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TEXTO COMPLETO:
"Suprema Corte:
Rechazado el recurso de casación interpuesto contra la sentencia de la Cámara de
Apelaciones en lo Civil, Comercial y Garantías en lo Penal del departamento
judicial de Zárate-Campana, provincia de Buenos Aires, que condenó a J.L.G. a
la pena de doce años de prisión como coautor del delito de homicidio en ocasión
de robo (fs. 1/37), el defensor oficial dedujo recurso de inaplicabilidad de ley. Su
desestimación por el superior tribunal provincial, al considerar que no se
encontraban reunidos los requisitos exigidos en el artículo 494 del Código
Procesal Penal (fs. 41), originó la presentación del recurso extraordinario de fojas
42/45, cuya denegatoria dio lugar a la articulación de la presente queja.
II
Suscintamente, el recurrente atribuye arbitrariedad al fallo impugnado, pues
entiende que contiene un fundamento sólo aparente sin considerar los argumentos
invocados tendientes a la correcta solución del caso, en detrimento de la defensa
del procesado y de su derecho a recurrir ante un juez o tribunal superior (arts. 18
y 75, inciso 22 de la Constitución Nacional, y art. 8, inciso 2°, letra h, de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos).
En este sentido, refiere que el argumento del a quo para impedir la revisión de la
sentencia condenatoria exhibe un excesivo formalismo al ceñirse a la naturaleza
procesal que involucra la cuestión -rechazo del recurso de casación por no haber
acompañado constancia que acredite el cumplimiento de lo establecido en el
artículo 451, segundo párrafo, del Código Procesal Penal de la provincia de
Buenos Aires- sin advertir que ello implicaba crear una sanción procesal no
prevista en la ley, en violación de los mencionados derechos fundamentales.
III
Es reiterada la jurisprudencia de V.E. en cuanto a que la tacha de arbitrariedad es
particularmente restringida respecto de pronunciamientos de superiores tribunales
de provincia cuando deciden recursos extraordinarios de orden local (Fallos:
302:418; 305:515; 306:477; 307:1100 y 313:493, entre otros).
Tampoco desconozco que lo vinculado con los requisitos que debe reunir la
apelación ante los tribunales de la causa es una cuestión, por regla, ajena a esta
instancia extraordinaria (Fallos: 276:130; 297:227; 302:1134; 311:926;
312:1186).
Sin embargo, encuentro aplicable al sub judice la excepción a tal principio, que
determina que aquella resulta procedente cuando media un apartamiento de las
constancias del juicio o cuando el examen de aquellos requisitos se efectúa con
injustificado rigor formal que afecta la garantía de la defensa en juicio (Fallos:
300:148; 301:1149; 313:215; 317:1765; 320:1683; 321:1365 y 2243; 323:1449,
entre muchos otros).
En efecto, sin perjuicio de lo que resuelva sobre el fondo del asunto, considero
que corresponde descalificar como acto judicial válido la decisión que se limitó a
declarar mal concedido el recurso de inaplicabilidad de ley, pues de esa forma se
vedó definitivamente el acceso a la instancia superior, sin atender a los
argumentos expuestos por el recurrente tendientes a lograr la revisión en la
instancia casatoria de la condena impuesta. La falta de tratamiento de esos
agravios, podría así acarrear una seria restricción a los derechos constitucionales
invocados, sobre todo si se repara en que la defensa oficial de J.L.G. ha cumplido
con el recaudo exigido en el segundo párrafo del referido artículo 451 del Código
Procesal Penal provincial (fs. 1133 de la causa n° 3282, que corre por cuerda).
Entiendo que esta última circunstancia, cuya consideración se ha omitido en el
fallo, adquiere relevancia en la medida que desvirtúa el único fundamento en el
que se apoya el superior tribunal bonaerense para negarse a conocer el tema
planteado, que se torna así en un exceso de rigor formal y que satisface sólo en
forma aparente la exigencia de constituir una derivación razonada del derecho
vigente con arreglo a las constancias de la causa, lo que autoriza a su
descalificación con base en la doctrina de la arbitrariedad (conf. Fallos: 311:1446;
317:126 y 320:1504).
IV
En consecuencia, soy de la opinión que V.E. debe hacer lugar a la queja, declarar
procedente el recurso extraordinario interpuesto y dejar sin efecto la sentencia
apelada para que, por intermedio de quien corresponda, se dicte una nueva
conforme a derecho.
Buenos Aires, 31 de agosto de 2001."
Comentario al fallo:
I. El problema.
a.-La creación de ese nuevo recurso y del Tribunal del mismo nombre tuvieron
como fines declarados descongestionar de causas penales a la Suprema Corte de
Justicia y proveer de mejor manera al derecho a recurrir el pronunciamiento
condenatorio (1).
Esta impugnación fue regulada de manera novedosa: su interposición se efectúa
directamente ante el tribunal ad quem. Por eso es que el artículo 451 del rito
exige que con la deducción del recurso (dentro del plazo de 20 días) se agreguen
copias certificadas de la resolución recurrida y de aquellas piezas en que se funda
la pretensión de quien acude a la alzada. A la vez, se impone al recurrente la carga
de manifestar ante el tribunal a quo, dentro de los siete días de notificada la
resolución, su voluntad de recurrir contra ese pronunciamiento so pena de
reputárselo firme (2).
Aquí surge la primera parte del problema, pues la Casación Penal bonaerense ha
interpretando extensivamente la exigencia del cuarto párrafo del artículo 451 en
un doble sentido.
De un lado, ha entendido que la sanción de inadmisibilidad que acarrea el
incumplimiento de los recaudos del primer párrafo (esto es, los de interposición
tempestiva y con firma de letrado, y los de fundamentación de la pieza casatoria)
se extiende a la falta de acompañamiento de las copias del cuarto párrafo; pero
sobre ese presupuesto ha construido una profusa lista de piezas procesales en las
que a su entender "se funda la pretensión casatoria" (que, por lo tanto, deben
acompañar la impugnación) aún cuando sin ellas pueda comprenderse el sentido
de los agravios portados en el recurso3. La exigencia se aplica además con un
rigor implacable, desestimándose recursos porque determinada copia no se ha
acompañado con la interposición del recurso, a pesar de que antes del
pronunciamiento sobre la admisibilidad el Tribunal haya requerido los autos
principales -lo que, obviamente, pone ante él las piezas originales- o que la parte
hubiese subsanado el defecto agregando la copia certificada que había omitido
acompañar con la impugnación4.
A ello se suma una interpretación restrictiva implícita del propio art. 451, ya no
en lo que se refiere a las cargas que debe cumplir el recurrente sino
-paradójicamente- a las facultades para mejor proveer del propio Tribunal de
Casación: la declaración de inadmisibilidad de recursos destinados a satisfacer la
garantía a la doble instancia sobreviene ineludiblemente en todos los casos sin
actividad alguna del órgano jurisdiccional que podría -por ejemplo- intimar
previamente al recurrente para que presente la copia faltante en un plazo
perentorio, y aún cuando en algunos casos bastaría con que por secretaría se
practicase una certificación telefónica (vg. cuando se carece de la copia
certificada de la notificación de la resolución recurrida o de la manifestación de
recurrir en casación efectuada ante el a quo, exigidas por la Casación aún cuando
en esta difícilmente se funde la pretensión casatoria en los términos del cuarto
párrafo del art. 451)5.
Este cuadro es difícilmente compatible con los derechos a recurrir ante un
tribunal superior al de mérito el pronunciamiento condenatorio y la pena
impuesta, a la defensa en juicio, y al debido proceso, pues importa -al menos
frecuentemente- la aplicación en los casos concretos de formulismos y excesos
rituales manifiestos6 que ellos no toleran7.
b.-La segunda parte del problema consiste en establecer la vía idónea para reparar
la afectación de garantías constitucionales del proceso penal cuando proviene
-originándola o consintiendo su producción anterior- de un pronunciamiento del
Tribunal de Casación Penal. Pues si bien no caben dudas acerca de que por
aplicación de la doctrina de la Corte Suprema de Justicia en materia de "superior
tribunal de la causa"8 el órgano a intervenir en tales casos es la Suprema Corte de
Justicia provincial, la competencia apelada de esta última es accesible sólo por
vía de los recursos de inconstitucionalidad, nulidad, e inaplicabilidad de ley. La
afectación de garantías constitucionales federales es por lo general extraña al
objeto de los dos primeros, según la inteligencia taxativa que a su regulación en
la Constitución provincial le ha dado la Suprema Corte provincial9; lo que llevó a
que la Suprema Corte considerase tradicionalmente a las normas constitucionales
federales como una "ley" más cuya infracción es reparable por vía del recurso de
inaplicabilidad de ley10.
Sucede que, con el ansia de descongestionar a la Suprema Corte de causas
penales, la nueva regulación de este recurso extraordinario local -en lo que es
relevante para el caso que se comenta- restringe inconstitucionalmente11 la
competencia material de la Suprema Corte a los casos en que se denuncian
infracciones a la ley "sustantiva".
El superior tribunal de provincia ha hecho rigurosa aplicación de esa nueva
limitación a casos que portaban cuestiones constitucionales federales12. Ello ha
convertido, a la Casación Penal en único juez de su propia competencia, y a la
doble instancia en una garantía cuya efectiva vigencia depende de la sola
voluntad de los jueces de ese Tribunal que han decidido hasta el momento -bien o
mal- sin control alguno.
Los pronunciamientos en cuestión tienen, en ese marco, la importancia de poner
en cabeza de la Suprema Corte provincial el control de un tribunal que viene
decidiendo discrecionalmente sobre la admisibilidad del recurso destinado a
satisfacer la garantía a la doble instancia.
II. El caso.
Llegado el caso de ese modo a la Corte Suprema esta resolvió, con remisión al
dictamen del Procurado General y el voto de sus nueve miembros, declarar
procedente el recurso extraordinario y dejar sin efecto el auto desestimatorio del
recuso de inaplicabilidad de ley, con el correspondiente reenvío al superior
tribunal de provincia.
Adviértase que la Corte no se pronuncia sobre el fondo del asunto, esto es, sobre
la admisibilidad del recuso de casación y si su denegación por el Tribunal
homónimo había conculcado efectivamente las garantías a la doble instancia, la
defensa en juicio y el debido proceso; sino que -como no podía ser de otro modo,
abierta su competencia en la medida de los agravios de la apelación
extraordinaria- se limitó a declarar la falta de fundamentos de la resolución
atacada y el consecuente exceso ritual en la aplicación de la limitación material
del referido art. 494, pues había desestimado el recurso local con el argumento
superfluo de que los agravios que lo motivaban eran "procesales" y no
constitucionales. Y reenvía para que la Suprema Corte provincial se pronuncie
sobre las cuestiones de fondo.
La Corte afirma, en definitiva, que la discusión propuesta en el recurso
extraordinario local de inaplicabilidad de ley era -sin perjuicio de que el
recurrente lleve finalmente razón o no- constitucional, y por lo tanto esa
impugnación no podía desestimarse con la simple invocación de la limitación
material referida.
De todos modos, si bien la Corte evita un pronunciamiento sobre el fondo del
asunto debido a que carecía de jurisdicción para decidirlo, sería errado ignorar
que necesitaba la presencia de una cuestión federal seriamente planteada ya en el
recurso de inaplicabilidad de ley mismo, pues de lo contrario el tribunal
provincial hubiese llevado razón sobre la índole "procesal" de la discusión
propuesta en la impugnación local y ello hubiera ameritado la declaración de
improcedencia del recurso extraordinario y la desestimación de la queja.
El caso tiene la particular característica de que la cuestión federal que resuelve
consiste en el arbitrario tratamiento dado por el superior tribunal de provincia a
los agravios del recurso local, que los consideró fuera de su competencia
considerándolos procesales con prescindencia de su carácter constitucional. De
allí que si la Corte Federal no podía decidir sobre la razón que asistía al
recurrente en estos últimos, necesariamente debía afirmar su carácter
constitucional; y a la vez, para hacer esta afirmación, necesitaba encontrar en el
recurso local agravios que en caso de ser llevados ante ella -tras un hipotético
rechazo por la Suprema Corte local de las cuestiones de fondo planteadas en el
recurso local- habrían de ser acogidos, pues de lo contrario el agravio federal
consistente en la arbitrariedad del auto desestimatorio de la impugnación
provincial hubiese resultado insustancial, determinando la improcedencia del
recurso federal.
La referencia al art. 451 del rito en el dictamen del Procurador al que remitió la
Corte, entonces, de ningún modo sobra: si en torno a él -según es interpretado y
aplicado por el Tribunal de Casación- no hubiera un conflicto constitucional, o si
en el recurso local no se hubiera planteado ese conflicto de un modo
mínimamente correcto, el Alto Tribunal hubiera desestimado la queja, pues el
recurso extraordinario hubiera sido improcedente al ser portador de una cuestión
meramente procesal o de un caso federal insustancial.
La Corte Suprema encontró reunidos en el caso esas sucesivas cuestiones
federales, anuló la sentencia y reenvió al a quo para la decisión del fondo del
asunto. De ese modo, ha puesto en cabeza de la Suprema Corte bonaerense el
control de los límites constitucionales que el recurso de casación en materia penal
-destinado a satisfacer la garantía a la doble instancia- debe respetar tanto en su
regulación legal como en su interpretación y aplicación por el novel Tribunal
creado para decidirlo20. Y ha hecho saber en este caso y en otro resuelto en la
misma fecha21, que pretende encargarse de que ello ocurra.
Notas:
1 La nota de elevación del proyecto por el Poder Ejecutivo provincial, bajo el
acápite "Novedades", dice que: "Se instaura un Tribunal de Casación ante el cual
se interpondrá el recurso correspondiente, ideado como un modo de impugnación
amplio, para controlar la aplicación del derecho de fondo y las formas del debido
proceso, adecuado a las directivas contenidas en los tratados internacionales que
la reforma de la Constitución Nacional ha incorporado como derecho interno, y
que se estima, contribuirá paulatinamente a eliminar los problemas de
congestionamiento de causas en la Suprema Corte de Justicia."
2 El art. 451 del Código Procesal Penal reza textualmente: "Art. 451.- Forma y
Plazo. El recurso de Casación será interpuesto ante la Sala en turno del Tribunal
de Casación, bajo sanción de inadmisibilidad dentro del plazo de veinte (20) días,
por el imputado con patrocinio letrado o por el defensor, mediante escrito
fundado. En él se deberán citar las disposiciones legales que se consideren no
observadas o erróneamente aplicadas, los nuevos hechos o elementos de prueba o
los otros motivos especiales del artículo 467, expresándose en cada caso cuál es
la solución que se pretende.
El recurrente deberá, dentro de los primeros siete (7) días del plazo establecido en
este artículo, manifestar ante el órgano que dictó la resolución, su intención de
interponer recurso de casación. La resolución se reputará firme y consentida
respecto de quien omitiera esta manifestación.
Cada motivo se indicará separadamente. Vencido el plazo de interposición, el
recurrente no podrá invocar otros motivos distintos.
Con la interposición del recurso deberá acompañarse copia autenticada de la
sentencia o resolución recurrida y la demás documentación en que se funda la
pretensión casatoria, comunicándosela al Órgano de Juicio a sus efectos."
6 La Corte Federal, a partir del famoso caso "Colalillo" -en el que la parte había
agregado una prueba documental dirimente después de la sentencia de primera
instancia; Fallos: 238:550-, ha declarado arbitrarias con aplicación de esta causal
decisiones que prescinden de prueba tardía que resulta definitoria para el pleito o
que desestiman una pretensión por falta de copias, por ejemplo y entre muchos
otros casos, en los de Fallos: 298:11; 300:1192; 302:1611; 303:1646 y 1668;
304:1915; 305:576; 310:2456; 311:1971; 315:1186; 318:860.
7 Los fallos indicados en la nota anterior indican que el exceso ritual, como
causal de arbitrariedad que es, conculca las garantías a la defensa en juicio y al
debido proceso.
Respecto al derecho a recurrir el pronunciamiento condenatorio y la pena, ha sido
expresamente reconocido por la CSJN en el famoso caso "Giroldi", donde dijo
expresamente que "...la garantía de la doble instancia debe observarse dentro del
marco del proceso penal como 'garantía mínima' para 'toda persona inculpada de
delito'" (Fallos: 318:514; LL 1995-D, p. 461; considerando 8°). La Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha considerado que el artículo 8 de la
Convención consagra los requisitos del debido proceso legal lato sensu (OC-9/87,
"Garantías Judiciales en Estados de Emergencia"), afirmando respecto de la
extensión de la garantía en cuestión que "pese a la existencia de recursos [en el
derecho interno] que puedan ser utilizados por los procesados, cuando los mismos
son sujetos a condiciones sumamente restrictivas, no constituyen una verdadera
garantía de reconsideración del caso por un órgano jurisdiccional superior que
atienda las exigencias de competencia, imparcialidad e independencia que la
Convención establece." (Corte IDH, caso Castillo Petruzzi, sentencia de 30 de
mayo de 1999, Serie C, No. 52, párr. 161). La Comisión I.D.H., en sintonía con la
Corte, la concibe como integrante del debido proceso legal -lato sensu- y como
una meta-garantía de la defensa en juicio y el debido proceso -stricto sensu-, al
constituir, un mecanismo que "refuerza la protección contra el error judicial"
(CIDH, Informe 55/97 (Argentina), caso "Abella", con remisión a la acusación
que ese organismo dirigiera contra nuestro Estado en el caso "Maqueda"). Esa
misma Comisión, resolvió que el recurso de casación "sólo satisface los
requisitos de la Convención, en tanto no se regule, interprete o aplique con rigor
formalista, sino que permita con relativa sencillez al tribunal de casación
examinar la validez de la sentencia recurrida en general, así como el respeto
debido a los derechos fundamentales del imputado, en especial los de defensa y el
debido proceso" (Com.IDH, Inf. 24/92, párr. 30). De todo ello debe
necesariamente concluirse que los excesos rituales manifiestos en la
admisibilidad del recurso de casación infringen la garantía al doble conforme en
materia penal cuando tal impugnación, como ocurre en la provincia de Buenos
Aires, es la destinada a realizar el derecho constitucional en cuestión.
10 SCBA, causas Ac. 28.414, 28.376, 29.072, 36.650, 52.694; L. 35.891, 45.223;
P. 40.260; entre muchos otros.
11 V. nota 8.
12 El art. 494 del nuevo rito dice: "Pertinencia. Podrá interponerse este recurso
exclusivamente contra las sentencias definitivas del Tribunal de Casación que,
por inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva o doctrina legal,
revoquen una sentencia absolutoria o impungan una pena de reclusión o prisión
superior a seis (6) años; apliquen una medida de seguridad o inhabilitación
absoluta o una multa cuyo monto fuere el máximo contemplado en la ley para el
delito de que se trate. El Ministerio Público Fiscal puede deducir este recurso en
caso de sentencia adversa cuando hubiese pedido pena superior a seis (6) años,
una medida de seguridad o inhabilitación absoluta o una multa cuyo monto fuere
el máximo contemplado por la ley para el delito de que se trate".
La SCBA, aplicando la limitación del recurso a la ley "sustantiva", ha negado su
competencia para decidir sobre la afectación de garantías constitucionales que
rigen el proceso penal. Ello ha ocurrido, además de los pronunciamientos
recaídos en los casos que se comentan y entre muchísimos otros, en las causas
Ac. 74.440, 3-VIII-1999; Ac. 74.531, 27-IV-1999; Ac. 74.803 y Ac. 75.601, 17-
VIII-1999; Ac. 77.046, 2-II-2000; Ac. 78.149, 7-VII-2000; Ac. 78.702, 12-VII-
2000; Ac. 79.394, 11-X-2000; Ac. 79.554 1-V-2000; Ac. 79.710 y 79.843, 20-
XII-2000; Ac. 80.464, 21-II-2001; Ac. 80.643 y 80.662, 2-V-2001; Ac 80.966,
28-II-2001.
13 La Cámara actuó como tribunal de mérito, función que le había sido atribuida
por el rito derogado (ley 3589 y modif.). El juicio oral se practicó por las reglas
del nuevo procedimiento, aplicables a los procesos "pendientes" de resolución, al
igual que contra la sentencia recaída fue aplicable el nuevo régimen de las
impugnaciones (art. 4, ley 12.059).
14 V. nota 2.
15 Los artículos 464 y ss. del CPP ley 11.922 prevén un procedimiento abreviado
para el trámite del recurso de casación para cuando se ataque una decisión que no
sea una sentencia definitiva en sentido propio, o ésta haya recaído en juicio
abreviado o impunga una condena que sea condicional, o imponga una pena
privativa de la libertad de hasta tres años, o de multa o de inhabilitación.
17 V. nota 7.
19 V. nota 12.