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TEMA 7
Frecuentemente, las rocas están sometidas a fuerzas tectónicas, derivadas de la dinámica de las
placas tectónicas que tienden a deformarlas originado nuevas estructuras. A veces estas fuerzas son
débiles o actúan durante periodos muy cortos, que no son muy significativos; en otros casos las
fuerzas son importantes y actúan durante suficiente tiempo originando deformaciones permanentes
como los pliegues o las fallas.
Esfuerzo y deformación
La deformación de una roca es la expresión de la manera en que ésta cede cuando está sometida a
una fuerza externa, ya sea mediante un cambio de volumen o de forma o bien por fracturación. Al
estudiar la deformación de las rocas no interesa la fuerza total sino la cantidad de fuerza aplicada por
unidad de superficie, es decir, el esfuerzo. La unidad utilizada para medir la cantidad de esfuerzo es
el bar o pascal [10-5 bar]. Un bar equivale aproximadamente a la presión de la atmósfera a nivel del
mar. Los esfuerzos que producen deformación permanente en las rocas son tan grandes que se
utilizan el kilobar [103 bar] o el megapascal [106 pascal].
Las rocas de la litosfera están sometidas a dos tipos de esfuerzos o presiones. El esfuerzo litostático
o uniforme se genera cuando se aplican fuerzas de la misma magnitud en todas las direcciones. Este
tipo de esfuerzo se debe al peso de la columna de rocas suprayacentes y suele producir cambios de
volumen en la roca. Por el contrario, cuando las fuerzas son de mayor magnitud en una determinada
dirección, el tipo de esfuerzo es un esfuerzo diferencial o dirigido. Este tipo de esfuerzo se debe a
fuerzas tectónicas y que normalmente produce deformación en las rocas. Existen tres tipos de
esfuerzos diferenciales:
Tipos de deformación
Los diferentes tipos de deformación que puede presentar una roca son: elástica, plástica y frágil (o
rígida).
La deformación plástica es permanente, por lo que al cesar el esfuerzo la roca queda deformada.
La deformación frágil se produce cuando se pierde la cohesión interna de la roca y esta se fractura.
La mayor parte de las rocas sedimentarias se depositan en capas horizontales, muchas de estas
capas no conservan su posición inicial, sino que aparecen más o menos inclinadas, plegadas o
incluso fracturadas, lo que indica que ha sufrido deformación. La orientación que tienen estas
estructuras puede deducirse a partir de dos observaciones: el buzamiento o inclinación máxima y el
rumbo o dirección.
El buzamiento es el ángulo que forma el plano inclinado con respecto a una superficie horizontal
imaginaria; por consiguiente, el buzamiento puede variar desde 0° (plano horizontal) hasta 90° (plano
vertical).
El rumbo o dirección es el ángulo, con respecto al norte, que forma la línea de intersección de la
capa deformada en relación con la superficie del terreno.
PLIEGUES
Los pliegues son ondulaciones que se originan en las rocas como consecuencia de la respuesta
plástica de las rocas sometidas a los esfuerzos de compresión o de cizalla.
Los pliegues se reconocen más fácilmente en rocas estratificadas o con foliación. Al igual que las
fallas, los pliegues pueden ser de escala microscópica o bien alcanzar muchos kilómetros. En
cualquier caso, siempre son el resultado del comportamiento plástico de las rocas.
Elementos de un pliegue
Una superficie plegada, vista de perfil, presenta una sucesión de zona cóncavas (anticlinales) y
convexas (sinclinales). Generalmente, los pliegues tienen una zona de máxima curvatura,
denominadas charnelas, que separan los flancos o lados de éste. El plano axial es el plano que une
todas la charnelas del pliegue (viene a ser el plano de simetría de éste) y su eje es la línea de
intersección del plano axial con la charnela. Cuando el plano axial es vertical, el pliegue es
perfectamente simétrico; en caso contrario queda más o menos inclinado, denominándose vergencia
al buzamiento del plano axial.
El pliegue más simple es un monoclinal, que presenta una sencilla inflexión de las capas. Cuando el
pliegue esta curvado hacia arriba con los flancos divergentes desde la charnela, se denomina
anticlinal; en un anticlinal las rocas más antiguas se encuentran en el núcleo del pliegue. Por el
contrario, cuando el pliegue está curvado hacia abajo con los flancos convergentes hacia la charnela,
recibe el nombre de sinclinal; a diferencia de un anticlinal, en este caso los materiales más jóvenes
se localizan en el núcleo del sinclinal. En general, los anticlinales y sinclinales se presentan asociados.
La geometría de los pliegues puede ser muy variada en función del tipo del material y la intensidad del
esfuerzo al que están sometidas las rocas.
FALLAS
Cuando los esfuerzos a que están sometidas las rocas de la litosfera sobrepasan su límite de
resistencia se produce la rotura de ellas, a lo largo de determinados planos que coinciden con las
direcciones de mínima resistencia en relación con la dirección del máximo esfuerzo.
Si el desplazamiento relativo de los bloques situados a ambos lados del plano de rotura es paralelo a
éste, las fracturas se denominan fallas. Por el contrario, si el desplazamiento relativo de los bloques
se produce principalmente, perpendicular al plano de rotura, las fracturas se denominan diaclasas.
Las fallas pueden ser de magnitud muy diversa; desde fallas a escala local de escasa importancia,
hasta grandes fallas que afectan a extensas zonas de la litosfera terrestre y que pueden cartografiarse
a lo largo de cientos de kilómetros. En profundidad, sin embargo, las fallas tienden a atenuarse y a
desaparecer, ya que las rocas se comportan plásticamente al aumentar la presión y la temperatura.
Tipos de fallas
En función de la inclinación o buzamiento del plano de rotura o plano de falla, y del desplazamiento
relativo de los bloques situados a ambos lados de dicho plano, podemos distinguir diferentes tipos de
falla
Falla normal
Falla inversa
Cuando el plano de falla buza levantando hacia el bloque, se trata de una falla inversa; un caso
particular de este tipo de fallas lo constituyen los cabalgamientos en los que el buzamiento del plano
de falla es inferior a 45°. Las fallas inversas y los cabalgamientos están asociados a esfuerzos
compresivos y esto origina un acortamiento horizontal. Este tipo de falla predomina en los bordes de
placa convergente y de colisión continental donde se producen procesos orogénicos de formación de
montañas.
Falla transcurrente
El desplazamiento relativo de los bloques es horizontal y paralelo a la dirección del plano de falla se
denominan fallas transcurrentes o de desgarre, suelen estar asociadas a esfuerzos de cizalla, que
se desarrollan básicamente en los bordes transformantes donde existe desplazamiento lateral entre
placas.
Las fallas son en general estructuras favorables a las mineralizaciones y a la subida de material
magmático, de ahí que muchas erupciones volcánicas se localicen en zonas con fallas. Las fallas
además suelen presentarse asociadas en sistemas de fallas más o menos paralelas y originan
distintos tipos de estructuras tales como las fosas tectónicas o graben o los macizos tectónicos o
horts.
Sistema de fallas con fosa tectónica (graben) y Sistema de dos familias de diaclasas
macizo tectónico (horst) conjugadas
Diaclasas
Otro tipo de fracturas que pueden aparecer en las rocas son las diaclasas. Se trata de grietas y
fisuras que se observan en la mayoría de las rocas. Las diaclasas pueden originarse
contemporáneamente a la formación de la roca (por ejemplo, grietas de desecación de arcillas al
secarse), pueden producirse por esfuerzos tectónicos con posterioridad a la formación de la roca, o
por descompresión de las rocas al alcanzar la superficie terrestre.
Una falla es una grieta en la corteza terrestre. Generalmente, las fallas están asociadas con, o
forman, los límites entre las placas tectónicas de la Tierra. En una falla activa, las piezas de la corteza
terrestre a lo largo de la falla, se mueven con el paso del tiempo. El movimiento de estas rocas puede
causar terremotos y afectar y modificar notablemente la superficie de la corteza terrestre.