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Deja de arrepentirte por el pasado y toma las riendas de tu tiempo

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Por Elizabeth Grace Saunders 4 de mayo de 2019 Volver al artículo principal Comparte esta página Share Tweet Email
3 de mayo de 2019

Clemens Bilan/EPA vía Shutterstock

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Tal vez no te tomaron en cuenta para un ascenso o te quedaste sin trabajo; quizá pasaste varios
años en un programa de doctorado o tuviste un fracaso matrimonial; tal vez no viste a tus hijos
crecer o desperdiciaste tu salud, o quizá perdiste la confianza.

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No importa. ¿Por qué lo digo? Porque he sido consejera en administración del tiempo durante
los últimos diez años y he visto clientes que llegan con estos arrepentimientos (todos ellos
ocasionados por un manejo del tiempo deficiente) y los he visto liberarse. Te encuentras en la
cárcel de la mala administración del tiempo, pero la única persona que te mantiene encerrado
ahí eres tú.

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Yo sigo creyendo en ti. Sé que la manera en que administraste tu tiempo en el pasado no tiene
por qué definir cómo gestiones tu tiempo en el futuro. A continuación, te presento cuatro áreas
en las que necesitas hacer algunos cambios para que puedas ser libre al manejar tu tiempo. No
dejes que él te maneje a ti.

Cuando alguien cuestiona tus elecciones respecto al tiempo, te pones a la defensiva


Si aún no estás dispuesto a admitir que te arrepientes de tu pasado, estás atrapado en este
aspecto. Cuando tienes la oportunidad de tomar decisiones más equilibradas en el presente, no
lo haces.

Quizá cuando tus hijos te preguntan por qué no estuviste presente cuando ellos eran niños, no
admites que tienes remordimientos secretos respecto a las oportunidades que pudiste haber
perdido por ser incapaz de administrar tu tiempo. Podrías pensar algo como: “En efecto muy
pocas veces vi a mis hijos despiertos cuando vivían en casa, pero me ascendieron más rápido
que a cualquier otra persona de mi departamento”. Quizá incluso podrías resistirte a hacerte
responsable de tus actos en el presente debido a los remanentes del pasado. Podrías pensar
algo como: “Bueno, a mi esposa podría gustarle que llegue a casa a cenar ahora que los chicos
ya no están. Podría hacerlo, pero entonces tendría que explicarle por qué no llegué a cenar los
últimos veinticinco años y eso es algo que no quiero hacer”.

Lo que estás evitando en realidad

Hay ocasiones y etapas de la vida en las que de verdad no tenemos elección cuando se trata de
trabajar muchas horas. Admiro a los hombres y mujeres que hacen lo necesario para
arreglárselas con lo que tienen cuando no hay otras opciones.

Pero hay casos en los que sí tuviste opción y elegiste no administrar tu tiempo, con lo que
heriste a las personas que querías y que te querían. En esos casos, estar a la defensiva (lo que el
experto en relaciones interpersonales John Gottman describe como “autoprotección en forma
de indignación justificada o victimización inocente en un intento de repeler un supuesto
ataque”) puede sentirse como si estuvieras protegiéndote, pero en realidad te mantiene
encarcelado. Estás evitando sentirte culpable, avergonzado y escuchar unos cuantos “te lo dije”,
pero hacerlo te mantiene atrapado en los patrones del pasado. Eso abre brechas innecesarias
entre tú y tus seres queridos en el presente y el futuro.

Cómo liberarte

Para romper las cadenas de estar excesivamente a la defensiva respecto a la forma en que has
administrado tu tiempo hasta ahora, es necesario que te perdones a ti mismo. Reconoce y
acepta tus errores del pasado y luego perdónate a ti mismo. Podrías hacerlo de la siguiente
manera: “Me perdono por no planificar mi tiempo correctamente y por perderme los
acontecimientos importantes de la vida de mis hijos”, o “Me perdono por no establecer límites
en mi trabajo, pues mi matrimonio y mi salud fueron afectados”.
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Una vez que aceptes con sinceridad la realidad de tu pasado, podrás dirigir tu atención al
presente y hacer cambios para avanzar.

Asumes el fracaso antes de intentarlo


Si piensas: “¿Para qué me tomo la molestia? Estoy tan atrasado que no importa lo que haga, no
habrá diferencia”, quizá tu prisión sea una impotencia aprendida. Esta es una forma de percibir
el mundo en la que te vuelves inapropiadamente pasivo después de haber estado expuesto a
sucesos incontrolables en el pasado. En efecto, ahora tienes tiempo de trabajar en un proyecto,
pero ya te perdiste las primeras dos fechas límite debido a circunstancias que escapan a tu
control, así que en lugar de eso te pones a navegar en internet.

Lo que estás evitando en realidad

Puesto que la experiencia del pasado te ha demostrado que tus esfuerzos no tienen el poder de
mejorar tu situación, justificas tu falta de acción como una forma de evitar un esfuerzo que no
generará ningún cambio. Tu pasividad es una manera de sentirte en control de una situación
que parece incontrolable. A corto plazo, te aísla de la trampa de intentarlo, y de la sola
posibilidad de equivocarte, pero a largo plazo, solo será una sentencia totalmente garantizada
de que pasarás más tiempo en la cárcel del arrepentimiento.

Cómo liberarte

Intenta algo, lo que sea. No te concentres en que el intento te dé grandes resultados, o que te
dé resultados en absoluto. Siéntete feliz porque hiciste algo: abre ese documento del proyecto
que has evitado durante semanas y léelo durante quince minutos. Habrás avanzado quince
minutos del camino. En ocasiones, comenzar marca toda la diferencia y, quién sabe, tal vez
cuando hayan transcurrido esos quince minutos estés tan concentrado que le dediques otros
quince.

Sal del trabajo con el tiempo suficiente para ejercitarte antes de irte a casa. No tendrás un
cuerpazo de la noche a la mañana, pero tendrás una sesión de ejercicio de ventaja respecto al
día anterior. Cada vez que realizas una acción positiva (sin importar cuán pequeña sea)
acumulas evidencia real de que puedes hacer algo para mejorar tu administración del tiempo y
esas cositas comienzan a acumularse.

Dejas que los errores del pasado te paralicen


Esta podría ser tu prisión si comienzas a avanzar y haces cambios positivos… pero entonces las
consecuencias de tu mala administración del tiempo en el pasado te hacen sentir tan mal que
dejas de hacerlo. No puedes concentrarte porque no dejas de pensar: “Ojalá no hubiera
desperdiciado tanto tiempo, ahora llevaría un mayor trecho recorrido. No puedo creer que dejé
que las cosas empeoraran tanto. ¿Cómo pude perder tantas oportunidades para terminar
esto?”.

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Estos pensamientos se sienten como puñetazos en el estómago. En lugar de seguir avanzando,
escapas de la golpiza deteniéndote por completo y distrayéndote con algo que representa una
carga emocional menor, lo que significa que jamás cumplirás con los cambios que podrían
liberarte y mejorar tu forma de administrar el tiempo.

Lo que estás evitando en realidad

Si te suena conocido, lo que estás haciendo es evadir la dolorosa realidad. Si has perdido
tiempo, dinero y oportunidades, además del hecho de que tus acciones te dirigen hacia esa
realidad, puede resultarte difícil enfrentarla, pero es necesario si lo que deseas es reflexionar
acerca de los errores de tu pasado y progresar.

Es muy semejante a lo que sucede con quienes se están recuperando de una adicción y pasan
por un periodo de depresión cuando logran estar sobrios y comienzan a tomar acciones
positivas para administrar su tiempo, pues pueden sentirse peor antes de mejorar.

Cómo liberarte

Si dejas que la autocrítica del pasado te frene, seguirás tomando decisiones que te lleven al
arrepentimiento. No obstante, puedes elegir usar ese arrepentimiento como una fuerza positiva
en tu vida y aprender lo que no debes hacer. Así, cuando surja un pensamiento autocrítico
como: “De verdad lo eché a perder. No puedo creer lo retrasado que estoy con este proyecto”,
puedes pensar: “Sí, estoy atrasado a causa de mis decisiones pasadas, pero no quiero
atrasarme más, así que ahora voy a dedicar el tiempo que pueda a avanzar en él. Si hago lo que
hice en el pasado, solo empeoraré la situación”.

No te sientes digno de imponer tus límites


De vez en cuando, todos nos sentimos culpables de haber perdido oportunidades y tener
pendientes que nunca nos decidimos a cumplir. No obstante, si te niegas a marcar tus límites
con las personas porque en el pasado has hecho las cosas mal, la culpa podría ser tu prisión.

Es probable que ahora estés haciendo un gran trabajo, pero sabes que perdiste mucho tiempo
el año anterior. Te sientes culpable por no haber cumplido con las expectativas de los demás y
preocupado de que “te descubran”. Puesto que te sientes culpable por esa mala administración
del tiempo, respondes llamadas telefónicas del trabajo a las 22:30 o te quedas conectado a tu
correo electrónico todo el fin de semana. No te sientes digno de privilegiar tus propias
necesidades.

Lo que estás evitando en realidad

En este caso, en realidad estás evitando el conflicto o la posibilidad de que se presente uno.
Como te sientes incómodo con los sucesos del pasado, permites que otras personas te
controlen. Quieres evitar que se molesten y “demostrar” lo que vales. Temes poner límites y que
luego te vayan a recordar errores del pasado o que intenten usar dichos errores en tu contra.
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Cómo liberarte

Una vez que has corregido el pasado en la medida de lo posible, eres libre de abandonar la
cárcel del arrepentimiento y continuar. Tienes el derecho a decidir qué es bueno para ti y qué no
lo es, y un pequeño conflicto ahora para tomar el control de tu tiempo te ahorrará aún más
conflictos después. Debes tener el valor de establecer límites para poder tomar decisiones
sabias respecto a tu administración del tiempo en el presente y para tener un estilo de vida
llevadero y saludable en el futuro.

La libertad vale la pena el sacrificio


Es probable que lidiar con todo esto ocasione cierto dolor emocional a corto plazo. Podría haber
días, semanas, o incluso meses, dependiendo de la gravedad del problema, en los que sea
bastante doloroso; sin embargo, en el otro extremo se encuentra la libertad de administrar y
controlar tu tiempo sin que te preocupen las expectativas de los demás y sin estar encadenado
a tus propias exigencias emocionales.

La única manera de ser quien quieres ser y hacer lo que deseas hacer es liberarte.

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