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Elementos esenciales de planificación para la eliminación

contra la violencia de mujeres y niñas

Autores/as: ONU mujeres


Título completo: Elementos de planificación para la eliminación contra la violencia
de mujeres y niñas.
Editorial: ONU mujeres
País: Estados Unidos
Año: ND
Nº de páginas: 114
Disponible en:
http://www.endvawnow.org/uploads/modules/pdf/1372349315.pdf

Palabras clave: prevención, violencia de género, mujer, erradicación de la


violencia, violencia doméstica

Objetivo

Proporcionar una guía práctica para la planificación de estrategias y políticas públicas


orientadas a la prevención y combate a la violencia contra las mujeres.

Resumen del contenido

La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones a los derechos humanos
más sistemáticas y extendidas. Está arraigada en estructuras sociales construidas en
base al género más que en acciones individuales o acciones al azar; trasciende límites
de edad, socio-económicos, educacionales y geográficos afectando a todas las
sociedades.

Las Naciones Unidas definen la violencia contra las mujeres como “todo acto de
violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada”.

Según los datos por países disponibles, entre un 15% y un 76% de las mujeres
sufren violencia física y/o sexual a lo largo de su vida. Esta violencia se produce
mayormente en el seno de las relaciones íntimas, y muchas mujeres (entre un 9% y un
70%) señalan al cónyuge o pareja como el maltratador.
Dentro de este tipo de violencia, la inquietud de género y la discriminación
resultan ser la raíz de un problema arrastrado hasta día de hoy por desequilibrios
históricos, culturales y estructurales entre mujeres y hombres. Los factores de riesgo
que podemos encontrar son una variedad pudiendo ser individuales, de relaciones, de
comunidad y de la sociedad en sí. Algunos de éstos a destacar, podrían ser el abuso de
sustancias tóxicas, la pertenencia de las mujeres a grupos marginados o excluidos o la
presencia de disparidades económicas, educativas y laborales entre hombres y
mujeres, entre otros.

Las consecuencias a nivel individual y comunitario pueden provocar lesiones


inmediatas como fracturas y hemorragias así como enfermedades físicas de larga
duración, enfermedades mentales, problemas sexuales, pérdida de días laborales,
desembolsos o baja productividad, etc.

Algunos factores adicionales de riesgo que se encuentran relacionados con la


violencia por parte de la pareja íntima, que se han identificado en el contexto de los
Estados Unidos son: corta edad; deficientes niveles de salud mental relacionadas a una
baja autoestima, ira, depresión, inestabilidad emocional, dependencia, etc. Por otro
lado, entre los factores de protección que pueden reducir el riesgo de que mujeres y
niñas sufran violencia figuran, por ejemplo, la educación secundaria completa para
niñas (y niños) o retardar la edad de matrimonios hasta los 18 años.

Por todo ello, se elaboró unas estadísticas extraídas de “acabar con la violencia
contra las Mujeres y las Niñas”: Los datos, de una recopilación de UNIFEM, en 2010.
Algunas conclusiones a las que se ha llegado son que la desigualdad y la violencia de
género obstaculizan los esfuerzos de los países por reducir la pobreza, la violencia
contra las mujeres reduce la productividad y agota los presupuestos públicos, los
costes y las consecuencias de la violencia contra las mujeres duran generaciones, la
violencia sexual priva a las chicas de recibir educación, daña la salud reproductiva y la
salud materna, así como la del niño. También, alimenta la pandemia del VIH/SIDA, así
como un aumento de la peligrosidad en las vidas de las mujeres y niñas que viven en
barrios de tugurios y que ninguna de ellas en el mundo está completamente libre del
riesgo de sufrir violencia y abusos.

Tras estas conclusiones, se llegaron a unos objetivos como son: erradicar la


pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria y universal, promover la
igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la autonomía de la mujer, reducir la
mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras
enfermedades así como fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

Asimismo, los avances en la normatividad y en las políticas se encuentran


limitados por enormes desafíos cuya existencia perpetúan las distancias entre la
puesta en práctica, las mejoras en la resolución y la rendición de cuentas, e impiden
respuestas efectivas y programáticas. Las históricas y múltiples formas de inequidad
que persisten entre hombres y mujeres a lo largo de todas las sociedades permiten
que la violencia contra las mujeres y niñas continúen en los escenarios públicos y
privados. La discriminación y las barreras que impiden a éstas ejercitar sus derechos,
acceder a servicios y a más oportunidades, aumentan enormemente los riesgos de que
ellas experimenten violencia.

Plantea que la falta de responsabilidad estatal de tratamiento integral de la


problemática de la violencia contra las mujeres y niñas es un significativo obstáculo
para acabar con el problema. No obstante, un creciente número de países han
adoptado normas y políticas, que raramente van acompañadas de una suficiente
asignación de presupuesto, de mejoras necesarias a nivel institucional, de dotación de
personal, de infraestructura u otros apoyos que puedan requerirse a nivel nacional o
subnacional para su puesta en práctica.

A pesar de tratarse de un área que ha merecido creciente atención e inversión, la


información estadística sobre la magnitud, naturaleza y consecuencia de la violencia
contra las mujeres y niñas aún permanece limitada. Estudios cuantitativos realizados
aproximadamente en 100 países, aplican una amplia variedad de métodos en cuanto al
tamaño de la población estudiada y al tipo de información recolectada. Sin embargo,
usualmente, los estudios no recogen todas las formas de la violencia ni reflejan las
variantes existentes entre diferentes grupos de mujeres dentro de un país
determinado u otra información desagregada útil para la planificación.

Por otro lado, se establecieron una serie de principios guía que deberían fijar el
diseño, implementación, monitoreo y evaluación de todas las políticas, programas y
servicios relacionados al tratamiento de la violencia contra mujeres y niñas. Así, se
debe actuar conforme a las directrices éticas, asegurar la sensibilidad al género,
emplear medidas culturalmente adecuadas, tratar formas y escenarios específicos,
responder a la diversidad actuando dentro de un modelo ecológico, empleo de
programas que impliquen una serie de alianzas entre los diferentes agentes
involucrados tales como el gobierno, la sociedad civil y grupos de base comunitaria,
instituciones académicas y de investigación, y lo más importante, mujeres y niñas
sobrevivientes.

El documento plantea que se deben asegurar enfoques centrados en los


sobrevivientes y su empoderamiento incorporando iniciativas y estrategias de la
propia experiencia y hacer uso de la evidencia existente para ver qué funciona para la
prevención y respuesta frente a la violencia. Además, se deben dar las estrategias
principales para eliminar la violencia contra las mujeres y niñas invirtiendo en equidad
de género y en el empoderamiento de las mujeres e introducir o reformar legislación,
asegurar que las políticas multisectoriales y los planes de acción nacionales sean
integrales, asegurar presupuestos sensibles al género, promover la prevención
primaria y fortalecer los sectores clave (sector de la salud, de la seguridad, de la
justicia, de la educación, así como las situaciones de conflicto, post-conflicto y
emergencia).

También, se deben desarrollar respuestas comunitarias coordinadas, involucrar a


grupos clave como niños y niñas adolescentes, hombres y niños y líderes religiosos,
culturales y tradicionales. Asimismo, se deben desarrollar las capacidades para lograr
los objetivos a lo largo del tiempo, realizar investigaciones, recolección y análisis de
datos, realizar un monitoreo y rendición de cuentas nacional.

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