Juventud:

empleo y
educación
Perfil situacional en Cajamarca,
Piura, Huánuco, Tarapoto, Abancay,
Arequipa y Moquegua

Hugo Ñopo
Ana Paula Franco

1
2
Juventud: empleo y educación
Perfil situacional en Cajamarca, Piura, Huánuco, Tarapoto,
Abancay, Arequipa y Moquegua.
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siempre y cuando se cite la fuente:

Juventud: empleo y educación

Perfil situacional en Cajamarca, Piura, Huánuco, Tarapoto, Abancay, Arequipa y Moquegua

Red Interquorum - Perú 2019

Coordinación: Ursula Mühlig / Carlos Arroyo

Análisis y sistematización: Hugo Ñopo / Ana Paula Franco
Corrección de estilo: Carolina Herrera
Diseño y diagramación: Brenda Campos
Fotos: Centro de Comunicación Red IQ

Primera edición, mayo del 2019

1 000 ejemplares

Hecho en el Deposito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2019-06064

Impreso en Agencia de Publicidad Creative. Dirección: Jr. Ica N° 308, Lima

Publicación realizada en el marco del proyecto “Jóvenes Veinte Dieciocho”:

En alianza con: Este material se realizó gracias al apoyo financiero de:

Índice
INTRODUCCIÓN 9

CONSIDERACIONES ESTADÍSTICAS 10

CAJAMARCA
1. Perfil laboral 14
2. Perfil educativo 19
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 22

PIURA
1. Perfil laboral 26
2. Perfil educativo 31
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 34

HUÁNUCO
1. Perfil laboral 38
2. Perfil educativo 43
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 45

TARAPOTO
1. Perfil laboral 48
2. Perfil educativo 54
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 57

ABANCAY
1. Perfil laboral 60
2. Perfil educativo 66
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 68

AREQUIPA
1. Perfil laboral 72
2. Perfil educativo 77
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 80

MOQUEGUA
1. Perfil laboral 84
2. Perfil educativo 89
3. Uniendo el perfil educativo y el laboral 92

LA VOZ DE LOS JÓVENES 94

ALGUNAS OPCIONES DE POLÍTICAS 101

 Introducción

La juventud es un momento clave en la vida de las personas, en esta etapa se activan los dos canales más importantes de
inversión en capital humano: la educación y el empleo. Previo a este momento se presta un énfasis claro en la educación, pos-
teriormente el énfasis está en el empleo; y es solo en la juventud en la que ambos canales son importantes simultáneamente.
En el Perú, la mayoría de los jóvenes invierte en, al menos, uno de estos dos canales de acumulación de capital humano. Algu-
nos, incluso, lo hacen en ambos. Pero su inserción al mundo del trabajo no es una tarea sencilla, como no tienen experiencia
deben enfrentar dificultades para informarse sobre las posibilidades laborales, desarrollar sus entrevistas de trabajo, negociar
sus primeras condiciones laborales y para mantener sus empleos y progresar.
Estas son las razones por las que las condiciones laborales de los jóvenes son, generalmente, menos favorables que las de
otros sectores de la población. Por ello, se requiere de políticas públicas especialmente orientadas a mejorar su bienestar. En
este sentido, han sido varios los esfuerzos generados en años recientes, pero lamentablemente, con limitado éxito.
Una de las razones detrás de este limitado éxito de las políticas de promoción juvenil (aunque sin duda se presenten
otras) es que se diseñan, en gran medida, para tener un alcance nacional; sin embargo, la coyuntura actual permite una
ventana de posibilidades para su impulso a nivel local; y un paso previo para su diseño es tener diagnósticos claros de la situa-
ción de los jóvenes de diferentes ciudades del país.
Esta es la motivación que impulsa este informe. Aquí presentamos panoramas de la situación laboral y educativa de los jóvenes
de siete ciudades del país: Cajamarca, Piura, Huánuco, Tarapoto, Abancay, Arequipa y Moquegua, un punto de partida que,
esperamos, sirva para iniciar posteriores diálogos con representantes juveniles locales y, con ellos, construir propuestas de
políticas públicas adaptadas a este sector que contemplen cada una de las realidades de sus ciudades.
En lo que sigue de esta sección introductoria presentamos algunas consideraciones estadísticas para la selección de las mues-
tras y en documentos separados exponemos cada uno de los siete diagnósticos locales.

9
 Consideraciones estadísticas
Para analizar la situación laboral de los jóvenes usaremos la
Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) y la Evaluación Censal
de Estudiantes (ECE). La primera recoge la información so-
cioeconómica de los hogares peruanos e incluye módulos de
educación y empleo. La segunda, es una prueba estandarizada
elaborada por el Ministerio de Educación (Minedu) que se toma
a todos los alumnos de segundo grado de secundaria de todas
las instituciones educativas del Perú, públicas y privadas, con
cinco o más estudiantes.
Sobre la representatividad de los datos, la ECE no presenta
problemas, pues todos los estudiantes de las siete ciudades
que usamos como muestra, estuvieron incluidos en la prueba
estandarizada. Utilizaremos los datos del año 2015. Cabe men-
cionar que hubiera sido muy útil contar con el análisis de la
evolución de las habilidades de los estudiantes de secundaria,
pero el Minedu recién inició tal seguimiento a partir de ese año.
La Enaho, por otro lado, que desarrolla anualmente el Institu-
to Nacional de Estadística e Informática (INEI), sí presenta un
problema de representatividad, su nivel mínimo es el regional; y
no es representativa a nivel provincial ni distrital. Y como las ciu-
dades son un conglomerado de distritos, tampoco es represen-
tativa a este nivel. Entonces, la Enaho de un solo año no será
suficiente para analizar los resultados que buscamos, dado que
10
el número de observaciones de jóvenes en cada ciudad es rela-
tivamente pequeño para elaborar un análisis estadístico sólido.
Para superar este problema apelaremos a una estrategia esta-
dística comúnmente utilizada, apilaremos encuestas de años
consecutivos. ¿Cuántas encuestas se necesita apilar para con-
seguir un número suficiente de observaciones?, respondemos
a continuación.
En el Perú, una ciudad no corresponde con una división políti-
ca, nuestro país se divide en departamentos que, a su vez, se
dividen en provincias y estas últimas en distritos. Una ciudad
es la unión de varios distritos identificada y actualizada por el
INEI. Para revisar la conformación de ciudades más reciente
ver INEI (2012). Así, por ejemplo, la ciudad de Cajamarca se
sitúa en el departamento y provincia del mismo nombre. Según
el INEI (2012), incluye los distritos de Cajamarca y Los Baños
del Inca. Su población total es de 290 mil habitantes, la pobla-
ción en edad de trabajar (PET), que se halla entre los 15 y 65
años, es de más o menos 200 mil habitantes. Los jóvenes de
Cajamarca (entre los 15 y 24 años de edad) llegan casi a 60 mil.
Es decir, los jóvenes constituyen aproximadamente el 30% de
la PET. Algo similar sucede con las demás ciudades que revisa
este análisis. La Tabla 1 resume la información para las siete
ciudades escogidas.
 TABLA 1
Conformación de las ciudades
Departamento Población Total PET (15 - 65 años) Jóvenes (15 - 24 años)
Ciudad Distritos Ubigeo
/Provincia Distrito Ciudad Distrito Ciudad Distrito Ciudad

Cajamarca Cajamarca / Cajamarca 060101 246,536 289,289 174,681 203,359 49,762 58,682
Cajamarca Los Baños del Inca 060108 42,753 28,678 8,920

Piura Piura / Piura Piura 200101 301,311 444,514 205,607 300,925 59,428 87,487
Castilla 200104 143,203 95,318 28,059

Huánuco Huánuco / Huánuco 100101 76,065 197,866 51,974 135,490 14,053 37,960
Huánuco Amarilis 100102 70,286 47,540 13,002
Pillco Marca 100111 51515 35,976 10,905

Tarapoto San Martín / Tarapoto 220901 73,015 143,431 53,422 103,006 13,254 26,616
San Martín La Banda del Shilcayo 220909 41,114 28,653 7,472
Morales 220910 29,302 20,931 5,890

Abancay Apurimac / Abancay 030101 56,093 65,977 38,166 44,855 11,659 13,910
Abancay Tamburco 030109 9,884 6,689 2,251

Arequipa Arequipa / Arequipa 040101 54,095 869,712 38,257 600,497 9,334 160,602
Arequipa Alto Selva Alegre 040102 82,412 57,167 16,134
Cayma 040103 91,802 63,303 19,136
Cerro Colorado 040104 148,164 99,912 27,136
Jacobo Hunter 040107 48,326 33,552 9,038
Mariano Melgar 040109 52,667 35,834 9,385
Miraflores 040110 48,667 33,644 8,736
Paucarpata 040112 124,755 85,839 22,586
Sabandía 040116 4,136 2,734 718
Sachaca 040117 19,581 13,267 3,569
Socabaya 040122 78,135 54,981 14,371
Tiabaya 040123 14,768 9,964 2,849
Yanahuara 040126 25,483 18,097 4,357
José Luis
Bustamante
y Rivero 040129 76,711 53,946 13,253

Moquegua Moquegua / Moquegua 180101 57,243 63,739 39,949 44,583 9,652 10,919
Mariscal Nieto Samegua 180104 6,496 4,634 1,261

Nota: Se considera la población en edad de trabajar (PET), pues el análisis será sobre empleo.
Fuente: INEI (2012)

Al utilizar las Enahos de varios periodos apiladas tendremos una
base que las agrupa por distintos años hasta obtener un tamaño
de muestra representativo a nivel de ciudad (pooled cross-sec-
tion data). Para ello, primero, identificaremos el tamaño mínimo
de muestra siguiendo la fórmula estándar:
es la proporción del estudio asignado al subgrupo de interés
(jóvenes) es la magnitud mínima del efecto en desviaciones
estándar. Es decir, es la mínima diferencia en resultados entre
el grupo de interés (jóvenes) y el grupo de control/comparación
(adultos) que buscamos capturar.

Siguiendo la literatura, hemos establecido un nivel de confian-

Donde y representan los niveles de significancia y poder
deseados. t y t son los valores críticos de T correspondientes.
za de 5% y un poder de 90% (ver Gertler y otros (2011)). Para
identificar la proporción utilizamos la proporción de jóvenes en
el Perú (23%). Para identificar la magnitud del efecto par-
timos de las diferencias estandarizadas encontradas a nivel
nacional en los resultados de interés (acá la Enaho sí es repre-
sentativa) utilizando datos del año 2016. Las columnas 4-5 de la
Tabla 2 muestran las diferencias estandarizadas.

11
 TABLA 2
Perú: resultados en indicadores de empleo y educación
según edad y pobreza
Adultos vs Jóvenes
Jóvenes no
Adutos Jóvenes pobres jóvenes pobres no pobres vs
pobres
(dif. en resultados) jóvenes pobres
Mercado laboral
Desempleo 0.035 0.126 0.120 - 0.384 0.024
Subempleo por ingresos 0,259 0,271 0.388 - 0.289 - 0.263
Sin seguro de salud 0.659 0.788 0.952 - 0.634 - 0.354
Sin pensiones 0.623 0.789 0.956 - 0.700 - 0.351
Sin gratificaciones 0.754 0.851 0.969 - 0.524 - 0.287
Educación
Educación superior 0.363 0.102 0.554
N 15,404.662 1,168.335 4,827.430

Fuente: Enaho (2016)

Para los resultados en los que sí existen diferencias, la mínima es
de -0,26 desviaciones estándar, el mínimo impacto que se busca
capturar, por ello el será 0,25.
La Tabla 3, por otro lado, expone el cálculo del tamaño mínimo de
muestra y un análisis de sensibilidad al modificar el nivel de signi-
ficancia y de poder. La columna 1 presenta el tamaño mínimo de
muestra con los parámetros escogidos: 948 individuos. Si estable-
cemos un nivel de significancia y un poder más restrictivos (1% y
95% respectivamente), la muestra sería de 1.617 individuos. Y si
relajamos estos supuestos (significancia de 10% y poder de 80%),
la muestra sería de 560 individuos.
TABLA 3
Tamaño mínimo de muestra
y sensibilidad
proporcionan una muestra de alrededor de 1.200 individuos, es
la única ciudad cuyo tamaño de muestra no permite un nivel de
significancia y poder más restrictivos. Para las demás ciudades
se pueden encontrar resultados con un nivel de significancia de
1% y poder de 95%, pues las muestras están por encima de los
1.617 individuos.
Replicamos este ejercicio para el periodo 2006-2009. La colum-
na 1 de la Tabla 4 muestra el número de individuos en cada ciu-
dad en este periodo, para comparar los indicadores de empleo
y educación durante el auge económico por las exportaciones
de materias primas (que inicia en el año 2005 y se prolonga
hasta el año 2012) y durante la posterior desaceleración (que
inicia en el año 2012).
TABLA 4

Componente (1) (2) (3)

Muestra
Ciudad 2006-2009 2013-2016
0.05 0.01 0.1
0.9 0.95 0.8 Cajamarca 1,677 2,385
0.23 0.23 0.23 Piura 3,139 3,572
0.25 0.25 0.25 Huánuco 2,215 2,946
1.96 2.58 1.65 Tarapoto 1,871 2,466
1.28 1.65 0.84 Abancay 1,039 1,227
Arequipa 5,653 7,285
948 1617 560 Moquegua 2,248 3,256

Fuente: Enaho Total 17,842 23,137

Para llegar al tamaño mínimo de muestra en las siete ciudades Fuente: Enaho
unimos cuatros Enahos (2013-2016). La columna 2 de la Tabla
4 muestra el número de individuos en cada una de las ciuda- Estos son, entonces, los años elegidos para el análisis. Con
des al unir las cuatro bases. La ciudad que cuenta con menos esta información se elaborarán los perfiles de jóvenes para las
observaciones en la Enaho es Abancay, ya que los cuatro años siete ciudades.

12
Cajamarca
13
 1. Perfil laboral

Según la Enaho, en Cajamarca, en el periodo 2013-2016, había
aproximadamente 192 mil habitantes con edades comprendidas
entre los 15 y los 65 años. De estos, 56 mil eran jóvenes (29%).
Esta proporción era casi igual a la de todo el Perú (30%) y am-
bas han disminuido ligeramente con el tiempo. De estos 56 mil
jóvenes, 17 mil eran pobres en ese periodo, el 31%. El promedio
nacional es de 21%.
En el Perú, 1 de cada 5 jóvenes es pobre; en Cajamarca, 1 de
cada 3. Pero lo más interesante es que en el periodo 2006-2009,
el porcentaje de jóvenes pobres en Perú era de 38% y en Caja-
marca era del 32%, esta ciudad estaba mejor que el promedio
nacional. El Gráfico 1 ilustra esta evolución. Los jóvenes pobres
en el país se redujeron casi a la mitad y en Cajamarca casi no
hubo cambios.

GRÁFICO 1

Cajamarca y Perú: jóvenes pobres

(% sobre el total de jóvenes)
45%
40% 38%
35% 32% -17 pp
31%
30%
25% 21%
20%
15%
10%
5%
0%
Cajamarca Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Al mantenerse la proporción de jóvenes pobres, tiene sentido pre-
guntarse ¿cómo le va a este grupo? Lo primero que resalta es
que cada vez menos jóvenes pobres y no pobres de Cajamarca
forman parte de la PEA. El Gráfico 2 muestra que el porcentaje de
jóvenes pobres que pertenecen a la PEA pasó de 73% en el pe-
riodo 2006-2009 a 58%, una caída de 15 puntos porcentuales. En
el caso de los jóvenes no pobres, el porcentaje que pertenece a la
PEA también cayó 18 puntos porcentuales en el mismo periodo.
Éste es un resultado preocupante en sí mismo, pues significa que
los jóvenes están renunciando al mercado laboral y no buscan ac-
tivamente un empleo, ni siquiera los pobres que más lo necesitan.
Lo segundo que resalta son las pobres condiciones laborales de
aquellos jóvenes cajamarquinos que sí están dentro del mercado

14
 GRÁFICO 2

Cajamarca: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
27% 35%
80%
70% 42% 53%
60%
50%
40% 73% 65%
30%
47%
20% 58%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

PEA no PEA
Fuente: Enaho

laboral. Es decir, los que forman parte de la PEA. Estos pueden
ser (i) ocupados o (ii) desempleados.
El indicador más estudiado sobre el mercado laboral es el desem-
pleo juvenil, pues este es el grupo más vulnerable al no percibir
ingresos. El Gráfico 3 muestra que la tasa de desempleo se ha
incrementado entre los cajamarquinos de todas las edades en los
periodos que van del 2006-2009 al 2013-2016.
Si comparamos a los jóvenes dentro de Cajamarca, encontramos
que el incremento más pronunciado de desempleo se da entre los
pobres, que pasó de 9% a 17%. Entre los no pobres pasó de 12%
a 17%. Y si comparamos con el promedio nacional, el joven caja-
marquino está en peor situación pues, en el periodo 2006-2009,
el estaba mejor que el joven peruano promedio. La diferencia más
marcada se encuentra en los jóvenes pobres, porque el desem-
pleo en Cajamarca para este grupo es del 17%, mientras que en
todo el Perú es de 10%.
Estar ocupado no es sinónimo de estar adecuadamente emplea-
do. El empleo adecuado tiene tres dimensiones: empleo ade-
cuado por horas, empleo adecuado por ingresos y formalidad
laboral (es decir, contar con beneficios).

GRÁFICO 3

Cajamarca y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
18%
16%
15%
14%
13%
12% 12%
10% 10%
8% 17% 17%
6% 12% 5%
4% 9% 8%
7% 3%
2%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Cajamarca Nacional
Fuente: Enaho

15
 La primera dimensión, el empleo adecuado por horas, implica
trabajar menos de una jornada laboral completa (35 horas o
más) y no querer trabajar más. El subempleo por horas, enton-
ces, implica trabajar menos de una jornada laboral completa y
desear trabajar más horas (sin conseguirlo). En general, tanto a
nivel nacional como en Cajamarca, el subempleo por horas no
es un problema grave. El Gráfico 4 muestra que el porcentaje de
peruanos y cajamarquinos subempleados por horas, de distintas
edades y niveles de pobreza, no pasa de 15%.
Lo que sí llama la atención es el incremento del porcentaje de
jóvenes pobres de Cajamarca subempleados por horas, ya que
este es el único subgrupo poblacional que presenta tal fenóme-
no. En el periodo 2006-2009, el 10% de jóvenes pobres trabaja-
ba menos horas de las que quería trabajar.
En el periódo 2013-2016, el 15% estaba subempleado por ho-
ras. A nivel nacional, el subempleo por horas ha caído tanto para
jóvenes pobres, como para jóvenes no pobres y adultos.

GRÁFICO 4

Cajamarca y Perú: subempleo por horas

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
16%
14% 13% 13%
12%
10% 9%
8%
7% 7%
6%
4% 5%
10% 15% 10% 10% 9% 7%
2%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Cajamarca Nacional
Fuente: Enaho

La segunda dimensión, tener un empleo adecuado por ingre-
sos, implica trabajar una jornada completa (más de 35 horas) y
ganar un salario por encima del mínimo. Si un trabajador traba-
ja una jornada completa y gana por debajo del salario mínimo,
se le califica como subempleado por ingresos. El subempleo
por ingresos es un problema del mercado laboral cajamarquino
y del nacional. El Gráfico 5 muestra esta situación. La propor-
ción de subempleados por ingresos está por encima del 25%
para todas las edades y niveles de pobreza. En líneas genera-
les, 1 de cada 3 peruanos gana por debajo del salario mínimo,
pero trabaja una jornada completa.
En Cajamarca no parece que esto sea un fenómeno que afecte
principalmente a los jóvenes, a diferencia del nivel nacional,
donde son los principales afectados. En el periodo 2013-2016,
la proporción de jóvenes pobres subempleados cajamarquinos
se encontraba alrededor del 28%, cifra muy similar a la de los
adultos y jóvenes no pobres cajamarquinos (29% y 27%) y a la
de adultos y jóvenes no pobres peruanos (25% y 25%). Ade-
más, se presentaba una proporción 8 puntos porcentuales me-
nor al subempleo por ingresos de jóvenes pobres a nivel nacio-
nal en el mismo periodo. Es decir, el joven pobre cajamarquino
promedio tiene mejores condiciones laborales por ingresos que
el joven pobre peruano.
La explicación de este fenómeno puede estar en el mayor
desempleo que se presenta a nivel nacional entre los jóvenes
pobres; los jóvenes menos capacitados son expulsados del
mercado laboral, y son estos mismos jóvenes los menos pro-
ductivos y los que ganan por debajo del mínimo.
La tercera dimensión de un empleo adecuado la constituyen los
beneficios laborales. Trabajar debe implicar beneficios más allá del
salario, pues debe proveer, además, seguridad. Por ello, la norma-

16
 GRÁFICO 5
Cajamarca y Perú: subempleo por horas
según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
16%
14% 13% 13%
12%
10% 9%
8%
7% 7%
6%
4% 5%
10% 15% 10% 10% 9% 7%
2%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Cajamarca Nacional

Fuente: Enaho

tiva incluye seguro de salud, pensiones, vacaciones, compensa-
ción por tiempo de servicios (CTS) y gratificaciones.
Los gráficos 6 al 8 muestran el porcentaje de trabajadores que
cuentan con un seguro de salud, pensiones o gratificaciones para
distintas edades y niveles de pobreza. El patrón es exactamente el
mismo que a nivel nacional. En Cajamarca, en el grupo de trabaja-
dores adultos, solo el 34% cuenta con el seguro de salud. Entre los
jóvenes no pobres, solo el 18% lo tiene, y dentro de los jóvenes po-
bres, solo el 5%. Los más desafortunados son los jóvenes pobres,
si los comparamos con sus pares cajamarquinos con más recursos
económicos o si los comparamos con los adultos cajamarquinos.
Si comparamos el porcentaje de jóvenes pobres sin seguro
de salud en Cajamarca con el promedio nacional, no encon-
tramos diferencias significativas. A ambos grupos les va igual
de mal: 5% de los jóvenes cajamarquinos pobres cuentan con
seguro de salud frente al 6% de jóvenes peruanos pobres que
también lo tienen. No les va ni mejor ni peor, justo en el pro-
medio.
La situación sigue el mismo patrón cuando se trata del acceso
al sistema de pensiones y a las gratificaciones. 9 de cada 10
trabajadores jóvenes cajamarquinos pobres están desprotegi-
dos (no tienen seguro de salud ni pensiones ni gratificaciones).

GRÁFICO 6
Cajamarca y Perú: trabajadores sin seguro de salud
según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
95%
90% 94%
80% 83% 79%
70%
69%
60% 65%
50%
40% 98% 95% 85% 82% 69% 66%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Cajamarca Nacional
Fuente: Enaho

17
 GRÁFICO 7

Cajamarca y Perú: trabajadores sin pensión

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
95% 94%
90% 87%
80% 79%
70%
70%
60% 63%
50%
40% 98% 96% 92% 85% 74% 68%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Cajamarca Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 8

Cajamarca y Perú: trabajadores sin gratificación

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 97% 96%
90% 87% 85%
80% 80%
70% 76%
60%
50%
40% 98% 95% 90% 84% 80% 76%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Cajamarca Nacional
Fuente: Enaho

18
2. Perfil educativo
El indicador típico de resultados educativos es la escolaridad,
el número de años de educación acumulados. En Cajamarca, a
los jóvenes no pobres les va considerablemente mejor que a los
jóvenes pobres. El 41% de los no pobres accede a la educación
superior (35% a universitaria y 9% a técnica). Pero solo el 6% de
los pobres lo hace (5% a universitaria y 1% a técnica).
Lo más alarmante es que la proporción de jóvenes pobres con
educación superior está cayendo en el tiempo. En el periodo 2006-
2009 era 8% y en el 2013-2016 se redujo a 6%. Más jóvenes po-
bres se están quedando únicamente con la educación secundaria.
Al comparar a los jóvenes pobres cajamarquinos con el promedio
nacional, encontramos que los primeros están por debajo de la
media. En cambio, los jóvenes no pobres cajamarquinos acumu-
lan más escolaridad que sus pares a nivel nacional, dado que el
35% de los jóvenes no pobres peruanos accede a la educación
superior.

GRÁFICO 9

Cajamarca y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
Cajamarca Perú
100% 6% 5% 100% 3% 5%
2% 1% 6% 6% 17% 22%
90% 25% 35% 90%
80% 20% 27% 80% 27% 28% 14%
70% 8% 70% 13%
60% 9% 60%
50% 32% 32% 50% 36% 33%
40% 40%
98% 64% 61%
30% 67% 30%
20% 34% 34% 20% 34% 32%
10% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

Según Mincer (1957), los resultados laborales se explican, en
gran medida, por (i) la educación adquirida y (ii) la experiencia
laboral y/o la capacitación laboral. Estos son los principales cana-
les por los que una persona acumula capital humano. En conse-
cuencia, los resultados laborales pobres serían el reflejo de una
pobre acumulación; sin embargo, la escolaridad adquirida solo se
convierte en un buen resultado en el mercado laboral si las habi-
lidades adquiridas por el trabajador encajan con las demandas
del empleador. Por ello, quedarnos solo con la escolaridad como
resultado educativo constituiría un análisis limitado.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con ha-
bilidades cognitivas. En el Perú, la medida estandarizada para
capturar habilidades cognitivas es la Evaluación Censal de Es-
tudiantes (ECE) que desarrolla el Ministerio de Educación. Esta
consiste en una prueba que se toma a todos los alumnos de se-
gundo grado de secundaria de todas las instituciones educativas
del país, públicas y privadas, con cinco o más estudiantes, en su
mayoría entre 13 y 15 años de edad. En promedio son más jóve-
nes que la muestra analizada, pero es una buena variable proxy
de lo que están aprendiendo y aprenderán en sus siguientes años
en el colegio.
Se evalúa a los estudiantes en lectura, matemática y escritura. El
puntaje de la ECE en cada área evaluada puede estar entre 100
y 1.000. Sin embargo, como el número exacto no es por sí solo
informativo, el Minedu desarrolló cuatro niveles de logro: previo al
inicio, en inicio, en proceso y satisfactorio1. Cada uno representa
en nivel de conocimientos y habilidades que se espera demues-
tren en las pruebas. El nivel satisfactorio es al que debe aspirarse,

19
 ya que el estudiante demuestra haber logrado los aprendizajes del
grado cursado y está preparado para el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de jóvenes de Cajamarca y
Perú de acuerdo con sus niveles de logro en la ECE. Los resulta-
dos de la ECE para los jóvenes de Cajamarca en el año 2015 son
mejores que los resultados obtenidos a nivel nacional. El 14% de
los estudiantes cajamarquinos alcanzó el nivel satisfactorio, mien-
tras que el promedio peruano es de 10%. Los jóvenes en Cajamar-
ca poseen más habilidades cognitivas que el peruano promedio.
Ahora, desagregando este sector por pobreza, dentro de Caja-
marca, a los jóvenes no pobres les va bastante mejor que a los
pobres. Solo el 3% de jóvenes pobres cajamarquinos alcanza el
nivel satisfactorio, mientras que el 17% de los jóvenes no pobres
lo hace. Peor aún, 9 de cada 10 jóvenes pobres en Cajamarca
está en el nivel en inicio o menos y casi ningún estudiante pobre
cajamarquino ha logrado los aprendizajes requeridos por el Mine-
du para el año que cursan.
Al comparar a los estudiantes pobres de Cajamarca con los es-
tudiantes pobres a nivel nacional, encontramos que les va casi
igual (3% y 2% en el nivel satisfactorio). Por el contrario, a los es-
tudiantes no pobres de Cajamarca sí les va mejor que al promedio
nacional, el 17% de ellos se sitúa en el nivel satisfactorio, mientras
solo el 13% de peruanos lo hace.

GRÁFICO 10

Cajamarca y Perú: distribución de jóvenes

por puntaje en la ECE y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 3% 2%
10% 17% 6% 13%
90%
80% 16%
70% 18% 35%
60% 48%
50% 43%
40% 43%
30%
56%
20% 39% 29%
10% 23%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Cajamarca Perú

Previo al inicio En inicio En proceso Satisfactorio

Fuente: Minedu (2015)

1 El primer nivel es “Previo al inicio”, que significa que el estudiante no logró los aprendizajes necesarios para estar en el segundo nivel. El segundo es “En
inicio” que significa que el estudiante no logró los aprendizajes esperados al finalizar el año ni demuestra haber consolidado los aprendizajes del ciclo anterior. El
tercero es “En proceso”, que significa que el estudiante solo logró parcialmente los aprendizajes esperados al finalizar el año, pero demuestra haber consolidado
aprendizajes del ciclo anterior. El cuarto es “Satisfactorio,” que significa que el estudiante logró los aprendizajes esperados al finalizar el año y está preparado
para afrontar los retos de aprendizaje del ciclo siguiente. Minedu (2015).

20
Producto de los avances tecnológicos, las empresas demandan
habilidades socioemocionales en igual medida que las habili-
dades cognitivas, pues estas se relacionan con la personalidad
y la capacidad de regulación emocional, tanto de las propias
emociones como de las de otras personas (Berniell y otros
2016), e incluyen, entre otras, la perseverancia, el autocontrol,
la confianza en los otros y en uno mismo, la autoestima, la re-
siliencia, la empatía y la tolerancia hacia opiniones distintas
(Heckman y Kautz 2013).
Según una encuesta del Banco Mundial (2011), en el Perú, la
demanda de habilidades socioemocionales es mayor que la
demanda de habilidades cognitivas; así, mientras que entre el
20% y el 35% de las empresas demandan habilidades en ma-
temáticas y lenguaje respectivamente, el 40% de las empresas
demandan actitud, compromiso y responsabilidad; es decir, hay
una nueva complementariedad entre ambos tipos de habilida-
des. Ambas tienen igual demanda, el problema es que a los
jóvenes pobres peruanos no les va mejor con las habilidades
socioemocionales que con las cognitivas.
Entonces, para estimar el nivel de habilidades socioemocio-
nales de los jóvenes en Perú y Cajamarca, hemos utilizado la
ECE, ya que también indaga sobre las actitudes socioemocio-
nales de los jóvenes asociadas a su autoconfianza en el salón
de clases. Se realizan 20 preguntas del tipo ¿confío en que
puedo aprobar los cursos sin problema? o ¿creo que soy bueno
resolviendo problemas? Si bien estas solo recogen la autocon-
fianza de los jóvenes en un salón de clases, nos parece una
buena aproximación de su autoconfianza, pues ellos pasan
aproximadamente, un tercio de su día en tareas relacionadas
al colegio.
Cajamarca y Perú: índice de autoconfianza
según pobreza, 2015
(desviaciones estándar)
0.15 0.13
Índice de autoconfianza (DE)
0.1
0.05
0 se arma a partir
Cajamarca
-0.05
-0.1
-0.15
-0.2
-0.25
-0.3
-0.35
No pobre
Fuente: Minedu (2015)
Tomando como base las veinte preguntas, hemos armado dos
índices mediante la metodología de componentes principales
(PCA). Esta genera componentes (índices) que recogen parte de
la varianza de todas las preguntas. El primer índice es el más
informativo, por sí solo explica el 40% de la varianza. El segundo
explica el 15%. Usando ambos, recogemos más de la mitad de la
varianza de las 20 preguntas.
El Gráfico 11 muestra los resultados encontrados con el primer ín-
dice de autoconfianza. Primero, la autoconfianza de los jóvenes de
Cajamarca es ligeramente más alta que el promedio nacional. El
índice está estandarizado a nivel Perú (el promedio nacional es 0).
Para Cajamarca, el promedio es de 0,03 desviaciones estándar.
Al desagregar por pobreza dentro de Cajamarca, encontramos
que existe una diferencia de 0,43 desviaciones estándar entre los
jóvenes pobres y los jóvenes no pobres (magnitud que la literatura
considera moderada-alta). Es decir, los jóvenes no pobres poseen
una confianza en sí mismos significativamente mayor a la de sus
pares pobres.
Al diferenciar por pobreza y alcance (nacional o solo Cajamarca),
también encontramos diferencias interesantes. La autoconfianza
de los jóvenes pobres cajamarquinos es la mitad de la autocon-
fianza del joven pobre peruano promedio. Y lo opuesto sucede
con los jóvenes no pobres cajamarquinos, ya que su autoconfian-
za dobla la del joven no pobre peruano.
Entonces, en habilidades socioemocionales, sí es cierto que al
joven promedio de Cajamarca le va mejor que al joven peruano
promedio. Pero esta diferencia se explica porque a los no pobres
les va mejor, no porque a todos les vaya mejor. De hecho, a los
pobres les va peor.
GRÁFICO 11
Nota: El índice
0.07 de habilidades
socioemocionales
Perú
de 20 preguntas
de la ECE sobre la
autoconfianza del
-0.16 alumno en un salón
de clases.
-0.32
Pobre
21
 El panorama educativo de los jóvenes de Cajamarca pre- nacional. A los pobres no solo les va peor que a los no
ocupa por la desigualdad de resultados entre los pobres y pobres de su ciudad, sino que les va peor que el promedio
los no pobres. A los no pobres les va mejor que al promedio nacional.

3. Uniendo el perfil educativo

y laboral
La literatura señala que el trabajo y la educación son las dos
formas básicas de acumular capital humano. Ya hemos revi-
sado la situación en ambas categorías. Sin embargo, hemos
dejado de lado a aquellos jóvenes que no hacen ni uno ni el
otro. Y estos también dan información importante sobre cómo
les va a los jóvenes en la ciudad.
El grupo de los que no estudian ni trabajan es el de los famo-
sos “Ninis”. Hay más jóvenes Nini en Cajamarca que en Perú:
el 21% de jóvenes de Cajamarca no estudia ni trabaja. El pro-
medio nacional está en 16%. Esto de por sí, es preocupante.
Si desagregamos por pobreza dentro de Cajamarca, la si-
tuación es más desalentadora. El Gráfico 12 muestra estos
resultados. El 25% de jóvenes pobres de Cajamarca son
Ninis. El porcentaje es de 19% para los jóvenes no pobres.
Sin embargo, la desigualdad más grande la encontramos
al desagregar los datos por sexo (ver Gráfico 13). En Ca-
jamarca, el 36% de jóvenes mujeres pobres no estudia ni
trabaja, mientras que solo el 11% de hombres pobres se
encuentra en esta categoría. Esto significa que 1 de cada
3 jóvenes mujeres pobres no acumula capital humano de
ninguna forma. La ratio también contrasta con el de jóve-
nes mujeres no pobres que no estudian ni trabajan: 1 de
cada 5. Es decir, 15 puntos porcentuales menos que sus
pares pobres.

GRÁFICO 12

Cajamarca y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
19% 15%
90% 25% 21%
80%
70% 17% 25% 36%
60% 42%
50%
40% 52% 38% 30%
30% 26%
20%
10% 13% 16% 19%
14%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Cajamarca Perú

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

22
 GRÁFICO 13

Cajamarca y Perú: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
11% 16%
90% 36% 21%
80%
30%
70%
60% 38% 46%
14%
50%
40% 40%
30% 42% 28% 23%
20%
10% 19% 13% 14%
8%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

El gráfico refleja, además, lo señalado en la sección mocionales. 1 de cada 2 jóvenes pobres trabaja sin
previa, los jóvenes pobres de Cajamarca no estudian. estudiar, mientras solo 1 de cada 5 jóvenes no pobres
No están acumulando habilidades cognitivas ni socioe- lo hace.

23
24
Piura
25
 1. Perfil laboral

Según la Enaho, en Piura se contabilizaba, aproximadamente,
235 mil habitantes con edades entre 15 y 65 años, en el periodo
2013-2016. De estos, 69 mil son jóvenes (el 29%), una proporción
que era casi similar a la de todo el Perú (30%) y ambas han dismi-
nuido ligeramente en el tiempo.
De estos 69 mil jóvenes, 9 mil eran pobres en el periodo 2013-
2016, en porcentajes, el 13%. El promedio nacional es de 21%.
En Perú, 1 de cada 5 jóvenes es pobre; en Piura, casi 1
de cada 10. Una ratio bastante menor. Esta situación no es
nueva.
El Gráfico 1 ilustra la evolución. El porcentaje de jóvenes po-
bres en Piura siempre fue menor que el de Perú y ambos
se redujeron casi a la mitad. Es decir, cada vez hay menos
jóvenes pobres tanto en esta ciudad como en el Perú.

GRÁFICO 1

Piura y Perú: jóvenes pobres

(% sobre total de jóvenes)

45%
40% 38%
35% -17 pp
30% 26%
25% -13 pp 23%
20%
15% 13%
10%
5%
0%

Piura Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Que haya menos jóvenes pobres es una buena noticia. Sin em-
bargo, esto no significa que a los que se han quedado dentro de
la pobreza les esté yendo mejor. Primero, revisamos el perfil la-
boral de los jóvenes pobres. Lo primero que resalta es que cada
vez menos jóvenes pobres de Piura forman parte de la PEA.
El Gráfico 2 muestra que el porcentaje de jóvenes pobres que
pertenecen a la PEA pasó de 64% en el periodo 2006-2009
a 53% en el periodo 2013-2016. Una caída de 11 puntos
porcentuales. Para los jóvenes no pobres, el porcentaje
que pertenece a la PEA casi no se movió en el mismo
periodo.
Éste es un resultado preocupante en sí mismo, pues signi-
fica que los jóvenes pobres están renunciando al mercado
laboral. No están buscando activamente un empleo.

26
Sin embargo, debemos poner la caída en perspectiva. Com- El porcentaje de jóvenes pobres a nivel nacional que pertenecen
parando con el promedio nacional, a los jóvenes pobres de a la PEA pasó de 73% en el periodo 2006-2009 a 58% en el perio-
Piura no les va peor que al promedio. do 2013-2016. Caída similar a la de los jóvenes pobres piuranos.

GRÁFICO 2

Piura: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
80% 36% 45%
47% 53%
70%
60%
50%
40%
55%
30% 64%
53% 47%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

PEA no PEA
Fuente: Enaho

Lo segundo que resalta es el panorama de las pobres con-
diciones laborales de aquellos jóvenes piuranos que sí es-
tán dentro del mercado laboral. Es decir, los que forman
parte de la PEA. Estos pueden ser (i) ocupados o (ii) des-
empleados.
El indicador más estudiado sobre mercado laboral es el
desempleo, ya que este es el grupo más vulnerable al no
percibir ingresos. El Gráfico 3 muestra que la tasa de des-
empleo ha disminuido para los piuranos de todas las eda-
des entre los periodos 2006-2009 al 2013-2016.
Sin embargo, también muestra que la tasa de desempleo
entre los jóvenes se encuentra alrededor del 17%, mien-
tras que la de los adultos es 6%. La literatura internacional
señala que la tasa de desempleo de los jóvenes suele ser
el doble de la adulta. Pero en este caso es tres veces más.
Si comparamos a los jóvenes dentro de Piura por pobreza,
encontramos que a los pobres les va incluso peor. La caída
más pronunciada en el desempleo se da entre los jóvenes
no pobres, que pasó de 23% a 16%, mientras que la de los
jóvenes no pobres pasó 23% a 18%.
Al compararlo con el promedio nacional, el desempleo del
joven pobre piurano promedio está peor que el del joven
pobre peruano promedio. El desempleo en Piura para este
grupo es de 18%, mientras que en todo el Perú es 10%

27
 GRÁFICO 3

Piura y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
25%

20%

15% 15%
13%
12%
10% 10%

5% 5%
3%
23% 18% 23% 16% 11% 6%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Piura Nacional

Fuente: Enaho
Estar ocupado no es sinónimo de estar adecuadamente em-
pleado. El empleo adecuado tiene tres dimensiones: empleo
adecuado por horas, empleo adecuado por ingresos y forma-
lidad laboral (contar con beneficios).
La primera dimensión, el empleo adecuado por horas, implica
trabajar menos de una jornada laboral completa (35 horas o
más) y no querer trabajar más. El subempleo por horas, en-
tonces, implica trabajar menos de una jornada laboral comple-
ta y desear trabajar más horas (sin conseguirlo).
El subempleo por horas no es un problema importante del
mercado laboral peruano ni de Piura. Incluso podríamos afir-
mar que es un problema menor a nivel nacional. El Gráfico
4 muestra que el porcentaje de piuranos subempleados por
horas, de distintas edades y niveles de pobreza está por de-
bajo del 10%.
Si comparamos a los jóvenes pobres y no pobres dentro de
Piura, no encontramos diferencias significativas. Ambos tie-
nen tasas entre 4% y 6%. Además, si comparamos a los jóve-
nes pobres de Piura con sus pares a nivel nacional, también
encontramos que su situación es más alentadora. El prome-
dio nacional de jóvenes pobres subempleados por ingresos
es 7%, y en Piura llega a 4%. También encontramos que los
jóvenes no pobres de Piura están en ventaja, si se les compa-
ra con sus pares a nivel nacional: 6% de subempleo por horas
en Piura frente al 7% en el Perú.

GRÁFICO 4

Piura y Perú: subempleo por horas según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
18%
16%
14%
13% 13%
12%
10%
9%
8%
7% 7%
6%
4% 5%
2% 16% 4% 12% 6% 12% 5%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Piura Nacional
Fuente: Enaho

28
La segunda dimensión, tener un empleo adecuado por ingresos,
implica trabajar una jornada completa (más de 35 horas) y ganar
un salario por encima del mínimo. Si un trabajador trabaja una jor-
nada completa y gana por debajo del salario mínimo, se le califica
como subempleado por ingresos.
A diferencia del subempleo por horas, el subempleo por ingresos
es claramente un problema del mercado laboral piurano y del na-
cional. El Gráfico 5 lo muestra. La proporción de subempleados
por ingresos está por encima del 20% para todas las edades y
niveles de pobreza en el periodo 2012-2016. En líneas generales,
1 de cada 3 peruanos gana por debajo del salario mínimo, pero
trabaja una jornada completa. El promedio para el piurano prome-
dio es el mismo.
Al desagregar por pobreza, en Piura, encontramos que el
porcentaje de jóvenes pobres subempleados por ingresos es
mayor al de jóvenes no pobres y al de adultos. 36% para los jó-
venes pobres y alrededor del 20% para los jóvenes no pobres
y adultos. Se presenta casi un 50% más de subempleo dentro
de los jóvenes pobres.
Sin embargo, al comparar la cifra con el promedio nacional,
los jóvenes pobres piuranos están justo en el promedio. El
porcentaje de subempleados por ingresos es 36%, tanto para
Perú como para Piura. A los que les va mejor que al promedio
nacional, es a los jóvenes no pobres. Su tasa de subempleo
por ingresos es de 20%, mientras que el promedio nacional
es de 25%.

GRÁFICO 5

Piura y Perú: subempleo por ingresos

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
60%

50% 50%
34%
40%
36%
30% 32%
25% 25%
20%
52% 36% 34% 20% 27% 22%
10%

0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Piura Nacional
Fuente: Enaho

La tercera dimensión de un empleo adecuado son los benefi-
cios laborales. Trabajar debe implicar beneficios más allá del
salario, debe también, proveer seguridad. Por ello, la normativa
contempla la provisión de un seguro de salud, el pago de pen-
siones, períodos vacacionales, pago de la compensación por
tiempo y servicios (CTS) y de gratificaciones.
Los gráficos 6 a 8 muestran el porcentaje de trabajadores que
cuentan con un seguro de salud, pago de pensiones o gratifica-
ciones para distintas edades y niveles de pobreza. El patrón es
el mismo que a nivel nacional.
En Piura, dentro de los trabajadores adultos, solo el 40% cuenta
con seguro de salud. Dentro de los jóvenes no pobres, solo el
24% lo hace; y dentro de los jóvenes pobres, solo el 14%. El
subgrupo más desafortunado es el de los jóvenes pobres (tanto
si los comparamos con sus pares piuranos con más recursos
como si los comparamos con los adultos piuranos).

29
 Sin embargo, si comparamos el porcentaje de jóvenes pobres
piuranos sin seguro de salud con el promedio nacional, la situa-
ción es relativamente alentadora. El 14% de los jóvenes piura-
nos pobres cuenta con un seguro de salud, mientras que solo el
6% de jóvenes peruanos pobres lo tiene.Lo mismo sucede con
los jóvenes no pobres y con los adultos.
La situación sigue el mismo patrón si nos enfocamos en el ac-
ceso al sistema de pensiones y al pago de las gratificaciones.
Así, vemos que 8 de cada 10 trabajadores jóvenes piuranos po-
bres están desprotegidos (no tienen seguro de salud, pensiones
ni gratificaciones).

Si analizamos el tema de los beneficios laborales, a los trabaja- A pesar de ello, el promedio es mayor al promedio nacional.
dores piuranos les va mejor que al promedio de los trabajadores Existen otras regiones donde la desprotección es incluso mayor
peruanos. que en Piura.

GRÁFICO 6

Piura y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
90% 96% 94%
80% 83%
79%
70% 69%
65%
60%
50%
40%
30% 91% 86% 81% 76% 67% 59%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Piura Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 7

Piura y Perú: trabajadores sin pensiones

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
90% 97% 94%
80% 87%
79%
70% 70%
63%
60%
50%
40%
30% 94% 87% 86% 74% 67% 59%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Piura Nacional
Fuente: Enaho

30
 GRÁFICO 8

Piura y Perú: trabajadores sin pensiones

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)

100%
90% 97% 96%
87%
80% 85% 80% 76%
70%
60%
50%
40%
30% 92% 92% 85% 85% 77% 74%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Piura Nacional
Fuente: Enaho

2. Perfil educativo
El indicador típico de los resultados educativos es la escolaridad,
el número de años de educación acumulados. Dentro de Piura, a
los jóvenes no pobres les va considerablemente mejor que a los jó-
venes pobres. El 42% de los no pobres accede a la educación su-
perior (27% a universitaria y 15% a técnica). Por el contrario, solo
el 18% de los pobres lo hace (10% a universitaria y 8% a técnica).
Sin embargo, al comparar a los jóvenes pobres de Piura con
el promedio nacional, encontramos que los primeros están por
encima de la media. A nivel nacional, el 11% de los jóvenes
pobres accede a algún tipo educación superior (en Piura es
el 18%). Es decir, a pesar de que los jóvenes piuranos pobres
acumulan menos escolaridad que sus pares no pobres, igual
tienen más escolaridad que el peruano promedio pobre.
Lo mismo pasa con los jóvenes no pobres de Piura, ya que el
42% accede a la educación superior y el promedio nacional
presenta el 35%.

31
 GRÁFICO 9

Piura y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)

Piura Perú
100% 6% 5% 100% 3% 5%
90% 2% 90%
6% 6% 17% 22%
1% 25% 35%
80% 80% 27% 28% 14%
70% 20% 27% 8% 70% 13%
9%
60% 60%
50% 50% 36% 33%
32%
40% 32% 40%
98% 64% 61%
30% 67% 30%
20% 34% 34% 20% 34% 32%
10% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

Según Mincer (1957), los resultados laborales se explican, en
gran medida, por (i) la educación adquirida y por (ii) la experiencia
laboral/capacitación laboral. Estos son los principales canales por
los que una persona acumula capital humano. En consecuencia,
los pobres resultados laborales serían el reflejo de una pobre
acumulación de capital humano. Sin embargo, la escolaridad
adquirida solo se convierte en buenos resultados en el mercado
laboral si las habilidades adquiridas por el trabajador encajan con
las demandas de empleador. Por ello, quedarnos solo con la es-
colaridad como resultado educativo limita el análisis.
nivel de conocimientos y habilidades que se espera demuestren
los estudiantes en las pruebas. Así, el nivel satisfactorio es al que
debe aspirar el estudiante, pues demuestra que logró los aprendi-
zajes del grado cursado y está preparado para el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de jóvenes de Piura y Perú
según los niveles de logro en la ECE. Los resultados de la ECE
para los jóvenes de Piura en 2015 son mejores que los resultados
nacionales. El 15% de estudiantes piuranos alcanzaron el nivel
satisfactorio mientras que el promedio peruano alcanzó el 10%.

Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con ha-
bilidades cognitivas. En Perú, como ya mencionamos, la medida
estandarizada para capturar habilidades cognitivas es la ECE,
prueba que evalúa, en su mayoría, a adolescentes de 13 y 15
años de edad. En promedio son más jóvenes que la muestra ana-
lizada, pero es una buena variable proxy de lo que están apren-
diendo y aprenderán en sus siguientes años escolares.
Se evalúa a los estudiantes en lectura, matemáticas y escritura. El
puntaje de la ECE en cada área evaluada puede estar entre 100 y
1.000. Sin embargo, como el número exacto no es por sí solo infor-
mativo, el Minedu trabaja con los cuatro niveles de logro: previo al
inicio, en inicio, en proceso y satisfactorio, para representar cada
Desagregando por pobreza dentro de Piura, a los jóvenes no po-
bres les va mejor que a los pobres. Solo el 5% de ellos alcanza
el nivel satisfactorio mientras que el 17% de jóvenes no pobres
lo hace. Peor aún, 8 de cada 10 jóvenes pobres en Piura está en
el nivel en inicio o menos. Es decir 8 de cada 10 no han logrado
cumplir con los objetivos del Minedu.
Sin embargo, al comparar a los jóvenes pobres de Piura con los
jóvenes pobres a nivel nacional, encontramos que a los primeros
les va mejor. A nivel nacional, solo el 2% de estudiantes pobres
alcanzan el nivel satisfactorio (en Piura era 5%). Lo mismo suce-
de con los estudiantes no pobres de Piura: el 17% alcanza el nivel
satisfactorio y a nivel nacional, solo el 13% lo hace.

32
 GRÁFICO 10

Piura y Perú: distribución de jóvenes por puntaje

en la ECE de matemáticas y pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100% 5% 2%
17% 6% 13%
90% 10%
80% 16%
18% 35%
70%
60% 47%
50% 43%
42%
40%
30% 56%
20% 37%
10% 23% 29%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Minedu (2015)

Producto de los avances tecnológicos, las empresas demandan
habilidades socioemocionales en igual medida que las habilida-
des cognitivas, que se relacionan con la personalidad y la capa-
cidad de regular las propias emociones y las de otras personas
(Berniell y otros 2016). Las habilidades cognitivas incluyen, en-
tre otras, la perseverancia, el autocontrol, la confianza en los
otros y en uno mismo, la autoestima, la resiliencia, la empatía y
la tolerancia hacia opiniones distintas (Heckman y Kautz 2013).
Según una encuesta del Banco Mundial (2011), en el Perú la
demanda de las habilidades socioemocionales es mayor que
la demanda de las habilidades cognitivas: mientras que 35% y
20% de las empresas demandan habilidades de matemáticas
y lenguaje respectivamente, 40% de las empresas demandan
actitud, compromiso y responsabilidad. Es decir, hay una nueva
complementariedad entre ambos tipos de habilidades. Ambas
son igual de demandadas, el problema es que a los jóvenes
pobres peruanos no les va mejor con las habilidades socioemo-
cionales que con las cognitivas.
sin problema? o ¿creo que soy bueno resolviendo problemas?
Estas preguntas solo recogen la autoconfianza de los jóvenes en
un salón de clases, pero confiamos en que es una buena aproxi-
mación de su autoconfianza, ya que pasan aproximadamente, un
tercio de su día en tareas relacionadas al colegio.
Sobre la base de las 20 preguntas de la ECE armamos dos índi-
ces con la metodología de componentes principales (PCA), que
genera componentes (índices) que recogen parte de la varianza
de todas las preguntas. El primer índice es el más informativo,
por sí solo explica el 40% de la varianza. El segundo explica el
15%. Al usar ambos, recogemos más de la mitad de la varianza
de las 20 preguntas.
El Gráfico 11 muestra los resultados encontrados con el primer
índice de autoconfianza. Primero, la autoconfianza de los jóve-
nes de Piura es ligeramente más alta que el promedio nacional.
El índice está estandarizado a nivel Perú (el promedio nacional
es 0). Para Piura, el promedio es de 0,06 desviaciones estándar.

Para estimar el nivel de habilidades socioemocionales de los jó-
venes en Perú y Piura, también hemos utilizado la ECE, que inda-
ga, además, sobre las actitudes socioemocionales de los jóvenes
asociadas a su autoconfianza en el salón de clases. Se realizan
20 preguntas del tipo ¿confío en que puedo aprobar los cursos
Al desagregar por pobreza, en Piura encontramos que existe
una diferencia de 0,29 desviaciones estándar entre los jóvenes
pobres y los jóvenes no pobres (magnitud que la literatura consi-
dera moderada). Es decir, los jóvenes no pobres poseen una
confianza en sí mismos mayor a la de sus pares pobres.

33
 Al comparar con los promedios nacionales, encontramos que sucede con los jóvenes no pobres piuranos. Existen diferen-
la autoconfianza de los jóvenes pobres piuranos es similar a la cias, pero no son mayores a 0,03 desviaciones estándar. En
autoconfianza del joven pobre peruano promedio. Y lo mismo habilidades socioemocionales, Piura está en el promedio.

GRÁFICO 11

Piura y Perú: índice de autoconfianza

según pobreza (desviaciones estándar), 2015

0.15 Nota: El índice

0.11
de habilidades
Índice de autoconfianza (DE)

0.1 0.07 socioemocionales

0.05 se arma a partir
de 20 preguntas
0
Piura Perú de la ECE sobre la
-0.05 autoconfianza del
-0.1
alumno en un salón
de clases.
-0.15
-0.16
-0.2 -0.18

No pobre Pobre
Fuente: Minedu (2015)

3. Uniendo el perfil educativo

y laboral
La literatura señala que el trabajo y la educación son
las dos formas básicas de acumular capital humano. Ya
hemos revisado cómo es la situación en ambas cate-
gorías. Sin embargo, hemos dejado de lado a aquellos
jóvenes que no hacen ni lo uno ni lo otro. Y estos tam-
bién dan información importante sobre cómo les va a
los jóvenes en la ciudad.
El grupo de los que no estudian ni trabajan, los Ninis,
en Piura presentan el mismo porcentaje que en Perú,
18% y 16% respectivamente. En Piura, si desagrega-
mos por pobreza, encontramos que el 25% de jóvenes
pobres son Nini, por otro lado, el porcentaje es de 17%
para los jóvenes no pobres (ver el Gráfico 12). Es una
diferencia importante de 8 puntos porcentuales. Asi-
mismo, es una brecha mayor a la nacional (6 puntos
porcentuales).
Sin embargo, la desigualdad más grande se presenta
al desagregar los datos por sexo. El Gráfico 13 muestra
que el 37% de jóvenes mujeres pobres de Piura no estu-
dia ni trabaja, mientras que solo el 15% de hombres po-
bres se encuentra en esta categoría. Hay más del doble
de mujeres pobres Nini que hombres.
Este porcentaje también contrasta con el 15% que repre-
senta a las jóvenes mujeres no pobres que no estudian ni
trabajan. Dentro de los jóvenes no pobres casi no existen
diferencias por sexo, el 17% de jóvenes hombres no po-
bres son Nini y el 15% mujeres, esta pequeña diferencia
favorece a las mujeres en dos puntos porcentuales.

34
 GRÁFICO 12

Piura y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
17% 15%
90% 25% 21%
80%
70% 25% 36%
20% 35%
60%
50%
40% 37%
26% 38% 30%
30%
20%
10% 18% 16% 19%
12%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Cajamarca Perú

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

GRÁFICO 13

Piura: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
90% 15% 15% 17%
80% 37%
70% 29%
41% 38%
60%
50% 34%
40%
30% 46% 23% 28%
20% 16%
10% 21% 18%
13% 9%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

35
36
Huánuco
37
 1. Perfil laboral

De acuerdo con la Enaho, en Huánuco, en el periodo 2013-
2016, había aproximadamente 146 mil habitantes con
edades entre los 15 y los 65 años. De estos, 38 mil eran
jóvenes, es decir el 26%, una proporción menor al 30% que
registraron los jóvenes a nivel de Perú.
De los 38 mil jóvenes huanuqueños, alrededor de 6 mil
eran pobres (el 15%) en el periodo 2013-2016, mientras
que el promedio nacional registraba 21%, situación que no
es nueva. El Gráfico 1 ilustra la evolución. El porcentaje de
jóvenes pobres en Huánuco siempre fue menor que en el
Perú y ambos redujeron su porcentaje en más de 10 puntos
porcentuales entre los periodos 2006-2009 y 2013-2016.
Es decir, cada vez hay menos jóvenes pobres en Huánuco
y en el Perú.

GRÁFICO 1

Huánuco y Perú: jóvenes pobres

(% sobre total de jóvenes)

45%
40% 38%
35%
-17 pp
30%
25%
25% 21%
-10 pp
20%
15%
15%
10%
5%
0%

Huánuco Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Que haya menos jóvenes pobres es una buena noticia. Sin
embargo, esto no significa que les haya ido mejor que a los
que se han quedado dentro de la pobreza.
Primero, revisamos el perfil laboral de los jóvenes pobres,
y lo que resalta es que el porcentaje de ellos que pertene-
ce a la PEA se ha mantenido relativamente estable en el
tiempo (alrededor de 65%). Esto contrasta con el promedio
nacional.
Entre el 2006 y el 2016, en el Perú, los jóvenes pobres
pertenecientes a la PEA pasaron del 73% al 58%. La cifra
para los jóvenes pobres de Huánuco constituye una buena
noticia, ellos no están renunciando al mercado laboral.

38
 GRÁFICO 2

Huánuco: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
34% 35%
80% 41% 43%
70%
60%
50%
40% 66%
30% 59% 57%
20% 65%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

PEA no PEA
Fuente: Enaho

Lo segundo que resalta son las pobres condiciones labo-
rales de los jóvenes huanuqueños que sí están dentro del
mercado laboral, es decir, los que forman parte de la PEA.
Estos pueden ser (i) ocupados o (ii) desempleados.
El indicador más estudiado sobre mercado laboral es el
desempleo, pues la población comprendida, al no percibir
ingresos, constituye el sector más vulnerable.
de todas las edades entre los periodos 2006-2009 al 2013-
2016.
El gráfico también muestra que la tasa de desempleo entre los
jóvenes es de alrededor del 7%, mientras que la de los adultos
es del 4%. La literatura internacional señala que la tasa de des-
empleo de los jóvenes suele ser el doble de la adulta; es decir, el
desempleo juvenil está dentro de una tasa saludable.

Sin embargo, los jóvenes de Huánuco no presentan pro- Al comparar las cifras con el promedio nacional de desempleo, el
blemas en este indicador, pues, como muestra el Gráfico joven pobre huanuqueño promedio está peor que el joven pobre
3, la tasa de desempleo disminuyó para los huanuqueños peruano promedio, al registrar un 7% frente al 10% de todo el Perú.

GRÁFICO 3

Huánuco y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
18%
16%
14% 15%
13%
12% 12%
10% 10%
8% 12%
6% 17%
5%
4% 13% 7%
6% 3%
2%
4%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Huánuco Nacional
Fuente: Enaho

39
 Sin embargo, estar ocupado no es sinónimo de estar ade-
cuadamente empleado. El empleo adecuado tiene tres di-
mensiones: empleo adecuado por horas, empleo adecuado
por ingresos y formalidad laboral (contar con beneficios).
La primera dimensión, el empleo adecuado por horas, im-
plica trabajar menos de una jornada laboral completa (35
horas o más) y no querer trabajar más. El subempleo por
horas, entonces, implica trabajar menos de una jornada
laboral completa y desear trabajar más horas (sin conse-
guirlo).
El subempleo por horas no constituye un problema impor-
tante del mercado laboral peruano, pero sí parece serlo
para los jóvenes huanuqueños subempleados por horas, de
Huánuco y Perú: trabajadores sin seguro de salud
según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
35%
30%
25%
20%
15%
13%
10%
7%
5%
23% 14%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres
Huánuco
Fuente: Enaho
La segunda dimensión, tener un empleo adecuado por
ingresos, implica trabajar una jornada completa (más de
35 horas) y ganar un salario por encima del mínimo. Si
un trabajador trabaja una jornada completa y gana por
debajo del salario mínimo, se le califica como subem-
pleado por ingresos.
El subempleo por ingresos es claramente un proble-
ma del mercado laboral huanuqueño y del nacional, el
Gráfico 5 lo muestra. La proporción de subempleados
por ingresos está por encima del 25% para todas las
edades y niveles de pobreza en el periodo 2012-2016
40
distintas edades y niveles de pobreza, que está siempre por
encima del promedio nacional, como muestra el Gráfico 4.
No encontramos diferencias significativas entre la tasa de
subempleo por horas de jóvenes pobres y no pobres dentro
de Huánuco.
El 14% de jóvenes pobres está subempleado por horas
mientras que el 12% de jóvenes no pobres lo está.
Sin embargo, al comparar a los jóvenes pobres de Huánuco
con sus pares a nivel nacional, encontramos que su situa-
ción es desalentadora.
El promedio nacional de jóvenes pobres subempleados por
ingresos es 7%, en Huánuco alcanza al doble.
GRÁFICO 4
13%
9%
7%
5%
32% 12% 19% 7%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes no pobres Adultos
Nacional
en Huánuco. Y siempre está por encima del promedio
nacional.
Al desagregar los datos por pobreza dentro de Huánu-
co, encontramos que el porcentaje de jóvenes pobres
subempleados por ingresos es igual al de jóvenes no
pobres, 37% para ambos. No hay desventaja para los
pobres, ya que, al comparar esta cifra con el promedio
nacional, los jóvenes pobres huanuqueños están justo
en el promedio y los no pobres están por encima. Pode-
mos afirmar que el subempleo juvenil tiene mayor inci-
dencia dentro de Huánuco que a nivel nacional.
 GRÁFICO 5

Huánuco y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
60%
50% 50%
40%
36% 34% 32%
30%
25% 25%
20%
10% 56% 37% 42% 37% 35% 26%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Huánuco Nacional
Fuente: Enaho

La tercera dimensión, empleo adecuado, contempla que se reci-
ban los beneficios laborales. Y dado que trabajar debe implicar
beneficios más allá del salario, también se debe proveer de se-
guridad al empleado. Por ello, la normativa incluye el seguro de
salud, las pensiones, las vacaciones, la CTS y las gratificaciones.
Los gráficos 6 a 8 muestran el porcentaje de trabajadores que
cuentan con los citados beneficios para distintas edades y nive-
les de pobreza. El patrón es el mismo que a nivel nacional, entre
los trabajadores adultos de Huánuco solo el 43% cuenta con un
seguro de salud. Si se trata de los jóvenes no pobres, solo el
17% lo tiene; y dentro de los jóvenes pobres, solo el 2%. Si los
comparamos con sus pares huanuqueños con más recursos o si
los comparamos con los adultos huanuqueños, el subgrupo más
desafortunado es el de los jóvenes pobres. Cabe mencionar que
casi ningún trabajador tiene seguro de salud en ese grupo.
Al comparar a la población de Huánuco con el promedio nacio-
nal, la situación es más desalentadora, solo el 2% de jóvenes
huanuqueños pobres cuenta con seguro de salud, mientras que
el 6% de jóvenes peruanos pobres lo tiene. Lo mismo sucede
con los jóvenes no pobres y con los adultos. En el tema de los
beneficios laborales, al trabajador huanuqueño le va peor que
al trabajador peruano promedio. La situación presenta el mismo
patrón cuando se trata del acceso al sistema de pensiones y a las
gratificaciones. Esto quiere decir que casi 10 de 10 trabajadores
jóvenes huanuqueños pobres están desprotegidos, tasas peores
que el promedio nacional.

GRÁFICO 6

Huánuco y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
95%
90% 94%
80% 83% 79%
70%
69%
60% 65%
50%
40% 99% 96% 87% 83% 66% 57%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Huánuco Nacional
Fuente: Enaho

41
 GRÁFICO 7

Huánuco y Perú: trabajadores sin pensión

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
97% 94%
90%
87%
80% 79%
70% 70%
63%
60%
50%
40% 96% 99% 90% 86% 69% 59%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Huánuco Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 8

Huánuco y Perú: trabajadores sin gratificaciones

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
97% 96%
90%
87% 85%
80% 80%
76%
70%
60%
50%
40% 99% 100% 96% 94% 81% 74%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Huánuco Nacional
Fuente: Enaho

42
2. Perfil educativo
El indicador típico de resultados educativos es la escolari-
dad, el número de años de educación acumulados. Sobre
esto, a los jóvenes no pobres de Huánuco les va consi-
derablemente mejor que a los jóvenes pobres. El 40% de
los no pobres accede a educación superior (33% a uni-
versitaria y 7% a técnica). Por el contrario, solo el 17% de
los pobres lo hace (10% a universitaria y 7% a técnica).
Sin comparamos a los jóvenes pobres huanuque-
ños con el promedio nacional, encontramos que los
primeros están por encima de la media. El 11% de
los jóvenes pobres peruanos accede a algún tipo de
educación superior (en Huánuco es el 17%). Es de-
cir, a pesar de que los jóvenes huanuqueños pobres
acumulan menos escolaridad que sus pares no po-
bres, igual acumulan más escolaridad que el perua-
no promedio pobre. Lo mismo pasa con los jóvenes
no pobres huanuqueños, pues el 40% accede a la
educación superior y el promedio nacional llega al
35%.

GRÁFICO 9

Huánuco y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)

Huánuco Perú
100% 10% 6% 100% 3% 5%
5% 6% 6% 17% 22%
90% 7% 21% 90%
80% 33% 80%
26% 27% 28% 14%
70% 27% 11% 70% 13%
7%
60% 60%
50% 37% 50% 36% 33%
31%
40% 40%
56% 63% 64% 61%
30% 30%
20% 30% 30% 20% 34% 32%
10% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

Para Mincer (1957), los resultados laborales se explican, en gran
medida, por (i) la educación adquirida y por (ii) la experiencia la-
boral/capacitación laboral, estos son los principales canales por
los que una persona acumula capital humano. En consecuencia,
los pobres resultados laborales serían el reflejo de una pobre acu-
mulación de capital humano; sin embargo, la escolaridad adquiri-
da solo se convierte en buenos resultados en el mercado laboral
si las habilidades adquiridas por el trabajador encajan con las
demandas de empleador. Por ello, quedarnos solo con la escola-
ridad como resultado educativo es un análisis limitado.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores
con habilidades cognitivas. En Perú, la medida estandariza-
da para capturar habilidades cognitivas es la ECE, prueba
desarrollada entre todos los alumnos de segundo grado de
secundaria de todas las instituciones educativas del país, pú-
blicas y privadas, con cinco o más estudiantes, con edades
comprendidas entre los 13 y los 15 años, muestra más joven
que la analizada, pero constituye una buena variable proxy
de lo que están aprendiendo y aprenderán en sus siguientes
años escolares.

43
 La ECE evalúa a los estudiantes en lectura, matemáticas y escri-
tura, y el puntaje en cada área evaluada puede estar entre 100
y 1.000. Sin embargo, como el número exacto no es por sí solo
informativo, el Minedu trabaja sobre cuatro niveles de logro: previo
al inicio, en inicio, en proceso y satisfactorio, cada uno representa
el nivel de conocimientos y habilidades que se espera demues-
tren los estudiantes en las pruebas. El nivel satisfactorio es al que
debe aspirarse, ya que el estudiante demuestra haber logrado los
aprendizajes del grado cursado y está preparado para el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de jóvenes de Huánuco y Perú
según sus niveles de logro en la ECE. Los jóvenes de Huánuco,
en el año 2015, obtuvieron peores resultados que los nacionales,
pues el 7% de estos estudiantes alcanzaron el nivel satisfactorio,
mientras que el promedio peruano es 10%; es decir, los jóvenes de
Huánuco están acumulando más años de educación, pero no están
adquiriendo habilidades.
Desagregando por pobreza, dentro de Huánuco, a los jóvenes no
pobres les va mejor que a los pobres, solo el 2% de los jóvenes po-
bres alcanzan el nivel satisfactorio, mientras que el 9% de jóvenes
no pobres llega al mismo nivel. Peor aún, 9 de cada 10 jóvenes
pobres en Huánuco está en el nivel en inicio o menos.
Al comparar a los jóvenes pobres de Huánuco con los jóvenes
pobres a nivel nacional, encontramos que a ambos les va igual de
mal; es decir, solo el 2% de estudiantes pobres alcanzan el nivel
satisfactorio. Algo similar sucede con los estudiantes no pobres de
Huánuco, en donde el 9% alcanza el nivel satisfactorio frente al
nivel nacional, que alcanza el 13%.

GRÁFICO 10

Huánuco y Perú: distribución de jóvenes

por puntaje en la ECE y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 2% 2%
5%
9% 13%
90% 6%
14%
80% 16%
70% 42% 35%
60%
46%
50% 43%
40%
30%
50% 56%
20%
31% 29%
10%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Huánuco Perú

Previo al inicio En inicio En proceso Satisfactorio

Fuente: Minedu (2015)

Las empresas demandan actualmente las habilidades socioemo-
cionales en igual medida que las habilidades cognitivas, ya que
las primeras se relacionan con la personalidad y la capacidad de
regular emociones propias y de las de otras personas (Berniell y
otros 2016). Las habilidades sociemocionales, entre otras, con-
templan la perseverancia, el autocontrol, la confianza en los otros
y en uno mismo, la autoestima, la resiliencia, la empatía y la tole-
rancia con las opiniones distintas (Heckman y Kautz 2013).
Según una encuesta del Banco Mundial (2011), en el Perú la
demanda de habilidades socioemocionales es mayor que la de-
manda de habilidades cognitivas, así entre el 35% y el 20% de
las empresas demandan habilidades en matemáticas y lengua-
je, respectivamente, y el 40% demandan actitud, compromiso y
responsabilidad. Se presenta entonces, una nueva complemen-
tariedad entre ambos tipos de habilidades, se demandan ambas,
pero el problema está en que a los jóvenes pobres peruanos no
les va mejor con las habilidades socioemocionales que con las
cognitivas.
Para estimar el nivel de habilidades socioemocionales de los jó-
venes, tanto de Perú como de Huánuco, hemos utilizado la ECE,
que indaga sobre ellas y la autoconfianza en el salón de clases.
Son 20 preguntas del tipo ¿confío en que puedo aprobar los

44
cursos sin problema? o ¿creo que soy bueno resolviendo pro-
blemas?, que si bien recogen únicamente la autoconfianza men-
cionada, confiamos en que es una buena aproximación a ella, ya
que los jóvenes pasan aproximadamente un tercio de su día en
tareas relacionadas al colegio.
Tomando como base las 20 preguntas armamos dos índices bajo
la metodología de componentes principales (PCA) que genera
componentes (índices) que recogen parte de la varianza de todas
las preguntas. El primer índice es el más informativo, por sí solo
explica el 40% de la varianza. El segundo explica el 15%, ambos
recogen más de la mitad de la varianza de las 20 preguntas.
de Huánuco es ligeramente más alta que el promedio nacional.
El índice está estandarizado a nivel Perú (el promedio nacional
es 0), y para Huánuco, el promedio es de 0,07 desviaciones es-
tándar. Al desagregar por pobreza, encontramos que existe una
diferencia de 0,27 desviaciones estándar entre los jóvenes pobres
y los jóvenes no pobres huanuqueños (magnitud que la literatura
considera moderada). Es decir, los jóvenes no pobres poseen una
confianza en sí mismos mayor a la de sus pares pobres.
Al comparar con los promedios nacionales, encontramos que la
autoconfianza de los jóvenes pobres huanuqueños es similar a la
autoconfianza del joven pobre peruano promedio.

El Gráfico 11 muestra los resultados encontrados con el primer En cambio, la autoconfianza de los jóvenes no pobres huanuque-
índice de autoconfianza. Primero, la autoconfianza de los jóvenes ños es el doble de la del peruano no pobre promedio.

GRÁFICO 11

Huánuco y Perú: índice de autoconfianza

según pobreza, 2015
(desviaciones estándar)
0.2
0.14
Nota: El índice
0.15
Índice de autoconfianza (DE)

de habilidades
0.1 0.07 socioemocionales
se arma a partir
0.05
de 20 preguntas
0 Huánuco Perú
de la ECE sobre la
autoconfianza del
-0.05
alumno en un salón
-0.1 de clases.
-0.15 -0.13
-0.16
-0.2

No pobre Pobre
Fuente: Minedu (2015)

3. Uniendo el perfil educativo

y laboral
La literatura señala que el trabajo y la educación son las dos go, hemos dejado de lado a aquellos jóvenes que no hacen ni lo
formas básicas de acumular capital humano. Ya hemos revisado uno ni lo otro, ellos también dan información importante sobre
cómo se presenta la situación en ambas categorías; sin embar- cómo les va a los jóvenes en la ciudad.

45
 En el grupo de los Ninis hay menos porcentaje de jóvenes en Huá-
nuco que en Perú, el 12% y 16% respectivamente. Dentro de Huá-
nuco, al desagregar por pobreza, encontramos que el 14% de jó-
venes pobres son Nini y 12% es el de los jóvenes no pobres (ver el
Gráfico 12), entonces, la brecha es pequeña (2 puntos porcentua-
les) e incluso menor a la brecha nacional (6 puntos porcentuales).
Sin embargo, la desigualdad más grande la encontramos al
desagregar los datos por sexo. El Gráfico 13 muestra que el
20% de jóvenes mujeres pobres de Huánuco no estudia ni tra-
baja, mientras que solo el 8% de hombres pobres se encuentra
en esta categoría. Hay entonces, el doble de mujeres pobres
Nini que de hombres.
Este porcentaje también contrasta con el 13% de jóvenes muje-
res no pobres que no estudian ni trabajan. Dentro de los jóvenes
no pobres, casi no existen diferencias por sexo. El 10% de jó-
venes hombres no pobres son Nini y entre las mujeres, el 13%.

GRÁFICO 12

Huánuco y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
14% 12% 15%
90% 21%
80%
24%
70% 38% 25% 36%
60%
50%
36%
40% 22% 38% 30%
30%
20%
22% 28%
10% 16% 19%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Huánuco Perú
Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini
Fuente: Enaho

GRÁFICO 13

Huánuco y Perú: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100% 8% 13% 10%
90% 20%
19%
80%
70% 37%
32% 40%
60%
38%
50%
40% 17% 26%
26%
30%
20% 34% 30% 27%
10% 22%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini
Fuente: Enaho

46
Tarapoto
47
 1. Perfil laboral

Según la Enaho, en el periodo 2013-2016, en Tarapoto había aproxi-
madamente 80 mil habitantes con edades entre 15 y 65 años, de es-
tos, 21 mil eran jóvenes, que en porcentaje es el 26%, una proporción
menor a la de los jóvenes en el Perú, que era de 30%. De estos 21
mil jóvenes, alrededor de 2.500 eran pobres en ese mismo periodo, es
decir el 12%, en tanto el promedio nacional alcanzaba el 21%.
La situación descrita no es nueva, el Gráfico 1 ilustra esta evo-
lución. Así, el porcentaje de jóvenes pobres en Tarapoto siem-
pre fue menor que la registrada en Perú y ambos redujeron
su porcentaje en más de 10 puntos porcentuales entre los pe-
riodos 2006-2009 y 2013-2016. Cada vez hay menos jóvenes
pobres en Tarapoto como en el Perú.

GRÁFICO 1

Tarapoto y Perú: jóvenes pobres

(% sobre el total de jóvenes)
45%
40% 38%
35% -17 pp
30%
25% 22% 21%
20% -10 pp
15% 12%
10%
5%
0%
Tarapoto Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Que haya menos jóvenes pobres es una buena noticia; sin
embargo, esto no significa que a los que se quedaron dentro
de la pobreza le esté yendo mejor. Primero, revisamos el perfil
laboral de los jóvenes pobres y lo que resalta es que cada vez
menos jóvenes pobres de Tarapoto forman parte de la PEA.
El Gráfico 2 muestra que el porcentaje de jóvenes
pobres que pertenecen a la PEA pasó de 60% en el
periodo 2006-2009 a 54% en el periodo 2013-2016; es
decir, registran una caída de 6 puntos porcentuales.
En el caso de los jóvenes no pobres, el porcentaje que
pertenece a la PEA casi no se movió en el mismo pe-
riodo, un resultado preocupante en sí mismo porque
significa que los jóvenes pobres están renunciando al
mercado laboral y no están buscando activamente un
empleo.

48
 GRÁFICO 2

Tarapoto: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
40% 44%
80%
70% 46% 41%
60%
50%
40% 60% 56%
30%
59%
20% 54%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
PEA no PEA
Fuente: Enaho

Por otro lado, resaltan las pobres condiciones laborales de aque-
llos jóvenes tarapotinos que sí están dentro del mercado laboral,
es decir, de los que forman parte de la PEA, y que podemos
clasificar como (i) ocupados y (ii) desempleados.
El indicador más estudiado sobre el mercado laboral es el des-
empleo, pues el grupo que lo conforma es más vulnerable al no
percibir ingresos. Los jóvenes de Tarapoto no registran proble-
mas con este indicador, para ellos conseguir un empleo no es
un problema.
El Gráfico 3 muestra que, entre los periodos 2006-2009 al 2013-
2016, la tasa de desempleo ha disminuido para los tarapotinos de
todas las edades; además, el desempleo para todas las edades
está por debajo del desempleo nacional.
Una estadística adicional que llama la atención en este gráfico es
que la tasa de desempleo de los jóvenes pobres en Tarapoto está
en cero, lo que se explica en el pequeño porcentaje de jóvenes
pobres en Tarapoto. La Enaho muestra que la totalidad de ellos
están empleados. Los que no lo están, no lo buscan activamente
y no son parte de la PEA.
Más informativa es la tasa de desempleo de los jóvenes no po-
bres, la mayoría en Tarapoto, que esta en 8%, es decir, por deba-
jo del promedio nacional de 12%.

GRÁFICO 3

Tarapoto y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
20%
18%
15%
16%
14% 13% 12%
12% 10%
10%
8% 5%
6%
3%
4%
2% 18% 16% 8% 4%
0% 1%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Tarapoto Nacional
Fuente: Enaho

49
 Sin embargo, tener un empleo no es tener un buen empleo y
estar ocupado no es sinónimo de estar adecuadamente em-
pleado. El empleo adecuado tiene tres dimensiones: empleo
adecuado por horas, empleo adecuado por ingresos y formali-
dad laboral (trabajo con beneficios).
La primera dimensión, el empleo adecuado por horas implica
trabajar menos de una jornada laboral completa (35 horas o
más) y no querer trabajar más. El subempleo por horas, enton-
ces, implica trabajar menos de una jornada laboral completa y
desear trabajar más horas, sin conseguirlo.
El subempleo por horas no es un problema importante del
mercado laboral peruano y tampoco lo es para el de Tarapoto.
El Gráfico 4 muestra que el porcentaje de tarapotinos subem-
pleados por horas de distintas edades y niveles de pobreza
está siempre por debajo del 8%, en consecuencia, siempre
está por debajo del promedio nacional.

GRÁFICO 4

Tarapoto y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
14%
13% 13%
12%
10%
9%
8%
7% 7%
6%
5%
4%
2% 7% 0% 9% 6% 8% 3%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Tarapoto Nacional
Fuente: Enaho

La segunda dimensión, tener un empleo adecuado por in-
gresos, implica trabajar una jornada completa (más de 35
horas) y ganar un salario por encima del mínimo. Si un
trabajador labora una jornada completa y gana por debajo
del salario mínimo, se le califica como un subempleado por
ingresos.
El subempleo por ingresos es claramente un problema del
mercado laboral tarapotino pero también del nacional, el
Gráfico 5 lo muestra. La proporción de subempleados por
ingresos está por encima del 25% para todas las edades y
niveles de pobreza en el periodo 2012-2016 en Tarapoto, y
siempre está por encima del promedio nacional, sobre todo
el subempleo de los jóvenes.
Al desagregar por edad y pobreza dentro de Tarapoto, en-
contramos que el porcentaje de jóvenes pobres subem-
pleados por ingresos es casi el doble que el de jóvenes no

50
pobres: 59% y 33% respectivamente, esto evidencia una
clara desventaja para los pobres.
Al comparar las cifras de estos jóvenes con el prome-
dio nacional, los primeros tienen peores resultados en
subempleo por ingresos, ya que el 56% de jóvenes po-
bres están subempleados y el promedio peruano es de
36%. Lo mismo pasa con los jóvenes no pobres, el 33%
en Tarapoto está subempleado y el promedio nacional es
de 25%; con ello, podemos afirmar que el subempleo por
ingresos juvenil tiene mayor incidencia en Tarapoto que a
nivel nacional.

GRÁFICO 5

Tarapoto y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
70%
60%
50% 50%
40%
36% 34% 32%
30%
25% 25%
20%
60% 59% 46% 33% 30% 27%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Tarapoto Nacional
Fuente: Enaho

La tercera dimensión, un empleo adecuado implica que se cuente
con beneficios laborales, dado que trabajar debe implicar bene-
ficios más allá del salario, debe proveer también seguridad. Por
ello, la normativa incluye el seguro de salud, las pensiones, las
vacaciones, la compensación por tiempo de servicios (CTS) y las
gratificaciones.
Los gráficos 6 a 8 muestran el porcentaje de trabajadores que
cuentan con un seguro de salud, pensiones o gratificaciones
para distintas edades y niveles de pobreza y el patrón es el mis-
mo que a nivel nacional. En Tarapoto, dentro de los trabajadores
adultos, solo el 43% cuenta con seguro de salud, dentro de los
jóvenes no pobres, solo el 22% lo hace; y dentro de los jóvenes
pobres, solo el 7%. El subgrupo más desafortunado es el de los
jóvenes, pobres si los comparamos en su ciudad, con sus pares
con más recursos o con los adultos.
Al comparar a Tarapoto con el promedio nacional, la situación
es bastante parecida, solo el 7% de sus jóvenes pobres cuenta
con seguro de salud, mientras que el 6% de jóvenes peruanos
pobres lo hace. Lo mismo sucede con los jóvenes no pobres y
con los adultos, el acceso al seguro de salud de ambos grupos
se encuentra alrededor del promedio nacional.
La situación sigue el mismo patrón para el análisis del acceso al
sistema de pensiones y a las gratificaciones. 9 de 10 trabajado-
res jóvenes tarapotinos pobres están desprotegidos, es decir, no
tienen seguro de salud, pensiones o gratificaciones.

51
 GRÁFICO 6

Tarapoto y Perú: trabajadores sin pensión

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
95% 94%
90%
80% 83% 79%
70% 69% 65%
60%
50%
40% 94% 93% 80% 78% 61% 57%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Tarapoto Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 7

Tarapoto y Perú: trabajadores sin pensión

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 95% 94%
90% 87%
80% 79%
70% 70%
60% 63%
50%
40% 97% 88% 92% 80% 70% 58%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Tarapoto Nacional
Fuente: Enaho

52
 GRÁFICO 8

Tarapoto y Perú: trabajadores sin gratificación

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 97% 96%
90% 87% 85%
80% 80%
76%
70%
60%
50%
40% 90% 93% 89% 84% 76% 71%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Tarapoto Nacional
Fuente: Enaho

53
 2. Perfil educativo
El indicador típico para analizar los resultados educati-
vos es la escolaridad; es decir, el número de años de
educación acumulados. A los jóvenes no pobres de Tara-
poto les va considerablemente mejor que a los jóvenes
pobres, pues el 46% de ellos accede a la educación su-
perior (28% a universitaria y 18% a técnica) y solo el 4%
de los pobres lo hace (2% a universitaria y 2% a técnica).
Si comparamos a los jóvenes pobres de esta ciudad con
el promedio nacional, encontramos que los primeros es-
tán por debajo de la media, es decir, el 11% de los jóve-
nes pobres peruanos accede a algún tipo de educación
superior frente al 4% que registra Tarapoto. Los jóvenes
tarapotinos pobres acumulan menos escolaridad que sus
pares no pobres y menos que el joven peruano pobre
promedio. En cambio, los jóvenes no pobres acumulan
más escolaridad que el joven no pobre peruano prome-
dio, ya que en Tarapoto, el 46% accede a la educación
superior y en el promedio nacional accede el 35%.

GRÁFICO 9

Tarapoto y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)

Tarapoto Perú
100% 2% 2% 100% 3% 5%
6% 2% 6% 6% 17% 22%
90% 19% 90%
80% 28% 80%
37% 27% 28% 14%
70% 32% 18% 70% 13%
18%
60% 60%
50% 50% 36% 33%
35% 25%
40% 40%
60% 59% 64% 61%
30% 30%
20% 29% 20% 34% 32%
10% 29% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

Los resultados laborales se explican en gran medida, de acuer-
do con Mincer (1957), por (i) la educación adquirida y por (ii) la
experiencia laboral/capacitación laboral, que son los principales
canales por los que una persona acumula capital humano. En con-
secuencia, los resultados laborales pobres serían el reflejo de una
pobre acumulación de capital humano; sin embargo, la escolaridad
adquirida solo se convierte en buenos resultados en el mercado
laboral si las habilidades adquiridas por el trabajador encajan con
las demandas del empleador. Por ello, quedarnos solo con la esco-
laridad como resultado educativo es un análisis limitado.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con
habilidades cognitivas. En Perú, la medida estandarizada para
capturar habilidades cognitivas es la ECE, una prueba que toma
el Minedu a todos los alumnos de segundo grado de secundaria
de todas las instituciones educativas del país, públicas y priva-
das, con cinco o más estudiantes que, en su mayoría, están en-
tre los 13 y los 15 años de edad. En promedio son más jóvenes
que la muestra analizada, pero es una buena variable proxy de
lo que están aprendiendo y aprenderán en sus siguientes años
en el colegio.

54
Se evalúa a los estudiantes en lectura, matemáticas y escritu-
ra, y el puntaje que la ECE asigna en cada área puede estar
entre 100 y 1.000. Sin embargo, como el número exacto no
es por sí solo informativo, el Ministerio de Educación (Minedu)
establece cuatro niveles de logro: previo al inicio, en inicio, en
proceso y satisfactorio, acá cada uno representa el nivel de
conocimientos y habilidades que se espera demuestren los es-
tudiantes en las pruebas. El nivel satisfactorio es al que deben
aspirar, lograrlo significa que alcanzaron los aprendizajes del
grado cursado y están preparados para el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de los jóvenes de Tarapo-
to y Perú de acuerdo con los niveles de logro en la ECE. Para
los primeros, en el año 2015, sus resultados fueron peores que
Tarapoto y Perú: distribución de jóvenes
por puntaje en la ECE de matemáticas y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 1%
90%
31%
80%
70%
60%
50%
40%
67%
30%
20%
10%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Tarapoto
Previo al inicio
Fuente: Minedu (2015)
Producto de los avances tecnológicos, las empresas demandan
habilidades socioemocionales en igual medida que habilidades
cognitivas, pues estas se relacionan con la personalidad y la ca-
pacidad de regular las propias emociones y las de otras personas
(Berniell y otros 2016).
Las habilidades socioemocionales, incluyen, entre otras, la perse-
verancia, el autocontrol, la confianza en los otros y en uno mismo,
la autoestima, la resiliencia, la empatía y la tolerancia hacia opinio-
nes distintas (Heckman y Kautz 2013).
De acuerdo con una encuesta del Banco Mundial (2011), en el
Perú la demanda de habilidades socioemocionales es mayor que
los nacionales, solo el 5% del total de ellos alcanzó el nivel
satisfactorio, mientras que el promedio peruano llegó al 10%.
Desagregando por pobreza dentro de Tarapoto, a los jóvenes
no pobres les va mejor que a los pobres. Ningún estudiante ta-
rapotino pobre alcanza el nivel satisfactorio mientras que el 5%
de jóvenes no pobres lo hace. Si comparamos a los jóvenes
pobres de Tarapoto con los jóvenes pobres a nivel nacional,
encontramos que a los primeros les va peor, solo el 2% al-
canza el nivel satisfactorio a nivel nacional, pero en Tarapoto
es el 0%. Algo similar sucede con los estudiantes no pobres,
que presentan peores resultados que el promedio nacional, de
ellos, solo el 5% alcanza el nivel satisfactorio y a nivel nacional
el 13% lo hace.
GRÁFICO 10
5% 2%
10% 6% 13%
16%
35%
43%
43%
56%
42%
29%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Perú
En inicio En proceso Satisfactorio
la demanda de habilidades cognitivas, esto quiere decir que en-
tre el 35% y el 20% de las empresas demandan habilidades de
matemáticas y lenguaje, respectivamente, el 40% demanda ac-
titud, compromiso y responsabilidad. Se presenta entonces, una
nueva complementariedad entre ambos tipos de habilidades al
tener igual demanda. El problema es que a los jóvenes pobres
peruanos no les va mejor con las habilidades socioemocionales
que con las cognitivas.
Para estimar el nivel de las habilidades socioemocionales de los
jóvenes de Perú y de Tarapoto, hemos utilizado la ECE, que inda-
ga además, sobre las actitudes socioemocionales de los jóvenes
asociadas a su autoconfianza en el salón de clases. La prueba
55
 presenta 20 preguntas del tipo ¿confío en que puedo aprobar
los cursos sin problema? o ¿creo que soy bueno resolviendo
problemas?. Si bien estas solo recogen la autoconfianza de los
jóvenes en un salón de clases, constituyen una buena aproxima-
ción de su propia autoconfianza, recordemos que ellos pasan,
aproximadamente, un tercio de su día en tareas relacionadas al
centro educativo.
Con base en las mencionadas 20 preguntas, armamos dos
índices mediante la metodología de componentes principales
(PCA) que genera componentes (índices) que recogen parte de
la varianza de todas las preguntas. El primer índice es el más
informativo, por sí solo explica el 40% de la varianza, el segundo
explica el 15%, si usamos ambos, recogemos más de la mitad
de la varianza de las 20 preguntas.
El Gráfico 11 muestra los resultados encontrados con el pri-
mer índice de autoconfianza. Primero, la autoconfianza de los
jóvenes de Tarapoto es ligeramente más alta que el promedio
nacional. El índice está estandarizado a nivel Perú (el promedio
nacional es 0). Para Tarapoto, el promedio es de 0,12 desviacio-
nes estándar.
Al desagregar por pobreza dentro de Tarapoto, encontramos que
existe una diferencia de 0,45 desviaciones estándar entre los
jóvenes pobres y los jóvenes no pobres, magnitud que la litera-
tura considera alta; es decir, los jóvenes no pobres poseen una
confianza en sí mismos considerablemente mayor a la de sus
pares pobres. Ahora, si comparamos con los promedios nacio-
nales, encontramos que la autoconfianza de los jóvenes pobres
tarapotinos es poco menos que la mitad de la autoconfianza del
joven pobre peruano promedio. En cambio, la autoconfianza de
los jóvenes tarapotinos no pobres es más que el doble de la del
peruano no pobre promedio.
Esto es interesante, pues en habilidades cognitivas al estudiante
tarapotino no pobre le va peor que al estudiante nacional pro-
medio, pero en habilidades socioemocionales le va mejor. Por
otro lado, a los estudiantes pobres les va peor que al promedio
nacional en ambas habilidades.

GRÁFICO 11

Tarapoto y Perú: índice de autoconfianza

según pobreza, 2015
(desviaciones estándar)
0.2 0.17
Nota: El índice
Índice de autoconfianza (DE)

0.10 0.07 de habilidades

socioemocionales
0.00 se arma a partir
Tarapoto Perú de 20 preguntas
-0.10 de la ECE sobre la
autoconfianza del
-0.20 -0.16 alumno en un salón
de clases.
-0.30 -0.28

-0.40

No pobre Pobre

Fuente: Minedu (2015)

56
3. Uniendo el perfil educativo
y laboral
Dos formas básicas de acumular capital humano, de acuerdo con
la literatura, son el trabajo y la educación, y ya hemos revisado
cuál es la situación en ambas categorías; sin embargo, hemos
dejado de lado a aquellos jóvenes que no hacen ni lo uno ni lo
otro, sector que también proporciona información importante so-
bre cómo les va en la ciudad.
Sin embargo, la desigualdad más grande la encontramos al des-
agregar los datos por sexo. El Gráfico 13 muestra que el 43% de
jóvenes mujeres pobres de Tarapoto no estudia ni trabaja, mien-
tras que solo el 12% de hombres pobres se encuentra en esta
categoría. Hay casi cuatro veces más mujeres pobres Nini que
hombres pobres Nini.

Al grupo de los jóvenes que no estudia ni trabaja se le califica
como Nini. Sobre esto, el porcentaje de jóvenes Nini en Tarapoto
alcanza el 14%, el de Perú es de 16%. Si desagregamos por po-
breza en Tarapoto, encontramos que el 27% de jóvenes pobres
son Nini y el porcentaje para los jóvenes no pobres es de 12%,
como muestra el Gráfico 12. La diferencia entre pobres y no po-
bres es de más del doble.
Este porcentaje también contrasta con el de las jóvenes mujeres
no pobres que no estudia ni trabaja, que llega únicamente al 19%.
Dentro de los jóvenes no pobres, las diferencias por sexo son
grandes, pero menos pronunciadas que dentro de los pobres, el
7% de jóvenes hombres no pobres son Nini y el 19% de mujeres,
casi tres veces más en contraste con los pobres que era casi cua-
tro veces más.

GRÁFICO 12

Tarapoto y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
12% 15%
90% 27% 21%
80%
70% 25% 36%
22% 33%
60%
50%
40% 33%
39% 38% 30%
30%
20%
10% 21% 16% 19%
11%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Tarapoto Perú

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

57
 GRÁFICO 13

Tarapoto y Perú: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100% 7%
12%
90% 19%
80% 43% 16% 32%
70%
35%
60%
50%
23% 52% 37%
40%
30% 28%
17%
20%
10% 18% 20% 18% 24%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

58
Abancay
59
 1. Perfil laboral

En Abancay, en el periodo 2013-2016, de acuerdo con la Enaho,
había aproximadamente 53 mil habitantes comprendidos entre los
15 y 65 años. De estos, el 26% eran jóvenes (unos 14 mil), propor-
ción menor a la de todo el Perú, que llegaba al 30%. De esta po-
blación joven, el 11% (alrededor de 1.800) era pobre en ese mismo
periodo, siendo el promedio nacional de 21%.
En el Perú, 1 de cada 5 jóvenes es pobre, y en Abancay, casi 1 de
cada 10. Esta ciudad, entonces, muestra un ratio bastante menor,
y la situación no es nueva, el Gráfico 1 ilustra la evolución, así el
porcentaje de jóvenes pobres en Abancay siempre fue menor al del
Perú, y ambos porcentaje se redujeron casi a la mitad. Cada vez
hay menos jóvenes pobres en Abancay como en el Perú.

GRÁFICO 1

Abancay y Perú: jóvenes pobres

(% sobre el total de jóvenes)
45%
40% 38%
35% -17 pp
30% 25%
25% 21%
20% -14 pp
15% 11%
10%
5%
0%
Abancay Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Que haya menos jóvenes pobres es una buena noticia. Sin em-
bargo, esto no significa que a los que se quedaron dentro de la
pobreza les vaya mejor. Primero, revisamos el perfil laboral de
los jóvenes pobres, acá lo primero que resalta es que el porcen-
taje de ellos que pertenece a la PEA se ha mantenido relativa-
mente estable en el tiempo (alrededor de 60%). Esto contrasta
con el promedio nacional, entre el 2006 y el 2016, en el Perú, los
jóvenes pobres pertenecientes a la PEA pasaron de ser el 73%
a ser el 58%.
Es bueno que no se haya reducido la PEA, pero el porcentaje
de jóvenes de Abancay que permanece en ella siempre ha sido
menor que el porcentaje de jóvenes a nivel nacional; entonces,
menos jóvenes abanquinos forman parte del mercado laboral.

60
 GRÁFICO 2

Abancay: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
80% 42% 40%
70% 57% 52%
60%
50%
40%
30% 58% 60%
20% 43% 48%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

PEA no PEA
Fuente: Enaho

Resaltan también, las pobres condiciones laborales de aquellos
jóvenes abanquinos que sí están dentro del mercado laboral, es
decir, los que forman parte de la PEA y que podemos clasificar
en (i) ocupados o (ii) desempleados.
El indicador más estudiado sobre el mercado laboral es el
desempleo, dado que constituye el grupo más vulnerable
al no percibir ingresos. El Gráfico 3 muestra que la tasa de
desempleo se ha incrementado para los abanquinos de
todas las edades, entre los periodos 2006-2009 al 2013-
2016.
Si comparamos a los jóvenes por pobreza dentro de Abancay,
encontramos que el incremento más pronunciado en el desem-
pleo se da entre los jóvenes pobres, que pasó de 10% a 14%.
Por otro lado, entre los jóvenes no pobres pasó de 8% a 13%. Al
comparar estas cifras con el promedio nacional de desempleo,
el joven abanquino pobre como no pobre promedio, está peor
que el peruano promedio.
El desempleo en Abancay para los jóvenes pobres es de 14%
mientras que en todo el Perú es de 10%.

GRÁFICO 3

Abancay y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
16% 15%
14% 13%
12% 12%
10% 10%
8%
6% 5%
4%
3%
2% 10% 14% 8% 13% 3% 4%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Abancay Nacional
Fuente: Enaho

61
 Estar ocupado no es sinónimo de estar adecuadamente emplea-
do, si tomamos en cuenta que un empleo adecuado tiene que
presentar estas tres dimensiones: empleo adecuado por horas,
empleo adecuado por ingresos y formalidad laboral (contar con
beneficios).
La primera dimensión, el empleo adecuado por horas, implica tra-
bajar menos de una jornada laboral completa (35 horas o más) y
no querer trabajar más. El subempleo por horas, entonces, im-
plica trabajar menos de una jornada laboral completa y desear
trabajar más horas, sin conseguirlo.
El subempleo por horas no es un problema importante en el mer-
cado laboral peruano ni en el de Abancay, incluso podríamos afir-
mar que es un problema menor si se le compara a nivel nacional.
El Gráfico 4 muestra que el porcentaje de abanquinos subemplea-
dos por horas, de distintas edades y niveles de pobreza, está por
debajo del 8%.
Ahora, si comparamos a los jóvenes pobres y no pobres dentro de
Abancay, encontramos una pequeña diferencia: 4% para los pobres
y 7% para los no pobres. Si comparamos a los jóvenes pobres de
esta ciudad con sus pares a nivel nacional, también encontramos
una situación similar, el promedio nacional de jóvenes pobres
subempleados por ingresos es de 7%. Además, encontramos que
los jóvenes no pobres de Abancay están en ventaja en relación con
sus pares a nivel nacional: 4% de subempleados por horas en Aban-
cay frente al 7% en Perú.

GRÁFICO 4

Abancay y Perú: subempleo por horas

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
14% 13% 13%
12%
10% 9%
8%
7% 7%
6%
5%
4%
13% 7% 5% 4% 5%
2%
2%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Abancay Nacional
Fuente: Enaho

La segunda dimensión, tener un empleo adecuado por
ingresos implica trabajar una jornada completa (más de
35 horas) y ganar un salario por encima del mínimo. Si un
trabajador trabaja una jornada completa y gana por de-
bajo del salario mínimo, se le califica como subempleado
por ingresos.
A diferencia del subempleo por horas, el subempleo por
ingresos es claramente un problema del mercado laboral
abanquino y del nacional, el Gráfico 5 lo muestra.
La proporción de subempleados por ingresos está por encima
del 20% para todas las edades y niveles de pobreza en el perio-
do 2012-2016; sin embargo, dichas proporciones están siempre
por debajo del promedio nacional, es decir, el porcentaje de
subempleo siempre es mejor en Abancay que en el Perú.
Entonces, al desagregar por pobreza dentro de Abancay,
encontramos que el porcentaje de jóvenes pobres subem-
pleados por ingresos es igual al de jóvenes no pobres y al
de adultos: alrededor del 25% para todos.

62
 GRÁFICO 5

Abancay y Perú: subempleo por ingresos

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
70%
60%
50% 50%
40%
36% 34% 32%
30%
25% 25%
20%
10% 61% 25% 47% 24% 33% 21%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Abancay Nacional
Fuente: Enaho

La tercera dimensión, un empleo adecuado, implica contar
con los beneficios laborales, en el entendido que trabajar
debe implicar beneficios más allá del salario, debe proveer
también seguridad. Por ello, la normativa incluye el seguro
de salud, las pensiones, las vacaciones, la compensación
por tiempo de servicios (CTS) y las gratificaciones.
Los gráficos 6 a 8 muestran el porcentaje de trabajadores
que cuentan con todos los beneficios mencionados para
distintas edades y niveles de pobreza. De lo expuesto po-
demos desprender que el patrón es el mismo que a nivel
nacional.
En Abancay, dentro de los trabajadores adultos, el 51%
cuenta con un seguro de salud, los jóvenes no pobres al-
canzan el 16% y dentro de los jóvenes pobres, solo el 9%
posee beneficios. El subgrupo más desafortunado enton-
ces, es el de los jóvenes pobres, tanto si los comparamos
con sus pares abanquinos con más recursos como si los
comparamos con los adultos.
Sin embargo, si confrontamos el porcentaje de jóvenes pobres
abanquinos sin seguro de salud con el promedio nacional, la
situación es relativamente alentadora, tenemos 9% para los
primeros y solo el 6% para los segundos.
Lo mismo sucede con los jóvenes no pobres y con los adultos,
si hablamos de beneficios laborales, a los trabajadores aban-
quinos les va mejor que a los trabajadores peruanos promedio.
Sobre el acceso al sistema de pensiones y a las gratificacio-
nes, la situación se revierte, dado que todos los jóvenes están
desprotegidos. El 0% de jóvenes pobres de Abancay cuenta
con pensiones mientras que el 6% de peruanos lo tiene. El 2%
de jóvenes pobres de Abancay recibe gratificaciones y en el
Perú el promedio es de 4%.

63
 GRÁFICO 6

Abancay y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
95%
90% 94%
80% 83% 79%
70%
69%
60% 65%
50%
40% 89% 91% 94% 84% 59%
30% 49%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Abancay Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 7

Abancay y Perú: trabajadores sin pensión

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
95% 94%
90% 87%
80% 79%
70%
70%
60% 63%
50%
40% 100% 100% 95% 91% 72% 65%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Abancay Nacional
Fuente: Enaho

64
 GRÁFICO 8

Abancay y Perú: trabajadores sin gratificación

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 97% 96%
90% 87% 85%
80% 80%
70% 76%
60%
50%
40% 100% 98% 99% 93% 80% 67%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Abancay Nacional
Fuente: Enaho

65
 2. Perfil educativo
El indicador típico de los resultados educativos es la escolari-
dad, es decir, el número de años de educación acumulados.
Para Abancay, los porcentajes muestran que a los jóvenes no
pobres les va considerablemente mejor que a los jóvenes po-
bres: el 49% de los no pobres accede a la educación superior
y solo el 30% de los pobres puede hacerlo. Sin embargo, al
comparar a los jóvenes pobres con el promedio nacional, en-
contramos que los primeros están por encima de la media, ya
que el 30% accede a algún tipo educación superior frente al
11% de los jóvenes pobres peruanos.
Es decir, a pesar de que los jóvenes abanquinos pobres acumu-
lan menos escolaridad que sus pares no pobres, igual acumu-
lan más escolaridad que el peruano promedio pobre. Lo mismo
pasa con los jóvenes no pobres abanquinos: el 49% accede a
educación superior y el promedio nacional alcanza el 35%.

GRÁFICO 9

Abancay y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)

Abancay Perú
100% 100% 3% 5%
10% 6% 6% 17% 22%
90% 24% 90%
13% 41%
80% 45% 80% 27% 28% 14%
6% 13%
70% 70%
60% 35% 60%
34% 7% 4%
50% 50% 36% 33%
40% 26% 26% 40%
30% 30% 64% 61%
20% 43% 36% 20% 34% 32%
10% 27% 25% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

Según Mincer (1957), los resultados laborales se explican, en
gran medida, por (i) la educación adquirida y por la (ii) la expe-
riencia laboral/capacitación laboral, ambas constituyen los princi-
pales canales por los que una persona acumula capital humano.
En consecuencia, los resultados laborales pobres serían el reflejo
de una pobre acumulación de capital humano; sin embargo, la
escolaridad solo se convierte en buenos resultados en el mercado
laboral si las habilidades adquiridas por el trabajador encajan con
las que demanda el empleador.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con ha-
bilidades cognitivas. En el Perú, la medida estandarizada para
capturar tales habilidades es la ECE, una prueba que toma el Mi-
nisterio de educación (Minedu) a todos los alumnos de segundo
grado de secundaria de todas las instituciones educativas, públi-
cas y privadas, con cinco o más estudiantes entre 13 y 15 años.
En promedio, son más jóvenes que la muestra analizada, pero es
una buena variable proxy de lo que están aprendiendo y apren-
derán en sus siguientes años escolares.

Pero quedarnos solo con la escolaridad como resultado educativo La ECE evalúa en los estudiantes su desempeño en lectu-
es un análisis limitado. ra, matemáticas y escritura, y establece como puntaje para

66
cada área evaluada entre 100 y 1.000 puntos. Sin embar-
go, como el número exacto no es por sí solo informativo,
el Minedu diseñó cuatro niveles de logro: previo al inicio,
en inicio, en proceso y satisfactorio, para representar el
nivel de conocimientos y habilidades que se espera de-
muestren los estudiantes. El nivel satisfactorio es el nivel
al que se debe aspirar, pues demuestra el logro de los
aprendizajes del grado cursado y que se está preparado
para el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de jóvenes en Aban-
cay y Perú de acuerdo con sus niveles de logro en la ECE.
En el año 2015, los jóvenes de Abancay obtuvieron peores
resultados frente a sus pares nacionales, el 9% de ellos
Abancay y Perú: distribución de jóvenes
por puntaje en la ECE y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 2%
4%
90%
80% 32%
70%
60%
50%
40%
30% 62%
20%
10%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Abancay
Previo al inicio En inicio
Fuente: Minedu (2015)
Los avances tecnológicos exigen que las empresas demanden
de sus trabajadores habilidades socioemocionales en igual me-
dida que habilidades cognitivas, dado que las primeras se rela-
cionan con la personalidad y la capacidad de regular las propias
emociones y las de otras personas (Berniell y otros 2016). Estas
habilidades incluyen la perseverancia, el autocontrol, la confian-
za en los otros y en uno mismo, la autoestima, la resiliencia, la
empatía y la tolerancia hacia opiniones distintas (Heckman y
Kautz 2013).
Una encuesta del Banco Mundial (2011) demostró que en el Perú
la demanda de habilidades socioemocionales es mayor que la
demanda de habilidades cognitivas; Así, entre 35% y 20% de las
alcanzó el nivel satisfactorio mientras que el promedio pe-
ruano llegó a 10%.
Si desagregamos por pobreza dentro de esta misma ciudad, a
los jóvenes no pobres les va mejor que a los pobres, pues solo
el 2% de estos últimos alcanzó el nivel satisfactorio, en tanto,
el 12% de los jóvenes no pobres lo hizo. Peor aún, 9 de cada
10 jóvenes pobres en Abancay está en el nivel inicio o menos.
Al comparar a los jóvenes pobres de Abancay con los jóvenes
pobres a nivel nacional, encontramos que les va igual de mal,
solo el 2% de ambos grupos alcanzó el nivel satisfactorio. Lo
mismo sucede con los estudiantes no pobres, ya que el 12%
alcanzó el nivel satisfactorio y a nivel nacional, solo el 13%.
GRÁFICO 10
2%
12% 6% 13%
14% 16%
35%
41%
43%
56%
34% 29%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Perú
En proceso Satisfactorio
empresas demandan habilidades en matemáticas y lenguaje,
respectivamente, y el 40% demanda actitud, compromiso y res-
ponsabilidad. Es decir, hay una nueva complementariedad entre
ambos tipos de habilidades, ambas son igual de demandadas. El
problema es que a los jóvenes pobres peruanos no les va mejor
con las habilidades socioemocionales que con las cognitivas.
Para estimar el nivel de habilidades socioemocionales de los jó-
venes en Abancay y en Perú, utilizamos la ECE que, como in-
dicamos, indaga además, sobre las actitudes socioemocionales
asociadas a la autoconfianza en el salón de clases a través de
20 preguntas del tipo ¿confío en que puedo aprobar los cursos
sin problema? o ¿creo que soy bueno resolviendo problemas?.
67
 Ahora, si bien estas preguntas solo recogen la autoconfianza de los
jóvenes en un salón de clases, confiamos en que constituyen una
buena aproximación de su autoconfianza pues ellos pasan aproxi-
madamente un tercio de su día en tareas relacionadas al colegio.
Con esta base hemos armado dos índices mediante la metodolo-
gía de componentes principales (PCA), que genera componentes
(índices) que recogen parte de la varianza de todas las preguntas.
El primer índice es el más informativo, por sí solo explica el 40% de
la varianza; el segundo explica el 15%. Usando ambos, recogemos
más de la mitad de la varianza de las 20 preguntas.
El Gráfico 11 muestra los resultados encontrados con el primer ín-
dice de autoconfianza. Primero, la autoconfianza de los jóvenes de
Abancay es ligeramente más alta que el promedio nacional. El ín-
dice está estandarizado a nivel de Perú, que tiene un promedio de
0. Para Abancay, el promedio es de 0,09 desviaciones estándar.
Al desagregar por pobreza en esta misma ciudad, encontramos
que existe una diferencia de 0,43 desviaciones estándar entre sus
jóvenes pobres y sus jóvenes no pobres, magnitud que la litera-
tura considera alta. Es decir, los jóvenes no pobres poseen una
confianza en sí mismos mayor a la de sus pares pobres.

GRÁFICO 11

Abancay y Perú: índice de autoconfianza

según pobreza, 2015
(desviaciones estándar)
0.25 0.21 Nota: El índice
0.2 de habilidades
Índice de autoconfianza (DE)

0.15 socioemocionales
0.10 se arma a partir
0.07
de 20 preguntas
0.05
de la ECE sobre la
0.00 autoconfianza del
Abancay Perú
-0.05 alumno en un salón
-0.10 de clases.
-0.15
-0.20 -0.16
-0.25 -0.22

No pobre Pobre

Fuente: Minedu (2015).

3. Uniendo el perfil educativo

y laboral
La literatura señala que el trabajo y la educación son las dos
formas básicas de acumular capital humano. Ya hemos revi-
sado cómo es la situación en ambas categorías; sin embargo,
hemos dejado de lado a aquellos jóvenes que no trabajan ni
estudian, pero ellos también dan información importante sobre
cómo les va en la ciudad. Este grupo está definido como Nini,
y presenta casi el mismo porcentaje jóvenes en Abancay que
en el Perú, 18% y 16% respectivamente.

68
Al desagregar por pobreza, en Abancay encontramos que el 22%
de jóvenes pobres son Nini, de estos, 13% está constituido por los
jóvenes no pobres (ver el Gráfico 12), una diferencia importante de
9 puntos porcentuales. Asimismo, encontramos una brecha mayor a
nivel nacional, que llega a 6 puntos porcentuales.
Sin embargo, las diferencias más grandes las encontramos
al desagregar los datos por sexo. El Gráfico 13 muestra que
el 23% de jóvenes mujeres pobres de Abancay no estudia ni
trabaja, mientras que solo el 15% de las mujeres no pobres
se encuentra en esta categoría. Además, el gráfico muestra
que existen diferencias importantes en el grupo por sexo que
estudia y no trabaja, esto significa que el 41% de las mujeres
pobres solo estudia, mientras que el 10% de hombres está en
esta categoría. Si resumimos, las mujeres están estudiando y
los hombres están trabajando.

GRÁFICO 12

Abancay y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
22% 13% 15%
90% 21%
80%
70% 25% 36%
36% 45%
60%
50%
40%
27% 21% 38% 30%
30%
20%
10% 25% 21% 16% 19%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Abancay Perú
Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini
Fuente: Enaho

GRÁFICO 13

Abancay y Perú: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
11%
90% 23% 22% 15%
80%
10%
70% 39%
60% 50%
41%
50%
46%
40%
30%
30% 15% 12%
20%
10% 21% 22% 20%
23%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini
Fuente: Enaho

69
70
Arequipa
71
 1. Perfil laboral

En el periodo 2013-2016, Arequipa tenía, aproxima-
damente, 630 mil habitantes entre 15 y 65 años, esto
de acuerdo con la Enaho. De ellos, 174 mil eran jóve-
nes, el 28%, una proporción casi similar a la de todo el
Perú, que era de 30%. Ahora, en ese mismo período,
del total de jóvenes arequipeños, 7 mil eran pobres,
lo que se traduce en un 4%, frente al promedio na-
cional que alcanzaba al 21%. En el Perú, 1 de cada 5
jóvenes es pobre; en Arequipa, 1 de cada 25, un ratio
bastante menor.
Esta situación no es nueva. El Gráfico 1 ilustra la evolu-
ción. El porcentaje de jóvenes pobres en Arequipa siem-
pre fue menor que el del Perú y ambos se redujeron casi
a la mitad. Cada vez hay menos jóvenes pobres en esta
ciudad y en el Perú, es más, en Arequipa ya casi no hay.

GRÁFICO 1

Arequipa y Perú: jóvenes pobres

(% sobre total de jóvenes)

45%
40% 38%
35% -17 pp
30%
25%
21%
20%
15% -7 pp
11%
10%
5% 4%
0%
Arequipa Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Que haya menos jóvenes pobres en Arequipa es una buena no-
ticia, pero esto no significa que a los que se quedan dentro de la
pobreza les vaya mejor.
Primero, revisamos el perfil laboral de los jóvenes pobres, acá
resalta que el porcentaje de ellos que pertenece a la PEA se ha
mantenido relativamente estable en el tiempo, alrededor de 61 o
62%, cifra que contrasta con la evolución de los jóvenes pobres
en Perú que pertenecen a la PEA, pues entre el 2006 y el 2016,
ellos pasaron del 73% al 58%.
Es bueno que no se haya reducido la PEA, pero es importante
notar que el porcentaje de jóvenes PEA de Arequipa siempre ha
sido menor al porcentaje de jóvenes PEA a nivel nacional (el del
2016). En el periodo analizado, siempre ha habido menos jóvenes
pobres dentro de la PEA en Arequipa que en el resto del Perú.

72
 GRÁFICO 2

Arequipa: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
80% 39% 38%
70% 46% 48%
60%
50%
40%
30% 61% 62%
20% 54% 52%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
PEA no PEA
Fuente: Enaho

Resaltan además, las pobres condiciones laborales de
los jóvenes arequipeños que sí están dentro del mercado
laboral, es decir, de los que forman parte de la PEA y que
podemos clasificar en (i) ocupados y (ii) desempleados.
El indicador más estudiado sobre el mercado laboral es el
desempleo, factor que constituye el grupo más vulnerable
al no percibir ingresos. El Gráfico 3 muestra que la tasa
de desempleo se ha reducido para los arequipeños de
todas las edades entre los periodos 2006-2009 al 2013-
2016, una reducción alentadora, pero si comparamos a
los jóvenes por pobreza en esta misma ciudad, encontra-
mos que el desempleo sigue siendo alto entre los jóvenes
pobres, que llega al 29%, mientras que entre los jóvenes
no pobres el porcentaje alcanza el 15% y entre los adul-
tos se registra el 4%.
La literatura internacional señala que la tasa de des-
empleo de los jóvenes suele ser el doble de la adulta,
pero en este caso es tres veces más para los jóvenes
no pobres y siete veces más para los jóvenes pobres. Al
comparar esta información sobre desempleo en Arequipa
con el promedio nacional, el joven arequipeño promedio
pobre y no pobre está peor que el peruano promedio. El
desempleo en Arequipa para los jóvenes pobres es de
29% mientras que en todo el Perú es de 10%, y para los
jóvenes no pobres es del 15% mientras que en todo el
Perú es del 12%.

GRÁFICO 3

Arequipa y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
40%
35%
30%
25%
20% 35%
15% 29%
13% 15%
10% 10% 12%
7%
5% 16% 15% 5% 4%
3%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Arequipa Nacional
Fuente: Enaho

73
 Estar ocupado no es sinónimo de estar adecuadamente emplea-
do. Un empleo adecuado tiene tres dimensiones: empleo adecua-
do por horas, empleo adecuado por ingresos y formalidad laboral
(contar con beneficios).
La primera dimensión, empleo adecuado por horas, implica traba-
jar menos de una jornada laboral completa (35 horas o más) y no
querer trabajar más. El subempleo por horas, entonces, implica
trabajar menos de una jornada laboral completa y desear trabajar
más horas, sin conseguirlo, pero este no es un problema impor-
tante en el mercado laboral peruano. Pero sí parece serlo para
Arequipa, el Gráfico 4 muestra que el porcentaje de arequipeños
subempleados por horas de distintas edades y niveles de pobreza
está siempre por encima del promedio nacional.
Asimismo, la situación es peor para los jóvenes pobres arequipe-
ños en el sentido de que el 22% de ellos está subempleado por
horas mientras que el 11% de jóvenes no pobres lo está. El doble
de jóvenes pobres quiere trabajar más horas y no encuentra un
trabajo para hacerlo.
En la misma línea, si comparamos a los jóvenes pobres de
Arequipa con sus pares a nivel nacional, encontramos que a
los primeros les va peor. El promedio nacional de jóvenes pobres
subempleados por ingresos es 7% y en Arequipa es tres veces
más, además los jóvenes no pobres de Arequipa están en des-
ventaja cuando se les confronta con sus pares a nivel nacional:
existe un 11% de subempleo por horas en Arequipa mientras que
en Perú se registra un 7%.

GRÁFICO 4

Arequipa y Perú: subempleo por horas

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
25%

20%

15%
13% 13%
10% 9%
7% 7%
5% 5%
17% 22% 19% 11% 14% 7%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Arequipa Nacional
Fuente: Enaho

La segunda dimensión, el empleo adecuado por ingre-
sos, implica trabajar una jornada completa (más de 35
horas) y ganar un salario por encima del mínimo. Si un
trabajador trabaja una jornada completa y gana por de-
bajo del salario mínimo, se le califica como subempleado
por ingresos, situación que, a diferencia del subempleo
por horas, no parece ser un problema del mercado laboral
arequipeño.
El Gráfico 5 muestra que en el periodo 2012-2016, la pro-
porción de subempleados por ingresos estaba por debajo
del 20% para todas las edades y niveles de pobreza. En
líneas generales, 1 de cada 3 peruanos gana por debajo
del salario mínimo incluso trabajando una jornada com-
pleta, en contraposición, el promedio para el arequipeño
promedio es 1 de cada 5.
Al desagregar por pobreza, en Arequipa encontramos que
el porcentaje de jóvenes pobres subempleados por ingre-
sos es similar al de jóvenes no pobres: 19% para los prime-
ros y 16% para los segundos. Si comparamos a los jóvenes
pobres y no pobres con el promedio nacional, encontramos
que siempre a los primeros les va mejor. El promedio na-
cional de subempleo por ingresos para los jóvenes pobres
es 36% y en Arequipa es 19%, para los jóvenes no pobres
se registra un 25% y para Arequipa un 16%.

74
 GRÁFICO 5

Arequipa y Perú: subempleo por ingresos

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
60%
50% 50%
40%
36% 34% 32%
30%
25% 25%
20%
10%
52% 16% 32% 19% 20% 15%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Arequipa Nacional
Fuente: Enaho

La tercera dimensión, un empleo adecuado, la constituyen
los beneficios laborales. Trabajar debe implicar beneficios
más allá del salario, pues debe proveer seguridad. Por ello,
la normativa contempla el seguro de salud, las pensiones,
las vacaciones, la compensación por tiempo de servicios
(CTS) y las gratificaciones.
Los gráficos 6 a 8 muestran el porcentaje de trabajadores
que cuentan con un seguro de salud, pensiones y gratifica-
ciones, para distintas edades y niveles de pobreza; acá el
patrón es el mismo que a nivel nacional, el nivel de despro-
tección de los trabajadores es alto.
Del total de trabajadores adultos de Arequipa, el 49% cuen-
ta con un seguro de salud. Ahora, entre los jóvenes no po-
bres, solo el 25% lo tiene y dentro de los jóvenes pobres,
solo el 8%, con lo que podemos observar que el subgrupo
más desafortunado es el de los jóvenes pobres, es igual si
los comparamos con sus pares con más recursos o si los
comparamos con los adultos.
Sin embargo, si comparamos el porcentaje de jóvenes pobres
sin seguro de salud con el promedio nacional, la situación es
relativamente alentadora. El 8% de jóvenes arequipeños po-
bres cuenta con un seguro de salud frente al 6% de jóvenes
peruanos pobres y lo mismo sucede con los jóvenes no pobres
y con los adultos.
En el tema de beneficios laborales, al trabajador arequipeño
le va mejor que al trabajador peruano promedio, el acceso de
los primeros al sistema de pensiones y a las gratificaciones es
bastante similar. En promedio, 9 de 10 trabajadores jóvenes
pobres están desprotegidos y 7 de 10 trabajadores jóvenes no
pobres lo están. A pesar de ello, el promedio arequipeño de
desprotección es menor al promedio nacional, e inclusive exis-
ten otras regiones en las que este es mayor que en Arequipa.

75
 GRÁFICO 6

Arequipa y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)

100%
96% 94%
90%
80% 83%
79%
70% 69%
65%
60%
50%
40% 88% 92% 80% 75% 53% 51%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Arequipa Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 7

Arequipa y Perú: trabajadores sin pensión

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 97% 94%
90% 87%
80% 79%
70% 70%
60% 63%
50%
40%
90% 89% 86% 72% 50% 48%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Arequipa Nacional
Fuente: Enaho

76
 GRÁFICO 8

Arequipa y Perú: trabajadores sin gratificación

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 97% 96%
90% 87% 85%
80% 80%
76%
70%
60%
50%
40% 93% 87% 88% 82% 71% 69%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Arequipa Nacional
Fuente: Enaho

En líneas generales, las condiciones laborales de los jóvenes
pobres y no pobres de Arequipa son mejores que las condi-
ciones laborales de los jóvenes a nivel nacional. Tienen más
beneficios laborales y el subempleo por ingresos es más raro
al compararlos con sus pares peruanos; sin embargo, la tasa
de desempleo es más alta que a nivel nacional, lo que nos
lleva a pensar que el mercado ha expulsado a los trabajado-
res menos productivos. Han quedado solo los más productivos
y por esta razón las condiciones laborales son mejores para
ellos. Otro indicio que nos lleva a esta conclusión es que el
porcentaje de jóvenes que pertenecen a la PEA es menor que
a nivel nacional.

2. Perfil educativo
La escolaridad, es decir, el número de años de educación
acumulados constituye el indicador típico de los resulta-
dos educativos. Sobre esto, en Arequipa, a los jóvenes no
pobres les va considerablemente mejor que a los jóvenes
pobres, ellos registran un 54% de acceso a la educación su-
perior (28% a universitaria y 16% a técnica), frente al 24% de
los pobres que lo hace (11% a universitaria y 13% a técnica).
Si comparamos a los jóvenes pobres arequipeños con el
promedio nacional, encontramos que los primeros están por
encima de la media. El 11% de los jóvenes pobres peruanos
accede a algún tipo de educación superior (en Arequipa es
el 24%). Es decir, a pesar de que los jóvenes arequipeños
pobres acumulan menos escolaridad que sus pares no po-
bres, igual tienen más escolaridad que el peruano promedio
pobre.
Lo mismo pasa con los jóvenes no pobres arequipeños: el
54% accede a educación superior y el promedio nacional
es de 35%.

77
 GRÁFICO 9

Arequipa y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)

Arequipa Perú
100% 6% 100% 3% 5%
11% 6% 6% 17% 22%
90% 10% 90%
28% 28%
80% 13% 80% 27% 28% 14%
70% 70% 13%
44% 13% 16%
60% 60%
42% 36% 33%
50% 50%
40% 24% 34% 40%
30% 30% 64% 61%
20% 41% 20% 34% 32%
34%
10% 25% 22% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

Mincer (1957) explica que los resultados laborales se explican,
en gran medida, por (i) la educación adquirida, y (ii) la experien-
cia laboral/capacitación laboral, ya que ambos son los principales
canales por los que una persona acumula capital humano. En
consecuencia, los resultados laborales pobres serían el reflejo
de una pobre acumulación de capital humano; sin embargo, la
escolaridad adquirida solo se convierte en buenos resultados en
el mercado laboral si las habilidades adquiridas por el trabajador
encajan con las que demanda el empleador. Por ello, quedarnos
solo con la escolaridad como resultado educativo es un análisis
limitado.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con
habilidades cognitivas. En el Perú, la medida estandarizada
para capturar habilidades cognitivas es la ECE, una prueba que
el Ministerio de Educación toma a todos los alumnos de segun-
do grado de secundaria de todas las instituciones educativas,
públicas y privadas, con cinco o más estudiantes entre 13 y 15
años. En promedio son más jóvenes que la muestra analizada,
pero es una buena variable proxy de lo que están aprendiendo
y aprenderán en sus siguientes años escolares.
La ECE evalúa a los estudiantes en lectura, matemática y es-
critura, para ello, asigna un puntaje en cada área evaluada de
100 a 1.000 puntos. Pero como el número exacto no es por sí
solo informativo, el Minedu contempla cuatro niveles de logro:
previo al inicio, en inicio, en proceso y satisfactorio, cada uno
representa en nivel de conocimientos y habilidades que se es-
pera demuestren los estudiantes, siendo el nivel satisfactorio
el que se debe aspirar, con eso este demuestra haber logrado
los aprendizajes del grado cursado y que está preparado para
el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de jóvenes de Arequipa
y Perú de acuerdo con sus niveles de logro en la ECE. Los
jóvenes de Arequipa, en el 2015, obtuvieron mejores resultados
que los nacionales, ya que el 21% alcanzó el nivel satisfactorio,
mientras que el promedio peruano llegó al 10%.
Desagregando por pobreza, a los jóvenes arequipeños no pobres
les va mejor que a los pobres. Solo el 9% de jóvenes pobres are-
quipeños alcanzan el nivel satisfactorio mientras que el 21% de
jóvenes no pobres lo hace. Y al comparar a los jóvenes pobres de
Arequipa con los jóvenes pobres a nivel nacional, a los primeros
les va mejor, ya que solo el 2% alcanza el nivel satisfactorio frente
al 9% arequipeño. Lo mismo sucede con los estudiantes no pobres
de Arequipa: el 21% alcanza el nivel satisfactorio y a nivel nacional
solo el 13% lo hace.

78

Arequipa y Perú: distribución de jóvenes
por puntaje en la ECE y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100%
9%
90%
14%
80%
70%
60%
43%
50%
40%
30%
20% 33%
10%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Arequipa
Previo al inicio En inicio
Fuente: Minedu (2015)
Las empresas demandan actualmente, dados los avances tecno-
lógicos, habilidades socioemocionales en igual medida que habili-
dades cognitivas, pues estas se relacionan con la personalidad y
la capacidad de regular emociones propias y de las otras personas
(Berniell y otros 2016). Tales habilidades incluyen, la perseveran-
cia, el autocontrol, la confianza en los otros y en uno mismo, la au-
toestima, la resiliencia, la empatía y la tolerancia hacia opiniones
distintas (Heckman y Kautz 2013).
Según una encuesta del Banco Mundial (2011), en el Perú la
demanda de habilidades socioemocionales es mayor que la de-
manda de habilidades cognitivas: mientras que 35% y 20% de
las empresas demandan habilidades en matemáticas y lenguaje,
respectivamente, el 40% de ellas demanda actitud, compromiso
y responsabilidad. Es decir, hay una nueva complementariedad
entre ambos tipos de habilidades, pues las solicitan por igual, el
problema es que a los jóvenes pobres peruanos no les va mejor
con las habilidades socioemocionales que con las cognitivas.
Para estimar el nivel de habilidades socioemocionales de los jó-
venes en Arequipa y en Perú, también hemos utilizado la ECE, ya
que indaga sobre las actitudes socioemocionales de los jóvenes
asociadas a su autoconfianza en el salón de clases a través de
20 preguntas del tipo ¿confío en que puedo aprobar los cursos sin
problema? o ¿creo que soy bueno resolviendo problemas?.
Si bien estas preguntas solo recogen la autoconfianza en un salón
de clases, creemos que es una buena aproximación de su auto-
GRÁFICO 10
2%
13%
21% 6%
16%
21% 35%
43%
41%
56%
29%
17%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Perú
En proceso Satisfactorio
confianza pues ellos pasan aproximadamente, un tercio de su día
en tareas relacionadas al colegio.
Sobre la base de las 20 preguntas hemos armado dos índices con
la metodología de componentes principales (PCA), que genera
componentes (índices) que recogen parte de la varianza de todas
las preguntas; el primero es el más informativo, por sí solo explica
el 40% de la varianza; el segundo explica el 15% y con ambos
recogemos más de la mitad de la varianza.
El Gráfico 11 muestra los resultados encontrados con el primer
índice de autoconfianza. Primero, la autoconfianza de los jóvenes
de Arequipa es ligeramente más alta que el promedio nacional. El
índice está estandarizado a nivel Perú, que tiene un promedio de
0. Para Arequipa, el promedio es de 0,03 desviaciones estándar.
Al desagregar por pobreza, encontramos que existe una diferencia
de 0,55 desviaciones estándar entre los jóvenes pobres y los jóve-
nes no pobres arequipeños, magnitud que la literatura considera
alta. Es decir, los jóvenes no pobres poseen una confianza en sí
mismos mayor que la de sus pares pobres, diferencia que está
empujada por lo baja que es la confianza de los jóvenes pobres.
Al comparar con los promedios nacionales, encontramos que la
autoconfianza de los jóvenes pobres arequipeños es mucho me-
nor que la autoconfianza del joven pobre peruano promedio. La
diferencia es de 0,33 desviaciones estándar, en cambio, la auto-
confianza de los jóvenes no pobres arequipeños está justo en el
promedio nacional.
79
 GRÁFICO 11

Arequipa y Perú: índice de autoconfianza

según pobreza, 2015
(desviaciones estándar)
0.1 0.06 0.07
Nota: El índice
Índice de autoconfianza (DE)

0 Arequipa Perú de habilidades

-0.1 socioemocionales
se arma a partir
-0.2 -0.16
de 20 preguntas
-0.3 de la ECE sobre la
-0.4
autoconfianza del
alumno en un salón
-0.5 de clases.
-0.49
-0.6

No pobre Pobre
Fuente: Minedu (2015).

3. Uniendo el perfil educativo

y laboral
La literatura señala que el trabajo y la educación son las dos for-
mas básicas de acumular capital humano, y ya hemos revisado
cómo es la situación en ambas categorías; sin embargo, dejamos
de lado a aquellos jóvenes que no hacen ni lo uno ni lo otro, pero
ellos también proporcionan información importante sobre cómo
les va en la ciudad. El grupo de los que no estudian ni trabajan
son los famosos Ninis, que en Arequipa registra un porcentaje de
13%, ligeramente menor que el de Perú, que es 16%.
Al desagregar por pobreza, encontramos que el 20% de jóvenes
pobres arequipeños son Nini, y el porcentaje es de 12% para los
jóvenes no pobres (ver el Gráfico 12). Una diferencia importante
de 8 puntos porcentuales; asimismo, es una brecha mayor a la
nacional, que es de 6 puntos porcentuales.
A diferencia de lo que pasa en el Perú, no encontramos diferen-
cias importantes al desagregar los datos por sexo. El Gráfico 13
muestra que el 20% de jóvenes mujeres arequipeñas pobres y no
pobres no estudia ni trabaja. A nivel nacional el 30% de jóvenes
mujeres pobres son Nini, mientras que solo el 13% de hombres
lo son. Estas son buenas noticias para la igualdad de género en
Arequipa.

80
 GRÁFICO 12

Arequipa y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
20% 12% 15%
90% 21%
80%
70% 25% 36%
43%
60% 40%
50%
40%
22% 38% 30%
30% 26%
20%
10% 22% 16% 19%
14%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Arequipa Perú

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

GRÁFICO 13

Arequipa y Perú: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
10%
90% 20% 20% 16%
80%
70% 44%
38% 33% 43%
60%
50%
40%
27% 18% 26%
30% 25%
20%
10% 21% 24% 21%
17%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

81
82
Moquegua
83
 1. Perfil laboral

Según la Enaho, en Moquegua, para el período 2013-2016,
se registraba aproximadamente 54 mil habitantes con edades
comprendidas entre los 15 y los 65 años. De este total, el 22%
eran jóvenes, es decir, más o menos 12 mil, una proporción
menor a la de todo el Perú, que llegaba al 30%.
Ahora, de los 54 mil jóvenes, poco menos de mil eran pobres
en el mismo período, con lo que el procentaje se traducía al
4%, frente al promedio nacional que alcanzaba el 21%. En el
Perú, 1 de cada 5 jóvenes es pobre; en Moquegua, 1 de cada
25 lo es. Esta diferencia no sorprende si consideramos que la
región tiene el PBI per cápita más alto del país.
De hecho, el porcentaje de jóvenes pobres en Moquegua siem-
pre fue menor que en el Perú, pero la caída fue mucho más
agresiva que la que registró la peruana. Cada vez hay menos
jóvenes pobres tanto en la ciudad como en el Perú, y podría-
mos afirmar que en Moquegua ya casi no hay jóvenes pobres.

GRÁFICO 1

Moquegua y Perú: jóvenes pobres

(% sobre el total de jóvenes)
45%
40% 38%
35% -17 pp
30% 27%
25% 21%
20% -23 pp
15%
10%
4%
5%
0%
Moquegua Nacional

2006 - 2009 2013 - 2016

Fuente: Enaho

Ahora, si pasamos al análisis laboral de los jóvenes, lo primero
que resalta es que cada vez menos jóvenes pobres de Moquegua
forman parte de la PEA. El Gráfico 2 muestra que este porcen-
taje pasó de 62% en el periodo 2006-2009, a 47% en el periodo
2013-2016, registrando una caída de 15 puntos porcentuales. En
el caso de los jóvenes no pobres, el porcentaje que pertenece a
la PEA casi no se movió en el mismo periodo, un resultado preo-
cupante en sí mismo, ya que significa que los jóvenes pobres ac-
tuales están renunciando al mercado laboral y no están buscando
activamente un empleo.

84
Sin embargo, se debe tener en cuenta que el porcentaje de tivamente en el mercado laboral y son, probablemente, los
jóvenes pobres ha caído considerablemente. Los jóvenes pobres más extremos los que presentan más trabas para
que aún están en la pobreza son los que no participan ac- insertarse.

GRÁFICO 2

Moquegua: jóvenes que pertenecen a la PEA

(% sobre el total de jóvenes)
100%
90%
38%
80%
53% 48% 51%
70%
60%
50%
40% 62%
30%
47% 52% 49%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

PEA no PEA

Fuente: Enaho

Resaltan también, las pobres condiciones laborales de
aquellos jóvenes moqueguanos que sí están dentro del
mercado laboral, es decir, los que forman parte de la
PEA, los que pueden ser (i) ocupados o (ii) desemplea-
dos.
resultado que parece contraintuitivo. Sin embargo, el grá-
fico anterior muestra que más de la mitad de los jóvenes
no pobres ha dejado el mercado laboral, los que se han
quedado sí tienen empleo, con ello parecería que los jó-
venes pobres que no consiguen empleo, dejan de buscar.

El indicador más estudiado sobre el mercado laboral es
el desempleo, ya que quienes lo conforman constituyen
el grupo más vulnerable al no percibir ingresos. El Grá-
fico 3 muestra que la tasa de desempleo se ha reducido
para los moqueguanos de todas las edades entre los pe-
riodos 2006-2009 al 2013-2016, pero esto no significa
que los resultados sean todos positivos.
Al comparar a los jóvenes por pobreza dentro de Mo-
quegua, encontramos que el desempleo es mayor entre
los no pobres. El desempleo en este grupo llega al 17%,
mientras que entre los jóvenes pobres alcanza el 6%, un
Un dato adicional para recordar es que muy pocos jóve-
nes moqueguanos son pobres, la mayoría de ellos está
en el grupo de no pobres, acá el desempleo es del 17%.
La literatura internacional señala que la tasa de desem-
pleo juvenil suele ser el doble de la adulta, pero en este
caso es tres veces más para los jóvenes no pobres.
En la misma línea, al comparar con el promedio nacional,
en desempleo, el joven moqueguano no pobre promedio
está peor que el peruano no pobre promedio. El desem-
pleo de los jóvenes no pobres en Moquegua alcanza el
17% mientras que en todo el Perú es de 12%.

85
 GRÁFICO 3

Moquegua y Perú: desempleo según edad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)
35%
30%
25%
20%
15% 15%
13% 12%
10% 10%
5% 5%
5%
29% 6% 22% 17% 9% 3%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos
Moquegua Nacional
Fuente: Enaho

Estar ocupado no es sinónimo de estar adecuadamente em-
pleado, si entendemos que un empleo adecuado tiene tres di-
mensiones: empleo adecuado por horas, empleo adecuado por
ingresos y formalidad laboral, es decir, contar con beneficios.
La primera dimensión, empleo adecuado por horas, implica tra-
bajar menos de una jornada laboral completa (35 horas o más)
y no querer trabajar más. El subempleo por horas, entonces,
implica trabajar menos de una jornada laboral completa y de-
sear trabajar más horas sin conseguirlo.
El subempleo por horas no es un problema importante del
mercado laboral peruano. Tampoco parece serlo para Moque-
gua, esto lo vemos en el Gráfico 4, en el que el porcentaje
de moqueguanos subempleados por horas de distintas edades
y niveles de pobreza está siempre por encima del promedio
nacional, pero por muy poco, nunca por más de tres puntos
porcentuales.
La situación es peor para los jóvenes que para los adultos
moqueguanos, el 10% de jóvenes pobres y no pobres está
subempleado por horas mientras que solo el 5% de adultos
lo está. Si comparamos a los jóvenes pobres y no pobres de
Moquegua con sus pares a nivel nacional se presenta una si-
tuación similar. El promedio nacional de jóvenes pobres y no
pobres subempleados por ingresos es 7% y en Moquegua está
alrededor del 9%.

GRÁFICO 4

Moquegua y Perú: subempleo por horas

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
25%

20%

15%
13% 13%
10% 9%
7% 7%
5% 5%
20% 10% 18% 9% 12% 6%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Moquegua Nacional
Fuente: Enaho

86
La segunda dimensión, un empleo adecuado por ingresos,
implica trabajar una jornada completa (más de 35 horas) y
ganar un salario por encima del mínimo. Si un trabajador
trabaja una jornada completa y gana por debajo del salario
mínimo, se le califica como subempleado por ingresos.
Entonces, a diferencia del subempleo por horas, el subem-
pleo por ingresos no parece ser un problema del mercado
laboral moqueguano, como muestra el Gráfico 5, donde la
proporción de subempleados por ingresos está por debajo
del 20% para todas las edades y niveles de pobreza en el
periodo 2012-2016.
En líneas generales, 1 de cada 3 peruanos gana por debajo
del salario mínimo al trabajar una jornada completa. El pro-
medio para el moqueguano promedio es 1 de cada 4.
Al desagregar por pobreza, siempre en Moquegua, encon-
tramos que el porcentaje de jóvenes pobres subempleados
por ingresos es bastante menor al de jóvenes no pobres: 7%
para los primeros y 18% para los segundos. En este caso,
otra vez, los resultados deben analizarse en un contexto en
el que casi no existen jóvenes pobres en la región. Los re-
sultados de jóvenes no pobres presentan una realidad más
cercana al joven promedio moqueguano, el subempleo para
estos es 18% mientras que para los adultos es 12%, una
diferencia moderada.
En esa misma línea, si comparamos a los jóvenes pobres y
no pobres de Moquegua con el promedio nacional, encon-
tramos que siempre a los primeros les va mejor, ya que el
promedio nacional de subempleo por ingresos para los jóve-
nes no pobres es 25%, mientras que en Moquegua es 18%.

GRÁFICO 5

Moquegua y Perú: subempleo por ingresos

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
60%
50% 50%
40%
36% 34% 32%
30%
25% 25%
20%
10%
0% 42% 37% 33% 18% 19% 12%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Moquegua Nacional
Fuente: Enaho

La tercera dimensión, empleo adecuado, se manifiesta al contem-
plar los beneficios laborales. Trabajar debe implicar beneficios
más allá del salario, debe proveer seguridad, por ello, la norma-
tiva incluye el seguro de salud, las pensiones, las vacaciones,
la compensación por tiempo de servicios (CTS) y las gratifica-
ciones.
Ahora, los gráficos 6 al 8 muestran el porcentaje de trabajadores
que cuentan con el seguro de salud, pensiones o gratificaciones
para distintas edades y niveles de pobreza, en ellos el patrón es
el mismo que a nivel nacional, el grado de desprotección de los
trabajadores es alto, pero la situación es más positiva.
En Moquegua, entre los trabajadores adultos, el 59% cuenta con
seguro de salud, para los jóvenes no pobres el porcentaje es de
28% y dentro de los jóvenes pobres, nadie lo tiene. Si tomamos
en cuenta que el joven no pobre de Moquegua es el joven repre-
sentativo, el subgrupo más desafortunado en esta ciudad es el
de los jóvenes. Sin embargo, si los comparamos con el prome-
dio nacional, la situación es relativamente alentadora para los
moqueguanos, ya que el 28% de jóvenes moqueguanos no
pobres cuenta con un seguro de salud mientras que solo el
21% de jóvenes peruanos no pobres lo tiene. Y, dado que casi
no hay pobres en Moquegua, este 28% también se compara
con el 6% de jóvenes pobres peruanos que no tienen seguro

87
 de salud. Es decir, a los jóvenes de Moquegua les va bastante pobres jóvenes moqueguanos están desprotegidos, mientras
mejor en términos de protección laboral. Al revisar el acceso en el Perú el ratio es 8 de cada 10 trabajadores, con ello el
al sistema de pensiones y a las gratificaciones, la situación es promedio moqueguano de desprotección es menor al prome-
bastante similar. En promedio, 7 de cada 10 trabajadores no dio nacional.

GRÁFICO 6

Moquegua y Perú: trabajadores sin seguro de salud

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)

100%
96% 94%
90%
80% 83%
79%
70% 69%
65%
60%
50%
40%
86% 100% 74% 72% 43% 41%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Moquegua Nacional
Fuente: Enaho

GRÁFICO 7

Moquegua y Perú: trabajadores sin pensiones

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)

100%
90% 97% 94%
80% 87%
79%
70% 70%
63%
60%
50%
40%
30%
88% 86% 78% 71% 43% 30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Moquegua Nacional
Fuente: Enaho

88
 GRÁFICO 8

Moquegua y Perú: trabajadores sin gratificación

según edad y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 97% 96%
90% 87% 85%
80% 80%
70% 76%
60%
50%
40% 97% 100% 95% 92% 73% 68%
30%
20%
10%
0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Adultos

Moquegua Nacional
Fuente: Enaho

2. Perfil educativo
El indicador típico de los resultados educativos es la esco-
laridad, es decir el número de años de educación que se
acumula, y en Moquegua a los jóvenes no pobres les va
considerablemente mejor que a los jóvenes pobres. A los
pocos pobres de esta región les va bastante mal.
El 54% de los no pobres accede a educación superior (44%
a universitaria y 10% a técnica), por el contrario, ningún
pobre lo hace. Esta situación refuerza la hipótesis inicial:
dentro de la pobreza, ha quedado la más extrema.
Al comparar a los jóvenes pobres moqueguanos con el pro-
medio nacional, los primeros están bastante peor, pues el
11% de los jóvenes pobres peruanos accede a algún tipo
educación superior frente al 0% de Moquegua.
En cambio, los jóvenes no pobres moqueguanos, grupo
que es representativo para este sector, están por encima
del promedio nacional, si vemos el 54% que accede a la
educación superior, mientras que el promedio nacional re-
gistra un 35%.

89
 GRÁFICO 9

Moquegua y Perú: distribución de jóvenes según escolaridad y pobreza

(% sobre el total de la PEA)

Moquegua Perú
100% 7% 8% 100% 3% 5%
6% 6% 17% 22%
90% 23% 90%
19%
80% 44% 80% 27% 28% 14%
70% 70% 13%
50% 20%
60% 38% 60%
50% 10% 50% 36% 33%
40% 30% 40%
22%
30% 30% 64% 61%
20% 37% 42% 20% 34% 32%
10% 28% 24% 10%
0% 0%
2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016 2006 - 2009 2013 - 2016
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Primaria Secundaria Técnica Universitaria Primaria Secundaria Técnica Universitaria

Fuente: Enaho

De acuerdo con Mincer (1957), los resultados laborales se ex-
plican, en gran medida por (i) la educación adquirida y por (ii)
la experiencia laboral/capacitación laboral, al ser los principales
canales por los que una persona acumula capital humano. En
consecuencia, los resultados laborales pobres serían el reflejo
de una pobre acumulación de capital humano; sin embargo, la
escolaridad adquirida solo se convierte en buenos resultados en
el mercado laboral si las que obtuvo el trabajador encajan con las
demandas del empleador. Por ello, quedarnos solo con la escola-
ridad como resultado educativo es un análisis limitado.
Tradicionalmente, los empleadores buscan trabajadores con ha-
bilidades cognitivas, y en el Perú la medida estandarizada para
obtenerlas es la ECE, prueba aplicada por el Ministerio de Edu-
cación (Minedu) a todos los alumnos de segundo grado de se-
cundaria de todas las instituciones educativas del país, públicas y
privadas, con cinco o más estudiantes entre los 13 y los 15 años;
una muestra en promedio, más joven que la analizada, pero que
constituye una buena variable proxy de lo que están aprendiendo
y aprenderán en sus siguientes años de escolaridad.
La ECE evalúa tres campos: lectura, matemáticas y escritura,
y asigna un puntaje para cada área evaluada que puede estar
entre 100 y 1.000 puntos. Pero como el número exacto no es por
sí solo informativo, el Minedu contempla cuatro niveles de logro:
previo al inicio, en inicio, en proceso y satisfactorio, donde uno
representa el nivel de conocimientos y habilidades que se espera
demuestren los estudiantes en las pruebas. El nivel satisfacto-
rio es al que se debe aspirar, el logro del nivel demuestra que
el estudiante alcanzó los aprendizajes del grado cursado y está
preparado para el siguiente.
El Gráfico 10 muestra la distribución de jóvenes de Moquegua
y Perú según sus niveles de logro en la ECE, de él podemos
deprender que los resultados para los primeros, en el año 2015,
son mucho mejores que los resultados nacionales. El 16% de es-
tudiantes moqueguanos alcanzaron el nivel satisfactorio mientras
que el promedio peruano es 10%.
Si desagregamos por pobreza, dentro de Moquegua a los jóve-
nes no pobres les va mejor que a los pobres, solo el 6% de ellos
alcanzan el nivel satisfactorio, mientras que el 17% de jóvenes no
pobres lo hace. Y al comparar a los jóvenes no pobres, que son
los representativos, con sus pares a nivel nacional, a los primeros
les va mejor. El 17% alcanza el nivel satisfactorio y a nivel nacio-
nal solo el 13% lo hace.

90
 GRÁFICO 10

Moquegua y Perú: distribución de jóvenes

por puntaje en la ECE y pobreza
(% sobre el total de la PEA)
100% 6% 2%
17% 6% 13%
90% 11%
80% 16%
70% 19% 35%
60% 51% 44%
50% 43%
40%
30%
56%
20% 32% 29%
10% 20%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Moquegua Perú

Previo al inicio En inicio En proceso Satisfactorio

Fuente: Minedu (2015)

Actualmente, y dados los avances tecnológicos, las empresas
demandan habilidades socioemocionales en igual medida que
habilidades cognitivas, pues estas se relacionan con la per-
sonalidad y la capacidad de regulación emocional, las propias
emociones como las de otras personas (Berniell y otros 2016).
Tales habilidades incluyen, entre otras, la perseverancia, el auto-
control, la confianza en los otros y en uno mismo, la autoestima,
la resiliencia, la empatía y la tolerancia hacia opiniones distintas
(Heckman y Kautz 2013).
Una encuesta del Banco Mundial (2011), indica que en el Perú
la demanda de habilidades socioemocionales es mayor que la
demanda de habilidades cognitivas, entre el 35% y el 20% de
las empresas demandan habilidades en matemáticas y lenguaje,
respectivamente, y el 40% de ellas demandan actitud, compro-
miso y responsabilidad. Es decir, hay una nueva complemen-
tariedad entre ambos tipos de habilidades, ambas son igual de
demandadas, pero el problema es que a los jóvenes pobres pe-
ruanos no les va mejor con las habilidades socioemocionales que
con las cognitivas.
Para estimar el nivel de habilidades socioemocionales de los jó-
venes en Perú y Moquegua, también hemos utilizado la ECE,
ya que indaga además, sobre las actitudes socioemocionales de
los jóvenes asociadas a su autoconfianza en el salón de clases,
a través de 20 preguntas del tipo ¿confío en que puedo apro-
bar los cursos sin problema? o ¿creo que soy bueno resolvien-
do problemas?. Si bien esta medición recoge la data sobre la
autoconfianza en un salón de clases, creemos en que es una
buena aproximación de la autoconfianza de los jóvenes en gene-
ral, pues pasan aproximadamente un tercio de su día en tareas
relacionadas al colegio.
Sobre la base de estas 20 preguntas, armamos dos índices me-
diante la metodología de componentes principales (PCA), que
genera componentes (índices) que recogen parte de la varianza
de todas las preguntas. El primer índice es el más informativo,
por sí solo explica el 40% de la varianza. El segundo explica el
15%. Usando ambos, recogemos más de la mitad de la varianza.
El Gráfico 11 muestra los resultados para el primer índice de au-
toconfianza, que para los jóvenes de Moquegua es ligeramente
más bajo que el promedio nacional. El índice está estandarizado
a nivel Perú, que tiene un promedio de 0. Para Moquegua, el
promedio es de -0,02 desviaciones estándar. Al desagregar por
pobreza, encontramos que existe una diferencia de 0,33 desvia-
ciones estándar entre los jóvenes moqueguanos pobres y los no
pobres, magnitud que la literatura considera moderada-alta. Es
decir, los jóvenes no pobres poseen una confianza en sí mismos
mayor a la de sus pares pobres, diferencia empujada por lo baja
que es la confianza de los jóvenes pobres.
Al comparar con los promedios nacionales, encontramos que la
autoconfianza de los jóvenes pobres moqueguanos es menor

91
 que la autoconfianza del joven pobre peruano promedio. La di- debajo del promedio nacional. A pesar de que los jóvenes moque-
ferencia es de 0,16 desviaciones estándar. En esa misma línea, guanos están por encima del promedio nacional en habilidades
la autoconfianza de los jóvenes no pobres moqueguanos está por cognitivas, no lo están en habilidades blandas.

GRÁFICO 11

Moquegua y Perú: índice de autoconfianza

según pobreza, 2015
(desviaciones estándar)
0.1 0.07
0.05
0.01
Índice de autoconfianza (DE)

0 Nota: El índice
Moquegua Perú
de habilidades
-0.05 socioemocionales
-0.1 se arma a partir
de 20 preguntas
-0.15 de la ECE sobre la
-0.16
-0.2 autoconfianza del
alumno en un salón
-0.25
de clases.
-0.3
-0.32
-0.35

No pobre Pobre
Fuente: Minedu (2015)

3. Uniendo el perfil educativo

y laboral
La literatura señala que el trabajo y la educación son las dos
formas básicas de acumular capital humano, y ya hemos revi-
sado cómo es la situación en ambas categorías. Sin embargo,
hemos dejado de lado a aquellos jóvenes que no hacen ni lo
uno ni lo otro, que también proporcionan información impor-
tante sobre cómo les va en la ciudad.
El grupo de los que no estudian ni trabajan son los famosos
Ninis. El porcentaje de jóvenes Nini en Moquegua es ligera-
mente menor que el de Perú: el 14% y 16% respectivamente.
En Moquegua, al desagregar por pobreza, encontramos que
el 22% de jóvenes pobres son Nini y para los jóvenes no
pobres la cifra es de 13% (ver el Gráfico 12), esta es una
diferencia importante de 9 puntos porcentuales; asimismo, es
una brecha mayor a la nacional (que es de 6 puntos porcen-
tuales).
Sin embargo, la desigualdad más grande la encontramos al
desagregar los datos por sexo. El Gráfico 13 muestra que el
50% de jóvenes mujeres pobres de Moquegua no estudia ni
trabaja mientras que solo el 4% de hombres pobres se en-
cuentra en esta categoría. En conclusión, es 10 veces más el
número de mujeres pobres Nini que hombres Nini.
Esta diferencia también se observa en el grupo más represen-
tativo de jóvenes moqueguanos, los no pobres, donde el 17%
de jóvenes mujeres no pobres son Nini, mientras que solo el
10% de hombres lo son. Casi dos veces más de mujeres que
hombres.

92
 GRÁFICO 12

Moquegua y Perú: jóvenes Nini

según pobreza, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100%
22% 13% 15%
90% 21%
80%
70% 25% 36%
46%
60% 35%
50%
40%
20% 38% 30%
30% 25%
20%
10% 21% 16% 19%
19%
0%
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres Jóvenes pobres Jóvenes no pobres
Moquegua Perú

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

GRÁFICO 13

Moquegua y Perú: jóvenes Nini

según pobreza y sexo, 2013-2016
(% sobre total de jóvenes)
100% 4% 10%
90% 17%
80% 39%
50%
70% 46%
60% 46%
50%
40% 29%
28% 15% 25%
30%
20%
14% 28% 22%
10% 20%
7%
0%
Mujeres Hombres Mujeres Hombres
Jóvenes pobres Jóvenes no pobres

Trabaja y estudia Trabaja y no estudia No trabaja y estudia Nini

Fuente: Enaho

93
 La voz de los jóvenes
Para complementar el análisis estadístico participamos en tres
reuniones de jóvenes líderes en Moquegua el 20 de julio, en
Arequipa el 11 de agosto y en Huánuco el 17 de agosto. En
ellas, a través de talleres y entrevistas semiestructuradas, se
levantó información valiosa que complementó el análisis. En
estas visitas se captó el sentir de los jóvenes en términos de
educación y empleo. Una primera impresión generalizada es
la referida a la calidad de la educación que reciben.

Ellos perciben que es rígida, vertical, poco innovadora, sim-

plista, complaciente y teórica. Los estudiantes universitarios
por otro lado, evidencian una escasa renovación del cuerpo
docente. Lo que puede explicar la razón por la que sienten
que el acceso a las plazas docentes no se basa en méritos
objetivos y verificables.

a “La educación es muy vertical, no hay una cuestión de

participación. El profesor está adelante y la mayoría
no admite posiciones en contrario. Las cosas que ellos
dicen siempre están bien. Al final, no hay una educa-
ción crítica. No hay una libre expresión de opinión. Por
temor, a veces, los estudiantes optan por callarse.”

a
“Los docentes que ingresan no tienen niveles de doctores o magíster. Los profesores vienen a enseñar cualquier cosa.
Los docentes se hacen amiguitos de los estudiantes y por eso les hacen “asar”. No hay una educación de calidad que
garantice un buen empleo en el futuro. Hay que volverse sumisos, porque en caso contrario te tachan.”

a
“A veces lo profesores vienen, explican y no hacen nada. Uno se queda con la impresión incorrecta de que el curso es
fácil, pero eso no siempre es cierto. Hay mucho amiguismo. Al momento de trabajar los modelos que se vieron en la
universidad ya quedaron obsoletos.”

a
“En los colegios no se educa muy bien, se hace todo igual, sin tomar en cuenta las diferencias. Los niños no aprenden
porque los profesores no enseñan como deberían. Siempre enseñan lo mismo.”

a
“La educación en el Perú no es buena. Los docentes no tienen la motivación, las clases son repetitivas. La monotonía,
el aburrimiento de los docentes hace que se limite la motivación de los estudiantes. Los profesores son inflexibles y van
robotizados a sus clases, con mallas curriculares desactualizadas.”

a
“En efecto, hay mucha teoría. Hacen falta más talleres de práctica. No es lo mismo que te enseñen oratoria y que te
hagan parar frente a 200 personas y hablar. Y esa práctica no la da la universidad. En la universidad hay gente que sabe
mucho pero no sabe enseñar. Llegan al aula, comienzan a hablar y la gente se pone a dormir. Si uno lee su libro se ve
que es muy buena, pero no sabe enseñar.”

a
“Hace falta convenios institucionales de la universidad con el mundo del trabajo (algo así como lo que tiene Senati). En
algunas universidades hay proyección social. Valdría la pena ampliar esas experiencias.”

94
 Los jóvenes también identifican que un factor clave para el éxito
de un proceso educativo, sea secundario o universitario, es el
compromiso de los docentes y directores. En esta misma línea,
los jóvenes se quejan del ausentismo docente en las universi-
dades.

a “En el colegio si aprendí bastante. La directora hizo que

se implementaran psicología, ética, etcétera. El cole-
gio era nacional, pero era muy bueno. La directora nos
trataba como sus hijas, quería lo mejor para nosotras.
Claramente la directora era buena y comprometida.
Luego ella se jubiló y se perdió la esencia del colegio.”

a “¿Por qué deberíamos ir a academias preuniversitarias?

¿Por qué tratamos de aprender en tres meses lo que
no aprendimos en cinco años? La educación es muy
deficiente en el Perú.”

a “(Los profesores) Generaban confianza de poder hablar

con ellos, se sentían comprometidos. Se notaba que
eran personas que amaban enseñar, tenían vocación.
A todos nos trataban por igual.”

Otro elemento que destacó notoriamente en las conversa-

ciones fue la desconexión entre la educación secundaria y la
educación superior.
Del mismo modo, resaltó el tema de las nuevas universidades
privadas y sus deficiencias en la calidad de la educación que
imparten.

a “No existe una conexión entre la secundaria y la univer-

sidad. Se necesitan academias, esto es mayor gasto
para los hogares. No nos preparan para los estudios
universitarios. En el colegio te dan cosas simples, pero
en la universidad se ve un cambio muy radical.”

a “Han aparecido varias universidades privadas que no

aseguran (una) educación de calidad, no aseguran un
puesto de trabajo. Eso es el principal motivo para el
desempleo de los jóvenes.”

a “La difusión de oportunidades como becas, pasantías,

etcétera. Aseguran un plus para el CV de los chicos.
Esas oportunidades solo están en las universidades nacionales, las que tienen prestigio.”

a “Yo me pasé de una universidad privada a una pública. De Alas Peruanas a la San Agustín. La privada no es reconocida por
su excelencia académica. Estaba en quinto año y en un curso (Practica Procesal Civil), la profesora hizo una pregunta muy
sencilla y los estudiantes no pudieron responder. Allí me di cuenta (de) que tenía una base nula.”

95
 En un país aspiracional como el nuestro es compren-
sible que la mayoría de los jóvenes opten por las ca-
rreras universitarias antes que por las técnicas que
se encuentran muy desvalorizadas; sin embargo, los
jóvenes que optaron por ellas han encontrado buena
empleabilidad.

Se identifica también, un problema con los procesos

de toma de decisiones sobre las carreras que desean
seguir. En múltiples ocasiones se ha encontrado casos
en los que optaron por cambiar de carrera o de univer-
sidad. Son comunes también, los casos en los que ellos
confiesan haber elegido sus carreras casi por azar.
Esto es en parte comprensible, un joven de 17 o 18
años difícilmente está lo suficientemente formado como
para tomar una decisión de vida de tal magnitud (elegir
una carrera). Sin duda, se trata de un tema que merece
un mayor análisis dentro de los sistemas educativos.

a “Estudié Ingeniería Industrial. Entré por accidente a esta carrera. Un compañero me desafió. Al inicio me pareció sencilla
pero interesante y le agarré cariño.”

a “Estoy cursando prácticas pre-profesionales. Terminé el colegio y no sabía que estudiar. No entré a medicina, pero escogí
nutrición. Al elegir eso luego los padres me dijeron ¿Por qué nutrición?, hubieras elegido ingeniería. Luego me di cuenta
(de) que esa era mi vocación. Me ha abierto varias puertas.”

a “Siempre he sido de las personas que ponen empeño al estudio. Ingresé a un pedagógico, pero eso no me satisfacía.
No sabía bien que estudiar. Mis papás me recomendaron estudiar ingeniería y por eso postulé a ingeniería. Pero a mí
me encantaba leer, me pasaba todo el día leyendo. Por un problema con la física no logré estudiar ingeniería. Viendo
televisión vi a Valle Riestra y me dije yo quiero ser así. Por eso estudié derecho. Los profesores tienen sus favoritos y no
dan espacio para que uno se desenvuelva. Luego postulé a mi segunda carrera: contabilidad. Ese es otro mundo, mucho
más práctico.”

a “También estudio derecho en la UNSA y la verdad es que desconfío mucho de los profesores. A partir del primer año me
compraba los libros, no solo de mi profesor, sino también los del otro profesor. Así me acostumbré a desconfiar de lo que
decía un profesor y buscar la opinión de los otros profesores.”

a “Al salir del colegio postulé a biología, pero luego me di cuenta de mi vocación y decidí cambiarme a psicología. Lo decidí
por vocación.”

a “La presión de los padres, la presión social. Las personas no siempre estudian lo que les hace felices”

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Otro elemento recurrente en el testimonio de los jóvenes es el
del compromiso que un buen proceso educativo requiere de los
estudiantes, algo que ellos perciben que no está sucediendo,
pues destacaron el poco entusiasmo y los comportamientos des-
honestos.

a “Los docentes no renuevan su malla curricular. Los es-

tudiantes no ponen de su parte, tampoco. Nos enseñan
una clase y nos quedamos con eso. Falta participación,
ir a buscar fuentes, leer, investigar.”

a “Hay un problema con los plagios. Se sabe bien quie-

nes son los que plagian y quienes no. Los sistemas de
evaluación son arcaicos para la época.”

Sobre el mundo del trabajo la visión es mixta. Son va-

rios los jóvenes que empezaron su inserción laboral
bastante temprano en el ciclo de su vida. Al inicio bus-
caban un trabajo para tener independencia financiera,
luego trataron de encontrar empleos más vinculados a
sus estudios.

a “El primer trabajo se consiguió por amigos. A partir de

ahí, trató de desempeñarse lo mejor posible. Un amigo
fue jalando hacia otro trabajo y así. Esa es la forma de
conseguir empleos.”

a “Para apoyarnos entre todos los hermanos hemos

trabajado desde temprano. Empecé trabajando en un
restaurante. Al inicio cometía muchos errores. Recibía
mucho maltrato. Luego empecé a emprender. Lo que
aprendí en el restaurante me sirvió para hacer mi propio
negocio de yogurt natural.”

a “Solo una vez, hasta ahora, he trabajado en una tienda

de ropa deportiva. Solo he trabajado un verano, mes y
medio. Eso me enseñó mucho a interactuar con otras
personas.”

a “Yo vivo con mi mama y mis hermanos, mi papá trabajaba lejos. Yo comencé a trabajar a los 14, cuando estaba en secun-
daria. Yo necesitaba el dinero para comprar curiosidades, ropas, ser independiente. Vi un letrero en un restaurante donde
ofrecían un puesto de cocinero. Comencé a trabajar los fines de semana. He trabajado en varios restaurantes, pero luego
me salí de ese mundo. No había trato digno. Al salir de eso busqué prácticas preprofesionales. La universidad me ayudó.
Los conocimientos adquiridos en la universidad me resultaron útiles.”

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 Un comentario recurrente en las entrevistas es el referido a los
medios utilizados para conseguir un empleo. El canal más co-
mún es el “boca a boca”, esto muestra un defecto de nuestros
mercados de trabajo, los flujos de información son deficientes.

a “Mi hermano y conocidos me jalaron a un trabajo en vaca-

ciones. Si quisiera trabajar buscaría por medio de un ami-
go. Hay convocatorias en la web, pero como no conoces a
nadie es más complicado que te contraten.”

a “Un amigo entró a trabajar, se adaptó bien a eso y cada vez

que había convocatoria el invitaba a amigos. También hay
páginas web donde salen convocatorias.”

a “Los trabajos se consiguen por conocidos (de mi papá),

gracias a un amigo o conocidos. Hay un conflicto entre las
oportunidades y el mérito.”

Luego, al indagar sobre los empleos relacionados con los

estudios realizados, la posición es menos optimista, los
jóvenes encuentran que hay muy poca oferta laboral y
que las condiciones laborales no son las ideales. Algunas
veces, deben combinar más de un empleo para satisfacer
los requisitos de sus prácticas preprofesionales y poder
generar ingresos para subsistir.

a “Yo he estudiado derecho, pero he podido trabajar

en la academia donde estudié. En el INEI convocan
a jóvenes para trabajos de corto plazo. A través de
ellos se consiguen prácticas, antes eran de 24 me-
ses, ahora son de 10. Los contratos CAS no tienen
todos los beneficios.”

a “¿Conseguir trabajo sería difícil? depende de en qué

sector. Para trabajos poco calificados, sí, pero en
sus carreras es más complicado.”

a “La mayor parte de la oferta laboral es de trabajos simples. Cuando eres especializado hay muy poca oferta. Mi amigo es
súper inteligente y podría estar haciendo cosas muy interesantes aquí, pero se fue del país…”

a “No te pagan. Solo las prácticas, y es un horario de trabajo muy largo, que no es compatible con los estudios y es más
demandante.”

a “Primero, fue difícil conseguir las prácticas. Por eso muchos migran, también van a distritos alejados, pero no están tan
felices. Por eso, siguen buscando otras oportunidades.”

a “Hay mucha oferta de profesionales y poca demanda. Los profesionales demoran tres años en graduarse. Los venezolanos
llegan a quitar empleos también.”

a “Muchos tienden a tener más de un trabajo. Turno mañana y turno tarde, uno vinculado a la carrera y otro de apoyo.”

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 Hay algo que comentar sobre los contenidos de las prácticas
preprofesionales. Los jóvenes identifican que no siempre están
alineadas con los procesos de aprendizaje. Esto se vincula con
algunos primeros desencantamientos.

a “Los que ya tienen trabajo se aburren de lo rutinario. El

problema es que salir de esa rutina, buscar otro traba-
jo, es complicado. Se encierran en sus cosas. Dejan el
activismo. Pierden el contacto, sus círculos se vuelven
más chiquitos. Entran a una nueva zona de confort y
empiezan a agarrar mañas. Sacarle la vuelta al siste-
ma.”

a “A veces, en el taxi se puede ganar más que como pro-

fesional. Hay estereotipos, pero, a veces, el negocio
propio puede dar mucho más que trabajar en el campo
que uno estudió.”

Finalmente, indagamos sobre las características que ellos

consideran que son constituyentes de un empleo de calidad.
Resulta interesante percibir que se presentan tanto elementos
materiales como inmateriales en sus preferencias. Sus opinio-
nes fueron estas:

a “Características de un buen trabajo. Buena remunera-

ción, Poder desarrollarte y sentirte no conforme, sino
feliz. Algo que te proponga todos los días mejorar. Pero
no una coacción, que parta de ti. Que vaya más allá de
satisfacer las necesidades primarias.”

a “Que se desarrolle en un buen clima laboral. Sentirse

bien consigo mismo y con el trabajo. Que no haya el
constante miedo a perder el empleo. Cerca de la ciu-
dad, que no te obligue a viajar tanto. Tiene que ser
formal. Que pague sus impuestos.”

a “Horarios, seguro, planilla, vacaciones, gratificaciones, sueldo mínimo. Pero a veces los mismos trabajadores prefieren no
estar en planilla por los descuentos.”

a “La formalidad da más tranquilidad. Frente a cualquier contingencia, estas protegido.”

a “Un buen empleo: ambiente que no sea tan cargado, un buen salario, por lo menos el mínimo, hacer algo que me gusta
(aunque no me paguen), que se cumpla con todo lo establecido por la ley (seguro de salud, de accidentes, sueldo mínimo,
CTS, vacaciones, horas extra, gratificaciones).”

99
 a “¿Informalidad? Eso es negociable. Es necesaria, sí, pero puede haber variaciones. Puede haber flexibilidad, pero tiene
que haber una comunicación entre los dos, un beneficio mutuo. Pero, por ejemplo, la minería, hay temas de seguridad que
no deberían ser negociables. ¿Dónde quedan los valores, los principios?”

a “¿Qué es un buen empleo? Con todos los derechos incluidos: horas, vacaciones, CTS, seguro social.”

a “Sentirse satisfecho, posibilidades de crecer profesionalmente capacitándose constantemente.”

a “No debe transgredir ninguno de tus derechos. Estar en planillas. Si hay horas extras, que se paguen.”

a “Hay una gran diferencia entre los empleos formales y los informales. Uno trabaja a tiempo parcial ganando la mitad del
sueldo mínimo. Hay mucha explotación.”

En conclusión, las demandas de los jóvenes las podemos resumir en los siguientes puntos:

• Lasimplista,
educación necesita modernizarse. La que reciben actualmente se percibe como rígida, vertical, poco innovadora,
complaciente y teórica.

• Sesuperior,
necesita mayor compromiso de los docentes y directores. El ausentismo docente, especialmente en la educación
es muy marcado. Esto podría mejorar si el acceso a las plazas fuera realmente meritocrático.

• Se observa una desconexión entre los contenidos de la educación secundaria y la superior, por eso se hacen nece-
sarias las academias, pero también entre los contenidos de la educación superior y los requerimientos del mundo
del trabajo, por eso los problemas de empleabilidad.

• Relacionado a lo anterior, se observa que los contenidos de las prácticas preprofesionales deberían mejorarse.
• Se presenta un problema en la toma de decisiones de los jóvenes a la hora de elegir qué carrera estudiar. Valdría
la pena contar con mayor acompañamiento.

• Adicionalmente,
tes.
se reconoce que el éxito del proceso educativo requiere también del compromiso de los estudian-

• En cuanto al trabajo, llama la atención que los mecanismos formales de búsqueda de empleo sean casi inexisten-
tes. El método más común para conseguir empleo es el boca a boca.

• Hay escaza oferta laboral que ofrezca buenas condiciones. La mayoría de los empleos existentes son precarios.
• Los jóvenes demandan empleo bajo buenas condiciones, esto implica, buena remuneración, posibilidad de desa-
rrollo personal o profesional, buen clima laboral, horarios adecuados, seguros, planilla, gratificaciones, etcétera,
pero también están dispuestos a sacrificar algunas de estas características.

100
 Algunas opciones de políticas
En Ñopo y Franco (2018) se delinearon algunas opciones
de políticas para enfrentar la problemática juvenil en los
temas de educación y trabajo. A continuación, las repasa-
mos a la luz de los resultados encontrados en el estudio
de estas siete ciudades.
En primer lugar, se enfatiza en la importancia de no caer
en errores del pasado. Uno de ellos fue la férrea oposición
a la llamada “Ley Pulpín”. Actualmente, solo uno de cada
veinte jóvenes cuenta con un empleo formal, esta es la
situación que habría que revertir.
En la parte propositiva enfatizamos la importancia de
reconocer que el futuro del trabajo es digital. Muchos de
los empleos de hoy en día se automatizarán y abrirán un
espacio para la creación de otros empleos que harán un
uso intensivo de habilidades no automatizables (habilida-
des del siglo XXI para el trabajo en equipo, habilidades
socioemocionales, pensamiento crítico, etcétera). Aquí se
presenta un primer reto para los sistemas educativos y
para los hogares, pues en ambos será necesario crear los
espacios propicios para el desarrollo de tales habilidades.
Este reto está especialmente marcado en los entornos so-
cioeconómicos menos favorecidos, por esta razón se de-
ben brindar oportunidades de desarrollo académico para
los jóvenes. Así, habría que expandir y fortalecer progra-
mas como Beca 18.
Como se desprende del análisis, otra limitación importan-
te para la inserción de los jóvenes en el mercado de tra-
bajo es la falta de oportunidades, no los contratan porque
no tienen experiencia, pero a la vez, no pueden adquirirla,
porque no los contratan, se necesita romper este círculo
vicioso. Se presenta aquí un rol importante para los siste-
mas de intermediación laboral públicos y privados.
Igualmente, también tienen potencial los programas de di-
fusión de información sobre el funcionamiento de los mer-
cados de trabajo. Portales como “Ponte en Carrera” son
útiles no solamente para los jóvenes, sino, también, para
los investigadores y tomadores de decisiones, experien-
cias de esta índole han sido exitosas en países vecinos.
El lado de las demandas laborales también tiene una ta-
rea pendiente. Aquí, bien vale la pena la implementación
más agresiva de políticas de inclusión, para ello la estan-
darización de tareas y requerimientos de personal pueden
ayudar.
Por último, todo lo apuntado requiere también, de una
gran dosis de coordinación entre los actores públicos y
privados involucrados en la demanda y en la oferta del
mercado. La coordinación de objetivos y actividades será
un elemento clave del éxito.
101
Referencias

Cruces, Guillermo (s.f.). El tamaño muestral en evaluaciones aleatorias. Clase preparada para: Abdul Latif Jameel Poverty
Action Lab.

ECE (2015). Evaluación Censal de Estudiantes. Lima: Ministerio de Educación del Perú (Minedu). Enaho (2006-2016). Encues-
ta Nacional de Hogares. Lima: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Gertler, P.; Martínez, S.; Premand, P.; Rawlings, L.; y Vermeersch, C. (2011). Evaluación de impacto en la práctica. Washington
DC: Banco Mundial.

Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) (2012). Perú: Estimaciones y Proyecciones de Población Total por Sexo
de las Principales Ciudades, 2000-2015. Lima: INEI. Dirección Técnica de Demografía e Indicadores Sociales.

Ministerio de Educación del Perú (Minedu) (2015). Resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes 2015. Preparado por:
UMC - Oficina de Medición de la Calidad de los Aprendizajes. Lima: Perú

Ñopo, H.; Franco, A. (2018). Ser Joven en el Perú. Educación y Trabajo. Oxfam. Grade. Julio 2018.
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