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¡Y, TODOS CREEMOS!

Por: Aldemar Guzmán Castaño. Medellín – Colombia. Publicado en el blog: Mis Herejías Siglo 21

Al espíritu lo satisface
más un gramo de
sabiduría que
toneladas de
creencias.
A la mente, a la fe y a
las religiones, las
satisface más
toneladas de
creencias, así en
estas, no halla
ni un gramo de sabiduría.

Yo creo, tú crees, él cree y todos creemos. Vivimos creyendo y morimos creyendo. Lo


importante es creer. Unos dicen: yo creo en Dios, y otros dicen: yo no creo en Dios.
Algunos de los que dicen: yo creo en Dios, no creen lo que los otros que también dicen: yo
creo en Dios, creen de Dios. El grupo A no cree lo que el grupo B cree; y el grupo B,
tampoco cree lo que el grupo A cree.
Las creencias como tal, se han convertido en la esencia del popular sentir religioso de los
pueblos. Son la materia prima con la que se han amasado todas las religiones, grupos de fe
y mil organizaciones de lucrativa y fervorosa expresión religiosa.
Total: yo, tú, él y todos nos creemos lo que creemos; más lo creemos si creemos que
conviene que lo creamos; sino, no lo creemos. No importa si lo que creemos es falso o
verdadero, o sí atenta contra la razón, o si pisotea la Sabiduría Divina y la inteligencia
humana. Dentro de las creencias, de las religiones y de la fe, lo importante pues es creer.

Si reflexionamos un poco nos daremos cuenta que tanto el que cree, como el que no cree,
ignoran la realidad. El que cree, no sabe, se conforma con creer. Y, el que no cree, tampoco sabe,
pues también se conforma con no creer lo que los que creen, creen. Ambos ignoran y viven felices
en sus creencias de afirmación o negación. El que cree, cree ciegamente en sus creencias de

NOTA: Las citas bíblicas aparecidas en este documento, han sido tomadas literalmente de la Biblia Católica Dios
Habla Hoy. El texto bíblico utilizado en esta ocasión fue la Biblia de pasta azul con una cruz y una paloma dibujadas
en la pasta, es de tamaño mediano y bajo costo. Otras biblias pueden variar algunos términos sin modificar la
intención del mensaje, pero que de todas formas pueden llegar a confundir un poco al lector desprevenido y que no
esté muy familiarizado con la lectura de estas escrituras. Incluso otras biblias de la misma línea Dios Habla Hoy
también pueden modificar algunas palabras.
afirmación; y el que no cree, también cree ciegamente en sus creencias de negación. La palabra
creer significa que algo se da por cierto aunque halla duda o se desconozca la realidad. Creer por
fe. Aceptar sin reflexionar. Dar crédito a algo simplemente por fe.

Por tanto, creer o no creer es sinónimo de ignorancia, duda, remota posibilidad, de fe ciega
no razonada, y de aceptación pasiva e irreflexiva. Para creer o no creer, no es necesario utilizar el
sentido común, la razón natural o el discernimiento. No es necesario saber, simplemente es
necesario creer. Igual, tanto el que cree, como el que no cree, no saben, pues en ambos casos
simplemente se cree, no hay conocimiento, no hay sabiduría; solo hay creencias. Se vegeta en la
tenebrosa oscuridad de la ignorancia. Se engolosinan los sentidos, se embriaga la mente, se
adormece el entendimiento, se opaca el espíritu y se nubla la verdad.

Con las creencias y sus carnavalescas expresiones no queda espacio para el puro y claro
discernimiento, ni para la profunda reflexión. Tampoco las creencias dan espacio para entrar en
silenciosas y arrovadoras meditaciones donde brotan cascadas de Sabiduría, Paz y Amor
Infinitos; de donde fluye un verdadero manantial de Celestial Agua de Vida.

Unos pocos ejemplos de arraigadas creencias, tenidas como verdades, pero que no lo son,
o que a medias lo son, pero confusas y dudosas, ilustrarán un poco este tema, y nos confirmarán
además que – yo, tú, él, y todos hemos vivido solo creyendo, y que muchos aun morirán
creyendo – morirán en la más completa ignorancia espiritual; sumergidos en el oscuro pozo de las
creencias:

1) Para ningún cristiano es desconocida la narración de Mateo en la que se cuenta que


Judas Iscariote, arrepentido por haber traicionado a Jesús, corrió al templo llevando consigo las
treinta monedas que los sacerdotes le habían pagado y se las devolvió arrojándolas al piso; luego
de lo cual, llevado por el peso de su remordimiento, fue y se ahorcó. Esa versión, hasta en las
películas nos la han mostrado (Mateo 27: 3-10).
Pero Pedro, aquel al que le fueron entregadas las Llaves del Reino, y además el apóstol
más amado y sentido de Jesús; y según la tradición y las creencias, primer papa, tiene una versión
totalmente diferente al respecto: Por aquellos días se reunieron los creyentes, que eran unas ciento
veinte personas, y Pedro tomo la palabra y dijo: Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu
Santo, por medio de David, ya había dicho en la Escritura acerca de Judas, el que sirvió de guía a
los que arrestaron a Jesús. Pues Judas era uno de los nuestros, y tenía parte en nuestro trabajo.
Pero fue y compró un terreno con el dinero que le pagaron por su maldad; luego cayó de cabeza y
se reventó, y se le salieron todos los intestinos. Cuando los que vivían en Jerusalén lo supieron,
llamaron a aquel lugar Acéldama, que quiere decir: Campo de Sangre (Hechos 1: 15-20).

Ahora, si tenemos en cuenta que según los “Sagrados Dogmas de la Santa Madre Iglesia”,
los papas son infalibles, pues por ser “saaantos” nunca se equivocan, queda entonces el
interrogante: ¿Por qué solo se conoce la versión de Mateo si la versión de Pedro debería primar,
ya que tiene más peso, pues fue contada por el “primer papa”? De todas formas la pregunta
obligada es: ¿Quién dijo la verdad? O mejor ¿Cuál de esas dos historias “sagradas” es la
verdadera?.

Ya estamos en el siglo veintiuno (21), el pensamiento del hombre ha evolucionado, su


capacidad de razonar con inteligencia y sabiduría es mil veces superior a la que tenían los
hombres hace dos mil o cuatro mil años. Hoy la gran mayoría de hombres ya no tienen mentes
primitivas ni pequeños cerebros en formación. Su capacidad de investigación, de análisis y
discernimiento es asombroso. La ciencia, la sicología y la filosofía han alcanzado niveles de

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conocimientos muy elevados y profundos. Esta humanidad moderna e “inteligente” de hoy quiere
todo moderno, actualizado, cómodo y de última tecnología.

Pero hay un punto en el que muchos hombres no han avanzado aún, en el cual la mayoría
se mantienen fosilizados, y es el punto más importante de sus vidas; realmente es la verdadera
razón de la existencia humana, es el punto que tiene que ver con su religiosidad, o con su
proceso de espiritualización que permita adquirir la sabiduría necesaria para ampliar la conciencia
y poder trabajar conscientemente en su Sagrada Misión Espiritual.

Esa Sagrada Misión que nos lleva a la Liberación Espiritual, que es pues la verdadera
razón de la existencia humana, requiere, necesariamente, ser alimentada con sabiduría del más
elevado orden y con verdades claras, objetivas y perfectas, Pero no, estos inteligentes y
modernos hombres de hoy, para alimentar su religiosidad, se mantienen aferrados a creencias
antiguas y rancias tradiciones que analizadas a la luz de la razón natural y del sentido común
son absurdas, incoherentes y totalmente irracionales. Para ilustrar lo anterior abramos nuestra
mente y sigamos analizando los siguientes puntos, utilizando sólo un poquito de eso que en
nuestra vida diaria y mundana usamos muy bien: La razón natural y el sentido común; pero que
en nuestra vida espiritual jamás utilizamos: Veamos:

Una de las principales “verdades” de la fe cristiana, y uno de los pilares más importantes
que sostiene toda la doctrina religiosa de millones y millones de creyentes, es el hecho de que
Jesús de Nazaret, después de su crucifixión y “muerte”, y de haber sido sepultado, resucitó al
tercer día. Ningún cristiano, incluso los más estudiosos y “santos”, pone en duda este hecho.
Todos los curas, obispos, papas y todos los pastores que promueven el cristianismo en general,
diariamente predican y resaltan este “sobrenatural acontecimiento”. Y es que Jesús en varias
ocasiones, mientras hablaba con sus apóstoles, profetizó y aseguró que después de su muerte y
de ser sepultado, resucitaría al tercer día ( Mateo 16: 21, 17: 22-23 y 20: 18-19. Marcos 8: 31,
9: 31 y 10: 33. Lucas 9: 22 y 18: 33 ).

Pero la vez que Jesús fue más explícito y concreto, e incluso más gráfico en su profecía,
fue cuando en un diálogo con algunos fariseos y maestros de la ley dijo: Algunos fariseos y
maestros de la ley dijeron entonces a Jesús: Maestro, queremos verte hacer alguna señal
milagrosa. Jesús les contesto: - Esta gente malvada e infiel pide una señal milagrosa, pero
no va a dárseles más señal que la del profeta Jonás. Pues así como Jonás estuvo tres días
y tres noches dentro del gran pez (Jonás 1:17) así también, El Hijo del Hombre estará tres
días y tres noches dentro de la tierra (Mateo 12:38-40). Para que entendamos bien éste punto,
tengamos muy presente estas últimas palabras de Jesús: El hijo del hombre estará tres días y
tres noches dentro de la tierra; o sea un total de setenta y dos horas.

Bueno pues: Las palabras de Jesús son claras, precisas y concretas. Aquí no hay nada
que interpretar ni discutir. El hijo del hombre, o sea Jesús, morirá, estará tres días y tres noches
dentro de la tierra, y luego resucitará, esa fue la profecía ¿Pero se cumplió? ¿Es verdad eso que
por tantos siglos se ha creído, se ha predicado y se ha asegurado?. Sin temores, sin prejuicios y
con mente abierta, analicemos: El texto Bíblico es muy claro cuando dice que Jesús murió el
Viernes a las tres de la tarde, (Marcos 15: 33-37), que fue sepultado ya entrada la noche de ese
mismo Viernes y que el Domingo muy temprano, antes de salir el sol, ya había resucitado:
Cuando ya anochecía, llego un hombre rico llamado José, natural de Arimatea, que también
se había hecho seguidor de Jesús. José fue a ver a Pilatos y le pidió el cuerpo de Jesús.
Pilatos ordenó que se lo dieran, y José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana de lino

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limpia, y lo puso en un sepulcro nuevo de su propiedad, que había hecho cavar en la roca.
Después de tapar la entrada del sepulcro con una gran piedra, se fue (Mateo 27:57-60).
Pasado el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Santiago y Salomé,
compraron perfumes, para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana
fueron al sepulcro, muy temprano, apenas salía el sol, diciéndose unas a otras: - ¿Quién
nos va a quitar la piedra de la entrada del sepulcro? Pero, al mirar, vieron que la gran piedra
que tapaba el sepulcro ya no estaba en su lugar. Cuando entraron al sepulcro vieron,
sentado al lado derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se
asustaron, pero él les dijo: - No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue
crucificado. Ha resucitado; no está aquí, miren el lugar donde lo pusieron (Marcos 16:1-6).

Ahora analicemos pues: Jesús fue sepultado el Viernes entrada la noche, o sea a las seis
de la tarde o un poco más; y cuando las mujeres llegaron al sepulcro, el Domingo muy temprano,
apenas salía el sol, ya Jesús había “resucitado”, ya no estaba su cuerpo en el sepulcro. Juan lo
reseñó así: El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano,
cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra del sepulcro que tapaba la entrada.
Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien
Jesús quería mucho, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde
lo han puesto! (Juan 20:1-2).

Para una mejor comprensión del tema, es bueno saber que bíblicamente, el Domingo es el
primer día de la semana y el Sábado es el último día, es el día “sagrado” o día de reposo, es el día
en el que todo creyente debe descansar y mostrar solemnidad, respeto y gran devoción, pues
esa es la voluntad del “Dios” de Abrahám, de Isaac y Jacob (Éxodo 3:6. Mateo 22:32) expresada
en la escritura a través de la ley (Éxodo 31:12-17 y 20:8-11. Números 15:32. Deuteronomio
13:6-9); y además, Jesús, personalmente ratificó, defendió y eternizó todos los mandatos y
reglamentos de la ley escrita en el Antiguo Testamento. Al respecto, Jesús claramente dijo: Pues
les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni
una coma (Mateo 5:18). Sabemos que lo que la escritura dice no se puede negar (Juan
10:35). Maestro: ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús contestó: ¿Qué está
escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? (Lucas 10:25). Y si queremos rectificar aún más que
Jesús no puso fin a la ley ni a los reglamentos escritos en el Antiguo Testamento, sino que por el
contrario los defendió y los ratificó, entonces leamos a: Mateo 5:17-20; o recordemos que en el
Padre Nuestro él invoca la voluntad del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, y esa voluntad solo se
encuentra expresada, con puntos y comas, en el Antiguo Testamento. (Para más claridad de
estos puntos, leamos: Agacé tu Voluntad y El Árbol de la Paz, en el blog: Mis Herejías Siglo 21).

También es bueno saber con claridad que el día de reposo como tal, comienza el Viernes a
las seis de la tarde, y termina el Sábado a las seis de la tarde; durante esas veinticuatro horas, no
debe ejecutarse ningún tipo de trabajo, incluso ni siquiera cocinar alimentos, por eso fue que las
mujeres esperaron que pasara el día de reposo –Sábado- para comprar los perfumes, pues ellas
como buenas discípulas de Jesús, respetaban la ley (Lucas 24).

Suponiendo que Jesús hubiese resucitado el Domingo en la madrugada, tendríamos pues


que Jesús solo estuvo sepultado aproximadamente treinta y seis horas: las doce horas de la
noche del Viernes, las doce horas del día Sábado y las doce horas de la noche de ese Sábado,
total: dos noches y un día. Esto claro está, en el supuesto de que Jesús hubiese “resucitado” en la
última hora de la noche del Sábado; pero la verdad es que la hora de la resurrección -si es que
sucedió- no se sabe, es incierta. Pero si tenemos en cuenta, como lo muestran los evangelios,

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que Jesús era un experto en el manejo de poderes sobrenaturales (facilidad de manejar energías
mentales, no espirituales, para producir efectos en el propio cuerpo físico, o en el cuerpo de otras
personas), salta entonces esta atrevida e irreverente, pero lógica pregunta: ¿Murió realmente
Jesús?... ¿O solo estaba en un trance auto inducido para producir un transitorio efecto cadavérico
o estado de casi muerte (algo como catalepsia)?.

Total: Ni Jesús resucitó al tercer día, ni el Hijo del Hombre estuvo dentro de la tierra tres
días y tres noches; por lo tanto, la profecía de Jesús fracasó y esa “Sagrada Verdad” de la Fe
Cristiana no pasa de ser otra más de sus muchas creencias fantasiosas sin fundamentos
históricos, lógicos o racionales; y lo peor aún, sin fundamento bíblico. Jesús dijo: Tres días y tres
noches; y tres días y tres noches son tres días y tres noches. Y también dijo: Cielo y tierra
pasarán, mas mis palabras no pasarán (Mateo 24:35), El cielo y la tierra dejarán de existir,
pero mis palabras no dejarán de cumplirse (Lucas 21:32)…. ¡Tenían que ser tres días y tres
noches para que las palabras de Jesús pasaran y se hubiese cumplido lo que él profetizó… Sí, el
cuerpo de Jesús tenía que haber permanecido en el sepulcro 72 horas (setenta y dos horas) y
no 36 como escasamente habría estado, ¡ó 24, o menos!… Definitivamente tenían que haber
sido tres días y tres noches. Esas fueron las palabras y la profecía de Jesús, “El Amigo Que
Nunca Falla”.

Aparte de lo anterior, si analizamos las cuatro versiones que de la resurrección hicieron los
“cuatro escritores sagrados”: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, encontraremos cuatro historias tan
diferentes la una de la otra, que pareciera como si cada “sagrado escritor” narrara un suceso
totalmente independiente del narrado por cada uno de los otros tres.

El tema de supuestos resucitados en la Biblia es amplio, y siempre con muertos


fresquitos, lo que por lógica elemental se concluye que esos muertos no habían muerto. Hoy
todos conocemos casos de personas que habiendo sido declaradas muertas por médicos y
forenses, de repente, y sin ayudas “divinas” ni de lunáticos ”iluminados” salieron de su trance de
casi muerte, o de su estado cataléptico y siguieron su vida normal. Desde el Antigüo Testamento
comienzan a verse los supuestos “muertos” resucitados: (1-Reyes 17:17-23). (2-Reyes 4:8-37).
(2-Reyes 13:20-21). Y en el Nuevo Testamento: (Mateo 9:18-26). (Lucas 7:11-17). (Hechos
9:36-43). (Hechos 20:7-12). Bíblicamente hay que admitir entonces que Jesús no fue el único
que, supuestamente, abría resucitado muertos.

3) Pero el que si desbordó la copa de lo absurdo, irracional, tonto y ridículo fue Mateo
cuando describió la muerte de Jesús: Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde la tierra
quedó en oscuridad. A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza… Jesús dio otra vez un
fuerte grito, y murió. En aquel momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
La tierra tembló, las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron; y hasta muchas
personas santas, que habían muerto, volvieron a la vida. Entonces salieron de sus tumbas
después de la resurrección de Jesús, y entraron en la santa ciudad de Jerusalén, donde
mucha gente los vio (Mateo 27:45-53).

Ahora analicemos: Para que las rocas se partieran, tuvo que ocurrir un terremoto de siete u
ocho grados en la escala de Richter, y eso hubiese destruido por completo la ciudad de
Jerusalén; y de semejante catástrofe no hay ningún registro histórico, como si los hay de otros
acontecimientos de menos trascendencia de la época. Ahora que muchas personas que hacía
tiempo habían muerto y estaban sepultadas, resucitaron en el momento que murió Jesús, o sea el
Viernes a las tres de la tarde y se quedaron en sus tumbas hasta el Domingo para salir todos

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esqueletudos a caminar por las calles de Jerusalén, para que mucha gente los viera; ¡eso es
ridículo! , es el colmo de la estupidez, pretender que la gente crea semejantes majaderías. ¿Qué
se quedaron haciendo esos muertos vivientes en sus tumbas desde el Viernes a las tres de la
tarde hasta el Domingo? ¿Desempolvándose? ¿Bostezando con ecos de ultratumba mientras les
traqueaban sus resecas mandíbulas? ¿Estirando sus huesudas piernas y tomando tinto, té o un
vinito? ¿Qué pasó con esos muertos vivientes? ¿Se quedaron en Jerusalén? ¿Cuánto tiempo
más vivieron? Si volvieron a sus destruidas tumbas ¿Cómo murieron de nuevo, o los enterraron
vivos? ¿Quién los volvió a enterrar? ¿Dónde están los registros arqueológicos, científicos e
históricos de semejante acontecimiento? ¿ Por qué solo Mateo registró ese tremendo
noticiononon?. ¿Por qué nuestros dirigentes religiosos de hoy, tan estudiados, evolucionados,
sabios e inteligentes, no nos aclaran estas realidades y sacan a los creyentes del profundo y
oscuro abismo religioso donde se hallan por culpa de las creencias, la fe ciega, los dogmas, la
idolatría y tantas falsas verdades? ¿Acaso no son dirigidos pues, supervisados e inspirados por el
Espíritu Santo? ¿Qué pasa que no son claros, objetivos y honestos con los creyentes y desmontan
esta milenaria y rentable farsa?. Un dirigente religioso que pretenda guiar ética, moral y
espiritualmente a las comunidades, tiene que ser una persona sensata, coherente, ecuánime y
ante todo muy racional, honesta y objetiva. Además, tiene que tener una mente abierta a muchos
conocimientos y no cerrarse a sus propias ideas nacidas en sus antiguas creencias heredadas
como imposición de sus antepasados.

Despertemos. Abramos los ojos a la realidad. ¡Estamos en el siglo veintiuno! ¿Cómo


aceptar que la base de nuestra religiosidad sea la mentira, el engaño, la estupidez y las ridiculeces
más extravagantes?. DIOS es Amor Infinito, es la Verdad Eterna y es Sabiduría Perfecta.
¿Cómo entonces pretender llegar a Él, revestidos de estupideces y ridiculeces, y además, de
tantas creencias y tradiciones que son desde todo punto de vista, absurdas e irracionales? El
espíritu se alimenta de verdades, de conocimientos racionales e inteligentes y de sabiduría. Las
creencias, las tradiciones, los dogmas y los ritos, lo mismo que la fe (ciega) y las teologías de
nuestras comercializadas religiones son un auténtico atentado a la razón, una ofensa directa a la
verdad y a la inteligencia humana, y un insulto vulgar y rastrero a la Sabiduría Divina. ¿Qué es
lo que durante tantos años, estudian los dirigentes religiosos, los teólogos, y los “iluminados”?.
¿Dónde está su capacidad de análisis serio, imparcial e inteligente? ¿Cómo es posible que estos
“i-lu-mi-na-dos” sigan engañando a los creyentes, haciendo creer que tantas majaderías, tantas
mentiras y tantas ridiculeces, sean verdad, y lo peor, que sean, disque, verdades reveladas?
¿Dónde está su sensatez, su razón natural y su sentido común?.

Ya somos almas adultas. Dejemos de ser idiotas útiles al servicio de estas empresas
religiosas que se enriquecen explotando la ingenuidad, la ignorancia y la fe ciega de los creyentes
que por pereza o por falta de tiempo no investigan ni razonan con inteligencia y sabiduría; con el
agravante que a la gran mayoría de los creyentes poco les interesa salir del oscurantismo
espiritual en el que han vivido por muchas generaciones . (Para más claridad de esto leamos: Los siete
hijos de Mria y: El Vino Licor Divino, en este mismo Blog: Mis Herejías Siglo 21).

Muchos creyentes de mentes inmaduras, delirantes de santidad, alucinan “divinidades” y


celestiales revelaciones; y, en su entusiasmo, se autoproclaman elegidos. Estos “elegidos” con
sus lunáticas fantasías y su acalorado misticismo acaban de hundir más al incauto creyente en el
fango de la ignorancia espiritual, donde las creencias, la fe ciega y la tenue luz de algunas
verdades de mediano valor social y familiar son tomadas como verdades de corte espiritual y
como lo máximo de la Sabiduría Divina.

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4) Veamos otro punto: Otra de las principales “verdades” de la fe cristiana, y de la cual se
enorgullecen los creyentes, es el hecho de que Jesús desciende del rey David, lo cual es
totalmente falso, pues el que es descendiente de David es José, el esposo de María; y todos
sabemos que José no es el padre de Jesús (Mateo1:1-25). Es más, Jesús mismo cuestionó esa
afirmación, y con justa razón, es que ser descendiente de David no era ningún mérito (Marcos
12:35-37).

Ocurre que, en cierta ocasión (y esto no es chisme), David vio a una mujer muy hermosa
que se estaba bañando y, que además, se estaba purificando debido a su periodo de
menstruación. Como David era el rey inmediatamente la hizo llevar a sus aposentos y se acostó
con ella y la mujer quedó embarazada. La mujer se llamaba Betsabé y estaba casada con Urías
que era un alto oficial del ejército, y en ese momento se encontraba lejos en batalla. Al darse
cuenta David del embarazo de la mujer hizo regresar de inmediato a Urías y de varias formas,
incluso emborrachándolo, trató que Urías se acostará con su esposa, pero Urías por razones
éticas, morales y religiosas se rehusó, pues al haber estado en el frente en batalla tenía que hacer
un ritual de purificación que duraba siete días, antes de entrar a los aposentos de su esposa, o
sea, de Betsabé (Números 31: 15-18); Urías respetaba la Ley y era temeroso de su Dios, algo
que David no hacía. Entonces, David, que no fue ningún angelito, para salirse de semejante lio
de faldas, y, para quedarse con Betsabé, tejió un sucio, macabro y astuto plan e hizo asesinar a
Urías. Más adelante, y fruto de esa oscura y pecaminosa relación nacería Salomón, dando inicio
así al “noo-ble” linaje del que unos mil años más adelante nacería José, no Jesús (todo el
chisme ¡eh perdón! toda la historia completa en: 2-Samuel, capítulos 11 y 12). De razón al
mesías lo le gustó para nada que dijeran que el descendía de David.
5) Marcos afirma en su evangelio, que Jesús fue crucificado a las nueve de la mañana del
Viernes (Marcos 15: 22-25). Mientras que Juan asegura que al medio día de ese mismo Viernes,
Jesús estaba en el palacio de Pilato sin que aún se le definiera su situación (Juan 19: 13-16).
6) Todos conocemos la historia que cuenta Lucas en su evangelio acerca de la mujer
pecadora que derramó el costoso perfume en los pies de Jesús (Lucas 7: 36-40). Pero Mateo y
Marcos, dicen que el perfume le fue derramado a Jesús, en la cabeza, no en los pies (Mateo 26:
6-9.Marcos 14: 3-5)
Dentro del popular sentir religioso de los pueblos, lo más importante pues, es creer. No
importa que, pero hay que creer. La Sabiduría no interesa, y la Verdad no se busca. Lo
importante es entumecer la mente para que no razone, y embriagarla con creencias de afirmación
o negación. Hay que agitar los sentidos engolosinándolos con fuertes dosis de fe ciega, con
carnavalescas reuniones, supersticiosos rituales y pintorescas ceremonias idolatras; o
simplemente con cualquier mediocre filosofía que acolite nuestros vicios y debilidades, y nos libre
de asumir serios compromisos en la vida diaria.

Abundan los amantes de las creencias, las filosofías facilistas y la fe ciega; pero que pocos
son los amantes de la Sabiduría y de la Verdad. A los ladinos profesionales de las creencias con
su marrullera, demagógica y muy bien preparada jerga teológica, los siguen millones y millones de
fieles e ingenuos creyentes; pero a los honestos profesionales de la Sabiduría Divina, que sin
costo alguno nos conducen a la Verdad ¿Qué pocos, demasiado pocos son quienes tienen la
humildad suficiente, siquiera para escucharlos?.
LA VERDAD ES EL FRUTO DE LA SABIDURIA. LAS CREENCIAS SON EL FRUTO DE LA
IGNORANCIA. LA IGNORANCIA NO ES PECADO, PERO MORIR EN ELLA ES CONDENABLE.
TEMAS RECOMENDADOS EN EL BLOG: CARNE DE CERDO Y EL MITO DE LA VITAMINA B12.

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