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Proceso de desarrollo de fármacos

El descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos es un proceso largo, normalmente transcurren entre 10 y


15 años desde la investigación inicial hasta el lanzamiento de un medicamento al mercado, incluidos los entre
seis y ocho años que transcurren entre los ensayos clínicos de Fase I y el lanzamiento al mercado. El proceso de
desarrollo consiste en dos fases: una fase de exploración, en la que se establece una Prueba de Concepto
(PdC), y una fase de confirmación, en la que se confirma este concepto en un gran número de pacientes
Fases de creación de un medicamento
1. Descubrimiento de dianas y diseño de fármacos.- Normalmente, el desarrollo de un fármaco empieza con la
identificación de una proteína asociada a una enfermedad humana. Estas proteínas se conocen como “dianas”.
Cuando se confirma que una diana desempeña un papel en una enfermedad, se realiza un experimento
conocido como “selección de alto rendimiento” para encontrar el compuesto químico o el anticuerpo que se
una a la diana o la impacte de manera que modifique la enfermedad. El compuesto químico o anticuerpo
resultante se convierte en un candidato a fármaco.
Seguridad y eficacia preclínica.- Antes de probarlo en humanos se debe determinar un perfil inicial de
seguridad y eficacia del candidato a fármaco. En esta fase, los científicos utilizan modelos informáticos y
pruebas de laboratorio para valorar la seguridad de dicho candidato.
Pruebas de Concepto.- Todos los candidatos a fármaco se llevan a la clínica como ensayos de Prueba de
Concepto que permiten probar rápidamente la eficacia básica del fármaco y recoger alguna información básica
sobre la seguridad y la tolerancia y el cumplimiento de las directrices de las pruebas clínicas tempranas
establecidas por las autoridades sanitarias.
2. Fase de confirmación: desarrollo del fármaco.- El modelo tradicional de desarrollo consiste en tres fases:
 La Fase I comprende los primeros ensayos clínicos de un nuevo compuesto en un grupo reducido de
voluntarios y estudian el perfil de seguridad del fármaco, incluido el rango de dosis seguro. Estos
estudios también determinan su absorción, distribución, metabolización y excreción, así como la
duración de su acción.
 En los ensayos de Fase II, el fármaco se prueba en un grupo mayor de pacientes con la enfermedad
estudiada a fin de evaluar su seguridad y eficacia y establecer la dosis terapéutica adecuada.
 La Fase III comprende los ensayos clínicos a gran escala con varios cientos a miles de pacientes con el
objetivo de establecer la seguridad y la eficacia del fármaco en las indicaciones específicas para la
aprobación reglamentaria.
Es necesario recopilar y analizar una enorme cantidad de datos, lo cual hace que los ensayos clínicos sean la
parte más costosa y que más tiempo requiere del desarrollo de los nuevos fármacos.
3. Registro/post-lanzamiento
Para registrar un nuevo fármaco, se deben recopilar los resultados de todos los estudios preclínicos y clínicos,
así como la descripción del proceso de fabricación, y presentarlos a las autoridades reguladoras. Si las
autoridades reguladoras están de acuerdo en que los datos prueban la calidad, la eficacia y la seguridad del
fármaco, se concede la autorización de comercialización. El nuevo fármaco puede entonces comercializarse y
ponerse a disposición de los pacientes. Una vez que el fármaco está en el mercado, es necesario seguir
vigilando constantemente los efectos adversos y comunicarlos a las autoridades reguladoras. Además, con
frecuencia se realizan programas de ciclo de vida –que incluyen ensayos clínicos de Fase IV– para explorar y
añadir nuevas indicaciones o mejorar las formulaciones existentes del fármaco.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA: SULFAMIDAS Y ANTIBIÓTICOS
En 1928 Alexander Fleming descubrió la penicilina y sugirió que podría usarse para tratar determinadas
infecciones bacterianas. Sin embargo, este uso no se consideró seriamente hasta 1940, cuando Howard Florey
y Ernst Chain (un científico huido de la Alemania nazi) consiguieron producir y presentar la penicilina en una
forma utilizable. Una serie de empresas del Reino Unido reconocieron su utilidad para el tratamiento de
heridas de guerra y comenzaron a fabricarla a partir de cultivos de Penicillium desarrollados en baterías de
botellas de vidrio. Las cantidades producidas eran insuficientes, por lo que Florey se desplazó a Estados Unidos
para convencer a las compañías farmacéuticas de que fabricaran penicilina. La empresa química
estadounidense Pfizer, de Brooklyn, fabricaba ácido cítrico mediante la fermentación de melazas. Después de
muchas investigaciones adaptó dicho proceso para producir penicilina. Después de la guerra, los tres científicos
recibieron el Premio Nobel por sus trabajos, y la penicilina pasó a estar disponible en todo el mundo.
Pronto se descubrieron otras sustancias activas contra infecciones muy diversas, que se denominaron
colectivamente antibióticos. Uno de los más conocidos fue la estreptomicina, descubierta por Selman A.
Waksman y desarrollada en los laboratorios de la empresa farmacéutica estadounidense Merck & Co., de
Nueva Jersey. Junto con los productos antibacterianos isoniacida y ácido p-aminosalicílico, la estreptomicina
curaba la tuberculosis, causada por el bacilo de Koch. El mencionado tratamiento y el uso de la vacuna BCG —
cuyo nombre eran las iniciales de los científicos franceses que la inventaron durante la guerra, los bacteriólogos
Albert Calmette y Camille Guérin— ha eliminado prácticamente la tuberculosis en Occidente.
En 1936 el patólogo alemán Gerhard Domagk, de los laboratorios Bayer, comprobó que la
sulfonamidocrisoidina, un tinte comercializado bajo la marca Prontosil, era eficaz contra la infección por
estreptococos. Estos microorganismos eran los causantes de la sepsis puerperal, una enfermedad que a veces
seguía al parto y provocaba frecuentemente la muerte de la madre. Se demostró que la parte activa de la
molécula del Prontosil era el radical sulfonamida, lo que estimuló a los investigadores farmacéuticos a sintetizar
una serie de fármacos nuevos conocidos como sulfonamidas o sulfamidas.
La acción eficaz de la isoniacida se descubrió simultáneamente en los laboratorios de Squibb, en Estados
Unidos y de Hoffmann-La Roche, en Suiza. Desgraciadamente para ambas empresas, la sustancia ya se había
sintetizado en 1911 como 'curiosidad química', por lo que no pudieron obtener ninguna patente para cubrir el
coste de la investigación y desarrollo del producto.
A partir de 1970 se establecieron en muchos países organismos gubernamentales para controlar la calidad, los
ensayos clínicos y el empaquetado, etiquetado y distribución de los fármacos. Conceden autorizaciones tanto
para los fármacos como para sus fabricantes y sus inspectores tienen derecho a visitar en cualquier momento
las instalaciones donde se fabrican y almacenan productos farmacéuticos. Otros organismos son responsables
de controlar la fabricación y distribución de medicinas y productos de crecimiento para animales. La
distribución de los numerosísimos fármacos disponibles a las miles de farmacias y clínicas existentes sería casi
imposible sin los servicios de distribuidores mayoristas estratégicamente situados que realizan suministros
diarios. Las farmacias locales, el último eslabón en la cadena del suministro de fármacos a los ciudadanos, son
inspeccionadas por agentes responsables de los diferentes ministerios o departamentos de Sanidad.

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