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TERMINOLOGÍA
La doctrina cristiana se presenta comúnmente bajo el título más amplio de teología
cristiana, o en términos más técnicos como "dogmática cristiana". En nuestro estudio nos
referimos a ella como "el estudio analítico de aquella porción de la verdad que facilita el material
de la teología generalmente conocido con el nombre de fe cristiana".
A veces se hace una distinción entre doctrina y dogma. El dogma "es la forma que la
doctrina ha asumido en consecuencia de su desarrollo". La doctrina "es la enseñanza
sistematizada de las Escrituras sobre cualquier asunto teológico". Por ejemplo, la Biblia señala
ciertos hechos con respecto al bautismo con agua (doctrina). Pero a través de los siglos han
aparecido dogmas con referencia al modo, requisitos del candidato y el significado exacto del
rito. Son los dogmas los que han dado lugar a la teología dogmática, marcando así muchas
diferencias en las varias denominaciones de la iglesia cristiana (más adelante hablaremos de
las divisiones de la teología).
El término "teología" deriva de dos palabras griegas: theos = Dios y logas = discurso o
tratado. Originalmente se refería a un discurso acerca de Dios. Los antiguos griegos usaban
este término en su sentido literal, de ahí que se haya aplicado la palabra theologoi o teólogos,
a quienes escribían la historia de los dioses y sus hazañas.
Por tanto, en su sentido general, el término "teología" puede aplicarse a las
investigaciones científicas sobre personas sagradas, cosas, o relaciones, ya sean éstas reales
o imaginarias. Aunque el contenido de tales tratados sea un tanto falso, el uso permite llamarlos
teología, si la materia de estudio de que se trata se considera sagrada. Por esta elasticidad en
la definición del término teología, para nuestro estudio debemos usar la frase "teología
cristiana".
DEFINICIONES DE TEOLOGÍA
Una de las definiciones más sencillas de teología es: "La teología cristiana es la
presentación sistemática de las doctrinas de la fe cristiana". El doctor Samuel Wakefiel define
a la teología como "aquella ciencia que trata de la existencia, el carácter y los atributos de Dios;
sus leyes y gobierno; las doctrinas que hemos de creer, el cambio moral que debemos
experimentar y los debe res que tenemos que cumplir". La definición del doctor Charles Hodge
es la siguiente: "Teología es la exhibición de los hechos de la Escritura en su orden propio y
relación con los principios o verdades generales involucradas en los hechos mismos que llenan
y armonizan el todo". Pero una definición bien expuesta es la del eminente teólogo metodista
William Burton Pope, que dice: "La teología es la ciencia de Dios y de las cosas divinas,
basadas en la revelación hecha al hombre por medio de Jesucristo y sistematizada en varios
aspectos dentro de la iglesia cristiana".
TEOLOGÍA NATURAL
Esta rama de la teología trata de la existencia, los atributos y la voluntad de Dios tal
como lo revelan los diferentes fenómenos de la naturaleza. En el grandioso "libro" de la
naturaleza hallamos evidencia con respecto a la existencia de Dios, su poder y sus propósitos.
En el universo material y en la constitución del ser humano, Dios se revela en forma un tanto
velada, pero también ciertísima. La obra de la teología natural consiste en recoger y
sistematizar esta evidencia.
TEOLOGÍA EXEGÉTICA
Esta consiste en el estudio cuidadoso y analítico de las Escrituras, clasificado de
acuerdo con las doctrinas. Comprende un extenso campo de investigación, que incluye la
época, el origen, el contenido y el carácter de los escritos sagrados; la integridad del texto
original; la autenticidad de los diferentes libros; y los principios de interpretación bíblica,
exposición y aplicación.
TEOLOGÍA HISTÓRICA
Esta parte de la teología trata del desarrollo histórico de la doctrina. Consiste de dos
divisiones principales: El estudio del desarrollo progresivo de las doctrinas, y el examen del
desarrollo histórico de la doctrina en la iglesia desde la era apostólica. Se subraya la
importancia de la historia secular, bíblica y eclesiástica debido a la contribución que éstas
rinden a la compresión del desarrollo doctrinal.
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
Ésta se encarga de que los materiales ofrecidos por la teología natural, exegética e
histórica, sean arreglados en forma lógica y metódica a fin de facilitar su compresión y
promover su aplicación práctica. Por medio de la presentación y arreglo sistemático, puede
percibirse y apreciarse la conexión vital y simétrica de toda la verdad cristiana. Es así como
puede uno ver la teología en un todo, desde un punto de vista firme y seguro. La teología
sistemática se subdivide comúnmente en ética, dogmática y polémica.
TEOLOGÍA PRÁCTICA
Esta división de la teología tiene que ver con la aplicación práctica de los resultados de
la investigación teológica, particularmente en lo que se relaciona a la obra del ministerio
cristiano. Se incluyen en este estudio, tópicos como la homilética, que trata de la composición
y presentación de los sermones; la catequística, que trata de la instrucción de los novatos en
su preparación para la membresía de la iglesia; y la liturgia, o sea el estudio de las formas de
la adoración y devoción.
MÉTODO TRINITARIANO
Este método era prominente en la historia primitiva de la iglesia. Se presentan las
doctrinas en su relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
MÉTODO FEDERAL
La idea de dos pactos, el de la Ley y el de la Gracia, constituye el factor central en la
organización.
MÉTODO CRISTOCÉNTRICO
Cristo y su obra redentora forman el corazón del pensamiento.
MÉTODO SINTÉTICO
Quizá es el método más comúnmente utilizado. Se comienza con el concepto más alto:
Dios; se sigue con el ser humano; luego se continúa con Cristo; la redención, y, por último, el
fin de todas las cosas. El principio básico de organización es su orden lógico de causa y efecto.
Este método ha sido usado con efectividad por notables teólogos. A pesar de su uso frecuente,
nunca ha perdido su atracción y novedad. Nuestro estudio está estrechamente relacionado
con este método de organización.
LA EXPERIENCIA
No hay que olvidar cuando se estudia la teología cristiana, el hecho básico de que la
verdadera experiencia cristiana, implica una relación vital, íntima y personal entre Dios y el ser
humano. Los contactos espirituales, relaciones correctas éticas y espirituales, así como la
obediencia personal a la voluntad divina, nos llevan a un verdadero conocimiento de Dios.
Puede ser que este conocimiento no sea elaborado, pero está caracterizado por la certeza y
la seguridad. De este conocimiento, prometido por el Maestro al que le obedece, se pueden
formular intelectualmente los conceptos válidos acerca de Dios, desarrollando así el
conocimiento sistemático.
LOS CREDOS
Un credo es una confesión de fe, un grupo de doctrinas señaladas para su aceptación,
o artículos de fe. Los credos pueden ser individuales o colectivos, escritos o no, válidos o sin
valor. La gran generalidad acepta que las declaraciones de creencia de la Iglesia salieron de
dentro de ella. Presentan la experiencia colectiva de la iglesia probada por muchos creyentes
durante lapsos de tiempo y formulada en declaraciones concisas y claras.
Representan el crecimiento de la experiencia religiosa de la iglesia, la cual debe su
existencia a Jesucristo por medio del Espíritu Santo. Siendo así, pueden aceptarse como
fuentes secundarias de la teología. Son válidos mientras representen verdaderas convicciones
basadas en la experiencia cristiana. Toda declaración de creencia, nunca se considera como
substituto de las Escrituras. Se sobreentiende que debe basarse en la Biblia.
El credo que se ha conservado a través de los siglos por su contenido bíblico correcto
es el "Credo de los Apóstoles" que reza así: "Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro; que fue concebido por el
Espíritu Santo, nació de la Virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado,
muerto y sepultado; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo, y está sentado a
la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de
los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida perdurable. Amen".
EL PERÍODO APOSTÓLICO
Una simple ojeada del libro central de la fe, revelará que en realidad se trata de una
biblioteca de 66 libros diferentes, compuestos durante un período de aproximadamente 15
siglos, que relata brevemente el origen de la tierra y la humanidad y, con mayor detalle, la
historia de una familia y una nación a lo largo de tres mil años aproximadamente. Se divide en
dos partes, una de las cuales recibe el título de "Antiguo Testamento (o pacto)", y la comparten
cristianos y judíos; la otra, titulada el "Nuevo Testamento", fue escrita por y para cristianos, y
para aquellos a quienes deba presentarse el evangelio cristiano.
EL PRIMER CRECIMIENTO
Durante el período de la vida de los apóstoles el Evangelio fue llevado a lo largo y a lo
ancho de todo el mundo romano, y según la tradición, mucho más allá de sus fronteras.
Algunos de los apóstoles, incluyendo a Pedro y a Pablo, perdieron sus vidas durante la amarga
persecución iniciada por el emperador romano Nerón. Una persecución que continuó
intermitentemente durante más de 250 años. Durante la mayor parte de este período era un
crimen capital simplemente confesar la fe en Jesús. Pero como ocurre siempre, la sangre de
los mártires es la semilla de la iglesia, y las persecuciones fueron como agua arrojada sobre
un incendio de petróleo, solamente sirvieron para expandir aún más la llama.
EL PERÍODO PATRÍSTICO
Durante el denominado período patrístico (de "padres", como se dieron a llamar los
primeros dirigentes cristianos), el cristianismo pasó al mismo tiempo por su persecución más
severa y por su período de crecimiento más rápido. Podría decirse que este período va desde
la muerte del apóstol Juan hasta San Agustín de Hipona, aproximadamente 300 años.
IGLESIA Y ESTADO
La primera oposición al cristianismo provino del Sanedrín judío y de los dirigentes del
judaísmo, en los centros del pensamiento hebreo fuera de Palestina. Durante los primeros 35
años el judaísmo era tolerado, y la nueva fe se tuvo por una secta del judaísmo, recibiendo así
el mismo trato. Sin embargo, antes de que hubiera terminado la era apostólica, comenzaron
las persecuciones por parte del gobierno imperial. Nerón dio comienzo a la primera de las
persecuciones romanas el año 64 d.C. Los historiadores de la iglesia enumeran 10 períodos
de persecución, por parte do las autoridades romanas, hasta el esfuerzo emprendido por Decio
para eliminar el cristianismo en todo el Imperio en el año 250 d.C. La conversión de Constantino
(312 d.C.) y su posterior definición como único soberano del Imperio (324 d.C.), hizo que el
cristianismo llegara a ser la religión del Estado. Como frecuentemente se ha señalado, esta no
fue una bendición sin más ni más. Miles de ciudadanos romanos entraron en la iglesia por
razones de prudencia o política, sin conocer el verdadero significado de una fe personal en
Jesucristo. A partir de este momento, se inicia el proceso que habrá de culminar en la
instauración del papado, con su concomitante de perpetua alianza entre los poderes religioso
y político.
LA IGLESIA Y SU ADORACIÓN
Este período también fue testigo del desarrollo de las primeras formas de gobierno y
administración de la iglesia y de los comienzos de la liturgia en el culto de adoración. Con la
muelle de los apóstoles y de aquellos padres que los habían acompañado, los ancianos
conocidos específicamente como obispos comenzaron a asumir mayor responsabilidad y
liderazgo. Los obispos de los centros más importantes, gradualmente asumieron autoridad
sobre las zonas rurales circunvecinas y desde época temprana el obispo de Roma era objeto
de mayor respeto que los otros.
La iglesia, partió de una adoración muy sencilla basada en los servicios de la sinagoga
de los judíos, que incluía la oración, la alabanza, la lectura de las Escrituras y un sermón, hasta
que comenzó a desarrollarse una liturgia más formal. La Cena del Señor y el bautismo
asumieron mayor prominencia. Se estableció el canon del Nuevo Testamento. Comenzaron a
utilizarse edificios especialmente construidos con el propósito de servir para la celebración del
culto. El ritual llegó a ser más elaborado. Espiritualmente había tanto luz como tinieblas. Junto
a una gran medida de piedad auténtica había mucha religiosidad nominal.
DESARROLLO DE LA APOLOGÉTICA
No pasaría mucho tiempo antes que el cristianismo fuera víctima del ataque de los
filósofos paganos. Los primeros cristianos, entonces, comenzaron a pensar en las
implicaciones de su fe y en las maneras de defender la verdad contra cualquiera que la dis-
putara. Estas defensas de la fe recibieron el nombre de "apologías". Los apologistas no se
limitaron a defender al cristianismo; también atacaron las creencias paganas y lo hicieron con
extraordinario vigor. Dieron gran importancia a la diferencia entre las vidas de los cristianos y
los paganos, señalando la inmoralidad atribuida a los dioses en los mitos griegos y romanos,
la sensualidad y necedad del culto politeísta.
AGUSTÍN Y PELAGIO
Es su controversia con un monje inglés llamado Pelagio, Agustín defendió lo que llegaría
a conocerse como "la doctrina del pecado original". Agustín estableció profundamente en el
pensamiento cristiano la convicción de que la salvación se obtiene solamente por la gracia,
una gracia otorgada a criaturas con una predisposición al pecado heredado y, por lo tanto, con
una incapacidad para agradar a Dios por sí mismas.
PREDESTINACIÓN
La doctrina de la gracia desarrollada por Agustín lo condujo a otra posición, mucho más
debatible. Afirma que Dios, por su propia gracia y misericordia y libre elección, habría
predestinado a algunos para la salvación y a otros para la condenación y que el número de los
elegidos ya ha sido fijado y no puede modificarse.
EL CONCEPTO DE IGLESIA
La visión que Agustín tuvo de la iglesia, llegaría a convertirse en el fundamento sobre el
cual se erigiría el papado, al identificarla (como el canal a través del cual llegan a los humanos
los dones de la gracia divina), con una institución específica, la Iglesia Católica Romana. Para
Agustín ésta era el único medio de gracia y sus sacramentos eran acciones de Dios,
imprescindibles para la salvación de los seres humanos. Otras contribuciones suyas al dogma
católico romano fueron: colocar la tradición junto a las Escrituras como regla de fe; su énfasis
en la regeneración bautismal; y la doctrina de la inmaculada concepción de María, que
contribuyó a la mariología, la adoración de María.
LA REFORMA
Cuatro movimientos religiosos participaron en la Reforma Protestante del siglo XVI.
EL ANGLICANISMO
En Inglaterra surgió un tercer movimiento de reforma. Sus raíces se remontan hasta
Juan Wycliffe (1320-1384) y sus seguidores. Su ocasión histórica inmediata fue el deseo del
rey de Inglaterra, Enrique VIII, de que se anulara su matrimonio con la princesa católica
Catalina de Aragón, para que pudiera casarse legalmente con Ana Bolena. Cuantío el Papa
se negó rotundamente, Enrique hizo que el Parlamento, en 1534, separara a la Iglesia de
Inglaterra del control papal y que lo declarara a él como la cabeza suprema de la Iglesia de
Inglaterra. El desarrollo de las convicciones protestantes en Inglaterra fue lento y en ocasiones
se mezcló con motivaciones políticas. Gradualmente se fue formando una liturgia distintiva, así
como también, se fue desarrollando cierto clima teológico del cual surgieron los eventos
significativos que le dieron vida al avivamiento evangélico del siglo XVIII. Como iglesia
"establecida" o estatal, la Iglesia Anglicana o de Inglaterra (así como la Episcopal, como se
conoció en el nuevo mundo) siempre le ha dado lugar a una amplia variedad de posiciones
teológicas y litúrgicas.
LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD
Una característica extraordinaria de la experiencia personal de Wesley en su conversión
llega a constituirse en una de las columnas del movimiento evangélico. Era la seguridad y
confirmación de la salvación recibida, tal como se expresa en la frase "el testimonio del
Espíritu". Define ese testimonio como una "impresión interior sobre el alma, mediante la cual
el Espíritu de Dios da testimonio directamente a mi espíritu de que soy hijo de Dios; que Jesús
me ha amado y se ha entregado por mí; que todos mis pecados son borrados y que yo, aun
yo, estoy reconciliado con Dios". Esta fue una nota novedosa y fascinante en una época
cuando la mayoría de los cristianos no poseían tal confianza.
LA BIBLIA Y LA REVELACIÓN
El punto de partida concreto de la religión bíblica es el hecho de que Dios ha tomado la
iniciativa y se ha dado a conocer a sí mismo y sus propósitos.
La revelación es la automanifestación de Dios en sus designios redentores; una
manifestación dirigida hacia personas creadas según su propia imagen.
Cuando buscamos la información correspondiente, encontraremos que Dios se ha
revelado de tres maneras principales. Dios se ha revelado a Sí mismo en la historia, una
revelación proveniente del Padre; se ha revelado en Cristo, una revelación por el Hijo y se ha
revelado en las Escrituras, una revelación por el Espíritu Santo. La unidad dentro de esta
Trinidad de la revelación es la supremacía de la revelación en Cristo; porque es hacia El que
señala la revelación en la historia, y es de Él que da testimonio el Espíritu en las Escrituras
(Juan 15:26).
Hay otros dos eventos que deberían agregarse para completar la lista:
El juicio sobre la idolatría llevado a efecto en los exilios asirio y babilónico.
La restauración del remanente exiliado.
INTERPRETACIÓN
Un hecho histórico llega a ser revelación de Dios cuando se lo interpreta mediante los
ojos de la fe. Los eventos del Antiguo Testamento fueron verdaderos. Pero, la historia de
salvación del Antiguo Testamento es evidentemente incompleta. Su cumplimiento habrá de
encontrarse en Cristo y en el Evangelio cristiano. Es parte integrante de las Escrituras
cristianas y solamente en este contexto puede ser entendida correcta y plenamente.
LA BIBLIA Y LA INSPIRACIÓN
Por inspiración queremos decir, el proceso mediante el cual Dios, a través de su Santo
Espíritu, aseguró la existencia de un registro exacto y veraz de su acción redentora en Cristo,
y la correspondiente interpretación de ésta, puesto por escrito en la forma de documentos por
"santos hombres de Dios" (2 Pedro 1:21). Cristo, la Palabra viva, es la autorevelación perfecta
de Dios. La Biblia, la Palabra escrita, es el registro divinamente inspirado y completamente
adecuado del ministerio y la obra redentora de Cristo.
Inspirar significa literalmente "respirar hacia adentro", H. Orton Wiley afirma que la
inspiración es "la acción del Espíritu Santo sobre los escritores de los libros de la Biblia, tal que
sus escritos llegaran a ser expresiones de la voluntad de Dios" (2 Timoteo 3:16). El Dr. Wiley
encuentra en la inspiración tres factores que hacen evidente su posibilidad, en el caso que
alguien dudara que un Dios infinito pudiera encontrar maneras de dar a conocer con exactitud
su voluntad a las mentes humanas:
El primero es la "superintendencia'', mediante la cual el Espíritu Santo ofrece una
guía tal que los escritos de ciertos seres humanos escogidos queden libres de error.
El segundo es la "elevación", mediante la cual aquellas mentes escogidas para recibir
la revelación serían beneficiadas con una ampliación de su capacidad de entendimiento y la
refinación de sus concepciones.
El tercero es la "sugerencia" mediante la cual el autor recibe directamente del Espíritu
la comunicación de pensamientos y aun de palabras. En la Escritura tenemos la unión de lo
divino y lo humano. Fueron santos seres humanos de Dios los que hablaron tal como el Espíritu
Santo los inspiraba (2 Pedro 1:21; 1 Tesalonicenses 2:13).
EL MÉTODO DE LA INSPIRACIÓN
Hay dos teorías principales:
TEORÍA DINÁMICA
Este punto de vista busca relacionar en un equilibrio correcto tanto el elemento humano
como el divino. Si la teoría del dictado puede compararse con la relación que se da entre
un ejecutivo y un taquígrafo, la teoría dinámica podría compararse por analogía con la
relación entre un ejecutivo y su secretaria, que no recibe un dictado directo, sino solamente
indicaciones sobre el contenido de la correspondencia, quedando a su criterio la elección
del estilo y las palabras.
La teoría dinámica considera a los escritores inspirados como agentes activos en la
comunicación de la verdad divina, antes que como instrumentos pasivos. Esto se adapta mejor
a los hechos que nos proporcionan las mismas Escrituras, y otorga completa autoridad a su
contenido de verdad.
EL GRADO DE LA INSPIRACIÓN
Aquí también hay dos puntos de vista opuestos:
Cuando decimos que los cristianos no tienen que observar los ritos, nos referimos a la
ley del Antiguo Testamento. Hebreos 10:1 nos habla de la Ley del Antiguo Testamento. Los
sacrificios eran parte de los ritos, pero el autor de Hebreos dice que ellos eran solamente una
sombra de los bienes venideros, no la imagen misma.
La ley, que es solamente una sombra, se encuentra en el Antiguo Testamento y se
relaciona especialmente al tabernáculo y a los ritos del pacto de Moisés (Hebreos 8:4b-6).
Los ritos del Antiguo Testamento eran parte de la ley y ya no se requieren de los
cristianos. Cristo cumplió los ritos de la ley cuando Él vino como nuestro Salvador y murió
como nuestro sacrificio por el pecado (Colosenses 2:17).
Cuando Jesucristo murió en la cruz, cumplió una vez por todas y para siempre los ritos
de la ley del Antiguo Testamento, (Romanos 10:4, Colosenses 2:14). Cuando Jesús cumplió
los ritos de la ley del Antiguo Testamento, lo hizo perfectamente. Hebreos 10:3 nos dice que
tenían que ofrecer los sacrificios cada año porque tales ritos no eran perfectos. El sacerdote
nunca pudo sentarse en el tabernáculo, porque nunca podía llevarlos a cabo perfectamente.
Cristo vino a ser el sacrificio perfecto (Hebreos 10:12,14 y 18).
Jesucristo fue el sacerdote perfecto. Jesucristo fue el sacrificio perfecto. Él es el único
sacrificio aceptable para el perdón de los pecados. El Señor fue el sacerdote y el sacrificio
perfecto y el único medio completo de perdón de pecados. Jesucristo cumplió los ritos de la
ley del Antiguo Testamento y no se requiere nada más de los creyentes. Los requerimientos
de Levítico 1:2-9 no se requieren de los cristianos porque son parte de la Biblia que ha sido
cumplida en Cristo.
Hay personas que han creído que, por el hecho de que los ritos de la ley del Antiguo
Testamento no se requieren de los cristianos, ninguna parte del Antiguo Testamento tiene que
ver con la vida de los cristianos. Ahora vamos a ver que los mandatos morales del Antiguo
Testamento siguen vigentes para los cristianos de hoy y que debemos obedecerlos.
"Moral" significa el mayor bien o el bien esencial. Muchos de los mandatos del Antiguo
Testamento son morales, no simplemente rituales, y se requiere obediencia cristiana. El
cristiano verdadero debe guardar todos los mandamientos morales de la Biblia. El Nuevo
Testamento repite y refuerza los mandatos del Antiguo Testamento.
Jesús, en Mateo 5:27-28, refuerza el mandato moral de Éxodo 20:14. Pablo, un siervo
de Dios y escritor inspirado por el Espíritu Santo, en Efesios 4:28 refuerza el mandamiento
moral de Éxodo 20:15. Los mandatos como "no hurtarás", "no cometerás adulterio", "no
mentirás", "no codiciaras", "no tendrás dioses ajenos delante de mí", y "honrarás a tu padre y
a tu madre" son mandatos morales que requieren obediencia cristiana en todo tiempo, aunque
estén escritos en el Antiguo Testamento.
PENSAR
Hay que tratar de imaginarse los escenarios de las Escrituras, oyendo y viendo la
acción. Tratar de pensar cómo era la escena histórica, cuáles son las circunstancias del pasaje,
qué precede y que sigue después de él, dónde toma lugar y durante qué período de tiempo.
¿Antiguo Testamento? ¿Nuevo Testamento? ¿En el tiempo de Moisés? ¿El tiempo de los
reyes? ¿Cuándo fue escrito? Meditar sobre las Escrituras significa también pensar en su
significado para usted mismo en el contexto donde se encuentre.
COMUNICAR
Esto quiere decir que hay que hablar con otros de modo que ellos puedan comprender
lo que la Biblia enseña. Comunicar quiere decir que comprendemos las Escrituras
suficientemente bien como para ayudar a otros a comprender su significado. Sólo relatar
historias no es comunicar. Si los creyentes no aprenden cosas útiles para su vida cristiana,
tampoco es comunicar. Usted está comunicando la Palabra cuando hace aplicaciones
prácticas. No trate de comunicar sin antes orar, observar con cuidado (estudiar) y pensar.
Cuando usted comunique la Palabra, busque enseñanzas que tengan valor permanente y
aplicación a la verdad. El comunicar también quiere decir practicar la verdad y compartirla con
otros.
UNIDAD III
LO QUE CREEMOS ACERCA DE DIOS Y LA TRINIDAD
LA NATURALEZA DE DIOS
La naturaleza de Dios describe atributos de Dios que solamente Él puede poseer.
DIOS ES ETERNO
Con esta afirmación entendemos que Dios no tuvo principio y no tendrá fin (Apocalipsis
1:8). Dios está por sobre todo tiempo, libre de toda distinción temporal de pasado o de futuro
y en cuya vida no puede haber sucesión. Esto se expresa primordial mente con el nombre
bíblico "YO SOY EL QUE SOY" (Éxodo 3:14). Otros pasajes bíblicos que apoyan la eternidad
de Dios son: Deuteronomio 33:27; Salmo 90:2, 102:27; Isaías 57:15; Miqueas 5:2; 1 Timoteo
1:17 y Apocalipsis 4:8.
DIOS ES TODOPODEROSO
Esto quiere decir que el poder de Dios no tiene límite (Jeremías 32:17). Otra palabra
para designar este atributo de Dios es "omnipotente" que significa "todo lo puede".
Dios es capaz de hacer todas las cosas que su naturaleza le sugiere (Génesis 18:14). La
doctrina de la omnipotencia de Dios no establece que Dios puede hacer absolutamente
cualquier cosa. Por ejemplo, debido a su naturaleza santa, Él no puede mentir, no puede ser
infiel, no puede actuar de manera irracional. Sin embargo, Dios puede hacer todo lo que
concuerde con su carácter y sea necesario para su gobierno del universo.
DIOS ES INMUTABLE
Dios no cambia (Malaquías 3:6). Este atributo expresa la invariabilidad de Dios, ya sea
en esencia o en atributo, en propósito o en conciencia. No obstante, esto no quiere decir una
identidad rígida. Más bien trata de demostrar que su esencia y sus atributos están siempre en
armonía con sus operaciones en la creación y en la providencia (Salmo 102:27; Santiago 1:17).
DIOS ES ESPÍRITU
Nuestro Señor Jesucristo declara que Dios es Espíritu (Juan 4:24). Siendo un Espíritu,
se sigue necesariamente, que es una Persona real, viviente, e incorpórea. Es distinto de
aquello que Él ha creado, y es consciente de sí mismo, inteligente, y agente voluntario. Es
más, se sigue de la naturaleza del Espíritu, que Dios es un ser moral a la vez que intelectual.
La espiritualidad como atributo está estrechamente relacionada al espíritu como esencia; así
que, se le da a aquélla el primer lugar en nuestra consideración de las perfecciones divinas.
(Hechos 17:24-25).
EL CARÁCTER DE DIOS
El carácter de Dios describe cómo es Dios en su relación con el ser humano.
EL CUARTO EVANGELIO
El Cuarto Evangelio contiene el pasaje cristológico más claro y elevado de todo el Nuevo
Testamento (Juan 1:1-18). Estos versículos colocan a Cristo en la Deidad. Dios ha hablado su
Palabra desde la eternidad. A través de ella creó todas las cosas. Esa Palabra se hizo carne
en Jesucristo. El Dios invisible se ha vuelto manifiesto en Jesús de Nazaret, hasta tal punto
que puede decir: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9). La cima de toda la
cristología del Nuevo Testamento es la exclamación dramática de Tomás que encontramos en
Juan 20:28: "¡Señor mío y Dios mío!".
ACCIONES PERSONALES
En todo el Nuevo Testamento se atribuyen al Espíritu Santo muchas acciones
personales:
El Espíritu Santo enseña (Lucas 12:12; 2:26; Juan 14:26).
El Espíritu Santo habla (Mateo 10:20; Marcos 13:11; Hechos 8:29, 10:19; Apocalipsis
2:7).
El Espíritu Santo lleva, guía y conduce (Mateo 4:1, Lucas 4:1; Juan 16:13; Hechos 16:6-
7; Romanos 8 14).
El Espíritu Santo da testimonio (Juan 15:26; Hechos 5:32; Romanos 8:16; Hebreos
10:15; 1 Pedro 1:1 1; 1 Juan 5:7).
El Espíritu Santo intercede (Romanos 8:26-27).
Tal como en el caso de las acciones personales, elegir, conocer, amar y escoger son
términos que sólo pueden aplicarse a personas.
EL TESTIMONIO DE JUAN
En el evangelio de Juan, encontramos un testimonio único e inequívoco con respecto a
la personalidad del Espíritu. Se lo encuentra en los cinco grandes pasajes claves sobre el
Espíritu que van sucediéndose a lo largo del relato de la última cena: Juan 14:16- 17; 14:26;
15:26; 16:7-8 y 16:13-15. El sustantivo griego que designa al Espíritu es neuma, éste es de
género neutro, y por lo tanto, el uso gramatical correcto exige que lo acompañe un artículo
neutro. Desatendiendo deliberadamente las reglas gramaticales del idioma griego, Juan usa
los pronombres personales "él" y "su", cuando se refiere al Espíritu.
El Espíritu Santo y el Pentecostés. El Pentecostés marca una nueva era de gracia, la del
Espíritu Santo. Esta nueva era no debe entenderse como anteponiéndose a la obra de Cristo,
sino como ministrándola y complementándola. Pablo dice en 1 Corintios 12:3: "... nadie puede
llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo". La obra del Espíritu Santo como la tercera
Persona de la Trinidad está en conexión con sus oficios como el Representante del Salvador.
Él es el Agente de Cristo, representándolo en la salvación del alma individual, en la formación
de la iglesia; y en el poder testimonial de la iglesia en el mundo. Pero Él no es un representante
de un Salvador ausente. Es el otro Yo de nuestro Señor siempre presente. Es a través del
Espíritu que Cristo entra en su ministerio más elevado del Espíritu. Por esta razón declaró:
"Pero os digo en verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador
no vendrá a vosotros; más si me fuere, os lo enviare" (Juan 16:7).
Así como la venida de Cristo fue acompañada con señales milagrosas, la inauguración
del Espíritu Santo fue acompañada por señales indicativas de su Persona y obra (Hechos 2:1-
4).
La primera señal inaugural fue la de un viento recio y fuerte que llenó toda la casa donde
estaban reunidos. El sonido vino de repente y parece haber alcanzado su punto culminante
inmediatamente. El sonido vino también del cielo y fue oído no sólo por los discípulos, sino
también por toda la ciudad. Esta señal es indicativa del poder interno, misterioso y espiritual
del Espíritu Santo que iba a caracterizar su administración en la iglesia y en el mundo. Sugiere
también un deseo intenso de parte del Espíritu para llevar a efecto la salvación grandiosa
comprada por la sangre de Cristo.
La segunda señal introductoria fue la aparición de lenguas repartidas como de fuego,
que descansaron sobre cada uno de los que se encontraban en el lugar. Estas lenguas
repartidas eran brillantes que resplandecían como una aureola por sobre las cabezas de los
discípulos. El significado de este símbolo debe encontrarse en el efecto purificador, penetrante,
enérgico, y transformador de la administración del Espíritu Santo. Las lenguas repartidas
significan los dones variados comunicados por el Espíritu a los diferentes miembros del cuerpo
místico de Cristo.
La tercera señal inaugural ocupa una posición única en los eventos del día. Se describe
que "fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu
les daba que hablasen (Hechos 2:4). Esta señal no sólo significa la venida del Espíritu, sino
también el principio actual de sus operaciones. Por medio de una operación milagrosa,
capacitó a los discípulos a declarar las obras maravillosas de Dios, de tal manera que los
representantes de las naciones los oyeron en su propio idioma. Las palabras que han sido
traducidas por "otras lenguas" se usan solamente en este caso en todo el Nuevo Testamento,
y connotan la idea de una expresión racional o un idioma inteligible. Es probable que revelen
una expresión de éxtasis, pero nunca un mero sonido de palabras que no se entienden y que
no tienen coherencia. Este fenómeno del Pentecostés fue en realidad un don milagroso de
lenguajes entendibles o idiomas.
En Génesis 2:7 se ofrece un relato paralelo: "Entonces Jehová Dios formó al hombre
del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente". Uno
de los aspectos más significativos en el relato bíblico sobre los orígenes del ser humano, es
su insistencia en el carácter de criatura del ser humano. No se lo representa como un "dios
caído", como en algunas de las mitologías antiguas; tampoco es el producto del proceso
impersonal de una "naturaleza eterna". Se lo reconoce como la corona de una serie de actos
creadores. Lo vemos confrontado por Dios, como una criatura ante su creador. Solamente el
ser humano, entre todas las obras de la mano divina merece el pronombre personal "tú".
La creación del ser humano fue el resultado de la voluntad divina. Cuando Dios creó al
ser humano dijo "hagamos". No dijo "hágase", como en el caso de las otras creaciones. El
plural "hagamos" da a entender el poder de la palabra creadora de Dios, involucrando a las
tres personas de la Trinidad, como la culminación de todos los actos creadores anteriores y
superior a éstos.
Se han mencionado relatos paralelos de la creación del ser humano, que aparecen en
los capítulos 1 y 2 de Génesis. En estos dos relatos no hay choque ni contradicciones. En el
segundo se ve al ser humano, relacionado con el universo material, con un cuerpo que ha sido
formado del polvo de la tierra. En el primero, el principal énfasis recae sobre la responsabilidad
moral del ser humano.
En Génesis 2:21-23, encontramos un relato del proceso por el cual el ser humano fue
creado en dos sexos:
Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de
sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo
una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de
mi carne, ésta será llamada varona, porque del varón fue tomada.
LA IMAGEN NATURAL
La imagen natural de Dios en el ser humano tiene que ver con los elementos
fundamentales de la personalidad o el yo. Todo lo que distingue la vida personal del ser
humano, de la vida de los animales, forma parte de la imagen natural de Dios. El intelecto, la
conciencia, la capacidad de dirigir por sí mismo su vida moral, el presentimiento de la
inmortalidad, los poderes racionales de la inteligencia abstracta. Todos éstos forman parte de
la semejanza con respecto a Dios, como reflejo finito de aquellas cualidades que en el Creador
son la verdad, la belleza y la bondad infinitas.
Reflexionando sobre el vasto abismo que separa la vida consciente del ser humano de
la vida animal, veremos aumentar nuestra maravilla ante la imagen natural de lo divino en lo
humano. Estamos frente a una creación de primer orden. Todo el vasto potencial de la
civilización, el arte, la cultura y las ciencias está encerrado en las palabras que puso por escrito
el antiguo escriba de Dios: "A imagen de Dios es hecho el hombre" (Génesis 9:6).
LA IMAGEN MORAL
La imagen natural que Dios estampó en el ser humano puede resumirse en la palabra
"personalidad". La imagen moral, en cambio, se nos representa en el contenido de la palabra
"santidad", o sea en el carácter ético del ser humano. Este segundo término tiene que ver
principalmente con el uso que hace el ser humano de los poderes que Dios, en su amor, puso
a su alcance. Poseyendo la capacidad de la autodeterminación, el ser humano es responsable
por el uso que haga de su libertad. Poseyendo afectos que se proyectan hacia los objetos de
su agrado y elección, es responsable por la calidad de estos afectos. Poseyendo capacidad
intelectual, es responsable por el contenido de sus pensamientos y por el uso que haga de la
acumulación de conocimientos que haya alcanzado.
La imagen moral de Dios en el ser humano tiene que ver con las disposiciones y las
tendencias que aloja en su corazón. Forma parte del carácter o la calidad de la persona, se
trata de la corrección o la incorrección con que haga uso de los poderes con que ha sido
dotado. Otorga al ser humano su naturaleza moral, y hace posible que posea santidad de
carácter.
Uno de los planteamientos del pensamiento bíblico es que el ser humano fue creado
santo. Wiley define la santidad creada como:
...una inclinación o tendencia espontánea hacia lo bueno —disposición interna siempre a lo recto.
Esto incluyó también un entendimiento claro de Dios y de lo espiritual. Podemos hacer tres
observaciones afines a este estado de santidad primitiva:
(1) No fue una mera posibilidad de santidad, (2) no fue una santidad ética, (3) sino un estado
caracterizado por la presencia continua del Espíritu Santo.