones antiguas, algunas de ellas ex-
tintas (Mitraísmo, Maniqueísmo, Zoroastrismo, Jainismo, re-
ligiones de Egipto, Grecia, Roma, etc.), 5) Corrientes esotéri-
cas (Hermetismo, Masonería, Teosofía, Gnosticismo, etc.), 6)
Judaísmo, 7) Islam, 8) Sikhismo, 9) Budismo, 10) Hinduísmo,
11) Confucianismo, 12) Taoísmo.

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Las etapas del Sendero

El Noble Viaje hacia la cumbre

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13
La Constitución Septenaria

14
El Ideal Iniciático

15
ESCUELA DE FILOSOFÍA INICIÁTICA

www.initiationis.org

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