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1 Versión preliminar especialmente impresa para el curso 2015 de la carrera Comunicación, de la Facultad de
Ciencia Política y RRII. Se ruega no citar o reproducir sin autorización, excepto a los efectos de la materia.
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Transcurridos esos períodos, y con la ampliación de población que las nuevas
condiciones permitían, fueron conformándose sociedades que trascendieron
largamente la dimensión de “tribus”, requiriendo de una organización social
más compleja, desarrollándose los principios de organizaciones económicas
menos rudimentarias, basadas en la explotación de la tierra, el cultivo, el
pastoreo, explotación fluvial y forestal, algunos minerales, lo que fue mejorando
las condiciones generales de vida y expandiéndose la población. Se crearon
los primeros utensillos de madera, de arcilla y luego de metal, que facilitaban
las tareas en general, y las actividades productivas en particular. La necesidad
de tierras dio origen a la incorporación de nuevos territorios, la expansión de
las comunidades más fuertes, que subordinaban a las más débiles, tomando
posesión de territorios, recursos, y a las poblaciones más vulnerables,
esclavizándolas.
Se sucedieron organizaciones de tipo imperial, basadas en la expansión
territorial y el trabajo esclavo de habitantes de tierras colonizadas,
centralizadas en el poder de sectores de la sociedad cuya base de
sustentación jerárquica estaba ligada, en primera instancia, a la descendencia
divina, herederos y sucesores de los Dioses, íntimamente ligada a aspectos
religiosos y culturales de la comunidad. En segundo lugar, y derivado del
anterior, la capacidad de posesión de las tierras conquistadas y sus habitantes
(los esclavos), que les otorgaban el poder de disponer de los frutos del trabajo
rural, y todos sus derivados.
Los imperios más importantes fueron en general conjunto de imperios
regionales más pequeños unificados bajo la hegemonía de otro más poderoso,
que dieron lugar a largos períodos de crecimiento, esplendor y agotamiento de
las instituciones imperiales. Pueden mencionarse brevemente, a modo de
ejemplos, la sucesión de las siguientes organizaciones imperiales:
Egipto y la Mesopotamia, donde fructiferó una organización sustentada en
la explotación intensiva de la tierra y acompañada por una férrea
estructuración política centralizada, con eje en el Faraón;
El Imperio Griego y los Fenicios, constituidos por ciudades-puerto como
Tiro, Sidón, Biblos, Rodas, Odesa y Palermo, por ejemplo, donde la
actividad agrícola servía de apoyatura al comercio marítimo e intercambios
interregionales, como principales actividades; y
El Imperio Romano de Occidente, que basó su impresionante expansión en
la compatibilización y potenciación de las actividades productivas rural, la
tierra, y las redes comerciales de ultramar.
En todos los casos debe mencionarse la imponente fortaleza militar que
desplegaron, como forma de defender, consolidar y extender su poderío; al
tiempo que se caracterizaban por la construcción de formidables monumentos,
panteones y altares que, desde la perspectiva económico-política, seguramente
contribuían a respaldar la posición de liderazgo y preeminencia política de los
emperadores Estas características pueden interpretarse como destinos
específicos del excedente tendientes a fortalecer y proyectar en el tiempo la
figura de la dirigencia política. Pero también se construyeron caminos, canales,
puentes y acueductos, que evidentemente tenían por finalidad la de integrar
regiones a las respectivas áreas de influencia imperial, así como la de facilitar y
asegurar el transporte de ejércitos y mercaderías desde lejanas provincias
imperiales al epicentro político correspondiente.
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Dentro del Imperio Griego se destacaron eminentes pensadores, filósofos y
políticos que abordaron a veces cuestiones económicas:
• Platón (Atenas, 427 – 347 a.C.), que se preocupó por la planificación de un
Estado ideal en el que se evitarían instituciones decadentes y se
superarían las injusticias existentes,
• Aristóteles (Estagira, Macedonia, 384 – 322 a.C.), que desarrolló las
principales ideas sobre el Estado, discutió sobre la usura y la remuneración
del trabajo, el valor, el intercambio, la adquisición y formación de la riqueza,
etc.
• Jenofonete (Atenas, 431 – 354 a.C.), que escribió ensayos sobre
agricultura e impuestos, preocupado por “Las formas de aumentar los
ingresos de Atenas”, como se llamó su obra principal, del 355 a.C.
En Roma se destacaron juristas que, más dedicados a cuestiones del derecho,
abordaron aspectos económicos de su sociedad, como:
• Catón (Tusculum, 234 – 149 a.C.), de origen plebeyo y agricultor,
condenaba las grandes propiedades agrícolas y proponía nuevos criterios
de distribución de las tierras;
• Varrón (Roma, 116 – 55 a.C.), propuso el retorno a los campos para evitar
el empobrecimiento de las masas y del estado;
• Columella (4 – 70 d.C.) y más adelante Paladio (s. IV), escritores y
agrónomos romanos ambos, se preocuparon por la decadencia de la
actividad agrícola y recomendaban la diversificación productiva.
2 Keynes, J.M. le dedicó todo el capítulo 23 de su obra fundamental de 1936, al análisis de las ideas y políticas
mercantilistas.
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formas y versiones), se constituye en régimen de acción predominante en la
Europa de los siglos XV a XVII, coadyuvando al fortalecimiento y desarrollo de
los estados-naciones en formación. Pero como en general se aplican en un
escenario feudalmente estructurado, con los terratenientes aún en la cúspide
de la pirámide jerárquica y del poder formal, aquel desarrollo va minando
también dicha conformación de la sociedad.
Con el despliegue del comercio, regional en primera instancia, luego
interregional, luego transoceánico, la esfera de poder real se fue trasladando
hacia los comerciantes, y su capacidad de forjar los perfiles productivos de los
estados, ahora pujantes Su contrapartida, la incapacidad que mostraba la
nobleza para orientar los flujos de acumulación, pronto se vio reflejada en las
limitaciones que encontró para incidir en los destinos de las incipientes
naciones. A lo largo de décadas fueron enormes las dificultades que tenía la
corona para recaudar los impuestos en el campo, a los campesinos, pero
también los aportes financieros de los terratenientes al rey y sus cortes.
El cuerpo doctrinario que respalda la El Mercantilismo es una doctrina de
doctrina del Estado, bautizado como pensamiento económico que prevaleció
Mercantilismo por Monchrétien en 1615, en Europa durante los siglos XVI, XVII
es un conjunto de ideas que, por el tipo y XVIII y promulgaba que el Estado
de énfasis que tuvieron en sus debe ejercer un férreo control sobre la
respectivas aplicaciones y por los industria y el comercio para aumentar el
resultados que mostraron respecto del poder de la nación al lograr que el valor
sistema productivo y la acumulación, de las exportaciones superen el valor de
distinguen tres modalidades: las importaciones.
3 Resulta interesante vincular estos embrionarios discursos con la aparición de algunas obras literarias
paradigmáticas. En 1.719, Daniel Defoe (Londres, 1660-1731) publica “Robinson Crusoe” un magnífico
clásico de la literatura donde se cuentan las peripecias de un náufrago en una isla del pacífico, que
sobrevivió sólo durante 28 años. Detalla cómo aprovechó los recursos con los que contaba, cómo
organizó su vida y actividades para conseguir el sustento y lograr la supervivencia. La posibilidad de
subsistencia de un individuo “aislado”, prefigura las ideas de sociedad como constelación armónica de
esfuerzos individuales. Robinson Crusoe es frecuentemente usado por el liberalismo como instrumento
para ilustrar la teoría de la producción y la elección del consumidor en ausencia de comercio, dinero y
precios. En tales circunstancias, Crusoe debe elegir la combinación óptima de tiempo dedicado a la
producción y tiempo dedicado al ocio. A su vez, debe elegir qué cosas producir en el tiempo que dedica
a la producción (usualmente las alternativas consisten en recolectar cocos o elaborar herramientas de
caza y pesca)
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En una línea similar, el galés Robert Owen (Gales, 1771 – 1858), que trabajó y
dirigió empresas textiles de su propiedad, fundó una comunidad llamada New
Harmony en Indiana (Estados Unidos) regida por criterios cooperativos,
intentando sentar en el nuevo mundo las bases de un sistema alternativo al
capitalista en ciernes, basado aquél en las necesidades del hombre, la equidad
y la armonía.
Con diferentes grados de componente metafísico (una interesante mayoría de
utopistas pertenecían a alguna congregación religiosa), la mayoría postulaba
ideales de escasa aplicabilidad concreta. O al menos los hombres de su tiempo
no les prestaron demasiada atención, quedaron en los registros más literarios
que prácticos, ya que las transformaciones marchaban hacia otros rumbos.
Solo algunos pocos llegaron a implementar alguna experiencia en ese sentido,
con el consabido fracaso.
Tres ideas innovadoras fueron los Establecieron un circuito que iba desde
principales aportes teóricos de los los campesinos, pasaban por los
fisiócratas: la sociedad constituida en artesanos y comerciantes, hasta llegar a
clases, determinadas éstas por su la nobleza, únicos destinatarios de la
función en el proceso productivo; la producción “final”. Llamaron a los
noción de que se producía un artesanos y mercaderes “clase estéril”, ya
excedente (produit net) que que consideraban que no aportaban nada
legítimamente debería percibir la en absoluto al valor originario de la
nobleza por ser propietaria de los naturaleza. Este es un aspecto
recursos naturales; y el instrumento interesante desde la perspectiva de las
para mostrar y medir los flujos de
ideas, pues negaban o soslayaban la
producción entre las clases, tanto de
subsistencia como excedentes, relevancia de esa clase en la formación y
conformando a su vez el mecanismo circulación del producto, precisamente en
de distribución del mismo. momentos en que eran los mercaderes
Estas tres ideas marcaron toda la dominaban ese circuito. Esto puede
producción teórica posterior y interpretarse como el sesgo ideológico del
sentaron las bases de la actual matriz discurso fisiócrata: precisamente la
insumo producto y el sistema de importancia de esa clase, que no les
cuentas nacionales que de ella deriva. convenía a nobles y cortesanos, les lleva
a subvalorar su relevancia y asignarle un
rol nulo en la producción y distribución.
Fruto de este proceso circulatorio, aceptaban que se producía un excedente de
las necesidades mínimas de la población en su totalidad. De lo producido, una
vez que la población había utilizado lo necesario para reponer las energías
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(alimentación, vestido y habitación) y el instrumental desgastado, la producción
excedía con creces las necesidades elementales de la nobleza y las cortes.
Llamaron a ese sobrante produit net, que percibían quedaba en manos del
señor feudal. Creían que esto era natural, por dos motivos: el primero por ser
los propietarios de las tierras y recursos que brindaban sus frutos; y el
segundo, pues al gastar ese excedente, la nobleza se constituía en
demandante del producto, gastaba ese sobrante en artículos elaborados dentro
del feudo, por lo que en su utilización, terminaba favoreciendo a campesinos,
artesanos y comerciantes, no en tanto ingresos o remuneraciones, sino en
trabajo.
Respetando el Orden Natural, sin intervención alguna de la autoridad, quedaba
garantizado el bienestar del conjunto de la comunidad. Pero dado que
abonaban la permanencia de la corona (los reyes, el soberano) como
institución rectora de la sociedad, era menester financiar los gastos del Estado
monárquico. Y en este punto es necesario reconocer que mantuvieron el
núcleo fundamental de su visión, ya que claramente eran los propietarios de
tierras los únicos que estaban en condiciones (dado el producto neto que
percibían) de aportar al sostenimiento de la corona. Para ello propusieron
incorporar un gravamen único sobre la tierra, cuya magnitud dependiera de la
extensión de las propiedades, por supuesto a cargo del titular. Esta postura les
granjeó las antipatías de la propia nobleza, beneficiarias absolutas de sus
postulados, que no accedieron a su aplicación y resistieron la medida. Como se
dijo, fueron los revolucionarios de Francia quienes recogieron parcialmente los
argumentos de la fisiocracia, para sostener ideas y propuestas alejadas,
cuando no opuestas, a los interesas de la nobleza.
En estos debates de ideas y políticas de los siglos XVI, XVII y XVIII surgen los
discursos liberalizantes, de no intervención de corporaciones, gremios o
autoridades (Estados) en el devenir económico de la sociedad, enfrentando el
argumento de que era necesario inducir e impulsar (o impedir y obstaculizar)
algunos procesos y comportamientos de los agentes económicos con el fin
lograr el avance de la producción y la riqueza. Aún hoy estas posiciones se
reflejan en los discursos más difundidos, luego de atravesar los aportes de la
Escuela Clásica inglesa y los Marginalistas, sosteniendo el librecomercio; la
crítica de Marx al sistema capitalista de organización social y productiva; las
sugerencias proteccionistas de Liszt (Alemania, 1789 – 1846) y la necesidad del
gasto público de Keynes (1936), entre otras corrientes que proponen la
intervención pública en la dinámica económica.
5 Utilizó el famoso ejemplo de los castores y los ciervos: si a los primeros se los cazaba en una hora y a los
segundos en dos horas, necesariamente deberían intercambiarse un ciervo por dos castores. La primera noción de
un “precio” en términos del tiempo necesario para producirlos, sin considerar el dinero.
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Ricardo no polemiza con su antecesor, sino que continúa y profundiza su obra.
Coincide con la idea de valor trabajo, idea que queda indisolublemente unida a
la producción primaria, ya que en esta actividad se elabora el alimento básico,
consumo del grueso de la población (los trabajadores). Así, despliega
inicialmente su modelo unisectorial, que supone existe una única actividad
productiva en la sociedad, y explica la forma en que se vinculan los propietarios
de tierras, con los poseedores de arados y semillas, y los campesinos que
trabajan la tierra para producir (grano, trigo).
La cantidad de trigo define la riqueza para Ricardo, que puede repartirse de
varias maneras entre los tres grupos de participantes en su producción. Los
empresarios que tienen semillas y recursos para contratar trabajadores alquilan
la tierra al terrateniente. Pautan un precio en trigo, utilizan semillas (de trigo) y
contratan trabajadores a cambio de alimento (trigo nuevamente) para obtener
trigo. En este modelo no hace falta moneda, pues es la única actividad de la
economía y las transacciones son en especie.
El aporte fundamental de Ricardo fueron sus leyes sobre la determinación de
las variables distributivas: la renta, el salario y los beneficios. La renta (el
alquiler que los empresarios productores agrícolas pagaban a los propietarios)
se establecía en la producción agrícola, en virtud de la aplicación de trabajo,
semillas y herramientas (en fin, trabajo y capital) a tierras de diferente calidad
(teoría de la renta diferencial). Así, la productividad en la última parcela
utilizada (de menor fertilidad) establece la cantidad de trigo que se producirá y
hasta dónde puede pagar el alquiler el empresario. Pero en las tierras más
fértiles y productivas, el mayor rendimiento generará mayores beneficios a esos
empresarios. La competencia entre los productores por las mejores tierras
llevará a que estén dispuestos a pagar mayores alquileres a los terratenientes,
con lo que el excedente que inicialmente perciben, lo ceden a los terratenientes
en mayores rentas por disponer de las mejores tierras. Es así como el
excedente lo reciben los propietarios de tierras, derivado del trabajo de
trabajadores y empresarios agrícolas.
Con este modelo unisectorial, Ricardo Un modelo es una simplificación de
muestra surgimiento de la renta que procesos o la estilización de
comportamientos que se dan en la
reciben los propietarios de tierras, que
realidad. La construcción de un modelo
resultará un mal uso del excedente, pues consiste en seleccionar algunas
estas clases malgastan o dilapidan dicho variables consideradas relevantes para
ingreso de la sociedad. Muestra la forma lo que se quiere analizar, dar por
en que, habiendo competencia entre sentados ciertos elementos que se
empresarios por las mejores tierras, las suponen contextuales o secundarios, se
ganancias de éstos quedan restringidas establecen algunas premisas respecto a
a un porcentaje de la inversión, y para elementos contextuales, de manera de
todos los empresarios dicho porcentaje poder estudiar con detalle el
es similar (rentabilidad homogénea, funcionamiento de las variables
también resultado de la competencia). seleccionadas inicialmente.
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Luego introduce el modelo bisectorial, incorporando bienes industriales
(estigmatizados con el hierro), como forma de estudiar cómo el excedente se
distribuye entre los sectores productivos, de qué factores dependen las
ganancias de los empresarios industriales.
Para ello elabora la teoría de los salarios, en la que establece la magnitud de
dicha remuneración. Plantea una lógica de largo plazo, en la que el salario
tiende a situarse en el nivel de subsistencia. Si el salario pagado (de mercado,
efectivamente pagado) fuese mayor a dicho nivel, las condiciones de vida de la
clase trabajadora mejorarían y harían aumentar la población con los años. Para
lealmente, con salarios altos, no aumentarían o disminuirían los puestos de
trabajo, la ocupación, con lo que al cabo de un tiempo habría muchos
trabajadores buscando trabajo, que escasearía, haciendo bajar el salario en el
mercado. Si el salario disminuyes por debajo del nivel de subsistencia, traería
efectos contrarios: disminuiría la población, habría más enfermedades y
mortandad, al tiempo que los empresarios no conseguirían trabajo suficiente en
el mercado para poner en marcha los procesos de producción.
Estas fuerzas de la oferta y demanda en el mercado del trabajo, en el largo
plazo, harían que el salario se sitúe en torno al nivel de subsistencia, para
beneficio del conjunto de la sociedad (Ley de Hierro de los Salarios).
Recordando que los salarios se pagan en trigo, bienes alimenticios, con lo que
el precio de los alimentos no resultará un problema para los trabajadores.
Pero el precio del trigo se basaba en la producción del grano en tierras poco
fértiles, por lo que el alto precio del mismo se explicaba fundamentalmente por
las rentas exorbitantes de los terratenientes, en un contexto proteccionista, que
prohibía la importación de grano del exterior, más barato (vigencia de la Ley de
Granos, herencia mercantilista sostenida por la nobleza terrateniente).
Para completar el análisis de la distribución, Ricardo postuló que los beneficios
quedaban determinados por la diferencia entre el valor de la producción y los
costos de producción. Era lo que quedaba al final del proceso, vendía la
mercadería elaborada, y pagados los salarios, la reposición del equipo
utilizado, y pagada la renta de la tierra (en la producción agrícola o rural). Como
se mencionó, construyó un modelo con dos sectores productivos, utilizó hierro,
una canasta de artículos industriales, metales preciosos, etc. para estudiar el
modo en que surgía la diferencia de valor que daba lugar a la ganancia. Pero
su esfuerzo fue infructuoso: se daba cuenta que el origen del beneficio no tenía
el mismo rigor y profundidad que el desarrollado para la renta y los salarios. De
ahí que se consideran en la teoría clásica los beneficios como residuales,
determinados por deducción. De esta postura se deriva que, para incrementar
los beneficios y dinamizar el proceso industrializador, es menester aumentar la
producción total, reducir las rentas, y mantener los salarios considerados como
alimento del trabajo, aunque reduciendo su precio para optimizar la
acumulación de los empresarios, motores de la prosperidad social.
Estas teorías se complementan efectivamente con la teoría de las ventajas
comparativas en el comercio exterior, para lo que será menester eliminar las
leyes vigentes, que protegían los intereses de la nobleza. La ley de granos
principalmente, obturaba el ingreso de alimento barato del continente, y si se
eliminaba dicha Ley sería posible conseguir el grano a menor precio que el
obtenido en Inglaterra, usando tierras de escasa fertilidad para regocijo de los
terratenientes. Con la liberalización entonces, se utilizarían menos hectáreas
(solamente las de buena calidad), se reducirá el precio del trigo (los alimentos,
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el costo salarial del empresario), pero manteniendo la cantidad de alimento que
reciben los trabajadores, en niveles cercanos a la subsistencia.
Creciendo los beneficios, habrá más inversión en instrumentos y equipos (en
capital), se crearán fuentes de trabajo, lo que en el largo plazo será benéfico
para el conjunto de la sociedad, aunque resignando intereses de la nobleza.
Más adelante Carlos Marx dará una explicación particular, diferente, desde su
perspectiva, al modo en que surgen los beneficios del empresario.
Algunos contemporáneos de los clásicos alzaron ideas diferentes, alternativas,
que denotan el estado de debate de la época, las diferentes interpretaciones:
Thomas Robert Malthus (Inglaterra, 1766 – 1834), con la teoría de las plétoras,
los desequilibrios, formaba parte de la corriente clásica, con matices.
Efectivamente, afirmaba que la población tiende a crecer en progresión
geométrica, mientras que los alimentos sólo aumentan en progresión
aritmética, por lo que llegará un día en que la población será mayor que los
medios de subsistencia, de no emplear medios preventivos y represivos.
Amigo personal y polemista de Ricardo (es famosa en economía la profundidad
y riqueza de su copiosa correspondencia) coincidía con la necesidad de una
clase de propietarios y otra de trabajadores, aboga por disminuir en todo lo
posible la desigualdad económica entre ambas clases. A lo largo del ensayo
sobre la población, clama en numerosas ocasiones por medidas económicas
encaminadas al aumento de la producción agrícola como único medio para
aumentar la "riqueza de las naciones", que él mismo considera indisociable de
un incremento en la felicidad de la población y en concreto en la mejora de la
situación de las clases más desfavorecidas.
Frederich List (Alemania, 1789 – 1846) se desempeñó en el servicio público y
la docencia universitaria de su país; luego como diputado, promovió reformas
administrativas. Fue encarcelado, y después de huir a Inglaterra y Francia,
retornó y fue enviado a Estados Unidos, donde permaneció entre 1825 y 1832.
Regresó a Alemania como cónsul en Leipzig.
Sus ideas económicas se consolidaron en Estados Unidos, donde fue
agricultor, luego periodista, y más tarde halló carbón en sus tierras, con lo que
logró asegurar su situación económica. Sus estudios sobre Hamilton, lo
llevaron a la economía, y a sus visiones englobadas en el llamado "Sistema
Nacional", que fue posteriormente realizado en el Sistema Americano.
Ya como cónsul americano en Alemania, contó con bastante reconocimiento,
contribuyó con sus ideas a la consolidación de la Unión Aduanera, que fijaba
tarifas e impuestos a la circulación dentro de los mercados de Prusia, y que fue
la base para la unificación económica de Alemania, y precursor del Mercado
Común Europeo del siglo XX.
List se oponía al principio cosmopolita en la economía contemporánea (Smith y
Say), y contra la doctrina absoluta del libre comercio, que armonizaba con ese
principio. Daba prominencia a la idea nacional e insistía en los requisitos
especiales de cada nación dadas sus circunstancias particulares y
especialmente el grado de su desarrollo, y cuestionaba públicamente la
sinceridad de los llamados al libre comercio de las naciones desarrolladas,
Inglaterra en particular:
“Cualquier nación que por medio de impuestos proteccionistas y
restricciones a la navegación ha alzado su capacidad manufacturera y su
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navegación tal nivel de desarrollo que ninguna otra nación puede sostener
la libre competencia con ella, no puede hacer nada más sabio que tirar
estas escaleras de su grandeza, y declarar en tonos penitentes que hasta
aquí ha andado por caminos errados, y ahora por primera vez ha triunfado
en descubrir la verdad”.
A diferencia de Smith, sostenía que el interés inmediato privado de las
personas no daría lugar al mayor bien de la sociedad. La nación se situaba
entre el individuo y la humanidad, y estaba definida por su lengua, costumbres,
desarrollo histórico, cultura y la constitución. Esta unidad debe ser la primera
condición de seguridad, bienestar, progreso y civilización del individuo. Los
intereses económicos privados, como todos los demás, deben estar
subordinados al mantenimiento, la realización y el fortalecimiento de la nación.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Alemania, Stuttgart, 1770 – 1831), es conocido
como un filósofo agudo e innovador, en quien se basara Marx para reformular
el materialismo dialéctico. Son poco conocidas sus ideas económicas, y no
fueron en verdad su gran preocupación. Retoma la tradición alemana del
cameralismo, un estado policial (aunque no en el mismo sentido exacto que
actualmente se le atribuye a este adjetivo) con fuerte capacidad de
intervención. Más allá de sus incumbencias en lo que a delitos se refiere, y a
diferencia de la noción actual del rol policial, también tenía otras funciones que
tendían al bienestar general. Si bien retomaba las ideas de Smith respecto a
las bondades de la libertad de circulación y el espíritu industrial, parecía
considerar imprescindibles las regulaciones del estado para lograr el bienestar.
Se lo reconoce en algunos aspectos precursor del Walfare State keynesiano
del siglo XX.
Por último es preciso mencionar a James Stewart Mill (Londres, 1806 – 1873)
quien sintetizó el cuerpo doctrinario fundamental de los autores clásicos más
importantes, incorporando su propia visión y estudios, creando lo que
actualmente se conoce como Teoría Clásica.
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análisis, precisamente oponiendo a esa idea las necesidades materiales de
subsistencia (materialismo dialéctico): la producción y la subsistencia. Este
enfoque llevó a Marx a estudiar la economía, como la concibieran los clásicos:
como la organización de la sociedad para producir los bienes necesarios para
la subsistencia.
En su pensamiento económico se basó en la obra clásica de los autores
ingleses fundamentalmente, para criticarlas, dialécticamente. La aplicación del
materialismo histórico lo llevó a estudiar con detenimiento los aportes en
economía, y fue D. Ricardo su autor más reconocido.
Como los clásicos, consideraba la sociedad compuesta por clases sociales;
pero a diferencia de ellos, distinguía dos clases: propietarios de medios de
producción (empresarios) y los trabajadores, que aportaban su trabajo a la
producción de las mercancías necesarias para la satisfacción de necesidades y
el sostenimiento de los miembros de la sociedad.
En la organización capitalista de la sociedad, ambas clases necesariamente
tienen que relacionarse para producir, ninguna puede hacerlo por sí misma,
constituyendo un sistema de relaciones sociales de producción particular,
diferente a los registrados anteriormente en la historia humana (esclavismo,
servidumbre, etc.).
Distingue el “trabajo abstracto” del “trabajo concreto”: el primero es la
capacidad de transformación que tiene la sociedad, de modificar la naturaleza
para satisfacer sus necesidades. El segundo es la concretización de esa
capacidad, la expresión palpable de la dimensión abstracta, inasible, y está
conformada por el propio cuerpo de los trabajadores. Las vísceras, músculos y
órganos que conforman el cuerpo humano, que se pone en movimiento para
producir, que requiere de energía para operar, que debe ser repuesta para
continuar el proceso (la subsistencia). A esta última llama la “fuerza de trabajo”,
que en el capitalismo es una “mercancía” similar a cualquier otra.
La mercancía “fuerza de trabajo”
Marx considera todo bien producido en condiciones
se compra (los empresarios) y se capitalistas como “mercancía”, en el sentido de que
vende (los trabajadores) en el es concebida y elaborada para ser comercializada
mercado, dada su capacidad de, en el mercado. A diferencia de otras formaciones
aplicada a las herramientas, sociales anteriores, que el productor utilizaba o
maquinarias e insumos, consumía parte o la totalidad de lo que elaboraba,
transformarlas en artículos útiles producía para consumo propio y para otros, bajo
para la supervivencia humana. otras relaciones sociales, en el sistema capitalista el
trabajador produce para el propietario, que deberá
Y como toda mercancía pro- venderla en el mercado. El producto se
ducida, la fuerza de trabajo tiene despersonaliza, le resulta ajeno al propio productor.
un “valor de uso” y un “valor de De ahí derivan las nociones de fetichismo de la
cambio”, que conviene analiza. mercancía y la alienación a que se ve sometida la
clase obrera.
El valor de uso de una mercancía
cualquiera está dado por su
capacidad de satisfacer necesidades, de tener una utilidad para quien la utilice.
Entonces, el valor de uso de la Fuerza de Trabajo estará dado por su
capacidad efectiva de transformar materiales en cosas útiles, ya sea por sí
mismo o con el auxilio de herramientas, que faciliten su labor..
El valor de cambio de una mercancía cualquiera es medido, como los clásicos,
por el tiempo de trabajo necesario para producirla, y se intercambiará por
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mercancías que requieren tiempos de producción equivalentes. El valor de
cambio de la mercancía Fuerza de Trabajo estará dado por el tiempo requerido
para su (re)producción, es decir, el tiempo de trabajo necesario para elaborar
las cosas necesarias para reponer las energías desgastadas en el proceso de
trabajo. Esto es: los alimentos y cobijo del trabajador y su familia. Y es por este
valor de cambio de la Fuerza de Trabajo que es remunerado el trabajador. El
trabajo es remunerado por una magnitud (salario) equivalente a las
necesidades mínimas de subsistencia del trabajador y su familia.
Pero en condiciones capitalistas, el trabajo de los trabajadores contratados y
organizados en su conjunto, operando sobre máquinas y supervisados, tienen
la capacidad de producir un mayor valor de uso que el valor de cambio por el
que son remunerados. Esto deriva del trabajo abstracto mencionado
anteriormente, que es transferido a la producción a través del trabajo concreto
de los obreros, agregando valor a lo producido por el obrero individual. El valor
de lo producido por el conjunto de trabajadores en régimen capitalista supera el
valor de las energías desgastadas (y efectivamente remuneradas por los
empresarios), dando lugar a un valor excedente, denominado por Marx como
“plusvalía”. Es un valor, medido en horas de trabajo, que excede las
necesidades mínimas de subsistencia de la sociedad, los trabajadores y los
empresarios, y sus familias.
Valor de Uso > Valor de Cambio
Valor de Uso = Valor de Cambio + Plusvalía
V = C + V + Plusvalía
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la producción y obtienen más plusvalía con igual trabajo (reproducción
ampliada), pero la ganancia tiende a disminuir, pues C está en el denominador
morigerado por V. también en el denominador. Como cada empresa intentará
aumentar su producción y competir con otras empresas en el mercado y captar
más plusvalía del sistema, para mantener su tasa de ganancia aumentará más
C, deteriorando su tasa de ganancia.
El incremento de la tasa de plusvalía será resistido por los trabajadores, que
reclamarán mayores salarios: si aumenta V (en igual magnitud que C), se
mantiene la composición orgánica del capital, se neutraliza el aumento anterior
de plusvalía, pero se deteriora más aún la tasa de ganancia, que intentará
nuevamente recomponer los empresarios, reproduciendo la secuencia de
cambios, siempre tendiendo a caer la tasa de ganancia.
De ahí el conocido dictum de Marx acerca de que el capitalismo lleva en sí
mismo el germen de su propia destrucción. La propia dinámica del sistema
lleva a que se exacerbe la competencia entre capitalistas, tratando de ampliar
la plusvalía que obtienen, pero esto hace acelerar el proceso de acumulación
del capital. Si a esto se le agrega que, en fases de aumentos persistentes de
capital constante y productividad, el sistema tiende a generar un ejército
industrial de reserva, una porción de trabajadores desocupados, que permite
que el salario se mantenga en torno al nivel de subsistencia, pero que no
puede incrementarse mucho pues resulta insostenible socialmente (la lucha de
clases).
Esta secuencia, junto con otros mecanismos económicos y políticos, entre
otros aspectos) conforman la base de las predicciones de Marx acerca del
agotamiento del sistema, la organización capitalista de la sociedad. El
capitalismo va a transformarse, por su propia mecánica, en otro sistema, que el
autor considera más igualitaria.
Y en virtud de tales perspectivas, y el nivel de conflictividad que le es inherente
al sistema, es que algunos pensadores de la época tomaron otros fundamentos
para construir interpretaciones diferentes del funcionamiento de la sociedad,
del que deducirán diagnósticos totalmente distintos.
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