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20 de junio de 2018
Introducción
La inflación como fenómeno económico no se enmarca dentro de la historia reciente,
ni su estudio a las modernas escuelas de pensamiento. Ya desde el siglo XVI, de las
variaciones en los precios y la emisión de metales como moneda de cambio se comenzó
a observar una relación de causalidad que habrı́a de desarrollarse de manera más es-
pecı́fica en años posteriores.
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La inflación dentro de la polı́tica económica: objetivos y pers-
pectiva general
De manera general, se define a la inflación como el aumento generalizado y sosteni-
do en los precios en una economı́a (Heath, 2012), es decir, el incremento de los precios
de todos los bienes y servicios que los individuos adquieren en un horizonte temporal
continuo; este incremento se traduce en la adquisición de menores cantidades de bienes
y servicios con una misma cantidad de dinero, efecto conocido como pérdida de poder
adquisitivo. Esta pérdida de riqueza por el alza de los precios, por tanto, adquiere gran
relevancia en el estudio económico y se vuelve un objetivo fundamental para los gobier-
nos de las naciones y sus polı́ticas económicas. Es preciso señalar que existen diversas
formas en que se establecen las causas de la inflación –como se verá más adelante–,
además de diversos grados en que se concibe la inflación: inflación reptante cuando
no supera una tasa de crecimiento de 5 % anual, hiperinflación cuando supera el 50 %
mensual y galopante cuando se encuentra en el intervalo de los dos tipos anteriores
(Guillén Romo, 1990).
La polı́tica económica (PE), por su parte, por su misma complejidad ha sido desarro-
llada, criticada y evaluada desde diversas perspectivas y corrientes teóricas, por ello no
es posible aterrizar en un consenso general sobre qué es la PE, cuáles son sus objetivos,
herramientas o métodos para alcanzarlo o los juicios normativos o positivos sobre los
que debe operarse. Como menciona Grupe (1976), la polı́tica económica se define como
el conjunto de medidas o de medios que que se adoptan para alcanzar fines especı́ficos
u objetivos según la economı́a dada, es decir, las medidas adoptadas deberán tener en
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cuenta las formas en que se relaciona la sociedad, organización, polı́ticas vigentes, etc.,
para poder determinar un cierto número de instrumentos variables sobre los que es
posible operar.1
Grupe (1976) define dos tipos de polı́tica económica, las cuantitativas y las cuali-
tativas; las del primer tipo, a su vez, pueden dividirse como de corto y largo plazo,
correspondientes a la longitud del periodo en que se tienen planteadas. Las de corto
plazo corresponden a situaciones coyunturales de menos de tres años, mientras que las
de largo plazo abarcan problemas de horizontes de tiempo de hasta 10 años. En el
trabajo que nos ocupa, es posible definir al control de la inflación como una polı́tica
cuantitativa de corto plazo, pues solo se plantea el objetivo de alcanzar cierto nivel de
precios o cierta tasa de crecimiento de la misma.
Teorı́a cuantitativa
Ésta se divide en dos cuerpos teóricos. La primera, referente a la formulación clásica,
que explica el incremento en los precios a través de la ecuación de Fisher
M V = P T, (1)
M V̄
P = . (2)
T̄
La ecuación (1) establece que el valor del gasto total realizado en una comunidad es
exactamente igual a valor cobrado por los vendedores. Al introducir los supuestos de
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Por ejemplo, supongamos que una autoridad desea modificar el tipo de cambio a fin de que le sea
favorable, ésto serı́a imposible (al menos formalmente) si previamente la economı́a es regida por un
tipo de cambio de libre flotación; otro ejemplo serı́a si la legislación, vigente impide o reduce el número
de instrumentos que podrı́an ser modificados por una autoridad.
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que la velocidad del dinero, o número de veces que el dinero se intercambia V y el
número de transacciones T son independientes del saldo monetario nominal M ; y que
V y T son constantes a corto plazo, podemos deducir, como muestra la ecuación (2),
que el nivel de precios está en función de los saldos monetarios (cabe señalar que la
relación solo opera en ese sentido, en ningún momento puede suponerse que los precios
impactarán en los saldos monetarios). Esta teorı́a, por tanto, concibe al incremento del
nivel de precios o inflación como resultado de desequilibrios entre la demanda y oferta
de dinero, entre la cantidad que se requiere para realizar las transacciones y la cantidad
disponible para realizarlas.
M d = K (P · Y ) (3)
Inflación de costos
Esta caracterización, por el contrario, desde la versión tradicional, analiza la infla-
ción desde el lado de la oferta de mercado. De maner general, la inflación puede pro-
ducirse por diversos eventos: 1) si incrementan los salarios (wagedrift), ya que deberán
elevarse los precios finales para mantener el margen de beneficios; 2) si se modifican
directamente los márgenes de beneficio (mark-up); o 3, si se modifican otros factores
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que inciden directamente en la producción, como las materias primas. De la ecuación
P Y r = wN + (π + r) qK (4)
se define a P Y r como la renta monetaria (nivel de precios por renta nacional real),
en función de la suma de las remuneraciones tanto al trabajo (wN ) como al capital
((π + r) qK). Despejando P , y dividiendo numerador y denominador por N se obtiene:
w + (π + r) qα α = Y /N
P = (5)
β β = Y r/N
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Para esta teorı́a cuantitativa moderna, la demanda de dinero es equivalente a la
demanda de cualquier otro activo, entre el conjunto de los que pueden mantenerse por
el público formando parte de su cartera de activos. En consecuencia, puede tratarse
como una parte de la teorı́a del capital o de la riqueza. Los nuevos cuantitativistas
distinguen además entre demanda de dinero por parte de los consumidores y por
parte de las empresas. (...) suponemos un aumento de la oferta de dinero, se produce
un desequilibrio entre la cantidad de dinero existente y la que el público desea retener,
lo que da lugar a un conjunto de movimientos sobre la amplia gama de activos
mantenidos por el público, modificando a corto plazo la renta monetaria. En efecto,
al aumentar la cantidad de dinero se producirá un desequilibrio en la cartera de
una parte del público, que verá incrementada la proporción de dinero que desea
retener. Al intentar reequilibrar su cartera, estas personas demandarán otros activos,
empezando por los más lı́quidos, lo que hará aumentar su precio y disminuir su
rentabilidad. De esta forma, la demanda se irá extendiendo a toda la gama de activos,
siguiendo el orden tradicional dinero-activos financieros-activos reales-servicios.
La inflación estructural
Este tipo de inflación es concebida como un elemento de la estructura económica
misma, es decir, el problema de la inflación ya no se concibe como una distorsión en
los mercados, sino un problema que persiste, ya creciendo a tasas aceleradas o más o
menos constantes; desde esta perspectiva, la polı́tica económica ya no solo se engloba
dentro de las de tupo coyuntural, sino que deberá analizar otros elementos a largo plazo
que permitan modificar cualitativamente ciertos aspectos de un sistema económico.
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vidad entre los sectores industrial y de servicios, la tasa uniforme de crecimiento de
los salarios monetarios en ambos sectores, las elasticidades-precio y elasticidades-renta
diferentes para las producciones de los dos sectores y la imitada flexibilidad al descenso
de precios y salarios monetarios.
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Aunque cada administración realizaba las acciones pertinentes para el contexto en que se
encontraba, es posible señalar de manea general algunas de las polı́ticas implementadas
en estos años del siglo XX e inicios del XXI.
Para 1940, Gollás (2003), los objetivos más importantes de polı́tica económica co-
rrespondı́an a la creación de infraestructura fı́sica y a la producción de electricidad,
hidrocarburos y obras hidráulicas para asegurar al sector privado un suministro de
insumos baratos, además del estı́mulo de la inversión privada y la industrialización
del paı́s mediante el proteccionismo y asegurar bajas tasas de crecimiento de los sa-
larios en la industria. Hasta 1954 se presentaron fluctuaciones significativas del nivel
de precios, principalmente porque el Estado recurrió al ahorro interno para financiar
el déficit público, mientras que de 1955 hasta 1970 –etapa conocida como de Desarro-
llo estabilizador– se recurrió al financiamiento externo. EN el primer periodo, como
también menciona este autor, se recurrió al incremento de la oferta monetaria, de tal
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manera que en cuatro años (1950-1954) el dinero en circulación aumentó en 17.4 % por
año en promedio, mientras que de 1955 a 1957 ésta tan solo lo hizo en 2.2 %. Sin em-
bargo, para los primeros años de la década de 1940 y 1950, Aparicio (2010) argumenta
que el proceso inflacionario no se debió al déficit fiscal ni a la polı́tica monetaria, sino
a los impactos directos de lo que ocurrı́a en otras partes del mundo. En la etapa de
Desarrollo estabilizador, las bajas tasas de inflación sı́ pueden atribuirse al efecto de las
polı́ticas fiscales y monetaristas, a la escasa variación en los precios internacionales y a
que no se siguió una polı́tica de salarios atados, o indizados como dirı́an algunos, a los
aumentos en los precios (Gollás, 2003, pág 21).
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un plan heterodoxo cuyo eje central lo constituyó un acuerdo entre el gobierno y los
sectores obrero, campesino y empresarial para no subir los precios, ni exigir demandas
excesivas en salarios ni en elevar las ganancias, (Pacto de Solidaridad Económica), se
aplicó una polı́tica de ingresos (control de precios y salarios), donde el gobierno se
comprometió a mantener fijos la tasa de cambio y los precios de los bienes públicos,
y el sector privado, por su parte, a no aumentar los precios. Para este periodo, existe
un consenso en que la polı́ticas antiinflacionarias hasta la actualidad han dejado de
lado la importancia de otras variables como el crecimiento o la generación de empleos;
Monserrat and Chávez (2003), por su parte menciona que si bien se han cumplido con los
objetivos en materia macroeconómica sobre variables como el control de la inflación, no
se ha resuelto el problema del crecimiento y el empleo, además de la creciente caı́da en
los salarios reales y la casi inexistente expansión del gasto público. Estas consecuencias
se han extendido hasta estos años, en que las tasas de crecimiento, por ejemplo, no
superan el 2 % anualmente.
Conclusión
Si bien sı́ se han realizado diversas acciones en materia de polı́tica económica para
operó sobre la inflación, éstas no han tenido el impacto esperado principalmente a los
efectos internacionales que, como se observó, determinaron en gran medida las tasas de
crecimiento de éstas en algunos periodos. Además, estas etapas inflacionarias tuvieron
mucho que ver con las visiones generales sobre el rumbo que deberı́a tomar la economı́a
mexicana para alcanzar otros objetivos como la industrialización o el fortalecimiento
externo. Como se mencionó, la etapa que más resultados positivos en materia inflacio-
naria corresponde al periodo neoliberal, que logró reducir éstas tasas a un solo dı́gito,
sin embargo, a expensas de otros requerimientos necesarios que no han podido resolver-
se y que se han convertido en un tema que parece ser poco relevante para los hacedores
de polı́tica económica.
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Bibliografı́a
Fernández, A., Parejo, J., and Rodrı́guez, L. (1995). Polı́tica económica. México, DF:
Siglo XXI.
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