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Para ti abuela:

“Quiero confesarte que tengo miedo a perderte, miedo a no ser capaz de afrontar la vida el día
que ya no estés aquí, mi gran amor por ti, hace que te quiera tener en mi vida para siempre.
Quiero decirte que me siento orgullosa de ti, le digo a todos que tengo a la mejor abuela del
mundo, les hablo de todo lo que has hecho por mí y por todos los que amas, me encanta
describirte, les digo que a pesar de todos los problemas tu siempre le sonríes a la vida,
definitivamente eres el mejor regalo que me ha dado Dios.

Te admiro por la gran mujer que eres, te admiro porque de lo poquito que recibes, das sin esperar
nada a cambio, te admiro porque tienes un corazón tan noble, tienes un alma tan cristalina, tienes
todos los valores firmes, para mi eres casi perfecta.

Quiero que sepas que ese DIOS del que tanto me hablan mis padres, existe y te ama sin condición
alguna, te ama lo suficiente como para necesitar en el cielo, de un ángel como tú, él te acompaña
cada segundo del día, te cuida todo el tiempo, te toma de la mano en las noches y te levanta en las
mañanas, por eso quiero pedirte que le pidas que te lleve a su lado, que le pidas perdón, si algo
has hecho mal. Quien quita que haya un cielo solo para ti.

¿Abuelita sabias que yo daría mi vida por ti? Te juro que si yo pudiera cambiaria de lugar contigo,
yo soportaría ese sufrimiento por ti. Me haría feliz verte vivir sin dolor, me duele tanto estar tan
lejos de ti, no poder verte, no poder escuchar tu voz ni tu risa que le alegran la vida a cualquiera.

Abuelita quiero decirte que eres una mujer que vale la pena, vale la pena viajar por horas solo
para verte, vale la pena pasar una noche en el hospital con tal de cuidarte, vale la pena llorar al
saber que te duele la espalda o las piernas, o cualquiera parte de tu cuerpo y no lograr aliviar tu
sufrimiento, vale la pena quedarse toda una tarde en tu habitación y hablar durante horas contigo
sobre tu infinidad de historias, que siempre terminaban siendo un consejo para mi vida.

No puedo imaginar cómo será el mundo si nos dejas, ya no habría belleza en un amanecer, si tú te
vas la vida perdería esa esperanza, porque tú le das color a mis días oscuros, le das esa magia a mi
vida, esa magia con una pizca de felicidad que me hace fuerte, porque si te tengo a mi lado, lo
tengo todo.

Quiero pedirte que me perdones, por que pude haber hecho más cosas por ti, porque a veces
somos un egoístas y te hacemos sentir como una carga, perdóname por no haberte ido a visitar
más domingos, perdóname por esas visitas cortas, por no llamarte, perdóname por no poder
aliviar tu dolor y tu pena. Eres el regalo más maravilloso que tenemos y muchas veces no lo
valoramos. Pensamos que vas a estar toda la vida esperándonos sentada en tu habitación, nos
hacemos la idea de que siempre te tendremos, pero la verdad es que algún día, DIOS te va a
llamar, y ese día que partas de aquí, una parte de mí se ira contigo.

Siempre he pensado que puedo ser capaz de renunciar a todo, pero nunca me sentí preparada
para renunciar a ti, y creo que jamás lo estaré. Te amo, creo que mi amor por ti es el amor más
sincero que llegare a sentir, y el más puro. Gracias por ser mi abuelita.”

Puedo decirle a todos los presentes, que en realidad, los funerales no son para los muertos, en
realidad, son para los vivos, tal vez para consolarnos, para despedirnos, para hacernos la idea de
que nuestra vida cambia con la pérdida de un ser amado o no lo sé. Creo firmemente en que mi
abuelita nos está cuidando desde el cielo, a cada uno de nosotros, y de verdad quiero darle las
gracias por todo, pero en especial, por enseñarme que la verdadera riqueza no está en los bienes o
el dinero en el bolsillo, ella me enseñó que la verdadera felicidad y la abundancia está en el poder,
¡sí! El poder estar juntos. Ella me regaló una madre excelente, me dejó una madre que me ama
incondicionalmente, su herencia, para mí, es ella y cada uno de esos valores que sembró, esa
moral de ser una persona correcta y humilde, creo que a todos nosotros nos dejó eso, y debemos
empezar a ver a nuestros padres y a nuestras madres, como lo único que nos queda de mi
abuelita. A parte de su recuerdo. No podré abrazarla más, tampoco podré escucharla dándome la
bendición, no podré tomar sus manos, cuando busqué refugio, no podré hacerla reír, no podré
contarle mis problemas, mis alegrías y triunfos, pero si lo podré hacer todo eso y más con su hija:
mi madre, que es un reflejo de ella.

Abuelita, no sabes la falta que nos harás, Fernando vallejo dice en uno de sus libros: “aparte de
vos, abuela, en este mundo hoy por hoy, no hay inocentes, vos sos la última que queda, y ya te nos
vas a morir.” Por lo menos nos demostraste como ser fuertes ante la adversidad y las mil
tormentas. De ahora en adelante, mirare al cielo solo para ver tus hermosos ojos grises.

No es una despedida, ni un hasta pronto, porque sé que estas aquí en espíritu. El dolor es
incalculable, pero el amor es más grande.

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