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Ecofisiología
de anfibios
y reptiles
Resumen 483
ÍNDICE DEL CAPÍTULO
8
ANTONIETA LABRA
Centre for Ecological and Evolutionary Synthesis (CEES),
Department of Biology,
University of Oslo. Oslo, Norway.
MARCELA A. VIDAL
Departamento de Zoología, Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas,
Universidad de Concepción. Concepción, Chile.
RIGOBERTO SOLIS
Departamento de Ciencias Biológicas Animales,
Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad de Chile. Santiago, Chile.
MARIO PENNA
Programa de Fisiología y Biofísica,
Instituto de Ciencias Biomédicas, Universidad de Chile. Santiago, Chile.
Termorregulación
Los herpetozoos han sido llamados poiquilotermos (poikilo = variable, termo
= temperatura) debido a que al tener bajas tasas metabólicas, la adquisión y mantención
de adecuadas temperaturas corporales, dependen de una fuente térmica externa,
determinando que sus temperaturas corporales sean variables (Eckert et al. 1991).
Por el contrario, organismos como las aves, al generar calor a través de sus altas tasas
metabólicas, pueden mantener sus temperaturas corporales constantes, siendo llamados
homeotermos (homeo = constante). Sin embargo, Cowles & Bogert (1944) demostraron
que los reptiles son capaces de mantener temperaturas corporales bastante constantes
y relativamente precisas durante las horas de actividad, las que podían diferir bastante de
las temperaturas ambientales. Luego Cowles (1962) dividió a los organismos en función
de la fuente de energía usada para mantener la temperatura corporal: endotermos (endo
= adentro) dependientes de una fuente interna (metabolismo) como las aves y ectotermos
(ecto = fuera) dependientes de una fuente externa (e.g., radiación solar) como los
herpetozoos (Pough & Gans 1982). La dependencia de los ectotermos por una fuente
térmica externa, ha llevado a plantear que la temperatura ambiental es un recurso ecológico
por el cual estos organismos competirían (Magnuson et al. 1979, Tracy & Christian 1986).
Las variaciones intraespecíficas de Tc revelan que los lagartos tienen diversas restricciones
para la termorregulación, tales como disponibilidad de buenos parches térmicos, presencia de
competidores o depredadores (Huey 1982). En Microplophus atacamensis existirían potenciales
interacciones competitivas entre las distintas clases de edad; adultos y subadultos usarían perchas
térmicamente más favorables que los juveniles (Vidal et al. 2002). Por otra parte, el efecto de la
disponibilidad de los recursos térmicos queda de manifiesto a través de las diferencias estacionales
de Tc en Microlophus quadrivittatus (Báez & Cortés 1990) y Liolaemus occipitalis (Bujes
& Verrastro 2006).
M. peruvianus, que con mejores recursos térmicos, son más termoconformistas (Catenazzi
et al. 2005, Sepúlveda et al. 2008). Así mismo, esta independencia puede ser modulada
estacionalmente como se ha visto en Liolaemus wiegmanni y L. koslowskyi cuya independencia
térmica es alta solo en los meses más fríos (Martori et al. 1998, 2002).
Bogert (1949) señaló que lagartos de un mismo género tienden a tener temperaturas
corporales similares, independiente de donde habitan. Esto sugiere que la biología térmica
de lagartos es evolutivamente estable, lo cual sería apoyado por diversos estudios de especies
que habitan en Chile. De hecho, aún cuando el aumento de la información respecto a Tsel en
distintas especies de la familia Liolamidae (Liolaemus y Phymaturus) con rangos levemente
más amplios que los reportados previamente por Labra & Vidal (2003), es aún posible apoyar
Termorregulación conductual:
Cambios en la orientación del cuerpo a través del día han sido claramente documentados
en Phymaturus vociferator (Habit & Ortiz 1996). Al igual que en ésta especie, Pearson (1954)
indica que cuando Liolaemus signifier emerge de las cuevas, tienen la cabeza levantada,
en una superficie inclinada, con la espalda dirigida hacia el sol, lo que le permitiría exponer
Termorregulación fisiológica
Este mecanismo se centra principalmente en variaciones en el sistema cardiovascular,
donde la tasa de transferencia calórica entre las distintas partes del cuerpo se modifica por
cambios en la frecuencia cardíaca, y el flujo y redistribución de la sangre (Bartholomew 1982,
Seebacher 2000, Dzialowski & O´connor 2001). En la fase de calentamiento, la frecuencia
cardíaca aumenta, incrementando el flujo de sangre por unidad de tiempo, lo cual hace que
el calor ganado en las regiones más superficiales llegue rápidamente a las zonas más frías del
centro del cuerpo. Por el mismo principio, los reptiles pueden reducir la pérdida de calor del
centro del cuerpo, disminuyendo la frecuencia cardíaca (Seebacher 2000). Además, si la sangre
es redistribuida a la circulación sistémica, aumenta la proporción de sangre que va hacia la
Estudios en Liolaemus (Carothers et al. 1997, Labra et al. 2001, Enviado, Labra
& Bozinovic 2002) y Microlophus atacamensis (Sepúlveda et al. 2008) indican que las velocidades
de enfriamiento son más lentas que las velocidades de calentamiento. Los datos en Liolaemus
indican que sólo las velocidades de calentamiento serían un mecanismo adaptativo, puesto
que sólo estas velocidades se correlacionan con las condiciones ambientales en las cuales las
especies habitan (Carothers et al. 1997, Labra et al. 2001, Labra & Bozinovic 2002, Vidal
et al. 2008). Carothers et al. (1997) reportaron que las velocidades de calentamiento de Liolaemus
que viven en lugares de altura en la zona central, son más lentas que las que viven a baja altitud.
Sin embargo, un estudio posterior con 32 especies de Liolaemus, no muestra una relación entre
las velocidades de calentamiento y enfriamiento de las especies con las temperaturas ambientales
en las que habitan (Labra et al. Enviado). Por otra parte, comparaciones interpoblacionales
en L. tenuis y L. fabiani apoyan la propuesta de que las velocidades de calentamiento permiten
ajustes a las condiciones ambientales, ya que las poblaciones que residen a menores temperaturas
se calientan mas rápido (Labra et al. 2001, Labra & Bozinovic 2002, Vidal et al. 2008).
Por el contrario, Microlophus atacamensis no muestra variación geográfica de las tasas de
calentamiento y enfriamiento (Sepúlveda et al. 2008). Por otra parte, la condición reproductiva
afecta las velocidades de calentamiento de algunas especies; en L. monticola y L. fuscus las
hembras preñadas se calientan más lento que las hembras no preñadas, lo cual protegería
a los huevos (Labra & Bozinovic 2002).
Un mecanismo termorregulatorio poco explorado tiene que ver con los patrones de
respiración, evaporación pulmonar y su rol en reducir la temperatura corporal (Tattersall
et al. 2006). Distintas especies de Liolaemus de la zona central jadean o mantienen la boca
abierta a altas temperaturas (Carothers et al. 1997), y se ha reportado que en especies de
Pristidactylus la pérdida de calor puede llegar a ser muy importante a altas temperaturas, aún
cuando un factor modulador es la humedad ambiental donde viven las especies; P. torquatus
de zonas húmedas pierde más calor por evaporación pulmonar a altas temperaturas que
P. volcanensis, residente de zonas más secas de matorral (Labra & Rosenmann 1994).
Metabolismo
Los reptiles generan calor metabólico el cual no obstante, es termodinámicamente
insignificante y puede ser incluso inferior al calor perdido por evaporación, como se ha
determinado en Pristidactylus torquatus y P. volcanensis (Labra & Rosenmann 1994).
No obstante, aúnque los reptiles tuvieran una producción de calor semejante a un endotermo,
éste se perdería rápidamente debido a que carecen de mecanismos de aislamiento térmico
Metabolismo 501
como pelaje, plumas y/o grasa. Sin embargo, a pesar de los bajos valores metabólicos es
claro que los lagartos modifican sus tasas metabólicas en función de sus requerimientos.
Así, individuos de Liolaemus nitidus con colas cortadas tienen tasas metabólicas más altas
que individuos con colas intactas (Naya & Bozinovic 2006). En L. bellii la tasa metabólica
de reposo aumenta en un 36% luego de autotomizar la cola, sugiriendo un importante costo
energético en la síntesis de ésta (Naya et al. 2007).
Los intentos por establecer relaciones entre las tasas metabólicas y las condiciones
ambientales donde viven las especies o poblaciones, sugieren que el metabolismo es bastante
independiente de dichas condiciones. Por ejemplo, dos poblaciones de L. lemniscatus
que habitan a distintas alturas, no presentan diferencias en sus tasa metabólicas (Veloso
et al. 2007), y el metabolismo de Pristidactylus torquatus, que habita en bosques de Nothofagus,
es similar al de su congénere P. volcanensis, que habita en zonas de matorral (Labra
& Rosenmann 1994). Por otra parte, las tasas metabólicas de Homonota gaudichaudi
son comparativamente más bajas que las de otras especies de igual tamaño, lo cual
sumado a sus bajas temperaturas corporales, permitiría a esta especie explotar ambientes
nocturnos (Cortés et al. 1994). Las mediciones metabólicas han permitido además hacer
estimaciones concretas de los requerimientos alimentarios; Bozinovic & Rosenmann (1988)
determinaron que un individuo de la culebra Phylodrias chamissonis de 180 g consumiendo
un ratón de 30 g podría mantenerse activo por unos 18 días, a una temperatura ambiental
diurna de 27º C y de 15º C durante la noche.
Hematología
Las adaptaciones observadas en condiciones de hipoxia (baja disponibilidad de
oxígeno) son variadas, incluyendo aumento del hematocrito (porcentaje del volumen de la
sangre que ocupa la fracción de glóbulos rojos), disminución del tamaño de los glóbulos
rojos o incrementos en las concentraciones de hemoglobina (Bouverot 1985). Engbretson
& Hutchison (1976) sugieren que Liolaemus signifer tendría adaptaciones hematológicas para
Ecofisiología de anfibios
Termorregulación
El trabajo de Brattstrom (1963) constituye una de las primeras revisiones hechas
de la termorregulación de anfibios. Es notable que aún cuando existen varias similitudes
con los mecanismos de termorregulación en reptiles, particularmente aquellos
conductuales, los anfibios, al carecer de barreras en la piel que minimicen la evaporación,
tienen limitaciones para la conducta de asolearse. De hecho, la termorregulación en anfibios
Dado el importante rol que juegan las propiedades temporales y espectrales de las
señales acústicas de los anuros en la identificación especie-específica y selección de pareja por
A nivel individual, el canto de los anuros presenta gran variabilidad, la cual tiene
importancia para entender la comunicación intraespecífica. Así, de acuerdo a su variabilidad,
se distinguen propiedades dinámicas y estáticas en las vocalizaciones (Gerhardt 1991).
Una de estas últimas, la frecuencia de pulsos, es altamente dependiente de la temperatura y
es un atributo de gran relevancia en la elección de pareja por parte de las hembras, e.g., estas
prefieren cantos con propiedades temporales dependientes de la temperatura, similares a las
producidas por un macho a una temperatura similar a la propia (Gerhardt 1978). No obstante,
otras propiedades temporales de las vocalizaciones (e.g., tasa y duración de canto), son más
sensibles al ambiente social en que los machos vocalizan (Wells 1988, Wong et al. 2004).
Metabolismo y hematología
Una de las primeras mediciones del metabolismo de anuros en Chile fueron realizada
por Günther & Micco (1954), cuyo estudio incluyó diversas especies de distinto tamaño
corporal. Los autores concluyen que existe una relación negativa entre el peso corporal y el
consumo de oxígeno, reportando además que existe una relación negativa entre el peso corporal
y la frecuencia cardíaca. Posteriormente, usando medidas de consumo de oxígeno se determinó
que en Telmatobius marmoratus, una especie básicamente acuática, el intercambio gaseoso
a través de la piel es más alto del que se realiza a través de los pulmones (Ruíz et al. 1983).
Agradecimientos
Antonieta Labra agradece a Mario Rosenmann y Francisco Bozinovic por el apoyo
brindado para la realización de distintos estudios de ecofisiología. Este estudio fue parcialmente
financiado por los proyectos de Postdoctorado FONDECYT 3990021 (AL) y por el proyecto
de Doctorado CONICYT AT- 24050037 y PG-4-2005 del Departamento de Postgrado y
Post-título, Universidad de Chile (MAV). Agradecemos las significativas contribuciones que
Arturo Cortés y José Villavicencio hicieron a la versión inicial de este capítulo.
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