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1- En el texto del Inca Garcilaso de la Vega: ¿Cómo se construye la imagen de la

mujer en el Tahuantinsuyo? Citar no menos de dos ejemplos.

La imagen femenina en Comentarios reales se construye bajo una representación


patriarcal que recae en una imagen subalternada, muy pegada al concepto y estructura
occidental, si bien es cierto en los Comentarios reales se reflejan una realidad de la
sociedad incaica muy diferente a los estereotipos hegemónicos europeos, también
hay que tener en cuenta que la visión de donde es escrita Comentarios reales es
masculina, cristiana y de conflictiva identidad, lo que decaerá en ciertas limitaciones
para representar el paradigma incaico, con esto no quiero plantear que se trata de una
visión completamente ajena a la estructura incaica, sino más bien poner en manifiesto
que el discurso del Inca Garcilaso de la Vega es continuamente conflictiva dado que
la identidad de Garcilaso se enuncia desde la tensión entre ambas culturas; la
occidental y la incaica. En ese sentido llama la atención la imprecisión con la que se
define el valor social femenino:
“Ya que hemos dicho la manera de casarse los indios en común, será bien
digamos cómo casaba en particular el príncipe heredero del reino. Para lo cual es
de saber que los Reyes Incas, desde el primero de ellos, tuvieron por ley y
costumbre muy guardada que el heredero del reino casase con su hermana
mayor, legítima de padre y madre, y ésta era su legítima mujer; llamábanle
Coya, que es tanto como Reina o Emperatriz. El primogénito de estos dos
hermanos era el legítimo heredero del reino.”1
Aquí, por ejemplo, la representación de la Coya se construye bajo la figura
masculina del Inca, es este último el que hereda por derecho el imperio, indicándonos
que la costumbre de casarse con su hermana legitima su derecho político y define la
estabilidad política asegurando que el reino permanecerá en el círculo familiar, es
entonces como la figura de la mujer noble se constituye con el fin de certificar la
figura masculina.
Por otro lado, muy diferente es la representación femenina que se visualiza con la
figura de las vírgenes, “decían que las mujeres del Sol no habían de ser tan comunes
que las viese nadie. Y esta clausura era tan grande que aun el propio Inca no quería
gozar del privilegio que como Rey podía tener de las ver y hablar, porque nadie se

1
Garcilaso de la Vega, 1963 (1609) Comentarios reales de los incas. Primera parte. Biblioteca de Autores
Españoles, Madrid, España.
atreviese a pedir semejante privilegio. Sola la Coya, que es la Reina, y sus hijas tenían
licencia de entrar en la casa y hablar con las encerradas, así mozas como viejas.”
(Garcilaso: 175) en torno a ellas se puede decir que existe un ambiente de mitificación
debido a que funcionan como figuras sagradas dentro de la estructura social un hecho
muy relevante porque se le otorga cierto poder de trascendencia religiosa a la imagen
femenina, sin embargo, llama la atención la comparación lingüística que hace
Garcilaso entre las Vírgenes del Sol y las monjas, concepto que difiere mucho de la
autoridad sagrada de las elegidas, poniendo en manifiesto otra vez el conflicto de
identidad mediante la tensión en la conciencia lingüística. Ahora bien, el valor
trascendental que se le otorga a las Vírgenes va más allá de una figura religiosa. Sino
más bien, se las acerca a una construcción sagrada digna de una deidad esto claro
dentro de los parámetros jerárquicos privilegiados. Por último, habría que repasar la
construcción de la mujer de la clase baja; la mujer común se desarrollaba con ciertos
arquetipos, por ejemplo, es encargada de la administración doméstica, aunque
también hacen trabajos en el campo debido a la importancia de este, es importante
reafirmar lo que veníamos repitiendo líneas arriba: la representación femenina se
construye desde un paradigma patriarcal en el texto, estas líneas aclararán mejor el
panorama: “En algunas provincias muy apartadas del Cozco, que aún no estaban bien
cultivadas por los Reyes Incas, iban las mujeres a trabajar al campo y los maridos
quedaban en casa a hilar y tejer. Mas yo hablo de aquella corte y de las naciones que
la imitaban que eran casi todas las de su Imperio; que es otras, por bárbaras, merecían
quedar en olvido.” (Garcilaso 1609: 189) parece ser pues que era inaudito (bárbaro)
para el Inca Garcilaso de la Vega que el hombre sustituya las labores femeninas
dentro de los roles familiares.

2- En el texto del Inca Garcilaso de la Vega: ¿Cómo se puede entender la


religiosidad del Tahuantinsuyo que presenta el texto desde la teoría de Edward
Said (Orientalismo)?

Para el desarrollo de esta pregunta insistiremos en la subjetiva realidad incaica que


se presenta en Comentarios reales de los Incas puesto que la religiosidad del
Tahuantinsuyo debe ser entendida desde la otredad. Ahora, si repasamos la teoría de
Edward Said que indica que el orientalismo se define como un instrumento hegemónico
hacía oriente, y como instrumento o herramienta occidental, dicho sea de paso,
corresponde a un constructo ideológico, político, social y económico. Como en todo
ejercicio de colonización la disputa por el poder es primordial, por ello Said nos plantea
que la relación entre occidente y oriente es una relación de poder y complicada
dominación para ejercer tal dominación occidente ideó diferentes grados de hegemonía y
una de estas estructuras, vale recalcar la principal, para entender esta estrategia
hegemónica es la alteridad u otredad, cuando el teórico palestino menciona que “oriente
como contrincante cultural de occidente ha servido para que Europa se defina en
contraposición a su imagen, su idea, su personalidad y su experiencia”2nos da a conocer
que occidente conceptualiza a oriente a partir de las diferencias , es decir, se define a
través del otro y sus disimilitudes que pueda encontrar desde el imaginario cultural en el
que occidente se establece como un espacio superior, por ello la otredad vista desde el
paradigma occidental es una herramienta de poder que busca la diferencia con la exclusiva
finalidad de sublevarlo. En este punto, es imprescindible mencionar que Garcilaso no solo
escribe sobre el sistema religioso incaico sino también sobre lo sistemas religiosos que se
podrían entender como preincaicos o primarios como él indica, en ese sentido, el texto
nos introduce a la episteme religiosa describiendo la misma desde un lugar de enunciación
dificultoso en el sentido de que el discurso mestizo de Garcilaso adopta en ese instante el
paradigma occidental para hace una división de las etapas de la religiosidad; la primera
de estas la “primera edad”, donde las personas viven, desde la apreciación de Garcilaso,
como bestias salvajes y serán los incas los que llevan a cabo una labor humanizadora que
es a su vez civilizadora. Sería bueno detenerse en los detalles específicos citados por el
Inca Garcilaso para describir estas condiciones infrahumanas:
“Para lo cual es de saber que en aquella primera edad y antigua gentilidad
unos indios había pocos mejores que bestias mansas y otros mucho peores que fieras
bravas. Y principiando de sus dioses, decimos que los tuvieron conforme a las demás
simplicidades y torpezas que usaron, así en la muchedumbre de ellos como en la
vileza y bajeza de las cosas que adoraban” 3
En esta pequeña cita se puede percibir una religiosidad indigna del ser humano
entendida como la adoración de seres inferiores al hombre. Ya para referirse a la segunda
etapa Garcilaso también denomina idólatras y gentiles a los propios incas, la idolatría y
gentilidad de los Incas es menor y menos racional que la de las otras comunidades
antiguas, pero la etapa del progreso hacia mejores formas de vivir, para el Inca Garcilaso
está en la idea cristiana de Iglesia, en este punto es donde la otredad cobra vigor Garcilaso
sigue la corriente humanista de su época, propia de su consciencia occidental la cual se
apoya en la idea de progreso donde la civilización comienza con el incario y se completa
con la llegada del cristianismo y las letras. Por ello la visión del Inca Garcilaso de la Vega
sobre la religiosidad del Tahuantinsuyo se definirá en contraposición a la iglesia católica,
por ser idolatra y pagana, pero a su vez es un paso de antesala a la verdadera civilización,
en términos de Said, diríamos que dentro de la consciencia del escritor de los Comentarios
reales de los Incas se encuentra ya la idea de la hegemonía occidental la cual definirá
todo lo abyecto a su norma como una expresión inferior.

2
SAID. E. (1990). “Introducción”: Orientalismo. pág. 20.
3
Garcilaso de la Vega, 1963 (1609) Comentarios reales de los incas. Primera parte. Biblioteca de Autores
Españoles, Madrid, España. Pág. 38

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