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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA DE MEDICINA

CÁTEDRA:
Adultez Mayor Problema y Emergencia

DOCENTE:
Dr. Carlos Zambrano Delgado

INTEGRANTES:
 Dávila Paz Sebastián
 Macías Menéndez Narcisa Gisell
 Menéndez Cedeño Irvins Joel
 Reinel Ramírez Victor David
 Vera Gómez Damián Santiago

NIVEL:
Décimo “A”

HIPOTENSIÓN ORTOSTÁTICO Y SU REPERCUSIÓN EN EL


ESTADO GENERAL DEL ADULTO MAYOR

ABRIL 2019 – AGOSTO 2019


INTRODUCCION

La hipotensión ortostática es una patología frecuente en el adulto mayor, además de


ser un problema de salud importante, desafortunadamente suele estar sub-diagnosticada y
pocas veces tratada de una manera adecuada (Smeenk HE, 2014). Una de las causas comunes
y desencadenante del ortostatismo son los fármacos, ya sea por uso inadecuado o por una
reacción adversa en el contexto de un organismo envejecido, donde suele pasar desapercibido
o atribuirse erróneamente al proceso de envejecimiento. Representa una carga física,
económica y social tanto para el paciente como para el Sistema de Salud.

De igual forma, se relaciona estrechamente con el incremento en el riesgo de caídas


de 2.6 veces, además de ser un factor de riesgo independiente de mortalidad y del desarrollo
de enfermedad renal crónica comparable con el detener enfermedad coronaria, fumar,
hipertrigliceridemia y otros factores de riesgo que reciben más atención, es por ello de la
importancia de su prevención, diagnóstico y manejo (Biaggioni I, 2015).

La prevalencia de la hipotensión ortostática varía en función de la población estudiada


y del momento exacto del que se hace la toma de la tensión arterial. La incidencia se
incrementa exponencialmente en mayores de 65 años, sobre todo en aquellos frágiles
(Biaggioni I, 2015). En adultos mayores de 65 años que viven en la comunidad la prevalencia
es de 20%, elevándose a 30% en aquellos mayores de 70 años (Villavicencio-Chávez C,
2009). La prevalencia en adultos mayores hospitalizados suele ser hasta de 50%, siendo la
incidencia de caídas durante la hospitalización mayor en este grupo de edad.

En la actualidad, esta patología adquiere alta relevancia debido a que se asocia con
un incremento en el riesgo caídas, síncope, evento vascular cerebral, enfermedad arterial
coronaria, hospitalización, así como en la mortalidad global. Asimismo, la prevalencia de
hipotensión ortostática está relacionada con enfermedades comunes como diabetes mellitus
en 16%-25%, en hipertensión arterial de 13.4%-32.1%, en enfermedad de Parkinson de 47%-
58.2% y es frecuente en individuos con neuropatía periférica (Logan IC, 2012, Benvenuto
LJ, 2011).
Concretamente, la hipotensión ortostática se presenta cuando hay un cambio postural,
por ejemplo, el pasar de una posición supina a bipedestación causa una acumulación
sanguínea en las extremidades inferiores y abdomen, resultando en reducción del flujo
venoso al corazón disminuyendo el gasto cardíaco y cerebral cuando los mecanismos
compensatorios son inadecuados como ocurre en los adultos mayores. Paralelamente,
algunos factores asociados al envejecimiento que contribuyen son: el descenso de la
contractilidad miocárdica mediada por receptores alfa y beta-adrenérgicos, reducción de la
sensibilidad de las vías del sistema nervioso autónomo con una respuesta lenta y menos
precisa, reducción del llenado ventricular y la elasticidad vascular, así como la disminución
de la sensibilidad barorrefleja. A estos cambios fisiológicos debemos agregar otros
componentes como son la polifarmacia, la disminución de la ingesta de líquidos, patologías
crónicas concomitantes, el calor, alcohol y sedentarismo (Smeenk HE, 2014).
DEFINICION

La hipotensión ortostática se define como una disminución de la presión arterial


sistólica (PAS) > 20 a 30 mm Hg y una caída en la presión arterial diastólica (PAD) > 10 a
15 mm Hg al incorporarse. Se estima que alrededor de 30% de los pacientes mayores de 75
años tiene hipotensión ortostática. Algunos estudios han demostrado que es un factor de
riesgo importante para caídas, dificultad para caminar y síncope.

Se trata de una situación clínica cada vez más prevalente en sujetos de edad avanzada
que suelen tener comorbilidades que afectan al sistema nervioso autónomo y que se
encuentran bajo tratamiento con fármacos hipotensores y diuréticos. Otro factor
condicionante es la disminución de la sensación de sed, lo que puede agravar la hipovolemia.
Para estos pacientes se debe reducir el tratamiento antihipertensivo, reintroducir hidratación
y, en muchas ocasiones, implementar medidas de compresión de las extremidades inferiores
mediante medias compresiva

Es la segunda causa más común de síncope en la población general, y quizá


sobreestimada, subdiagnosticada e incompletamente evaluada. Por lo general es
consecuencia de un síndrome disautonómico, efecto de fármacos, depleción de volumen
(hemorragia) o una combinación de factores que por sí solos no tendrían ningún efecto. Un
ejemplo es la denervación autonómica periférica ocasionada por la diabetes o amiloidosis;
que produce una disminución de la vasoconstricción periférica que se produce al
incorporarse.

Otras enfermedades que pueden producir este fenómeno incluyen enfermedad de


Parkinson, enfermedad de Adison, porfiria y tabes dorsal, entre otras.
La hipotensión posprandial se define como disminución de la TAS mayor o igual a 20mmHg
o disminución a 90 mmHg o mayor cuando la TAS preprandial es de 100 mmHg o mayor,
dentro de un periodo de 2 horas después de una comida. El cambio de la TAD es menos
marcado. (Luciano GL, 2010).
La hipotensión posprandial se define como la caída de la TAS > 20 mmhg o disminución a
≤ 90 mmhg cuando la TAS preprandial es ≥100 mmhg entre 1 a 2 horas después de los
alimentos.

ETIOLOGIA

De manera fisiológica en individuos sanos, al ponerse en bipedestación se depositan de


500 a 1000 ml de sangre en las extremidades inferiores y en la circulación esplácnica-
mesentérica, iniciando la siguiente secuencia de eventos:
 Disminución rápida del retorno venoso.
 Reducción del llenado ventricular con disminución del gasto cardiaco y la tensión
arterial.
 La reducción de la tensión arterial provoca un reflejo compensatorio por parte del
sistema nervioso central (estimulo simpático y reducción del parasimpático).
 El estímulo simpático aumenta las resistencias vasculares periféricas, el retorno venoso
y el gasto cardiaco lo que limita la caída de la tensión arterial.

Si uno o más de los mecanismos anteriores falla resulta en hipotensión ortostática.


Los dos mecanismos principales para el desarrollo de hipotensión ortostática son la falla
autonómica (causada por varias patologías) y la depleción de volumen.
Además, el síncope reflejo o neuromediado es causa de hipotensión ortostática aguda debido
a disfunción paroxística y transitoria del sistema nervioso autónomo.
Los factores que favorecen hipotensión ortostática en los adultos mayores son:
 Reducción de la sensibilidad de receptores α y β y de las vías del sistema nervioso
autónomo (barorreflejo), presentando una respuesta más lenta y menos precisa.
 El llenado ventricular izquierdo se reduce.
 Elasticidad vascular disminuida.
 Disminución del aporte hídrico.
 Polifarmacia.
Otros factores que modulan el riesgo de hipotensión ortostática son:
 Cambios de temperatura corporal y ambiental (días o ambiente cálido).
 Biotipo (repercusión en sistema nervioso autónomo).
 Índice de masa corporal.
 Sedentarismo.
 Estado de ánimo.
 Patrón respiratorio.

FISIOPATOLOGÍA

La presión arterial se mantiene mediante ajustes homeostáticos en el cerebro y reflejos


en la circulación sistémica. En la bipedestación, la acumulación de sangre en las piernas y el
lecho esplácnico propician una disminución del retorno venoso al corazón y una disminución
del gasto cardiaco que llevan a la estimulación de los barorreceptores aórticos, carotideos y
cardiopulmonares. Esto estimula la actividad del sistema simpático y reduce la del
parasimpático, con aumento resultante de la frecuencia cardiaca y las resistencias periféricas
para mantener la presión arterial. En posición de pie, se acumulan alrededor de 500 a 700 ml
de sangre en las extremidades inferiores y en la circulación gastrointestinal. Si se toma en
cuenta que el volumen plasmático del anciano es de 2 500 a 3 000 ml, una cuarta parte del
volumen queda retenido en las extremidades y lecho esplacnico, lo cual disminuye el retorno
al corazón y cerebro.

Cambios en el sistema cardiovascular

Con la edad, la reacción barorrefleja a los estímulos hipertensores e hipotensores


disminuye de modo progresivo y aumenta el riesgo de hipotensión. La capacidad de
aceleración cardiaca y la vasoconstricción de los vasos se atenúan en los ancianos, en parte
debido a la rigidez arterial por ateroesclerosis y una menor capacidad de respuesta
adrenérgica de los mecanismos barorreflejos. En consecuencia, el anciano no es capaz de
mantener el flujo cerebral e incrementa la frecuencia cardiaca y el tono vascular o
vasoconstricción ante una situación de hipotensión. De este modo es más sensible al efecto
vasodilatador y diurético, lo que favorece una mayor tendencia a presentar hipotensión
excesiva en caso de pérdidas de volumen, hemorragia o cambio a la posición erguida. El
abatimiento funcional, consecutivo a diversas causas que mantienen a los ancianos con menor
actividad, mucho tiempo sentados o aun acostados, produce un desacondicionamiento de
todas estas funciones y muchas veces es el origen de la hipotensión. Esto crea un ciclo
vicioso: el paciente se siente mal e inestable al levantarse y, por lo tanto, tiende a moverse
aún menos (p. ej., el síndrome poscaida).

Cambios de la regulación homeostática cerebral

El flujo sanguíneo cerebral disminuye con la edad. Los mecanismos autorreguladores


cerebrales suelen compensar los súbitos descensos de la presión arterial. Sin embargo, la
función barorrefleja se afecta más en los ancianos hipertensos, debido a que la hipertensión
crónica eleva el umbral a la presión arterial más baja, con la cual la autorregulación es capaz
de mantener el flujo sanguíneo cerebral. Por debajo de ese nivel puede descender el flujo
sanguíneo y ello eleva el riesgo de isquemia cerebral. La hipertensión, la enfermedad
cardiaca, la diabetes mellitus y la hiperlipidemia reducen aún más el flujo sanguíneo cerebral
y vuelve a los ancianos más vulnerables a la isquemia cerebral y el sincope cuando se produce
el fenómeno de hipotensión ortostática.

Disminución de la capacidad para mantener el volumen extracelular

Con la edad, se altera en los riñones la capacidad de retención de sodio cuando se


restringe el consumo de sal en la dieta. Como resultado, los efectos de los diuréticos, la
restricción de sal y la bipedestación son más pronunciados en los individuos mayores. La
hiponatremia se presenta con mucha frecuencia en el envejecimiento por múltiples razones.

La hipotensión ortostática y la hipotensión postprandial son distintas anomalías que


pueden concurrir en la misma persona. Ambas son secundarias a la reducción del retorno
venoso al corazón debido al estancamiento sanguíneo (en las extremidades inferiores o el
lecho esplacnico, respectivamente) y a una compensación inadecuada de los barorreceptores.
CLASIFICACIÓN
Las variantes de hipotensión ortostática son:
1) Hipotensión ortostática clásica.
2) Hipotensión ortostática inicial.
3) Hipotensión ortostática tardía.

La hipotensión ortostática clásica se caracteriza por:


 Disminución de TAS ≥20 mmhg o TAD ≥10 mmhg en los primeros 3 minutos de ponerse
en bipedestación.
 Descrita en pacientes con disfunción pura del sistema nervioso autonómico, hipovolemia
u otras formas de disfunción del sistema nervioso autónomo.

La hipotensión ortostática inicial, se caracteriza por una caída exagerada y rápida de la


tensión arterial acompañada por síntomas de hipoperfusión, definida por:
Disminución transitoria de TAS >40 mmhg y/o TAD >20 mmhg dentro de los primeros
15 segundos.
Es una causa no reconocida de síncope.
Puede verse en adultos jóvenes y mayores.

La hipotensión ortostática tardía ocurre después de los 3 minutos de ponerse de pie. Se


caracteriza por:
 Reducción lenta y progresiva de la tensión arterial al adoptar la posición vertical.
 Puede seguirse de taquicardia refleja.
 Más frecuente en la edad avanzada. Se atribuye a una pérdida relacionada con la edad de
los reflejos compensadores y a un corazón más rígido, sensible a reducción de la precarga.

La clasificación etiológica de la hipotensión ortostática es:


1) Aguda o reversible.
- Ejemplos de causas: Fármacos, deshidratación, depleción de volumen, crisis adrenal, sepsis,
hemorragia, tromboembolia pulmonar, arritmia cardiaca, reposo prolongado en cama.
2) Crónica o irreversible.
- Ejemplos de causas: Lesión medular, autoinmune, síndrome de Guillain-Barré, enfermedad
cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, fallo autonómico puro, amiloidosis.

DIAGNOSTICO

La hipotensión ortostática se diagnostica en presencia de un descenso significativo de


la tensión arterial y de síntomas que sugieren hipotensión provocados por la estancia de pie
y que se alivian al volver al decúbito. Debe buscarse la causa.

Se recomienda realizar una evaluación inicial que nos puede orientar hacia las
posibles causas, debe incluir:
 Historia clínica detallada (enfermedad preexistente y descripción de síntomas).
 Lista detallada de fármacos dosis y tiempo de uso.
 Historia reciente de pérdida de volumen (vómito, diarrea, restricción de líquidos, fiebre).
 Historia médica de falla cardiaca, malignidad, diabetes o etilismo.
 Historia o evidencia de patología neurológica (ataxia, Parkinson, neuropatía periférica o
autonómica).
 Exploración física que incluya examen físico y neurológico.
 Electrocardiograma de 12 derivaciones.
 Pruebas de laboratorio de rutina (biometría hemática, química sanguínea, electrólitos
séricos, vitamina B12, niveles de cortisol y TSH).
 Medición de la tensión arterial en posición supina y en bipedestación.
Valorar tomografía computada cerebral o imagen de resonancia magnética de acuerdo a
hallazgos.
Se debe evaluar la presencia de condiciones crónicas asociadas a hipotensión ortostática:
 Insuficiencia cardiaca.
 Diabetes mellitus.
 Enfermedad de Parkinson.
 Insuficiencia adrenal.
 Falla autonómica pura.

Se debe evaluar la presencia de condiciones asociadas a hipotensión ortostática


agudas (reversibles):
 Deshidratación.
 Algunos fármacos.
 Desacondicionamiento físico.
 Sepsis.
 Arritmias cardiacas. (Ver Cuadro 1). D NICE La causa más frecuente de hipotensión
ortostática en el adulto mayor es la inducida por fármacos, por lo que se recomienda realizar
una historia completa de estos, incluyendo herbolaria y otros. (Ver Cuadro 2
La evaluación diagnóstica se debe enfocar a identificar condiciones tratables que puedan ser
causa o contribuyente de hipotensión ortostática.
C NICE Para realizar la prueba de bipedestación activa, se recomienda realizarla de la
siguiente manera:
1. Se coloca al paciente en posición decúbito supino o sentado por lo menos 5 minutos.
2. Se realiza medición de tensión arterial y frecuencia cardíaca.
3. Se coloca en bipedestación.
4. Al minuto y a los 3 minutos de estar de pie, se mide la tensión arterial y frecuencia cardíaca.
5. Se registran las mediciones.
6. Esta prueba requiere de múltiples mediciones durante diferentes días.
7. El esfigmomanómetro es adecuado para la evaluación clínica habitual gracias a su
simplicidad. IIa ESC La prueba de bipedestación activa es diagnóstica de hipotensión
ortostática cuando hay una caída sintomática o asintomática de la tensión arterial sistólica
≥20 mmHg o de la diastólica ≥10 mmHg, o cuando la tensión arterial sistólica sea

Anamnesis

Antecedentes de la enfermedad actual: deben identificarse la duración y la


gravedad (p. ej., si se asocia con síncope o caídas) de los síntomas. Es preciso preguntar al
paciente por factores desencadenantes (p. ej., fármacos, reposo en cama, pérdida de líquido)
y la relación de los síntomas con las comidas.

Revisión por aparatos y sistemas: se enfoca en la identificación de las enfermedades


causantes, en particular los síntomas de insuficiencia autónoma como compromiso visual
(debido a midriasis y una alteración de la acomodación), incontinencia o retención urinaria,
estreñimiento, intolerancia al calor (secundaria a un compromiso de la sudoración) y
disfunción eréctil. Otros síntomas importantes son temblores, rigidez y dificultades para la
deambulación (enfermedad de Parkinson, atrofia multisistémica), debilidad y cansancio
(insuficiencia suprarrenal, anemia) y heces negras alquitranadas (hemorragia digestiva).
Asimismo, deben registrarse otros síntomas de enfermedades neurológicas y
cardiovasculares y de cáncer.

Antecedentes médicos: deben identificarse posibles causas documentadas, como


diabetes, enfermedad de Parkinson y cáncer (que ocasiona un síndrome paraneoplásico).
También hay que revisar el perfil farmacológico para dicumentar los fármacos que recibe el
paciente y pueden ser capaces de provocar los síntomas (ver Causas de hipotensión
ortostática), en particular antihipertensivos y nitratos. El antecedente familiar de síntomas
ortostáticos sugiere una posible disautonomía familiar.

Examen físico

Deben medirse la tensión arterial y la frecuencia cardíaca tras 5 minutos de


permanencia en decúbito supino y 1 y 3 minutos después de ponerse de pie; los pacientes
incapaces de pararse pueden evaluarse sentados en posición erguida. La hipotensión arterial
sin un aumento compensador de la frecuencia cardíaca ( 10 latidos/minuto) sugiere un
compromiso del sistema autónomo. El aumento notable (a > 100 latidos/minuto o de > 30
latidos/minuto) sugiere hipovolemia o, si los síntomas se desarrollan sin hipotensión arterial,
debe sospecharse un síndrome de taquicardia ortostática postural.
La piel y las mucosas deben inspeccionarse para identificar signos de deshidratación
y cambios pigmentarios compatibles con enfermedad de Addison (p. ej., áreas
hiperpigmentadas, vitiligo). También debe solicitarse un examen rectal para identificar
hemorragia digestiva.

Durante la evaluación neurológica, se pueden examinar los reflejos urogenitales y


rectales para confirmar la indemnidad de la función autónoma; la evaluacion incluye
estimulación del reflejo cremasteriano (en condiciones normales, el golpe sobre el muslo
promueve la retracción de los testículos) y el reflejo del "guiño anal" (en condiciones
normales, el contacto con la piel perianal estimula la contracción del esfínter anal). Luego
deben buscarse signos de neuropatía periférica (p. ej., alteraciones de la fuerza, la sensibilidad
y los reflejos osteotendinosos).

Signos de alarma
Algunos hallazgos sugieren una etiología más grave:
 Heces hemáticas o resultados positivos en la prueba para detectar hemo
 Examen neurológico anormal

Interpretación de los hallazgos

En los pacientes con síntomas agudos, las causas más frecuentes (fármacos, reposo
en cama y depleción de volumen) a menudo se evidencian en la evaluación clínica.
En los pacientes con síntomas crónicos, un objetivo importante de la evaluación es detectar
trastornos neurológicos responsables de disfunción autónoma. Los pacientes con trastornos
motrices pueden tener enfermedad de Parkinson o atrofia multisistémica. En pacientes con
signos compatibles con neuropatía periférica, puede suponerse una causa (p. ej., diabetes,
alcoholismo), aunque también debe considerarse un síndrome paraneoplásico provocado por
un cáncer oculto o amiloidosis. En los pacientes que sólo tienen síntomas del sistema
nervioso autónomo periférico, puede considerarse una insuficiencia autónoma pura.
TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO

El tratamiento no farmacológico debe emplearse en todos los pacientes con


hipotensión ortostática como medida inicial. Parte del tratamiento no farmacológico debe
incluir la educación al paciente y familiar respecto a la presentación de la enfermedad, cuales
son los desencadenantes y cómo prevenirlos, además de describir las medidas no
farmacológicas.
El tratamiento no farmacológico se debe incluir:
 Evitar medicamentos que predispongan a hipotensión ortostática.
 Medidas dietéticas
 Indicar una adecuada cantidad de líquidos.
 Evitar comidas cuantiosas y ricas en carbohidratos.
 Incrementar el consumo de sal.
 Evitar consumo de alcohol.
 Evitar cambios posturales súbitos.
 Programa de acondicionamiento y ejercicio físico.
 Terapia de compresión en miembros pélvicos.
 Elevación de cabecera durante el sueño.
 Evitar exposición a temperaturas altas.
 Contramaniobras físicas.

Se recomienda como primera medida de tratamiento no farmacológico el ajuste o en su


caso, retiro de cualquier fármaco que potencialmente pueda contribuir a hipotensión
ortostática.

Se debe orientar al paciente y cuidador sobre las medidas que disminuyen la presencia de
hipotensión ortostática tales como:
• Levantarse de la cama en dos movimientos:
o Decúbito-sentado.
o Sentado-bipedestación.
• Mantenerse sentado durante al menos 3 minutos antes de ponerse en
bipedestación.
• Evitar la bipedestación por tiempo prolongado.

Se recomienda que la alimentación se fragmente en 6 comidas durante el día y en


raciones pequeñas principalmente en presencia de hipotensión posprandial.

Se recomienda incrementar y mantener un adecuado consumo de líquidos de 1.5 a 2


litros de agua al día.

Como tratamiento complementario para compensar las pérdidas renales de sal, se


puede recomendar incrementar el consumo de sal por lo menos 8 gramos al día. Se puede
utilizar tabletas de sal de 0.5 a 1 gramo tres veces al día para mejorar las cifras de tensión
arterial.

Se debe vigilar la presencia retención hídrica o descompensación de falla cardiaca en


pacientes con cardiopatía, insuficiencia hepática o enfermedad renal crónica que ingieran
tabletas de sal.

No se recomienda la ingesta rápida de agua (480 ml), durante la presencia de


hipotensión, debido a que no hay resultados concluyentes ni estudios realizados en adultos
mayores que respalden su utilidad.

Se recomienda la ingesta de una a dos tazas de café (100 mg cafeína) antes del
desayuno y comida, en pacientes sintomáticos. Evitar durante las noches porque puede
favorecer insomnio.

El consumo de alcohol provoca hipotensión arterial por vasodilatación por lo que se


debe evitar en pacientes con hipotensión ortostática.
Se recomienda un programa de ejercicio físico con duración de 20 a 30 minutos al
menos 3 veces por semana de resistencia, adecuado al contexto de cada paciente, ya que
mejora la sintomatología en la hipotensión ortostática (mareo, fuerza y estabilidad).

En adultos mayores con inmovilidad prolongada o inactividad después de una


hospitalización se les debe indicar inmediatamente movilización progresiva para disminuir
los efectos deletéreos de la inmovilidad como lo es el ortostatismo.

En pacientes ambulatorios con ortostatismo, se recomienda el uso de medias de


compresión graduadas desde los tobillos con presión leve de 15 a 20 mmHg (Clase I) y que
se prolonguen al muslo o hasta la cintura si es posible.

En adultos mayores hospitalizados con más de 36 horas de postración, se recomienda


el uso de medias de compresión graduada en miembros pélvicos con presiones moderada de
30 mmHg ya que disminuye los síntomas del ortostatismo.

Las medias elásticas de compresión graduadas deben ser colocadas por las mañanas
mientras el paciente está aún acostado o sentado en la cama y retiradas antes de dormir.
La manera correcta que facilita la colocación de las medias elásticas de compresión y evita
dificultades:
1. Dar la vuelta a la prenda y dejar la zona del pie hacia adentro.
2. Insertar el pie e ir desenrollando la media sobre la pierna. Una vez pasada la zona
del talón con un pequeño jalón, continuar desenrollándola.
3. Repartir bien el tejido sobre la pierna para evitar arrugas y pliegues.
4. En caso de usar hasta la cintura, es mejor meter primero una pierna hasta la rodilla
y luego la otra. A continuación, seguir subiendo la prenda hasta la cintura.

La terapia compresiva abdominal (fajas) de 20-40 mmhg, se recomienda como parte del
tratamiento no farmacológico, ya que han demostrado elevación de la tensión arterial.
La elevación de cabecera durante el sueño por sí sola no ha demostrado efectos positivos
en el tratamiento de hipotensión ortostática, a menos que se combine con tratamiento
farmacológico.

Las siguientes forman parte de las contramaniobras físicas recomendadas para mejorar
los síntomas de hipotensión:
• Incorporarse de forma gradual y progresiva.
• Cruzar una pierna delante de la otra y tensar los músculos durante 30 segundos.
• Posición en cuclillas.
• Inclinación del cuerpo hacia adelante.
• Pararse de puntas.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

El tratamiento farmacológico solo deberá iniciarse en caso de que no obtener una


respuesta favorable a la terapia no farmacológica, en aquellos pacientes que persistan
sintomáticos y que el riesgo beneficio de la terapia sea mayor en relación a la presencia de
complicaciones. Las metas del tratamiento farmacológico recomendadas son:
• Disminuir la sintomatología.
• Mejorar la funcionalidad.
• Evitar complicaciones como caídas o síncope.

Dentro del tratamiento farmacológico cabe destacar:


 La midodrina es útil como coadyuvante cuando el paciente presenta disfunción
crónica del sistema nervioso autónomo. Aumenta la TA tanto en supino como en
posición vertical mejorando los síntomas de hipotensión ortostática. Dosis 5-20 mg
tres veces al día se han demostrado efectivas (nivel de evidencia B, clase IIA).
 Fludrocortisona, es un mineralocorticoide que estimula la retención renal de sodio y
expande el volumen de fluido. Dosis 0,1-0,3 mg/24 h (nivel de evidencia C, clase
IIA). Con el uso de fludrocortisona, se debe tener las siguientes precauciones:
o Incrementar el aporte de potasio.
o Vigilar edema en extremidades al utilizarse en pacientes con bajos niveles de
albúmina.
o Vigilar datos de falla cardiaca congestiva e hipertensión
arterial supina.
o Se contraindica en hipertensos descontrolados o con insuficiencia cardiaca
descompensada.
o Monitorizar electrólitos séricos por riesgo de hipomagnesemia e
hipopotasemia.
o Vigilar datos de sobrecarga hídrica.
 Otros tratamientos adicionales menos usados son: desmopresina en pacientes con
poliuria nocturna; eritropoyetina en anemia y piridogstigmina.
 En caso de hipotensión posprandial que no mejore con medidas no farmacológicas se
puede utilizar octreótida. Se indica a dosis de 25–50 µg subcutánea, media hora previa
a las comidas. No hay evidencia de hipertensión arterial supina. Efectos adversos
reportados son nausea y dolor abdominal o calambres.
REFERENCIAS:

- Rodríguez R.; Lazcano G.; Práctica de la geriatría 3ra Edición; McGraw-Hill; 2013;
México.
- Instituto Mexicano del Seguro Social; Diagnóstico y Tratamiento de Hipotension
Ortostática en el Adulto Mayor; México; 2015.
- Gutierrez L.; d’Hyver C.; Geriatría 3ra Edición; Manual Moderno; 2014; México

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