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Revista de Antropología
ISSN: 1515-2413
revista_ava@yahoo.com.ar
Universidad Nacional de Misiones
Argentina
Bartolomé, Miguel A.
Los laberintos de la identidad: procesos identitarios en las poblaciones indígenas
Avá. Revista de Antropología, núm. 9, agosto, 2006, pp. 28-48
Universidad Nacional de Misiones
Misiones, Argentina
L
os laberintos de la identidad. Procesos
identitarios en las poblaciones indígenas
Miguel A. Bartolomé 1
Resumen
Este ensayo trata de las identidades étnicas, entendiéndolas como construcciones ideológicas deri-
vadas del contraste entre grupos cultural y socialmente diferenciados, a las que no se puede enten-
der de manera independiente de los contextos estatales e interétnicos en los que se desarrollan.
Propongo una breve presentación de algunas de las perspectivas teóricas consideradas más rele-
vantes y destaco que en realidad no son tan excluyentes como se suele pretender, ya que en con-
junto contribuyen al desarrollo de una teoría general de la identidad. En aras de una cierta pre-
cisión conceptual propongo diferenciar a las identidades étnicas de otras identificaciones y
condiciones sociales que suelen ser englobadas bajo un común denominador identitario. Concluyo
exponiendo los discursos indígenas de la identidad: tanto los que emergen de los propios códi-
gos simbólicos para dar cuenta de la singularidad de cada grupo, como de aquellos orientados
a hacer explícita la argumentación de la diferencia étnica hacia el exterior.
Palabras clave:
Identidad étnica - Etnicidad - Identificaciones - Indígenas América Latina.
Abstract
This essay concerns the topic of ethnic identities understanding them as ideological constructions
derived from the contrast between cultural and socially diferentiated groups. These identities can
not be understood separate from the state and interethnic contexts in which they were developed.
I propose a brief presentation of some of the most important theory perspectives emphasising
that in reality, they are not as exclusive as they pretend to be, instead, I think that combined,
they contribute to the development of a general identity theory. Focusing in the conceptual pre-
cision that our social sciences need, I propose to diferentiate the ethnic identities from another
identifications and social conditions that commonly are categorized together.
I conclude exposing the distinct indegenous identity conceptions; the ones that emerge from their
own simbolic codes to demostrate each group's singularity and the ones oriented to show the eth-
nic diferentiation with the outside world.
Key words:
Ethnic identity - Ethnicity - Identifications - Latin American indegenous.
otros que no poseen un sistema polí- étnicos con grupos de interés Tal es el
tico compartido, pero que se distin- caso de M. Hechter (1996), quien vin-
guen por el hecho de ser culturalmen- cula la etnicidad a la teoría de la elección
te diferenciados y manejar sus propios racional (cálculo de costos y beneficios)
sistemas simbólicos (op.cit.:318). Los de manera un tanto mecánica, desta-
estudios monográficos de Cohen cando que la acción social colectiva
demostraron que las identidades étni- sólo se produce cuando los individuos
cas pueden manipularse, pero no esperan obtener un beneficio de sus
dicen mucho sobre el hecho de que conductas dentro del sistema corpo-
son previas y posteriores a su mani- rado, atribuyendo a la elección racional
pulación. En realidad, tal como lo la capacidad de ser la única capaz de
apunta T. Eriksen (1996), Cohen recu- explicar cambios en los comporta-
rre a una perspectiva estructural-fun- mientos colectivos. La perspectiva
cionalista dentro de la cual la etnicidad instrumentalista es llevada a nivel
aparece como un fenómeno histórico exponencial por el utilitarismo indivi-
contingente y no como un dato en sí dualista de M. Banton (1983), el que
misma. Sin embargo, algunos encon- sostiene que los grupos étnicos no serí-
traron en el instrumentalismo una an sino asociaciones de individuos
explicación posible para los compor- construidas para competir por bienes
tamientos étnicos en ámbitos migra- en disputa, en una situación de mer-
torios urbanos y lo consideraron gene- cado en la cual las personas pretenden
ralizable a todos los contextos. Así, por obtener ventajas de acuerdo a una eva-
ejemplo, para A. Pizzorno (1983) la luación de los costos y los beneficios.
identidad colectiva (etnicidad) es una Así como la lógica constitutiva de los
condición a la que se recurre para eva- estados nacionales ha sido utilizada
luar los costos y beneficios de la acción como argumento de definición por
social, y que, en tanto orientación hacia oposición para conceptualizar a los
un "mercado" político, supone la grupos étnicos, la proyección etno-
competencia entre grupos con distin- céntrica del utilitarismo pretende que
tas posiciones de poder2. Esta pers- la lógica individualista del capitalismo
pectiva, que se basa en la teoría parso- occidental acceda al rango de una lógi-
niana de la acción social, es más ca universal. Estas propuestas, origi-
aplicable al desarrollo de grupos de nadas en los estudios de la competen-
interés que a las colectividades étnicas, cia entre grupos étnicos en ámbitos
aunque éstas también puedan compe- urbanos, tienden a minusvalorar las
tir por recursos. distintas axiologías contrapuestas y sus
Los anteriores no son los únicos sistemas de valores involucrados, así
autores que confunden a los grupos como la presencia de diferentes lógicas
2 Muchos son los ejemplos etnográficos de la poca credibilidad de esta perspectiva reduccionista, pero qui-
siera citar uno proveniente de la tradición europea y que refiere a los inmigrantes vascos en distintos países y
que arriba a la siguiente conclusión "...Los resultados de los datos demuestran que los vascos no escogen man-
tener su 'etnicidad' por beneficios económicos, ni están haciendo demandas políticas para un reconocimien-
to o trato especial en ninguna de las comunidades en donde están congregados en distintos países. El mante-
nimiento de la identidad étnica en las comunidades vascas de la diáspora sigue argumentos sociológicos y
psicológicos de pertenencia a un grupo..." (G. Tototicagëna, 2003:39).
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4 A los fines de este ensayo recurro a una noción de conciencia distinta de sus usos psicológicos o de los filo-
sóficos propios del idealismo. Prefiero su sentido "vulgar" en tanto refiere al conocimiento que la persona tiene
de sus percepciones, estados, sentimientos, ideas, voluntades, capacidades,.etc. En todo caso, puedo quizás vin-
cularla con la perspectiva kantiana que distingue entre una conciencia discursiva, representada por el "yo" que
reflexiona, y una conciencia intuitiva que sería la experiencia empírica interiorizada; ambas constituirían el con-
junto de la conciencia como totalidad.
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5 No es esta una afirmación gratuita, proveniente de la tradicional conflictividad que suele vincular a las cien-
cias sociales en América Latina con la producción de los países metropolitanos, de la que no está ausente ni el
resquemor ni el reconocimiento. Se basa en el hecho objetivo que en muy pocas de las obras contemporáneas
sobre identidad étnica producidas por la tradición anglosajona o la francesa y sus seguidores periféricos, se regis-
tran las pioneras propuestas de R. Cardoso de Oliveira, que constituyen una presencia que se puede quizás con-
frontar pero nunca ignorar.
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protagonistas para lograr una comu- zado como identidad terminal, enten-
nicación entre distintos campos diéndola como la que integra todos los
semánticos no sólo lingüísticos sino estatus, roles e identificaciones del indi-
también culturales. viduo (1978:100-01). La identidad
Tratando de contribuir positiva- étnica es un tipo específico de identi-
mente al debate sobre el multicultura- dad social, que no excluye otras iden-
lismo, el distinguido economista hindú tificaciones, pero que supone la nece-
Amartya Sen (2001) ha propuesto la sidad de comprenderla en todas las
posibilidad de desarrollar una identidad dimensiones que le otorgan su singu-
plural, ya que podemos identificarnos laridad y la distinguen de otras identi-
con distintos grupos a la vez a partir de dades posibles, sin olvidar que no es
nuestra capacidad de elección y tenien- esencial sino que depende de los con-
do en cuenta que las culturas no cons- textos interactivos; es decir a través de
tituyen conjuntos monolíticos sino la confrontación con otras identidades.
ámbitos internamente diversos que El género puede no ser una identidad
ofrecen diferentes alternativas, como totalizadora en la vida cotidiana, ya que
lo exhibe, por ejemplo, la posibilidad coexiste con otras identidades sociales,
de asumir propuestas conservadoras, pero haciendo el amor se vuelve una
innovadoras o transformadoras de identidad contextualmente definitiva.
nuestra misma realidad cultural. Sin Algo similar ocurre con la identidad
embargo las fronteras étnicas y las dife- étnica, la que en la confrontación con
rencias de poder hacen que las elec- otras expresa la lealtad de sus miem-
ciones identitarias no sean tan libres. bros y su capacidad para modelar las
En América Latina millones de indí- conductas, manifestándose como una
genas han renunciado a su cultura etnicidad, es decir como la identidad
intentando superar el estigma asociado étnica en acción.
y acceder a la identidad nacional que En ocasiones, las llamadas "identi-
les ofrecen los estados, pero muchos dades" son en realidad condiciones, que
de ellos no han logrado su "reden- pueden o no ser asumidas por sus des-
ción", puesto que el racismo sigue esta- tinatarios, utilizadas para designar cier-
bleciendo los límites de la movilidad to tipo de situaciones sociales provi-
étnica. Por otra parte asumir ambas sorias; tal como en el caso de los
identidades se considera contradictorio migrantes que dejan de serlo cuando
puesto que las identidades étnicas y las retornan a sus países; o como los afec-
nacionales son percibidas como exclu- tados por algún proceso social (exilio,
yentes, si bien ya he señalado que miles desplazamientos poblacionales, situa-
de indígenas pueden manejarlas de ciones laborales, convictos, etc.) con-
manera conjunta. A. Sen enfatiza que dición que desaparece cuando cambian
todos tenemos múltiples identidades los contextos. Es decir que se debe
sociales, aunque tiende a confundirlas diferenciar la identidad de una condición,
con los roles, estatus o adhesiones a que puede ser más o menos prolonga-
grupos específicos, tales como padre, da y que incluso puede llegar a influir
hijo, profesional, soldado, vegetariano, en la identidad, pero cuya temporali-
músico, etc. En realidad se trataría de dad es acotada y el contexto reversible.
lo que ya Epstein había conceptuali- En cambio la identidad supone la
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guay,"la gente"; los zapotecos de México básico, sin embargo está presente en
los bene o binni, "gente"; los mazatecos muchos de los registros mitográficos
del mismo país, los shota, "gente"; etc. latinoamericanos. La presencia de los
La lista sería interminable, pero da blancos suele tratar de ser explicada en
cuenta con claridad de esta noción de términos del mismo código simbólico,
humanidad restringida al propio grupo dando lugar al desarrollo de nuevos
lingüístico o cultural; nosotros somos episodios que expresan la plasticidad
la "verdadera gente", destinataria de un de los relatos míticos, constituyendo
universo propio7. El discurso sobre el una difundida narrativa a la que en otra
nosotros étnico se basa entonces en la oportunidad he denominado como
propia lógica cultural que explica el "mitología del contacto", en la medida
nacimiento de los antecesores del no- en que se refiere a la configuración de
sotros, que es el que necesita ser cono- los conflictivos sistemas interétnicos
cido y legitimado. (M. Bartolomé, 1976). Así, en sus eta-
Dentro de la lógica del discurso pas iniciales, las construcciones ideo-
propio, la presencia de grupos cultural, lógicas sobre los otros suelen desarro-
social, racial o lingüísticamente dife- llarse a partir de las categorías de
renciados es comprendida a partir de entendimiento propias de cada cultu-
los mismos parámetros simbólicos ra; dichas categorías se encuentran
vigentes en cada específica reflexión contenidas en las nociones cosmoló-
mítica. La presencia de esos "otros" gicas que se proyectan sobre la nueva
que son parecidos a "nosotros", pero realidad, para interpretarla como un
con los cuales no podemos identifi- signo compatible con el tradicional sis-
carnos, suele ser explicada como suce- tema simbólico. Incluso las narraciones
sos que ocurrieron en el transcurso del míticas sobre el origen de los blancos,
illo tempore mítico, el tiempo de los orí- suele estar acompañada por mitos de
genes que otorga sentido y razón de privación, que buscan explicar la
ser en el mundo a todos los entes que pobreza de unos y la riqueza de otros
lo pueblan. En ocasiones esos "otros" (M. Bartolomé, 2005). Este proceso de
son originados en una confusión de las apropiación simbólica se advierte
deidades, en la derrota y transforma- especialmente en las narrativas mito-
ción de sus antepasados, o por otros lógicas que tratan de explicar no sólo
sucesos que remiten a algún tipo de el origen y la presencia de los "blan-
incongruencia, de ambigüedad, que cos", sino también la asimetría de posi-
debió ser resulta por los seres que ciones y la posesión diferencial de los
actuaban el en tiempo originario. El bienes a partir de categorías com-
tema no ha sido muy estudiado, ya que prensibles en términos tradicionales.
los mitemas que suelen narrar esos orí- Así para los ayoreode del Paraguay, los
genes diversos son generalmente blancos son los hijos una figura mítica
secundarios al tema antropogónico perdida durante años, que se apropia-
7 Con alguna frecuencia se registran cambios de etnónimos para expresar al grupo ante el exterior. Así, en el
marco de las movilizaciones etnopolíticas contemporáneas, algunos grupos étnicos mexicanos han adoptado
nuevas denominaciones étnicas, que podían no estar presentes en la experiencia colectiva de la sociedad, para
manifestarse ante el exterior como un tipo "especial de gente". "Gente de la palabra completa", "gente que habla
la verdadera lengua", "gente de la palabra florida", etc.
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ron del codiciado hierro; o para los truido para definirse ante los demás.
wichí del chaco argentino son morado- Es decir que se pasa de un discurso
res del inframundo que aparecen en la cosmológico sobre la identidad, a un
tierra como dueños del dinero en los discurso político sobre la etnicidad, tal
obrajes madereros. En muchas cultu- como fuera documentado en el caso
ras se desarrolla lo que hemos llama- de los yanomami del Brasil (B. Albert,
do una "mitología de privación", que 1995:5). En esta nueva construcción
trata de explicar la actual pobreza de autorreferencial, suelen participar
los nativos en términos de una expro- argumentos proporcionados por el
piación protagonizada por los blancos exterior, ya que se asume que poseen
y ocurrida en el tiempo de los orígenes una cierta validez explicativa, al per-
(M. Bartolomé, 1976; 2005). Con mitir una mejor representación emble-
alguna frecuencia se señala la existen- mática de la propia sociedad ante los
cia de un origen compartido entre indí- otros. Así, por ejemplo, se produce una
genas y blancos, tal como lo plantean apropiación del discurso ecologista,
los o'odam de Sonora, México, para los asumiéndose y representándose como
cuales indígenas y mestizos formaban pueblos que conviven de manera
parte de una categoría indiferenciada armoniosa y no destructiva con la
antes de que ocurrieran sucesos del naturaleza. Incluso, en otra oportuni-
tiempo originario que marcaron la dad, he destacado cómo el mismo dis-
separación. El mito relata que un águi- curso antropológico es utilizado para
la raptaba a la gente y la llevaba a su definirse en términos de "cultura",
cueva amontonándola en una gran pila, "etnia" o "civilización" (M. Bartolomé,
el miedo hizo que los o'odam pidieran a 1997), legitimadas por su profundidad
su Hermano Mayor, el héroe I'itoi, que histórica y avaladas por reales o
los ayudara y éste, transformado en supuestos "conocimientos milena-
mosca, se introdujo en la cueva, recu- rios". De esta manera, en el discurso
peró su forma y derrotó al águila. Des- explícito de las organizaciones indíge-
pués fue sacando a la gente del mon- nas se advierten manifestaciones del
tón y los primeros que salieron fueron proceso de afirmación identitaria por
los o'odam y los apaches y finalmente el que atraviesan, las que permiten dis-
salieron las persona de abajo, que tintas posibilidades de acceso a las
habían quedado blancas y frías, quie- ideologías étnicas que expresan. Estos
nes fueron los antepasados de los chú- procesos no implican una falsificación,
chikas (blancos), pero para compen- sino una apropiación del discurso de
sarlos I'itoi les entregó las plumas de los otros, en un intento que se com-
águila que dieron origen a las lapiceras, prenda mejor el nosotros en base a las
la escritura y el consecuente dominio categorías y axiologías externas. Esta
cultural de los blancos (Aguilar Zeleny, construcción ideológica y discursiva
2005) que pretende expresar la identidad gru-
Con el tiempo, este discurso sobre pal encuentra también su sustento en
los otros, que ayuda a comprender la los propios referentes culturales. La
situación presente del nosotros, tiende a identidad, en tanto construcción ideo-
ser reemplazado o acompañado por lógica, cambia junto con los conteni-
un discurso sobre sí mismos, cons- dos culturales y los contextos sociales
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en los que se manifiesta, ya que no hay mir una identificación explícita que la
identidades inmutables sino procesos defina ante los otros. Dicha necesidad
sociales de identificación. Con frecuencia de identificación se origina en el con-
en esta dinamización se utilizan refe- texto de los procesos interétnicos por
rentes identitarios tradicionales a veces los que el grupo étnico haya atravesa-
mitificados, pero básicamente resigni- do a lo largo de su desarrollo históri-
ficados, como signos emblemáticos co. En este sentido, la identificación
para representar sus luchas sociales. La contextual en cada coyuntura tempo-
indumentaria, la culinaria, la lengua o ral, reflejará la sedimentación de las
los rituales colectivos, pasan a tener un representaciones colectivas derivadas
nuevo significado al ser utilizados de las relaciones con otras agrupacio-
como emblemas manifiestos de la nes humanas con las que haya mante-
identidad propia y contrapuesta a la de nido intercambios de cualquier tipo
los otros sectores sociales. Lo que se (comerciales, parentales, bélicos, etc).
exhibe en estos casos no son "ideas" o Indudablemente, las relaciones de
"cosas" sino indicadores, datos que pre- dominación y subordinación cons-
tenden demostrar la presencia de una truidas a partir del colonialismo, cons-
alteridad, proveniente de una tradición tituyen un dato central en la estructura-
cultural difícilmente visualizable o ción ideológica de las representaciones
comprensible en otros términos. No se colectivas, por lo que están presentes en
trata tanto de hacer visible la diferen- la gran mayoría de las expresiones iden-
cia como de patentizar la diferencia- titarias actuales. Una etnia se ve así
ción, es decir, la presencia de un "nos- inducida a manifestarse como una
otros" distinto a ese universo de totalidad inclusiva y exclusiva, dife-
"otros". Algunos rasgos culturales renciada de otras colectividades posi-
tradicionales adquieren así el carácter bles, aunque esa totalidad tienda a
de signos reivindicativos, lo que con- ocultar su posible heterogeneidad
funde a aquellos que los perciben interior8. Esta identificación colectiva,
como la manifestación manipulada de que forma parte de la construcción
un folklorismo relictual e incompren- social de las identidades individuales,
sible en "un mundo moderno. Incluso opera como una dimensión subjetiva
han sido calificados como "símbolos del ser para sí de los actores sociales,
vacíos" (Schneider, en O. Patter- que se expresa tanto a nivel de las con-
son,1997) por antropólogos que ven ductas ante los otros como del discur-
en ellos sólo la manipulación del so autoreferencial. A partir de los datos
pasado y no advierten la dinámica sim- que le proporcionan sus relaciones con
bólica propia de sociedades que buscan el exterior y con su espacio interior, la
un mejor acceso al presente. etnia construye una narrativa de sí
Esta "humanidad exclusiva" de los misma elaborada en términos de una
grupos étnicos, tan etnocéntrica como lógica discursiva que responda al de-
la de toda colectividad social, debe asu- sarrollo histórico y contemporáneo de
8 Dicha heterogeneidad puede estar originada tanto en las diferencias de género, como en las generacionales
o incluso en las eventuales posiciones de clase. También influye la desigual distribución de los flujos cultura-
les internos, que condicionan distintos niveles de apropiación de la cultura compartida. Sin embargo, la ideo-
logía identitaria tiende a que el grupo se presente hacia el exterior como una totalidad indiferenciada.
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9 Como ya lo he expuesto en otras ocasiones (1997,1999, 2005) por grupo etnolinguïstico entiendo a una colec-
tividad hablante de lenguas emparentadas y a variantes regionales de las mismas, que constituye más una cate-
goría clasificatoria externa (v.g. los mayas, los guaraníes, los zapotecos, etc.), que la referencia a una colectivi-
dad social organizada e ideológicamente estructurada.
10 Un buen ejemplo lo constituye el grupo etnolingüístico zapoteco del estado de Oaxaca, en México. Una de
sus concreciones fue la ciudad-estado de Monte Albán que los unificó políticamente a partir del siglo V a. C.
Pero desde el siglo VIII (d.C.) se diferenciaron en distintos ámbitos geográficos, dando lugar a configuracio-
nes culturales específicas, cada una de las cuales maneja ahora una distintividad cultural y lingüística respecto
a las otras, como resultado no sólo de su larga separación, sino también por las características locales que adqui-
rió en cada caso el proceso colonial.
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lo tanto pueda tener una articulación centralizada resulta más fácil de con-
más favorable con los estados nacio- trolar y manipular que miles de aldeas
nales de los cuales forman parte (M. autónomas. Todo los tipos de sistemas
Bartolomé, 2002). En algunas oportu- organizativos del presente y del futuro
nidades se ha hecho mención al hecho inmediato, tales como las asociaciones,
que las movilizaciones étnicas cons- federaciones o confederaciones de
truyen nuevas identidades colectivas comunidades, tienden a mantener una
(R. Stavenhagen, 1997:13), las que se cierta independencia de sus unidades
manifestarían a través de dichos pro- constitutivas, tanto para evitar las
cesos. Pero creo que los movimientos estrategias de dominio generalizado,
no construyen "nuevas identidades", como para consolidar y desarrollar la
sino nuevas representaciones colectivas de la singularidad política y cultural que las
identidad de cada grupo, dinamizada por caracteriza. He aquí una tarea analítica
el incremento de la confrontación inte- insoslayable para un antropología que
rétnica. renuncie a los reiterados estudios de
Quizás sus movilizaciones políticas comunidad y asuma la existencia de
posibiliten en el futuro la construcción unidades mayores que las incluyen.
de Pueblos entendidos como colecti- Pero para ello hay que trascender los
vidades sociales e identitarias abarcati- prejuicios teóricos y subteóricos refe-
vas, tal como a ocurrido con los ayma- ridos a la necesidad de una identidad
ra de Bolivia (A. García Linera, 2005). generalizada y de una cierta homoge-
Pero, eventualmente, serán Pueblos neidad cultural que debería caracterizar
organizados con base en la diversidad a cada grupo etnolingüístico. Se trata
interna de sus unidades constitutivas y precisamente de abandonar el modelo
no en la uniformidad que generan los de referencia casi inconsciente, pro-
estados. Cabe incluso preguntarse si no porcionado por la propia adscripción
ha sido la misma atomización de las político-cultural a un estado-nación,
comunidades étnicas lo que ha favore- cuando el antropólogo interroga, y se
cido su reproducción durante siglos, ya interroga, sobre la lógica social de los
que una estructura política abarcativa y Pueblos Indios.
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Bibliografía