Вы находитесь на странице: 1из 21

Operaciones

confidenciales, cascos
enterrados en la arena y
sorprendentes testimonios
sobre los submarinos nazis
en la costa argentina
La "Operación Calypso" de la Armada en busca de naves alemanas, la
palabra de los testigos, los documentos oficiales, y los relatos de los
investigadores que siguen las pistas y la leyenda de los buques del
Tercer Reich que habrían llegado hasta nuestro país tras la caída de
Adolf Hitler

Por Julio Lagos


16 de junio de 2019

 Compartir en Facebook
 Compartir en Twitter
Submarino nazi U 232
-¡Carlos, tengo un video impresionante! ¡Se ven dos submarinos
nazis hundidos!

Exultante, el periodista Julio Ramos, director del diario Ámbito


Financiero, acababa de entrar al despacho del presidente Carlos
Menem.

-Está todo registrado con el magnetómetro…

Menem se contagió de su entusiasmo. Por eso decidió que comenzara


una investigación oficial:

-Le voy a ordenar a la Armada que ya mismo inicie un operativo en


la zona…

Esto sucedía en noviembre de 1996. En aquella época, el


investigador Abel Basti trabajaba en la corresponsalía de ese matutino
en Bariloche, donde además editaba La mañana del sur. Su relato nos
permite reconstruir los hechos:

-Viviendo en Bariloche, yo había escuchado montones de relatos. La


gente me hablaba de nazis, de submarinos, de desembarcos… Supe
que un piloto, Mario Chironi, en 1957 había visto desde su avión el
casco enterrado de un sumergible, un día de "sicigia", con gran
bajamar. Y empecé a investigar en un lugar que se llama Punta
Mejillones, en Caleta de los Loros, eso es Golfo San Matías, entre
Viedma y San Antonio Oeste. A Ramos le interesó y compró un
magnetómetro protónico, que mide desviaciones y detecta anomalías
magnéticas. Luego contratamos una embarcación, un equipo de buzos,
un ingeniero. Y navegamos hasta el lugar, exactamente a los 41 grados 3
minutos de Latitud Sur y a los 64 grados 3 minutos de longitud Oeste.

Submarino nazi en julio de 1945


-¿Y encontraron algo? -el cronista aventura una duda.
-Sí, se detectaron dos. Están tapados por la arena. Además tuve la
suerte de conseguir una foto satelital en la que se ven las dos siluetas. A
través del Centro Atómico nos conectamos con la NASA, uno de
cuyos satélites en un momento de bajamar captó imágenes
alargadas bien nítidas. Están en V corta, con el vértice apuntando a la
costa, a una distancia de 80 metros. Uno de los dos se ve como
fragmentado. Seguramente lo destruyeron con explosivos, para hundirlo.
Poco después, la decisión presidencial se concretó. Y la Armada
desplegó la Operación Calypso en 1997.

En el documento oficial, que estaba caratulado como "confidencial", se


decía: "Antecedentes históricos de la ARA reflejada en los acaecimientos
de los libros de navegación del año 1945, indican la presencia de
submarinos no identificados en la zona, los que fueron atacados
con bombas de profundidad…". Esta referencia a 1945 alude a una
llamativa cantidad de episodios similares, ocurridos en el litoral marítimo
argentino en esa época, muchos de los cuales permanecieron bajo
secreto institucional durante medio siglo.

El resultado de la Operación Calypso, se refleja en la Orden de


operaciones COOP número 3/97 – ORDOP: "Con esta información se
realizaron vuelos exploratorios con aeronaves S 2T, detectándose
anomalías magnéticas (MAD) que establecen la existencia de 1 ó 2
contactos fuertes en el área de referencia".

-¿Entonces la Operación fue un éxito? -le preguntamos a Basti.

-No. Todo terminó de una manera confusa, porque se rompió el radar. Y


todavía estoy tratando de conseguir el informe con el resultado oficial. Lo
que te puedo decir es que en Alemania, en el Museo Memorial de
Laboe, hay un mapa donde están marcados los lugares en los que
quedaron submarinos alemanes hundidos. Y en el Golfo San Matías
tienen una cruz.
Memo al ministro de Marina
A lo largo de los años, Basti reiteró su deseo de conocer las conclusiones
de aquel Operativo Calypso:

-Una vez, ante mi insistencia, me llamaron de la Armada. Y un oficial me


dijo: "Ya le dimos todo lo que teníamos Basti, no joda más. El resto lo
tiene el Ministerio de Defensa". En ese momento era ministra Nilda
Garré. Hice el pedido correspondiente y el Ministerio de Defensa me
contestó que se trataba de un secreto militar, expresión que no se
había usado hasta ese momento. Entonces inicié una demanda judicial.
Perdí en primera instancia. Apelé. Y en segunda instancia la Justicia me
dijo que se trataba de un "secreto de Estado", lo cual cierra todos los
caminos legales. Salvo que el Poder Ejecutivo, quienquiera que sea el
Presidente, ordene desclasificar los documentos…

-¿Pero se puede hacer nuevamente una búsqueda particular, como


la de 1996, quizás con elementos más modernos?

-¡¡¡Seguro!!! Y no solamente en Caleta de Los Loros. También en


Necochea.

Lo de Necochea es impactante. Enseguida vamos a contarlo. Pero antes


conviene hacer una salvedad.

Es probable que haya lectores que rechacen este tipo de relatos. Con
todo derecho, prefieren mantener las creencias tradicionales en la
materia: Hitler se suicidó en el búnker, no hubo submarinos
alemanes en el mar argentino y tampoco desembarcos en nuestra
costa.

En cambio, para aquellos que sean aficionados a estas investigaciones,


recomendamos la lectura de libros y artículos de diferentes especialistas:
Carlos De Nápoli, Julio B. Mutti, Jorge Camarasa, Laureano Clavero,
Pere Cardona, Pablo Javier Junco, Uki Goñi, Eric Frattini, el propio Abel
Basti, sus adherentes Simon Dunstan y Gerrard Williams, entre muchos
otros.

Y si lo consiguen en internet, Hitler está vivo. Probablemente sea el


primer libro en el mundo que arriesgó esa teoría.

Se publicó en 1947, apenas dos años después de terminada la guerra.


Fue escrito por un periodista argentino de origen húngaro,
llamado Ladislao Szabó. Trabajaba en el diario Crítica, de Natalio
Botana. Su trayectoria incluye dos hechos singulares. Por un lado, fue
uno de los traductores del Martín Fierro al idioma magyar. Y además, fue
jefe de publicidad de la Compañía Remington Rand Sudamericana,
donde ingresó en 1953 y renunció en 1958, al tiempo que demandaba a
la empresa por $ 300.000 de la época. Perdió ese juicio, en el que
reclamaba inútilmente el reconocimiento de sus derechos de autor: un
año antes había creado y consagrado el "Día de la Secretaria".

Ahora sigamos con Necochea…

Hace pocas semanas, Abel Basti recibió un llamado desde esa playa
bonaerense:

-Me dijeron que había aparecido en la arena un elemento de una


embarcación. Algo muy pesado, de acero. Me fui para allá, lo vi y lo
fotografié.
Timón hallado en Necochea
El objeto resultó ser un timón y quedó encajado en la costa, al norte de la
ciudad. No entendí por qué despertaba tanto interés, y menos aún
cuando el investigador me dijo:

-Saqué una muestra del material. Ya hicimos un primer análisis en un


laboratorio. Es acero naval. Ahora estoy pendiente del dictamen de dos
ingenieros, para determinar la composición del metal y la
procedencia. Hay que comparar con elementos similares en Alemania.

Confieso que me perdí un poco cuando Basti me empezó a hablar de


vanadio, silicio, oxígeno y tungsteno. Pero me sorprendí cuando afirmó,
muy convencido:

-Estos pueden ser restos del submarino alemán que quedó hundido
frente a la estancia Moromar.

Y me contó la historia.
Muestra del acero naval del timón
-Esto está documentado en el memorando N.S. número 246 de la
Armada Argentina, con fecha 30 de julio de 1945. Es oficial y tiene la
firma del capitán de fragata Matías López, que se la envió al Ministro de
Marina, que en ese momento era Héctor Vernengo Lima.

Lo que sigue me resultó más atractivo que el vanadio:


-Al atardecer del 27 de julio de 1945 el comisario Luis Mariotti recibió una
denuncia de un poblador de Necochea. Decía que unas personas
estaban haciendo señales luminosas desde la playa y que les
contestaban desde el mar. Fueron al lugar y detuvieron al hombre, que
era un vecino del pueblo. Era un artesano alemán, vivía en la calle 67
número 2632, le decían "Moreno". El hombre admitió que se estaba
comunicando con un submarino que se disponía a desembarcar.

Lo interrumpo:

-¿Y todo eso cómo se sabe?

-Está en el acta policial y así se lo elevaron al Ministerio de Marina. El


comisario decidió que una brigada inspeccionara el lugar. Allí fueron, en
tres autos particulares y encontraron infinidad de rastros y huellas de
camiones, en una zona por la que era muy raro que pasara algún
vehículo. También había marcas de objetos pesados, presumiblemente
cajas o botes. Los policías siguieron esos rastros hacia el oeste y
llegaron hasta la entrada de la estancia Moromar, que en es época
era propiedad de la empresa alemana Safico.Cuando quisieron entrar,
cuatro hombres que hablaban alemán, con ametralladoras en las manos,
les impidieron seguir y los echaron violentamente. Los policías no tenían
orden de allanamiento, así que volvieron a su comisaría. Desde allí
telefonearon a La Plata, para informar a sus superiores. No habían
pasado dos horas cuando el propio Jefe de Policía de la provincia de
Buenos Aires llamó personalmente y dio la orden terminante de concluir
la búsqueda y dejar todo como estaba.
Isaac Rojas y Pedro Eugenio Armaburu. El marino cuando era
edecán, fue enviado a investigar la presencia de submarinos
alemanes en las costas argentinas
Según otras referencias, posteriormente el ministro de Marina Héctor
Vernengo Lima envió a la zona a su propio edecán, para que
recogiera testimonios de los pobladores. Se desconoce si hay
documentación al respecto y si alguna vez será desclasificado. Lo que sí
se conoce es el nombre de aquel por entonces joven oficial: Isaac
Francisco Rojas, que mucho después sería vicepresidente de facto de
la Nación.

Mientras espera el resultado de los restos del timón que encontró en las
playas de Necochea, Basti afirma:

-En el mar, muy cerca de la costa, había unos fierros, unos rieles
clavados verticalmente, con base de cemento, y las puntas a veces
llegaban a sobresalir, cuando bajaba la marea. Tenían una argolla de
acero, era un amarradero de los submarinos alemanes.
¡Entonces recordé lo que una vez me contó el notable pintor marplatense
Néstor Villar Errecart!

Lo llamé. Está preparando su próxima exposición en Zurbarán.


Amablemente, hizo una pausa, dejó los pinceles y me ratificó la historia:

-Yo hice la conscripción en la Armada, fueron dos años, 1957 y 1958. Me


tocó a bordo del destructor "Misiones", donde yo era sonarista, es decir el
tripulante que está a cargo del sonar, el equipo de localización acústica.
Una mañana estábamos en la zona de Golfo Nuevo y me dispongo a
iniciar la rutina de contactos. Cuando empiezo a buscar, veo en la
pantalla una imagen alargada. "Una ballena", pensé ¡Pero comencé
a escuchar de abajo del agua un sonido de máquinas! Y los
animalitos no tienen motores. Le informé a mis superiores y enseguida lo
empezamos a seguir ¡Era un submarino! Al rato, el submarino detectó
que lo estábamos persiguiendo y entonces pegó la vuelta y se metió
detrás de nuestro barco. Ahí se dificultó la búsqueda y finalmente se
escapó.

Pero lo mejor de la evocación del gran artista plástico marplatense viene


ahora:

-El comandante ordenó que bajara un buzo para investigar. Y


cuando subió dijo que abajo había un atracadero de hierro para los
submarinos, unas estacas con unos ganchos.

El mismo hallazgo, en diferentes lugares.

Más allá de la credibilidad que merezcan todos estos testimonios, es


innegable que el tema tiene arraigo en la opinión pública desde hace
décadas. Y una consagración mediática fue la historieta en la que el
bonachón Ñancul, capataz de la estancia de Patoruzito, vio un
submarino en la playa:

Ñ ancul, capataz de la estancia de Patoruzito, ve el submarino


Quienes rechazan estas hipótesis aseguran que apenas puede ser el
argumento de una historieta. ¿Pero todo esto es una fantasía? ¿Vinieron
los nazis a la Argentina, lo hizo el propio Hitler?

Algunos documentos oficiales parecen confirmar que la historieta fue


muy real. El agregado militar de los Estados Unidos en Suiza,
general Barnwell Rhett Legge escribió en un informe del 28 de marzo
de 1945: "Hemos logrado establecer la existencia de un puente aéreo
regular entre Alemania y España. Los aparatos no vuelan sobre Francia,
sino sobre el norte de Italia y el Mediterráneo. Esos aviones de cuatro o
seis motores fueron construídos hace un tiempo ya, con el
propósito de asegurar la fuga de los peces gordos del nazismo
hacia Japón o Argentina en el momento propicio. En febrero de 1945
dos de esos aviones volaron a Buenos Aires. El dato ha sido
verificado. Los nazis están ahora enviando fondos y
correspondencia a Buenos Aires por la valija diplomática".
General Barnwell Rhett Legge
Otro informe, en este caso del general Milton Ladd, agregado militar en
la embajada norteamericana en Buenos Aires, al poderoso John Edgar
Hoover, jefe del FBI, decía el 4 de septiembre de 1944: "Una gran
colonia alemana en la Argentina proporciona grandes posibilidades
para proveer de un refugio a Hitller y sus secuaces, uno de sus
miembros, el conde Luxburg, ha sido mencionado como operando
un rancho, el cual serviría para proveer un refugio."

Y también asegura: "… ella (Argentina) serviría de punto terminal


para Hitler después de un vuelo sin parada de 7.376 millas desde Berlín,
en un vuelo construído especialmente, o como pasajero en un largo viaje
en submarino".

¿Pudo escapar Hitler de Alemania? Quienes sostienen esta tesis


aseguran que fue un canje: su salida de Berlín a cambio de la bomba
atómica.

Si esto fuese cierto, se entendería por qué Eissenhower demoró


a Montgomery y a Patton, que estaban muy cerca de la guarida de
Hitler. Y en cambio, permitió que el ejército ruso llegara primero. Eso le
dio tiempo al dictador nazi para huir.

¿Fue así? En cualquier caso, no estará de más apelar a Erwin K.


Oppenheimer, el científico alemán que había trabajado en Pennemünde
en el proyecto de la bomba atómica nazi.
Tapa del libro de Oppenheimer
En su libro Prisioneros del mundo atómico escribe:"En enero de 1945
nosotros ya teníamos tres bombas atómicas terminadas. En esos
días, Hitler sabía que perdía la guerra. Se hizo una reunión a la que fui
invitado y en la que estaban el propio Fhürer y Gõring. Hitler dijo: 'Yo
desaparezco de escena porque el problema soy yo. Le tiramos una
bomba atómica con una V2 a Londres y enseguida llamamos a un
armisticio en condición de fuerza porque tenemos dos bombas
más…'. Ahí empieza una discusión, porque Göring le dice que el Instituto
Kaiser hizo los estudios y se había comprobado que un bombardeo de
Londres con la bomba atómica iba a irradiar a Alemania, que los vientos
radioactivos llegarían a nuestro país… Entonces se decide negociar
con los americanos a cambio de la nuestra bomba".

Y también dice en su libro, editado en 1956:

"Fuera de un puñado de científicos del átomo y algunos políticos,


todo el mundo creyó que las dos bombas que aplastaron a Japón en
agosto de 1945 eran de fabricación norteamericana. En realidad
estas bombas eran el arma secreta de Hitler".

Cuando terminó la guerra, Erwin Oppenheimmer trabajó en los Estados


Unidos y paradójicamente colaboró con su homónimo Julius Robert
Oppenheimmer, científico norteamericano que trabajó en el proyecto
Manhattan.

El submarino U 234 rindiéndose frente a los oficiales del USS


Sutton cerca del puerto de Portsmouth
Todo esto parece increíble. ¿Será falso?
Lo que sí cierto es cómo se sucedieron los hechos, con una continuidad
que parece confirmar la existencia de un plan acordado:

* El 15 de abril el submarino alemán XB U-234 salió del puerto noruego


de Kristiansand. De esto hay constancia documental. Fue
aprovisionado para un largo viaje. Además los alimentos y el agua
potable para los tripulantes, llevaba 1.200 fusibles infrarrojos, que era la
"mecha" para detonar la bomba de plutonio. Misiles y cohetes de última
generación, los últimos radares desarrollados por los nazis, un avión
Messerschmitt 262 desarmado (primer avión de combate a reacción,
antecesor del Pulqui que luego se construyó en Argentina), planos,
microfilmes. Y algo fundamental: 560 kilos de uranio enriquecido, algo
que los norteamericanos aún no tenían.

* El 1ero de mayo Berlín se rindió ante los rusos.

* El 13 de mayo de 1945 -inesperadamente- el submarino U-234 se


entregó en el Atlántico norte, cerca del puerto norteamericano de
Portsmouth. Fue directamente a rendirse. Los científicos y los
materiales fueron llevados al laboratorio de Los Álamos, en Nuevo
México, donde se desarrollaba el proyecto atómico de USA.

* El 16 de julio de 1945 se hizo la prueba "Trinity" en el desierto de


Nuevo México, en Alamadordo, White Sands. Fue la primera prueba de
un arma nuclear de los Estados Unidos.

* El 6 de agosto de 1945 Estados Unidos tiró la bomba atómica


en Hiroshima.

* El 9 de agosto de 1945 hizo lo mismo en Nagasaki.


En sus memorias, Winston Churchill cuenta que en la conferencia de
Postdam, en julio de 1945, él y Truman le contaron a Stalin sobre la
experiencia en Nuevo México. Y la respuesta fue la de alguien que sin
duda estaba al tanto de un pacto:

-¿Ustedes también han conseguido la bomba atómica? ¡Qué suerte!


Esa bomba es tremenda, tírensela a los japoneses.

Frases atractivas, personajes interesantes, episodios sorprendentes. Las


certidumbres y las dudas se entrecruzan.

Respetuosamente, el cronista le pide permiso al viejo Heródoto -padre de


la Historia- para poner el punto final con una de sus enseñanzas:

-Me veo en el deber de referir lo que se me cuenta, pero no a


creérmelo todo a rajatabla.

Вам также может понравиться