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JESÚS SANA

Mateo 8:14-17 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con
fiebre. (15) Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. (16) Y cuando
llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios,
y sanó a todos los enfermos; (17) para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando
dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

- Tenemos aquí la tercera sanidad del primer bloque de tres que componen esta sección.

 Recordemos que Mateo divide esta sección en tres bloques de tres sanidades con un llamado o una
explicación de lo que cuesta seguir a Cristo en el intermedio de cada uno de estos relatos.

 En este primer bloque vimos la limpieza del leproso, la sanidad del ciervo del centurión y aquí finaliza
con la sanidad de la suegra de Pedro

 Cerrando el bloque nos comenta Mateo todas las sanidades que hizo y las liberaciones que llevó a
cabo nuestro Señor para así ver el cumplimiento de lo que la Escritura anunciaba respecto al Mesías

 Específicamente, al Siervo Sufriente, que es el mismo Mesías pero que los judíos, al parecer, no
identificaban el uno con el otro (ya trataremos esta parte en su momento).

- Bien, el sermón lo he titulado Jesús sana. Y he dividido el sermón en tres puntos principales que
son:

+ JESÚS SANA PARA QUE LE SIRVAMOS.


+ JESÚS SANA PARA CUMPLIR LA ESCRITURA.
+ JESÚS SANA PORQUE ÉL LLEVÓ NUESTRAS ENFERMEDADES.

 Antes de entrar a desarrollar cada uno de estos puntos y exponer el texto bíblico, permítanme hacer
un par de aclaraciones.

Primero: Jesús sana, es uno de los lemas del pentecostalismo y el movimiento carismático. Pero
no solo sana, dicen ellos, sino que además salva, prospera y libera.

 Y todo esto bajo el encabezado de:

Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

 Quizá aquí radica el mayor peligro de estos movimientos que intentan pasar como bíblicos, porque
es una verdad maravillosa el hecho de que Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos, Él es
inmutable en su ser, propósitos y atributos; y también es una verdad gloriosa que Jesús salva.

 Pero lo que estos movimientos hacen es usurpar verdades bíblicas para caricaturizar el evangelio.

 Y con ello venden falsas esperanzas, en nombre de Dios, en nombre del evangelio, a los miembros
que componen estas congregaciones, y a las personas que en su desespero y afán visitan sus cultos
en busca de una solución a sus problemas.
 Para ellos, que Jesús sea el mismo ayer, hoy y por los siglos, significa que Jesús hoy en día todavía
continúa sanando masivamente como lo hizo en su ministerio terrenal.

 Para este tipo de cristianismo lo único que impide que Jesús sane a alguien hoy en día es la fe de
la persona, de tal manera que un cristiano enfermo es la antítesis del verdadero cristiano. Un
cristiano con fe (según estos movimientos) no puede estar enfermo.

 Para este tipo de cristianismo lo único que impide una sanidad física hoy en día es la fe del individuo
y no la soberanía de Dios.

 En últimas, lo que determina que algo suceda o no suceda, no son los planes soberanos de Dios,
sino la fe del hombre.

- El razonamiento de este esperpento de cristianismo es así:

Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Jesús, en su ministerio terrenal sanó a todas las personas que le
traían, por lo tanto, hoy en día Jesús sigue obrando de la misma manera. De tal manera, entonces, que es
inconcebible que alguien dentro del pueblo de Dios esté enfermo. Si está enfermo es a causa de su poca fe en
Jesús.

 El razonamiento es un razonamiento lógico, sus premisas son ciertas, pero su conclusión no es


bíblica.

 No es extraño que con este tipo de conclusión equivocada se sigan sucediendo dentro de estos
movimientos cada vez más unas doctrinas alejadas completamente de la Biblia.

 Los errores doctrinales se siguen sucediendo uno detrás de otro, cada vez más graves. Como la
bola de nieve de los dibujos animados: hacia abajo y creciendo y llevándose todo a su paso.

 No es extraño que, centrándose las sanidades en la fe del individuo y no en el poder soberano de


Dios, estos movimientos llegan al punto de las declaraciones de fe, del poder que tienen ellos en su
boca para ordenar a la enfermedad y escases irse.

El hombre y su fe usurpan así el lugar que solo le corresponde a Dios.

 Esta blasfemia se oculta con la mención al nombre de Jesús al final de sus declaraciones de fe y de
poder.

 Prácticamente Dios viene siendo el títere que se mueve a las órdenes del creyente.

- Por lo tanto, cuando en el primer punto me refiero a que Jesús sana,

 No lo estoy haciendo de ninguna manera, y Dios nos libre de semejante blasfemia, no lo estoy
haciendo en el mismo sentido que gran parte del cristianismo hoy en día lo hace.

Segundo: Se nos acusa a los reformados de predicar a un Dios que no actúa hoy en día, que no
sana, no libera ni prospera.

- ¿Es esto cierto?

 No, antes bien, creemos que Jesús sigue actuando, si así no lo hiciera todo el universo se vendría
abajo, se desvanecería, dejaría de ser.

 Jesús sigue sanando y obrando milagros, pero cuando Él quiere, no cuando nosotros se lo
ordenamos. Él es soberano.
 También creemos y predicamos que las enfermedades y dificultades hacen parte del plan de Dios
para su pueblo.

 No creemos que la enfermedad en un creyente sea por falta de fe en su Señor. El respaldo bíblico
para esta creencia es abundante, suficiente y concluyente.

 En la enfermedad y la dificultad Él cuida de su pueblo, está al lado de ellos consolándoles,


transformándoles a su imagen.

 Todas las cosas les ayudan a bien a los que conforme a su propósito son llamados. Como buen
pastor los guía en medio del desierto. Los reconforta. Los lleva a los pastos verdes de su bendita
Palabra, les alimenta y alienta con su presencia. Los anima con sus promesas.

Por ninguna parte de la Escritura encontramos que el hecho de ser creyente tenga como
resultado una vida prospera, sin enfermedad y dificultad.

 Sostenemos pues, que Dios es soberano, cuando quiere obra milagros entre su pueblo, y cuando
no quiere no lo hace, todo depende de su propósito, sus planes. Él es Dios, nosotros ovejas de su
prado. Él es el Señor, nosotros sus siervos.

- Una vez hechas estas dos aclaraciones, procedamos a exponer el texto bíblico.

1. JESÚS SANA PARA QUE LE SIRVAMOS.


Mateo 8:14-15 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con
fiebre. (15) Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.

- Lo primero que nos dice el texto es que Jesús vino a casa de Pedro. Según el evangelio de Juan
en el capítulo 1 versículo 44, Pedro y su hermano Andrés eran de Betsaida, pero ahora se
encontraban con su residencia en Capernaum. No sabemos si debido a sus labores como
pescadores o que se trasladaran a Capernaum porque allí el Señor Jesucristo había establecido
su sede principal, o que al casarse se hubiera trasladado allá. No sabemos.

 En todo caso, Pedro vivía con su suegra, lo cual indica que tenía esposa. De hecho, el mismo apóstol
Pablo así nos lo deja ver en su primera carta a los Corintios cuando dice:

1 Corintios 9:5 ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros
apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?

 Entre otras cosas no sabemos de dónde sale esa doctrina deformada del catolicismo romano donde
sus ministros no pueden casarse. Ni siquiera los mismos apóstoles enseñaron ni practicaron dicha
doctrina.

 Pero así son ellos, la mayoría de sus doctrinas y prácticas no tienen sustento bíblico sino tradicional.
En fin.

 Jesús viene a casa de Pedro y ve a la suegra de este postrada, enferma.

- Una vez más, Mateo incluye en su narración a una persona marginada.

 En el primer caso un leproso, alguien considerado inmundo a causa de su enfermedad.


 En el segundo caso un centurión gentil, es decir, un hombre inmundo por su raza.
 En este tercer caso una mujer. Las mujeres no podían acercarse al patio de los varones que era el
más cercano al recinto sagrado.
 Ella quedaba marginada al patio de las mujeres.
 El centurión también afuera en el patio de los gentiles
 Y ni qué decir del leproso, alguien marginado a tal punto que no podía entrar ni siquiera a Jerusalén.
Como dice un autor:
“El leproso no tenía acceso a la congregación a causa de su condición física; el centurión, a causa de su raza; y la
mujer, a causa de su sexo”.

 Indudablemente Mateo tiene un propósito en mente y es con el que va a cerrar esta primera sección.

- No solo nos enseña la autoridad del Rey sino la compasión y la identificación del Rey con los
marginados y excluidos.

 Ahora bien, esta identificación con ellos no es simplemente una cuestión romántica y superficial.
(Vamos a ver más adelante, en el tercer punto, sus implicaciones)

- La suegra de Pedro tenía fiebre, probablemente se tratara de una malaria, el caso es que esta
mujer, postrada en cama, acongojada, débil, es vista por Jesús. Él la ve, se compadece de ella,
se duele con su dolor, se acerca y toca su mano.

 No dice una palabra, simplemente la vio, tocó su mano e inmediatamente fue sanada.

- La respuesta de esta mujer es muy significativa. Dice el texto bíblico que ella, una vez sanada,
se levantó y le servía a Jesús y a sus discípulos.

 Ella no malgastó su tiempo. Se levantó y les sirvió.

 No solo puso su vida en disposición del Señor que la había sanado, sino que también la puso a
disposición de aquellos que le seguían a Él.

Pregunta:
+ ¿Has sido tú, como esta mujer, receptor de la mirada y el toque compasivo de Cristo?
+ ¿Conoces tú esa disposición y condescendencia del Señor a tu vida?
+ ¿Conoces la misericordia del Señor?
+ ¿O su misericordia te es oculta?

- Lo que separaba al leproso, al siervo del centurión y a la suegra de Pedro no era su enfermedad,
la enfermedad era solo un síntoma de un problema mayor.

 No es nuestra raza, condición social o género aquello que nos impide acercarnos a Dios.
 No es una condición física, es una condición espiritual.

- La enfermedad no es algo inherente a la Creación, al principio no era así.

 La enfermedad, la muerte, el dolor, la angustia no hacían parte de la Creación original.


 Fue el pecado el que arruinó todo.
 Fue la decisión de un hombre, Adán, de desobedecer a Dios lo que trajo la muerte.
 Cuando Adán pecó todos pecamos, por lo tanto, todos morimos.

- Todos nacemos con una enfermedad mortal. Somos pecadores por naturaleza.

 Ese es el mayor problema del hombre.


 Es el pecado lo que lo separa de su comunión con Dios.
 Nacemos con una indisposición hacia Él.

Pregunta:
+ ¿En ese estado lamentable de postración, de pecado, de muerte, el Señor Jesucristo se te ha
acercado con compasión?
+ ¿Conoces su mirada compasiva hacia un moribundo como tú?
Quizá alguien se pregunte
+ ¿Cómo sé yo que el Señor se ha acercado con esta compasión a mí?
+ ¿Qué significa que Él se acerque con compasión y me mire con ternura?

 La respuesta se contesta facilmente:

Cuando se te predica el evangelio…

+ ¿Te has dado cuenta de tu estado lamentable?


+ ¿De tu podredumbre y miseria espiritual?

 Si ante esto respondes:

“Sí, y has confiado en Cristo para el perdón de tus pecados, gozas de una conciencia limpia delante de Dios
por la obra consumada de Cristo y la obra santificadora del Espíritu Santo, tú puedes tener la plena confianza
de que el Señor te ha mirado con ternura y derramado su amor sobre ti, sacándote de tu postración,
limpiándote de tu inmundicia, liberándote de las garras opresoras del pecado.”

Pregunta:
+ ¿Es tu disposición la misma a la de la suegra de Pedro?
+ ¿Para qué nos sacó Jesús de nuestro estado miserable?
+ ¿Para qué nos salvó?
+ ¿Para qué nos sanó de esa enfermedad mortal llamada pecado?

Romanos 6:18 Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.

 La suegra de Pedro dispuso su vida inmediatamente al servicio de Cristo.


 Ella no sirvió a Jesús para que este le sanara, su disposición al servicio se da porque Jesús la miró
con compasión y la sanó.
 El servicio de la suegra de Pedro a Jesús surge como respuesta a la misericordia del Salvador.
 Si realmente has sido libertado del pecado, el Señor ha puesto en ti un corazón dispuesto a servirle.
 El cristiano no es libre para hacer lo que quiera, el cristiano es libre para ser siervo, esclavo de Cristo.

- Alguien entonces podría preguntarme:

Pastor, por la gracia de Dios en Jesucristo yo he sido perdonado, perdonada de mis pecados, tengo el deseo de
servir a mi Señor, pero no sé cómo hacerlo, ¿tengo que volverme predicador? Yo soy una ama de casa y me
frustro porque no puedo servir a Cristo, ¿qué puedo hacer?

 ¿Cómo sirvió la suegra de Pedro a Jesús?


 ¿Volviéndose predicadora?

- Dos cosas aprendemos de este texto:

(1) Ella sirvió a Cristo ejerciendo su labor como ama de casa con diligencia.
(2) Ella no solo sirvió a Jesús sino también a los demás.
(Y ambas cosas por la obra de Cristo en ella.)

 Es decir, hagamos lo que hagamos, si el Señor ha obrado en nuestra vida salvación, implantará el
deseo en nosotros, por medio de su Santo Espíritu, de servirle a Él y a nuestro prójimo como
respuesta a su gracia.

 De tal manera que, sirvamos a tiempo completo en la obra del Señor o seamos amas de casa, hemos
de hacerlo todo para la gloria de Dios, siendo diligentes, honestos, cumplidores de nuestros roles,
aprovechando bien el tiempo.

 Nuestro servicio a Dios está ligado completamente a nuestro servicio a nuestro prójimo.
Colosenses 3:17-24 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de él. (18) Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en
el Señor. (19) Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. (20) Hijos, obedeced a vuestros
padres en todo, porque esto agrada al Señor. (21) Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se
desalienten. (22) Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren
agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. (23) Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres; (24) sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia,
porque a Cristo el Señor servís.

 Servir a nuestro prójimo, llámese esposo, esposa, hijo, padre, jefe laboral, sea a quién sea que
sirvamos, es servir a nuestro Dios.

 Ahora bien, nuestro servicio a ellos no es el servicio que a nosotros mejor nos parece o el que se
acomoda a nuestra conveniencia, nuestro servicio al prójimo está delineado por Dios en su Palabra.

 La esposa no se somete a su marido solo cuando este es tierno o cuando se ve impelido a cumplir
sus caprichos; el esposo no ama a su esposa solo cuando esta le muestra respeto; así etc, etc.

 Muchos hogares se rompen porque ninguno de los dos está dispuesto a ser servir a Jesús como
este se lo ordena. No son siervos de Cristo. No sirven a Cristo con diligencia en sus hogares, no son
capaces de servir a su esposo o esposa. A sus padres o a sus hijos. No son capaces de servir a sus
jefes en sus empleos, y así y todo tiene el descaro de querer servir a Cristo en una iglesia local.

- La suegra de Pedro fue diligente en su servicio dentro de su hogar, de esta manera sirvió a Jesús
y a sus prójimos. Lo hizo no para ganarse el favor de Dios, sino que fue su respuesta inmediata
a Su gracia.

 Jesús nos sano de nuestra enfermedad mortal, el pecado, para que le sirvamos.
 ¿Lo estás haciendo?

2. JESÚS SANA PARA CUMPLIR LA ESCRITURA.


Mateo 8:16-17 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra
echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; (17) para que se cumpliese lo dicho
por el profeta Isaías.

Dice David Burt:


“Mateo ha elaborado cuidadosamente su relato. Tres sanidades específicas conducen a un resumen general
rematado por una cita procedente del Antiguo Testamento que revela el significado profundo del ministerio
sanador de Jesús. Así, el evangelista nos revela la extraordinaria compasión de Jesús y su incuestionable
autoridad; pero también empieza a prepararnos para ver otra dimensión de su persona y obra: aquella disposición
a identificarse con nuestra miseria que le llevaría finalmente a la cruz”.

- Aquí Mateo nos dice que todas estas sanidades se llevaron a cabo con un propósito, el propósito
de que se cumpliera lo que la Escritura anunciaba.

 Muchas personas piensan que Dios no actúa en el mundo o que en su defecto Dios no existe porque
miran a su alrededor y ven mucha maldad, enfermedad, dolor, sufrimiento. De una u otra manera
piensan que si Dios existe tiene, como obligación aliviar todos los sufrimientos y quitar toda la
maldad.

 Estas personas no saben que Dios no está comprometido con nadie, ni está obligado a hacerlo por
una razón: Él es Dios y no le tiene que dar cuenta de nada a nadie. El compromiso de Dios es con
Él mismo. Él está obligado a cumplir lo que promete, no porque tenga que darle cuenta a alguien,
sino porque ha empeñado su Palabra consigo mismo.

 Dios no puede mentir, por lo tanto, sus promesas las cumple en virtud de su carácter.
 Dios está comprometido consigo mismo, está comprometido con la gloria de su nombre.
- La maldad y sufrimiento que se hayan a nuestro alrededor no se debe a la falta de intervención
de Dios, se debe al pecado del hombre y del juicio de Dios sobre el pecado: la muerte.

 Si hay algo que el hombre pueda esperar en este mundo caído es muerte, dolor, angustia,
desespero, afán, tribulación, desazón, desesperanza, ruina.

 Dios mismo en el huerto del Edén, a la desobediencia a su Palabra dijo: Ciertamente morirás.

 Dios no está comprometido ni contigo ni conmigo, Él está comprometido con su Palabra, y su Palabra
se cumplirá. Cielo y tierra pasará, mas su Palabra no pasará. (Mateo 5:18).

- Es verdad, el Señor Jesucristo los milagros y sanidades que llevó a cabo los hizo con compasión,
teniendo misericordia del dolido, pero ese no fue su foco principal, su propósito principal era
glorificar a su Padre cumpliendo la obra que el Padre le había ordenado.

 Hablando, por ejemplo, de sus escogidos, de aquellos que el Señor ha escogido para salvación la
Escritura dice:

Isaías 43:7 “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”

 El Señor Jesucristo, en vísperas de consumar su obra redentora, la cual incluía obviamente su


ministerio terrenal, las sanidades, entre estas, habla así orando a su Padre:

Juan 17:4 “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”

 El compromiso de Dios es principalmente y será así eternamente, con la gloria de su nombre.


 Él está comprometido con Él mismo.
 La obra redentora de Cristo, si bien somos nosotros beneficiados eternamente con ella…
 Se ha llevado a cabo principalmente para que Él sea glorificado y, a raíz de ello…
 Nosotros podemos gloriarnos en Él para siempre.

SU COMPROMISO PUES, ES CONSIGO MISMO.


No es el hombre el que está en el centro, es Dios, y su gloria.

Dios está comprometido con su gloria.


Pregunta:
¿Tú lo estás?
Si no es así…
¿Por qué te llamas cristiano?
Un cristiano es un siervo de Cristo, y todo siervo sirve a los propósitos de su amo.

- Dios está comprometido con su Palabra y envió a su Hijo para cumplirla.

 El Señor Jesucristo llevó a cabo su obra redentora para cumplir lo que de Él estaba escrito.
 La pregunta que surge es: ¿Qué estaba escrito?
 Y así entramos al tercer y último punto:

3. JESUS SANA PORQUE ÉL LLEVÓ NUESTRAS ENFERMEDADES.


Mateo 8:17 El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

- Esto era lo que estaba escrito y lo que el Señor venía a cumplir.

 Es muy común dentro del cristianismo evangélico escuchar a los creyentes, porque al mismo tiempo
lo han escuchado desde los pulpitos de los milagreros, que este es un texto que confirma que el
creyente no puede estar enfermo porque Jesús mismo llevó nuestras enfermedades, por lo tanto, no
puede un creyente sufrir la enfermedad. Si está enfermo se debe a que no se ha apropiado con fe
de la obra del calvario.

- ¿Es esta una interpretación correcta del texto bíblico?

 Miremos la Escritura para ver si esto es así.

 El apóstol Pablo, hombre que llevó a cabo milagros y sanidades por el poder de Dios, nos cuenta en
su carta a los Gálatas que la primera vez que los visitó para predicarles el evangelio él mismo se
encontraba enfermo,

 Y al parecer fue a causa de esta enfermedad que Dios en su providencia le hizo estar en esa ciudad.

Gálatas 4:13 “Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al
principio”

- “¡Pero Pablo, qué cosas dices! ¿Estabas falto de fe cuando visitaste a los gálatas? ¡Te faltó
gritar más duro que por la llaga de Cristo habías sido sanado!”.

 Si la enfermedad de Pablo le sorprende, deje que él mismo le dé el testimonio de Trófimo cuando


escribe a Timoteo su segunda carta:

2 Timoteo 4:20 “Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo”

 “Pero Pablo, ¿cómo que lo dejaste enfermo? ¡Solo bastaba que le pusieras la mano encima y le
declararas que por la llaga de Cristo había sido sanado, y la enfermedad habría huido!”.

 Como si esto no fuera poco, mira las palabras del mismo apóstol Pablo a Timoteo, pues este también
estaba enfermo:

1 Timoteo 5:23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes
enfermedades.

- Según el cristianismo actual, Pablo, Trófimo y Timoteo estaban muy mal de fe.

 Cuando Mateo cita el texto de Isaías, que Jesús vino a cumplir y que cumplió, está llevando a sus
lectores a identificar al Mesías con el Siervo Sufriente.

- Permítanme explico. Isaías 53 nos habla del Siervo Sufriente.

 Es este Siervo Sufriente quien lleva a cabo la enfermedad y el dolor de los suyos.
 Los judíos esperaban al Mesías, al Rey que les libertaría del yugo de sus opresores.
 Pero parece ser que ellos no identificaban al Mesías con el Siervo Sufriente.
 Entre otras cosas, porque en su cabeza no cabía que el Rey Todopoderoso que les libertaría sufriera.

- Cuando en el capítulo 16 del evangelio de Mateo escuchamos la declaración de Pedro sobre


Jesús respecto a que Él era el Mesías, cuestión que le dice el Señor le había sido revelado por el
Padre, cuando unos versículos más adelante Jesús les dice que va a ir a Jerusalén a sufrir,
inmediatamente Pedro se le pone delante y le increpa así:

“Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca”.

 Para Pedro también era inconcebible que aquel que él acababa de identificar como el Mesías
sufriera.
 Mateo con esta cita de Isaías no solo nos está adelantando la obra redentora de Jesús en la cruz
del Calvario
 Sino que además nos está iluminando estas sanidades que Jesús llevaba a cabo.
- ¿Por qué?

 Porque estas sanidades no eran simplemente una cuestión de ir sanando por sanar,
 Sino que estas sanidades hacían parte de un plan redentor.
 Las enfermedades y los dolores son fruto del pecado.

En palabras de Carballosa:
“Es de suma importancia, por lo tanto, para encontrar la interpretación correcta del pasaje recordar que el pecado
puede considerarse desde la perspectiva de su naturaleza y sus efectos, su raíz y su fruto. El pecado es
esencialmente incredulidad, pero sus consecuencias penales incluyen la muerte física, lo que a su vez incluye la
enfermedad. La enfermedad es una evidencia del pecado y una anticipación de la muerte. El profeta Isaías
describe la venida del Mesías como Alguien que le apareció en una especia de visión como enfermo y dolido,
herido, abatido, molido y sufriente. Pero sus enfermedades, llagas heridas y agonías fueron las nuestras. Él las
quitó de nosotros y las puso sobre sí mismo. Lo que Isaías describe fue la gran sustitución. El Mesías está en
nuestro lugar y lleva la carga de lo que se debía por nuestros pecados. El centro mismo de toda su obra es la gran
satisfacción de nuestra deuda al Padre”.

- Así pues, que Mateo narre las sanidades y las remate con este texto de Isaías, que nos dice que
Él llevó nuestras enfermedades, texto que claramente apunta a su obra redentora, lo que nos
está enseñando es que Él mismo iba a cargar con las consecuencias del pecado. Pues Dios lo
iba a tratar como pecador. Jesús llevó la culpa y la condena por los suyos.

Isaías 53:3-5 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. (4)
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y abatido. (5) Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados.

David Burt:
“Es apropiado que la suegra de Pedro asuma el papel de sierva al ser sanada, porque Jesús mismo ha asumido el
papel de Siervo al sanarla”.

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