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protectora extrema frente a los peligros de desintegración 8.

Del lado de la madre


constante al cual se halla expuesto.
Por supuesto, no compartimos la propuesta teórica de un
seudo sel{ como una formación opuesta a un sel{ verdadero, pe-
ro nos parece que la posibilidad de estructuración de una
instancia definida por su posición tópica entre el ello y el super-
yó es garantía de la neurosis infantil; en ello radica la diferen-
cia entre la permanencia del moi y las posibilidades de varia-
ción en el plano del discurso, aquello que Lacan ha llamado je. En el interior de ese verdadero baquet -feliz imagen que
Las variaciones de los enunciados acerca del sujeto sólo son po- ha encontrado Laplanche para denominar al campo analíti-
sibles en la medida en que esta enunciación no ponga en riesgo co- la centrifugación del discurso produce un precipitado, de
de naufragio al yo (moi). De ahí que el yo (je), tal como se nos que el amor y el odio impregnan todos sus movimientos. En tal
presenta en la experiencia psicoanalítica, debe ser considerado sentido, el psicoanálisis es siempre psicoanálisis del niño que el
•. j como lo que es: fragmentos de discurso que el sujeto emite acer- adulto sostiene en el diván. La transferencia no es sólo un es-
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~:} ca de sí mismo, pero que en su desmantelamiento y correlación pacio donde se recrean imagos infantiles; también es un lugar
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simbólica permiten la permanencia de un núcleo estable que de surgimiento de nuevas posibilidades. Nunca un vínculo ha
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be

j,tt:
marca un lugar intrapsíquico representacional de la totalidad
imaginaria que constituye .
ofrecido al sujeto la oportunidad de «decir todo»; nunca ha sido
escuchado más atentamente por nadie. Paradoja del psicoaná-
El yo (moi), entonces, imaginario, alienado, especularmente lisis: un lugar donde sólo ocuparse de sí mismo, y un lugar don-
~\'. constituido, es no sólo una matriz simbólica, sino también la de se descubre, a la vez, que ese sí mismo es otros. Un lugar
1' garantía de permanencia en la neurosis mientras el incons- donde el tiempo está estrictamente pautado y, sin embargo, un
ciente se devela. lugar donde se recrean todos los tiempos. Un verdaderoAleph,
usando la imagen borgiana, punto del infinito donde se organi-
zan todos los espacios, todos los tiempos.
En ese lugar, entrecruzamiento de todos los tiempos y todos
los espacios, las madres de nuestros pacientes acuden a consul-
ta. Más allá de su distancia protectora o de su simpatía temero-
sa iniciales, la angustia sostiene siempre el tono de un primer
encuentro. La acogida benevolente permite que el discurso se
derrame en el consultorio y el diálogo analítico establezca el
puente que posibilite restituir los nexos perdidos.
En ese punto, articulación de la historia de la madre en tan-
to hija y de la instauración de una estructura en la cual se ge-
neran nuevas reservas libidinales, Helena, de 27 años, comien-
za un tratamiento psicoanalítico hablándome de las dificulta-
des para criar a su primera hija.
«Cuando nació Margarita, mi marido traía a su hija a casa
los fines de semana y yo no podía soportarlo ... Ya durante el
embarazo sentí que mi marido se iba convirtiendo en alguien
hostil, sentía que quería adueñarse de mi cuerpo y de mi perso-
na ... que él se creía con derecho a decidir el momento y la si-
tuación de parto, el dónde y el cómo. Yo quería hacer mi volun-
tad, no permitir que él participara. No entiendo cómo puedo ser

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me desconoce, me odia evitando sentir el dolor de separarse.)
tan contradictoria, siento que la niña es exclusivamente mía, y «Sí, a veces me ha sucedido que conozco a alguien y se da una
por otro lado siento que Esteban es el único responsable de mi buena relación y después me retraigo y me alejo totalmente .. .
maternidad. Es gracioso: cuando de niños nos portábamos Siento como que es la primera vez que la veo» (como otra, como
bien, mi padre decía "mis hijos hicieron esto o lo otro"; cuando ajena a sí misma), «la veo con mucha indiferencia... Es como
nos portábamos mal, le decía a mi madre "tus hijos han hecho una manera de adelantarme, siempre siento que los demás me
esto o lo otro . ..".Es como si Margarita me devolviera una ima- pueden abandonar. Es como si en una relación, al romperse
gen tan completa, tan perfecta de mí misma, que no soporto una cierta distancia que me conviene, el otro se convirtiera en
verla mala ... Mi madre siempre estuvo ausente, aunque físi- alguien peligroso. Y usted es una mujer mayor, las mujeres ma-
camente presente; estaba en la casa, pero tocando el piano o le- yores son peligrosas ... Lo que siento con Margarita es que ella
yendo; siempre ha sido ambivalente, incluso con mi hija. Le ha- no me va a abandonar a mí. El problema es la demasiada cerca-
ce saquitos tejidos, pero siempre le quedan grandes o chicos, le nía ... pero con usted el miedo es que me abandone a mí ... Us-
pone sólo dos botones cuando necesitan cuatro, la carga en bra- ted es adulta y ella es niña, usted es más peligrosa que ella.
zos, pero mal, al punto que acabo por no dársela. Mi padre es Con mi otro analista me hablaba de tú. Con usted no es que no
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más honesto, se niega a ver a la niña, pero abiertamente; dice sienta confianza, es algo raro lo que siento aquí -se señala el
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~ que a él "los bebés le dan miedo porque se pueden romper, por- pecho-. Siempre me llamó la atención que mi papá habla de
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que son frágiles, lo horrorizan ... ".A mí me parece bien que lo "usted" a los amigos, mi papá no puede hablar de tú». (El tú
diga así, al menos es sincero, pone sus conflictos por delante, no aparece como una forma de cercanía y anulación de las diferen-
le hace sentir a uno que sea problema de uno . .. cias. Sólo hay una madre cercana cuando esta madre es parte
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»Oiga, ¿usted no será de esos analistas que no hablan, no?» de ella, cuando no hay separación entre ella y el otro, separa-
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(como si temiera que la deje sola nuevamente, con sus cosas, co- ción temida que remite al padre como símbolo de toda separa-
mo la madre, y esté sólo físicamente acompañándola). ción. La distancia entre una sesión y otra es una forma de rup-
~
Tres días más tarde: «Es como si el tiempo no existiera . . . tura de la simbiosis imaginaria en la cual está instalada con-
1 cuando me separo de alguien ya no existe . .. Pensaba en Mar- migo. Yo soy peligrosa cuando soy ajena, diferente, adulta.)
garita, ella no tiene noción del tiempo, entonces no sabe si voy Sesión siguiente: «Tengo la sensación de ser un barril sin
a volver... Creo que no existe alguien cuando no está. El vier- fondo que no es posible llenar. Estaba pensando que Margarita
nes tuve miedo de que terminara la sesión. Ayer volví y la vi llo- ya empieza a prescindir de mí y el pecho ya no es tan importan-
rando ... cuando la levanté no me miraba ... estaba con la mi- te ... Yo como compulsivamente, quisiera encontrar tranquili-
rada perdida... creo que es como si cuando yo la dejo desapare- dad en la comida ... Como si me pasara como a Margarita, el
ciera... La besé y la besé ... necesitaba que me sintiera ahí. .. pecho ya es sólo un tranquilizante para ella, ya puede vivir sin
Tenía miedo de que me odie. Siempre sentí a mi mamá ausen- el pecho, y yo no puedo encontrar otra forma de gratificación . ..
te. Desde que tengo memoria, porque no recuerdo a mamá nada puede calmarme ... » (largo silencio). «Es como que todo
cuando yo era chica, no me la puedo imaginar. Mi mamá no se refiere a mi relación con mamá ... como que no sé si me sen-
quería estar en México cuando nació Margarita. No quería te- tía cuando era pequeña como me siento ahora ... como que ca-
ner ninguna obligación de estar conmigo. Para mi mamá es co- da vez siento que Margarita tiene menos que ver en todo es-
mo si Margarita todavía no estuviera. El otro día pensé que to ... Estoy mareada, como si me alejara, siento necesidad de
mamá nunca deseó tener un hijo ... pensé que no debía pensar girar y alejarme ... algo me jala hacia allá, hacia la calle. Me
· así, en bloque. Como que siempre me quiero unir a mis herma- siento peor de que Margarita no tenga nada que ver. Todo el
nos para no sentir feo ... pero no puedo profundizar. Ella fue problema es mío ... ¡Ay! ya pasó. Las cosas pasan a través de
así conmigo... ». mí y permanezco vacía». (Tampoco mis interpretaciones le sir-
En la sesión siguiente: «Siento que no tengo nada que de- ven, vienen de un pecho extraño, de una madre ajena.) «Ahora
cir... Como si la última vez que vine hubiera sido hace años ... la comida pasa a través de mí, pero no me llena. Es como si
me siento como muy alejada de usted, como si usted fuera cual- fuera una silueta, sin nada adentro ... y ahora me siento chi-
quier gente». (Lo mismo que teme que se produzca en la hija:

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quita, chiquita, como si el diván fuera muy grande. Mis manos labras como manos con las cuales anula la existencia del seme-
son muy grandes y mis brazos chiquitos y delgados. Como si no jante. Las reengolfa en su cuerpo, evita el peligro y la amenaza
estuviera aquí ... Manos de mi mamá, con las manos se agarra, de quedar sometida a mis cuidados maternos. En ese proceso
pero me imagino las manos como inactivas, casi muertas, sien- puede, también, disminuir su vacío, comenzar a desprenderse
to náuseas. Mi mamá nunca ha resistido el contacto afectivo, de esa hija por la cual, si no es plenamente amada, será plena-
nos tenía prohibido tocarle la cara . .. Yo quisiera haber sido co- mente odiada.
mo Margarita, poder tocar. Hubiera querido tener una mamá Al cabo de esos seis meses interrumpe bruscamente el aná-
que se dejara tocar, y que me tocara ... Es que mamá era como lisis; su marido ha conseguido trabajo en otra ciudad y han de-
un muerto ... tan fría ... nada le importaba. Pensé que la odio, cidido trasladarse allí. Antes de ello ha logrado destetar a su hi-
y pensé que a la noche ella tocaba el piano, a la hora que nos ja, de diez meses, y empezar a trabajar aceptando ser ayudada
acostábamos, y a mí me emocionaba tanto oírla tocar y todavía por una niñera en el cuidado de la niña. La despedida es brus-
me emociona ... Era una forma de dejarme acariciar por las no- ca; me anuncia la decisión en una sesión y viene a la siguiente
tas ... Las notas eran parte de sus manos, y yo quería que me a pagarme y despedirse.
'.'\., acariciaran. Pero yo prefería que tocara, era una forma de reci- Un año y medio después llama para retomar su análisis. Te-
...rl birla. Si no, no había nada. Esas notas eran como una forma de me que yo no la acepte. Siente que puedo ser vengativa y co-
~1' recibir sus caricias. (Sollozando.) Y es curioso, pero mi mamá brarme su abandono; está embarazada nuevamente y Marga-
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L.c: ya no toca el piano. Desde que se fueron sus hijos, ya no toca el rita, de dos años y meses, tiene un desarrollo armónico, que
piano. Tal vez ya no lo necesita ... ni nosotros tampoco. Es cu- teme se fracture con el nacimiento del nuevo hijo. Sabe que es-
rioso que no tenga recuerdos de mi madre, pero sí la recuerdo te es un probl~ma de ella, pero necesita mi ayuda para poder
tocando el piano». (Por eso mis interpretaciones no le sirven, tener y amar al nuevo niño. Dice: «El tratamiento anterior con
mis palabras son como las notas del piano, son el único contac- usted me ayudó, yo sé que las dificultades son cosas que pasan
to que recibe de mí, pero a la vez son un separador, un ruido, por mi cabeza, ¿aceptaría tratarme nuevamente?». Comienza
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1 una música que llena el vacío dejándola en una soledad cada una segunda etapa en la cual Helena parece haber comenzado
vez mayor.) a sedimentar y reparar, a través de sus logros en la relación con
«Yo la veo a usted muy parecida a mi madre ... No sé, usted Margarita, el vínculo fallido con la madre.
no se parece en nada ... me imagino que fuma y toma café y no Un día, luego de unas vacaciones que han marcado una
desayuna, que es una forma de no estar presente... y también separación más larga de lo habitual entre una sesión y otra,
siento que tengo miedo a que esa distancia se pierda, porque es trae un sueño. Es una monja vestida de rojo y negro. No se
como si yo sintiera en el fondo que o nos separamos definitiva- puede saber si es monja o prostituta. «Para mi madre -dice--,
mente o yo desaparezco, entonces siento la distancia, pero pre- la sexualidad siempre fue pecado. Siempre dijo "tu padre es un
fiero que siempre exista . . .». bruto", y yo pensé siempre "yo no soy hija deseada porque mi
Las manos constituyen el único contacto corporal que Hele- madre no deseó a mi padre". Ella no toleraba nada relativo al
na y yo tenemos. Cuando llega, cuando se despide, nos damos sexo. Por ejemplo, cuando se enteraba de que una película
la mano. Las manos de la madre la han cambiado en los pri- tenía una escena erótica decía: "Eso es una porquería, es como
meros tiempos, la han sostenido, y ella las recrea en su propio cagar en público" .. . El otro día pasé por la puerta de su casa
cuerpo; manos desprendidas del otro, objetos con los cuales se mientras usted no estaba. Me preguntaba qué estaría ha-
:tia tomado a sí misma como objeto autoerótico. El tratamiento ciendo ... ». (¿Hay alguna relación entre esa puerta cerrada y lo
se prolonga seis meses más. Helena ha dejado de oír mis inter- que me cuenta de la sexualidad y su madre?) «Bueno, cuando
pretaciones como una música que llena el espacio -separado- éramos chicos yo no aguantaba la puerta de la recámara ce-
ra y unifican te a la vez- para comenzar a usarlas como manos rrada ... tenía miedo de que mi padre le hiciera algo horrible ...
adheridas a sus propios brazos infantiles. Del mismo modo que Tal vez me molestaba que después de decir que mi padre era un
el niño que se lleva a la boca la cuchara con sus propias manos, bruto se encerrara con él. .. tuviera secretos. Yo no voy a tener
para evitar que llegue desde el otro, ajena, ella retoma mis pa- secretos con Margarita... fíjese, y le quería consultar, hasta he

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pensado que esté.presente en el parto ... yo he deseado tener el lica» ha sido reemplazada en el centro del psicoanálisis de ni-
parto en casa y pensé que es mejor que Margarita lo vea, es al- ños y de ella derivan, a veces con cierto grado de cientificidad, a
go natural. .. ». Tal como su madre ha hecho, Helena pretende veces simplemente como prejuicio de los analistas, los logros o
usar una parte de la verdad para engañar a su hija. Al intentar fracasos de la constitución infantil.
mostrar «la naturalidad del parto», además de que vuelve a in- Sin embargo, las fórmulas también operan en los analistas
discriminarse confundiendo la realidad de su hija con su pro- como modos de control de la angustia de desconocimiento; se
pia realidad de mujer adulta, haciendo tabla rasa con las dife- intenta aprehender el objeto a través de un rellenamiento de
rencias -que implican a su vez diversas realidades- oculta lo todas las aberturas que la ignorancia deja abiertas. «Simbió-
fundamental: que si un hijo es un producto «natural» en su ca- tica -se dice- es la madre que ha forcluido el Nombre del Pa-
rácter biológico, es al mismo tiempo producto de un deseo que dre». «La simbiosis deviene --escuchamos con frecuencia- de
subyace en el embarazo. De esta manera, ella usa una parte de la imposibilidad de la madre de triangular las relaciones del
«la realidad» con el fin de ocultar aquella otra realidad que es la Edipo por su narcisismo». Desde otra perspectiva, pero no sin
que verdaderamente la perturba. el mismo vicio de generalidad: «La madre del simbiótico es una
Pero el atrapamiento a que queda sometida, esta verdadera madre profundamente hostil; intenta reactivamente, median-
2,j te la sobreprotección, impedir que sus deseos de muerte hacia
I'! dialéctica del amo y el esclavo de la cual se ha hablado tanto en
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el hijo se cumplan». Fórmulas más culpabilizantes que produc-
...
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los últimos años en el psicoanálisis para referirse a la relación
toras de un conocimiento que inaugure nuevas posibilidades
l.( madre-hijo, no es del orden intersubjetivo. Si se manifiesta in-
tersubjetivamente, si se juega en el plano del vínculo con la hi- clínico-teóricas en la situación simbiótica constituida. Lama-

1 ja, es porque extrae su fuerza del carácter intrasubjetivo de las dre, el deseo de muerte, el narcisismo, son así desgajados de su
1 •


ft imagos inconscientes con las cuales sus propios objetos libidi- contexto histórico, de sus imbricaciones en el interior de un psi-
nales originarios se han instaurado. Helena no reproduce una quismo conflictivo signado por contradicciones, produciéndose
simbiosis vivida con su madre en su infancia ; restituye, me- una anulación de las diferencias entre los diversos modos de or-
diante un vínculo simbiótico, los aspectos fallidos en las rela- ganización simbiótica en las formas de instauración del apara-
ciones originarias con aquella madre distante que su propia to psíquico infantil y en el interior de las relaciones específicas
historia le ha deparado. en que este se constituye.
Si expongo en su desgarramiento los fragmentos de estas
sesiones extraídos del proceso de la cura de una joven que,
cuando me consultó demandando un análisis, estaba en vías de
establecer una simbiosis patológica con su hija de cuatro me- El concepto de psicosis simbiótica
ses, es porque frecuentemente, tanto en los textos, como en los
informes clínicos de colegas, encuentro el problema de la sim- En 1930 -antes de que se estableciera la clasificación de
biosis patológica reducido a una explicación estructural vacía autismo infantil precoz, de Kanner-, Margaret Mahler co-
de contenidos específicos, en la cual el concepto de madre fáli- mienza a encontrarse con casos de trastornos emocionales se-
ca, definido por la imposibilidad de esta de acceder a la castra- veros en niños cuyo cuadro clínico no encaja en las categorías
ción, se convierte más en un adjetivo peyorativo y en una coar- nosológicas existentes. Sin embargo, dice Mahler, estos niños
tada que encubre la imposibilidad del analista de niños de en- «no podían ser forzados a la categoría de organicidad que ha
. contrar las determinaciones para esa estructura, que en una servido como basurero» .1
verdadera categoría explicativa. «Gradualmente me di cuenta -dice- de que el autismo era
Se ha hablado mucho, en estos años, de la función paterna una defensa - una defensa psicótica- en contra de esa necesi-
como imposible; se ha remitido -retomando la teoría freudia- dad vital y básica del ser humano pequeño en sus primeros me-
na de la castración- el deseo de hijo de la madre a su deseo de
pene, y a partir de ello se ha reubicado correctamente el carác- 1 M. Mahler, Simbiosis humana. Las vicisitudes de la individuación, Méxi-
ter antinatural del vínculo materno. La categoría de «madre fá- co: Joaquín Mortiz, 1972, pág. 17.

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ses de vida: la simbiosis con una madre o con su sustituto ma- paración de la madre y le permitiría al niño dominar un seg-
terno ... Así fue como la teoría del origen simbiótico de la psico- mento siempre creciente de la realidad, independientement e
sis infantil tomó forma en mi mente». 2 Partiendo de h nece- de aquella.
saria simbiosis madre-hijo, dividió la infancia en dos períodos Mientras que el niño autista nunca ha catectizado libidinal-
posibles para la estructuración de la psicosis: un primer perío- mente a la madre y sus cuidados, el niño psicótico simbiótico
do, correspondiente al primer año de vida, y un segundo pe- está fijado a ella o regresa a esa etapa de la relación en que la
ríodo (de localización de la psicosis simbiótica), durante el cual representación mental de la madre está fundida con la del ser.
laAppersonierung de la madre (incorporación de las caracterís- Mahler parte de la formulación de la Ego-psychology que
ticas de objetos externos o personas a través de un proceso de considera relación de objeto al reconocimiento por parte del
extensión del yo), hasta ahora narcisista, ya no alcanzaba para sujeto del objeto externo como diferente del yo y que implica
actuar en contra de la predisposición abrumadora de angustia una superación del narcisismo primario (equiparado a lo anob-
en estos niños. jetal). Si bien ya nos hemos detenido en esto en capítulos ante-
Mahler llegó entonces a la siguiente conclusión: «Fue la se- riores, es necesario señalar que la fusión con la representación
paración emocional de la simbiosis con la madre lo que actuó materna queda colocada del lado de lo preobjetal (objetal es
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para Margaret Mahler relación de amor con el objeto diferen-
.,,r ~ como disparo para desconectarse psicóticamehte de la reali-
dad».3 A partir de ello intentó precisar las diferencias entre el ciado del yo; si esta relación fracasa es anobjetal o preobjetal).
"' autismo infantil precoz y el síndrome de psicosis simbiótica. Sin embargo, y pese a las diferencias teóricas que nos ve-
La historia del desarrollo del niño predominantemente remos obligados a desarrollar, es de subrayar el cuidado con
simbiótico muestra -dice- una desigualdad de crecimiento y que sus obseryaciones clínicas están realizadas, permitiendo el
una vulnerabilidad sorprendente del yo ante cualquier frustra- enriquecimiento de nuestra mirada sobre los complejos fenó-
"' menos de las psicosis infantiles, a la vez que proporcionándo-
ción menor. En su anamnesis se encuentran eviden.::ias de
reacciones extremas a los pequeños fracasos que ocurren nor- nos una nueva herramienta de análisis al separar esta enti-
malmente en el período del ejercicio de las funciones yoicas dad, que descubre en su vasta experiencia, del conjunto de la
parciales; por ejemplo, estos niños abandonan la locomoción sintomatología psicótica dispersa, para la cual la categoría de
durante varios meses porque se cayeron o se sentaron una vez autismo se convierte en muchos casos, de tan general, en ino-
con un golpe; la quiebra aguda con la realidad es introducida perante.
por lo que prueba ser esencialmente un pánico de separación y Trastornos de lenguaje tales como los descriptos en capítu-
de aniquilamiento, en respuesta a expresiones tan comunes co- los anteriores, en los cuales la concordancia verbal o el manejo
mo el inscribirlos en el jardín de infantes, la hospitalización del pronombre indican que los límites del yo son borrosos, en-
con separación física de la madre o el nacimiento de un herma- globando a un semejante en un plural inexplicable o apelando
no, acontecimientos que pueden servir como disparador. a un infinitivo que da cuenta de la no constitución de un sujeto
En la psicosis infantil simbiótica, la representación mental de enunciado; trastornos en la instauración del principio de
de la madre permanece o se funde regresivamente, no se sepa- realidad que nos enfrentan a una falla en la represión origina-
ra del ser, participa en la ilusión de omnipotencia del paciente ria; problemas en la numeración o en el ejercicio de las mate-
infantil. Los niños del grupo simbiótico rara vez muestran en máticas en general, que indican a través de la no instauración
forma evidente un trastorno de conducta durante el primer año del cero la imposibilidad de organizar el uno, del cual el yo es la
de vida, exceptuando, quizás, alteraciones del sueño. Su tras- primera representación, son cuestiones que Mahler aborda en
torno se torna aparente en forma gradual o súbitamente en su intento de poner en juego la categoría de simbiosis normal o
esas intersecciones del desarrollo de la personalidad en las patológica, haciéndolo, sin embargo, desde una perspectiva di-
cuales la maduración del yo, por lo general, promovería la se- versa de la nuestra.
El término simbiosis es tomado prestado de la biología, en
la cual se emplea para referirse a la cercana asociación funcio-
2 !bid., págs. 18-9.
nal de dos organismos para su ventaja mutua. A partir de ello,
3 !bid., pág. 20.

192 19
pese al matiz que la autora intentó introducir, ubicando una yo primitivo, y es en este punto donde el descubrimiento de es-
desigualdad entre los términos -para el infante la dependen- ta autora quedará limitado a lo puramente descriptivo, en la
cia es absoluta, para la madre es relativa-, ambos quedan si- medida en que las fuerzas que definen los movimientos de este
tuados en el mismo plano: el de la autoconservación, y defi- pasaje son endógenas y a partir de ello el éxito o el fracaso esta-
nidos por las funciones vitales que ligan al infante a su madre. rán condicionados constitucionalmente.
Dice: «La vigilia del recién nacido se centra alrededor de sus in- Un proceso madurativo regido por leyes del desarrollo no da
tentos continuos para alcanzar la homeostasis. El efecto de los lugar más que a una descripción del movimiento natural que lo
menesteres de la madre para reducir las molestias de la nece- constituye. No hay hipótesis explicativa en juego, las explica-
sidad-hambre no puede ser aislado, ni puede ser diferenciado ciones devienen tautológicas. Por ejemplo: «En la psicosis in-
por el pequeño infante de sus propios intentos de reducción de fantil, la relación simbiótica, o está muy gravemente distorsio-
tensión, tales como orinar, defecar, toser, estornudar, escupir, nada o está ausente; esto es lo que representa, a mi manera de
regurgitar, vomitar y todas las formas en que un infante trata ver, el trastorno central en la psicosis adulta, así como en la in-
de desembarazarse de una tensión desagradable. El efecto de fantil y en la de la adolescencia. Por tanto el trastorno central
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estos fenómenos expulsivos, así como la gratificación alcanza- en la psicosis infantil es una deficiencia o un defecto en la utili-
....r' da por los menesteres de su madre, ayudan al infante, con el zación intrapsíquica por parte del niño de la compañera ma-
~:
,, tiempo, a diferenciar entre una cualidad de experiencia "pla- terna, durante la fase simbiótica y su subsecuente inhabilidad
centera" y ''buena" y una cualidad "dolorosa" y "mala"». 4 para internalizar la representación del objeto materno para su
No insistiré en este momento acerca de las diferencias, ya polarización(. .. ) la individuación defectuosa o ausente se en-
planteadas, entre una concepción del agente materno como cuentra en el e.entro de la psicosis infantil».6
...
... reductor de tensiones y la vertiente en que nos hemos colocado Decíamos que la causalidad deviene tautológica, dado que
a lo largo de nuestra investigación: madre como agente exci- es imposible explicar, sin apelar a la hipótesis freudiana de la
tante, pulsante de la sexualidad en el hijo. Madre -que en un castración femenina y de la constitución de las equivalencias
segundo tiempo de la organización del psiquismo- brinda al heces-pene-regalo-dinero-niño, qué es lo que impulsa a la ma-
hijo una imagen de sí constitutiva del yo, definida esta imagen dre a establecer esta «dependencia» que Mahler señala respec-
en función de amor a sí mismo, de narcisismo e identificación. to del hijo. Si nos mantenemos en los límites de la autoconser-
La reducción del vínculo madre-hijo al plano de la autoconser- vación, en los límites del cuerpo biológico, si reducimos la fun-
vación es concordante con una concepción del yo organismo, yo ción materna a agente materno, para usar la terminología que
percepción-conciencia, regulador de necesidades: «A través de ella propone, es imposible capturar los desplazamientos sim-
la facultad perceptiva innata y autónoma del yo primitivo bólicos que este vínculo soporta, al dejar fuera aquello que lo
(Hartmann), ocurren trazos de depósito de memoria de dos determina: su carácter sexual, específicamente humano.
cualidades primordiales de los estímulos. Siguiendo la hipóte- El segundo problema teórico con que nos enfrentamos al
sis, estos son catectizados con una energía impulsiva primor- leer los textos de Mahler se relaciona con su concepción del nar-
dial indiferenciada ( .. .). Del segundo mes en adelante, el cono- cisismo. Partiendo de un sujeto mónada, cerrado en sí mismo,
cimiento confuso del objeto satisfactor marca el principio de la imposibilitado de reconocer al agente satisfactor, el narcisismo
fase de la simbiosis normal, en la cual el infante se comporta y primario es considerado como una etapa omnipotente del ser,
funciona como si él y su madre fueran un sistema omnipotente: que regiría las primeras semanas de vida. El concepto de narci-
· una unidad dual dentro de un límite común». 5 sismo queda entonces equiparado al de autismo normal (inten-
Se deberá pasar entonces, según Mahler, por un proceso to que, como otros autores hacen frecuentemente -Tustin, por
madurativo, del plano de la función al plano de la representa- ejemplo-, 7 pretende recuperar la clasificación psiquiátrica
ción, a partir de engramas de memoria innatos presentes en el para marcar su vigencia no patológica en los orígenes de la vi-

4 !bid.' pág. 25. 6 !bid.'pág. 52.


5 !bid. 7
F. Tustin, Autism.e et psychose de l'enfant, París: Seuil, 1977.

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da). Definido el narcisismo por el contacto o no contacto con la te, en la cual no puede hablarse de objeto en tanto el sujeto apa-
realidad, es imposible ubicar la estructura metapsicológica que rece circunscripto a sí mismo, desconociendo al objeto satisfac-
lo sostiene. tor de la necesidad.
En su seminario sobre la castración, Laplanche dice: «Evi- Veamos uno de los problemas mayores que ello nos plantea.
dentemente, no se puede definir (el narcisismo) tan general- En psicoanálisis no se puede definir una entidad psicopatológi-
mente como una relación de sí consigo mismo. Pero de hecho, ca sino desde el plano del conflicto: conflicto pulsional, conflicto
en la teoría psicoanalítica, encontramos dos interpretaciones tópico; desde cualquier perspectiva en que lo veamos, el con-
posibles (que por otra parte no son absolutamente contradicto- flicto será el tema central alrededor del cual se juega tanto el
rias, salvo si se admite cada una de ellas a la letra, sin interpre- funcionamiento normal como el funcionamiento patológico del
taciones). Por una parte, el narcisismo es concebido como una sujeto psíquico.
especie de estado anobjetal, monádico, sin mediación, un sujeto La ubicación de los polos, o términos del conflicto, determi-
cerrado sobre sí mismo sin relación con el mundo exterior; es- na la aproximación teórico-clínica con que la situación será de-
tado evidentemente hipotético, si se supone que el niño ha co- finida. ¿En qué términos propone Mahler la comprensión de la
"1 menzado a encontrarse en este estado desde su nacimiento ya entidad que describe?: «En los niños psicóticos la quiebra de las
¡.j
r' que, por definición, no podríamos saber nada acerca de ello. Por funciones básicas del yo -de todas o muchas de ellas- puede
.J
!;;,' otra parte, en la otra interpretación, más próxima al origen atribuirse a cualquiera de las siguientes condiciones: l)la in-
•·1
[ic mismo de la noción, el narcisismo es una relación de sí mismo a habilidad del yo de crear la imagen intrapsíquica relativamen-
sí mismo por intermediación de cierta imagen de sí: es esto pre- te compleja del objeto simbiótico humano; 2) la pérdida de una
cisamente lo que indica el mito de Narciso mirándose en el representación .mental precaria del objeto simbiótico que, de-
. agua. El narcisismo, si se parte de la idea de una relación a la bido a que está excesivamente unida a la satisfacción de la ne-
imagen de sí, implica además una noción de totalización(. .. ). cesidad en la constancia de objeto, no puede, por tanto, enfren-
Aquí, uno se remite a lo que se designa como constitutivo del yo tarse a las demandas de la fase de separación-individuación». 9
y que es el fruto de experiencias complejas. Lacan aportó en tal Al ubicar la función del semejante como agente satisfactor
sentido la noción de "estadio del espejo'', que es ejemplar res- de necesidad y al yo como organismo vital, el conflicto queda,
pecto de que esta relación se establece verdaderamente con la necesariamente, jugando entre el sujeto de la autoconserva-
imagen del otro, y de que acelera y propulsa la tendencia a una ción y la realidad. Por eso a lo largo de toda su obra la sexuali-
unificación del sujeto con su propia imagen. Pero existen otras dad queda excluida. El hecho de que la Ego-psychology haya
experiencias que desembocan en esta totalización, especial- puesto el acento en la función sintetizadora del yo, no es, desde
mente todas aquellas de investimiento del límite corporal». 8 esta perspectiva, sino la resultante de la subsunción del campo
Hoy, en muchos autores, esta oposición sujeto-objeto en que de la sexualidad en el de la autoconservación (en lo que luego
queda sumergido el yo reemplaza la vieja concepción del alma se daría en llamar función adaptativa del yo), así como de los
por aquella de organismo, pero no deja por esto de jugar en la términos en los cuales el conflicto será planteado. Entre auto-
misma perspectiva. Tanto en la concepción de un yo (cognitivo) conservación y realidad el seudoconflicto arroja al sujeto escin-
enfrentado a un objeto (de conocimiento), como de un yo (orga- dido del campo analítico.
nismo) enfrentado a un medio (satisfactor de necesidades), lo A partir de ello la psicosis sólo puede ser explicada como un
escamoteado es la libido, y la sexualidad queda fuera del cam- fracaso del proceso madurativo normal y no como una vicisitud
·po de constitución del sujeto. particular del sujeto en la red de relaciones que lo constituyen,
En la teoría en que Mahler se sostiene, el narcisismo es en- red cuyas determinaciones pudieran ser en verdad cercadas.
tonces una suerte de circuito cerrado, de mónada autosuficien- Así, Mahler concluye: «Mis propias observaciones no apoyaron
las teorías que implicaban exclusivamente o aun principal-
mente a la madre "esquizofrenogénica". Creo que es más útil
8 J. Laplanche, Castration. Symbolisations. Problématiques JI, París: PUF,
1980, pág. 62. Castración. Simbolizaciones, Buenos Aires: Amorrortu editores,
9 M. Mahl er, op. cit ., pág. 145.
1988.

196 197
enfocar este problema en términos de series complementarias el análisis de todo hombre, que su miedo al cuerpo de la mujer
(Ergiinzungsreihe): a) si durante la fase autista o simbiótica como un lugar lleno de destrucción puede ser una de las causas
más vulnerable ocurre una traumatización muy severa acu- principales de perturbación de la potencia. Pero esta angustia
mulada y tambaleante en un infante constitucionalmente bas- es también un factor básico de inhibición del impulso epistemo-
tante robusto, la psicosis puede producirse y el objeto humano füico, ya que el interior del cuerpo de la madre es el primer ob-
en el mundo externo pierde su capacidad catalizadora de mue- jeto de ese impulso; en la fantasía es explorado e investigado, y
lle y polarizante para la evolución intrapsíquica del infante y también atacado con todo el armamento sádico, incluyendo el
su "rompimiento del cascarón"; b) por otro lado, en infantes hi- pene como un arma peligrosa y ofensiva»; y, a continuación,
persensibles o vulnerables, la actuación maternal normal no es Melanie Klein agrega: «J. Strachey ha mostrado que leer tiene
suficiente para actuar en contra del defecto innato de la utiliza- el significado inconsciente de tomar conocimiento del cuerpo de
ción polarizante de muelleo y catalítica del objeto amoroso hu- la madre, y que el temor a robarla es un factor importante para
mano o de la agencia maternal en el mundo externo para una las inhibiciones de la lectura». 11
evolución y diferenciación intrapsíquica».10 Un saber que sólo se adquiere a través de la intromisión en
el cuerpo materno tiene como consecuencia la angustia de cas-
tración -en el varón-y el temor de ataque al vientre fértil co-
mo retaliación, en la niña. En ambos casos, la procreación -y,
Relaciones entre el externo-exterior (materno) por consiguiente, la diferencia de sexos- se obtiene arrancan-
y el externo-interno (del inconsciente infantil) do del interior de la madre ese secreto que es su clave --o la del
nacimiento de los niños, si usamos el lenguaje infantil- .
" En 1905, en Tres ensayos, Freud estableció las primeras re- De ahí que Melanie Klein establezca una relación estrecha
laciones entre la vida sexual infantil y la pulsión de saber, entre el sadismo -patrimonio de esta etapa del desarrollo in-
planteando que no son intereses teóricos sino prácticos los que fantil- y la constitución de la curiosidad intelectual, curio-
ponen en marcha la actividad investigadora en el niño. La sidad que se despliega en medio de una lucha despedazadora
amenaza que para sus condiciones de existencia significa la lle- por apropiarse de los contenidos valiosos que el cuerpo de la
gada de un hermano, real o fantaseado, constituye el primer madre posee en su interior.
problema teórico que le preocupa. La pregunta ¿de dónde vie- Pero la paradoja que se nos ofrece es que sólo puede produ-
nen los niños?, que remite a la diferencia de los sexos y en con- cirse esta lucha por la adquisición de aquella posición fanta-
secuencia a la premisa universal del pene, se instala en ese es- seada, en momentos en que se siente que ese otro ya no es parte
pacio que inaugura una distancia a la madre y que constituye de uno mismo. A partir de ello el sadismo que impregna esta
el primer intento de apertura de un lugar para cada uno de los batalla por adueñarse de los contenidos maternos no puede ser,
miembros de la díada. en nuestra opinión, sino el producto de una separación que ge-
Esta relación entre la inquietante extrañeza que remite al nera un espacio exterior que marca el límite de todas las pose-
cuerpo de la madre como desconocido y la instalación de la cu- siones posibles. De este modo la instauración del yo instancia,
riosidad científica fue desarrollada por Melanie Klein en dife- constitutiva de los límites de lo externo-exterior y lo externo-in-
rentes trabajos; los más importantes de ellos - y a los cuales terno, es un movimiento simultáneo y efecto a la vez de esta di-
hemos hecho referencia en otros capítulos- son «La importan- ferenciación del semejante.
cia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo» y «Una Una situación que tuve oportunidad de presenciar en el cur-
contribución a la teoría de la inhibición intelectual». En este so de la cura de una pequeña paciente puede servir de ejemplo
último, refiriéndose a las inhibiciones de aprendizaje expues- para examinar este punto: Regina, de cuatro años, toma un ca-
tas a través del material clínico de un niño llamado John, de- rrito durante una sesión de análisis. Lo envuelve en una fraza-
cía: «Esto parece mostrar lo que uno puede ver confirmado en
11
M. Klein, «Una. contribución a Ja teoría de la inhibición intelectual», en
10 !bid., pág. 70 (las bastardillas son nuestras). ·ontribuciones al psicoanálisis, Buenos Aires: Hormé, 1964, pág. 231.

198 199
da y lo mece mientras le canta. Le pregunto: «¿Es tu bebé, Re- encuentran a cubierto en su cabeza sino difundidos sin límites
gina?». «Sí - responde--y voy a mostrárselo a mi mamá». Sale en el mundo, de manera que se desarrollan simultáneamente
a la sala de espera, pero regresa inmediatamente diciendo: en todas las cabezas, decía: «El enfermo ha perdido la concien-
«Mejor no, mi mamá está leyendo». Interpreto: «Tienes miedo cia de ser una entidad psíquica, un yo que posee sus propios lí-
de mostrarle tu bebé a tu mamá porque temes que ella se enfu- mites».13 ¿A qué etapa del desarrollo infantil remitía Tausk es-
rezca contigo como tú lo haces cuando piensas que ella puede ta regresión que observaba en pacientes psicóticos adultos y
tener bebitos en la panza». Ante esto, responde con una sonrisa cuyo conocimiento le permitió proporcionar una extensa in-
pícara: «Ay, Silvia, qué tonta eres: ¿no te habías dado cuenta de formación acerca del «aparato de influir»? A esa etapa en la
que era un carrito?». cual la identificación no se diferencia de la elección de objeto,
Del mismo modo que Helena engaña a su hija con la verdad, etapa del narcisismo que -descripta por Freud en el capítulo
al intentar presentarle el parto como natural cuando a través III de El yo y el ello-- corresponde a la identificación primaria.
de la situación a la cual pretende exponerla retorna la violencia Si introducimos la teoría de la identificación especular vemos
pretendidamente eludida, Regina utiliza la realidad para en- que esta identificación primaria anterior a la constitución de
cubrir otra realidad, aquella de la rivalidad con su madre, de los límites del yo y en la cual los pensamientos del niño y del
su deseo de hijo que, estando atravesado por el deseo de pene adulto están fundidos -etapa que retorna en la paranoia a
del padre - posesión imaginaria de la madre-- la somete a una través tanto del robo de pensamiento, como del delirio de in-
lucha mortal por la apropiación de los contenidos valiosos en fluencia-, esta primera etapa narcisista, es anterior a la ins-
disputa. Esta realidad -verdadera- con la cual se encubre tauración de la Spaltung que separa al sujeto, tanto del objeto,
otra verdad, corresponde a otro orden de realidad. La realidad como de sus propios deseos inconscientes. En este estadio, dice
" (Wirklichkeit) se pone al servicio del ocultamiento de la reali- Tausk, «los padres lo saben todo, hasta lo más secreto que pue-
dad psíquica, del escamoteo del deseo inconsciente, que está da haber, y lo saben hasta que el niño logra su primera menti-
siempre presente en el juego intersubjetivo con el cual se pre- ra». «La lucha por el derecho de poseer secretos sin que los pa-
tende anular la diferencia generacional, que implica posiciones dres lo sepan es uno de los más poderosos factores de la forma-
en el interior de la estructura edípica y formas de circulación de ción del yo, de la delimitación y la realización de una voluntad
los objetos de deseo. propia». 14
Sin embargo, el secreto de la madre acerca de su propio Estos párrafos me han hecho reflexionar, en diversas oca-
cuerpo permite a Regina poseer sus propios secretos, desdoblar siones, acerca de las relaciones entre el derecho al secreto y la
la realidad jugando con la posibilidad que la apertura de diver- constitución del inconsciente. Hace unos años fui consultada
sos espacios propone. por una señora divorciada que venía a ver--O_!e con el objeto de
Al enunciar su primera mentira en sesión, Regina me mues- pedirme un diagnóstico de su hija de trece años. Según su rela-
tra cómo «la mala fe» no es sino un efecto del reconocimiento de to, esta no presentaba ningún síntoma, era una niña agradable
la verdad, posterior a la interpretación que devela un secreto y sana que poseía un buen desarrollo intelectual, sociable, dis-
que hasta ese momento había estado sustraído a ella misma, frutaba su vida cotidiana y no parecía tener problemas mani-
había sido del orden del inconsciente. fiestos de ninguna clase. La mujer me dijo al comienzo de la en-
Victor Tausk, en su trabajo «Acerca de la génesis del apara- trevista: «En realidad, ella dice que soy yo la que debo venir -y
to de influir en el curso de la esquizofrenia» (1919), 12 ponía de agregó riendo--, dice que si tanto me interesa una consulta la
relieve este papel de la primera mentira, como un momento haga para mí». En verdad, no es esta una situación atípica en
constitutivo de los límites del yo. Partiendo del síntoma obser- consultas acerca de niños; los padres, en muchas ocasiones, pi-
vado en pacientes psicóticos, atribuido a una pérdida de los lí- den entrevistas sin tener muy claro cuál es el sentido de ellas, y
mites del yo, por la cual estos enfermos se quejan de que todo el si yo me hubiera visto obligada a hacer gala de ortodoxia psico-
mundo conoce sus pensamientos, que estos pensamientos no se
13 [bid., pág. 98.
12 V. Tausk, Trabajos psicoanalíticos, Barcelona: Granica, 1977. 14 !bid.

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En La piel de zapa, a través del monólogo del anticuario que
analítica no hubiera dudado, en este caso, de que esta mujer
inaugura la obra, Balzac realiza una apología del saber en es-
sentía en realidad, en una parte de sí misma, que esta frase
tos términos: «Voy a revelar a usted en pocas palabras un gran
que citaba de entrada era correcta, y que mi función al respecto
misterio de la vida humana. El hombre se consume por medio
era, como ocurre con cualquier Witz que el sujeto formule en el
de dos actos instintivamente cumplidos que agotan las fuentes
interior del campo analítico, tender a que sea asumido en su
de su existencia. Dos verbos expresan todas las formas que to-
condición de verdad reprimida.
man estas dos causas de muerte: querer y poder. Entre ambos
Sin embargo, tal vez en el pretexto mismo de la consulta es-
términos de la acción humana, hay una fórmula de la cual se
tuviera, en este caso, la respuesta que me posibilitara entender
apoderan los sabios y a la cual debo la dicha de mi longevidad.
qué era lo que realmente ocurría. Permití que el discurso se
Querer nos abrasa y poder nos destruye; pero saber deja en per-
ampliara en esa dirección: «¿Sabe usted?, mi hija y yo -debido
manente estado de calma a nuestra débil organización ...
al divorcio y a que hemos vivido muy solas- hemos sido siem-
¡Cómo preferir todos los desastres de vuestras voluntades en-
pre muy unidas. Ella siempre me ha contado todo, y yo le he
gañosas, a la facultad sublime de hacer comparecer en sí mis-
contado todo acerca de mí. No tenemos secretos, siempre nos
·:j mo al universo, al placer inmenso de moverse sin estar ama-
hemos dicho la verdad, toda la verdad ... y en los últimos tiem-
. )
rrado por los lazos del tiempo ni por las trabas del espacio, al
'"• pos siento que hay algo que se me escapa, como si ella se hu-
placer de abrazarlo todo, de verlo todo, de inclinarse sobre el
biera vuelto más reservada ... no me cuenta tantas cosas; a ve-
borde del mundo para interrogar a las otras esferas, para escu-
ces, cuando intento saber qué ha hecho el sábado ... me da una
char a Dios!».
respuesta general: "Fui al cine con mis amigos". "¿Con quié-
El saber aparece como aquello capaz de paliar todos los de-
nes?", pregunto. "Con compañeras de la escuela... ". "¿Qué vie-
seos, disminu1T todos los anhelos, adueñarse de todas las cosas.
ron?". "Una de Trinity..."."¿Te gustó?". "¡Oh, mamá, tú quieres
¿No está, pues, en la médula de toda simbiüSIB? En ella no se
siempre saberlo todo!". Vea, doctora, tengo miedo de que nos es-
trata sólo de apropiarse del cuerpo, no es sólo control de la mate-
temos separando. Por eso vengo ... quiero que usted la vea, la
rialidad del otro a través de los orificios del cuerpo pasivizado. La
haga hablar y me cuente qué le pasa».
simbiosis tiende a un absoluto: si el cuerpo es controlado, lo es en
Había en esta madre una voluntad de saber, equiparable a
función de que los pensamientos no se liberen. La garantía ab-
una posesión imaginaria, a un atrapamiento del otro que no
soluta de la simbiosis está en el apropiamiento «del alma», en su
dejara abierto ningún espacio de intimidad posible. Ante su
asesinato, como el doctor Schreber lo manifestaba maravillosa-
hija adolescente, hermética e iniciática, algo se le escurría y ve-
mente en la educación de su hijo, el futuro presidente.
nía -sumergida en la angustia- a buscar más un cómplice
¿Se puede sostener la categoría de psicosis simbiótica - y
que un analista, alguien que pudiera extraer en estas circuns-
recuperar las cuidadosas observaciones clínicas de Margaret
tancias «todos los secretos» para restituirle su poder sobre esta
Mahler- si la desgajamos del contexto teórico en el cual esta
hija en vías de independizarse. Colocándome en la posición de
autora la construye? En mi opinión, no sólo es posible efectuar
las antiguas alcahuetas de la novela picaresca, esta mujer ape-
esta operación, sino que incluso aquella categoría puede ser en-
laba a otra mujer para que le permitiera adueñarse del objeto
riquecida y ampliarse en nuevas perspectivas. El material de
amado.
Helena antes expuesto muestra que el reconocimiento de las
A diferencia de otros padres que demandaban «que el niño
condiciones simbióticas en las cuales el niño se constituye en
no sea agresivo», «que deje de hacernos la vida imposible» o que
relación con el inconsciente materno abre el camino para la
· «no esté tan celoso con el hermanito» -lo que en definitiva no
prevención de la psicosis simbiótica, evitando que esta se
representa sino un intento de establecer un contrato social bá-
instaure a partir de la detección de las condiciones que la gene-
sico en momentos en que peligra la estabilidad familiar, para lo
ran desde la madre misma. Es decir: el reconocimiento de los
cual se pide al analista que quite el presunto síntoma que traba
rasgos que desde la estructura pueden precipitar una entidad
la convivencia-, esta madre, más ambiciosa, demandaba de
psicopatológica en el niño permite no sólo el diagnóstico precoz,
mí que me pusiera al servicio de un deseo insaciable de saber,
sino incluso la prevención.
saber que aparecía como la posesión imaginaria del todo.

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Hemos optado por la vertiente teórica que considera al yo «... es como si Margarita me devolviera una imagen tan
un objeto, como lo enuncia Lacan en el Seminario JI: «Toda la completa, tan perfecta de mí misma, que no soporto verla ma-
dialéctica que les he dado a título de ejemplo bajo el nombre de la». A través de la imagen que su hija le refleja, Helena se ve
estadio del espejo está fundada sobre la relación entre, por un completa, perfecta; en tal sentido ama, en Margarita, una ima-
lado, un cierto nivel de tendencias, experimentadas -digamos gen de sí, lo que ella misma es (primer tipo de elección narcisis-
por ahora, en determinado momento de la vida- como desco- ta que propone Freud). Este primer tipo, que implica la no bús-
nectadas, discordantes, fragmentadas -y de lo cual siempre queda de un objeto externo a sí mismo, no impide que Marga-
resta algo-, y por otro lado, una unidad con la cual se confun- rita sea amada por su madre. Empero, la frase remite al ca-
de y se empareja. Esta unidad es aquello en lo cual el sujeto se rácter narcisista de este amor, en la medida en que es a través
conoce por primera vez como unidad, pero como unidad aliena- de Margarita como Helena puede amarse a sí misma, reflejada
da, virtual. Ella no participa de los caracteres de inercia del fe- en ella.
nómeno consciente bajo su forma primitiva, tiene por el con- Si seguimos el curso de sus asociaciones, encontramos: «Mi
trario una relación vital, o contra-vital, con el sujeto». 15 Objeto madre siempre estuvo ausente, aunque físicamente presen-
contra-vital, o contra-investimiento, efecto del amor totalizan- te ... siempre ha sido ambivalente, incluso con mi hija. Le hace
te de la madre cuando la castración la ha constituido en tanto saquitos tejidos, pero siempre le quedan grandes o chicos, lepo-
tal, es decir, en tanto mujer en la cual la sexualidad femenina ne sólo dos botones cuando necesitan cuatro, la carga en bra-
se constituye en las equivalencias pene-niño. zos, pero mal. .. ».Margarita le permite a Helena, nuevamente,
Si el yo es un objeto capaz de ser amado -cargado- por construir una imagen de sí misma, pero por contraposición.
una parte escindida del sujeto, el narcisismo -apelando a la Ella es una «buena madre», está colocada en el lugar del ideal
teoría desarrollada por Freud desde Introducción del nar- del yo; su madre «mala», en el negativo de ese ideal. Garantiza
cisismo hasta Duelo y melancolía y El yo y el ello- será ese de este modo un lugar en la estructura donde sólo hay dos
amor llevado sobre el yo, constituido por identificación prima- posibilidades: lo totalmente bueno y lo plenamente malo.
ria, es decir, por una relación inmediata con el otro, en que la «Ayer volví y fa vi llorando ... cuando la levanté no me mira-
carga y la identificación no se diferencian. ba... estaba con la mirada perdida . . . creo que es como si cuan-
Tomando lo que ya hemos desarrollado en otro capítulo res- do yo la dejo yo desapareciera ... la besé y la besé ... necesitaba
pecto de la diferencia entre amor de objeto - libido objetal- y que me sintiera ahí. .. Tenía miedo de que me odie. Siempre
objeto de la pulsión, es necesario introducir una nueva diferen- sentí a mi mamá ausente ... ». El segundo tipo de elección
ciación. La elección narcisista de objeto se opone a la elección narcisista, dice Freud, es amar lo que uno ha sido. El tercer
de objeto por apuntalamiento. tipo, lo que se quisiera ser.
Del mismo modo que en la autoconservación, la relación de En el discurso de Helena aparece, a través de la anulación
sexualidad será marcada no por una identidad con el otro, sino del tiempo, amar lo que se hubiera querido ser, para evitar lo
por una suerte de complementariedad: «Por el contrario, en la que se fue. Ella fue una niña carenciada, con una madre ausen-
elección de objeto narcisista, lo elegido no es de ninguna mane- te, y ama en su hija no lo que querría ser, sino aquello que hu-
ra el complementario sino el idéntico a sí mismo, o en todo caso biera querido ser. El narcisismo, en este caso, viene a restituir
es elegido por algún elemento que le es idéntico». 16 el aspecto fallido de su historia a través de un movimiento por
Las formas de amor narcisista que menciona Freud nos per- el cual amando a una persona que -sólo desde el observador-
mitirán aproximarnos a los fragmentos antes expuestos de He- ha sido una parte de sí misma siendo, en el presente, todavía
lena para ver de qué modo se juega la relación con su hija. parte de sí.
La sesión ha empezado con la frase: «Es como si el tiempo no
existiera». Tal vez este es un elemento a reconsiderar en los
15 J. Lacan, Le séminaire, libro JI: Le moi dans la théorie de Freud et dans la
modelos que Freud ofrece para el narcisismo. Se ama lo que
technique de la psychanalyse; París: Seuil, 1978, pág. 66.
16 J. Laplanche, L'angoisse. Problématiques I, París: PUF, 1980, pág. 322. uno quisiera ser, se ama lo que se fue, se ama lo que se querría
La angustia, Buenos Aires: Amorrortu editores, 1988. ser, pero se produce todo esto en presente. Se ama lo que se es,

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a partir de que la imagen del otro al reflejarse anula todos los ginaria, sino la desintegración que pone en riesgo permanente
tiempos, cierra todos los espacios. En el momento de la elección la imago de cuerpo despedazado, lo cual muestra quefpara He-
narcisista de objeto los tiempos se anudan en un presente per- lena, Margarita es el articulador que la sostiene y la llena ente-
manente y, como ocurre en las formaciones del inconsciente, la ramente, dejándola en riesgo de vacío y fractura constante
atemporalidad constituye la presentificación constante del cuando el desprendimiento se opere. Sostenida su propia ima-
deseo. gen a través de esta hija-pene, la separación que la priva se
De ahí a la anulación de los espacios que instauran la diver- convierte en un agujero que abarca todo su ser y por el cual
sidad de los sujetos, el movimiento se desliza sin transiciones. corre el peligro de vaciarse.
El yo de Helena engloba a Margarita, no le ofrece resquicios En ese proceso de consolidación que el análisis procura, me-
por los cuales establecer un espacio secreto ni algo interno aje- diante el cual puede desgajar de su propia historia los elemen-
no a la madre. Para que la diferenciación se constituya en el in- tos que la anudan en su imposibilidad de sentir un cuerpo ma-
terior del aparato mismo, es necesario que simultáneamente se terno muelle y nutricio, Helena podrá recibir también mis in-
funden los espacios externo-exterior e interno-externo. La terpretaciones (extrañas hasta hace poco, música separadora)
j separación del otro es la condición, también, de la separación como articuladores que la constituyen en ese entrecruzamiento
¡'
de ese sí mismo que se torna extraño y al cual la represión se- de hilos que le impiden todavía la instauración de un espacio
cundaria consolida posteriormente. La inquietante extrañeza externo no hostil, posibilitador a su vez de la instauración de lo
a la cual Freud aludía en «Lo siniestro», es lo familiar que se ha externo-interno en su propia hija.
tornado extraño, aquello que desgajado del sujeto vuelve ame-
nazante a importunarlo constantemente.
Helena teme que Margarita la odie si no está presente. Sin
embargo, ella me odia cuando se separa de mí. «Es como si en
una relación, al romperse una cierta distancia que me con-
viene, el otro se convirtiera en alguien peligroso. Y usted es una
mujer mayor, las mujeres mayores son peligrosas ... ».
La hostilidad se desata cuando el objeto se aleja. El objeto
perdido siempre es un objeto malo, un objeto persecutorio,
odiado por su ausencia. Por eso Helena debe estar en una fu-
sión simbiótica constante con su hija; si la deja, corre el riesgo
de ser odiada como ella odió a su madre por el abandono. No
debe permitir ninguna fisura, ningún recorte que posibilite la
constitución de dos sujetos diferentes. En el momento en que
eso ocurra la angustia adquirirá características mortíferas,
como lo confirma el desarrollo posterior del tratamiento, que
conlleva la despersonalización en sesión.
Su intento de anular toda separación, toda distancia, que
reaparece de manera simbólica cuando se introduce un refe-
.rente tercero (escena originaria que marca la posibilidad per-
manente de colmar todo anhelo, de cerrar todos los espacios, de
compensar todas las frustraciones), es resultado de su deseo
infantil insatisfecho y es una defensa que impide que el odio
hacia su propia madre retorne en la hija, destruyendo la ima-
gen totalizante que trabajosamente intenta conservar. Narci-
sismo que no tiene por contrapartida la castración genital ima-

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