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FORMACIÓN Y ESTRUCTURA DE PRECIOS

En cualquier trueque, puede afirmarse que las dos partes preferían el bien recibido al entregado.
En ningún caso puede decirse por cuanto, pero necesariamente debe haber una diferencia en
las valuaciones, de lo contrario el intercambio nunca se hubiese llevado a cabo. Lo que motiva
todo “trueque” es una diferencia de valuaciones, no una igualdad. Si las valuaciones fuesen
iguales, no habría motivo para incurrir en el costo de oportunidad de llevar a cabo el intercambio,
siempre habrá alguna otra necesidad por satisfacer, aunque sea disfrutar de un rato de ocio.

En este trueque, el ratio de intercambio estará determinado entre unos ciertos márgenes que
dependerán de las valuaciones de cada individuo. No se puede predecir donde se ubicará este
ratio puntualmente, pero necesariamente estará entre estas valuaciones. A medida que la
sociedad y el mercado crecen, estos intercambios se vuelven más frecuentes y los límites para
el ratio de intercambio se reducen. Con el surgimiento del dinero y el intercambio indirecto, estos
límites se vuelven más estrechos aún y aparecen los precios monetarios que es lo que
conocemos hoy día, que se determinarán entre la valuación del comprador y el vendedor
marginales.

Suele afirmarse que la economía basa su estudio en el supuesto de que todos los agentes
económicos tienen perfecto conocimiento e información sobre los precios del mercado. Si bien
esto es claramente contrario a la realidad, algunas teorías económicas se basan en este
supuesto, lo cual puede llevar a confusiones respecto al concepto de “precio”.

Si todos los agentes económicos tuviesen este conocimiento perfecto de la economía y pudiesen
hacer un análisis correcto al respecto, el ajuste de precios sería instantáneo y sin ninguna
posibilidad de nuevos cambios. Todo el futuro ya se encontraría implícito en el ajuste del sistema
de precios y no habría ningún nuevo movimiento de los mismos y, por lo tanto, no habría como
estudiar el proceso de formación de los mismos. El continuo movimiento y formación de precios
son una causa de la incertidumbre sobre el futuro, de la falta de conocimiento. El supuesto de
conocimiento perfecto no es compatible con el estudio de la formación de la estructura de precios.

En la realidad, el mercado esta poblado de individuos que tienen diferente información sobre la
situación del mercado y que además valúan e interpretan estos conocimientos de forma distinta.
Todo el fenómeno económico se basa en diferencias, no en igualdades. Son los empresarios, en
busca de beneficios, los que darán dinámica al mercado. La característica principal de estas
personas es su capacidad de predecir la situación futura del mercado y emplear los recursos
eficientemente. En el mercado, el movimiento nunca cesa, el estado de conocimiento perfecto
no tiene lugar en la mente humana, siempre habrá necesidades por satisfacer y por lo tanto
ganancias para aquel productor que llegue primero al mercado. El “estado estacionario” donde
la economía ya no presenta nuevas variaciones o ajustes es una construcción imaginaria que no
se corresponde con la realidad. Esta construcción puede ayudar a comprender las ganancias y
pérdidas empresariales, pero no es un método correcto para comprender el proceso de la
formación de precios. Ni los individuos ni los empresarios se mueven siguiendo precios de
equilibrio, sino que la preocupación es la anticipación de los precios futuros buscando
discrepancias en lugar de igualdades. La única manera de llegar al estado estacionario es que
no apareciese nueva información sobre el mercado y que las valuaciones de los individuos se
vuelvan constantes dejando de variar con el paso del tiempo.

Existe una tendencia en el mercado con cada operación realizada a igualar los precios con el
rendimiento marginal y a eliminar las “ganancias empresariales”. Sin embargo, estos “precios de
equilibrio” se encuentran en constante cambio, ya que dependen de las valuaciones individuales
y éstas, a su vez, varían con el paso del tiempo según lo que los individuos van considerando
más importante. Son estas variaciones las que el productor busca encontrar, para cultivar los
beneficios percibidos por la diferencia.

Todos los precios conocidos son precios pasados, son datos históricos, un ratio de intercambio
ocurrido en un lugar y momento determinado en una transacción específica. No existe algo así
como una función de precios a lo largo del tiempo sobre la que se van moviendo los mismos,
sino que cada precio es totalmente independiente de los otros, contemporáneos o no. Cada
transacción posee su “propio” precio. Que el campesino de Menger haya adquirido sus cinco
bolsas de trigo en el mercado de su pueblo a cinco unidades monetarias cada una, no quiere
decir que el precio del bien “bolsa de trigo” es de cinco unidades monetarias. No hay un precio
por tipo de bien, sino que hay un precio por transacción. En la compra del campesino no hubo
un precio para las cinco bolsas, sino que hubo cinco precios iguales, tranquilamente, las bolsas
de trigo podrían haberse vendido a precios distintos. Tampoco debe confundirse el precio
esperado por parte del vendedor con el precio real al momento de la transacción. Si al momento
de ir a buscar sus bolsas el campesino hubiese visto un cartel donde decía que su precio era de
6 unidades monetarias y, por el motivo que sea se lleva una de ellas a 5 unidades monetarias,
entonces el precio de esa bolsa de trigo en ese lugar fue de 5 unidades monetarias.

El último determinante de los precios son los juicios de valor de los individuos. El sistema de
precios surge de preferir “a” a “b” y actuar en consecuencia, no de ser indiferente. Cuando se
dice que los precios tienden al punto tal que la oferta se iguale con la demanda se está
expresando lo mismo con otras palabras. Si hay un aumento en el stock de bienes en la
economía, los compradores deben adquirir una cantidad mayor o nuevos compradores deben
entrar al mercado. Eso sólo puede ocurrir con una baja de precios.

Las preferencias subjetivas de los individuos van a determinar los precios de los distintos bienes
y servicios, y de este modo también se van a determinar los precios de los distintos factores de
producción (también bienes y servicios). Es decir, se sigue un camino “opuesto” al de los clásicos.
Los precios no se determinan de “abajo hacia arriba”, sino que se parte de las preferencias
individuales y los precios se determinan de “arriba hacia abajo”. Por lo tanto, los precios de todos
los bienes y servicios dependerán en última instancia de las valuaciones individuales. Sin
embargo, debe tenerse en cuenta que esta es una conexión de precios, no de valuaciones. Los
distintos bienes y servicios que se utilizan en procesos productivos pueden recibir un precio
porque los bienes finales son valuados por los individuos. Las personas sólo valoran el bien que
puede satisfacer sus necesidades, el proceso productivo les es desconocido e irrelevante a la
hora de elegir.

La formación de los precios de los factores de producción es similar a la de los bienes y servicios.
La demanda de factores de producción por parte de productores en etapas superiores dependerá
de las preferencias individuales, y no podrán pagar a sus proveedores más que lo que los
individuos están dispuestos a pagar por los bienes finales. Así como los empresarios deben
intentar ver cuales serán los precios futuros de los bienes finales, deben hacer lo mismo respecto
a los factores de producción. La oferta de los distintos bienes estará limitada por su percepción
de cuales serán los precios futuros y la necesidad de competir por los recursos necesarios con
otros empresarios. El problema de la formación de precios es exactamente igual para todos los
bienes y servicios, sin importar en que etapa del proceso productivo se encuentren.

Al trazar sus planes, los empresarios observan los precios del pasado inmediato como punto de
partida para su estimación de cuales serán los precios futuros. Pero los precios del pasado no
afectan ni determinan los precios futuros, es la anticipación de estos precios la que tiende a
afectar los precios “presentes”. Con conocimiento perfecto, el ajuste de precios seria total e
instantáneo. La anticipación de los precios de los bienes finales serán los determinantes de los
precios de los factores de producción.

La competencia entre productores y empresarios es un método para elegir las técnicas de


producción y qué bienes son más urgentemente requeridos por la sociedad. Cuando un productor
se encuentra con que sus costos de producción serían superiores a los precios que puede recibir
por su producto, es porque sus factores de producción son requeridos en la producción de otros
bienes más importantes para la sociedad, por los que se está dispuesto a pagar un precio
superior. Comprando y dejando de comprar, los individuos determinan que bienes deben ser
producidos por qué productor y cuáles serán los precios de los factores de producción. La
actividad empresarial surge por los precios que los individuos estarán dispuestos a pagar, no su
efecto. De este modo, el sistema de precios del mercado dirige o indica a las fuentes productoras
que es lo que debe producirse con más urgencia. El sistema de precios indica qué es lo que los
individuos desean. Si los individuos cambian sus preferencias, habrá un cambio en el sistema de
precios que alertará a los productores y les indicará a través del cálculo económico como alterar
los procesos productivos.

En última instancia, el sistema de precios depende de los juicios de valor de los individuos, el
ultimate given del análisis económico.

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