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6 Junio 2019 / Colombia

No es raro que se considere que alcaldes, gobernadores y otros representantes clásicos,


constituyan obstáculos para las soluciones, dada la alta prevalencia de prácticas de
corrupción en la administración pública.

Axel Rojas y Eduardo Gudynas

Hace un tiempo terminó la movilización de organizaciones campesinas, indígenas y


afrodescendientes del suroccidente de Colombia, conocida como Minga por la vida, el
territorio, la justicia y la paz. La Minga, que duró casi un mes, había alcanzado gran
notoriedad en el país y fuera de él, aunque vale decir que conflictos similares se
presentaban simultáneamente en países vecinos.

En el sur de Perú, por ejemplo, comunidades campesinas enfrentan al proyecto minero Las
Bambas, y en Bolivia las comunidades de la Tariquía intentan frenar el ingreso de empresas
petroleras.

Aunque con frecuencia la atención sobre estas movilizaciones se centró en las demandas,
negociaciones y acuerdos, consideramos pertinente abrir el debate sobre la
representación; es decir, las disputas sobre quiénes representan a quiénes, cómo lo

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hacen, y cuáles son las concepciones de la “política” que se expresan de esos
modos.

A nuestro modo de ver, estas cuestiones son fundamentales, en tanto delimitan modos de
hacer política aceptables y condicionan las alternativas posibles. Y esta problemática, que
es fundamental, está pasando desapercibida.

La representación como parte del conflicto

Los encuentros entre voceros de la Minga y delegados del Gobierno a la Mesa de negocia-
ciones comenzaron con una discusión sobre la legitimidad e idoneidad de los representantes
de ambas partes.

No les falta razones para ello ya que eso ocurre con frecuencia; en Perú hace carrera la
llamada “puerta giratoria”, con funcionarios que antes fueron empleados de empresas
mineras, hoy son delegados del gobierno para manejar el conflicto con esa misma compa-
ñía1. Es fácil entender por qué las comunidades terminan reclamando negociar
directamente con el presidente.

De otra parte, desde los gobiernos, junto a periodistas, analistas políticos o académicos, se
atacan los reclamos comunitarios cuestionando a sus representantes diciendo, por ejemplo,
que no representan a su gente, que usan su liderazgo para obtener beneficios económicos,
que son funcionales a algún partido político o, incluso, que obedecen a intereses de grupos
terroristas.

También se critican los modos de ejercer la representación.


Tanto en Colombia como en Perú, es común que líderes
locales que participan en las negociaciones se ausenten
temporalmente para realizar consultas con sus repre-
sentados.

Esto supone que la negociación debe hacerse con conoci-


miento y participación de espacios asamblearios, más
horizontales, donde se pondere la situación y se tomen las
decisiones. Es decir, que no solo se enfrentan fuerzas
políticas, sino diferentes concepciones y prácticas de la
representación y la “política”.

Justamente la Minga colombiana es una forma compleja


de política popular que acoge organizaciones muy
distintas en su origen y su forma: afrodescendientes,
indígenas y campesinas.

Un elemento común a todas es que la legitimidad de los


representantes se produce obedeciendo los mandatos de
sus bases sociales. Sin proponernos idealizarla, es posible
sostener que la política de estas organizaciones es más
cercana a la participación directa, el vínculo entre repre-
sentante y representado es fuerte y los programas políticos
son conocidos de manera amplia por los miembros de la
comunidad política.

Son condiciones distintas a las que usualmente ejerce la


política convencional y el Estado, aunque éstos logran
imponer sus modos y condiciones de representación a otros.

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Otras representaciones, otras políticas

Expresiones alternativas de la política, como la consulta directa con las comunidades,


también enfrentan tensiones y posibles contradicciones. Es así que los representantes y
las comunidades quisieron tener un encuentro directo con el presidente colombiano
en Caldono, y lo mismo ocurrió en Perú, y en los dos casos ello no se concretó.
Estaban en juego las formas de la política convencional con un fuerte peso de la figura
presidencial.

Sin embargo, también expresan la escasa legitimidad y efectividad de los niveles interme-
dios de representación política o estatal. Del otro lado, desde las organizaciones campe-
sinas, indígenas y afrodescendientes, lograr negociar directamente con un presidente
refuerza a sus representantes y sus vínculos con redes de organizaciones locales.

En la práctica de la negociación, la relación representante – representado es cuestionada,


dada la desconfianza que pesa sobre funcionarios electos y de carrera dentro del Estado.
Para muchos en las comunidades locales, este tipo de representación es parte de los
problemas.

Un factor que complejiza este panorama es el uso de la violencia como forma de


intervención política, que se expresa en atentados y asesinatos contra representantes
y líderes sociales, además de la creciente criminalización de la protesta social2.

Para diferentes tipos de representantes en Colombia esto ha llevado a un enorme riesgo de


ser asesinados3. En Perú la situación es igualmente grave ya que hay representantes
locales criminalizados y encarcelados, y ello ocurre en un contexto de crisis de los partidos
políticos, el congreso y la justicia, que carcome los fundamentos de la política como
discusión pública4.

Dando unos pasos más, en otros países, como Ecuador y Bolivia, las comunidades
demandan representaciones que no pretenden una gestión racional que se separe de las
sensibilidades, o tienen ritmos muy diferentes. Incluso en algunas la noción misma de
comunidad política se expande sumando a seres no humanos, y por ello las
representaciones funcionan aún más distinto. Aunque no es este el espacio para
describir esa diversidad en detalle, es importante subrayar su existencia.

Tensiones y desafíos

Este breve repaso apunta a insistir en la necesidad de tomar en serio otros modos de
entender y construir la política desde lo local. Es claro que existen formas convencionales de
representación pero hay otras que son distintas, y además, muchas de ellas son híbridas,
mezclando trayectorias autónomas con las imposiciones y apropiaciones desde las prácticas
convencionales.

Los modos de hacer política no son ajenos al legado colonial y sus dispositivos modernos,
por lo que es posible encontrar formas híbridas y también resistencias. En esto el caso
colombiano es de nuevo interesante, ya que aunque los cabildos indígenas fueron una
imposición colonial, hay situaciones en las que construyen modos distintos de la política.

Esas representaciones distintas y diversificadas son enfrentadas, negadas, re-


encauzadas o anuladas por los aparatos políticos convencionales. Estos son
reproducidos y defendidos por partidos políticos, empresas y Estado, e incluso
amplios sectores de la sociedad, volviéndose dominantes.

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En este sentido, cuando la movilización social centra las disputas en compensaciones
económicas o indemnizaciones, se suman nuevas expresiones de cooptación por parte de la
política convencional. Más aun, cuando una comunidad local consigue dineros que
reclamaba, lo que luce como una victoria puede ser un retroceso.

Pero esta política convencional, que se empeña en la solución mercantilizada del


conflicto y es gestionada por políticos y empresarios, ahora también aparece en
muchas comunidades.

Como hemos planteado, las formas de representación encierran mucho más de lo que se
asume. Allí se expresan posicionamientos sobre quiénes y cómo se construye la política.
Cuando se excluyen otros modos de representación y todo queda enfocado en unos pocos
que representan a casi todos, esos procedimientos son funcionales a una política
minimalista mercantilizada.

Lastimosamente esto no siempre se hace evidente ya que la atención está centrada


en la exclusión o criminalización de representantes, en los dineros a conseguir por una
compensación, o las manipulaciones desde el poder. Sin duda es muy importante enfrentar
esos problemas y superarlos, pero es dudoso que pueda hacerse desde la política
convencional que les da origen.

Referencias

1. Secretaría ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos de Perú, en Exitosa


TV, 27 de marzo 2019, https://www.facebook.com/cnddhh/videos/2540800145984455/
2. Mientras escribíamos este artículo, un grupo de líderes afrodescendientes, que discutía sobre
los acuerdos alcanzados en la Minga, fue objeto de un atentado.
3. Sobre la violencia en Colombia ver los reportes de la Defensoría del Pueblo:
www.defensoria.gov.co ; Human Rights Watch: www.hrw.org o Colectivo de Abogados J.A. Restrepo:
www.colectivodeabogados.org
4. ¿Se está logrando resolver el conflicto Las Bambas?, Mirtha Vásquez, Noticias SER, Lima, 8
abril 2019,

Foto cortesía de: CRIC Colombia

https://www.laorejaroja.com/movilizaciones-sociales-y-representacion-aperturas-y-cerramientos-de-la-politica/

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