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REV ESP PATOL 2004; Vol 37, n.

º 2: 219-228

La Clínica Puerta de Hierro


en la Medicina y en la Patología
españolas
Luces y sombra de sus 40 años
Alberto Anaya
Cofundador de la Clínica Puerta de Hierro y anterior Jefe de su Departamento de Anatomía Patológica.

RESUMEN

La Clínica Puerta de Hierro fue clave, en 1964, para la súbita modernización de la medicina hos-
pitalaria en España introduciendo en la red del Seguro de Enfermedad (que sólo tenía «residencias»
quirúrgicas atendidas por equipos cambiantes) todas las características de los mas avanzados cen-
tros internacionales: Dirección con intereses médicos antes que económicos, libre designación del
personal, contratación temporal y dedicación exclusiva, Junta facultativa, autocontrol de la calidad
apoyado en la anatomía patológica (autopsias y Comisiones de Tejidos y Tumores) y sesiones
generales clínica y clínico-patológica todas las semanas. Se creó allí el Sistema Residencial espa-
ñol para la formación postgraduada y, poco después, se impulsó el nacimiento de la Facultad de
Medicina de la Universidad Autónoma, apoyándose en sus cuadros y los de otros tres hospitales.
En cuanto a la Anatomía Patológica (de inspiración enteramente norteamericana) fue el primer
Hospital de la Seguridad Social que la tuvo; en él se diseñó el primer Sistema Residencial espa-
ñol de Anatomía Patológica; se fundó la Revista Española de Patología en 1967 y desde él se dic-
tó la Ponencia oficial de la SEAP sobre Metodología de 1969 y se redactó la Ley de Autopsias de
1982; y, sin éxito, se propusieron la creación de la Cátedra Cajal de Ciencias Médicas en San Car-
los, el Instituto Nacional de Anatomía Patológica en 1971 y un foro nacional de docentes en 2001.
Mucho de lo que la Clínica aportó al experimento fue luego trasplantado a toda la red hospi-
talaria de la Seguridad Social y ésta terminó por dominar toda la sanidad española, completan-
do su transformación; la próxima desaparición física del edificio, bastante insólita por cierto,
hace razonable un breve recuerdo de los hechos.

Puerta de Hierro Clinic in Spanish Medicine and Pathology


SUMMARY

Clínica Puerta de Hierro (CPH) played a key role in the sudden modernization of Spanish hos-
pital medicine that took place in 1964. Medical coverage (which until then consisted solely of
«Surgical Centers» with rotating medical teams) underwent an important change. All the cha-
racteristics of the most advanced international centers were adopted: medical rather than eco-
nomical orientation, freedom in the choice of personal, temporary contracts, full time dedication,
board of Department Heads, quality control based on pathology (Autopsies and Tumor/Tissue
Committees) as well as weekly Clinical-Pathological conferences. It was in Clínica Puerta de
Hierro that the Spanish Resident Program was created and, shortly afterwards, the Autonomous
University School of Medicine was founded there.

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The first Department of Pathology (inspired in American criteria and methods) to exist in the
Spanish Social Security System was set up in CPH. It was there, too, that the first Pathology
Resident Training Program was designed and carried out. The Spanish Journal of Pathology was
founded there in 1967 and it was in this Journal of the Spanish Pathology Society that the first
«Procedure for Spanish Pathology Departments» was published in 1969. The Autopsy Law of
1982 was articulated there and CPH was also instrumental in proposing, although unsuccess-
fully, other initiatives such as the creation of the Cajal Chair of Medical Science (that was to be
located in the prestigious San Carlos Hall, where the Nobel Prize winner had taught), the Natio-
nal Pathology Institute (1971) as well as the National Board of Pathology Docents (2001).
Many of CPH advances were transplanted to the numerous new hospitals built since then,
from their very beginning, and the old ones were transformed along the same lines up to com-
plete a brilliantly updated sanitary network. It is worth to remember it as CPH, surprisingly, is to
be cut down in a near future.

«Ask every person if he’s heard the story,


and tell him strong and clear if he has not:
that once there was a wishful fleeting glory…»

Alan Jay Lerner. Camelot, 1963

Introducción Romeo Gorría) proyectaba abrir, bajo la direc-


ción de José María Segovia, un joven catedráti-
Un reciente libro del Dr. Escalona, que trata co entonces itinerante, aprovechando la reciente
con detalle la historia de la Patología madrileña compra a los Dominicos de un «sanatorio» a
(1), parece detenerse, sorprendentemente, en el medio construir, que había sido planeado por
nacimiento de la Clínica Puerta de Hierro (CPH), estos como Centro de Reposo y medicina selec-
lo que podría tomarse como el señalamiento de ta, para ser dirigido por Gregorio Marañón y
una nueva época, aunque también como su financiado con las reparaciones de guerra recibi-
carencia total de importancia según la valoración das por la Orden de Predicadores, compensan-
del autor, lo que parece traslucirse en algunas de do la destrucción por los japoneses de sus insti-
sus palabras, y a lo que como es natural tiene tuciones en Filipinas (nación incluida administra-
todo el derecho del mundo; pero dado que esta tivamente dentro de la misma provincia dominica
institución, de sólo 40 años (la infancia de un que España; así es de pequeño el mundo). Este
hospital), va a desaparecer en breve tiempo, proyecto se había derrumbado cuando Marañón
podría, entre unas cosas y otras, esfumarse sin murió súbitamente y Juan XXIII consideró poco
dejar huella alguna, no ya de lo que su inicio aceptable el trasvase económico de Asia a
implicó sino de su misma existencia. Y la humil- España y de centros religiosos a negocios sani-
dad, por genuina que sea, no debe llegar tan tarios.
lejos. Porque algo tuvo de notable el centro; y no El lujoso edificio a medio hacer surgió enton-
parece conveniente que la sociedad y los diver- ces como una posible réplica, en Madrid y por
sos grupos ignoren la realidad de los hechos que Trabajo, al Hospital General de Asturias que
les conciernen. Gobernación (en manos de Camilo Alonso Vega)
Todo comenzó cuando un grupo médico no había abierto poco antes en Oviedo con el ánimo
muy numeroso fue llamado en la primavera de de mejorar allí la deprimidísima asistencia «hos-
1964 a formar la plantilla de una posible Institu- pitalaria» (es decir: la de los desheredados sin
ción, todavía embrionaria y sin nombre, que el derecho al Seguro de Enfermedad ni recursos
Ministerio de Trabajo (gobernado por Jesús para acudir a «sanatorios»). Y a su vez el centro

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asturiano bebía su inspiración médica de la Clí- Lo que resultó, esencialmente positivo como
nica Universitaria de Navarra, propiedad del cabía prever, nació de esta libre designación de
Opus Dei, y de la Clínica de la Concepción que médicos cualificados, con formación profunda e
Carlos Jiménez Díaz había elevado pocos años información de última hora, recién regresados,
antes, con la impronta de su notable creatividad sin otros lazos laborales ni clientela privada, entu-
personal, en el solar del Instituto Rubio, al pie del siastas, que fueron contratados temporalmente,
casi vacío Hospital Clínico de la Ciudad Univer- con sueldos razonables y dedicación total, a los
sitaria, que persistía en frustrante estado de que además se repartió juego, se dio responsabi-
obras desde un cuarto de siglo antes, cuando lidad y se pidió colaboración activa. En su mayo-
centró las luchas de la batalla de Madrid. Aunque ría llegaron sin pensar en enfermos privados,
como se ve había algunas realidades ilusionan- pero cuando éstos, en número limitado, comple-
tes, sobrepuestas al estéril panorama general, mentaron modestamente sus ingresos, se sintie-
era muy escasa su capacidad reproductiva. ron más fuertemente ligados aún a la Institución y
Las gentes reunidas en la nueva institución se hizo más viable su dedicación total.
(bautizada en junio del 64 como Centro Nacional Este grupo, que podría quizá haber sido otro
de Investigaciones Médico-Quirúrgicas de la y mejor, pero que en cualquier caso fue designa-
Seguridad Social) eran de distintos orígenes y do con honradez y era suficientemente bueno,
aunque su Director, José María Segovia de Ara- trabajó mañana, tarde y noche siete días por
na, procedía de la Escuela de Jiménez Díaz, semana, sin cobrar guardias, se entregó, dialo-
como varios de sus colaboradores, internistas gó, estructuró, combinó las experiencias directas
casi todos, no fue un trasplante de esta Institu- y se volcó en lo que era a todas luces no solo
ción lo que creó Puerta de Hierro como después una aventura personal extraordinaria sino ante
han pretendido algunos. Diego Figuera Ayme- todo un cambio radical en la medicina española,
rich, el Cirujano-Jefe no tenía nada que ver con que se convirtió pronto, también, en un fenóme-
«la Concha» ni los Jefes de Radiología, Radiote- no socio-político: no hubo un solo visitante ilustre
rapia, Urología, Micro, Neuro o Anatomía Patoló- de Madrid al que no se enseñara la Clínica. Lle-
gica habían trabajado jamás allí. En el comienzo gó a haber un itinerario habitual, recorrido varias
había muy poca gente más. Y aunque después veces al día, que hacía sus escalas más enfáti-
llegaron muchas personas que hicieron aporta- cas en los grandes aparatos, especialmente de
ciones trascendentes, el genio y las peculiarida- Radiología y en el gimnasio, la piscina, la sauna
des de la institución se forjaron en los primeros y los numerosos «jacuzzis» de Rehabilitación.
tiempos. Pasado más de un año, Anatomía Patológica,
Aunque la idea básica de inyectar calidad en aunque respetada, no figuraba en esta gira y
el nuevo centro estaba perfectamente clara en la habría permanecido así, oculta no solo a los visi-
mente tanto de los patrocinadores como del tantes sino a los altos cargos ministeriales que
joven Director (46 años a la sazón), éste no tenía los acompañaban, a no ser por el relevado Direc-
otra experiencia hospitalaria que la de las viejas tor del Hospital de la Base Americana de Torre-
Cátedras (San Carlos y Santiago de Composte- jón, que quiso conocer aquel maravilloso Centro
la, de la que era reciente titular) y el Hospital Pro- del que todo el mundo hablaba, antes de retornar
vincial de Madrid, donde era también Profesor. a su Brooklyn natal. El Destino se vale a veces
Pero, admirador de la Medicina americana des- de curiosas estratagemas.
de su estancia como investigador en el Instituto Al terminar la visita estándar preguntó si este
de Microbiología de Rutgers (Nueva Jersey, nuevo hospital carecía, como los demás del
USA), se rodeó de colegas aún más jóvenes que Seguro, de Patología. Cuando tras ciertos equí-
sí habían vivido durante años la vida Hospitalaria vocos se logró hacer entender, le llevaron a
en algunos de los mejores hospitales del mundo. regañadientes a unos modestos espacios, aún
De ellos y no de ninguna institución hospitalaria sin amueblar, que la Dirección consideraba poco
española procedió cuanto de peculiar y avanza- dignos de mostrarse. En su despedida manifestó
do tuvo CPH. que sólo uno de los Departamentos que había

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visitado era idéntico a los de Estados Unidos: el matinal y la dotación en medicamentos y apara-
de Anatomía Patológica. Y desde entonces taje muy pobre.
Ministros, Jefes de Estado y Reyes árabes visi- 5. La mayor parte de la asistencia médica de
taron también esta zona, donde el Director enfa- los pacientes no quirúrgicos que habían de guar-
tizaba: «..y aquí cada Residente con su micros- dar cama, fuese cual fuese su situación econó-
copio», porque nunca, en los hospitales españo- mica o su gravedad, se hacía en los domicilios
les, se había visto nada parecido y era lo único privados, forzando al límite las posibilidades de
insólito, hasta aquel momento, capaz de llenar cada uno.
allí los ojos de los visitantes. Fue por esta razón 6. Los pacientes quirúrgicos que podían
que José Martínez Estrada, primer motor de la pagarlo eran atendidos en unas instituciones
reforma hospitalaria que planeaba el Ministerio esencialmente hoteleras, denominadas «sanato-
de Trabajo, contó desde entonces con el Jefe de rios», con modestos quirófanos, en los que cada
AP de CPH como asesor no oficial y lo incluyó cirujano aportaba un equipo completo; mientras
años más tarde en los Tribunales Centrales (jun- que quienes pertenecían al Seguro de Enferme-
to a Agustín Bullón y Félix Contreras, pronto dad eran operados en «residencias», con las
substituido por José Gómez) que durante que el Ministerio de Trabajo estaba jalonando las
muchos años proveerían todas las plazas de las capitales españolas de vistosos edificios, imita-
nacientes Instituciones, lejos todavía de recupe- ción en todo de los «sanatorios» y por tanto sin
rar su venerable nombre de Hospital. La influen- la menor calidad hospitalaria. El esfuerzo de
cia hubiera podido ser bastante mayor de no reforma se había iniciado, se aportaba dinero,
haber despertado celos esa relación o de haber pero se carecía de un rumbo razonable.
sido mayor la ambición personal del interesado. 7. En aquel clima el Prof. Segovia desarrolló
un proyecto y escogió a sus colaboradores con
la intención de servirlo, pero no sin dificultades
Cómo estaban las cosas cuando nació CPH que, después de alcanzarse un altísimo nivel,
paralelo al de los mejores centros internaciona-
Las circunstancias en que nació la Clínica les, provocaron un considerable retroceso.
Puerta de Hierro precisan para su adecuada
valoración de ciertas advertencias:
1. El país era una dictadura, lo que significa Los años de Camelot
que nadie protestaba por nada importante y muy
pocos se atrevían a sugerir ningún cambio En 1964 acababa de morir Kennedy, cuyo
(menos aún a liderarlo). círculo íntimo fue conocido en Norteamérica por
2. Existía un considerable atraso económico, Camelot (coincidió su triunfo con el estreno en
del que empezaba a salirse (con el SEAT 600 Broadway de ese musical) tanto por su distin-
asomando), y un enorme atraso hospitalario. ción y la alegría de vivir que trajo, como por su
3. No había futuro alguno para los Licencia- idealismo; era el último de los tres grandes que
dos en Medicina. Por supuesto no existía el sis- habían llenado de esperanza la vida del siglo
tema residencial y las «escalas» del Seguro, úni- XX, con Kruschef desmitificando a Stalin y Juan
co camino posible de los postgraduados (y casi XXIII modernizando la Iglesia. Y en España el
de los demás), estaban cerradas. La especiali- Régimen de Franco buscaba benevolencia inter-
zación se hacía en cursos teórico-prácticos pre- nacional proclamando en cada esquina para
vio pago. beneficio de turistas los «25 Años de Paz» con-
4. El nombre de Hospital se había degradado seguidos. Camelot era, más que ninguna otra
tanto, a lo largo de muchos decenios, que solo lo cosa, un brindis a la bondad de los sueños, y por
conservaban las Instituciones de Beneficencia, a un tiempo nadie recordó la fragilidad que estos
las que únicamente acudían, a morir, los deshe- conllevan.
redados. La dedicación de sus profesionales, A pesar de la incipiente tormenta del Vietnam,
escasos y mal (o nada) remunerados, era sólo parecía que todo lo bueno podía aún suceder;

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incluso era posible en España que la más denos- republicano, venido de Colombia pero con inspi-
tada medicina del país, la del Seguro, fuera ger- ración también norteamericana.
men de una transformación milagrosa de la asis- Cada semana todo el cuerpo facultativo se
tencia hospitalaria. Para obrar el prodigio, en encontraba al menos cinco veces: los miércoles
CPH se dieron cita condiciones físicas excepcio- en la Sesión Clínica General, los viernes en la
nales, un proyecto hospitalario que carecía de Clínico-Patológica, los jueves en el Comité de
antecedentes en España y un grupo de personas Tumores y los sábados en el de Tejidos, en la
preparadas y entusiastas. En lo material, el nue- Sesión Quirúrgica y en la Conferencia Especial,
vo Centro a medio construir, en un lujoso barrio sin contar las Sesiones de cada Servicio y las
madrileño de Embajadas y carísimos chalets, era Reuniones de la Junta de Jefes cuando tocaba
un edificio diseñado con esmero y con calidades (frecuentemente al principio). Y todo esto se lle-
extraordinarias. vó a cabo con naturalidad por gentes que venían
Las enormes distancias entre lo que había y de practicarlo en los mejores Hospitales del
lo que la Clínica aportó en apariencia externa, mundo. Ni antes, ni durante el esplendor de la
llevaron a muchos a creer que el cambio era Clínica, ni después, han coincidido todas estas
esencialmente arquitectural, decorativo y, en circunstancias en ningún otro hospital español,
esencia, cosmético. Pero las diferencias eran ni, probablemente ha habido nunca médicos más
mucho mayores en profundidad que en superfi- felices, ni institución servida con mayor lealtad.
cie. En cada Centro de los de entonces, fuese Aquello era verdaderamente Camelot; y por un
cual fuese su nombre, cada Servicio, cada gru- tiempo sueño y realidad fueron una misma cosa.
po, era un micro-hospital, sin relación alguna con Pasada la sorpresa, y con ella el asombro,
cuanto le rodeaba, a veces con sus propios labo- pasada la repulsa envidiosa de los no llamados
ratorios y sus radiólogos. Y en casi todos los qui- a participar, pasado el primer impulso de neutra-
rófanos de España se podía entrar con ropa de lización, se admitió ampliamente el acierto del
calle y se fumaba. Del estado de la Patología es hecho consumado y todos los demás centros eli-
preferible no acordarse, por su total desconexión gieron, sabiamente, el camino de reclamar algo
de todo lo que sucedía en el mundo avanzado; a semejante para sí, aunque ésto significó durante
pesar de todas las excepciones que merezcan un tiempo la exigencia de todos los privilegios sin
nombrarse y todo el trabajo abnegado e inteli- ninguna contrapartida ni renuncia. El Instituto
gente de muchos colegas. De controles de cali- Nacional de Previsión (que, contrariando su
dad casi ni se había oído hablar. nombre, no había previsto en absoluto la reper-
En cuanto a la vida hospitalaria, las condicio- cusión del paso dado) mostró más cintura de la
nes en que se abrió Puerta de Hierro implicaron que cabía esperar, se apropió del éxito e intentó
por primera vez: dedicación exclusiva de todo el aplicarlo a todos sus centros. Y las otras Admi-
personal, libre designación, jornada continua de nistraciones sanitarias, estatales, provinciales,
mañana y tarde (9 a 6), guardias permanentes locales, eclesiales e incluso privadas, empren-
(no remuneradas) de todas las especialidades, dieron antes o después el mismo camino para
centralización de Historias y Servicios «Auxilia- ser aceptadas y vivir del presupuesto de la Segu-
res», sesiones conjuntas clínicas y clínico-pato- ridad Social que, casi de golpe, pasó a controlar
lógicas todas las semanas, comisiones de cali- toda la Sanidad española. El viejo Régimen polí-
dad, enfermos privados, tecnología puntera, sis- tico había encontrado, por fin, algo sólido y dura-
tema residencial, contratación temporal, dero que ofrecer a la sociedad; y ésta, ya que no
departamentalización jerarquizada, revisión de libertades, empezó a disfrutar de una medici-
anual conjunta de actividades, Junta facultativa, na moderna.
Dirección médica suprema y, poco después, una El sistema residencial, la tecnología puntera,
peculiar asociación universitaria en el marco de la necesidad de Anatomía Patológica, la centra-
la Universidad Autónoma, cuya Facultad de lización de historias y en menor medida la aso-
Medicina se organizó a medida en 1968, bajo la ciación universitaria se extendieron poco a poco
guía de Vicente Rojo, hijo del famoso general a toda la red, tanto de los viejos hospitales, que

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se modernizaron en los veinte años siguientes, Y se hizo, ciertamente, por la dotación gene-
como a los numerosos centros nuevos que se rosa a cargo de los poderes públicos, por el
calcaron desde su comienzo del modelo; aun- acierto planificador de una Dirección (que contó
que, eso sí, suprimiendo cuidadosamente la con esta Disciplina cuando podría perfectamen-
dedicación exclusiva, los enfermos privados, la te, en aquel 64, no haberlo hecho) y por la reso-
libre designación (renacida luego circunstancial- nancia que sólo la Seguridad Social podía dar;
mente), la contratación temporal, las Juntas pero algún crédito, por modesto que sea, pudie-
Facultativas, la supremacía de la Dirección ron tener las gentes que trabajaron en ello; y en
médica y por supuesto las grandes Sesiones algún sitio lo debían haber aprendido; quizá
conjuntas y el diálogo entre todas las partes; los incluso tuvieran intención deliberada de hacerlo,
burócratas infiltraron y domesticaron la, para sin valorar en exceso los sacrificios. Para quien
ellos, asilvestrada reforma sin que la mayor par- esto escribe, silenciarlo, conociéndolo de prime-
te de los observadores, internos o externos, per- ra mano, sería más pereza o cobardía que legíti-
cibieran la diferencia entre el modelo original y lo ma humildad y no iría, en cualquier caso, en
que luego quedó; aunque con el diálogo perdido beneficio de la verdad. Hubo un aporte substan-
se fuese, en gran medida, la esencia íntima del cial que procedía de Estados Unidos (en concre-
hospital moderno. Pero ¿quién podría notar lo to de la Universidad del Estado de Nueva York y
perdido contemplando la abismal diferencia del Kings County Hospital, en Brooklyn, donde el
entre lo que había al principio y lo que resultó al autor se formó y fue docente); pero Félix Contre-
final? ras desde San Carlos como Adjunto, Marigel
Reig desde el Laboratorio de José Gómez como
Técnico, Joaquín González del Castillo desde la
Lo que fue CPH en relación con la Patología Clínica Universitaria de Pamplona como Resi-
dente y más tarde Pepita Menéndez desde
No hay duda de que hasta los años 60 (y por Basurto en substitución de Contreras, completa-
supuesto después), en Madrid y fuera de Madrid, ron el puñado de influencias con que se gestó la
hubo muchas aventuras personales, no sólo reforma. Después el nivel se sostuvo y aún mejo-
meritorias sino quizá heroicas, en el campo de la ró por la aportación de numerosos médicos, téc-
Patología, de las que es bueno dejar constancia nicos y secretarias que volcaron allí su entusias-
en obras como la mencionada del Dr. Escalona; mo, su entrega y el amor por el trabajo bien
carreras distinguidísimas, resultados brillantes hecho. Nombrarlos a todos exigiría demasiado
en investigación, cátedras bien dirigidas, magní- espacio.
ficas monografías, estupendos libros de texto, No había precedentes de Patología morfoló-
complejos proyectos de todo tipo y triunfos reso- gica en el Seguro de Enfermedad. Y el «sanato-
nantes en Academias, Colegios, Sociedades, rio» a medio hacer en que se fundó Puerta de
Congresos, Cursos y simposios que constituyen Hierro tenía prevista, tan sólo, una sala de quin-
el rico tejido sobre el que asienta mucho de la ce metros cuadrados con armarios, poyatas, un
Patología actual y que no es de este sitio tratar; microscopio Dialux de Leitz, un microtomo por
en CPH lo único que ocurrió fue un cambio que congelación y un Minot de la misma marca y dos
se estaba necesitando, un enfoque distinto, ade- estufas de parafina. Y absolutamente nada más;
cuado a los tiempos; y, por supuesto no nació de ni tan siquiera agujas de histología; ni una
la nada ni tuvo lugar en el desierto; pero en algún máquina de escribir. Las circunstancias llevaron
lugar hubo de darse el primer paso; y sucedió a que en aquel modesto lugar, parte de lo que el
que allí, súbitamente y para bien, por coinciden- Seguro soñaba, al parecer, como su más alto
cia de circunstancias favorables, cambiaron los Centro de investigación, no se hicieran grandes
modos con que esta gran rama de la medicina trabajos científicos, pero se dieran sin embargo
había de servir al hospital en la segunda mitad los primeros pasos hacia la implantación de una
del siglo XX. Aunque no se alcanzaron todas las AP hospitalaria acorde con los tiempos, germen
metas deseables. de lo que llegaría a ser la moderna Patología de

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la Seguridad Social y, por la resonancia de esta 9. Fundar la Revista Española de Patología


Institución, un modo nuevo de hacerla en el con- en 1967.
junto de la Sanidad española. Además se participó de forma decisiva en:
La contribución de Puerta de Hierro a la 1. La fundación de la Mesa de Hospitales del
Patología española puede sintetizarse en lo Colegio de Médicos de Madrid.
siguiente: 2. La redacción de la Ley de Autopsias (12,
1. Inaugurar su presencia en la vida hospita- 13,14).
laria del SOE (luego Seguridad Social). Organi- 3. La instauración de la enseñanza Universi-
zar, protocolizar, actualizar e integrar la disciplina taria de la Patología en la UAM; y más tarde su
en la vida hospitalaria y reclamar todo lo extirpa- reforma proponiendo la docencia en dos etapas
do en cualquier quirófano, difícil entonces de sal- bien diferenciadas: a) como base de todo el cono-
var del cubo, transfiriendo de los cirujanos a los cimiento médico y b) como instrumento diagnós-
patólogos el estudio de las piezas. tico de trascendencia incomparable (15).
2. Abrir con ello el espacio, hasta entonces 4. El diseño de la docencia pre- y postgra-
inexistente en España, de una gran disciplina, duada en foros nacionales e internacionales
cuya ausencia era incompatible con el Hospital (16,17,18,19,20).
moderno. Sentar el principio de que AP es la También se propuso, sin éxito, la creación de
conciencia del Hospital y debe intervenir cons- un Instituto Nacional de Patología (11) y la Cáte-
tantemente en la vida intelectual y académica del dra Cajal de Ciencias Médicas en San Carlos (22).
Centro (2). Podría y debería haberse hecho mucho más
3. Modernizar la Metodología (basada hasta y haberse hecho mucho mejor; pero en su
entonces en la congelación) adecuándola a su modestia estas son las credenciales que, com-
nuevo papel; y difundirla en una Ponencia Nacio- pensando quizá otras deficiencias, pueden mos-
nal (3,4) haciendo, por primera vez en el país, trar quienes se formaron allí, en testimonio de
rutina de la inclusión en parafina de todos los que no salieron de la nada.
casos (5).
4. Crear por primera vez Archivos permanen-
tes de tejidos, bloques de parafina refrigerados, Consideraciones finales
preparaciones histológicas, fotografías e infor-
mes encuadernados (unidos a sus respectivas Mucho de lo que bebió CPH de otras institu-
hojas de petición) de todos los casos, junto a ciones (fundamentalmente norteamericanas en
ficheros cruzados por apellidos, órganos y diag- lo que respecta a la Patología) trascendió a los
nósticos desde la primera biopsia. demás hospitales de España a lo largo de las
5. Potenciar el estudio macroscópico y su décadas siguientes. Gracias a este hecho y al
fotografía, que, por la dedicación de los Resi- enorme esfuerzo de todos los médicos españo-
dentes y el saber del fotógrafo, Sr. Rabadán, les que representa, la medicina del país no vol-
alcanzó calidades excepcionales. verá jamás al nivel de subdesarrollo del 64; pero,
6. Fundar y presidir el primer comité de tumo- por desgracia, algunas situaciones deseables
res y las primeras revisiones semanales con los que entonces, y por breve tiempo, se implanta-
cirujanos de las piezas extirpadas (embrión de la ron en CPH no son parte de nuestro acervo
Comisión de Tejidos). actual. El admirable sentimiento de participación
7. Convocar individualmente a todos los y el anhelo de excelencia colectivo, se dejó morir
médicos del Hospital después de cada autopsia y fue substituido por distantes Gerencias que
y exponer públicamente los hallazgos en con- usan a los profesionales como simples técnicos
frontación con los datos clínicos. Después esta- cualificados, sin capacidad alguna no ya para
blecer como rutina semanal la Sesión Clínico- influir los destinos de la Institución sino tan
Patológica cerrada (6,7). siquiera para opinar con un mínimo de trascen-
8. Diseñar el Sistema Residencial de la disci- dencia. Hubo de desaparecer la dedicación
plina (8,9,10,11). exclusiva pero no sólo porque se suprimieran los

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«privados» en el hospital sino porque ¿quién anatomopatológicos no fueron nunca un criterio


quiere dedicar toda su vida a un lugar donde su para la evaluación de los clínicos y sus posibles
opinión no vale nada? ascensos.
La Anatomía Patológica, que ayudó a trasfor- La disciplina, sin dejar de ser muy conside-
mar el Hospital, haciendo que Puerta de Hierro rada (en Puerta de Hierro nunca hubo mas que
se apoyase en ella desde el principio y en gene- tres Departamentos, Medicina, Cirugía y Anato-
ral adoptase desde su mismo origen los estilos mía Patológica) no llegó nunca a desarrollar
americanos, insospechados hasta entonces plenamente su función en lo concerniente al
aquí, tuvo a su pesar una responsabilidad inex- control de la calidad asistencial; y en cuanto a
cusable en la decadencia del modelo, porque no la docencia solo temporalmente rotaron por ella
supo dominar suficientemente la situación y todos los MIR de la Clínica, aunque de aquel
asentarse en el puesto preeminente que le fecundo período salieron insospechadas voca-
corresponde en la vida hospitalaria; conquistó, ciones de colegas que hoy pesan muy positiva-
justo es decirlo, mucho del terreno en que poco mente en la Patología española. Pero la rota-
antes ni siquiera existía (autopsias, intraoperato- ción habitual por ella de cirujanos, internistas,
rias, sesiones ordinarias, CPCs, comités de cali- ginecólogos y radiólogos, habitual en USA, fue
dad), pero se le escaparon cotas de poder y res- aquí sólo temporal y esporádica. Desprovista
ponsabilidad más sutiles que, de haber sido del apoyo que en el difícil período de su funda-
alcanzadas, hubieran hecho imposible el retroce- ción hubiera precisado de la Dirección, la Pato-
so de los hospitales y la decepción actual de logía de Puerta de Hierro no supo hacerse un
quienes los sirven. sitio relevante en la modesta investigación de la
Para empezar fracasó en cuanto a cambiar Clínica y jugó a menudo un papel secundario
oficialmente su nombre por el de Patología (23); con mucha más participación que reconoci-
denominar así la Revista creada para la disci- miento. En varias ocasiones se pretendió inclu-
plina, fue el límite al que se la permitió llegar, y so que su cuidada iconografía, expresada en
no sin un considerable batallar administrativo; decenas de miles de diapositivas, pasara a ser
ni dentro ni fuera, no ya del hospital sino de la un bien mostrenco a disposición inmediata de
propia Sociedad Española de Anatomía Patoló- cualquiera, en cualquier Servicio, que quisiera
gica, hubo jamás la mentalización suficiente. aprovecharse de ellas. Y ya en el colmo de la
Las Sesiones Clínico-Patológicas ortodoxas, falta de respeto la Dirección, en ausencia de
con su carga de verdad incuestionable, fueron Segovia, que era a la sazón Secretario de Esta-
desde su origen una batalla perdida en cuanto do, amenazó con expedientar al Jefe del Depar-
a convertirse en el gran acto institucional que tamento cuando éste respaldó que sus médicos
son en América y sólo acabaron desarrollándo- no hicieran funciones de mozo de autopsias.
se al pleno en CPH en el anfiteatro de autop- Fue claro entonces que Camelot había llegado
sias; los jefes de Clínicas, que tanto podían a su fin y quedaba el espacio justo para salvar
enseñar y que se entusiasmaron con ellas al algunos muebles.
principio, tendieron a abandonarlas en manos Estas cosas y otras peores que sucedieron,
de los más jóvenes y luego dejaron con fre- allí y en otras partes, no habrían podido ocurrir si
cuencia de asistir salvo para revisar sus casos; la Patología hubiese sido debidamente valorada.
el Hospital «contraprogramó» en su horario Tampoco si el conjunto de los médicos hubiesen
actos de todo tipo; los grandes responsables seguido uniendo fuertemente su vida a la del
del Centro no asistieron casi nunca y por tanto Hospital, si hubiera madurado una Junta Facul-
ignoraron quien hacía bien las cosas y quién tativa eficaz y poderosa, si la gente hubiera sen-
no. Los comités de tejidos y de tumores, muy tido en sus manos su propio destino; si por lo
activos en los 60, fueron perdiendo su peso al menos hubiera existido un sistema natural de
no ser suficientemente respaldados por la comunicación. Pero poco a poco el núcleo vital
Dirección. El número de autopsias y la compa- de muchos médicos se había desplazado desde
ración entre diagnósticos previos y diagnósticos el hospital a sus consultas privadas de la calle; y

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2004; Vol. 37, n.º 2 La Clínica Puerta de Hierro en la Medicina y en la Patología españolas

a lo largo de los 80 desapareció el diálogo habi- ella de circunstancias muy afortunadas, entre las
tual, disminuyeron hasta desaparecer muchas que cuenta la introducción de la Patología en la
sesiones, se extinguió la Junta Facultativa, Seguridad Social; y que, habiendo llegado a un
muchos nombramientos quedaron al arbitrio de nivel muy satisfactorio, la pérdida del diálogo y
las Gerencias y las múltiples direcciones y sub- del respeto debido a los profesionales, si no frus-
direcciones creadas, en lugar de facilitar el tra- traron por completo los avances alcanzados, lle-
bajo, fueron simples barreras entre quien gober- varon a serios retrocesos. Cuando se recree
naba cada centro y cualquiera que tuviese algo este centro en las cercanías de Madrid, si llega a
que decir. La mayor parte de estos males provi- hacerse, mucho más importante que su nombre,
no de decisiones gubernamentales, pero los sólo topográfico, sería reconstruir las circunstan-
médicos de hospital, por unas u otras razones, cias en que la medicina hospitalaria española
aceptaron lo injusto sin oponer la debida resis- alcanzó cimas que no se han superado. Y que
tencia. deben volver y generalizarse.
Mucho de lo que justificó el entusiasmo inicial,
la entrega sin límites, el impulso creador y el
BIBLIOGRAFÍA
desarraigo de praderas más verdes ha sido
abandonado; pero en lugar de llorarlo, quienes 1. Escalona Zapata, J. Historia de la Anatomía
toman ya el relevo en los puestos deben aceptar Patológica madrileña. MacLine. Madrid, 2003.
también la carga de responsabilidad que les 2. Anaya A. La anatomía patológica en el hospital.
corresponde en la configuración de un futuro Mundo Hospital 1968; 2: 6-8.
Hospital, al que merezca la pena entregarse en 3. Anaya A. Introducción a la Metodología Anato-
alma y vida, porque, desgraciadamente, la gene- mopatológica en el hospital. Patología 1969; 02:
ración que inició el cambio no supo completar 80-98.
ese trabajo; un Hospital en el que la Patología 4. Anaya A. Algunos documentos convenientes en
un Departamento de Anatomía Patológica. Pato-
sea no solo un inigualable instrumento diagnósti-
logía 1969; 02: 99-112.
co sino también, y sobre todo, el alma misma del 5. Reig MA, Martín M, Martín MC. La inclusión en
hacer médico, por sus capacidades múltiples de parafina. Patología 1968; 01: 80-8.
autocrítica, de estudio, de docencia continuada, 6. Anaya A. La sesión clínico-patológica cerrada
de investigación y de encuentro permanente (C.P.C.). Requisitos y trascendencia. Patología
entre todos los médicos. La SEAP debería, en mi 1981; 14: 11-3.
opinión, afrontar el reto y hacer un sitio en sus 7. Anaya A. CPC, la sesión Clínico-Patológica. Un
Congresos para tratar estos temas. índice fácilmente valorable de la vida hospitalaria
Hace cuarenta años, en un clima muy poco y el arraigo en ella de la Patología. Rev Esp Patol
2002; 35: 243-6.
propicio, pudo saltarse en poco tiempo del
8. Anaya, A. Editorial: Residentes, Patología 1968;
modelo de Hospital antiguo y mortecino al pujan-
2: 167.
te del siglo XX, arrumbando de paso «sanato- 9. Anaya A. La formación médica en el hospital.
rios» y «residencias», soluciones aberrantes Rev Col de Med Madrid 1966; 82: 31-2.
pero sólidamente establecidas (y apoyadas en 10. Anaya A. Formación de Patólogos. Un ensayo de
fuertes intereses políticos y económicos). Aun- programa. Med Prosgrd 1979; 1: 597-600.
que quedaron muchos flecos sueltos y hubo 11. Anaya A. Proyecto de un Instituto Nacional de
algunas vueltas atrás, el resultado fue claramen- Anatomía Patológica. Patología 1971; 04: 207-10.
te positivo; y no hay razón para creer que hoy, en 12. Anaya A. La ley de autopsias y trasplantes. Un
una sociedad moderna y con profesionales exce- comentario urgente. El Pais (Tribuna Libre) 31
Jul: 1-, 1979.
lentemente formados, alcanzar un Hospital pare-
13. Anaya A. La autopsia y el hospital, dos destinos
jo al desarrollo del país, bueno para médicos y
inevitablemente unidos. Patología 1981; 14: 91-7.
pacientes, sea un objetivo inalcanzable. 14. Anaya A. Autopsias. Patología 1983; 16: 123.
En el largo camino hacia esa meta habrá de 15. Anaya A. Patología Fundamental y Patología
recordarse que la Clínica Puerta de Hierro jugó Diagnóstica. Una respuesta al reto de la ense-
un papel trascendente, por la coincidencia en ñanza integrada. Rev Esp Patol 2000; 33: 9-16.

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Anaya A REV ESP PATOL

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de la Educación médica. Universidad Autónoma General Conclusions. Path Res Pract 1981; 172:
de Madrid, 1971. 221-9.
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Basic Ideas for the Teaching Pathology. Introduc- in Spain. European Pathology 1984; 1: 9-.
tion to the Round Table on this Subbject. Pathol 21. Albarracín Teulón, Agustín. Cátedra Ramón y
Res Pract 1979; 165: 52-9. Cajal de Ciencias Médicas. En Historia del Cole-
18. Anaya A. Pathology for Clinicians. An approach gio de Médicos de Madrid, pag. 564. ICOMEM,
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and quality control. Congress Book. XIII Interna- 22. Anaya, A. Editorial: Un nombre para la especiali-
tional Congress of Pathology, 310, 1980. Paris. dad, Patología 1968; 2: 165-6.

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