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MODELOS DE DESARROLLO ECONÓMICO:

UN ACERCAMIENTO HISTÓRICO AL CASO COLOMBIANO

MODELS OF ECONOMIC DEVELOPMENT:


A HISTORICAL APPROACH TO THE COLOMBIAN CASE

Claudia Milena Hernández R1.


Magister en Investigación en ciencias sociales, Universidad de Buenos Aires
Docente Licenciatura en Ciencias sociales
Docente CED- Uniminuto, Colombia
cmhernandez@pedagógica.edu.co

Resumen

La historia de la región suramericana, y en consecuencia de Colombia, se ha caracterizado


por la implementación de tres modelos económicos, definidos desde los países centrales
en la perspectiva de división internacional del trabajo: el modelo primario exportador, el
modelo de desarrollo basado en la industrialización sustitutiva de importaciones, y el
modelo neoliberal, vigente en la actualidad.

El objetivo es entonces caracterizar críticamente los modos en que estos modelos se han
implementado en el país y sus implicaciones económicas y sociales. Para cumplir con este
fin seguiré el siguiente orden: primero haré una conceptualización de la categoría modelo
de desarrollo económico; segundo, presentaré los rasgos históricos de los modelos
implementados en América Latina y Colombia; y tercero, explicaré las particularidades
del modelo neoliberal en el contexto colombiano.

Palabras claves: Modelos económicos, desarrollo, acumulación capitalista,


Neoliberalismo, desigualdad.

Abstract

The history of the South American region, and consequently of Colombia, has been
characterized by the implementation of three economic models, defined from the central
countries in the perspective of international division of labor: the primary export model,

                                                                                                               
1
Licenciada en ciencias sociales de la Universidad Pedagógica Nacional y magister de la Universidad de
Buenos Aires. cmhernandez@pedagogica.edu.co
the development model based on the import substitution industrialization, and the
neoliberal model, currently in force.

The objective is then to characterize critically the ways in which these models have been
implemented in the country and their economic and social implications. To fulfill this
purpose, I will follow the following order: first, I will conceptualize the economic
development model category; second, I will present the historical features of the models
implemented in Latin America and Colombia; and third, I will explain the particularities
of the neoliberal model in the Colombian context.

Keywords: Economic models, development, capitalist accumulation, Neoliberalism,


inequality.

Introducción

Los analistas de la economía de corte liberal han concentrado sus esfuerzos especialmente
en demostrar los modos en que crecen las economías, sin embargo, poco han detallado la
relación que existe entre crecimiento económico y desarrollo social, pobreza y
desigualdad. Este análisis sólo es posible si se entiende que los modos en que crecen las
economías son producto de los modelos de desarrollo económico que se implementan en
cada país, es decir los patrones de acumulación que en el modo de producción capitalista
tiene como contraparte la pobreza y la desigualdad social.

La implementación de los modelos responde a la división internacional del trabajo


impuesta desde la perspectiva geo económica de los países centrales y la presión de los
organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional.
Cada uno de estos modelos ha ampliado la distinción entre clases sociales, a favor de la
burguesía, nacional y trasnacional y en detrimento de los trabajadores y sectores
subalternos. Lo que poniendo en relieve la vigente diferenciación entre el crecimiento
económico y el desarrollo social y económico. Para ampliar el análisis es preciso indagar
¿cuáles han sido las características de los modelos económicos implementados en nuestro
país?, ¿cuáles han sido los móviles de estos modelos? y ¿cuáles sus consecuencias? Estas
son las preguntas que intentaré responder en el texto.
Los tres modelos implementados han permitido el fortalecimiento de la burguesía
nacional y trasnacional, pero especialmente ha sido el modelo neoliberal, neoliberalismo
el que ha profundizado las diferencias económicas entre clases y grupos sociales. En
América Latina, los antecedentes de este modelo se ubican en las dictaduras militares del
Cono Sur, especialmente la de Pinochet (1973-1990) en Chile y la Junta militar en
Argentina (1976- 1983). Ambos países fueron laboratorios de las políticas neoliberales y
anticiparon las medidas que después se implementarían por R. Reagan y Margaret Tatcher
en Estados Unidos, en el Reino Unido y en el resto de Latinoamérica. Estas dictaduras
funcionaron como doctrina del Shock (Kleim, ) para apaciguar la movilización social y
sindical mientras se aplicaban una serie de políticas económicas, de Planes de Ajuste
Estructural que obligaban a proyectar sus economías hacia el exterior, es decir, abrir las
fronteras para el libre comercio, en detrimento de la inversión social y el patrimonio
estatal.

Las consecuencias del modelo pueden rastrearse en la agudización de la pobreza, la


privatización de la salud y la educación, la contrareforma laboral que ha llevado a la
legitimación del trabajo informal y la precarización de las condiciones laborales de miles
de trabajadores. Ante esto, países como Ecuador, Venezuela y Bolivia y en menor
medida Uruguay, Argentina, Brasil pusieron freno al avance neoliberal y replantearon del
modelo a principios de la década. Sin embargo, el avance de la derecha en la región,
desde el 2015 ha llevado nuevamente al triunfo neoliberal.

Dicho esto, es preciso señalar que el presente artículo, hace parte del proyecto de
investigación “cambios en la relación capital- trabajo en las últimas dos décadas” del cual
hace parte la autora. Metodológicamente el proyecto está sustentado desde el paradigma
socio crítico, en términos de analizar el objeto de investigación propuesto con miras a
trasformar la realidad social que comprende. Además, está sustentado, especialmente, en
fuentes secundarias por lo que la técnica central fue a revisión documental.

Conceptualización de modelo de desarrollo económico

En el modo de producción capitalista, un modelo económico es una modalidad del


proceso de reproducción del capital, que se sitúa en un espacio geográfico delimitado -el
Estado-nación- y en un contexto histórico. Por tal razón, son también llamados modelos
de crecimiento o patrón de acumulación. Además son difícilmente reproducibles en otros
países, porque dependen en gran medida de la historia y las condiciones y trayectorias de
cada Estado nacional.

En cada modelo, las empresas capitalistas definen sus estrategias de ganancia teniendo en
cuenta: los factores estructurales, el marco institucional, las políticas públicas y los
conflictos entre los actores sociales intervinientes. Entre los factores estructurales se
encuentran (Boyer, 1989; 2007; Boyer y Freyssenet, 2001; citado por De La Garza,
2010):

La producción: ¿Cuál es el o los motores del crecimiento económico del país?


(puede ser consumo interno, inversiones, importaciones, exportaciones); ¿cuáles
son los sectores que dinamizan la economía?; ¿cuáles son las funciones del
cambio científico y tecnológico en el incremento de la productividad?; y ¿Cuál es
el papel del y proporción del Estado, las empresas capitalistas, y la economía
social en el total de la producción?

La demanda: ¿cuál es el destino de la producción? y ¿cómo se inserta la


producción en la División Internacional del Trabajo?

La relación salarial, el uso y reproducción de la fuerza de trabajo: ¿Cuál es el


funcionamiento y estructura del mercado laboral?, ¿Cuáles son las remuneraciones
y poder adquisitivo de los trabajadores?

La distribución del ingreso y calidad de vida: ¿cuáles son las formas de


distribución del ingreso?2 Y ¿Cuales son sus consecuencias sobre la estratificación
social y las condiciones de vida de la población? (Boyer, 1989; 2007; Boyer y
Freyssenet, 2001)

Rastreo histórico de los modelos en América Latina y Colombia

La historia de la región se ha caracterizado por la implementación de tres modelos de


desarrollo económico, con diferencias y particularidades en cada uno de los países: el
modelo primario exportador, el modelo de desarrollo basado en la industrialización
sustitutiva de importaciones, y el modelo neoliberal. Vale decir que es difícil encontrar un
único modelo por país, por el contrario se encuentra una hibridación de estos.

                                                                                                               
2
Según el Gerpisa estás pueden ser puede ser: concentrada y desigual, competitiva, monopólica, coordinada o
equitativa.
El modelo primario exportador

Este modelo también denominado “modelo orientado a la exportación de productos


agropecuarios poco o nada elaborados”, fue el primero que se implementó en las
nacientes repúblicas latinoamericanas. Para entonces, las élites locales herederas del
pensamiento europeo moderno y liberal materializaron las influencias del liberalismo
económico formulado en el siglo XVII por Adam Smith y David Ricardo, que buscaba la
mínima interferencia del Estado en la economía y se resume en la frase francesa “Laissez
faire, Laissez passer” que traduce dejar hacer, dejar pasar.

Para mediados del siglo XIX, el capitalismo como modo de producción ya se encontraba
afianzado en los países europeos. A más de un siglo de la revolución industrial, los países
industrializados -Gran Bretaña, Alemania, Francia y Estados Unidos-, se especializaban
en la producción de bienes industriales y requerían de las materias primas de América
latina, lo que llevó a que nuestros países ingresaran a la economía mundial como
exportadores de las mismas. Mientras que los países centrales exportaban a América
latina bienes industrializados y realizaban inversiones de capital.

Bajo esta División Internacional del Trabajo, se impulsó el modelo agro exportador, el
cual se concentró en la producción de la economía primaria destinada, principalmente, a
la exportación hacia los países centrales. La producción, al igual que los precios, estaba en
función de la demanda internacional, más que de las necesidades de consumo interno.

Los ejes de acumulación de capital fueron la producción minera y agropecuaria; siendo el


sector industrial prácticamente inexistente, y representado sólo por pequeños talleres
artesanales que producían herramientas y utensilios básicos para actividades primarias.
Para que esta producción fuera efectiva se requirió de servicios y productos estratégicos
(bienes intermedios, de capital y tecnología) que fueron exportados de los países
centrales, generando una doble dependencia.

Sin embargo, la División Internacional del Trabajo (DTI) no es propia de este periodo,
pues data del periodo colonial cuando el comercio exterior de América Latina, en pleno
mercantilismo, obligaba a las colonias a exportar sus metales preciosos (como oro y
plata), y algunos productos de consumo como el azúcar y el tabaco; mientras que las
importaciones consistían básicamente en productos manufacturados en países centrales
para consumo de las élites locales.
Este modelo compartió características generales en la región, pero las condiciones y
trayectorias nacionales definieron en buena medida sus particularidades en cada país, lo
que explica el desarrolló desigual en la región. Por ejemplo, países como los del Cono Sur
(Argentina, Uruguay y Chile) tuvieron un relativo éxito debido a: la temprana inserción
de sus economías en el mercado inglés; se especializaron en productos como cueros,
cereales y carnes que tenían amplia demanda en dichos mercados; no dependían
exclusivamente de un solo producto de exportación; y contaban con mercados más
diversificados o podían influir en los precios.

Por su parte, México exportaba plata, oro, cobre, petróleo, ganado, madera, garbanzos;
Brasil, exportaba café, caucho, cacao, azúcar, tabaco, algodón. En contraste, en América
Central y el Caribe se exportaban pocos productos, y en muchos casos destinados a un
solo comprador. Además, Estados Unidos ejerció control económico e intervino
militarmente en la mayoría de las naciones de América Latina y El Caribe.

En Colombia la producción y exportación agrícola se centró en el tabaco, la quina, el café,


el banano, entre otros. Estos productos, pese a los periodos de bonanza, no lograron una
demanda constante en los mercados internacionales. Con respecto a la producción minera,
esta fue especialmente en petróleo, carbón, esmeraldas, oro y plata.

Durante el primer centenario, el poder político de las repúblicas latinoamericanas fue


sucedido por la vía de golpes de estado, elecciones fraudulentas y guerras civiles
nacionales e internacionales. Esto coayudó al desarrollo de este modelo económico;
siendo caldo de cultivo para la llegada de potencias extranjeras como Francia, Inglaterra y
Estados Unidos. En este contexto se desarrolló la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870)
que enfrentó a Argentina, Brasil, Uruguay contra Paraguay y la Guerra del Pacífico
(1879- 1883).

Sumado a esto se produjo un aumento significativo de las inversiones extranjeras -


inglesas alemanas y francesas- destinadas a empresas de servicios públicos, minas y
bancos; siendo Argentina, Brasil y México los países que recibieron el mayor porcentaje.
Por su parte, las inversiones norteamericanas crecieron hacia 1914 especialmente en
México, Cuba, Chile y Perú, que fueron destinadas a ferrocarriles, minas, plantaciones e
ingenios azucareros. El caso más sobresaliente de modernización se vio en el trasporte,
con la llegada del ferrocarril que fue pensado para trasportar los productos del centro
hacia los puertos y no de las necesidades de movilidad de los ciudadanos
latinoamericanos.

Hacia la década de 1930, se experimentó una crisis global que respondía al agotamiento
de un modelo de acumulación basado en la agroexportación. La Gran Depresión de 1929,
como se conoció, tuvo efectos nefastos para las economías latinoamericanas puesto que la
crisis económica de Europa y Estados Unidos redujo el mercado para sus exportaciones.
La relación de precios era desfavorable para los países de la región, las exportaciones de
materias primas latinoamericanas disminuyeron, lo que llevó a un cambio en el modelo
económico.

El modelo basado en la industrialización sustitutiva de importaciones

El cambio de modelo respondió a cuatro factores especialmente: el impacto de las dos


guerras mundiales, la crisis de la balanza de pagos, la creación de mercado interno y las
políticas de industrialización. La crisis del 30 y la Segunda Guerra Mundial, alertaron a
las elites locales sobre los riesgos de orientar la producción al mercado externo, por lo
cual, se empezó a contemplar la idea de un desarrollo hacia adentro.

En consecuencia, la industrialización se concebía como una alternativa viable que


permitiría sustituir las importaciones que se hacían de los países centrales. Sin embargo la
sustitución de importaciones no fue completa, por lo que algunos autores como señalan
que esta fue apenas uno de los elementos del modelo pero no el principal, y en cambio
prefieren hablar de un proceso de industrialización.

Según Guillen (2011) este modelo atravesó por dos grandes etapas: la primera, la
“sustitución fácil”, que terminó a grosso modo a mediados de los años cincuenta, en esta
etapa las importaciones de manufacturas fueron sustituidas por fabricación interna
(bienes de consumo no duraderos) y la inversión fue fundamentalmente estatal; y la
segunda, la “sustitución difícil” que culminaría en 1982 con el quiebre del modelo, a raíz
de la crisis de la deuda externa y se caracteriza por la producción de bienes industriales de
consumo duradero (electrodomésticos, automóviles, etc.) en los países de mayor
desarrollo de la región.

El proceso se dio de manera gradual. Según Hirschman (1971) y Ocampo (2008)


comenzó en plantas relativamente pequeñas dedicadas a la producción de bienes de
consumo que dependían de tecnologías importadas; no hubo una ruptura plena con el
modelo anterior por lo cual no se dio el tránsito hacia creación de conocimiento y se
caracterizó por la debilidad de la ideología y de la burguesía industrial.

Sustitución fácil

En Colombia el modelo se inauguró con la República Liberal (1930- 1946) que asumió
esta propuesta como el eje del desarrollo nacional. Desde la óptica estatal se creía que la
industrialización permitiría alcanzar mayor autonomía frente a la economía de los países
capitalistas, lo que llevaría con el tiempo a construir una base interna de acumulación de
capital centrado en este segundo sector de la economía. Entre las estrategias más
importantes emprendidas por el Estado estuvieron: el aumento de créditos para el
desarrollo de la industrial; las inversiones directas y el proteccionismo al sector. Además
se vieron cambios en la infraestructura de transportes que buscaban la integración del
mercado interno y de este con el mercado mundial.

Fue entonces cuando se promovió la producción manufacturera nacional especializada en


bienes poco sofisticados de consumo (ropa, zapatos, productos de belleza y de aseo, entre
otros) que dependían de tecnología, insumos estratégicos y bienes de producción
importados de los países centrales.

Además, el país continuó inserto en la producción primaria -materias primas y productos


agropecuarios- según la demanda internacional, puesto que este tipo de exportaciones
permitían la llegada de divisas necesarias para importar los bienes de capital e
intermedios. Fue así que bajo la División Internacional del Trabajo no había manera de
liberar de la dependencia económica de nuestros países a los países centrales, por lo que
en realidad la plena industrialización no fue – ni es aún- una realidad tangible.

Este proceso no tuvo los mismos desarrollos en todos los países de la región, pues tuvo
mayor éxito en aquellos que habían logrado mejores resultados en el modelo anterior.
Este fue el caso de los países del Cono Sur y Brasil, cuyos productos tuvieron mayor
demanda y consumo en las economías europeas.

¿Sustitución difícil o Industrialización difícil?

Según Vega & Rodríguez, durante el periodo inicial de la posguerra, la industrialización


pasó por,
“una etapa de revitalización y crecimiento caracterizada por: un rápido
proceso de acumulación que implicó un reforzamiento de ciertos
sectores industriales desarrollados desde antes de la guerra y la
consolidación de nuevos sectores; y la inserción de la economía
colombiana, y de la industria en particular, en el proceso de
internacionalización del capital” (1990, p. 104).

En esta segunda etapa del modelo, el proceso de industrialización permitió la acumulación


de capital privado más importante de la historia del país, en el que se destacan la
construcción de grandes fábricas modernas y empresas agroindustriales, de un cuantioso
parque automotor y edificaciones de vivienda y oficinas en las ciudades.

Esta segunda etapa no representa tanto un proceso de sustitución de importaciones sino de


“industrialización difícil”, (Pinto, 1980) puesto que se concentra en los bienes de
consumo duradero -electrodomésticos, automóviles, entre otros-. Ya no está en manos del
Estado y los capitales nacionales, sino de las empresas transnacionales, sobre todo
estadounidenses, que capitalizaron el desarrollo del mercado interno y se apoderaron de
las ramas y actividades más dinámicas de la industria.

El crecimiento de la industria fue un proceso complejo en el que incidieron tres factores:

“los incrementos en el precio del café cuyas divisas se invirtieron en desarrollo industrial;
la ampliación del mercado interno, expresado en urbanización y el aumento del consumo
de bienes; y la ampliación de la división del trabajo entre sector industrial y agrícola lo
que implicó la especialización y complementariedad entre proceso, pero subordinados a la
industria” (Vega, 1990, p. 110).

La industria creció debido a la ampliación de la fuerza de trabajo disponible en las


ciudades y los bajos costos de la misma, como consecuencia de los procesos de violencia
en el campo, que generaron la migración interna de millones de campesinos que se
concentraron en los sitios marginales de los núcleos urbanos.

El proceso de industrialización vivido durante los años treinta y la Segunda Guerra


Mundial, generó que los bienes de consumo dejaran de ser el renglón más importante de
las importaciones; fue así que aumentó la participación de la producción industrial en el
PIB en la década de 1950, desplazando progresivamente a la agricultura del primer lugar.
Por su parte el vacío en las importaciones fue ocupado por los bienes intermedios y de
capital que demandaban la nueva industria y el sector agroindustrial.

La otra cara de la moneda -las exportaciones- se vieron disminuidas de manera constante


en el PIB, pasando de representar un 21.6% en la década del cuarenta a 14.2% en la
primera mitad de los años ochenta. Esta tendencia decreciente se sintió especialmente
hasta la década del sesenta (Vega, 1990)

A mediados de siglo, la teoría de desarrollo formulada a por la CEPAL, y Raúl Prebisch,


su principal exponente, tomó fuerza en los gobiernos populistas de la región: Lázaro
Cárdenas en México (1934-1940), Gustavo Rojas Pinilla en Colombia (1953-1957), J.D.
Perón en Argentina (1946-1955) y Getulio Vargas (1930-1954) en Brasil. Esta teoría
consideraba que el subdesarrollo era una etapa necesaria para alcanzar el desarrollo, y que
bastaba con detonar un proceso de acumulación en el sector moderno para que el atraso
pudiera ser superado (Lewis, 1954 y Nurske, 1963). Acudió al concepto centro-periferia
para explicar la desigualdad de las relaciones económicas internacionales y apuntó a la
idea de desarrollo desde adentro a través de la industrialización. Por tal razón, una de las
preocupaciones de estos gobiernos fue la capacidad adquisitiva de los trabajadores con el
fin de fomentar el consumo de la clase obrera y la clase media urbana y así dinamizar la
producción nacional.

En consecuencia, durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla (1953- 1957) se
presentó una precaria industrialización estatal, fuertes aranceles a los productos
importados para proteger los productos nacionales, y el apoyo a las empresas nacionales y
multinacionales orientadas al consumo interno.

La violencia como estrategia para la consolidación del modelo

A diferencia de lo que sucedió en países como Argentina durante los gobiernos


populistas, en el nuestro no hubo reformas sociales que mejoraran las condiciones de vida
de los diferentes segmentos y tampoco se apostó por la redistribución del ingreso para los
trabajadores, ni se fortaleció la lucha y organización de los mismos. Por el contrario,
durante el gobierno del general, al igual que como sucedió con los otros gobiernos
cobijados en el periodo de La Violencia, se reprimió a los trabajadores organizados que
reclamaban mejoras laborales y a los campesinos que reclamaban por una reforma agraria.
Posteriormente, durante los años del Frente Nacional (1958 – 1974), el Estado
colombiano se articuló a los programas de la Alianza para el Progreso promovidos por
Estados Unidos en función de frenar el avance del comunismo.

Fue así que el modelo estuvo acompañado por una serie de cambios agenciados por la
hegemonía de Estados Unidos en la región, en pleno contexto de la Guerra Fría. El interés
central de la potencia del norte era frenar el avance del comunismo y por eso no escatimó
esfuerzos para conservar el dominio geoestratégico de nuestros países. En consecuencia
se instalaron gobiernos socialdemócratas que sin renunciar al modelo de desarrollo
rigente, promovieron políticas sociales para amortiguar la pobreza y la desigualdad, y
mermar las condiciones y los ánimos revolucionarios. Todo esto en el marco del llamado
Estado de Bienestar o Estado benefactor.

Este tipo de Estado se sustenta en la lógica keynesiana, se desarrolló a partir de la Gran


Depresión y logró definirse después de la segunda guerra mundial en función de un nuevo
ciclo de intervención estatal en la economía mundial (Isuani, Lo vuolo y Fanfani 1991,
p.14). Según Gough (1982) en el Estado de Bienestar se utiliza el poder del Estado para
modificar la reproducción de la fuerza de trabajo y controlar la población no activa en las
sociedades capitalistas.

Según Bob Jessop (1999) uno de los pilares de este tipo de Estado es la relación con el
desarrollo fordista, el cual: está fundado en una división técnica del trabajo asociada a la
fabricación en series y el trabajo en cadena; y cuyos incrementos en la producción se
pueden reflejar en aumentos salariales. Asimismo, este modelo de acumulación está
soportado en el consumo masivo y el crédito al consumo que hace posible que aumente la
demanda de los productos industriales nacionales. Sin embargo, en el caso
latinoamericano el régimen de producción fordista no se cumplió plenamente, por lo que
algunos autores prefieren hablar de subfordismo,

“es decir de una caricatura de fordismo, una tentativa de industrialización según la


tecnología y el modelo de consumo fordista, pero sin las condiciones sociales, ni
del lado del proceso de trabajo ni del lado de la norma del consumo de masas"
(Lipietz 1990, 75).

Mientras que los gobiernos latinoamericanos se jactaban de desarrollar Estados


benefactores, en nuestro país, los rasgos de este tipo de Estado sólo no se manifestaron en
mejoras sustanciales a los diferentes grupos sociales; además la participación política de
los sectores opositores fue censurada y a los mismos se les frenaba mediante el uso de la
violencia.

De esta manera, la violencia fue la forma en que el Estado colombiano contrarestó la


movilización sindical y social, consolidó el desarrollo capitalista y fue el garante de la
reproducción del capital. En cuatro décadas, contadas desde la República Liberal, la
economía colombiana pasó de ser rural a urbana y semindustrial. Pero esto no implicó que
las formas precapitalistas desaparecieran, por el contrario éstas quedaron subordinadas
por la relación capitalista dominante.

En los años setenta se profundizó el debate sobre la viabilidad del modelo económico,
desde la óptica de la economía liberal, los problemas se encontraban en el excesivo
proteccionismo del Estado y en la falta de apertura hacia el exterior (Little, Scitovsky,
Scott y otros, 1970). Con la crisis de la deuda externa y la presión de las empresas
trasnacionales empezó a gestarse un nuevo modelo económico, marcado por la apertura
de la economía al capital.

El modelo neoliberal

En América Latina, los antecedentes del modelo neoliberal se ubican en las dictaduras
militares del Cono Sur, especialmente la de Pinochet (1973-1990) en Chile y la Junta
militar en Argentina (1976- 1983). Ambos países fueron laboratorios de las políticas
neoliberales y anticiparon las medidas que después se implementarían por R. Reagan y
Margaret Tatcher en Estados Unidos, en el Reino Unido y en el resto de Latinoamérica.

Mientras estas dictaduras ejecutaban una estrategia sistemática de represión y


desaparición contra los grupos opositores, las juntas militares aplicaban una serie de
políticas económicas restrictivas, que después se conocerían como “reformas
estructurales”, de apertura comercial y desregulación financiera.

Los gobiernos de turno, siguieron las directrices de Fondo Monetario Internacional y el


Banco Mundial e implementaron Planes de Ajuste Estructural que obligaban a proyectar
sus economías hacia el exterior, es decir, abrir las fronteras para el libre comercio.
Además, estos organismos internacionales presionaron a los gobiernos al pago del
servicio de la deuda mediante la obtención de superávit en la balanza comercial3, lo que se
tradujo en una drástica reducción de la capacidad de importación y de inversión social.

A lo largo y ancho de la región se generaron procesos de desindustrialización y de ruptura


de cadenas productivas internas. La mundialización del modelo neoliberal se convirtió en
una estrategia de “salida” a la crisis para las empresas más poderosas de los países
capitalistas. A su vez, los grupos privados internos y los gobiernos de los países
endeudados buscaron, en la llamada “apertura económica”, una opción para reenfocar sus
empresas hacia el mercado externo, principalmente hacia el mercado norteamericano.

El Neoliberalismo desmontó el modelo de sustitución de importaciones y, con él, el


Estado de Bienestar y reformó las economías, mediante Planes de Ajuste Estructural, lo
cual tuvo consecuencias negativas para los sectores menos favorecidos. Los principios del
Neoliberalismo son:

Rechazo a la intervención del Estado en la economía.

Defensa el mercado como regulador de la economía.

Defensa y promoción de la libre competencia económica.

Reducción de las funciones sociales del Estado.

Apertura comercial y eliminación de aranceles para que los bienes, servicios y el


capital de las grandes empresas circulen a nivel mundial, lo que se tradujo como
flexibilización en todos los órdenes.

Una de las condiciones que contribuyó a la implementación del neoliberalismo fue la


desaparición y el desmonte de los movimientos de izquierda y del movimiento obrero
organizado que fueron protagónicos y se vieron fortalecidos durante el Estado de
Bienestar (1950- 1980). Según Sader

“habría resultado imposible acometer la venta al por mayor de los recursos industriales
nacionales, desplegada de modo más conspicuo en Chile, Uruguay y Argentina, sin
aplastar primero la capacidad del pueblo de defender sus intereses. Estos tres países habían
alcanzado éxitos notables en sus empeños, poseían sistemas avanzados de protección

                                                                                                               
3
El saldo de la balanza comercial es producto de la diferencia entre el total de exportaciones y el total de
importaciones. Existe superávit cuando el saldo es positivo.
social gestionados por Estados que ejercían una función reguladora, y desempeñaban un
papel en la expansión del mercado interno, garantizando el bienestar social de la población
y la prestación de servicios públicos”. (Sader, 2008, p. 6)

Sin embargo, el modelo neoliberal no logró consolidar las fuerzas necesarias para
estabilizarse y en consecuencia las tres mayores economías de América Latina: México en
1994, Brasil en 1999 y Argentina en 2002 cayeron en crisis y revelaron el verdadero
efecto económico y social de este modelo:

Parálisis del desarrollo económico

Aumento desproporcional de la concentración de riqueza

Déficit público

Pérdida de derechos adquiridos por la población/ reformas laborales perjudiciales


para los trabajadores

Aumento de la deuda nacional

Por otra parte, el modelo neoliberal trajo consigo la implantación de un nuevo modelo de
producción semejante al toyotismo, también llamado de “flexibilización de los
trabajadores y las operaciones empresariales”. Este tiene como características: un modelo
de empresa mínima con personal reducido y flexible; la automatización del trabajo; la
incorporación de altos niveles de tecnología en las empresas; el principio del "justo a
tiempo" que es la gran capacidad para bajar los costos, ligado a la reducción de costos de
personal (menos trabajadores); la alta rotación en los puestos de trabajo/roles y el trabajo
en equipo; y el cambio en la relación patrón- obrero por la de empleado- empleador.

Esto trajo como consecuencias: la flexibilización laboral; la precarización del trabajo; un


alto desgaste en la mano de obra, debido a la intensificación del trabajo y el incremento de
la productividad; y la ruptura de los lazos de solidaridad en los procesos organizativos que
permitían la defensa de sus derechos, debido a la estrategia de segmentación entre los
trabajadores.
Este modelo productivo coexistió - y coexiste aún- con formas propias del modelo
taylorista - fordista4, que permanecieron debido a causas estructurales y subjetivas. Entre
las causas estructurales están: la abundante mano de obra barata y poco calificada,
precarios sistemas de relaciones industriales, sindicatos debilitados o sometidos a las
gerencias. Mientras que entre las causas subjetivas se encuentran: las concepciones de las
gerencias acerca de cómo debe dirigirse una empresa, las concepciones de los gobiernos
en cuanto al modo de desarrollo y de los sindicatos en cuanto a su papel en la producción.
(De la Garza, 2010)

El Neoliberalismo en Colombia

Durante el gobierno de Virgilio Barco (1986- 1990) se hicieron los primeros preparativos
de la apertura neoliberal, pero es el gobierno de Cesar Gaviria (1990- 1994) con “La
revolución pacífica”, que se abrieron todas las posibilidades para avanzar en las grandes
reformas económicas y sociales que exigía el modelo. La primera etapa consistía en la
implementación de políticas de ajuste, seguidas de las políticas aperturistas. La segunda
etapa, durante el gobierno de Ernesto Samper (1990- 1994) tenía como fin estabilizar la
economía, para luego en la cuarta etapa comenzar a crecer. Pero esto no sucedió y el país
se quedo atrapado en la modernización para la competitividad (Castaño, 2010)

Todo esto según los lineamientos de la recién escrita Constitución Política, la cual cuenta
con un enfoque que podríamos llamar "social demócrata en lo político y neoliberal en lo
económico", parte de considerar que la Carta Política del 91,

“es el reflejo de dos proyectos de sociedad claramente contradictorios: un


proyecto humanista, liberal, incluyente, que persigue la consolidación de una
auténtica democracia participativa para el régimen colombiano, y un proyecto
económico neoliberal, a todas luces excluyente” (Matías, 2010, p. 19)

Según Mejía (2009) quien ha estudiado la jurisprudencia de la corte constitucional,


señala que el bloque neoliberal de la constitución se expresa por ejemplo en las sentencias
las relacionadas con la Organización Mundial de Comercio y sus principios de
                                                                                                               
4
El modelo de organización clásico fue el taylorismo y luego el fordismo. El taylorismo consistía en la división
de tareas en el proceso de producción y fue utilizado en la organización industrial, con el fin de aumentar la
productividad y controlar el tiempo del obrero en la producción. Por su parte, el fordismo implementado por
Henry Ford, tomó las bases del taylorismo profundizando la organización del trabajo muy especializado y
reglamentado con el uso de cadenas de montaje para la producción, maquinaria especializada, salarios más
elevados y un número elevado de trabajadores en plantilla.
internacionalización de la economía, del libre mercado, de la liberalización y las
privatizaciones (Sentencia C-137 de 1995).También en el Acuerdo General sobre el
Comercio de Servicios de la OMC (Sentencia C-369 de 2002) y el Tratado de Libre
Comercio entre Colombia y los Estados Unidos (Sentencia C-750 de 2008). Estas
Sentencias respaldan la internacionalización de la economía, el libre mercado, las
privatizaciones, la iniciativa privada, el lucro como motor del desarrollo económico, la
eliminación de los monopolios estatales, y el desmonte del Estado prestador de los
servicios públicos. (Tomado Matías, 2010)

Con la apertura económica, el desarrollo del país se sustentó en diferentes reformas para
flexibilizar los principales mercados, incluido el laboral. Entre las reformas más
importantes se encontraban: la arancelaria, que facilitó el ingreso de productos extranjeros
sin control alguno; la portuaria, que llevó a la privatización de Puertos de Colombia; la
cambiaria, que promovió las medidas monetarias tendientes a detener el aumento del
precio del dólar; la tributaria, con la cual se pretendió aumentar el recaudo de impuestos;
la del comercio exterior que creó el Ministerio de Comercio Exterior con el fin de
internacionalización de nuestros productos; a la inversión extranjera, con el fin de atraer la
inversión de capitales extranjeros, especialmente en los yacimientos carboníferos y
petrolíferos; y la reforma laboral, que modificó las condiciones y relaciones laborales en
el país.

Con esta última se inicio la era del “fin del trabajo estable” puesto que se profundizó la
contratación (mal llamada) flexible de la fuerza de trabajo, se generalizó la contratación a
tiempo parcial y la subcontratación mediante las agencias temporales de empleo y las
empresas cooperativas.

La Ley 50 de 1990, en el gobierno de Cesar Gaviria fue el primer paso para legalizar la
flexibilidad, puesto que redujo el costo de los despido, promoviendo el empleo temporal.
Además se formuló una flexibilización de las horas de trabajo que redujo los costos
laborales. El segundo paso fue la ley 789 de 2002, en el primer gobierno de Álvaro Uribe
y con ella se flexibilizaron los contratos y las jornadas laborales. La lógica que sustentó
esta reforma fue flexibilizar el mercado laboral y eliminar algunas cargas parafiscales para
así contrarrestar el desempleo. A veinte años de implementado el modelo, veamos
algunos de los ámbitos más destacados:

Privatización
Bajo el argumento neoliberal de que el Estado era ineficiente y atrasado, se vendieron las
principales empresas del país. El neoliberalismo permitió la movilidad del capital de las
grandes empresas de los países capitalistas y desprotegió a los sectores productivos
locales. Fue así como las empresas trasnacionales lograron apropiarse de la economía
nacional e incrementar sus riquezas. Es así como las principales empresas estatales
vinculadas al sector minero, industrial y de prestación de servicios públicos que a
principios de la década del noventa eran patrimonio del Estado, una década después
fueron compradas por el capital privado, como se muestra en el cuadro 1.

Cuadro 1. Empresas privatizadas en Colombia durante el periodo de 1990- 2000

Fuente: Pombo, Carlos, and Ramírez, Manuel. "Privatización in Colombia: A plant performance analysis".
Universidad del Rosario, Bogotá, 2001.

Durante el gobierno de Gaviria, la privatización de empresas públicas en las áreas de


puertos marítimos, aeropuertos, ferrocarriles, telecomunicaciones y seguridad social causó
miles de despidos de empleados públicos; alrededor de 40.000 según el gobierno y más de
77.000 según Fenaltrase. (Orjuela, 1998:4).

Trasnacionales e inversión extranjera


A partir de 1990, en un proceso que se profundiza con la firma de los Tratados de Libre
Comercio de la última década, se vienen eliminando casi todas las condiciones que debían
cumplir las empresas extranjeras para su ingreso, permanencia y salida de nuestro país.

Durante los últimos veinte años, como nunca antes en la historia, una parte importante del
territorio colombiano y de sus recursos naturales quedaron bajo el control de empresas
privadas pertenecientes a las principales potencias del mundo, especialmente de Estados
Unidos, Canadá y la Unión Europea. Estas empresas llegaron al país motivadas por “la
confianza inversionista” que los gobiernos locales inspiraban al eximirles y reducirles los
impuestos.

Las empresas trasnacionales generan ganancias que salen del país y retornan a su casa
matriz. Con esto, queda claro que el mito de la inversión de capital extranjero, es la
realidad de la extracción de capital. Además, la presencia de estas empresas no mejoró de
las condiciones de vida de los habitantes locales, y al contrario se incrementó la
dependencia de los habitantes hacia estas empresas a nivel económico, laboral y social.

Durante el mandato de Alvaro Uribe, la inversión extranjera se ha incrementado


sustancialmente, como se muestra en el cuadro 2. Según la Escuela Nacional Sindical
(2010) durante este gobierno la inversión extranjera se incrementó un 164%,
especialmente en el sector de hidrocarburos y minería. Esto se refleja, entre otras cosas,
en la expansión de las zonas francas que es una “modalidad jurídica sobre una unidad
territorial que mejor se aviene con un modelo productivo de maquila, constituyendo en los
últimos 20 años el patrón de crecimiento preferido de los sectores industriales,
agroindustriales, de servicios especializados”. (Urrea, 2010: 170).

Cuadro 2: Inversión extranjera 2007-2012


Fuente: Portafolio.co (2012) Inversión extranjera directa a noviembre.
http://www.portafolio.co/economia/inversion-extranjera-colombia-2012

Una de las características más atractivas para las empresas es que los costos de
producción bajan porque el gobierno otorga beneficios tributarios y arancelarios, como
señala la normatividad internacional que indica que los bienes de capital y materias
primas no generan arancel ni iva. Además, la tasa de renta es del 15% (Hernández, 2009).
Otra de las características es el predominio del empleo temporal e inestable.

Conflicto armado y paramilitarismo

En este modelo se ha fortalecido y diversificado el desarrollo capitalista en el campo, lo


que se evidencia en la expansión del sector agro industrial de biocombustibles (caña de
azúcar y palma aceitera), en detrimento de la economía campesina.

Para que esto fuera posible los grupos paramilitares cumplieron -y cumplen aun- una
función especial en la implementación del modelo, en tanto su acción militar defiende los
intereses privados de las elites regionales y las empresas nacionales y extranjeras. Según
el Centro de Memoria Histórica:

“los paramilitares resultaron efectivos para la promoción del latifundio ganadero, la


agroindustria, la minería y los megaproyectos, en detrimento de la economía campesina.
Uno de los casos emblemáticos de este tipo de desarrollo lo ofrece la alta concentración
geográfica del cultivo de palma africana sobre el corredor estratégico y la zona de
retaguardia de las AUC. De acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano, Colombia rural:
Razones para la esperanza, las 360.537 hectáreas de palma africana que existen en
Colombia hoy en día se concentran en el Magdalena, Norte de Santander, Magdalena
medio, sur de Bolívar, sur de Cesar, Montes de María, bajo Atrato, llanos orientales,
piedemonte casanareño y andén pacífico”. (2013, p. 177)

Así, la implementación del modelo no ha sido solo la obra de las políticas económicas
establecidas por los últimos gobiernos sino, fundamentalmente, al uso de la violencia en
las zonas rurales contra campesinos, indígenas y poblaciones afrodescendientes, cuyos
intereses son estratégicos para el gran capital, y contra los trabajadores sindicalizados,
quienes, según la óptica empresarial “son un obstáculo” para la consecución de sus fines
económicos.

Crecimiento y distribución de la riqueza

El crecimiento económico del país, medido según el PIB fue del 4.0% en el 2013,
disminuyendo el 2.6% con respecto al 2011. Si miramos la dinámica de este indicador
desde la apertura económica, vemos que desde 1990 a la fecha no existe una tendencia de
crecimiento económico. Lo que encontramos es que en el período 1992 – 1994 se registra
un aumento moderado, (Casi l 6%) seguido de periodos de disminuciones llegando en los
años 1998 y 1999 al período de recesión más importante del siglo XX (-4%).
Posteriormente, una recuperación en el 2007, año en el que se registra un crecimiento de
(6%). Como vemos el crecimiento económico del país ha sido inestable.

Además este crecimiento se ha dado a costa de los despidos masivos y ha estado


acompañado de un proceso exagerado de concentración de la riqueza en manos de los
grandes grupos económicos del país. Este crecimiento es desigual, pues no ha coincidido
con la redistribución de la riqueza, por el contrario se han aumentado los niveles de
desigualdad, siendo uno de los países más desiguales de la región (como se registra en la
tabla 1) Con lo que queda manifiesta la poca relación que existe entre crecimiento y
desarrollo económico.

Esto a diferencia de algunos países de la región, que en la última década se han inclinado
hacia el centro y la izquierda y han replanteado el modelo económico, en los cuales el
crecimiento económico es un medio para alcanzar los fines del desarrollo social y
económico y por ende redistribuir la riqueza, como es el caso de Venezuela.

Parece ser que como señala Hans-Jürgen BurcHardt (2012) la desigualdad, la pobreza y el
sistema electoral parecen configurar un singular «triángulo latinoamericano» en el que la
democracia liberal, en lugar de promover la participación social, legitima la inequidad y
es legitimada por ella. Si se tiene en cuenta este aspecto, la desigualdad social ya no
aparece solamente como un déficit de la democracia, sino que al mismo tiempo representa
una expresión institucionalizada y –a juzgar por su persistencia– muy exitosa de
dominación política. (Hans-Jürgen BurcHardt, 2012)

A modo de conclusión

El crecimiento económico ha sido desigual en las regiones colombianas, como intenté


demostrar a lo largo del capítulo. Cada modelo económico fue efectivamente un patrón de
acumulación que permitió el crecimiento económico del capital nacional o trasnacional,
pero fue sin duda el modelo neoliberal el que agudizo la desigualdad y la pobreza. Como
se vio, en las últimas décadas se va reprimarizado la economía y las regiones más ricas en
recursos como petróleo, carbón y oro han sido sin duda las más explotadas por el capital
trasnacional. Además, casos como el de los llanos orientales o la Guajira evidencian que
el crecimiento económico que se refleja en el PIB no se corresponde con el desarrollo
social de sus pobladores, puesto que el modelo extractivo allí consolidado ha elevado las
tasas de ganancia de las empresas capitalistas multinacionales, acentuando los índices de
pobreza, desigualdad social y los daños ambientales.

Pese a esto y con más de dos décadas de vigencia del modelo neoliberal, nuestro país
sigue siendo uno de los pocos países de la región que se ha negado a replantearlo. A
diferencia de países como Venezuela, Ecuador o Bolivia que han apuntado a la
construcción de un modelo socialista “del siglo XX” el gobierno colombiano ha afianzado
sus esfuerzos en la consolidación del modelo neoliberal, sin atender considerar los efectos
sociales, económicos y ambientales que este ha traído y sigue trayendo consigo. Valdría la
pena revisar para próximas investigaciones los efectos derivados de la vuelta al
neoliberalismo que han tenido algunos países como Argentina desde el 2015.

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