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TEORÍA DEL FRUTO DEL ÁRBOL ENVENENADO

Doctrina

La doctrina del fruto del árbol envenenado hace referencia a una metáfora legal
empleada en algunos países, relacionado con la valoración de la prueba en
un proceso penal, que consiste en desestimar cualquier medio probatorio obtenido
por vías ilegítimas. La lógica de la frase es que si la fuente de la prueba (el árbol)
se corrompe, entonces cualquier cosa que se gana de él (el fruto) también lo está,
es decir, si a través de medios ilegales se obtiene una prueba y, a su vez, ésta
conduce a obtener otras, todas ellas resultan contaminadas por la ilegalidad de la
primera.

La doctrina del fruto del árbol envenenado es una norma probatoria que, junto con
la norma de exclusión, es lo que da lugar a la cuarta enmienda de la Constitución.
Antes de 1914, en los Estados Unidos era muy común que las fuerzas del orden
público cometieran allanamientos sin una orden y registros sospechosos, los
cuales eran perjudiciales para aquellas personas acusadas de cargos penales a
raíz de las pruebas obtenidas luego del registro.

Un ejemplo podría ser la obtención de una prueba sin respetar el control de


legalidad originando que se convierta en ilegítima, y por tanto, ello significaría su
radical nulidad, conllevando que todas aquellas otras pruebas directamente
relacionadas y derivadas en el procedimiento seguido sean también nulas de
pleno derecho.

Otro ejemplo seria, si un oficial de policía realiza una allanamiento sin atenerse a
la normativa legal que regula los allanamientos y obtuviera la llave de un armario
de estación de tren que lo conduce a un crimen de homicidio; en ese caso la
prueba obtenida de manera ilegal (llave del armario) no podría agregarse al
proceso ni tenerse en cuenta para la decisión del Tribunal respecto de
su culpabilidad o inocencia.
Historia

La norma de exclusión fue la precursora de la doctrina del fruto del árbol


envenenado. Esta metáfora legal considera que las pruebas contaminadas (la
fruta) obtenidas por medio de allanamientos ilegales u otras conductas
inadecuadas de la policía (el árbol envenenado) son inadmisibles para ser
presentadas ante un tribunal.

La doctrina del fruto del árbol envenenado es una derivación de la doctrina de


las reglas de exclusión que consiste en desestimar cualquier medio probatorio
obtenido por vías ilegítimas. La razón de ser de dicha doctrina consiste en
administrar de la mejor manera posible el sistema de justicia, ya que de hacer
lugar a dichas pruebas y fundar en ellas una decisión judicial se "compromete la
buena administración de justicia al pretender constituirla en beneficiaria del hecho
ilícito". La doctrina de las reglas de exclusión comenzó a aplicarse en Estados
Unidos a partir del caso Weeks c/E.E. U.U. del año 1914, siendo receptado en
nuestro país por primera vez en el caso Charles Hermanos, en el cual por medio
de un allanamiento sin orden judicial se incautaron documentos que luego se
pretendieron utilizar contra los imputados.

A partir de la doctrina de las reglas de exclusión surge lo que se conoce como la


doctrina del árbol envenenado o fruto del árbol venenoso, la cual también tiene
sus orígenes en Estados Unidos a partir del caso Silverthorne Lumber Company c/
EE. UU. del año 1920, donde los agentes del gobierno ingresaron mediante
allanamiento sin orden judicial a las oficinas de Silverthorne quien fue detenido por
los libros contables hallados. La Corte norteamericana declaró ilegales todas las
pruebas obtenidas en dicho allanamiento dando origen a la doctrina del fruto del
árbol envenenado.
Alcance

La doctrina del fruto del árbol envenenado no se refiere únicamente a


las pruebas obtenidas de manera ilícita sino que extiende sus efectos a cualquier
prueba que directa o indirectamente y por cualquier nexo esté viciada, es decir,
arrastra sus efectos a todas aquellas pruebas relacionadas y derivadas. Es decir,
mientras que las reglas de exclusión desestiman cualquier medio probatorio
obtenido por vías ilegítimas, con la doctrina del fruto del árbol envenenado se
extienden sus efectos a todos aquellos medios que por alguna razón o nexo estén
relacionados de manera directa o indirecta con la primer prueba viciada.

Esta norma también se aplica en aquellos casos en los cuales un sospechoso


solicita la presencia de un abogado durante un interrogatorio policial y la policía
continúa en interrogatorio ignorando el pedido del sospechoso. Unas horas más
tarde, bajo coacción y agotado del interrogatorio, el sospechoso termina
confesando que robó un banco. Esta confesión está ahora contaminada debido a
que la policía continuó con el interrogatorio luego de que el sospechoso solicitara
la presencia de un abogado. Sin embargo, como para la mayoría de las normas,
existen excepciones a esta exclusión

Naturaleza jurídica de la prueba prohibida

Cuando hablamos de la Naturaleza Jurídica de la Prueba Prohibida y Regla de


Exclusión, se refiere al Origen y esencia que identifica ambas Instituciones
Jurídicas con las Ciencias Jurídicas, además sus características que las
distinguen de cualquier otra Institución.

En primer lugar al referimos a la Prueba Prohibida, vamos a entender que ésta


constituye una información con la cual podemos acreditar hechos, con la salvedad
que dicha información carece de validez, por haber sido obtenida o incorporada al
Proceso Penal violentando garantías constitucionales, al respecto sabemos que la
Prueba dentro de sus requisitos legales exige que debe ser Objetiva y Legal, lo
primero porque dicha información debe provenir del mundo externo al proceso y
no ser un mero fruto del conocimiento privado del juez; su trayectoria debe
cumplirse como tal, la cual debe ser controlada por las partes; lo segundo referido
a la Legalidad porque los Medios o Elementos de Prueba deben de estar previstos
en la Ley como presupuesto indispensable para su posterior utilización, en ayuda
al conocimiento válido del Juez y de esa forma su posible ilegalidad puede
originarse en dos motivos: Por su irregular Obtención o por su Irregular
incorporación al Proceso penal, entendiéndose que todo el producto obtenido
mediante esos procedimientos es totalmente ilícito, por contradecir los parámetros
legales establecidos para la tutela de los Derechos y Garantías de la persona, ya
que la Prueba Prohibida tiene su origen en la Garantía de la Dignidad Humana la
cual determina el merecimiento en el trato que a cada persona debe otorgársele y
sobre la cual se cobijan todo el conjunto de derechos y garantías de protección de
los derechos fundamentales, los cuales se ven vulnerados con la introducción de
Prueba Prohibida en el Proceso Penal, mediante prácticas ilegales y arbitradas por
parte de los funcionarios encargados de la persecución del delito (fiscales y
policías) y de la aplicación de la ley (jueces, magistrados); de lo que se concluye
que aún y cuando dentro de la investigación del delito se deba cumplir con los
fines del proceso penal, como lo es la averiguación de la verdad material, existen
límites a la Facultad Punitiva del Estado referidas a la primacía del ser humano
sobre cualquier interés social, esto como consecuencia de la Orientación
Humanista de la que goza nuestra Constitución.

Con respecto a la Regla de Exclusión, como ya habíamos mencionado en el


primer Capítulo, ésta constituye la consecuencia jurídica inmediata, ante la
existencia de Prueba Prohibida en el proceso penal; la cual mediante la
Investigación que realizamos comprobamos el bajo nivel que se tiene en el
tratamiento y debida aplicación de ésta Institución en la práctica judicial diaria de
nuestro Sistema Penal.
La llamada Regla de Exclusión, goza de trascendencia en el marco del debido
respeto al conjunto de derechos y garantías constitucionales de la persona,
cobijados bajo la garantía de la Dignidad Humana, en el sentido de que los límites
impuestos por la Constitución y la Legislación Secundaria (Código Penal y
Procesal Penal, Tratados Internacionales ratificados por nuestro país) para la
averiguación de la verdad, no tendrían ningún sentido si la violación de dichos
límites no tenga por consecuencia la inadmisibilidad o expulsión procesal de la
Prueba ilícita, ya sea porque fue obtenida o incorporada al proceso violentando
garantías o derechos fundamentales, tutelados por mecanismos internos o
externos de protección ante la Prueba Prohibida.

En consecuencia frente a la satisfacción del interés social, que exige la aplicación


de la ley penal, y el resguardo de los derechos fundamentales que se ven
afectados o limitados durante la Investigación de un delito, el desarrollo de la
Doctrina, la Jurisprudencia y la misma Legislación, se han ido inclinando por
imponer límites infranqueables a la averiguación de la verdad (15), ya que se
sostiene que todo Ordenamiento Jurídico de la concepción del Estado
Democrático de Derecho establece toda una serie de hechos o circunstancias que
no pueden ser objeto de averiguación por los órganos de Investigación del delito y
que si aún contra dicha prohibición son incorporados en un proceso judicial, no
pueden ser valorados por los jueces. En la actualidad han sido grandes los frutos
de los que se consta hoy en día, en relación a la regulación de la Prueba
Prohibida, ya que se ha dado un desarrollo normativo de tutela de los derechos
fundamentales de la persona humana, no solamente en la Constitución ni en la
Legislación Secundaría, sino también gradualmente se ha ido incorporando en la
Constitución o en las Leyes, la inadmisibilidad expresa de las Pruebas lícitas,
afirmando también con ello la Connotación Jurídica de La Regla de Exclusión, que
juntamente con la Prueba Prohibida son reguladas y sancionadas en la
Legislación Constitucional y Secundaria de nuestro país, y en ese sentido ambas
Instituciones Jurídicas se relacionan con las Ciencias Jurídicas al estar
expresamente reguladas y sancionadas por nuestra legislación.
La Dignidad Humana Como Unirte a la Facultad Punitiva del Estado.

La Garantía de la Dignidad Humana, que goza de imperativo constitucional


además de encontrarse regulada en los demás Instrumentos Jurídicos Nacionales
e Internacionales, viene a constituir el punto de partida de todas las facultades que
se dirigen al reconocimiento y afirmación de la dimensión moral de la persona y
funciona como límite a la Facultad Punitiva del Estado. Para la Dignidad Humana
es el fundamento ideológico no solo de los derechos de Libertad Civil dentro de un
Estado de Derecho o de los derechos de participación dentro de un Estado
Democrático, sino también de las iniciativas de intervención pública para la
corrección de los desequilibrios implícitos en el Sistema Social, a los que se alude
cuando se habla de un Estado Social, de lo que podemos concluir que la Dignidad
Humana se convierte en el origen de los derechos fundamentales de las personas,
por lo que toda actividad del Estado debe realizarse sin violentar. principios y
derechos otorgados por la Constitución y tutelados por el mismo, que se encuentra
obligado a cumplir, ya que El Estado no puede usar la persona humana como
medio o instrumento para realizar su actividad.

En sus orígenes la Dignidad Humana ha sido considerado como un valor espiritual


y moral inherente a la persona que se manifiesta singularmente en la
autodeterminación Consciente y responsable de la propia vida y que lleva la
pretensión el respeto por parte de los demás, de lo que podemos concluir que la
garantía de la Dignidad Humana, regulado y sancionado en los artículos anteriores
en sí el limite fundamental frente el Poder Punitivo del Estado, de ahí que se
concluya que toda sanción penal que se aplique no puede afectar al individuo en
la esencia misma de su persona, ni en sus derechos, ni puede cercenarlos de tal
modo que ello implique una limitación externa de sus capacidades de desarrollo
personal, ya que con dichas prácticas se anularía toda la estructura garantista en
tutela de la Dignidad Humana.
El lus Puniendi se ve limitado frente a los Derechos y Garantías de la persona, que
se cobijan bajo el paradigma de la Dignidad Humana, la cual goza de imperativo
constitucional, que en nuestra realidad jurídica se hace caso omiso, ya que como
afirma Binder, Quien quiere combatir un ilícito no puede cometer ilícitos con esa
finalidad, que viene a significar concretamente que no se puede cometer excesos
amparados en dicha facultad; el respeto por la persona, los derechos a la vida y a
la libertad personal, el nexo de unión entre legalidad y libertad, son valores
madurados principalmente en el Derecho penal, mediante el Iluminismo.

Podemos afirmar entonces que el fundamento normativo de la Prueba Prohibida,


es la Constitución de la República, a la vez que por estar proscrita en la ley, es de
imperativo cumplimiento y aún y cuando se tenga doctrina constitucional que de
vigencia al conjunto de derechos y garantías, ésta no se ha materializado en los
Tribunales Inferiores de nuestro país.

Limitación de Derechos y Garantías Constitucionales

Los derechos y garantías constitucionales como conjunto de derechos y facultades


de la persona previstos no solamente en la Constitución sino también en la
Legislación Secundaria, los cuales permiten el libre respeto de los derechos
humanos dentro del Proceso Penal.

No obstante si bien es cierto que los derechos fundamentales son barreras al


Poder Punitivo del Estado, ello no implica que sean de carácter absoluto, como se
ha dicho, de tal forma que para lograr la eficacia del proceso penal en cuyo caso
de ser satisfactoria la sentencia a la pretensión punitiva operará mediante la
imposición de una pena, una privación o restricción de libertad, etc.

La Constitución otorga el monopolio de la Persecución del Delito a la Fiscalía


General de la República, y únicamente se puede autorizar las restricciones y
limitaciones a los derechos fundamentales, respetando las garantías
constitucionales; Exceptuándose únicamente aquellas actuaciones que por la
necesidad y urgencia del legislador ha creído razonable encomendársela al
órgano que realiza la Investigación.

Nuestra Constitución de corte garantista e inspirada en el respeto de los derechos


humanos de todos los individuos, desarrolla en su título II "Los Derechos y
Garantías Fundamentales de la Persona". Capítulo I Derechos Individuales y su
Régimen de Excepción Sección Primera “Derechos Individuales", todo el cúmulo
de derechos y garantías procesales que limitan al Estado en el ejercicio de su
Facultad Punitiva, frente a los intereses de las personas, principalmente
estableciendo un conjunto de garantías, al respecto Binder en su obra "Las
Garantías del Debido Proceso" hace una clasificación de estas garantías, teniendo
en primer lugar, las que impiden la Manipulación Arbitraria del Proceso Penal, que
constituyen mecanismos de protección de la persona; propias de un Estado de
Derecho, así en nuestro caso en particular nos interesan de forma particular las
limitantes impuestas a la Actividad relacionada con la recolección de Información,
que es donde se genera violación a los diferentes derechos y garantías de
imperativo constitucional, establecidas ante las posibles arbitrariedades que
pueden suceder dentro del proceso penal.

Nuestra Legislación Secundaria se deriva en un Proceso Penal con referente


Constitucional, puesto que de ella emanan todo ese conjunto de garantías sobre
las cuales se sientan las bases para un debido proceso penal, entendemos que
éstas garantías funcionan en todos los ámbitos de Derecho, pero retoman mayor
protagonismo y énfasis en el Area Penal, y de ésta manera encontramos que
siguiendo la clasificación hecha por Binder en su obra Garantías del Debido
Proceso", se manejan tres grupos de Garantías que de una forma breve
desarrollaremos:
Garantías Básicas: las cuales constituyen el fundamento de toda la estructura del
proceso penal, las conforman: El Juicio Previo y la Presunción de Inocencia .

Garantías que impiden la Manipulación Arbitraria del Proceso: encaminadas a que


el proceso no quede librado al arbitrio de las diferentes partes que intervienen en
el mismo y una de sus funciones primordiales es hacer posible la vigencia de las
Garantías Básicas, dentro de las que podemos mencionar

Garantías que limitan la Facultad del Estado para recolectar Información: éste
cúmulo de garantías son las que lo limitan a éste, representado por los órganos
encargados de la persecución del delito Fiscalía General de La República quien
dirige funcionalmente a la Policía Nacional Civil puesto que fijan los parámetros a
seguir en su actuación, garantías que deben tener vigencia en todas las etapas del
proceso penal (Investigación, Instrucción, Intermedia, juicio, Ejecución), en
defensa primordialmente de la Dignidad Humana, puesto que la práctica ha
demostrado la vulnerabilidad de éstas dentro de cualquier proceso, ya que en un
Estado de Derecho, la búsqueda de la verdad es un objetivo sometido a muchas
limitaciones, dentro del mismo no se puede reconstruir perfectamente la verdad
material, aún y cuando ésta sea un objetivo legítimo del proceso penal, el
resultado más importante y directo de éstas limitaciones que restringen el acceso
a la información, es el impedimento y formalización de los canales de acceso de la
misma al proceso. Existen aspectos, temas, o ciertos métodos por ejemplo que
son absolutamente prohibidos, así pues la tortura, las amenazas se encuentran
totalmente vedadas; lo mismo sucede con algunas investigaciones las cuales
requieren condiciones muy precisas (caso de delitos relativos a las drogas), ya
que aún es estos casos se puede afirmar que de ninguna manera puede ingresar
información al proceso penal sino es a través de ciertos y determinados canales
pre-establecidos, lo que representa el principio de « Legalidad de la Prueba(Art. 15
CPP) que viene a significar que no puede ingresar al proceso información
proveniente de medios ilícitos de obtención o incorporación al proceso, corno por
ejemplo: testimonios anónimos, conocimiento privado del juez, confesiones
mediante tortura, entre muchas otros.
Podemos decir que en el proceso penal, la práctica de la recolección de
información en forma indiscriminada se encuentra negada, aún y cuando el motivo
sea llegar al conocimiento de la verdad material, no se puede encontrar a
cualquier costo, se tiene que llegar a ella en el ámbito del respeto a la dignidad
humana.

Podemos entonces afirmar que aún y cuando la Legislación Constitucional así


como la secundaria y a nivel Internacional establezcan los límites de actuación y
determine los parámetros a seguir en el curso de la investigación que se da dentro
del proceso penal, éstas prácticas son vigentes en nuestra realidad jurídica, aún y
cuando también nuestro Código Procesal Penal conste de remedios procesales
(los cuales serán desarrollados ampliamente en el presente trabajo) vale la pena
mencionar que uno de ellos y quizás la más trascendental es la llamada Regla de
Exclusión, que viene a constituir la consecuencia jurídica inmediata al adolecer un
proceso de la existencia de Prueba Prohibida de la cual hemos hablado de forma
breve en el Capítulo I, se cuenta además con un conjunto de Mecanismos de
Control externos como lo son: la Jurisdicción Constitucional: Hábeas Corpus,
Amparo los cuales persiguen tutelar derechos y garantías constitucionales que se
ven violentados al ser introducida Prueba Prohibida al Proceso Penal (derecho a la
libertad, al honor, intimidad, integridad física y moral, seguridad jurídica,
inviolabilidad de la morada, etc.).

Para un mejor análisis de lo que distingue a la Prueba Prohibida y Regla de


Exclusión, se tomará un enfoque procesal, primeramente referido a:

1) La Obtención de Prueba: que se realiza dentro de la Investigación.

2) La Utilización o empleo de la misma en la actividad probatoria ya sea


relacionada con la incorporación del proceso, como el hecho también de valorarla
Excepciones
Como en todo ámbito del derecho existen reglas y excepciones a dichas reglas,
como si se trata de un juego de ajedrez en el que se intenta prever todo lo que va
a acontecer y de esa manera anticiparse a las posibles jugadas de nuestro
oponente, teniendo una respuesta para cada caso en concreto. En el ámbito
jurídico, en realidad, el legislador trata de abarcar la mayor cantidad de situaciones
posibles, siendo receptado por los jueces a través de técnicas de interpretación
dinámicas para adecuar a los tiempos que corren la situación jurídica definida en
la norma.

Como se dijo, el principio que deriva de la doctrina del fruto del árbol envenenado
tiende a eliminar toda prueba obtenida de manera ilícita, arrastrando sus efectos a
todas aquellas otras pruebas que de alguna manera estén conectadas con la
primera. Sin embargo, existen cuatro exenciones principales:

Se encontraron las pruebas, al menos en parte, como resultado de otra fuente


independiente, no contaminada.

A pesar de provenir de una fuente contaminada, las pruebas se hubiesen


descubierto de todos modos.

Existe la atenuación entre una actividad ilegal y su descubrimiento por parte de las
fuerzas del orden público.

Si bien la orden de registro (o la falta de ella) no fue intrínsecamente válida, fue


realizada por agentes de policía actuando de buena fe.

Como se puede ver, las normas de aceptabilidad de pruebas en casos penales


son complejas y están sujetas a matices e interpretaciones. Los fiscales
argumentarán en el tribunal que las pruebas deben ser sometidas a juicio, que no
están contaminadas y que fueron obtenidas de manera legal.

Que para el Derecho Procesal Penal Guatemalteco el artículo 181 del CPP que
establece respecto la Objetividad de la Prueba al regular de forma taxativa: "la
averiguación de la verdad mediante los medios de prueba permitidos..."se debe
inferir que debe existir una legalidad para que sean permitidos los medios de
prueba, luego el 182 del mismo cuerpo legal en su parte conducente "...se podrán
probar todos los hechos y circunstancias de interés para la correcta solución del
caso por cualquier medio de prueba permitido." y luego el artículo 183 de la misma
norma citada también tiene una prohibición hacia ésa prueba ilegal: "...Los
tribunales podrán limitar los medios de prueba ofrecidos para demostrar un hecho
o una circunstancia, cuando resulten manifiestamente abundantes. Son
inadmisibles, en especial, los elementos de prueba obtenidos por un medio
prohibido, tales como la tortura, la indebida intromisión en la intimidad del domicilio
o residencia, la correspondencia, las comunicaciones, los papeles y los archivos
privados.

Por su parte al momento de la valoración de la prueba, el artículo 186 establece:


"Todo elemento de prueba, para ser valorado, deber haber sido obtenido por un
procedimiento permitido e incorporado al proceso conforme a las disposiciones de
éste Código." Por lo que se establece que la prueba que se obtiene mediante un
procedimiento o medio ilegal pasa a ser parte la teoría del fruto del árbol
envenenado.
Expediente 3659-2008

APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE: 3659-2008

CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, diez de marzo


de dos mil nueve.

En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de


cuatro de junio de dos mil ocho, dictada por la Sala Cuarta de la Corte
de Apelaciones del ramo Penal, Narcoactividad y Delitos contra el
Ambiente, constituida en Tribunal de Amparo, en la acción de esa
naturaleza promovida por el Ministerio Público, por medio de la Fiscalía
de la Mujer contra el Juez Cuarto de Primera Instancia Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente del departamento de
Guatemala. El postulante actuó con el patrocinio de la Agente Fiscal
ANTECEDENTES

I. EL AMPARO

A) Interposición y autoridad:

B) Acto reclamado: resolución de veintiocho de marzo de dos mil


ocho, por la que la autoridad impugnada, declaró la suspensión de la
diligencia de extracción de muestras de sangre en calidad de anticipo
de prueba al sindicado XXX por la negativa de éste.

C) Violaciones que denuncia: al ejercicio de la acción penal pública


y a los principios jurídicos del debido proceso y de libertad de prueba.
por estimarlo útil para la averiguación de la verdad, solicitó a la
autoridad impugnada, la extracción de muestras de sangre para
análisis de ácido desoxirribonucleico (ADN) del sindicado, en anticipo
de prueba, petición que fue declarada sin lugar, aduciendo que, de
admitirse tal medio de convicción, podrían vulnerarse los derechos
constitucionales del acusado, ya que éste había manifestado con
anterioridad en el Ministerio Público, que no estaba dispuesto a
someterse voluntariamente a esa prueba;

c) contra la denegación de la prueba anticipada indicada, interpuso


recurso de apelación, proponiendo incluso que se obtuviera del
procesado una muestra de saliva para evitarle el dolor que pudiera
ocasionarle la extracción sanguínea;

d) la Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del ramo Penal,


Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente, al resolver, declaró con
lugar el recurso, aduciendo para ello que con dicho medio de prueba
no se vulneraban los derechos humanos del imputado, estimando
factible la obtención de la relacionada muestra de saliva; e) en virtud
de lo anterior, la autoridad impugnada, en resolución de veinte de
febrero de dos mil ocho, autorizó la práctica de extracción de ácido
desoxirribonucleico (ADN) en muestras de sangre del acusado en
calidad de anticipo de prueba, señalando la audiencia respectiva; f) el
veintiocho de marzo de dos mil ocho, se llevó a cabo la audiencia de la
referida prueba anticipada, en la que el acusado manifestó que no
estaba dispuesto a la extracción sanguínea, porque era una violación a
sus derechos constitucionales, prueba a la que la defensa también se
opuso; oportunidad en la que al otorgársele la palabra para que se
pronunciara sobre la negativa del procesado, le expresó a la autoridad
impugnada que no estaba de acuerdo con la oposición del sindicado y
de la defensa, solicitando que se llevara a cabo la extracción de la
muestra de sangre, pues la misma no podría constituir ninguna tortura
porque se extraería del dedo del acusado; y g) la autoridad impugnada
luego de escuchar a las partes, en auto de veintiocho de marzo de dos
mil ocho –acto reclamado-, declaró la suspensión de la diligencia de
extracción de muestras de sangre en calidad de anticipo de prueba, sin
reprogramar nueva audiencia.

D.2) Agravios que se reprochan al acto reclamado: el amparista


afirma que la autoridad impugnada, al dictar el acto reclamado,
infringió el derecho y los principios enunciados, porque la suspensión
de la audiencia señalada para la prueba anticipada de extracción de
muestra de sangre del sindicado carece de sustentación legal, por
cuanto esta no transgrede el derecho fundamental de que nadie puede
ser obligado a declarar contra sí mismo contenido en el artículo 16 de
la Constitución, pues tal diligencia no conlleva la declaración por parte
del sindicado, sino se trata de una práctica que conlleva la intervención
corporal mínima del sindicado a efecto de extraerle muestra de sangre
con métodos utilizados por la medicina, pues tal y como lo manifestó el
perito nombrado en la audiencia, para la extracción sanguínea,
únicamente se utilizaría una lanceta para el dedo índice, técnica que es
mundial y médicamente aprobada para evitar dolor en el paciente y
para la seguridad en la toma de la muestra correcta y adecuada para
el control de su salud.

II. TRÁMITE DEL AMPARO

III. APELACIÓN

CONSIDERANDO

-I-

El amparo protege a las personas

-II-

-III-

-IV-

examen del proceso subyacente, permite establecer que la autoridad

impugnada, al dictar el acto reclamado, expuso: “(…) El infrascrito juez


después de haber escuchado lo argumentado por los sujetos
procesales, manifiesta que en virtud que ya se ha ordenado por parte
de la Honorable Sala Cuarta de la Corte de Apelaciones del Ramo
Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente la extracción de
sangre, empero él también ya ordenó al perito extraer la sangre, y no
estando el sindicado dispuesto a dar la muestra de sangre, el Juzgador
no puede someter a la fuerza al sindicado, a pesar de estar ya
ordenado, por lo que el suscrito de acuerdo a la Convención Americana
Sobre Derechos Humanos, la Declaración Universal de Derechos
Humanos y la Carta Internacional sobre Derechos de los Reos, no es
posible llevar a cabo la presente diligencia, ya que no existe
mecanismo legal para poder hacerlo, por lo que insta al Ministerio
Público a que solicite lo que tenga a bien pedir, debiendo hacer la
declaración respectiva en la parte resolutiva del presente auto (…)”.

Esta Corte aprecia que la controversia surgida en el caso que nos


ocupa, versa en determinar si es posible extraer sangre al imputado
sin su consentimiento, a efecto de obtener muestras de su ADN dentro
de la investigación que lleva a cabo el Ministerio Público, sin que con
ello se vulneren sus derechos fundamentales, específicamente el
contenido en el artículo 16 de la Constitución Política de la República
de Guatemala, que otorga al acusado el derecho a no declarar contra
sí mismo.

Sobre el particular, este Tribunal, al pronunciarse en un caso similar al


que nos ocupa, expuso: “(…) El postulante objetó la facultad del juez
de ordenar la práctica de la diligencia, pues, a su juicio, debió contar
con su consentimiento, ya que, de lo contrario, se incurriría en
violación al derecho a no declarar contra sí mismo, consagrado en el
artículo 16 de la Constitución Política de la República de Guatemala; al
respecto, esta Corte estima que el hecho de no contar con el referido
consentimiento no implica violación al referido derecho, pues los
resultados que arroje el procedimiento científico no suponen
necesariamente efectos desfavorables para quienes son sometidos a la
prueba, por lo que la extracción de muestras de sangre no puede ser
equiparada a la obligación del sindicado a emitir una declaración en
determinado sentido. Además de lo anterior, debe tenerse presente
que la implementación de medios científicos en la investigación penal
en búsqueda de la verdad –algunos de ellos, novedosos-, no podría
estar supeditada a la aquiescencia de los sometidos a prueba, ya que
ello truncaría la posibilidad de contar con instituciones de investigación
penal modernas y eficaces. Los límites para el diligenciamiento de tales
medios de prueba deben ser el respeto a la dignidad y privacidad

personales, así como demás derechos humanos consagrados en


convenciones internacionales de los que nuestro país forma parte (…)
las pruebas deben practicarse sin que impliquen lesión a la dignidad o
privacidad y sin que haya un trato cruel o degradante, lo cual con la
extracción de muestra de sangre es posible, si se respetan los límites
correspondientes (…) [sentencia de veintiséis de septiembre de dos mil
siete, dictada en el expediente mil setecientos cuarenta y ocho – dos
mil siete [1748-2007].

Además de lo acotado, esta Corte estima que es necesario tener en


cuenta que el proceso penal tiene por objeto la averiguación de un
hecho señalado como delito o falta, así como de las circunstancias en
que pudo ser cometido y el establecimiento de la posible participación
del sindicado, lo cual conlleva –en principio y con las limitaciones
legales respectivas- que en el proceso penal, por derivación del
principio de la libertad probatoria, se pueda admitir cualquier medio de
prueba.

El caso que subyace al presente amparo, trata del proceso penal que
se tramita contra XXX, por un delito de Violación, en el cual el
Ministerio Público solicitó, en calidad de anticipo de prueba, la
extracción de sangre del imputado, a efecto de cotejar las muestras de
su ADN con las muestras biológicas que obtuvo en la fase de
investigación, lo cual resulta razonable y necesario para lograr los fines
del proceso penal. La obtención de las muestras sanguíneas fue
ordenada judicialmente en primera y segunda instancias, que se hará
mediante el control jurisdiccional de la autoridad impugnada y se
llevará a cabo mediante el procedimiento propuesto por el ente
acusador, el cual puede consistir en pinchar el dedo del acusado con
una lanceta o en el uso de un hisopo que absorba su saliva, no
denotando con tales procedimientos un trato cruel o degradante al
imputado. Tales actos deben, en todo caso, ser fiscalizados por el juez
contralor a efecto de velar porque se respeten sus derechos.

No escapa al conocimiento de esta Corte que la prueba de ADN es


utilizada universalmente como un medio científico de investigación,
que puede ser aplicable perfectamente en nuestro medio por
derivación no sólo del principio de libertad probatoria, sino del artículo
236 del Código Procesal Penal, que establece: “(…) Se podrá requerir
al imputado y a otras personas que confeccionen un cuerpo de
escritura, graven su voz o lleven a cabo operaciones semejantes.
Cuando la operación sólo pudiere ser ejecutada voluntariamente por la
persona requerida y se rehusare a colaborar, se dejará constancia de
su negativa y, de oficio, se llevarán a cabo las medidas necesarias

tendientes a cumplir esa falta de colaboración”. Cabe agregar también


que, en materia civil, la prueba de extracción de sangre para la
obtención del ADN está expresamente permitida en el país por Decreto
39-2008 en juicios de filiación. En ese sentido, la práctica de la prueba
de ADN que se pretende llevar a cabo, ya sea mediante la extracción
sanguínea o por la muestra de saliva, mediante los métodos
propuestos, no conculca los derechos fundamentales del sindicado.

El derecho que reconoce el artículo 16 de la Constitución a la persona


sometida a proceso penal para abstenerse a declarar contra sí misma,
se explica por la especial condición de orden subjetivo que la preserva
de no incriminarse con su propio dicho, el cual puede presumirse
alterado por íntimas circunstancias psíquicas que le impiden su
absoluta libertad moral para pronunciarse sobre su actuación, de tal
manera que la declaración del acusado no constituye un medio
suficientemente idóneo para revelar la verdad material. Precisamente
por esa subjetividad es que incluso la declaración o confesión
voluntarias admiten prueba en contrario. No sucede lo mismo con
relación a los datos de la realidad, que son independientes del
complejo psíquico del individuo, pues los hechos son como son,
separados de la voluntad o de la intención de la persona que los
ostenta. Por ejemplo, las huellas dactilares, el tipo sanguíneo o los
registros genéticos no pueden ser modificados a voluntad, porque
constituyen hechos eminentemente objetivos y de suyo corroborarles
por medios de alta solvencia técnica, y cuyo valor probatorio
dependerá de la sana crítica del juzgador.

El juez reclamado ordenó la suspensión de la diligencia de prueba


señalada para tomar la muestra sanguínea del procesado, basándose
de manera generalizada y sin indicación precisa en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Universal de
Derechos Humanos y la Carta Internacional sobre Derechos de los
Reos, que protegen la dignidad humana. La protección de la dignidad
del individuo no está en discusión, y debe ser respetada en toda su
integridad, sin embargo esta misma no es oponible a las medidas de
coerción que son propias del derecho, que, precisamente para garantía
de su imperio ha previsto el uso legal y razonable de la fuerza, como
sucede, por simple ejemplo, cuando es necesario capturar y conducir a
un sujeto de quien se ha ordenado su aprehensión o ésta resulta de un
delito flagrante. En el caso sub litis, el juzgador no cumplió con lo
decidido al respecto por la Sala jurisdiccional, ignorando que la ley le
permite prevenir al obligado e incluso ordenar se someta por la fuerza
a quien se oponga sin fundamento jurídico a la ejecución de un
mandato basado en ley.

De tal manera que el amparo debe otorgarse. Habiendo resuelto en


ese sentido el Tribunal de Amparo de primer grado, se confirma la
sentencia apelada.
INTRODUCCION

La teoría del fruto del árbol envenenado, hace referencia a una metáfora legal

empleada en algunos países, es una teoría la cual surge a raíz de la mala práctica

en diversos países para la obtención de la prueba, la cual fue su precursora la

exclusión de la prueba, que insta o expone que la actividad ilegitima para la

obtención de medios de prueba (pruebas contaminadas), contamina las existentes

que pudiesen ser objeto de legalidad o produjeran un efecto jurídico probatorio.

Pero por su raíz (árbol envenenado), por su forma de obtenerlas las descalifica

como tal; en ese sentido se explica doctrinaria e históricamente, a que se refiere la

citada teoría. Y la razón de dicha teoría consiste en administrar de la mejor

manera el sistema de justicia que pretende constituirla en beneficio del hecho

ilícito.
CONCLUSIONES

1. La teoría del fruto del árbol envenenado no se refiere únicamente a las


pruebas obtenidas de manera ilícita, si no extiende sus efectos a cualquier
prueba que directa e indirectamente y que por cualquier nexo este viciada.

2. La regla de exclusión constituye la consecuencia jurídica inmediata, ante la


existencia de la prueba prohibida en el proceso pena.

3. La llamada Regla de Exclusión, goza de trascendencia en el marco del


debido respeto al conjunto de derechos y garantías constitucionales de la
persona, cobijados bajo la garantía de la Dignidad Humana, en el sentido
de que los límites impuestos por la Constitución y la Legislación Secundaria
(Código Penal y Procesal Penal, Tratados Internacionales ratificados por
nuestro país) para la averiguación de la verdad, no tendrían ningún sentido
si la violación de dichos límites no tenga por consecuencia la
inadmisibilidad o expulsión procesal de la Prueba ilícita, ya sea porque fue
obtenida o incorporada al proceso violentando garantías o derechos
fundamentales, tutelados por mecanismos internos o externos de
protección ante la Prueba Prohibida.

4. La regla de exclusión o teoría del fruto del árbol envenenado tiene sus
exenciones las cuales suponen que podrían resultar legítimas entre ellas:
 Se encontraron las pruebas, al menos en parte, como resultado de otra
fuente independiente, no contaminada.
 A pesar de provenir de una fuente contaminada, las pruebas se
hubiesen descubierto de todos modos.
 Existe la atenuación entre una actividad ilegal y su descubrimiento por
parte de las fuerzas del orden público.
 Si bien la orden de registro (o la falta de ella) no fue intrínsecamente
válida, fue realizada por agentes de policía actuando de buena fe.

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