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¿Qué es el suelo?

Comúnmente llamamos suelo a la porción más superficial de la corteza terrestre, constituida en su mayoría por residuos
de roca provenientes de procesos erosivos y otras alteraciones físicas y químicas, así como de materia orgánica fruto de
la actividad biológica que se desarrolla en la superficie.
El suelo es la porción más visible del planeta, en donde sembramos las cosechas, edificamos nuestras casas y enterramos
a nuestros muertos. Se trata de una superficie sumamente variada y multiforme, sobre la cual se producen los fenómenos
climáticos como la lluvia, el viento, etc.
De igual manera, el suelo es escenario de complejos procesos químicos y físicos, así como de un ecosistema subterráneo
de pequeños animales y abundantes microorganismos, cuya presencia impacta directamente en la fertilidad del mismo.
Los suelos se forman por la destrucción de la roca y la acumulación de materiales distintos a lo largo de los siglos, en
un proceso que involucra numerosas variantes físicas, químicas y biológicas, que da como resultado una disposición en
capas bien diferenciadas, como las de un pastel, observables en los puntos de falla o fractura de la corteza terrestre.
¿Qué es el Aire?
Comúnmente llamamos aire al conjunto homogéneo de gases atmosféricos que son retenidos por la gravedad terrestre
alrededor de nuestro planeta.
El aire es una capa gaseosa de suma importancia para la vida en la Tierra, ya que cumple funciones de protección de los
rayos solares y de otros elementos foráneos como los meteoritos. Además, brinda a la dinámica química del planeta un
conjunto de elementos indispensables de naturaleza gaseosa, como el oxígeno para la respiración, y permite que se
produzca el ciclo hidrológico.
El aire está compuesto por diversos elementos gaseosos, que normalmente no pueden ser diferenciados, ni percibidos
por separado. Sin embargo, es posible licuar el aire en laboratorios, es decir, hacerlo líquido, y proceder a separar sus
componentes. De esa forma se obtienen muchos de los elementos empleados en la industria química. Sus propiedades
y composición varían de acuerdo a la altura y a la región terrestre donde se mida.
Su importancia fue percibida por el hombre desde tiempos antiguos, cuando fue considerado uno de los cuatro elementos
básicos de la naturaleza, junto con el fuego, el agua y la tierra. Hoy en día, en cambio, tenemos un mucho mejor
entendimiento de él que nunca antes.
¿Qué es el agua?
El agua es una sustancia líquida desprovista de olor, sabor y color, que existe en estado más o menos puro en la naturaleza
y cubre un porcentaje importante (71%) de la superficie del planeta Tierra. Además, es una sustancia bastante común
en el sistema solar y el universo, aunque en forma de vapor (su forma gaseosa) o de hielo (su forma sólida).
En nuestro planeta, el agua se encuentra contenida en los mares y océanos (96,5%), en los glaciares y casquetes polares
(1,74%), depósitos acuíferos y permafrost (1,72%) y del resto (0,04%) repartido entre lagos, humedad de los suelos,
vapor atmosférico, embalses, ríos y en el cuerpo mismo de los seres vivos.
El agua es indispensable para la vida como la conocemos, y en su interior tuvieron lugar las primeras formas de vida
del mundo. También ha ocupado un lugar central en el imaginario de las civilizaciones humanas, por lo general atribuida
a alguna deidad o como el mítico diluvio con que los dioses arrasan a las culturas descarriadas. También se la consideró
uno de los cuatro elementos de la naturaleza.
Por otro lado, el agua del planeta se encuentra sometida a un ciclo natural conocido como el ciclo hídrico o hidrológico,
en el que las aguas líquidas se evaporan por acción del sol y ascienden a la atmósfera en forma gaseosa, luego se
condensan en las nubes y vuelven a precipitarse al suelo como lluvia. Este circuito es vital para la estabilidad climática
y biológica del planeta.

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