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Resumen
El objetivo es entonces caracterizar críticamente los modos en que estos modelos se han
implementado en el país y sus implicaciones económicas y sociales. Para cumplir con este
fin seguiré el siguiente orden: primero haré una conceptualización de la categoría modelo
de desarrollo económico; segundo, presentaré los rasgos históricos de los modelos
implementados en América Latina y Colombia; y tercero, explicaré las particularidades
del modelo neoliberal en el contexto colombiano.
Abstract
The history of the South American region, and consequently of Colombia, has been
characterized by the implementation of three economic models, defined from the central
countries in the perspective of international division of labor: the primary export model,
1
Licenciada en ciencias sociales de la Universidad Pedagógica Nacional y magister de la Universidad de
Buenos Aires. cmhernandez@pedagogica.edu.co
the development model based on the import substitution industrialization, and the
neoliberal model, currently in force.
The objective is then to characterize critically the ways in which these models have been
implemented in the country and their economic and social implications. To fulfill this
purpose, I will follow the following order: first, I will conceptualize the economic
development model category; second, I will present the historical features of the models
implemented in Latin America and Colombia; and third, I will explain the particularities
of the neoliberal model in the Colombian context.
Introducción
Los analistas de la economía de corte liberal han concentrado sus esfuerzos especialmente
en demostrar los modos en que crecen las economías, sin embargo, poco han detallado la
relación que existe entre crecimiento económico y desarrollo social, pobreza y
desigualdad. Este análisis sólo es posible si se entiende que los modos en que crecen las
economías son producto de los modelos de desarrollo económico que se implementan en
cada país, es decir los patrones de acumulación que en el modo de producción capitalista
tiene como contraparte la pobreza y la desigualdad social.
Dicho esto, es preciso señalar que el presente artículo, hace parte del proyecto de
investigación “cambios en la relación capital- trabajo en las últimas dos décadas” del cual
hace parte la autora. Metodológicamente el proyecto está sustentado desde el paradigma
socio crítico, en términos de analizar el objeto de investigación propuesto con miras a
trasformar la realidad social que comprende. Además, está sustentado, especialmente, en
fuentes secundarias por lo que la técnica central fue a revisión documental.
En cada modelo, las empresas capitalistas definen sus estrategias de ganancia teniendo en
cuenta: los factores estructurales, el marco institucional, las políticas públicas y los
conflictos entre los actores sociales intervinientes. Entre los factores estructurales se
encuentran (Boyer, 1989; 2007; Boyer y Freyssenet, 2001; citado por De La Garza,
2010):
2
Según el Gerpisa estás pueden ser puede ser: concentrada y desigual, competitiva, monopólica, coordinada o
equitativa.
El modelo primario exportador
Para mediados del siglo XIX, el capitalismo como modo de producción ya se encontraba
afianzado en los países europeos. A más de un siglo de la revolución industrial, los países
industrializados -Gran Bretaña, Alemania, Francia y Estados Unidos-, se especializaban
en la producción de bienes industriales y requerían de las materias primas de América
latina, lo que llevó a que nuestros países ingresaran a la economía mundial como
exportadores de las mismas. Mientras que los países centrales exportaban a América
latina bienes industrializados y realizaban inversiones de capital.
Bajo esta División Internacional del Trabajo, se impulsó el modelo agro exportador, el
cual se concentró en la producción de la economía primaria destinada, principalmente, a
la exportación hacia los países centrales. La producción, al igual que los precios, estaba en
función de la demanda internacional, más que de las necesidades de consumo interno.
Sin embargo, la División Internacional del Trabajo (DTI) no es propia de este periodo,
pues data del periodo colonial cuando el comercio exterior de América Latina, en pleno
mercantilismo, obligaba a las colonias a exportar sus metales preciosos (como oro y
plata), y algunos productos de consumo como el azúcar y el tabaco; mientras que las
importaciones consistían básicamente en productos manufacturados en países centrales
para consumo de las élites locales.
Este modelo compartió características generales en la región, pero las condiciones y
trayectorias nacionales definieron en buena medida sus particularidades en cada país, lo
que explica el desarrolló desigual en la región. Por ejemplo, países como los del Cono Sur
(Argentina, Uruguay y Chile) tuvieron un relativo éxito debido a: la temprana inserción
de sus economías en el mercado inglés; se especializaron en productos como cueros,
cereales y carnes que tenían amplia demanda en dichos mercados; no dependían
exclusivamente de un solo producto de exportación; y contaban con mercados más
diversificados o podían influir en los precios.
Por su parte, México exportaba plata, oro, cobre, petróleo, ganado, madera, garbanzos;
Brasil, exportaba café, caucho, cacao, azúcar, tabaco, algodón. En contraste, en América
Central y el Caribe se exportaban pocos productos, y en muchos casos destinados a un
solo comprador. Además, Estados Unidos ejerció control económico e intervino
militarmente en la mayoría de las naciones de América Latina y El Caribe.
Hacia la década de 1930, se experimentó una crisis global que respondía al agotamiento
de un modelo de acumulación basado en la agroexportación. La Gran Depresión de 1929,
como se conoció, tuvo efectos nefastos para las economías latinoamericanas puesto que la
crisis económica de Europa y Estados Unidos redujo el mercado para sus exportaciones.
La relación de precios era desfavorable para los países de la región, las exportaciones de
materias primas latinoamericanas disminuyeron, lo que llevó a un cambio en el modelo
económico.
Según Guillen (2011) este modelo atravesó por dos grandes etapas: la primera, la
“sustitución fácil”, que terminó a grosso modo a mediados de los años cincuenta, en esta
etapa las importaciones de manufacturas fueron sustituidas por fabricación interna
(bienes de consumo no duraderos) y la inversión fue fundamentalmente estatal; y la
segunda, la “sustitución difícil” que culminaría en 1982 con el quiebre del modelo, a raíz
de la crisis de la deuda externa y se caracteriza por la producción de bienes industriales de
consumo duradero (electrodomésticos, automóviles, etc.) en los países de mayor
desarrollo de la región.
Sustitución fácil
En Colombia el modelo se inauguró con la República Liberal (1930- 1946) que asumió
esta propuesta como el eje del desarrollo nacional. Desde la óptica estatal se creía que la
industrialización permitiría alcanzar mayor autonomía frente a la economía de los países
capitalistas, lo que llevaría con el tiempo a construir una base interna de acumulación de
capital centrado en este segundo sector de la economía. Entre las estrategias más
importantes emprendidas por el Estado estuvieron: el aumento de créditos para el
desarrollo de la industrial; las inversiones directas y el proteccionismo al sector. Además
se vieron cambios en la infraestructura de transportes que buscaban la integración del
mercado interno y de este con el mercado mundial.
Este proceso no tuvo los mismos desarrollos en todos los países de la región, pues tuvo
mayor éxito en aquellos que habían logrado mejores resultados en el modelo anterior.
Este fue el caso de los países del Cono Sur y Brasil, cuyos productos tuvieron mayor
demanda y consumo en las economías europeas.
“los incrementos en el precio del café cuyas divisas se invirtieron en desarrollo industrial;
la ampliación del mercado interno, expresado en urbanización y el aumento del consumo
de bienes; y la ampliación de la división del trabajo entre sector industrial y agrícola lo
que implicó la especialización y complementariedad entre proceso, pero subordinados a la
industria” (Vega, 1990, p. 110).
En consecuencia, durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla (1953- 1957) se
presentó una precaria industrialización estatal, fuertes aranceles a los productos
importados para proteger los productos nacionales, y el apoyo a las empresas nacionales y
multinacionales orientadas al consumo interno.
Fue así que el modelo estuvo acompañado por una serie de cambios agenciados por la
hegemonía de Estados Unidos en la región, en pleno contexto de la Guerra Fría. El interés
central de la potencia del norte era frenar el avance del comunismo y por eso no escatimó
esfuerzos para conservar el dominio geoestratégico de nuestros países. En consecuencia
se instalaron gobiernos socialdemócratas que sin renunciar al modelo de desarrollo
rigente, promovieron políticas sociales para amortiguar la pobreza y la desigualdad, y
mermar las condiciones y los ánimos revolucionarios. Todo esto en el marco del llamado
Estado de Bienestar o Estado benefactor.
Según Bob Jessop (1999) uno de los pilares de este tipo de Estado es la relación con el
desarrollo fordista, el cual: está fundado en una división técnica del trabajo asociada a la
fabricación en series y el trabajo en cadena; y cuyos incrementos en la producción se
pueden reflejar en aumentos salariales. Asimismo, este modelo de acumulación está
soportado en el consumo masivo y el crédito al consumo que hace posible que aumente la
demanda de los productos industriales nacionales. Sin embargo, en el caso
latinoamericano el régimen de producción fordista no se cumplió plenamente, por lo que
algunos autores prefieren hablar de subfordismo,
En los años setenta se profundizó el debate sobre la viabilidad del modelo económico,
desde la óptica de la economía liberal, los problemas se encontraban en el excesivo
proteccionismo del Estado y en la falta de apertura hacia el exterior (Little, Scitovsky,
Scott y otros, 1970). Con la crisis de la deuda externa y la presión de las empresas
trasnacionales empezó a gestarse un nuevo modelo económico, marcado por la apertura
de la economía al capital.
El modelo neoliberal
En América Latina, los antecedentes del modelo neoliberal se ubican en las dictaduras
militares del Cono Sur, especialmente la de Pinochet (1973-1990) en Chile y la Junta
militar en Argentina (1976- 1983). Ambos países fueron laboratorios de las políticas
neoliberales y anticiparon las medidas que después se implementarían por R. Reagan y
Margaret Tatcher en Estados Unidos, en el Reino Unido y en el resto de Latinoamérica.
“habría resultado imposible acometer la venta al por mayor de los recursos industriales
nacionales, desplegada de modo más conspicuo en Chile, Uruguay y Argentina, sin
aplastar primero la capacidad del pueblo de defender sus intereses. Estos tres países habían
alcanzado éxitos notables en sus empeños, poseían sistemas avanzados de protección
3
El saldo de la balanza comercial es producto de la diferencia entre el total de exportaciones y el total de
importaciones. Existe superávit cuando el saldo es positivo.
social gestionados por Estados que ejercían una función reguladora, y desempeñaban un
papel en la expansión del mercado interno, garantizando el bienestar social de la población
y la prestación de servicios públicos”. (Sader, 2008, p. 6)
Sin embargo, el modelo neoliberal no logró consolidar las fuerzas necesarias para
estabilizarse y en consecuencia las tres mayores economías de América Latina: México en
1994, Brasil en 1999 y Argentina en 2002 cayeron en crisis y revelaron el verdadero
efecto económico y social de este modelo:
Déficit público
Por otra parte, el modelo neoliberal trajo consigo la implantación de un nuevo modelo de
producción semejante al toyotismo, también llamado de “flexibilización de los
trabajadores y las operaciones empresariales”. Este tiene como características: un modelo
de empresa mínima con personal reducido y flexible; la automatización del trabajo; la
incorporación de altos niveles de tecnología en las empresas; el principio del "justo a
tiempo" que es la gran capacidad para bajar los costos, ligado a la reducción de costos de
personal (menos trabajadores); la alta rotación en los puestos de trabajo/roles y el trabajo
en equipo; y el cambio en la relación patrón- obrero por la de empleado- empleador.
El Neoliberalismo en Colombia
Durante el gobierno de Virgilio Barco (1986- 1990) se hicieron los primeros preparativos
de la apertura neoliberal, pero es el gobierno de Cesar Gaviria (1990- 1994) con “La
revolución pacífica”, que se abrieron todas las posibilidades para avanzar en las grandes
reformas económicas y sociales que exigía el modelo. La primera etapa consistía en la
implementación de políticas de ajuste, seguidas de las políticas aperturistas. La segunda
etapa, durante el gobierno de Ernesto Samper (1990- 1994) tenía como fin estabilizar la
economía, para luego en la cuarta etapa comenzar a crecer. Pero esto no sucedió y el país
se quedo atrapado en la modernización para la competitividad (Castaño, 2010)
Todo esto según los lineamientos de la recién escrita Constitución Política, la cual cuenta
con un enfoque que podríamos llamar "social demócrata en lo político y neoliberal en lo
económico", parte de considerar que la Carta Política del 91,
Con la apertura económica, el desarrollo del país se sustentó en diferentes reformas para
flexibilizar los principales mercados, incluido el laboral. Entre las reformas más
importantes se encontraban: la arancelaria, que facilitó el ingreso de productos extranjeros
sin control alguno; la portuaria, que llevó a la privatización de Puertos de Colombia; la
cambiaria, que promovió las medidas monetarias tendientes a detener el aumento del
precio del dólar; la tributaria, con la cual se pretendió aumentar el recaudo de impuestos;
la del comercio exterior que creó el Ministerio de Comercio Exterior con el fin de
internacionalización de nuestros productos; a la inversión extranjera, con el fin de atraer la
inversión de capitales extranjeros, especialmente en los yacimientos carboníferos y
petrolíferos; y la reforma laboral, que modificó las condiciones y relaciones laborales en
el país.
Con esta última se inicio la era del “fin del trabajo estable” puesto que se profundizó la
contratación (mal llamada) flexible de la fuerza de trabajo, se generalizó la contratación a
tiempo parcial y la subcontratación mediante las agencias temporales de empleo y las
empresas cooperativas.
La Ley 50 de 1990, en el gobierno de Cesar Gaviria fue el primer paso para legalizar la
flexibilidad, puesto que redujo el costo de los despido, promoviendo el empleo temporal.
Además se formuló una flexibilización de las horas de trabajo que redujo los costos
laborales. El segundo paso fue la ley 789 de 2002, en el primer gobierno de Álvaro Uribe
y con ella se flexibilizaron los contratos y las jornadas laborales. La lógica que sustentó
esta reforma fue flexibilizar el mercado laboral y eliminar algunas cargas parafiscales para
así contrarrestar el desempleo. A veinte años de implementado el modelo, veamos
algunos de los ámbitos más destacados:
Privatización
Bajo el argumento neoliberal de que el Estado era ineficiente y atrasado, se vendieron las
principales empresas del país. El neoliberalismo permitió la movilidad del capital de las
grandes empresas de los países capitalistas y desprotegió a los sectores productivos
locales. Fue así como las empresas trasnacionales lograron apropiarse de la economía
nacional e incrementar sus riquezas. Es así como las principales empresas estatales
vinculadas al sector minero, industrial y de prestación de servicios públicos que a
principios de la década del noventa eran patrimonio del Estado, una década después
fueron compradas por el capital privado, como se muestra en el cuadro 1.
Fuente: Pombo, Carlos, and Ramírez, Manuel. "Privatización in Colombia: A plant performance analysis".
Universidad del Rosario, Bogotá, 2001.
Durante los últimos veinte años, como nunca antes en la historia, una parte importante del
territorio colombiano y de sus recursos naturales quedaron bajo el control de empresas
privadas pertenecientes a las principales potencias del mundo, especialmente de Estados
Unidos, Canadá y la Unión Europea. Estas empresas llegaron al país motivadas por “la
confianza inversionista” que los gobiernos locales inspiraban al eximirles y reducirles los
impuestos.
Las empresas trasnacionales generan ganancias que salen del país y retornan a su casa
matriz. Con esto, queda claro que el mito de la inversión de capital extranjero, es la
realidad de la extracción de capital. Además, la presencia de estas empresas no mejoró de
las condiciones de vida de los habitantes locales, y al contrario se incrementó la
dependencia de los habitantes hacia estas empresas a nivel económico, laboral y social.
Una de las características más atractivas para las empresas es que los costos de
producción bajan porque el gobierno otorga beneficios tributarios y arancelarios, como
señala la normatividad internacional que indica que los bienes de capital y materias
primas no generan arancel ni iva. Además, la tasa de renta es del 15% (Hernández, 2009).
Otra de las características es el predominio del empleo temporal e inestable.
Para que esto fuera posible los grupos paramilitares cumplieron -y cumplen aun- una
función especial en la implementación del modelo, en tanto su acción militar defiende los
intereses privados de las elites regionales y las empresas nacionales y extranjeras. Según
el Centro de Memoria Histórica:
Así, la implementación del modelo no ha sido solo la obra de las políticas económicas
establecidas por los últimos gobiernos sino, fundamentalmente, al uso de la violencia en
las zonas rurales contra campesinos, indígenas y poblaciones afrodescendientes, cuyos
intereses son estratégicos para el gran capital, y contra los trabajadores sindicalizados,
quienes, según la óptica empresarial “son un obstáculo” para la consecución de sus fines
económicos.
El crecimiento económico del país, medido según el PIB fue del 4.0% en el 2013,
disminuyendo el 2.6% con respecto al 2011. Si miramos la dinámica de este indicador
desde la apertura económica, vemos que desde 1990 a la fecha no existe una tendencia de
crecimiento económico. Lo que encontramos es que en el período 1992 – 1994 se registra
un aumento moderado, (Casi l 6%) seguido de periodos de disminuciones llegando en los
años 1998 y 1999 al período de recesión más importante del siglo XX (-4%).
Posteriormente, una recuperación en el 2007, año en el que se registra un crecimiento de
(6%). Como vemos el crecimiento económico del país ha sido inestable.
Esto a diferencia de algunos países de la región, que en la última década se han inclinado
hacia el centro y la izquierda y han replanteado el modelo económico, en los cuales el
crecimiento económico es un medio para alcanzar los fines del desarrollo social y
económico y por ende redistribuir la riqueza, como es el caso de Venezuela.
Parece ser que como señala Hans-Jürgen BurcHardt (2012) la desigualdad, la pobreza y el
sistema electoral parecen configurar un singular «triángulo latinoamericano» en el que la
democracia liberal, en lugar de promover la participación social, legitima la inequidad y
es legitimada por ella. Si se tiene en cuenta este aspecto, la desigualdad social ya no
aparece solamente como un déficit de la democracia, sino que al mismo tiempo representa
una expresión institucionalizada y –a juzgar por su persistencia– muy exitosa de
dominación política. (Hans-Jürgen BurcHardt, 2012)
A modo de conclusión
Pese a esto y con más de dos décadas de vigencia del modelo neoliberal, nuestro país
sigue siendo uno de los pocos países de la región que se ha negado a replantearlo. A
diferencia de países como Venezuela, Ecuador o Bolivia que han apuntado a la
construcción de un modelo socialista “del siglo XX” el gobierno colombiano ha afianzado
sus esfuerzos en la consolidación del modelo neoliberal, sin atender considerar los efectos
sociales, económicos y ambientales que este ha traído y sigue trayendo consigo. Valdría la
pena revisar para próximas investigaciones los efectos derivados de la vuelta al
neoliberalismo que han tenido algunos países como Argentina desde el 2015.
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