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EL PRODIGIOSO VIAJE DE SUN

CAPITULO I

Érase una vez, en una casa de una calle de la que no recuerdo tanto, un conejo que de hecho
casi era enteramente de porcelana , tenía brazos de porcelana y piernas de porcelana, manos
de porcelana y cabeza de porcelana, bueno como podríamos imaginarnos era todo hecho de
ese material. Su cuerpo estaba unido y articulado con alambres para que sus codos y rodillas
de porcelana pudieran doblarse, dándole libertad a sus movimientos.

Tenía unas orejas que estaban hechas de verdadera piel de conejo y el fuerte y flexible
alambre en su interior permitía colocarlas en diferentes posturas que reflejaban su estado de
ánimo del conejito: ya sea risueño, melancólico, hastiado, etc.

También poseía una cola que estaba hecha de auténtica piel de conejo y era suave y
esponjosa.

El conejito se llamaba SUN y era alto, media casi un metro de la punta de las orejas a la punta
de los pies, sus ojos estaban pintados de un azul claro penetrante.

En conjunto SUN era un conejito particular tenía unos bigotes que le daban una característica
excepcional; eran largos y elegantes, pero de procedencia incierta.

Por regla general SUN trataba de evitar pensamientos desagradables.

Su dueña, una niña de 10 años y de cabellos negros largos y unos ojos marrones oscuros como
la miel llamada Evelin , tenía casi tan buena opinión de SUN como el propio SUN , Cada
mañana después de vestirse para ir al colegio , Evelin vestía a SUN ; el conejo de porcelana
disponía de un extraordinario guardarropa compuesto por trajes de seda confeccionados a
mano, sus zapatos hechos a la medida de las pieles más finas y especialmente diseñados para
sus pies de conejo y una amplia colección de sombreros que contaban con orificios para sus
orejas y pantalones sastre bien a su medida que tenía equipado un pequeño bolsillo para el
reloj de oro de SUN, Evelin le daba cuerda todas las mañanas.

“Ya sabes SUN “le decía una vez puesto en marcha “Cuando la manecilla grande este a las 12
y la manecilla pequeña este en las 3 , regresare a casa para estar contigo”

Evelin sentaba a SUN en una silla del comedor que colocaba junto a la ventana de forma que
SUN viera el camino que conducía a la puerta de entrada de la familia de EVELIN.

Después le dejaba el reloj sobre la pierna, le besaba la punta de las orejas y se marchaba. SUN
pasaba el tiempo mirando la calle, oyendo el tic tac del reloj y esperando.

De todas las estaciones del años , la preferida de SUN era el invierno, porque entonces el sol se
ponía temprano y cuando las ventanas del comedor se oscurecían , SUN podía ver su reflejo en
el cristal y ¡que reflejo era el suyo!.

¡Cuán elegante se mostraba!, SUN no dejaba de asombrarse su propia figura.


Por la noche se sentaba a la mesa del comedor con el resto de la Familia de Evelin, todos
estaban ahí Evelin, sus papas, la abuela y su hermano, la abuela de EVELIN se llamaba Elena,
Cierto, las orejas de SUN apenas llegaban al tablero de la mesa y Cierto también se pasaba
toda la cena mirando fijamente el blanco cegador del mantel, pero estaba allí, un conejo
sentado en la mesa.

A los padres de EVELIN les parecía encantador que la niña creyera que SUN era real y que a
veces pidiera que repitiera una frase o una historia porque él no la había oído.

“Papá”, solía decirle “me temo que SUN no se ha enterado de lo último”

El padre de EVELIN se volvía hacia las orejas de SUN y hablando lentamente repetía lo que
acababa de decir en beneficio del conejo de porcelana. Y SUN por cortesía hacia EVELIN,
fingía que escuchaba, pero en realidad le interesaba poco lo que le dijera la gente y además le
tenían sin cuidado los padres de EVELIN y su actitud condescendiente a el. De hecho, todos los
adultos lo trataban con condescendencia.

Solo la abuela de EVELIN le hablaba como lo hacía EVELIN, de igual a igual. ELENA ere muy
anciana, tenía la nariz larga y afilada y unos ojos negros y bien saltones que brillaban como
estrellas oscuras, fue ELENA la responsable de la existencia de SUN , ella fue quien pidió que lo
fabricaran, quien encargo sus trajes de seda , y sus sombreros, así como su pantalón y todo era
una obra de arte de un experto artesano de Europa , Fue ELENA quien se lo regalo a EVELIN
en su 7mo cumpleaños.

Y era ELENA quien arropaba a EVELIN en su cama y a SUN en la suya

“¿Nos cuentas un cuento, Abuelita ELENA?”, preguntaba Evelin todas las noches a su abuela.

“Esta noche no, Señorita” decía ELENA.

“¿Cuándo? “Preguntaba EVELIN, “¿Qué noche?”

“Pronto” respondía Elena, “Pronto habrá un cuento”

Y después apagaba la Luz y SUN y EVELIN permanecían en la oscuridad del dormitorio.

“Te quiero, SUN” decía Evelin todas las noches en cuanto Elena se marchaba.

Decía esas palabras y aguardaba casi como esperando a que SUN le contestara.

SUN no decía nada, no decía nada porque, por supuesto, no podía hablar, Yacía en su camita a
lado de la cama de EVELIN, miraba fijamente al techo y escuchaba el aliento que entraba y
salía del cuerpo de la niña sabiendo que en breve se quedaría dormida. Como los ojos de SUN
estaban pintados y no podía cerrarlos, siempre estaba despierto.

A veces, si EVELIN lo dejaba en la cama de lado en lugar de dejarlo sobre la espalda, SUN podía
mirar por las rendijas de la cortina a lo alto, al cielo nocturno. En las noches claras las estrellas
brillaban y su luz brillante le confortaba de una manera que no lograba entender. Solía
contemplar las estrellas toda la noche hasta que al fin la oscuridad daba paso al alba y así SUN
contemplaba cada noche las constelaciones….aun desconociendo que esos cuerpos extraños
trajeran recuerdos.

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