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La sexualidad

La sexualidad es el conjunto de condiciones que caracterizan el sexo de cada persona o animal.


Desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta
y de prácticas asociadas a la búsqueda de emoción sexual, que marcan de manera decisiva al ser
humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo. Durante siglos se
consideró que la sexualidad en los animales, incluyendo al ser humano, era de tipo instintiva. En
esta convicción se basaron las teorías para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las
que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación.

La sexualidad no solo comparte las partes del cuerpo del hombre y mujer sino que también
compete a los cambios psicológicos que distinguen al hombre y a la mujer, aunque se puede decir
que estos están estrechamente ligados a las diferencias cerebrales que existen, ya que "siempre
se ha sospechado que los cerebros de las mujeres y los de los hombres, son un poco diferentes.
Ahora la ciencia está apoyando un dato del saber popular: un nuevo estudio [¿cuál?] descubrió
que los hombres tienen más sinapsis conectando a las células en una región particular del
cerebro”. Así nos damos cuenta de que las reacciones entre ambos ante una misma situación son
muy distintas.

Aspectos biológicos de la sexualidad

Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen que ver con la
expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y órganos regidos por el cerebro
que, tras recibir información desde los órganos de los sentidos, elabora la respuesta sexual
humana. Los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta
dimensión así como la piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es
considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los órganos
genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han monopolizado todos los aspectos
placenteros de la sexualidad en detrimento del placer proveniente de otras zonas corporales como
la piel. Esto, que es muy evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se
reconoce una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que la
hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias. La piel, en su totalidad, constituye el
mayor órgano sensorial sexual y es considerada un agente erógeno de capital importancia

Cuando el encuentro amoroso avanza y se llega a la fase de excitación, las sensaciones


provenientes de los órganos de los sentidos influyen de manera distinta en cada uno de los sexos.
Los estímulos auditivos favorecen la excitación sexual de la mujer sutilmente más que en el
hombre, mientras que en éste juegan mayor papel los visuales.También se integran en esta
dimensión biológica las cuestiones relacionadas con el desarrollo sexual y sus diferentes etapas,
que comprenden toda la vida. Desde el nacimiento, la infancia, la pubertad, el tiempo en el que se
inicia la capacidad de procreación y hasta cuando ésta se pierde se sigue viviendo como ser
sexuado. Integra también los distintos aspectos relacionados con la respuesta sexual humana, que
es posible gracias a la implicación de diferentes sistemas de nuestro organismo (nervioso,
endocrino y vascular).
Cambios biológicos en la sexualidad

La adolescencia va a estar marcada en los aspectos biológicos por la pubertad, proceso


biológico que implica una serie de cambios que van a convertir físicamente al niño en adulto.

El eje hipotálamo-hipofisario, en el sistema nervioso central, mantiene latente su


capacidad de segregar gonadotrofinas, hormona luteinizante (LH) y hormonas sexuales (estradiol
en las niñas y testosterona en los niños) a lo largo de la infancia, y no se detectan en sangre. Son
los cambios biológicos de la adolescencia.

Niñas
 Botón mamario: areola se hace sobresaliente entre 8 y 10 años de edad.
 Entre medio y un año después aparece el vello pubiano.
 Alrededor de dos años después, menarquia o primera regla.
Niños
 Aumento de testículos y disminución de escroto, entre los 9 y 10 años.
 Coloración oscura del escroto.
 Crecimiento del pene.
La escalas de madurez sexual o estadios de Tanner son una guía para valorar la madurez
sexual atendiendo a los caracteres sexuales secundarios y contemplan tanto en niños como en
niñas 5 estadios.
Niñas
 Prepuberal, sin caracteres sexuales secundarios.
 Aparece vello púbico: es fino e hipopigmentado. Botón mamario, con aumento de la
areola, que sobresale.
 Aumenta la cantidad y pigmentación del vello púbico que empieza a adquirir aspecto
rizado. Aumento del tamaño de la mama.
 Vello más grueso y rizado, sin tener aún el aspecto adulto. Areola forma una pequeño
elevación sobre la mama que ha seguido aumentando de tamaño.
 Vello rizado, abundante, que ocupa una superficie en forma de triángulo sobre el monte
de Venus, labios mayores y zona interna de muslos. Mama madura, con areola formando
parte de su contorno sin sobresalir, bien pigmentada y con pezón sobresaliente.
Niños

 Prepuberal, sin caracteres sexuales secundarios.


 Aparece vello púbico; es largo, fino e hipopigmentado. Empieza a cambiar la textura del
escroto y aumentar el tamaño de testículos y pene.
 Vello púbico empieza a rizarse. Siguen aumentando testículos y escroto.
 Vello más grueso y rizado, sin tener aún el aspecto adulto. Sigue el aumento de tamaño
de pene y testículos. El glande adquiere mayor tamaño y el escroto, un aspecto más
pigmentado.
 Vello de aspecto y disposición adulta, extendiéndose hacia la parte interna de los muslos.
Pene y testículos de aspecto adulto.

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