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Hay otra cuestión que hemos de considerar antes de

volver al propio Tracta tus. En el intento de mostrar

que el número puede ser entendido en términos de clases,

Russell hizo una particular suposición que a primera

vista parece ser empirica al depender de cómo sea

ocasionalmente el mundo. Esta suposición puede no

ser evidente si nos confinamos a números bajos. Asi,

cuando Russell define el 2 como la clase de los pares,

nunca se nos ocurre preguntarnos si tal clase existe,

porque es evidente que existen pares de cosas. Pero es

una característica de la serie de los números el que

pueda extenderse indefinidamente. Ahora bien, supóngase

que hay un número finito de cosas en el universo.

Supóngase, en beneficio del argumento, que hay un

millón de cosas. Entonces no hay una clase de cosas

con más de un millón de miembros. Pero, en ese caso,

¿cómo podemos contar más allá de un millón? Exactamente

lo mismo habría que decir por muchas cosas que

hubiera en el universo, mientras el universo sea ñnito.

Pues, por muchas cosas que haya, siempre seremos capaces

de contar más allá de éstas. Para salvar esta dificultad,

Russell emitió la suposición de que el número

de objetos en el universo es infinito. Este es el llamado

axioma de infinitud.

Wittgenstein se sentía profundamente insatisfecho

con este axioma. En la proposición 5.551 del Tractatus

dice:

Nuestro princìpio fundamental es que siempre que tina cuestión

pueda ser totalmente decidida por la lógica tiene que ser


pasible decidirla sin más aditamento. (Y si estamos en una

posición donde tenemos que mirar al mundo para una respuesta

a tal problema, eso muestra que estamos en un sendera

totalmente equivocada.)

Ahora bien, en su análisis del número, Russell está

forzado a mirar al mundo o, al menos, a hacer suposiciones

acerca de él. Así, no puede completar su análisis

a menos que suponga que el número de objetos en el

universo es infinito. Ahora bien, la objeción de Wittgenstein

— es importante subrayarlo— no es que Russell

pudiera estar equivocado en su suposición. Más

bien su objeción es que hay algo equivocado en el análisis

de Russell, si es que Russell está forrado a hacer una

suposición, acertada o equivocada, de esta clase. Pues

supóngase que tiene razón en su suposición. El que tenga

razón tiene que ser aún, en cierto sentido, una cuestión

accidental. O, por decirlo de otra manera, su suposición

será empírica y no lógica. Pero para Wittgenstein

habría una distinción absoluta entre lo empírico y

lo lógico, de forma que lo último jamás dependería de

lo primero.

Este punto nos proporciona la mejor manera de

introducirnos en el Tractatus. Llegaremos mejor al corazón

de la obra viendo por qué para Wittgenstein lo

empírico o contingente, por una parte, y lo lógico o necesario,

por otra, tienen que distinguirse nítidamente

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